06/05/05


VÁZQUEZ EXHORTÓ A CONSTRUIR UN PROYECTO DE DESARROLLO HUMANO CON SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL
El Presidente Vázquez dijo que Uruguay reafirma su compromiso de cumplir con el Protocolo de Estocolmo, al tiempo que ratificó su voluntad de construir un proyecto nacional de desarrollo productivo sustentable, “porque el progreso no es acumular o consumir más, sino que el progreso es ser mejores”.  

El Primer Mandatario participó en la clausura de la Primera Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo que, organizado por la Unidad de Químicos del Programa de las Naciones Unidas por el Desarrollo (PNUMA – Químicos), tuvo lugar en el Hotel Conrad de Punta del Este, desde el pasado 2 del corriente hasta este viernes 6 de Mayo.

La Conferencia tuvo como objetivo principal evaluar los programas nacionales de manejo de químicos en el marco del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes.

Durante estos cinco días los participantes analizaron medidas para reducir o eliminar las liberaciones derivadas de la producción y utilización intencionales de COPs; plantearon las directrices sobre las mejores técnicas disponibles y mejores prácticas ambientales; identificaron y cuantificaron las liberaciones de COPs.

A través del intercambio de información, los representantes de los distintos gobiernos, agencias de las naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales presentes, compartieron experiencias, datos e inquietudes respecto a la problemática global que representan los COPs.

Asimismo, en el marco de este encuentro se abordaron otras cuestiones centrales que están directamente relacionadas a los Planes de Implementación Nacional: asistencia técnica, recursos y mecanismos financieros, evaluación de efectividad, incumplimiento, responsabilidades y reparaciones.

El Convenio de Estocolmo, negociado en el ámbito del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA), tiene como objetivo eliminar, o en su caso reducir, los contaminantes orgánicos persistentes (COPs), conocidos por sus siglas en inglés, POPs.

Los COPs ó POPs son sustancias químicas tóxicas, resistentes a la degradación, se acumulan en tejidos de seres vivos y pueden transportarse a gran distancia de la fuente, suponiendo por ello, una amenaza global para la salud humana y el medio ambiente.

Para alcanzar este objetivo, el convenio obliga a los países a elaborar un Plan Nacional para aplicar todas las medidas establecidas en el mismo que, entre otras, son:  

  • Prohibición de producción, uso, comercialización, exportación e importación de productos 
  • Minimizar emisiones de subproductos POPs (Dioxinas) usando las mejores técnicas disponibles (BATs), las mejores prácticas ambientales (BEPs) y promoviendo productos o procesos alternativos; 
  • Destrucción o gestión ambientalmente racional de existencias, productos o residuos con POPs.

El convenio contempla que la cooperación entre todos los actores implicados y la sensibilización y participación públicas son de vital importancia para la aplicación real y efectiva del mismo. 

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA CLAUSURA DE LA PRIMERA CONFERENCIA DE PARTES DEL CONVENIO DE ESTOCOLMO, EN EL HOTEL CONRAD DE PUNTA DEL ESTE

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor Presidente de la primera reunión ministerial de los países signatarios del Protocolo de Estocolmo, señoras y señores de las delegaciones participantes en la misma; autoridades nacionales y departamentales; personalidades académicas e intelectuales; representantes de organizaciones no gubernamentales; amigas y amigos:

Aunque hoy es la jornada final de un encuentro que comenzó hace cuatro días, permítanme iniciar esta intervención expresando a todos ustedes, y especialmente a las delegaciones internacionales, la más cordial bienvenida a este país, en el cual deseamos se sientan como en su propia casa.

Bienvenidos a Punta del Este, un lugar privilegiado por la naturaleza, y bienvenidos a esta primera reunión ministerial de los países signatarios del Protocolo de Estocolmo, sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes.

Es un honor, verdaderamente es un honor para el Uruguay tan importante  actividad y a quienes  en ella participan.

Amigas y amigos, como médico oncólogo me hubiese gustado asistir a todas las sesiones de esta reunión. Sin duda, habría aprendido mucho y, probablemente, quizás podría haber aportado algo de mi experiencia profesional e inquietud académica.

Pero las responsabilidades de gobierno, que la ciudadanía me confió el 31 de octubre pasado y que asumí hace hoy apenas 67 días, me permiten que desde mi condición de Presidente de la República comparta unos minutos con todos ustedes.

Es muy breve el tiempo disponible, no voy a repetir en esta intervención lo que ya han planteado en nombre del gobierno uruguayo los señores Ministros de Relaciones Exteriores y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, así como otros integrantes de nuestra delegación a esta reunión.

Quiero en cambio, y muy brevemente, plantear algunas reflexiones referidas a la temática que nos convoca desde la perspectiva que nos impulsa.

En efecto, creo que el cumplimiento del Protocolo de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, que es el tema que nos convoca, ha de ubicarse en el desafío que asumo como un impulso de realizar un proyecto de desarrollo humano con sostenibilidad ambiental.

Un proyecto en el cual nacer no sea un problema; donde la salud, la educación, el trabajo y la vivienda digna, no sean un privilegio; donde envejecer no sea una condena; y donde la capacidad de soñar sea una realidad.

Un proyecto que garantice las libertades individuales, que promueva la tolerancia, el respeto y el pluralismo.

Un proyecto donde la política asegure la igualdad de oportunidades y dé garantías sociales.

Proyecto de desarrollo abierto a la innovación, a la cultura, a la actividad creadora y a la capacidad crítica.

Un proyecto de desarrollo donde la economía esté al servicio de la gente y donde las personas sean efectivamente reconocidas como parte de la sociedad y de un entorno natural.

En fin, un proyecto auténticamente progresista, porque el progreso no es acumular, tener más, o consumir más; el progreso es ser mejores.

Amigas y amigos, ser mejores es comprometernos con nuestros contemporáneos, por cierto. Ya pasó el tiempo en el cual en aras de un futuro mejor, siempre en  lontananza, nos desentendíamos del presente.

No hay razón que justifique espera alguna a la hora de trabajar por la paz, la democracia, la justicia, la igualdad y la solidaridad.

No hay argumento para resignarse a la pobreza, o para renunciar a los derechos inalienables de las personas.

Pero ser mejores es además comprometernos con las generaciones venideras. Ello supone, entre otras responsabilidades, tomar conciencia que si bien hay que apostar al desarrollo productivo, la producción no puede crecer indefinidamente sin provocar la degradación de la naturaleza, y asumir que la reducción de los recursos disponibles exacerba inexorablemente la competencia y las funciones sociales.

No estoy diciendo nada políticamente incorrecto. Todos sabemos que los limites de la naturaleza son, al fin y al cabo, problemas sociales que han de ser resueltos políticamente.

Porque la sociedad es mucho más que la sumatoria de sus integrantes, es también su pasado, su futuro, sus valores y principios, y su interacción con la naturaleza.

Además, porque la política es articular ese complejo pero fermental entramado de historia y proyectos, de necesidades y esperanzas, de derechos y responsabilidades, que es la sociedad.

Y hablar de política es hablar de democracia. En lo personal no concibo democracia sin política y me resisto a creer que la democracia es cualquier cosa que no sea una dictadura.

Tal vez el mayor encanto de la democracia, como impulso humano, es que nunca será perfecta pero siempre es perfectible.

Amigas y amigos, como ya lo he expresado, la delegación del gobierno nacional a esta reunión, el Uruguay, reafirma su compromiso de cumplir con los términos del Protocolo de Estocolmo.

Lo hace convencido de la importancia del mismo.

Lo hace con el compromiso de trabajar sobre la prevención de riesgos, para la salud y el ambiente, en el manejo de sustancias químicas.

El Uruguay reafirma su compromiso del cumplimiento del Protocolo de Estocolmo, sin renunciar al irrenunciable derecho al desarrollo que tienen todos los países y pueblos del mundo.

Lo hace apostando a un proyecto nacional de desarrollo productivo sustentable.

Lo hace con la responsabilidad de impulsar una política de producción más limpia en el sector agrícola, ganadero e industrial, como esencia para hacer más eficiente el uso de los recursos y más competitivo los sectores productivos. 

Y consecuentemente con eso, con el compromiso de hacer efectivo los muestreos y controles de gestión que correspondan y de cumplir sus obligaciones con trasparencia, lo hará además de cara a la gente.

Porque las políticas ambientales son ante todo políticas y no hay políticas sin la gente, como sujetos, y no hay gobierno auténticamente democrático sin una vigorosa ética de la gestión pública.

Uruguay reafirma su compromiso con el Protocolo de Estocolmo, con confianza en sí mismo y confiado que a nivel internacional es posible, no es fácil, pero es posible profundizar los compromisos políticos y los esfuerzos técnicos, para mejorar la gestión de los temas ambientales comunes y abordar otras problemáticas directamente vinculadas al ambiente, directamente vinculadas al ambiente. Me refiero en especial a la pobreza.

Creo innecesario mencionar en este ámbito, los vínculos entre la pobreza y el deterioro ambiental.

Creo sí necesario expresar el firme propósito del gobierno uruguayo, que estoy seguro que ustedes comprenden pues lamentablemente no todo el Uruguay es como Punta del Este, ni todos los uruguayos tienen este nivel de vida que ustedes han apreciado aquí; es por ello que apostamos decididamente a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de este país.

Es por eso que apostamos a la principal riqueza que tiene el Uruguay que es su gente.

La dignidad de vida de sus más de 3 millones de habitantes, de los cuales en la actualidad aproximadamente un tercio viven en condiciones de pobreza o indigencia.

Esta realidad para nosotros es muy grave; más grave aún si se tiene en cuenta que la pobreza e indigencia en el Uruguay tiene rostro joven: un 57% de los niños uruguayos nacen en hogares pobres y alrededor del 60% de los uruguayos menores de 18 años viven en condiciones de pobreza.

En el Uruguay la pobreza tiene cara de niño y cara de mujer.

¿Qué futuro les espera? ¿Qué futuro nos espera si no cambiamos esta realidad?

Amigas y amigos, para mejorar las cosas es necesario imaginárselas distintas y luego buscar la manera de recorrer la distancia entre los sueños de hoy y la realidad del mañana.

El Uruguay quiere crecer económicamente; estamos trabajando duro para ello. Pero quiere crecer con distribución social de la riqueza, queremos crecer con justicia social; y en eso también estamos trabajando duramente.

Lo hacemos con pragmatismo, sin duda, pero nuestro pragmatismo no nos hace ni renunciar a nuestros valores esenciales ni perder de vista los objetivos que perseguimos.

Esta reunión, en la que ustedes han tenido la deferencia de recibirme, por su temática tan directamente vinculada a los objetivos que tenemos planteados como país, sin duda, ha de ayudarnos a caminar rumbo a ellos.

Pero como esos objetivos, lejos de ser exclusivamente nuestros, son compartidos por las naciones y organismos aquí representados, esta reunión ha de ayudarnos a todos; tal fue la razón de su convocatoria y confiamos que tal sea su resultado. Muchas gracias.

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