18/05/05


VÁZQUEZ DESTACÓ ROL DEL EJÉRCITO Y DESMINTIÓ MALESTAR EN LAS FF.AA.

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, destacó el importante rol del Ejército en la sociedad uruguaya, al tiempo que desmintió categóricamente que exista algún presunto malestar en las Fuerzas Armadas.

El Presidente Vázquez, junto con la Ministra de Defensa Nacional, Azucena Berrutti, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Daniel Gutiérrez, y otras autoridades civiles y militares, participó este miércoles en la sede del Comando General del Ejército en el acto efectuado en la Plaza de Armas con motivo del Día del Ejército Nacional, oportunidad en la que el Comandante en Jefe del Ejército, Ángel Bertolotti, fue el único orador.

Posteriormente, el Presidente Vázquez hizo uso de la palabra durante el tradicional brindis del arma y realizó también declaraciones a la prensa.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARE VÁZQUEZ, DURANTE EL BRINDIS CON MOTIVO DEL DIA DEL EJERCITO NACIONAL, Y EN CONMEMORACIÓN DEL 194º ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE LAS PIEDRAS

PRESIDENTE VAZQUEZ: Señores, quisiera en este día tan especial, un día trascendente e importante para el país, por cierto también para el Ejército Nacional, expresar en nombre del pueblo uruguayo, del gobierno de nuestro país y en el mío propio, una vez más nuestro reconocimiento al importante y trascendente tarea que está cumpliendo el Ejército Nacional.

Destacar la solidaridad, la comprensión, el esfuerzo, la dedicación y el cariño, con el que están llevando adelante una serie de tareas; entre otras, quiero destacar el apoyo al Plan de Emergencia, como ya lo ha hecho en otras oportunidades, y aprovechar este momento, junto a todos ustedes, para brindar por este Día del Ejército Nacional; brindar por la proyección hacia el futuro de una fuerza que creara nada más ni nada menos que nuestro Prócer y desear realmente que todos los uruguayos nos encontremos fraternalmente unidos en el camino de la paz, de la concordia, del encuentro, del respeto, de la tolerancia, y comprender que por sobre todas las cosas nacimos en el mismo país y somos hermanos de nación.

¡Salud, entonces, por el Ejército Nacional!

DECLARACIONES A LA PRENSA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN El COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO

PERIODISTA: Presidente, ¿qué nos puede decir de su presencia aquí en este día?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Dándole la importancia y jerarquía que realmente tiene el Ejército Nacional, creado nada más ni nada menos que por don José Gervasio Artigas, y en el momento actual en cumplimiento de funciones extremadamente importantes para la sociedad uruguaya.

PERIODISTA: Se dice que hay malestar en las Fuerzas Armadas. ¿Usted pudo conversar con la Ministra de Defensa, con el Comandante, acerca de este malestar?

PRESIDENTE VAZQUEZ: No sé quién lo dice, pero desmiento totalmente esa aseveración.

PERIODISTA: Señor, ¿qué le pareció discurso del General Bertolotti?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Me pareció muy buen discurso.

PERIODISTA: ¿Por qué?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Fue un discurso profesional, serio, realista, ubicando la problemática del Ejército Nacional y de las Fuerzas Armadas uruguayas en el contexto nacional, regional e internacional.

PERIODISTA: ¿En cuánto al llamamiento de la disciplina?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Me parece que es común y corriente y es una norma dentro del Ejército.

PERIODISTA: Presidente, ¿usted cree que ha hecho carne ya el esclarecimiento de los derechos humanos en la interna de las Fuerzas Armadas?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Se está trabajando muy firme y seriamente en el tema.

PERIODISTA: Señor, ¿qué lectura hace acerca del pedido de procesamiento de la fiscal Mirtha Guianze por los casos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Ninguno. Está actuando la Justicia y yo respeto la acción de la Justicia y la independencia de los Poderes.

PERIODISTA: Pero usted dijo que estos casos no están amparados por la Ley de Caducidad, por eso le pregunto su lectura.

PRESIDENTE VAZQUEZ: Le acabo de responder.

PERIODISTA: Presidente, en el tema endeudamiento, en ese plan de endeudamiento que ayer anunció el Ministro de Economía, ¿es todo lo que el Poder Ejecutivo, el gobierno, puede dar?

PRESIDENTE VAZQUEZ: Es todo lo que el gobierno puede dar y es la última opción que ponemos a consideración de los deudores.

PERIODISTA: ¿Bertolotti le pidió concretamente a usted que el Poder Ejecutivo ya no pidiera más informes a los Oficiales del Ejército por el tema de los desaparecidos, como trascendió hoy en la prensa?

PRESIDENTE VAZQUEZ: A mí no se me ha pedido nada en esa dirección. Muy bien, muchas gracias.

DISCURSO DEL COMANDANTE EN JEFE DEL EJÉRCITO, TENIENTE GENERAL ÁNGEL BERTOLOTTI

TTE.GRAL. BERTOLOTTI: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, Doctor Don Tabaré Vázquez; señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Doctor Don Daniel Gutiérrez; señora Ministra de Defensa Nacional, Doctora Doña Azucena Berrutti; señores Ministros de Estado; señores Comandantes en Jefe de la Armada y de la Fuerza Aérea Uruguaya; señora Presidente de la Cámara de Representantes; señores Senadores y Representantes Nacionales; señores Oficiales Generales; autoridades nacionales y departamentales; señores integrantes del Cuerpo Diplomático; Personal Superior y Subalterno de las Fuerzas Armadas y Policiales en actividad y en retiro; señoras y señores:

Una mañana como la de hoy, hace 194 años, el Pueblo Oriental manifestó en el campo de batalla su firme voluntad de constituirse en una nación libre y enteramente dueña de sus destinos.

Bajo la conducción militar de José Artigas los orientales dieron un primer paso en su camino por alcanzar la plenitud de la independencia y por afirmar ante sí mismos y ante el mundo su irrenunciable derecho a construir sobre este suelo y bajo estos cielos un hogar de paz, de respeto, de seguridad, de progreso y de libertad.

Lo que recordamos hoy es la primera expresión y acción de lo que luego sería el Ejército Nacional, un concluyente triunfo de las armas, el fundacional de los orientales; un hecho que conferiría fuerte estímulo y un gran ejemplo a la revolución de la independencia americana.

Pero no es sólo eso, también es la efeméride que evoca la consolidación de José Artigas como conductor y fundador del concepto republicano y democrático. Esta fecha desde entonces nos define profundamente: somos los hijos de aquel sueño, hijos de aquella victoria, herederos del compromiso que implica ser leales en todas las horas y en todas las circunstancias al sentido de sacrificio y a los hondos valores que nos legara nuestro máximo héroe.

Para el Ejército que me honro en conducir, es y será demostrar su capacidad para mantener aquellos principios por sobre la coyuntura definiendo con claridad su actitud de respeto de las obligaciones que la Nación, la Constitución y las leyes le han asignado.

Nosotros continuaremos en nuestro empeño en alcanzar objetivos profesionales, sirviendo a los fines a los que está consagrado, respondiendo con transparencia y responsabilidad a todos sus compromisos.

Para que el avance en esa dirección sea verdaderamente fecundo, es importante salvaguardar y acrecentar la capacidad profesional de nuestra fuerza. Esto significa, entre otras cosas, mantener conductas éticas al momento de discernir en el proceso de toma de decisiones de las acciones en el campo estratégico, operativo –táctico, que necesariamente deberán ser consecuencia de definiciones del Mando Superior en los niveles político y estratégico.

La profesionalidad es fuente de respeto y garantía de buena funcionalidad. Es esta profesionalidad la que nos permitirá transformar en seguridad para todos los ciudadanos las amenazas, riesgos y desafíos, de orden muy diferente y en muchos casos acuciantes que pueden afectar las estabilidades en todos los campos.

La coherencia de las definiciones políticas con sus manifestaciones estratégicas es un requisito indispensable para que el País avance en forma segura en el camino que se quiere recorrer. Ese proceso, en las presentes circunstancias comprende temas cuyo análisis y resolución no pueden demorarse.

En el ámbito de nuestro Ejército es necesario trabajar en una clara definición de la política de Defensa y Militar a la que se debe integrar su Ley Orgánica y una Ley de Presupuesto que asegure la remuneración digna de los integrantes de la Fuerza y sus imprescindibles requerimientos, de modo tal que permitan el cumplimiento de su misión fundamental y razón de ser, que es la defensa de la integridad territorial de la República y de sus habitantes.

El eficaz esfuerzo de nuestros predecesores en lo que refiere a la modernización del Ejército es un antecedente que hoy permite ubicarnos en un plano ideal para procesar mejoras que a todas luces son, más que necesarias, imprescindibles.

La coyuntura actual es ideal para saltar hacia una verdadera transformación. De allí derivaremos prioridades y misiones, que en esta hora habrán de concentrarse en la necesidad de ajustar y fijar elementos estratégicos de doctrina, y de aspectos ineludibles de modernización en todas las áreas.

Bajo ese mismo marco conceptual y con idéntico y constructivo espíritu queremos remarcar nuestra especial preocupación por la objetiva necesidad de definir pautas claras que permitan optimizar el diseño e implementación de los sistemas educativo y logístico, aspectos claves para continuar avanzando en la transformación del Ejército y de las FF.AA.

A partir de los requerimientos que ineludiblemente implica una política de Estado relativa a la Defensa Nacional y el espíritu y concepción de acción conjunta de todas las Fuerzas Armadas, deberemos profundizar la integración del sistema de enseñanza militar en el sistema de enseñanza nacional, sin que pierdan sus identidades propias, aportando todos aquellos aspectos en los que sabemos que contamos con la capacidad y el potencial para hacerlo, interactuando en la búsqueda común de la democratización del conocimiento y la investigación científica.

La culminación dentro del Sistema de Enseñanza del Ejército, del desarrollo de uno propio de educación a distancia, nos permitirá fomentar la instrucción en los diferentes niveles a través del empleo de una tecnología de avanzada con economía de recursos humanos, económicos y con eficiencia.

Una vez definida y establecida con claridad la misión, podremos planificar la racionalización de nuestros efectivos asignando las prioridades al sistema logístico en relación a los efectivos de las unidades de combate, en procura de una capacidad disuasiva sustentable acorde al contexto regional y mundial que nos toca vivir.

La Nación espera de nosotros soluciones alternativas que no generen nuevos gastos al Estado y que, en un contexto de limitación de los recursos, permitan la recuperación del material que ha sufrido un gran desgaste de funcionamiento, con el fin de no cargar las cuentas presupuestales con impuestos, en momentos en que nuestro país sale de un período crítico. Ello se logrará a través de una gestión eficiente como la que se está instrumentando en nuestra organización administrativo-logística.

Asimismo está en nuestra preocupación la atención subsidiaria a las demandas del sector público y privado que por diferentes razones no cuentan con la atención suficiente.

Nosotros respondemos a alguna de esas necesidades, pero también apreciamos que es un factor externo que afecta la operatividad del Ejército, ante los requerimientos críticos, como los que hoy se realizan en apoyo al PANES o el Sistema Nacional de Emergencia (SNE).

Se trata entonces, de identificar y definir las directivas estratégicas de las que se deriven las misiones del Ejército y que fundamentarán diversos aspectos tales como la doctrina, el despliegue de los efectivos y el equipamiento, justificando así el compromiso asumido por nuestros integrantes al Servicio de la Nación.

En función de estos conceptos político - estratégicos será necesario sincronizar las agendas al plan de gobierno, con precisión y coherencia, teniendo en cuenta que la eficacia de las políticas descansa, entre otras cosas, en la objetividad profesional con que aquellas se tracen y en la fluidez con que se apliquen.

Esas agendas deberán instituirse considerando que el mundo contemporáneo y el contexto en el que habitamos nos imponen la realidad de la globalización, y que con ella debemos contar a la hora de fijar nuestros objetivos y metas para establecer los caminos para alcanzarlas.

Si no comprendemos esto último, si no advertimos que estamos insertos en una realidad mundial y regional muy diferente a la que existía hace treinta años y permanecemos prisioneros de miradas y de esquemas del ayer e ingenuamente esperamos que las cosas sean como quisiéramos que fueran o como obstinadamente creemos que todavía son, y no como realmente se demuestra que están siendo, corremos el enorme riesgo de erosionar la credibilidad o de lesionar la funcionalidad o de disminuir la posibilidad de inserción de la Nación en el mundo real en el que todas estas situaciones se suman.

La globalización ha llegado y la tenemos entre nosotros, también en el Ejército; quizá en más de lo que nos gustaría y en más de lo que creemos que está. Pero una cosa es entender serenamente ese dato y en consecuencia, encuadrarse racional e inteligentemente en la globalización y otra muy distinta es perderse en ella, dejarse ir, desnaturalizarse, abandonar aquellas nociones y conductas que desde siempre nos caracterizan y que han sido, en toda circunstancia, causa de nuestra unidad como pueblo y de nuestra identidad y orgullo como Nación.

Nos enfrentamos a la necesidad de sustentar una visión nacional, fundada en el respeto y en la comprensión, que logre detener los conceptos de autoflagelación y que favorezca la convivencia pacífica y segura como requisitos esenciales para la libertad; que nos permita desarrollar acciones que propendan a mejorar la situación socio-económica; que estimule y honre el mantenimiento de costumbres, ideas, acciones que están inscritos como mandato en lo más hondo y en lo más querido del ser nacional.

En lo que se refiere particularmente al tema de los derechos personales y al Derecho Humanitario – que es uno de los puntos que testimonia una preocupación extendida en el mundo contemporáneo- estamos obligados, por afectación, a priorizar un marco de diferentes visiones conforme a la realidad singular de los diferentes países y a estudiar muy seriamente la características nacionales al respecto, en búsqueda de un equilibrio imprescindible en el que todos nos sintamos contemplados; visión que nos haga progresar y estar más cerca de donde queremos llegar, y no una visión que nos paralice y que nos arrastre a un pasado que no hubiéramos deseado, pero que como integrantes de la sociedad asumimos.

Para el Ejército estas definiciones son decisivas y como tal las vive y las plantea.

Queremos un Ejército motivado por la valoración de lo que hace, y que seguirá haciendo como receptor de los requerimientos de la sociedad a la cual satisface, actuando siempre en el marco profesional que le corresponde; actitud y rol que con honor debe sostenerse en su conducta y en la moral de cada uno de sus integrantes, en todas las circunstancias.

Es necesario seguir avanzando hacia una normativa actualizada a nuestra realidad, a nuestra idiosincrasia, a nuestras costumbres, sin nada que apunte a minar los pilares sobre los que se asienta nuestra razón de ser y nuestro estilo de proceder. Aspiramos a una normativa que regule claramente los deberes y los derechos de los militares.

Esas normas deberán contemplar el orden jerárquico y sus canales; la disciplina es imprescindible para el cumplimiento de los principios doctrinarios, éticos y profesionales de nuestra Institución por más rigurosos que ellos sean. El Mando no puede ceder sus iniciativas, potestades y responsabilidades con cualquier forma de persona jurídica o asociativa en su Organización y su Doctrina. El Ejército funda su eficacia en la disciplina, en la obediencia, en la observancia absoluta a los mandos.

No puede haber, por tanto, norma que desconozca esta verdad y a la vez pretenda contar con fuerzas eficientes y confiables con capacidad y vocación para custodiar los altos bienes y cumplir con los honrosos deberes que nos ha confiado el Estado.

Hoy, para la Nación y para el Ejército en particular, no sólo es un día de Fiesta Patria, también es un día emblemático en el que además recordamos a los cuatro Soldados muertos en defensa de las Instituciones. – Ellos dejaron la vida cumpliendo su misión, el más alto y preciado legado que puede brindar un humilde servidor.

No quiero terminar mi intervención en este día del Ejército Nacional sin dejar de enviar un cálido saludo a las Fuerzas que están cumpliendo misiones en la lejanía de la República Democrática de Congo, en Haití, en Sinaí y en la Antártida además de los Observadores Militares que están dispersos en los más variados conflictos del mundo. Todos ellos --nos enorgullece señalarlo-- están dejando en alto el prestigio de nuestra Patria y de las Armas de la República a través de una gestión que ha sido y es reconocida manifiestamente por altos mandatarios de diferentes países, recibiendo expresas felicitaciones emitidas por las más altas y destacadas autoridades de la Organización de las Naciones Unidas.

En este sentido, últimamente se han emitido directivas precisas a fin de completar en el más corto plazo posible la estandarización de los procedimientos logísticos con el propósito de condensar en un Manual la rica experiencia acumulada luego de varios años de gestión logística de Fuerzas desplegadas a miles de kilómetros de distancia del suelo patrio. Esta experiencia es algo que en sus comienzos resultó un severo desafío, pero que hoy se ha transformado en una capacidad adquirida que sobrepasa incluso parámetros comparativos con países altamente desarrollados en el resto del mundo.

La tarea desempeñada no solo ha demostrado la utilidad de las Armas de la República como instrumento idóneo de la política exterior del Estado sino que además ha constituido una considerable fuente de ingresos tanto a nivel personal para los integrantes de la Fuerza que concurren voluntariamente a las misiones, como para el mantenimiento y reposición del equipamiento.

La recaudación por este concepto es, de hecho, una fuente de ingresos de recursos genuinos que aportan en grado respetable a la reactivación de la economía interna. Entiendo que eso significa algo importante y es de hecho uno de los muchos y variados elementos que entrelazan la permanente búsqueda de la calidad profesional de nuestra Fuerza con el bien del país, con sus intereses, con su prestigio en el concierto internacional, con su vocación de paz y de entendimiento con los pueblos.

En una fecha como ésta que nos retrotrae al lúcido coraje de aquellos heroicos orientales de 1811, es inevitable preguntarse qué pensaría su conductor si estuviera enfrentado, como hoy estamos nosotros, a los inéditos desafíos que nos impone este siglo en el que estamos transitando. Nuestro General Artigas, con su fina sagacidad política, con su firmeza de principios, con su irreductible moral de soldado y de ciudadano supo ver su tiempo, pero también supo visualizar y diseñar el porvenir.

En Las Piedras lo tenemos como genio táctico, pero en la época sobre la que influyó fue también un genio estratégico, alguien que avizoró metas, que abrió horizontes lejanos, que sembró caminos de porvenir y que supo encontrar respuestas creativas y éticamente claras en los muchos callejones sin salida que le salieron al paso.

Ese talento y esa firmeza, ese ardoroso amor por la patria, ¿qué diría hoy? ¿qué cosa nos agradecería? ¿qué cosa nos estaría reprochando? Y lo más importante: ¿qué renuncia no nos perdonaría?

Estas interrogantes se nos deben plantear a todos los uruguayos y particularmente a nosotros los soldados, toda vez que debemos confrontar nuestros deberes con los fuertes retos que nos propone la realidad.

Mi llamado, en este día tan especial que recuerda la gesta militar de Las Piedras, que es el referente primigenio de lo que desde entonces es el Ejército; en este día y en este período complejo que estamos atravesando, es a que todos hagamos el esfuerzo por remitirnos al pensamiento, a la voz honda y moral del fundador de nuestra nacionalidad y nos planteemos los compromisos que tenemos a la luz de sus ideas, que deben constituir su mandato.

Para nosotros, soldados de la Patria, cumplir con nuestras responsabilidades debe ser siempre mirar el camino que Artigas nos marcara y actuar en consecuencia.

Para el Ejército, y para el país, ésta es una cuestión de esencia y una cuestión de existencia. Muchas gracias.

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