PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN LA APERTURA DE LAS JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE
LEGISLACIÓN PARA EL CONTROL DEL TABACO, EN BUENOS AIRES
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Académicos, colegas, señoras y
señores.
Gracias por invitarme a participar en la apertura de
estas Jornadas Internacionales sobre Legislación para el Control del
Tabaco, organizadas por el Ministerio de Salud y Ambiente de la
República Argentina, con la finalidad de promover la ratificación del
convenio marco para el control del tabaco, alentar la sanción de
legislación en el MERCOSUR y Estados Asociados, e influir en los actores
claves para la adopción de políticas de control del tabaco.
Asisto a esta reunión en una condición cuádruple y
fundamentalmente por una razón. Las cuatros condiciones son: 1- En
carácter de Presidente de la República Oriental del Uruguay. 2- Como
consecuencia de lo anterior, la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR que
actualmente desempeño. 3- Mi condición de médico oncólogo, actividad
profesional que inicié hace más de 30 años, y que aún hoy por suerte,
aunque con menos dedicación que antes sigo ejerciendo. 4- Mi condición
de ex fumador, condición que asumí hace también muchos años, y a la cual
–si así puede decirse- me dedico cada día más.
Pero más allá de esta cuádruple condición, hay una
razón, una única y fundamental razón para mi presencia en este acto: el
tema de las Jornadas que estamos inaugurando me interesa pues hoy, por
experiencia de vida y por responsabilidad de gobierno plenamente
conciente de su importancia, de sus contenidos y de sus alcances.
Amigas y amigos, permítanme hablarles de mi país.
Uruguay tiene casi 190 mil kilómetros cuadrados de superficie, y poco
más, un poquito más de tres millones de habitantes.
El 0.04% del total de la tierra uruguaya dedicada a
cultivos agroindustriales, está afectada al cultivo del tabaco, muy poca
cosa, prácticamente casi nada. Son unas 350 hectáreas en la zona norte
del país.
El promedio de cosecha tabacalera oscila entre los
750 mil y 950 mil kilos por año. El productor tabacalero en Uruguay
recibe aproximadamente 1,10 dólares por cada kilo de tabaco que vende.
Estamos hablando entonces, de un proceso
agroindustrial que hasta ahí –no estamos hablando de la
comercialización- representa aproximadamente solo un millón de dólares
anuales. Después de esa etapa es otra cosa, porque una cosa son los
productores y consumidores de tabaco, y otra bastante diferente por
cierto, los tabacaleros, quienes seguramente no fuman, pues quieren
disfrutar saludablemente sus ganancias.
Si se tiene en cuenta que en esas etapas del proceso
trabajan en total unas 500 personas, fácil es concluir que en términos
productivos Uruguay no vive del tabaco; pero 5500 uruguayas y uruguayos
mueren anualmente de enfermedades tabaco-dependientes. 5500 por año son
450 personas por mes, y son 15 personas por día que mueren por causa de
consumir tabaco. Y estoy hablando por cierto de vidas humanas. Pero
también podría hablar de tratamientos, de secuelas o de gastos en salud,
que por cierto representan en términos financieros, mucho más que ese
millón de dólares que "aporta" la industria tabacalera al Producto Bruto
Interno del Uruguay.
Sin embargo si esta es la realidad de la producción
del tabaco, del consumo del mismo y de sus consecuencias, las
resistencias para iniciar una campaña por parte del gobierno, para
prohibir o disminuir el consumo de tabaco son enormes.
Amigas y amigos, seguramente esta triste realidad del
Uruguay no es diferente a la de otros países de la región, y entonces,
cómo no reaccionar ante esta cifra estremecedora, que habla de vidas
humanas tronchadas por el tabaquismo.
¿Qué esperamos para reaccionar contra este terrible
flagelo? Y reitero lo del flagelo, porque fumar lejos de ser el placer
genial y sensual, al que refiere un legendario tango titulado
sugestivamente: "Fumando espero", es una suerte de agonía, al principio
voluntaria, pero luego adictiva e implacable.
Qué se puede esperar del placer de consumir nicotina,
acetona, benceno, butano, metanol, naftaleno, DDT, arsénico,
formaldehído, níquel, cation, anilina y algunos otros de los 400
compuestos químicos, 43 sustancias cancerígenas u otros productos
tóxicos detectados en el tabaco y en el humo de tabaco. Nada genial, ni
sensual, por cierto, todo lo contrario. El tabaco es la causa reconocida
-como ustedes saben- probable o favorable respecto a enfermedades tales
como cardiopatías coronarias, enfisema pulmonar, EPOC, neumonía,
gastritis, úlcera, impotencia, infertilidad y diversos cánceres.
En Uruguay el tabaquismo es el responsable del 96% de
los cánceres bronco-pulmonares, del 70% de los casos de cáncer de
laringe, del 50% de los cánceres de cavidad oral y esófago, del 40% de
los cánceres de vejiga, y del 30% de los casos de cáncer de páncreas. Y
seguramente esta estadística se inscribe también en la media regional.
Amigas y amigos, podría seguir aportando datos
estadísticos, evidencias científicas y testimonios profesionales, pero
creo innecesario hacerlo en este ámbito pues todos los aquí presentes
sabemos de qué hablamos cuando hablamos del tabaquismo, y de la
necesidad de legislar en materia de control del tabaco.
En todo caso y para no agobiarlos al principio de
esta Jornada, cuyo programa de trabajo, por lo que he visto, es muy
exigente, permítanme decirles algo que siempre se dice, pero no siempre
se asume: el hábito de fumar está directamente vinculado a la calidad de
vida, a la educación, a las condiciones de trabajo, en fin, al lugar de
la gente en la sociedad y a la sociedad misma.
No es casual que el tabaquismo sea un fenómeno
extendidamente más urbano que rural; no es casual que la edad más
frecuente para empezar a fumar se ubique entre los 12 y los 15 años y
que casi el 70% de los adolescentes fumadores admitan que comenzaron a
hacerlo influenciados por un bombardeo publicitario y mediático, según
el cual importa más el éxito que la propia vida. Y tampoco es casual que
mientras los fumadores se ubican en los niveles socioeconómicos medio y
bajo, las fumadoras pertenecen a los sectores socioeconómicos medio y
alto. Tal cruzamiento según sexo y nivel socio-económico, algo nos está
indicando.
Combatir este ámbito, legislar en materia de control
del tabaco es respetar el derecho de la gente a una vida saludable y
plena.
Podrá decirse también como sucede en nuestro país,
que la libertad es libre y que cada quien tiene el derecho a elegir
libremente ser o no ser fumador, y es verdad, es cierto, cada cual tiene
el derecho a elegir a ser o no ser fumador. Pero también es verdad, y la
historia de los pueblos lo demuestra irrefutablemente, que así como no
hay vida sin libertad, no es libertad lo que va contra la vida.
Controlar el tabaco y combatir el tabaquismo es entonces, una cuestión
de construcción de ciudadanía y de convivencia democrática.
También es cierto que tal afirmación puede parecer
exagerada, pero las apariencias engañan, y lo cierto es que la salud, en
tanto derecho y responsabilidad, es un factor de seguridad para las
personas, es un factor de cohesión social y de evolución de la sociedad
hacia un mayor bienestar para todos sus componentes.
Amigas y amigos, en materia de control del tabaco no
partimos de cero; todos los aquí presentes podemos dar testimonio de
diversas medidas que en esta materia se están adoptando en nuestros
respectivos países, y en el concierto internacional.
En Uruguay, el pasado 31 de mayo en ocasión del Día
Mundial sin Humo de Tabaco, por iniciativa de la Comisión Asesora para
el Control del Tabaco que funciona en la órbita del Ministerio de Salud
Pública, y cumpliendo lo establecido en el Convenio Marco de la
Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, el gobierno
nacional de mi país modificó la normativa vigente en lo que refiere a
consumo, a comercialización y publicidad de los productos de tabaco.
Y en Argentina, donde de acuerdo a la información del
Programa Nacional de Control del Tabaco, el costo de tratamiento de las
patologías relacionadas al tabaquismo equivale al 15% del gasto total de
salud, la Presidencia de la Nación, ha remitido recientemente al
Congreso –como lo decía el señor Ministro- un Proyecto de Ley
Antitabaco.
Son avances, pero aún queda mucho por hacer. La
participación de ustedes en este encuentro, y los distintos módulos
temáticos del mismo dan cuenta de ello. Por ello, precisamente, creo que
esta reunión marcará sin lugar a dudas un importante mojón en ese largo
recorrido, que tiene mucho de investigación científica y otro tanto de
elaboración legislativa, pero que es sustancialmente un proceso social
que –en tanto tal- ha de realizarse en clave democrática y política
porque no hay democracia sin política.
Y yo, que sin perjuicio de mi formación profesional y
de mis responsabilidades de gobierno, confío en la sociedad y creo en
los procesos sociales, por eso estoy seguro que estas jornadas sin lugar
a dudas, ayudarán al logro de los objetivos planteados.
Muchas gracias.
PALABRAS DEL MINISTRO DE SALUD Y AMBIENTE DE
ARGENTINA, GINÉS GONZÁLEZ GARCÍA, EN LA APERTURA DE LAS JORNADAS
INTERNACIONALES SOBRE LEGISLACIÓN PARA EL CONTROL DEL TABACO, EN BUENOS
AIRES
GÓNZALEZ GARCÍA: Bueno, hoy como decía Rudolph
Virchow hace muchos años "La medicina es política a escala social".
Entonces, naturalmente hoy tiene que cambiar la escala de lo que debe
cuidar a sus ciudadanos.
Para nosotros es un enorme honor que esté acá el
doctor Vázquez, y por supuesto es un enorme gusto poder compartir con
todos ustedes la enorme experiencia y la enorme energía que se viene
desplegando hace algunos años en el mundo, pero particularmente hemos
intentando en nuestra región, y que nuestro Presidente Pro Témpore del
MERCOSUR esté hoy con nosotros también implica un compromiso regional
además del compromiso de cada uno de los países que están aquí
representados.
Las sociedades siempre valoran más lo que sucede que
lo que no sucede. Cuando uno hace prevención no es fácil, porque nadie
valora justamente lo que no sucede.
Cuando un médico cura, es mucho más famoso que cuando
un médico cuida. Pero nosotros estamos absolutamente dispuestos como
gobiernos, como sociedad a cuidar lo más que podamos a nuestros
ciudadanos. Y nada, nada hay más importante que podamos hacer para
cuidarlos que luchar contra el tabaco, luchar contra el tabaquismo,
establecer políticas internacionales, acuerdos mundiales, establecer
Leyes propias. Ustedes saben que en nuestro país hace pocos días nuestro
Presidente ha enviado una Ley de última generación que hemos trabajado
muy intensamente con toda la sociedad civil, y que además de las Leyes
que siempre son obviamente un ordenamiento de la realidad y un
mejoramiento de la realidad, estamos haciendo una política nacional; una
política nacional que busca –como decíamos recién con el Presidente
Vázquez- ganar la primera de las batallas políticas que uno tiene que
ganar, que es la batalla de la opinión pública; que la opinión pública
sienta, perciba que esto no va contra nadie sino a favor de todos.
Que nadie se sienta agredido, que todos se sientan
protegidos, que todos se sientan que lo que estamos haciendo es por
cuidar, lo estamos haciendo por cuidar sobre todo lo que más debemos
cuidar, que es el futuro, cuidar que los adolescentes no empiecen a
fumar, cuidar que los que fuman si pueden dejen de fumar y cuidar que
los que no fuman, no sean perjudicados por los que fuman. Esas cosas tan
simples requieren obviamente una enorme movilización popular, desde todo
punto de vista.
El Estado inclusive tiene una actitud paradojal en
términos históricos con respecto al cigarrillo. Por un lado, desde ya
una de sus consecuencias en sistemas públicos que le dan atención a todo
el mundo, como en el caso de nuestros países, o el caso de la mayoría de
los países de la región.
Sin embargo, en la misma enjundia que ponen para
curarlos y que hacen que una persona que necesite atención por una
incapacidad generada por el cigarrillo, por una enfermedad generada por
el cigarrillo, se quede sin atención, verdaderamente no le ponen la
misma enjundia en cuidar que eso no ocurra. Y es lo que estamos tratando
de cambiar: seguir atendiendo las consecuencias del cigarrillo, pero
tratar de evitar las consecuencias del cigarrillo.
Y esto que parece una cuestión simple, todos saben,
no es una cuestión tan simple y exige una enorme energía, primero de
convencimiento de la sociedad de por qué se hace, y segundo por supuesto
de integración dentro de lo que es el Poder Legislativo, lo que es el
Poder Ejecutivo, en el sentido de buscar que la norma sea protectora
sobre el conjunto pero que a su vez, tenga la posibilidad de ser
compartida con la mayoría de los ciudadanos. Y eso es lo que estamos
tratando en nuestro país.
La política que ustedes van a discutir hoy, el
convenio marco que vamos a discutir hoy, las legislaciones que vamos a
discutir mañana, bueno son formidables, formidables formas de expresar
esto, y creo que cada país, cada cultura tiene además un comportamiento
idiosincrásico muy particular. Por eso, si bien las experiencias son
válidas de todos y vamos a escucharnos a todos, y vamos a aprender de
algunos errores propios y de muchos aciertos ajenos, pero también creo
que particularmente en el Río de la Plata, que tenemos una idiosincrasia
tan sustantiva, tenemos que hacer un esfuerzo especial en términos
culturales –lo hablábamos recién con el Presidente Vázquez- para que
esto también sea contemplado.
Nosotros queremos -como les dije antes- cambiar el
futuro, y cambiar el futuro es cambiarlo para la sociedad, pero con la
sociedad. Y esto es lo que nuestro gobierno, nuestros gobiernos de toda
la región y lo que vuelvo a decirlo, la primera política y estratégica
mundial que hay en función de la salud pública debemos hacer.
Por eso yo quiero agradecerle muchísimo a todos
ustedes, especialmente al médico Vázquez, al hombre que sigue todavía
cumpliendo lo que ha sido su profesión histórica, porque sigue
trabajando de médico, y hoy también está trabajando de médico, porque
hoy está trabajando de médico pero en gran escala, en otra escala mi
querido colega. Y por eso me parece muy importante que hoy esté aquí,
como una ratificación del compromiso político del MERCOSUR, de toda la
región y por supuesto también, como una forma de alentarnos a todos a
esta forma de construir política y de construir futuro que todos los que
están acá vienen protagonizando desde hace mucho tiempo.
Por eso les agradezco lo que van a hacer. Estoy muy
contento que todo se realice aquí.
El compromiso de nuestro gobierno sigue siendo firme
en este tema. Esto no es voto activo ni es preelectoral, esto es una
política de Estado, que va más allá inclusive de lo que dura un
Ministro, inclusive de lo que dura un Presidente. Esto tiene que ser un
compromiso de la sociedad con vistas a futuro.
El futuro es nuestro recurso y el futuro lo tenemos
que modelar de otra manera. Muchísimas gracias por todo.