31/03/05
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VÁZQUEZ INAUGURÓ LA COSECHA DE ARROZ 2005

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, inauguró en Treinta y Tres la cosecha de arroz 2005 en un acto que contó con la presencia de altas autoridades nacionales, cámaras empresariales y productores del sector.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA INAUGURACIÓN DE LA COSECHA DE ARROZ 2005, EN TREINTA Y TRES

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Presidente, directivos e integrantes de la Asociación de Cultivadores de Arroz, autoridades nacionales y departamentales, trabajadores vinculados a la producción arrocera; queridas uruguayas y queridos uruguayos:

Durante muchos años, cuando por razones de trabajo en el desempeño de mis responsabilidades políticas o simplemente por razones de orden particular, recorría el país y observaba el campo vacío, soñaba con un Uruguay de producción y trabajo, un Uruguay en el cual -como expresé al asumir la Presidencia de la República- nacer no sea un problema, ser joven no sea sospechoso y envejecer no sea una condena; un Uruguay donde la alimentación, la educación, la salud y el trabajo decente sean derecho de todos y de todos los días.

Ahora, en el ejercicio de la Presidencia de la República, al compartir con ustedes la recuperación de la tradicional jornada de inauguración de la cosecha arrocera, siento que ese sueño que tenía no era una quimera, que puede ser realidad, que debe ser realidad, y que de nosotros -las uruguayas y los uruguayos- depende que esa realidad se concrete.

Les agradezco, pues, que me hayan invitado a esta jornada trascendente para el sector arrocero y les agradezco también la hospitalidad con que me han recibido. Quiero agradecer también lo que hemos tomado en conocimiento hace algunos minutos, por parte del presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz, que esta Asociación dona 10.000 kilos de arroz para el Plan de Emergencia que el gobierno nacional va a llevar adelante. Gracias, muchas gracias.

Amigas y amigos: el arroz es el alimento básico de más de la mitad de la población mundial y es vital para la seguridad alimentaria del ser humano.

No es menor hablar de seguridad alimentaria cuando en el mundo actual predomina una concepción de la seguridad alarmantemente alejada de la dignidad humana, porque no hay libertad en el hambre ni hay paz en la desigualdad y en la injusticia.

Tampoco es menor que en la zafra 2003-2004 Uruguay haya cultivado 196.000 hectáreas, producido alrededor de 1.300.000 toneladas de arroz con cáscara, y exportado casi el 95% de dicha producción, convirtiéndose así en el séptimo exportador de arroz a nivel mundial.

Y todo ello, a pesar no solamente de coyunturas internacionales especialmente complejas, sino también -por qué no admitirlo abiertamente- de gobiernos nacionales que condenaron al sector arrocero a la incomprensión, a la soledad y al desamparo.

Que el Uruguay haya logrado tales niveles de producción y exportación, que hoy estemos inaugurando una cosecha que a pesar de la sequía se calcula que este año alrededor del 30% de la superficie sembrada se ha perdido, por efecto de la actual sequía, seguramente a pesar de todos estos inconvenientes mantendrá esos niveles y al mantenerlos dará cuenta de la inteligencia y el compromiso y el esfuerzo de esta Asociación de Cultivadores de Arroz y de quienes la integran.

Inteligencia para incorporar material genético adecuado en el momento preciso, para manejar el suelo o para diseñar y gestionar sistemas de riego sustentables. Compromiso y esfuerzo para -como dijimos hace un instante- mantener la producción arrocera a pesar de las adversidades. Pero también para aportar en la elaboración de la Ley de Riego o para impulsar con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, programas de investigación para el control de plagas.

Amigas y amigos: lo menos, lo menos, que puede hacer un gobierno en el desempeño de sus funciones es tratar de comprender la realidad que lo rodea y reconocer a los actores que la conforman.

Respecto a la producción arrocera, el gobierno nacional que asumió el 1º de marzo, cumplirá ese mínimo pero no se conformará con ello, pues gobernar no es solamente comprender y reconocer, sino que también es prever, articular y acompañar.

En tal sentido y en una línea de continuidad con aquellas propuestas de gobierno que ahora son compromisos del actual gobierno, como Presidente de la República quiero decirles que trabajaremos duramente en la construcción de un ambiente propicio a la producción arrocera; ambiente propicio en términos de: a) Política monetaria, otorgando previsibilidad al valor de la moneda. b) Política fiscal, operando tanto sobre la estructura de los ingresos como de los gastos del sector público. Este será un gobierno austero. Trabajaremos en una reforma fiscal que alivie al que trabaja y al que produce, y que pague más quien tiene más, para que pague menos quien tiene menos. c) Política cambiaria, nunca más atraso cambiario en el Uruguay. d) Políticas de innovación, porque el desarrollo productivo implica crear nuevas herramientas, procesos y productos, nuevos bienes y servicios, nuevas formas de organizar el trabajo. Ambiente propicio en términos de uno, políticas de integración para fortalecer el MERCOSUR. Queremos más y mejor MERCOSUR, también para que como bloque sea autosuficiente en materia arrocera y se fortalezca ante prácticas desleales de comercio internacional.

En horas de la tarde ingresaremos al territorio brasileño, invitados especialmente por el gobierno del hermano país.

Con el Presidente Lula vamos a hablar de todos estos temas, y vamos a defender por cierto, no sólo la producción arrocera del Uruguay, sino también la producción arrocera de la región.

En próximos meses o semanas visitaremos también la hermana República Argentina en una visita oficial. En ella también hablaremos con el Presidente Kirchner de todos estos temas.

Como les decía, hoy viajaremos a Brasil para considerar entonces con el gobierno de ese país, diversos asuntos de común interés y entre ellos varios que refieren específicamente a esta temática. Dos: no estaremos ausentes en el diseño de políticas de rotación y complementación entre la producción arrocera y la producción ganadera. Tres: de políticas que atiendan la dimensión social de la producción arrocera, salarios, capacitación y condiciones de trabajo de los trabajadores del sector, sin atender otro dato de esta realidad, que muchos de esos trabajadores zafrales son extranjeros y trabajan en condiciones irregulares. Cuatro: de políticas de uso más responsable y eficiente del agua y de la tierra, incluyendo en este rubro el abordaje de otro dato de la realidad; la extranjerización de la tierra en el Uruguay.

En fin, sin desconocer lo realizado, ha de reconocerse que aún hay mucho por hacer y que hay instrumentos para hacerlo, uno de ellos es la Comisión Sectorial de Arroz a la cual hemos de jerarquizar institucionalmente y fortalecer operativamente como ámbito de asesoramiento al Poder Ejecutivo en todo lo relativo a la producción y competitividad de la cadena arrocera.

Amigas y amigos, finalmente me siento honrado al declarar formalmente inaugurada la Cosecha Arrocera 2005.

Pero este honor lejos de ser autocomplaciente está lleno de exigencias, y lejos de ser un punto de llegada es más un punto de partida en un camino que debemos transitar juntos, cada uno haciendo lo suyo de acuerdo a sus competencias, de acuerdo a sus responsabilidades y de acuerdo a sus posibilidades, sin que nadie renuncie a ser lo que es, pero juntos todos los uruguayos, juntos, para trabajar en pos de la dignidad de la gente. Porque finalmente esa es la mejor forma de avanzar y la única forma de construir nación: todos los uruguayos juntos para mejorar la calidad de vida de todos los uruguayos.

Muchas gracias.

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, JOSÉ MUJICA

MINISTRO MUJICA: Señores todos, empezando por los peones rurales que hay acá en la vuelta y terminando en el Presidente de la República. Señores todos, ustedes saben que yo soy poco formal y en esta fiesta del trabajo tengo que agradecerle a los uruguayos que resistieron estos años; resistieron como pudieron, pero resistieron y las heridas están allí, muy graves, se precisaría a Mandrake para poderlas revertir.

Las herramientas están melladas porque sencillamente se hizo añicos en los últimos cinco años, el Estado tenía que renunciar a tener políticas, lo hicieron "pelota", quedó el Estado envejecido con las herramientas melladas.

Un Ministerio de Ganadería y Agricultura que debe tener un promedio de más de 50 años, con equipos tecnológicos que no se han renovado, con una Sanidad Animal totalmente envejecida. ¡Como para salir a registrar las "verijas" de los animales en la inmensidad del campo uruguayo!

Y eso tiene consecuencias que no son fáciles de revertir en una sociedad.

Es muy fácil criticar al Estado y sobran razones para criticarlo, pero cuando miramos para arriba y necesitamos ayuda nos acordamos del Estado pero el Estado somos nosotros. Y ese Estado interventor, que se metía en todo y que en gran parte lo burocratizó todo, no podía desembocar en un Estado irresponsable como desembocó, donde abandonó hasta la tarea policial elemental de cuidar la sanidad colectiva, del cultivo, de los animales, de no preocuparse de la investigación. Y los resultados están a la vista. Era lógico que tuviéramos una política monetaria inconsecuente.

¿Para qué queríamos Ministerio de Ganadería y Agricultura? ¿Para qué queríamos Ministerio de Industria si el mercado lo arregla todo?

Y vimos que el mercado no lo arregla todo y se necesita la voluntad organizada de los hombres. ¿Habremos aprendido la lección?

Bueno, arroceros, el dólar está a 26 pesos y yo quisiera decir otra cosa, pero tengo que decir que se va a mantener a 26 pesos; ni menos ni mucho más, lo quisiera tener a 30 pesos y esos son los números reales y con ellos hay que trabajar.

Lo peor que hay en la vida es decirle mentiras de circunstancia a la gente y yo sé que eso ha afectado la competitividad de los sectores francamente dedicados a la exportación. Pero la capacidad de maniobra que tiene este gobierno está en relación directa a las cuentas que le da y a la situación que hereda.

Lo mejor, entonces, es tener las cosas claras y definidas. Tenemos que luchar por otras realidades pero eso es el punto de partida; lo que está empeñado este gobierno es no jugar con la moneda más para abajo, para aliviar la situación financiera del Estado y los compromisos del Estado; eso es lo que está jugando. Segundo, yo creo que queda un mundo por delante y que el Uruguay tiene factores francamente competitivos con el arroz; no lo vamos a descubrir nosotros. Y tal vez tienen un techo en materia de áreas del cual estamos todavía un poco lejos.

Sé que hay departamentos enteros, como Artigas, que duplicarían el Producto Bruto si fuéramos capaces de organizar unas 60 represas de tierra para regar por gravedad, que significaría como multiplicar por dos ese departamento.

Sé que hay rinconadas que están esperando al arroz en este país. Sé que nos falta una ley de arroz, para la cual dentro de poco tendremos que convocarla para discutirla junto con los ganaderos. Ya es criminal, a esta altura, que quede un rastrojo de arroz sin sembrar una pradera; esto es criminal, y tenemos que obligar por ley, lo tenemos que hacer con acuerdo nacional, tenemos que crear y multiplicar fuentes de agua y tiene que salir de la rentabilidad de la fuente de agua de hoy.

No podemos seguir dependiendo, en un país que es tomador de precios, de tener sólo una política que dependemos de lo que tenga o no tenga el Banco de la República, y tenemos que aprender definitivamente algo que tenían nuestros abuelos y que hemos olvidado: "capital de reserva".

Y el "capital de reserva" tiene que salir de nuestro lomo y lo tenemos que entender en lugar de vivir hipotecados y jugados hasta el último peso, debiendo y debiendo. Tenemos que poner algo en la retranca y aprender de los viejos, aunque sea un poco más lerdo, porque hay un factor de incertidumbre que nunca podremos manejar y son los precios de este mundo.

Yo creo que el pasado nos deja un monto de lecciones, lecciones de sentido común.

El gobierno no puede sustituir a la gente que trabaja, la tiene que interpretar y debe de construir políticas con la gente que trabaja.

Así como hablé de una Ley arrocera, porque se necesita largos plazos, se necesita -algunos llaman políticas de Estado- yo estoy pensando en una Ley agrícola como la que tienen todos los países centrales, empezando por una Ley arrocera que paute la política agropecuaria por décadas para tener un marco más allá de los avatares de los gobiernos que vienen y van.

No estamos inventando nada. En 1930 se levantó la primer Ley Agrícola de Estados Unidos y si yo levantara algunas cosas que existen en la legislación norteamericana, con respecto al uso de las tierras, dirían: "ese viejo se ha hecho comunista fanático".

Pero se puede hacer cualquier cosa con la tierra. La tierra es nuestra madre. No se puede hacer cualquier cosa en nombre de la bendita propiedad privada, porque más propietarios que seamos de la tierra, reventamos, y la tierra tiene que quedar para los que van a venir, es el sustento de la Nación.

Tenemos una responsabilidad histórica con las generaciones que van a venir.

Por esto, yo no los voy a aburrir, tenemos veinte días de gobierno hábil prácticamente. Nos hemos encontrado con cosas que son increíbles y nos vamos a seguir encontrando.

No le vamos a echar la culpa de nuestras impotencias a la herencia maldita. La herencia existe, pero nos volvimos viejos peleando contra él, ¡y vaya paradoja de la vida!, nos consideramos personalmente una especie de "terrón con patas" y llegamos al final del partido cuando se nos acaba el aliento. Pero estamos comprometidos a dos cosas: a no decir mentiras, a jugarnos por lo que pensamos. Y estamos embebidos que este país necesita un brutal cambio cultural, porque si no cambia la cabeza no cambia nada. Y tiene que cambiar la cabeza del país entero, para entender que lo de un país productivo no es sólo cuestión de sembrar arroz o de sembrar trigo, cuidar vacas o levantar industrias; lo de un país productivo es meterse bien adentro que nadie te regala nada en este mundo y que en este mundo no se debe de vivir de garrón a costilla de los demás. Gracias.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE CULTIVADORES DE ARROZ, HUGO MANINI

MANINI: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, señor Vicepresidente, señores ministros; señores intendentes, autoridades nacionales y departamentales, señores embajadores de los países amigos acreditados ante nuestro gobierno, miembros del Cuerpo Diplomático, productores e industriales que integran el sector arrocero; señoras y señores: Hoy es un día de alegría, de alegría porque su majestad el tiempo -aunque no nos brinda el sol en su plenitud- nos ha permitido concretar esta fiesta del arroz que une agricultores arroceros, industriales, colaboradores en todas las etapas del proceso agroindustrial, junto al gobierno nacional que casi en pleno hoy nos acompaña.

Alegría, porque siendo los sobrevivientes de una crisis que todos creían que era terminal, hoy, con alegría, con esta nueva cosecha, miramos hacia el futuro con esperanza y optimismo.

El sector arrocero acaba de atravesar la coyuntura más grave de su historia, entre las zafras 1998, 1999, 2001, 2002 el sector perdió el 40% de sus productores. Tuvo pérdidas en este mismo período por 216 millones de dólares, esta pérdida es mayor al valor de la producción de arroz de toda una zafra, lo que significa que en cuatro años perdimos más de una cosecha entera y eso no fue noticia en esos momentos, porque en un país que no palpitaba al ritmo de la producción solamente podría hacerlo si fuera consecuencia de una catástrofe natural.

Pero no obstante la grave situación que enfrentaba y a costa de soportar un grave endeudamiento, el sector arrocero en el mismo período le aportó al país divisas por 670 millones de dólares. Lo que fue un pésimo negocio para los productores, resultó a la postre un buen negocio para el país en años en que el déficit de la balanza comercial superaba los mil millones de dólares.

En ese marco, dentro de esas coordenadas, el sector fue abandonado a su suerte por quienes estaban imponiendo una política económica que inviabilizaba todo esfuerzo productivo.

En otras palabras: el sector fue condenado a soportar una situación que estaba fuera de sus posibilidades prever o solucionar. Impulsó y apoyó el trabajo junto al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, INIA, para el diseño y aplicación de un paquete tecnológico eficiente; hizo las reservas de agua; capacitó y formó sus colaboradores; produjo un grano de excelente calidad que le permitió alcanzar más de 30 mercados; mantuvo su organización gremial, integrando junto a la industria una cadena agro-exportadora moderna y competitiva.

Pudo todo esto; pudo todo esto y mucho más. Pero no pudo contra esa política económica que creciendo fue transformando en insoportable la situación potenciada. Además, en esa coyuntura -por las caídas de los precios a nivel internacional- se nos decía, se nos insinuaba, que nos dedicáramos a otra cosa, que había que seguir el vaivén de los mercados; y no teníamos alternativas.

Las tierras que usamos para el arroz en general son las tierras más pobres y sólo se puede plantar arroz; y como dicen todos los arroceros -desde que yo tengo memoria de casi 30 años de actividad- las deudas del arroz solo se pueden pagar con arroz.

Porque somos conscientes que el arroz el diferente a otros cultivos, que necesita de una costosa infraestructura que se fue montando sostenidamente año a año y que para preservar la cadena integrada teníamos que mantener un área no menor a 150 mil hectáreas.

Después de un tiempo que parecía interminable, vino la caída de la política monetaria como consecuencia de sus propias contradicciones y paralelamente comenzó a operarse en el mercado internacional un repunte gradual y sostenido de los precios, tal cual lo había pronosticado nuestra institución gremial, la Asociación de Cultivadores de Arroz, hace ya muchos años.

Y no exageramos, si decimos que fuimos los directivos de la Asociación de Cultivadores de Arroz -los directivos de ACA- el nervio de la resistencia contra los vientos adversos que soplaron implacables durante cuatro dolorosos años. Parafraseando a Kipling, podríamos decir que supimos mantener la calma en la borrasca y cuando muchos dudaban y cuando muchos dudaran, nosotros seguimos -con nuestro ejemplo, con nuestra prédica- manteniendo fuerte y firme la posición de no cejar en el esfuerzo de mantener el área mínima que teníamos que mantener.

Por suerte, todo esto ya es historia, ¡y vaya! Porque hoy tenemos interlocutores en el gobierno, ¡y vaya que los tenemos! Con esta espléndida muestra de apoyo en el día de hoy, esto para nosotros reviste fundamental importancia.

Estamos ante un nuevo gobierno que no solamente está decidido a dialogar con nosotros, sino que ha basado su plataforma electoral en el desarrollo de un país productivo, uno de los ejes principales del programa de la fuerza política que está en el gobierno y de las gremiales que nosotros integramos, que nos unimos en la Concertación para el Crecimiento en la oscura noche que precedió al despertar de aquella maravillosa jornada del 16 de abril del 2002, en el Obelisco.

Ya en los primeros contactos que hemos mantenido con las nuevas autoridades, Ministerio de Ganadería y Agricultura, Ministerio de Economía y Finanzas, Banco de la República Oriental del Uruguay, hemos encontrado la mejor disposición para que crear los espacio de diálogo y de trabajo imprescindibles para elaborar una estrategia de desarrollo.

El nuevo gobierno se encuentra hoy con un sector productivo vivo y pujante y con un sector industrial moderno, eficiente y tecnificado; y lo que es muy importante, se encuentra con un sector arrocero integrado y con vocación de seguir brindando su esfuerzo en pos del país productivo que todos anhelamos.

Hoy, en esta coyuntura tan especial, que ha creado tantas expectativas y tantas esperanzas, queremos compartir con ustedes, señores, iniciando la primera sesión de trabajo, las siguientes preocupaciones.

En primer lugar, nuestro sector -que exporta más del 90% de lo que produce, debe ser el único caso de un país que un sector agrícola no exporta excedentes agrícolas, produce para la exportación- ha visto comprometido su futuro por las políticas seguidas por el gobierno anterior en el concierto internacional. Muchas veces esta posición y sus consecuencias pasan desapercibidos para la ciudadanía y aún para los propios productores, a pesar de la enorme trascendencia que las mismas tienen. Un ejemplo claro de ello es que si nuestro país hubiera ingresado al ALCA, a las Asociación de Libre Comercio de las Américas, tal cual se planteó, lo más probable es que hoy no estaríamos acá inaugurando esta cosecha.

Hemos también soportado con enorme preocupación las instancias cumplidas en setiembre del año 2003, en Cancún, en la reunión de la Organización Mundial del Comercio, donde las autoridades de la Administración anterior, que tantas veces nos habían recomendado ir a protestar ante las embajadas de los países ricos, demandando el desmantelamiento de los subsidios, tuvieron allí una oportunidad histórica de pronunciarse contra esas prácticas desleales de comercio que tanto daño le hace a nuestro país. Y, sin embargo, cuando llegó la hora de la verdad no lo hicieron.

Uruguay no apoyó en esa oportunidad al Grupo de los 20, al Grupo de los 22, cuando no cabían allí otras posturas: o se estaba en contra de los subsidios apoyando la postura de los 22, o se estaba a favor de los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón que lideraban su perpetuación.

En otras palabras: Uruguay se opuso a la unión con países de la importancia de Brasil, de Argentina, de China, de India, de Sudáfrica entre otros, que por primera vez se unían detrás de una propuesta concreta y coherente con sus necesidades históricas, como única forma de enfrentar la permanente unidad de los insaciables que querían aún más ventajas comerciales.

Los mejores mercados están ocupados por productos agropecuarios procedentes de los países desarrollados y sin en verdad pretendemos ocupar esos espacios debemos obligarlos a dejar ese lugar mediante el combate a su razón de permanencia, los subsidios.

En este mundo, sin lugar a duda global, lo más globalizado es el comercio tramposo y sus prácticas desleales.

Por eso aplaudimos la decisión del nuevo gobierno de que Uruguay ingrese al Grupo de los 20 ¡Enhorabuena, señores! Solamente un sector netamente exportador y comprometido con el desarrollo de nuestro país puede valorar cabalmente en toda su magnitud lo que esta decisión significa y la reciente concreción de esta solicitud, subscrita en Nueva Delhi, capital de la India, por el Subsecretario de Agricultura, Ing. Ernesto Agazzi, cobra fundamental importancia por la oportunidad en que la misma se materializa, ya que se avecinan instancias decisivas de negociación en el terreno internacional, como por ejemplo la próxima reunión de la Organización Mundial del Comercio en Hong Kong.

Y estos son los primeros pasos en defensa de la dignidad de la producción y el trabajo de países emergentes como el nuestro, hay que buscar la unión que hace la fuerza para enfrentar el trípode en que se apoya la inequidad del comercio global: las ayudas internas a la producción agrícola de los países ricos; las barreras arancelarias y no arancelarias, y el impacto de los subsidios a la financiación de las exportaciones.

A nivel regional asistimos en los últimos tiempos a un duro embate de algunas organizaciones gremiales arroceras de Río Grande del Sur, que se oponen y atacan al MERCOSUR, propiciando medidas de fuerza en la frontera con nuestro país; propiciando acciones de salvaguarda y de todo tipo, tendientes a impedir el ingreso de arroz procedente de Uruguay y Argentina al mercado brasileño, al mismo tiempo que solicitan al gobierno federal de Brasil salvaguardas especiales contra estas exportaciones, altos subsidios a su producción interna, etcétera, etcétera.

El argumento central de estos pedidos es que Brasil se autoabastece, por lo que no necesitan importar del MERCOSUR y que el mercado brasileño les pertenece.

Mientras realizan estas acciones importan arroz fuertemente subsidiado de fuera del MERCOSUR, de fuera de la región, fundamentalmente de Estados Unidos y de Tailandia, sin oponerse a la presión de los grandes importadores cuando realizan estas prácticas, o cuando han solicitado y obtenido la rebaja de aranceles externos para ser más competitivos los negocios de esta región.

Debemos ser muy claros, señores, en precisar que esta permanente ofensiva que estamos soportando en la comercialización de nuestro arroz, y que ya hace algunos años prosperaron -recuérdese el caso de la Xanthomona- desde la asunción del actual gobierno federal del Brasil no se han concretado gracias a la firme decisión de sus máximas autoridades y muy especialmente del Ministro de Ganadería y Agricultura de la República Federativa de Brasil, Roberto Rodríguez, que ha dicho en repetidas oportunidades que los problemas que existen en el MERCOSUR se solucionan con más MERCOSUR.

En la tarde de hoy, señor Presidente de la República, Tabaré Vázquez, usted iniciará su primer viaje oficial fuera de fronteras y lo hará a Brasilia, capital de la República Federativa de Brasil, para reunirse con su par, el Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, para firmar importantes documentos de relaciones comerciales y de acuerdos fronterizos.

Pero lo más importante de este primer viaje oficial de nuestro gobierno es reafirmar nuestra voluntad de revitalizar el MERCOSUR. Fuimos desde la primera

hora y convencidos de la importancia del proyecto de integración que implica el Tratado de Asunción, de marzo del 91, y que en estos días cumple 14 años de suscripto.

Este proyecto de mercado común es mucho más hondo. Es mucho más profundo que la creación de una zona de libre comercio. No solo nos asegura el libre tránsito de las mercancías producidas en los países miembros, sino que nos asegura el libre tránsito de las personas.

Es un proyecto de integración en lo económico, en lo social, en lo cultural, que supone la creación de un Parlamento que lo represente soberanamente. Algo semejante a lo que significó la creación de la Unión Europea. Y nosotros, nosotros desearemos fervientemente que, así como el carbón y el acero fueron la base del acuerdo que dio lugar a la creación de esta magnifica realidad constantemente en crecimiento que es la Unión Europea, el arroz, este arroz producido por manos de latinoamericanos -de uruguayos, de argentinos y de brasileños- fuera no la manzana de la discordia, sino un factor aglutinante de la realidad que todos deseamos se profundice y se agrande.

Que esta realidad se acerque lo más posible a lo que soñaron Artigas, Bolívar, San Martín, en la hora de la independencia y que escritores como nuestro compatriota Enrique Rodó y el argentino Manuel Ugarte, en los albores del Siglo XX, después de un largo silencio, después que nuestras patrias latinoamericanas sólo miraban hacia Europa, preconizaban: Rodó decía la Magna Patria, Ugarte la Patria Grande.

Creemos que ha llegado por fin la hora de la unidad de nuestros pueblos. Por eso le pedimos muy especialmente a las autoridades nacionales que hoy nos acompañan, su apoyo en las conversaciones y en las negociaciones que se lleven adelante con el gobierno brasileño en los próximos días, para que nuestro sector pueda tener la seguridad de que se va dar estricto cumplimiento a lo acordado en el MERCOSUR y que, por lo tanto, el gobierno brasileño no va a permitir que prospere ninguna traba y ninguna acción tendiente a impedir el libre ingreso de nuestro arroz a ese mercado.

Nuestro sector tiene que tomar decisiones que comprometen muchos años de trabajo; tiene que invertir, tiene que trazar su estrategia, y no lo puede hacer en un clima de incertidumbre y de permanente alteración de las reglas de juego.

Las situaciones que estamos viviendo –la situación en que estamos viviendo- no le hace nada bien tampoco al MERCOSUR por la certeza y confianza que este tratado debe significar para todos nosotros.

Lo hemos dicho muchas veces y lo vamos a repetir aquí: nuestro sector arrocero tiene una historia común con el Banco de la República. El apoyo recibido de esta institución ha sido decisivo para el grado de desarrollo que hoy exhibimos. Pero no queremos que esto sólo sea historia, porque no es posible concebir el desarrollo de cualquier actividad productiva separada del BROU, separada del Banco de la República Oriental del Uruguay.

Y nuestra preocupación se basa en lo acontecido en los últimos años, donde el Banco -por distintos motivos- prácticamente se retiró de la asistencia financiera al cultivo del arroz; financiaba el Banco alrededor del 60 por ciento del área productiva hasta el año 2002, y pasó en estos últimos dos años a menos del 10 por ciento, como lo hizo con tantas otras áreas de negocios.

El sector arrocero, consciente y responsable de sus compromisos ante el BROU, máxime teniendo en cuenta las dificultades por las que esta institución financiera atravesaba, gestionó laboriosamente a finales de 2002 y durante todo el año 2003 la formación del Fondo de Reactivación de la Actividad Arrocera -FRAA- y pudo de esta forma aportar fondos frescos al Banco de la República Oriental del Uruguay por más de 30 millones de dólares, logrando así una solución financiera que abatió promedialmente alrededor del 30 por ciento del sobreendeudamiento generado durante la crisis.

Pero aun resta solucionar definitivamente el tema del pasado endeudamiento que aun subsiste con este Banco y nuestra concepción es que esto solamente es posible lograrlo con el manejo inteligente de tres variables: A) plazos suficientes para enfrentar la situación del endeudamiento; B) tasas de interés sensiblemente menores a las aplicadas a la fecha y muy especialmente para el período comprendido en los años de pérdida de competitividad ocurridas por razones ajenas a la decisión del sector, como lo vimos anteriormente; y C) con un crédito ágil, sencillo, controlable, oportuno para el cultivo que le permitirá al BROU continuar con la vinculación necesaria con el productor para ir recuperando sus préstamos.

La normativa del Banco Central del Uruguay debe sintonizar, debe concordar, con la operativa del Banco República y, entre otras cosas, se debe valorizar la importancia de la garantía de la futura cosecha, como fue anteriormente.

La solución del endeudamiento existente a la fecha y la financiación del cultivo en el futuro, constituyen para nosotros dos caras de la misma moneda.

Otro tema que últimamente nos tiene muy preocupados es la depreciación que tiene el dólar.

No escapa a nuestro entendimiento que tiene varias causas, pero debemos convenir que tiene también una variable directamente dependiente de la política económica aplicada; o sea, que por lo menos una parte del problema depende del manejo que nosotros, como país, hacemos de la política financiera y monetaria.

En definitiva, no todo depende de la caída del dólar a nivel internacional.

Y nuestra preocupación radica en que estamos perdiendo cada vez más rentabilidad y con ello nuestras posibilidades de reinversión, aspecto tan necesario después de muchos años de no poder hacerlo, al mismo tiempo que disminuyen nuestras posibilidades de dar cumplimiento a nuestras obligaciones financieras.

Es por ello que solicitamos de nuestras autoridades una profunda reflexión sobre este tema.

Quinto, y por último, queremos recordar que tenemos mucho trabajo, que proponemos desarrollar en común -sector arrocero y gobierno nacional- en distintas áreas.

Los productores arroceros son en su inmensa mayoría arrendatarios, por lo que debemos buscar la forma de darle acceso a la tierra y al agua, lo que permitiría además la mayor producción de carne mediante la utilización de nuestros rastrojos de arroz con pradera, hoy en gran parte desaprovechados.

Tenemos que estudiar y proyectar nuevas y estratégicas reservas de agua, que no solamente permitan bajar los costos de este insumo básico, sino que dichas reservas en algunas zonas de nuestro país van a resultar muchísimo más baratas que las actuales fuentes de agua y puedan ser utilizadas para otros cultivos que necesitan imperiosamente mejorar su competitividad y vernos libres de ese flagelo de la sequía, que cada pocos años nos azotan crudamente a los agricultores.

Tenemos que lograr concretar con nuestros subproductos aportes a la generación de energía eléctrica y cubrir necesidades de electrificación y caminería.

Tenemos que profundizar en común con el gobierno el mantenimiento del estatus de país natural, concientes además que en el futuro –a medida que se pueda lograr abatir, aunque sea en parte, la política proteccionista de los países desarrollados- nos vamos a enfrentar con una nueva valla: las barreras no arancelarias vinculadas con la protección medioambiental, por lo que resultará un buen negocio invertir en prevenirla.

A fines del año 2004, hemos firmado con la Universidad de la República -a iniciativa del Rector, Rafael Guarga, que hoy nos acompaña- un contrato marco para configurar una red temática que se está instrumentando con la participación de INIA y el LATU.

En este sentido, por suerte, desde hace treinta años nuestro sector cuenta con un ámbito, en el cual también coincidimos con el gobierno, que es nuestra Comisión Sectorial del Arroz y que ha sido una digna sobreviviente de los vientos neoliberales que soplaron tan fuertemente. Sin duda, deberemos reforzar al máximo éste ámbito de trabajo de sector integrado y como vínculo entre el sector privado y público.

Y por último, el sector arrocero reafirma su compromiso de continuar trabajando y aportando su esfuerzo para seguir siendo uno de los pilares del país productivo que todos queremos.

Para terminar, y para terminar reiteramos, en nombre de los productores y de las industrias arroceras que integran la cadena del arroz, nuestro agradecimiento de todo corazón por la presencia en esta fiesta del señor Presidente de la República y de todas las autoridades que hoy nos acompañan. ¡Viva la fiesta del trabajo y de la producción nacional!

 
 
   
 

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