VÁZQUEZ: NO BASTA CON HABLAR DE REFORMAS, HAY QUE
HACERLAS Y ENTRE TODOS
El
Presidente Vázquez afirmó que las reformas postergadas hay que
asumirlas y concretarlas, sin atropello ni precipitaciones, porque ya no
basta con decir que hay que hacer reformas, hay que hacerlas y hay que
dotarlas de sustento social.
En una exposición de casi ocho minutos durante la
inauguración del Seminario “Reformas Postergadas II”, que se viene
realizando en el Banco Central del Uruguay, el Presidente Vázquez
sostuvo que el gobierno está comprometido en llevar adelante las
reformas necesarias para dotar al país de un buen futuro, pero que
“para realizar las reformas pendientes no basta con invocar a la
sociedad, hay que convocarla”.
“Porque las naciones no son solamente la tradición
de un pasado común, sino que también son y hasta podría decirse que
fundamentalmente son un proyecto de futuro compartido”, agregando que
“ese proyecto de futuro compartido no se espera ni se decreta, se
construye y se construye entre todos”.
En este sentido, el Presidente Vázquez afirmó que
el gobierno “es bien conciente de esta realidad y sabemos que un
Gobierno Nacional tiene que estar con la gente, con toda la gente, todos
los días; se construye entre todos, paso a paso, pero entre todos.
El Primer Mandatario sostuvo que las reformas son
herramientas que han de integrarse en un proyecto de país, en una
estrategia de nación, porque “de lo contrario son un ejercicio inocuo
cuando no frustrante, como nos ha pasado hasta este momento”.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARE
VAZQUEZ, EN EL ACTO DE APERTURA DEL SEMINARIO “REFORMAS POSTERGADAS
II”, EN EL BANCO CENTRAL DEL URUGUAY
PRESIDENTE VAZQUEZ: Muy buenos días para todos
ustedes, doctor Jan Woischnik,
representante en el Uruguay de la Fundación Konrad Adenauer,
senador Ruperto Long, presidente de la Fundación Ciudad de
Montevideo; autoridades nacionales, delegados internacionales, queridas
amigas y amigos:
Felicito a las fundaciones Konrad Adenauer y Ciudad
de Montevideo, por la realización de este Seminario y les agradezco
haberme invitado a participar en la apertura del mismo.
Seré muy breve, ya que basta leer el programa del
seminario para constatar que les espera una intensa jornada de trabajo,
con ponencias a cargo de distinguidos expositores y espacios de debate
que estoy seguro serán fructíferos para ustedes, pero también para
todo el Uruguay.
No pretendo, pues, ni quitarle tiempo a esta jornada
de trabajo ni adelantarme a los asuntos específicos que serán
abordados a lo largo de este seminario.
En todo caso, permítanme compartir con ustedes
algunas brevísimas consideraciones.
La primera de ellas refiere a la temática que ha
convocado y preside esta actividad, es decir, “las reformas
postergadas”. En tal sentido, creo -y es el momento histórico tal
cual lo decía el ingeniero Ruperto Long- que a las reformas postergadas
hay que asumirlas y concretarlas.
Asumirlas, en el sentido de identificarlas y
encararlas como un proceso y un proyecto; ya no basta con decir que hay
que hacer reformas, hay que hacerlas.
Sin
atropello ni precipitaciones, pero hay que hacer esas reformas; hay que
fundamentarlas técnicamente; hay que tramitarlas políticamente y, muy
importante, hay que dotarlas de sustento social.
La pretensión ilustrada, que basta que la decisión
sea técnicamente correcta y políticamente legítima para que todos los
ciudadanos la acepten y apoyen, dista bastante de la realidad.
Hoy es más cierto que nunca que la decisión política
no solamente se legitima por su contenido, sino también por su
capacidad de integrar convicciones y voluntades, esperanzas y
compromisos; derechos y responsabilidades.
Creo que esto es fundamental en materia de seguridad
ciudadana, temática que ustedes considerarán esta tarde; pero también
es importante en lo que hace a las relaciones internacionales y a la
defensa nacional, aspectos aparentemente más alejados de la vida
cotidiana de la gente y que también serán considerados en este
seminario.
En síntesis, pensamos muy modestamente que para
realizar las reformas pendientes no basta con invocar a la sociedad; hay
que convocarla, hay que convocar a la sociedad.
La segunda consideración que deseo compartir con
ustedes, está estrechamente vinculada a la anterior y puede anunciarse
diciendo que las reformas, sean postergadas o impostergables, no son un
fin en sí mismas: las reformas son herramientas que han de integrarse
en un proyecto de país, en una estrategia de nación; de lo contrario
son un ejercicio inocuo cuando no frustrante, como nos ha pasado hasta
este momento.
En tal sentido, hemos de reconocer que las reformas
postergadas que tiene la sociedad uruguaya se enmarcan en un proyecto
nacional también inconcluso, que está en preparación, en desarrollo,
en permanente consulta entre todos los actores de la sociedad uruguaya,
sobre todo dentro del sistema político.
Porque, ustedes lo saben muy bien, las naciones no
son solamente la tradición de un pasado común, que por cierto la
tenemos y muy rica además, sino que también son y hasta podría
decirse que fundamentalmente son un proyecto de futuro compartido.
Ese proyecto de futuro compartido no se espera ni se
decreta, se construye y se construye entre todos.
Este Gobierno Nacional es bien conciente de esta
realidad; sabemos que un Gobierno Nacional tiene que estar con la gente,
con toda la gente, todos los días; se construye entre todos, paso a
paso, pero entre todos.
La tercera consideración, refiere a la gestión de
gobierno en tanto tarea de prever el futuro.
Ello no implica, por supuesto, que los gobernantes
deban ser adivinos, pero sí que gobiernen con sentido de nación.
En el Uruguay actual, gobernar con sentido de nación
es gobernar para el crecimiento económico, con distribución social de
la riqueza; crecer y al mismo tiempo distribuir esa riqueza, es
democratizar nuestra democracia; es insertarnos más y mejor en la región
y en el mundo; es mejorar sustancialmente la vida de nuestros contemporáneos,
como forma de ser solidarios con las generaciones venideras.
Tal es, precisamente, nuestro compromiso como
gobierno, o mejor dicho como ciudadanos con responsabilidades de
gobierno, porque eso somos, ciudadanos con responsabilidades de
gobierno.
Y enfatizo esto porque el buen futuro solo es posible
sobre bases de ciudadanía, condición que lejos de constituir un
privilegio de pocos es un sistema de derechos y de responsabilidades que
a de abarcar a todos y que se expresa, como ustedes saben muy bien, de múltiples
maneras.
Amigas
y amigos, no dudo que este seminario puede trascender la temática para
cuya consideración ha sido convocado. De ser así, y estoy seguro que
así será, estaremos en el buen camino, pues, al fin y al cabo, más
allá de las reformas postergadas está el Uruguay impostergable. Muchas
gracias. |