175° ANIVERSARIO DE
LA JURA DE LA CONSTITUCIÓN
Con la presencia del Presidente de la República,
Tabaré Vázquez, junto a autoridades nacionales y departamentales,
civiles y militares, se llevó a cabo este lunes 18 el acto conmemorativo
del 175º aniversario de la Jura de la Constitución.
El mismo tuvo lugar en la Plaza Constitución, siendo
la única oradora en representación del Poder Ejecutivo la Ministra de
Salud Pública, María Julia Muñoz.
PALABRAS DE LA MINISTRA DE SALUD PÚBLICA, MARÍA JULIA
MUÑOZ, DURANTE EL ACTO CONMEMORATIVO DEL 175 ANIVERSARIO DE LA JURA DE
LA CONSTITUCIÓN
MINISTRA MUÑOZ: Señor Presidente de la República
Oriental del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez; autoridades nacionales y
departamentales; representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en
nuestro país; señoras y señores:
La historia no sólo es una cuestión del pasado,
también refiere al presente y al futuro.
Tal es así, que el maestro de historiadores, Michael
Favre, decía a sus alumnos que para ser un buen historiador hay que
volver la espalda al pasado, hay que mezclarse con la vida y hay que
pensar que el principal objetivo de la Historia es el hombre.
Por eso, éste acto, con el cual el gobierno y la
ciudadanía celebran el 175 aniversario de la Jura de la primera
Constitución de la República Oriental del Uruguay, implica la
reafirmación de un compromiso nacional que viene de lejos y que va más
lejos aún.
En efecto, el Uruguay mismo se inició como Estado de
derecho junto a la Constitución que emanó de la Asamblea General
Constituyente y Legislativa del Estado, instalada en noviembre de 1828,
y que fue jurada en este mismo lugar hace hoy exactamente 175 años.
Mucho tiempo ha transcurrido y muchas cosas han
sucedido desde entonces. Tal vez, desde un punto de vista estrictamente
académico, aquel documento no pasa de ser un interesante material de
estudio, pero sin tal vez aquel texto fundacional sigue dando cuenta
-más allá de las críticas que suscitó y de los desbordes que padeció- de
un ideal que aun hoy identifica a la sociedad uruguaya.
Y eso es importante. Al fin y al cabo, la
Constitución es un contrato pero también es un ideal.
Es cierto que aquellos tiempos no son los nuestros;
también es cierto que la realidad de entonces no es al actual y que
muchas de las disposiciones establecidas en la Constitución de 1830
fueron superadas por los acontecimientos posteriores.
Pero no es menos cierto que aquel texto contiene
valores esenciales y por eso mismo plenamente vigentes, entre ellos: el
valor de la dignidad de las personas, el valor del resguardo de sus
libertades básicas; el valor de sus derechos y responsabilidades; el
valor del sistema de gobierno republicano representativo; el valor de la
democracia, el valor de la Nación.
Señoras y señores, aquella Constitución jurada en
este lugar, el 18 de Julio de 1830, la han sucedido hasta el momento
otros cinco textos constitucionales y decenas de reformas parciales;
algunas de ellas hasta demasiado parciales y coyunturales.
Semejante producción constitucional en tan sólo 175
años, da cuenta también de un valor sustantivo de la sociedad uruguaya:
su apego a la Constitución como compromiso republicano, como contrato
social y como marco de convivencia indispensable para el bienestar de
todos y el progreso de la Nación.
Apego a la Constitución que el pueblo uruguayo ha
manifestado defendiéndola cada vez que la misma fue amenazada;
reivindicándola ante el autoritarismo; expresándose soberanamente en las
consultas electorales para su reforma y sobre todo incorporándola a la
vida cotidiana.
Dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada;
solemos decir los uruguayos y nos lo recuerda constantemente nuestro
Presidente de la República.
Es mucho más que un dicho, es un ideal; es un
compromiso, es una seña de identidad que viene del pasado; es una clave
para nuestro futuro como Nación.
Señoras y señores, el Uruguay vive un momento muy
especial, no es el fin ni el principio de ninguna historia.
Es otro momento de su historia, pero es un momento de
cambios.
De cambios necesarios, cambios responsables; de
cambios con las mujeres y los hombres de este país.
De cambios que benefician a todas las uruguayas y a
todos los uruguayos.
De cambios con sentido de Nación; de cambios en
democracia; de cambios con libertad y con seguridad.
Con libertad que consiste tanto en ser libres de
coacciones o presiones externas, como ser libres del hambre, de la
ignorancia y del miedo.
Tener derecho a la autodeterminación y a la
participación. Tener posibilidades de desarrollo.
Poder vivir en una sociedad segura y tener la
posibilidad de construir cada uno nuestra propia vida.
En sintonía con ello, la seguridad ya no es solamente
un asunto de relaciones entre Estados, sino que tiene una connotación
más individual para la mayoría de la gente.
La seguridad es la protección frente a la violencia
de los violentos, pero también frente a la violencia del desamparo
social.
Es la falta de oportunidades, el vacío como cultura o
el deterioro medioambiental.
La realidad demuestra que el equilibrio entre la
libertad y la seguridad es delicado, dinámico, pero imprescindible.
Es también una construcción humana, un compromiso
social y una responsabilidad del Estado.
Es el Estado el gran asegurador de las libertades y
es su responsabilidad generar el contexto donde esas libertades puedan
ejercerse plenamente.
Señoras y Señores, en esta fecha tan significativa
para el Uruguay, cúmpleme expresar en nombre del gobierno de la
República nuestro irrenunciable compromiso con los ideales ya presentes
en aquella primera Constitución de cuya jura hoy se cumple un nuevo
aniversario.
Son ideales que impulsan y convocan. Son utopías
realizables.
Son compromisos de Estado porque el proyecto de país,
con el que el gobierno nacional está comprometido ante la ciudadanía y
ante sí mismo, implica rescatar la dimensión política del Estado como
factor de democracia.
Implica un Estado que recupere su capacidad de pensar
en la sociedad y proteger a su gente.
Un Estado que crea las condiciones para la más plena
inclusión social.
Un Estado que sea capaz de generar ciudadanía en
términos de derechos y responsabilidades políticas, sociales y civiles.
Un Estado que favorezca el desarrollo productivo.
Pero los compromisos del Estado, siendo
fundamentales, no son suficientes.
Es necesario el compromiso de la sociedad toda.
Es necesario el involucramiento de los ciudadanos,
sobre bases de lealtad institucional, de reconocimiento, de pluralidad
en la integralidad, de reglas de juego diáfanas y permanentes para todos
y sobre todo el Uruguay que es lo nos une, lo que está por encima de
cada uno de nosotros.
Hace 175 años un conjunto de ciudadanos se reunieron
en esta plaza, para expresar su adhesión a un texto constitucional que
marca el inicio de nuestra República.
No eran muchos y no alcanzaban a representar
cabalmente el conjunto de la sociedad de entonces.
Si embargo, aquella reunión trascendió largamente el
importante objetivo de su convocatoria.
En efecto, aquellos hombres no solamente juraron una
Constitución, también sentaron las bases de la Nación como Estado de
derecho.
Tal es nuestro legado y nuestro compromiso; legado y
compromiso que renovamos día a día, para que nuestro Padre Precursor no
se quede en el pasado; para que José Artigas nos acompañe en el
presente, enseñándonos el futuro. Muchas gracias.
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