18/07/05


175° ANIVERSARIO DE LA JURA DE LA CONSTITUCIÓN
Con la presencia del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, junto a autoridades nacionales y departamentales, civiles y militares, se llevó a cabo este lunes 18 el acto conmemorativo del 175º aniversario de la Jura de la Constitución.

El mismo tuvo lugar en la Plaza Constitución, siendo la única oradora en representación del Poder Ejecutivo la Ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz.

PALABRAS DE LA MINISTRA DE SALUD PÚBLICA, MARÍA JULIA MUÑOZ, DURANTE EL ACTO CONMEMORATIVO DEL 175 ANIVERSARIO DE LA JURA DE LA CONSTITUCIÓN

MINISTRA MUÑOZ: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez; autoridades nacionales y departamentales; representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país; señoras y señores:

La historia no sólo es una cuestión del pasado, también refiere al presente y al futuro.

Tal es así, que el maestro de historiadores, Michael Favre, decía a sus alumnos que para ser un buen historiador hay que volver la espalda al pasado, hay que mezclarse con la vida y hay que pensar que el principal objetivo de la Historia es el hombre.

Por eso, éste acto, con el cual el gobierno y la ciudadanía celebran el 175 aniversario de la Jura de la primera Constitución de la República Oriental del Uruguay, implica la reafirmación de un compromiso nacional que viene de lejos y que va más lejos aún.

En efecto, el Uruguay mismo se inició como Estado de derecho junto a la Constitución que emanó de la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado, instalada en noviembre de 1828, y que fue jurada en este mismo lugar hace hoy exactamente 175 años.

Mucho tiempo ha transcurrido y muchas cosas han sucedido desde entonces. Tal vez, desde un punto de vista estrictamente académico, aquel documento no pasa de ser un interesante material de estudio, pero sin tal vez aquel texto fundacional sigue dando cuenta -más allá de las críticas que suscitó y de los desbordes que padeció- de un ideal que aun hoy identifica a la sociedad uruguaya.

Y eso es importante. Al fin y al cabo, la Constitución es un contrato pero también es un ideal.

Es cierto que aquellos tiempos no son los nuestros; también es cierto que la realidad de entonces no es al actual y que muchas de las disposiciones establecidas en la Constitución de 1830 fueron superadas por los acontecimientos posteriores.

Pero no es menos cierto que aquel texto contiene valores esenciales y por eso mismo plenamente vigentes, entre ellos: el valor de la dignidad de las personas, el valor del resguardo de sus libertades básicas; el valor de sus derechos y responsabilidades; el valor del sistema de gobierno republicano representativo; el valor de la democracia, el valor de la Nación.

Señoras y señores, aquella Constitución jurada en este lugar, el 18 de Julio de 1830, la han sucedido hasta el momento otros cinco textos constitucionales y decenas de reformas parciales; algunas de ellas hasta demasiado parciales y coyunturales.

Semejante producción constitucional en tan sólo 175 años, da cuenta también de un valor sustantivo de la sociedad uruguaya: su apego a la Constitución como compromiso republicano, como contrato social y como marco de convivencia indispensable para el bienestar de todos y el progreso de la Nación.

Apego a la Constitución que el pueblo uruguayo ha manifestado defendiéndola cada vez que la misma fue amenazada; reivindicándola ante el autoritarismo; expresándose soberanamente en las consultas electorales para su reforma y sobre todo incorporándola a la vida cotidiana.

Dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada; solemos decir los uruguayos y nos lo recuerda constantemente nuestro Presidente de la República.

Es mucho más que un dicho, es un ideal; es un compromiso, es una seña de identidad que viene del pasado; es una clave para nuestro futuro como Nación.

Señoras y señores, el Uruguay vive un momento muy especial, no es el fin ni el principio de ninguna historia.

Es otro momento de su historia, pero es un momento de cambios.

De cambios necesarios, cambios responsables; de cambios con las mujeres y los hombres de este país.

De cambios que benefician a todas las uruguayas y a todos los uruguayos.

De cambios con sentido de Nación; de cambios en democracia; de cambios con libertad y con seguridad.

Con libertad que consiste tanto en ser libres de coacciones o presiones externas, como ser libres del hambre, de la ignorancia y del miedo.

Tener derecho a la autodeterminación y a la participación. Tener posibilidades de desarrollo.

Poder vivir en una sociedad segura y tener la posibilidad de construir cada uno nuestra propia vida.

En sintonía con ello, la seguridad ya no es solamente un asunto de relaciones entre Estados, sino que tiene una connotación más individual para la mayoría de la gente.

La seguridad es la protección frente a la violencia de los violentos, pero también frente a la violencia del desamparo social.

Es la falta de oportunidades, el vacío como cultura o el deterioro medioambiental.

La realidad demuestra que el equilibrio entre la libertad y la seguridad es delicado, dinámico, pero imprescindible.

Es también una construcción humana, un compromiso social y una responsabilidad del Estado.

Es el Estado el gran asegurador de las libertades y es su responsabilidad generar el contexto donde esas libertades puedan ejercerse plenamente.

Señoras y Señores, en esta fecha tan significativa para el Uruguay, cúmpleme expresar en nombre del gobierno de la República nuestro irrenunciable compromiso con los ideales ya presentes en aquella primera Constitución de cuya jura hoy se cumple un nuevo aniversario.

Son ideales que impulsan y convocan. Son utopías realizables.

Son compromisos de Estado porque el proyecto de país, con el que el gobierno nacional está comprometido ante la ciudadanía y ante sí mismo, implica rescatar la dimensión política del Estado como factor de democracia.

Implica un Estado que recupere su capacidad de pensar en la sociedad y proteger a su gente.

Un Estado que crea las condiciones para la más plena inclusión social.

Un Estado que sea capaz de generar ciudadanía en términos de derechos y responsabilidades políticas, sociales y civiles.

Un Estado que favorezca el desarrollo productivo.

Pero los compromisos del Estado, siendo fundamentales, no son suficientes.

Es necesario el compromiso de la sociedad toda.

Es necesario el involucramiento de los ciudadanos, sobre bases de lealtad institucional, de reconocimiento, de pluralidad en la integralidad, de reglas de juego diáfanas y permanentes para todos y sobre todo el Uruguay que es lo nos une, lo que está por encima de cada uno de nosotros.

Hace 175 años un conjunto de ciudadanos se reunieron en esta plaza, para expresar su adhesión a un texto constitucional que marca el inicio de nuestra República.

No eran muchos y no alcanzaban a representar cabalmente el conjunto de la sociedad de entonces.

Si embargo, aquella reunión trascendió largamente el importante objetivo de su convocatoria.

En efecto, aquellos hombres no solamente juraron una Constitución, también sentaron las bases de la Nación como Estado de derecho.

Tal es nuestro legado y nuestro compromiso; legado y compromiso que renovamos día a día, para que nuestro Padre Precursor no se quede en el pasado; para que José Artigas nos acompañe en el presente, enseñándonos el futuro. Muchas gracias.

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