VÁZQUEZ PARTICIPÓ EN HOMENAJE A WILSON FERREIRA
ALDUNATE
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, se
hizo presente en la inauguración del monumento en homenaje a Wilson
Ferreira Aldunate, erigido en la explanada municipal.
En la oportunidad, hicieron uso de la palabra el
Presidente del Directorio del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, y el
presidente de la Comisión de Homenaje, senador Francisco Gallinal.
Previamente, se dio lectura a una carta enviada por el Presidente del
BID, contador Enrique Iglesias, quien también integró dicha comisión
nacionalista.
CARTA ENVIADA POR EL PRESIDENTE DEL BANCO
INTERAMERICANO DE DESARROLLO, ENRIQUE IGLESIAS
IGLESIAS: Señor Presidente de la Comisión de
Homenaje, Senador Francisco Gallinal; señor Excelentísimo doctor Tabaré
Vázquez, Presidente de la República; señor doctor Jorge Larrañaga,
Presidente del Directorio del Partido Nacional; señores Legisladores,
autoridades nacionales; amigas y amigos de Wilson; estimados, todos:
Por dificultades de agenda, que lamentablemente no me
ha sido posible resolver, con mucha pena no podré acompañar hoy a la
ciudadanía en la sentida ceremonia en que se rinde un merecido homenaje
a Wilson Ferreira Aldunate, mediante develación de un monumento que
recordará por siempre el legado espiritual y político que él nos dejó a
todos los uruguayos.
Tuve el alto honor de conocer a Wilson por muchos
años; ello me permitió comprender la inmensa contribución que él hizo a
nuestro país, así como su amor por la libertad y la justicia; su
compromiso con el ser nacional y su entrega a la reconstrucción de
nuestra democracia.
Con este homenaje se hace justicia a su memoria y se
deja a las nuevas generaciones esos mensajes que constituyen los
valores, sobre todo los que debemos seguir construyendo un país más
próspero y más justo, bajo el imperio de la libertad y la democracia.
Para mí significó una alta distinción participar en
la Comisión de Homenaje y por medio de estas palabras hago presente mi
adhesión a este histórico momento.
Hago llegar un estrecho abrazo a todos los presentes
y en particular a la querida familia de Wilson".
PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL HONORABLE DIRECTORIO DEL
PARTIDO NACIONAL, SENADOR JORGE LARRAÑAGA
LARRAÑAGA: Señor Presidente de la República, señor
Vicepresidente de la República, ex Presidente doctor Luis Alberto
Lacalle; señores Legisladores, señores Intendentes; Ministros, delegados
de los distintos poderes del Estado; del personal diplomático;
compatriotas, compañeros, compañeras; Susana Sienra, hijos de Wilson
Ferreira; compañeros, todos:
Este es un acto de tolerancia y de reafirmación
nacional. Los grandes hombres no tienen biografía, tienen destino; el
destino no se narra, el destino se esculpe y se pinta, se imagina, se
sueña y se quiere.
Y Wilson Ferreira tuvo y tiene el destino por su
lucha, durante toda su vida, el destino de ser representante de la mejor
tradición de la lucha de nuestro país por la libertad.
Hoy, 16 de junio, hace 21 años en que un hombre sólo
-pero acompañado por su pueblo- entregó su libertad, para contribuir a
la libertad y a la democracia de todos los uruguayos.
Y eso realmente refleja un acto de tolerancia, que
hoy en este hecho histórico, donde compatriotas de todos los partidos,
estamos llevando adelante lo que significa este homenaje que la Comisión
que preside nuestro compañero, el Senador Gallinal, ha llevado con
acierto, con otros compatriotas, para tributar homenaje a Wilson
Ferreira.
Es para nosotros una emoción muy grande, muy grande;
porque además hablar de Wilson es hablar de una historia de lucha y de
defensa de los valores inherentes a la vida democrática de nuestro
pueblo; en su condición, que siempre ostentó con orgullo, la de nunca
discriminar en lo que significaba la lucha más allá de su condición de
nacionalista fervoroso, de blanco duro en los entreveros de la vida
política, pero siempre tuvo el tiempo para compartir la lucha y el
esfuerzo que los años duros de la dictadura militar impusieron en la
sociedad uruguaya. Entonces, hoy, sentimos la emoción -también
compartida por ustedes- de estar aquí en esta explanada municipal, donde
un 30 de noviembre de 1984 luego de haber salido de su prisión, en
Trinidad, tuvo un tiempo para la concordia; para la mano extendida; para
la gobernabilidad y para contribuir al destino de este país.
En mi condición de Presidente del Directorio del
Partido Nacional, quiero simplemente trasladarles la emoción de aquel
día, de aquella noche, de aquella madrugada donde miles de compatriotas,
de todos los partidos, cada uno con su bandera, vinieron a testimoniarle
el homenaje a Wilson Ferreira.
¡Cuánta emoción teníamos de oírlo en esta plaza!
Banderas nacionalistas, por supuesto, pero también banderas
frenteamplistas, banderas coloradas, banderas cívicas; banderas de todos
los partidos, que estaban tributando el homenaje al último gran caudillo
del Partido Nacional.
Al último gran caudillo de la libertad y de la
gobernabilidad; que además siempre tuvo por distinción, algo que quizás
sea bueno en estos tiempos recordar; cuando hacía permanentes
referencias a los jóvenes, extrañándose muchas veces por qué en los
actos políticos no había una mayor concurrencia de jóvenes como adhesión
a la política, como adhesión a la propia actividad que él tanto amó y
por la que entregó su vida y por la cual entregó aquello que más tal vez
le dolía que era no poder ver crecer a sus nietos en virtud del exilio y
de la pérdida de la libertad después.
Hablando de los jóvenes, compartiendo quizás aquello
que, a un muchacho, en la última campaña electoral nos decía cuando
hablaba y refería que la juventud debía ser los padres de una Patria que
nace y no los hijos de una Patria que muere.
¡Y Wilson, vaya si compartía! ¡Vaya si atrajo a la
actividad política y al Partido Nacional a los jóvenes, para hacer
destino como han sido los grandes hombres de nuestro país, de nuestra
Patria.
Siento en consecuencia, compatriotas, compatriotas
todos y de todos los partidos, la misma emoción que sentimos muchos en
el ’71; la misma emoción de los años del exilio que Wilson sufrió; la
emoción de concordia, la emoción del regreso, la emoción de la explanada
y la emoción de lo que significó aquel caudillo al que hoy la sociedad
entera le brinda su homenaje aquí, en esta recordación permanente,
cotidiana y eterna.
Que, quizás, en el mejor grito para nosotros,
permítasenos poder expresarlo, signifique también casi el sinónimo del
grito de la libertad, el grito de la lucha, el grito hacia la esperanza,
el grito de que mañana y lo que viene mañana siempre va a ser mejor; y
ese grito simboliza el otro hermoso grito que es para nosotros: "¡Viva
Wilson, viva Wilson! ¡Viva, el Uruguay!"
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE HOMENAJE A
WILSON, EL SENADOR DOCTOR FRANCISCO GALLINAL
GALLINAL: Señor Presidente de la República Oriental
del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez; señor Vicepresidente de la
República, Rodolfo Nin Novoa; señor ex Presidente de la República
Oriental del Uruguay, doctor Luis Alberto Lacalle; señores y señoras;
autoridades y representantes de los distintos Poderes del Estado;
representantes diplomáticos; compañeros y compañeras del Partido
Nacional; compatriotas todos, que nos hacen el honor de acompañarnos en
esta circunstancia tan especial:
El 1º de diciembre de 1984, Wilson empezaba su
discurso diciendo: "Es casi un lugar común comenzar las palabras en una
ocasión como esta, o similar, haciendo referencia a la emoción profunda
que me sobrecoge y, por qué no voy a confesarlo, me llena los ojos de
lágrimas"; y a continuación decía, con esa fina ironía que lo
caracterizaba: "casi me he olvidado de hablar, voy a tratar de
reaprender hoy dirigiéndome a ustedes" -y luego señalaba- "yo llego hoy
al Uruguay, porque hace cinco meses y medio lo único que pude ver de mi
Patria fue containers apilados para impedir que la gente accediera; fue
la flota del Estado desplegada para recibir a una familia".
Hoy recordamos dos fechas principales en la vida del
país y en la vida de Wilson Ferreira Aldunate, la del 16 de junio de
1984 cuando regresa a su Patria, cuando se baja del buque; y ustedes van
a ver en esta hermosa expresión artística, que hoy vamos a inaugurar,
seguramente reflejada aquella hermosa imagen de Wilson acompañado de sus
custodias en el Puerto de Montevideo, dándose vuelta con los brazos en
alto para saludar a su gente, con aquella hermosa sonrisa, que no era
propia desde luego de quien iba camino a la cárcel, por cinco meses y
medio, para que no pudiera ser Presidente de todos los orientales; y
recordamos también el gran discurso del 1° de diciembre de 1984.
Hoy se junta el 16 de junio con el día más hermoso y
más alegre en la vida de Wilson Ferreira Aldunate, como fue ese 1° de
diciembre. Y llegamos a esta inauguración y permítanme que yo haga,
porque me corresponde y porque así debe ser, unos agradecimientos a
todos quienes han hecho posible que esto se haga realidad.
Al Parlamento, en su Legislatura anterior, que por
unanimidad aprobó el Proyecto de Ley para la construcción del monumento.
A quienes compartimos la Comisión Nacional de Homenaje, que tenía
representantes de los tres poderes del Estado; que en nombre del Poder
Legislativo integró esta Comisión su compañero de fórmula, Carlos Julio
Pereyra, que puso todo su esfuerzo para que hoy esto se hiciera
realidad; en representación del Poder Legislativo al que Wilson llenó de
talento, de inteligencia, de fuerza y de capacidad de propuesta.
El reconocimiento también a este gran compatriota que
es el escribano Guillermo Stirling, que en nombre del Poder Ejecutivo
integró esta Comisión; Poder Ejecutivo que Wilson Ferreira Aldunate
también integró y que hoy todos reconocemos como el mejor Ministro de
Ganadería que ha conocido la historia del país.
El reconocimiento al doctor Daniel Gutiérrez,
Presidente de la Suprema Corte de Justicia, que en representación del
Poder Judicial integró esta Comisión; en la ley tenía que estar el Poder
Judicial como desagravio al utilizado y al seudo Poder Judicial de la
época que lo condenó y que lo encarceló, como muy bien dijo Wilson
precisamente en la explanada municipal: "en lo único que todos los
integrantes del Poder Judicial estaban de acuerdo en aquella época, es
en que yo era inocente".
Y el reconocimiento también al jurado; aquí hubo un
concurso público nacional, el reconocimiento a quien como Intendente
Municipal, el arquitecto Arana, junto a la Intendencia Municipal de
Montevideo, puso siempre toda su colaboración para que aquí pudiera
tener emplazamiento el monumento a Wilson Ferreira Aldunate.
El reconocimiento y el agradecimiento, por supuesto,
porque nos acompañaron siempre en cada una de las etapas que fuimos
quemando para llegar a hoy: a Susana Sienra, a Juan Raúl, a Babina, a
Gonzalo, a los nietos y a los bisnietos de Wilson Ferreira Aldunate.
El reconocimiento al Poder Ejecutivo anterior, que
ayudó desde Rentas Generales con recursos para que esto se hiciera
realidad.
El reconocimiento al actual señor Presidente de la
República y al ex Presidente que nos acompaña, porque la presencia de
Presidentes y ex Presidentes jerarquiza el homenaje que a este gran
hombre estamos realizando en el día de hoy.
Wilson se merecía un homenaje de estas
características, en toda su dimensión, en todas sus virtudes y en todas
sus condiciones.
Lo recordamos en la explanada, lo recordamos y lo
soñamos; y lo creemos, y permítaseme decirlo en nombre de mi Partido
Nacional, con mucho respeto para todas las fuerzas políticas, pero así
lo sentimos los blancos que creemos que en la elección -libre- de 1984
podría haber sido, hubiera sido el Presidente de todos los orientales.
Recordamos hoy al Wilson de la libertad; al Wilson
que el 27 de junio de 1973 comprometió al Partido Nacional como vengador
de la Republica, ¡y vaya si lo fue en los duros años del exilio!; donde
acompañó y se solidarizó y ayudó a cuánto uruguayo, no importaba su
origen político, andaba por allí necesitando una mano en los durísimos
años del exilio para quienes les tocó sufrirlo fuera de fronteras.
Recordamos hoy al Wilson estadista, al Wilson
fundador de la CIDE; al Wilson Ministro, al Wilson elaborador de
"Nuestro Compromiso con Usted"; con un Programa de Gobierno serio y
responsable que promovía el cambio profundo que en la época el país
estaba necesitando.
Recordamos, con serenidad, con atención, con respeto
y con mucho orgullo, al Wilson de la Ley de Caducidad; al Wilson que le
sacó las castañas del fuego al país, sin medir jamás el costo político
que habría que pagar.
Y recordamos entonces también, y es bueno para todos
los tiempos, al Wilson que es la contracara, que es lo diferente del
doble discurso permanente; lean ustedes, y eso es lo que a mí más me
llena de orgullo, lean ustedes el discurso de Wilson Ferreira Aldunate
en la Explanada Municipal y analicen los pocos años de vida que le
tocaron después y díganme si en esos pocos años de ejecutoria política
permanente no hay un cumplimiento a rajatabla de la palabra empeñada en
la Explanada Municipal, el 1º de diciembre de 1984.
Ese es a la clase de dirigente político que nos
intentamos apenas parecer.
Y hoy lo estamos recordando con esa alegría, porque
no otra cosa que alegría podemos tener.
Ayer en algún momento dudamos, en medio de la lluvia,
si hacer o no hacer el acto; después nos reprochamos la duda, porque no
era de buen wilsonista el no enfrentar siempre la adversidad con alegría
y con entusiasmo, y con la ilusión de poder transformar la realidad
adversa.
Y recordábamos la forma en que él termina aquí su
discurso; la forma en que lo termina recordando otro memorable de la
Curva de Maroñas, cuando en momentos que empieza hablar se desata una
tremenda tormenta, y Wilson le dice a la multitud: "¡No, no se vayan!
¡No teman, que venga el viento! ¡Que venga el viento y que barra lo que
tenga que barrer! Y si se transforma en huracán, porque quizás sea a eso
lo que el país esté necesitando; quizás sea eso lo que la República esté
buscando: un viento fuerte que barra, que limpie".
Y ahora, con el transcurso de los años, con el
transcurso de los años, los que nos contaban ese discurso, también los
que lo presenciaron, los que queremos seguir ese ejemplo permanente de
identificación nacional nos damos cuenta que ese viento, que ese viento
era Wilson Ferreira Aldunate.
Y asumimos también el compromiso, porque ahora en la
explanada municipal, al alma viva de Wilson que ya está aquí, desde el
1° de diciembre de 1984; a su alma viva, se va a juntar el bronce.
¡Y hacia aquí vendremos cuántas veces los uruguayos,
y las generaciones por venir, a homenajearlo y a recordarlo!
¡Y en ese homenaje y en ese recuerdo podemos hoy
comprometer que ese viento, ese viento volverá a soplar! ¡Muchas
gracias!
¡Viva la Patria, en homenaje a este grande al que
tanto queremos! |