25/05/05


VÁZQUEZ: NO BASTA CON HABLAR DE REFORMAS, HAY QUE HACERLAS Y ENTRE TODOS
El Presidente Vázquez afirmó que las reformas postergadas hay que asumirlas y concretarlas, sin atropello ni precipitaciones, porque ya no basta con decir que hay que hacer reformas, hay que hacerlas y hay que dotarlas de sustento social.

En una exposición de casi ocho minutos durante la inauguración del Seminario “Reformas Postergadas II”, que se viene realizando en el Banco Central del Uruguay, el Presidente Vázquez sostuvo que el gobierno está comprometido en llevar adelante las reformas necesarias para dotar al país de un buen futuro, pero que “para realizar las reformas pendientes no basta con invocar a la sociedad, hay que convocarla”.

“Porque las naciones no son solamente la tradición de un pasado común, sino que también son y hasta podría decirse que fundamentalmente son un proyecto de futuro compartido”, agregando que “ese proyecto de futuro compartido no se espera ni se decreta, se construye y se construye entre todos”.

En este sentido, el Presidente Vázquez afirmó que el gobierno “es bien conciente de esta realidad y sabemos que un Gobierno Nacional tiene que estar con la gente, con toda la gente, todos los días; se construye entre todos, paso a paso, pero entre todos.

El Primer Mandatario sostuvo que las reformas son herramientas que han de integrarse en un proyecto de país, en una estrategia de nación, porque “de lo contrario son un ejercicio inocuo cuando no frustrante, como nos ha pasado hasta este momento”. 

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARE VAZQUEZ, EN EL ACTO DE APERTURA DEL SEMINARIO “REFORMAS POSTERGADAS II”, EN EL BANCO CENTRAL DEL URUGUAY 

PRESIDENTE VAZQUEZ: Muy buenos días para todos ustedes, doctor Jan  Woischnik, representante en el Uruguay de la Fundación Konrad Adenauer,  senador Ruperto Long, presidente de la Fundación Ciudad de Montevideo; autoridades nacionales, delegados internacionales, queridas amigas y amigos:

Felicito a las fundaciones Konrad Adenauer y Ciudad de Montevideo, por la realización de este Seminario y les agradezco haberme invitado a participar en la apertura del mismo.

Seré muy breve, ya que basta leer el programa del seminario para constatar que les espera una intensa jornada de trabajo, con ponencias a cargo de distinguidos expositores y espacios de debate que estoy seguro serán fructíferos para ustedes, pero también para todo el Uruguay.

No pretendo, pues, ni quitarle tiempo a esta jornada de trabajo ni adelantarme a los asuntos específicos que serán abordados a lo largo de este seminario.

En todo caso, permítanme compartir con ustedes algunas brevísimas consideraciones.

La primera de ellas refiere a la temática que ha convocado y preside esta actividad, es decir, “las reformas postergadas”. En tal sentido, creo -y es el momento histórico tal cual lo decía el ingeniero Ruperto Long- que a las reformas postergadas hay que asumirlas y concretarlas.

Asumirlas, en el sentido de identificarlas y encararlas como un proceso y un proyecto; ya no basta con decir que hay que hacer reformas, hay que hacerlas.

Sin atropello ni precipitaciones, pero hay que hacer esas reformas; hay que fundamentarlas técnicamente; hay que tramitarlas políticamente y, muy importante, hay que dotarlas de sustento social.

La pretensión ilustrada, que basta que la decisión sea técnicamente correcta y políticamente legítima para que todos los ciudadanos la acepten y apoyen, dista bastante de la realidad.

Hoy es más cierto que nunca que la decisión política no solamente se legitima por su contenido, sino también por su capacidad de integrar convicciones y voluntades, esperanzas y compromisos; derechos y responsabilidades.

Creo que esto es fundamental en materia de seguridad ciudadana, temática que ustedes considerarán esta tarde; pero también es importante en lo que hace a las relaciones internacionales y a la defensa nacional, aspectos aparentemente más alejados de la vida cotidiana de la gente y que también serán considerados en este seminario.

En síntesis, pensamos muy modestamente que para realizar las reformas pendientes no basta con invocar a la sociedad; hay que convocarla, hay que convocar a la sociedad.

La segunda consideración que deseo compartir con ustedes, está estrechamente vinculada a la anterior y puede anunciarse diciendo que las reformas, sean postergadas o impostergables, no son un fin en sí mismas: las reformas son herramientas que han de integrarse en un proyecto de país, en una estrategia de nación; de lo contrario son un ejercicio inocuo cuando no frustrante, como nos ha pasado hasta este momento.

En tal sentido, hemos de reconocer que las reformas postergadas que tiene la sociedad uruguaya se enmarcan en un proyecto nacional también inconcluso, que está en preparación, en desarrollo, en permanente consulta entre todos los actores de la sociedad uruguaya, sobre todo dentro del sistema político.

Porque, ustedes lo saben muy bien, las naciones no son solamente la tradición de un pasado común, que por cierto la tenemos y muy rica además, sino que también son y hasta podría decirse que fundamentalmente son un proyecto de futuro compartido.

Ese proyecto de futuro compartido no se espera ni se decreta, se construye y se construye entre todos.

Este Gobierno Nacional es bien conciente de esta realidad; sabemos que un Gobierno Nacional tiene que estar con la gente, con toda la gente, todos los días; se construye entre todos, paso a paso, pero entre todos.

La tercera consideración, refiere a la gestión de gobierno en tanto tarea de prever el futuro.

Ello no implica, por supuesto, que los gobernantes deban ser adivinos, pero sí que gobiernen con sentido de nación.

En el Uruguay actual, gobernar con sentido de nación es gobernar para el crecimiento económico, con distribución social de la riqueza; crecer y al mismo tiempo distribuir esa riqueza, es democratizar nuestra democracia; es insertarnos más y mejor en la región y en el mundo; es mejorar sustancialmente la vida de nuestros contemporáneos, como forma de ser solidarios con las generaciones venideras.

Tal es, precisamente, nuestro compromiso como gobierno, o mejor dicho como ciudadanos con responsabilidades de gobierno, porque eso somos, ciudadanos con responsabilidades de gobierno.

Y enfatizo esto porque el buen futuro solo es posible sobre bases de ciudadanía, condición que lejos de constituir un privilegio de pocos es un sistema de derechos y de responsabilidades que a de abarcar a todos y que se expresa, como ustedes saben muy bien, de múltiples maneras.

Amigas y amigos, no dudo que este seminario puede trascender la temática para cuya consideración ha sido convocado. De ser así, y estoy seguro que así será, estaremos en el buen camino, pues, al fin y al cabo, más allá de las reformas postergadas está el Uruguay impostergable. Muchas gracias.   

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