VÁZQUEZ DESTACÓ CONCEPTOS DE CULTURA DE LA SEGURIDAD
Y DE AUDITORÍAS EN EL MANEJO DE ELEMENTOS RADIACTIVOS
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez,
destacó el valor de los conceptos de "cultura de la seguridad" y de "auditoría"
en el tratamiento de radiaciones ionizantes, durante una exposición que
el
Primer Mandatario realizara en la apertura de un simposio sobre
radioterapia.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN EL "CURSO REGIONAL DE ENTRENAMIENTO DE AUDITORÍA INTEGRAL EN
RADIOTERAPIA"
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Autoridades nacionales; señora
Ministra de Salud Pública, doctora María Julia Muñoz; señor Ministro de
Industria y Energía, ingeniero Martín Ponce de León; señor ingeniero
Ruperto Long; estimado amigo, doctor Nader; doctor Eduardo Rosenblatt,
viejo conocido de la Facultad de Medicina; señoras y señores, queridos
colegas y amigos:
Constituye para mi un honor ocupar esta tribuna y
hacerle llegar a todos ustedes y cada uno de ustedes, el deseo en nombre
del gobierno del Uruguay, del pueblo uruguayo y mío en particular, de
una excelente estadía aquí en este país que los recibe con los brazos
abiertos, deseando que toda esta semana de trabajo que ustedes van a
realizar cumpla todas las expectativas que ustedes han puesto en este
curso y también las expectativas con que un país pequeño, un país muy
fraterno, los reciba y los recibe con los brazos abiertos. Así que, mis
primeras palabras son de bienvenida.
Mis segundas palabras, y ustedes quizás sepan
comprender, estoy aquí en una doble condición: la primera por cierto por
haber tenido el honor de ser invitado, por las autoridades que organizan
este evento, a dirigirme a todos ustedes como Presidente de la
República; pero la segunda, y que no puedo dejar de lado, yo también soy
médico y radioterapeuta, por lo tanto, también en esta condición
quisiera conversar con ustedes algunos minutos, no de manera protocolar,
sino ya entrando más en un terreno académico o científico.
Quizás, para también -en lo que a mí corresponde-
refrescar algunos conocimientos que cuando uno no los usa muy seguido
los va guardando en el inconsciente o en el subconsciente y los va
perdiendo en cuanto a su enfoque diario y permanente.
Tampoco puedo dejar de lado, junto a esta doble
condición a la que acabo de hacer mención, una tercera que es la de ser
docente universitario y al tener un pizarrón al lado tengo una tentación
enorme de dejar correr la imaginación y pensar junto a ustedes algunos
temas que me parecen son realmente de singular importancia.
En esa triple condición y excluyéndome a mí, quiero
repetir al principio algunas palabras que dijera no hace muchos días en
un anfiteatro del Hospital de Clínicas, en oportunidad de la reunión de
la Sociedad de Oncología Médica y Pediátrica del Uruguay y del Servicio
de Radioterapia de la Cátedra de Oncología, destacando el valor -ustedes
visitantes extranjeros sabrán comprender estas palabras seguramente que
hice en aquel momento- de nuestros técnicos, de nuestros profesionales
universitarios, de nuestros egresados de la Facultad de Medicina, uno de
ellos el doctor Eduardo Rosenblatt, por cierto.
También quiero destacar, y creo que acá hago honor a
la región, el nivel y la capacitación de los técnicos latinoamericanos
en distintas disciplinas, particularmente en esta que nos convoca en la
reunión de hoy.
Y creo, entonces, en una reunión de este tipo y con
estas características, y tomando en cuenta algunas realidades que por lo
menos están presentes en la discusión pública en nuestro país y sé que
también han estado presente en otros países de América Latina; creo
oportuno destacar la importancia que cursos como éste tienen para llevar
adelante -lo que dijera muy bien el doctor Nader hace algunos minutos- a
conocimiento de la población la cultura de la seguridad.
A mí me parece que es una estupenda definición que ha
hecho el doctor Nader, porque ante temas como la utilización de
radiaciones ionizantes con fines biológicos, médicos, con fines
industriales, conlleva a adelantos muy importantes y beneficios para la
población, pero también conlleva algún grado de temor, algún riesgo del
temor que la población tiene a lo desconocido, fundamentalmente en el
manejo de elementos radiactivos, con la utilización de radiaciones
ionizantes.
Y a veces se produce incluso el manejo desaprensivo
en el uso de medios de comunicación, para hablar de temas tan difíciles
como son los de la radioterapia, en sus distintas vertientes, con una
liviandad y una ligereza que causa espanto, mucho más espanto que el
efecto que las radiaciones pueden tener desde el punto de vista
deletéreo sobre la población.
Me parece, entonces, excelente ubicar en este tiempo
y en este espacio el concepto de cultura de la seguridad y el concepto
de la auditoría en el tratamiento de las radiaciones ionizantes.
Y demostrar, de alguna manera, que se está caminando
en un terreno muy seguro, muy firme, muy sólido, apoyado por disciplinas
científicas que tienen un fundamento profundo a través del tiempo.
Ustedes lo han visto, lo estarán viendo y lo seguirán
viendo, en el terreno de la física, de las radiaciones, o de la física
atómica, de la física nuclear, en distintos aspectos: los simétricos, de
calibración, etcétera, etcétera.
Pero también este manejo científico, sólido y serio,
del tema de las radiaciones en el terreno de la física atómica, de la
física nuclear, de la física en general, se expande y se extiende a
otros conceptos quizás menos precisos para ser manejados desde el punto
de vista de expresiones matemáticas, como es la biología o la
radiobiología, otras de las disciplinas importantes que, junto a la
radiofísica, tiene que estar apoyando permanentemente el trabajo del
radioterapeuta o de la radioterapia.
Y es ahí, entonces, en el análisis de los modelos
matemáticos o estadísticos en el terreno de la biología, que yo quisiera
hacer un aporte para avanzar en el camino y en el criterio de la cultura
de la seguridad, sobre todo para la población, que a veces se ve
sacudida por algunos informes que no tienen ninguna base científica de
apoyo y que deben ser debidamente aclarados a la población; ¡y qué mejor
lugar que éste!
Ustedes saben muy bien, que los tratamientos
radiantes se pueden hacer de manera continua o discontinua; esto no es
ninguna novedad para el que hace radioterapia.
De manera continua porque está programado para
hacerse de manera continua, en tantas sesiones por semana, tal cantidad
de dosis por fracción, hasta llegar a una dosis total determinada por la
experiencia clínica, que es la más efectiva, la mejor para controlar una
enfermedad o una población celular; o puede ser programada en forma
discontinua, porque a veces la discontinuidad de un tratamiento radiante
beneficia al enfermo, por cuanto los tejidos normales que también son
agredidos por las radiaciones, al igual que los tejidos tumorales,
tienen una capacidad de recuperación y de reparación mayor y en esos
intervalos se mejora la situación del enfermo en general.
Pero muchas veces un tratamiento radial, que se puede
hacer de manera discontinua, pese a que se preparó para hacerlo de
manera continua, por distintas razones, una de ellas porque hay una
enfermedad intercurrente en el enfermo que se está irradiando.
Una gripe, una neumopatía, una hepatitis, a veces son
enfermos sañosos que hacen infartos, trombo-embolismos, etcétera,
etcétera; obligan a discontinuar un tratamiento que había sido
programado para ser hecho de manera continua; cinco veces a la semana,
durante cinco o seis semanas, para dar una dosis total de manera
continua.
Otras veces la discontinuidad del tratamiento la
lleva el hecho de las reacciones biológicas que producen las
radiaciones, sobre todo con los viejos equipos de radioterapia
convencional, o incluso con el cobalto; las reacciones de piel, o de
sofagitis, o de cistitis, o de rectitis, obliga a interrumpir los
tratamientos para permitir al enfermo una recuperación.
Y otras veces los tratamientos interrumpen, en tercer
lugar, porque los equipos sufren desperfectos. Cuanto más técnicos,
cuanto más evolucionados desde el punto de vista tecnológico son éstos
equipos más posibilidades de sufrir desperfectos, que a veces no se
arreglan en unas pocas horas y a veces lleva a que el equipo esté
detenido durante días.
Bien, cuando se programa un tratamiento continuo y
hay que discontinuarlo por alguna de éstas razones, puede surgir la idea
que el enfermo se va a ver perjudicado, y en función entonces de la
academia demostrar que no se ven perjudicados por la interrupción de los
tratamientos.
Y es entonces que tenemos que recurrir a una
disciplina auxiliar a la radioterapia, de la misma manera que la
disciplina de la física de radiación es auxiliar de la radioterapia y es
la radiobiología aplicada o radiobiología clínica que permite, con
modelos matemáticos y estadísticos, demostrar o lograr lo que se llaman
las dosis equivalentes para obtener el mismo resultado terapéutico que
da un tratamiento continuo con un tratamiento discontinuo o alterado.
Y esto que hoy está en tela de discusión en muchos
medios generales, o por la prensa, es un viejo tema de la radioterapia;
es un viejo tema que ha sido resuelto con conceptos biológicos muy
claros a lo largo del tiempo y desde hace muchas décadas, porque esto
que sucede -puede suceder en Honduras, en Nicaragua, en Brasil, en
Argentina, sucede en Uruguay, sucede en Estados Unidos o en Francia- es
un viejo problema de la radioterapia que a veces se descubre en estos
días y parece que es modernidad y simplemente cuando se maneja
inescrupulosamente es ignorancia.
Y es el deber, entonces, de la academia mostrar cómo
estos hechos, que ya han sido estudiados y resueltos, se han resuelto.
Miren, en el -y ahora voy a usar el pizarrón, lo
intenté, perdone, doctor Nader- en el año 1939 Stranwitch establece la
relación entre la dosis total dada y el efecto radiológico en el tiempo.
Entonces, establece que la dosis total dada para
obtener un determinado efecto biológico es igual a una constante por el
tiempo elevado a la 0,11. Esta fue la primer fórmula matemática que
explicó el hecho biológico de un efecto producido por las radiaciones en
un tratamiento continuo.
En aquella época se discutía mucho de los
tratamientos continuos, las dosis única, las dosis múltiples, las dosis
fraccionadas; en aquella época, 65 años atrás.
Poco después, en el año 1941, Cohen establece una
fórmula que aproxima mucho más a una facilidad de cálculo ya no el
tiempo total, sino la dosis por fracción; lo que facilita después el
cálculo de la dosis total dada en forma continua, cómo se transforma en
una dosis total que tiene que ser dada en forma separada, entre dos
tiempos de tratamiento.
Y es en 1971, más bien 1969, cuando Frank Ellis
introduce el concepto de la nominal standard dose, dosis nominal
estándar, medida en una unidad que se conoce con el nombre de RET; RET
quiere decir Röntgen Equivalent Therapeutic y cuya fórmula establecía
que la dosis total dada -en aquel momento eran RATS, posteriormente como
ustedes saben es el Centigrade que es el equivalente- la dosis total
dada es igual a la Nominal Standard Dose, el RET, por el número de
fracciones dadas elevada a la 0,24, por el tiempo total elevado a 0,11.
Esto permitía calcular fácilmente la dosis
equivalente, si yo quería dar 5.000 Centigrades en cinco semanas de
manera corrida -cinco mil Centigrades, en cinco semanas de manera
corrida- qué pasaba si yo tenía que interrumpir el tratamiento en la
mitad del mismo, iban a quedar unos cuántos días sin el enfermo recibir
el tratamiento; qué dosis tenía que dar, cuál era la dosis equivalente a
5.000 Centigrades en cinco semanas.
Bueno, esa dosis la permitió ese esquema, ese nuevo
concepto de la Nominal Single Standard Dose permitió hacer el cálculo de
la dosis equivalente con mucha aproximación. Ojo, que el trabajo de
Frank Ellis, se llamaba "Dosis, tiempo y fraccionamiento: una hipótesis
clínica". ¿Verdad?
Lo que no era una realidad, una verdad absoluta, sino
que era una guía para el cálculo de la dosis equivalente cuando se
interrumpe un tratamiento.
Esto tenía algunas limitaciones. Se podía aplicar
esta dosis sólo en los tumores, este esquema, en los tumores
epiteliales; no en las leucemias ni en los linfomas ni en los sarcomas,
y con intervalos de tiempo que iban entre cuatro y cien días.
¿Por qué cuatro? Porque cuando se interrumpe el
tratamiento menos de cuatro días no hay ningún efecto de ningún tipo; no
hay efecto de ningún tipo, ni negativo ni positivo.
Así que, ¿qué vamos a discutir si un tratamiento se
detiene menos de cuatro días? ¿De qué estamos discutiendo?
Científicamente hablando.
Y si el intervalo es mayor de cien días, era como
tener que empezar de nuevo. Por lo tanto, este esquema se aplicó con
intervalos, dentro del esquema de tratamiento, mayores de cuatro días y
menores de cien, y para tumores epiteliales.
Pero en 1971 surge una crítica por otro actor,
Liversaille, que dice que esta fórmula no se ajusta todo lo precisamente
que debería hacerlo, para el cálculo de la dosis equivalente.
Y de ahí en más, la Academia en profundidad, en
reuniones como ésta, en otro momento y en otros lugares del mundo,
discute cuál es la mejor fórmula matemática, el mejor modelo matemático,
para aplicarse en estos casos.
Y llegamos al año de 1989, con Depauler y Beneckam,
dos radiobiólogos -un hombre y una mujer- ingleses, que establecen la
fórmula de la dosis radiobiológica equivalente, o Dosis Biológica
Equivalente; Dosis Biológica Equivalente, que es igual, y entonces
aparece un nuevo modelo matemático y les hablo a ustedes de modelo
matemático porque los conocen bien, llamado Modelo Lineal Cuadrático,
que explica en profundidad estos fenómenos biológicos y la forma de
llegar a una dosis biológica equivalente; con una fórmula muy sencilla
que dice que la Dosis Biológica Equivalente es igual a la dosis total
por uno más la dosis por fracción sobre el cociente alfa beta.
Y con esta fórmula cualquier duda que pueda existir
en el terreno de las dosis a aplicar, cuando hay intervalos de
tratamiento, se disipan y llegamos a criterios que permiten con
seguridad -con seguridad académica y científica- cubrir algunos de estos
sucesos de la radioterapia que pueden suceder en la interrupción de los
tratamientos; sin ningún daño para el enfermo, dándole las garantías de
un estudio serio, pormenorizado, científico, académico, que respalde un
tratamiento continuo o el equivalente en un tratamiento fraccionado, un
tratamiento con interrupciones.
Estos modelos matemáticos, de los cuales ustedes
seguramente manejan una cantidad importante en el terreno de la física,
son los que deben estar abundando y abonando para que las auditorías en
radioterapia se cumplan de manera adecuada y den a la gente la seguridad
que la gente, sin duda, debe tener para el tratamiento de estos temas
que no deben ser manejados inescrupulosamente o de manera ligera, porque
hacen a lo que corresponde a una cultura de seguridad que la población
necesita en el manejo de temas tan delicados, como es el manejo de
elementos radioactivos y de radiaciones ionizantes, que bien utilizadas
son maravillosas para la sociedad en su conjunto, para la humanidad,
pero mal utilizadas pueden ocasionar daños muy grandes.
Por tanto, yo los felicito a ustedes por este trabajo
que están realizando, también quiero felicitar a quienes desde el
Uruguay y también agradecer y felicitar a quienes desde el Organismo
Internacional de Energía Atómica promueven este tipo de encuentros de
discusión académica, porque esto realmente es lo que abona en el buen
sentido de la cultura de la seguridad en este terreno.
Les deseo la mejor de las estadías, el Uruguay es su
casa, y muchas gracias por estar aquí presentes. |