08/09/05


NIN NOVOA: ES IMPERATIVO ABATIR LA POBREZA Y PARA ELLO HAY QUE ABRIR LOS MERCADOS
El Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa, afirmó en los Estados Unidos que el primer imperativo del gobierno es abatir los niveles de pobreza que hay en nuestro país, para lo cual se necesita -entre otras cosas- el acceso a los mercados y para ello hay que cambiar el funcionamiento de los mismos.

Tales conceptos fueron formulados por el Vicepresidente en la exposición que realizara en la American University, en Washington DC, titulada "El nuevo gobierno del Uruguay: balance y perspectiva".

Cabe señalar, que el Vicepresidente Nin Novoa se encuentra en los Estados Unidos tras haber sido invitado a participar de la Conferencia Mundial de Presidentes de Parlamentos, organizada por la UIP en la sede de la ONU en Nueva York.

Rodolfo Nin Novoa, quien se encuentra actualmente en Nueva York, tiene previsto su regreso a Montevideo para este fin de semana.

PALABRAS DEL VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, RODOLFO NIN NOVOA, EN LA AMERICAN UNIVERSITY DE WASHINGTON, EE.UU.

VICEPRESIDENTE NIN NOVOA: En el Uruguay, ustedes habrán leído en los diarios, ganó la izquierda.

¿Qué es la izquierda en el Uruguay? ¿Por qué gana la izquierda en el Uruguay? ¿Cuál es el prototipo de izquierda que ustedes tienen? ¿Yo soy un prototipo de izquierda?

Imagínense ustedes que dentro de 30 años, en Estados Unidos, ganara un partido político creado hoy y que tuviera además la virtud, o la circunstancia, de ganarle al Partido Demócrata y al Partido Republicano juntos.

Eso fue lo que pasó en el Uruguay. Un conjunto de movimientos y partidos políticos progresistas, de centroizquierda y de izquierda, se juntaron para ver si podían establecer un modelo de comportamiento y de desarrollo diferente al que en el Uruguay se había sustentado durante 174 años.

Durante estos 174 años, dos partidos políticos -tan viejos como el Uruguay- se alternaron en el poder siempre desarrollando, básicamente, las mismas políticas.

Y diciéndole a los uruguayos que no había ninguna otra posibilidad de hacer cosas diferentes.

Cuando nosotros llegamos al gobierno, para probar que hay otro camino, que no existe el discurso único y que hay tantas alternativas de desarrollo sustentable como ideas puedan tener un conjunto de ciudadanos que quieren llevar adelante un proceso de cambio, la sociedad uruguaya estaba muy madura para el cambio -y ahora les voy a contar por qué- y al final cambió.

Hace diez años, aproximadamente, en el Uruguay se cambió la Constitución estableciendo el balotaje, o segunda vuelta, como manera fundamental de impedir la pérdida del monopolio en el gobierno de los partidos tradicionales, el Partido Blanco y el Partido Colorado.

Y ya en las elecciones del año 2000 esta fuerza política, el Encuentro Progresista-Frente Amplio, fue la primera fuerza del país pero que llegado a la segunda vuelta perdió la Presidencia.

En octubre del año pasado, en las elecciones que hubo en el Uruguay, el Encuentro Progresista-Frente Amplio gana con el 52% de los votos y hoy controla -no precisó la segunda vuelta- y hoy controla tanto la Cámara de Senadores, como la Cámara de Diputados, donde tiene amplias mayorías.

Ahora, ¿para qué nos dieron esa mayoría? ¿Para hacer lo que nosotros quisiéramos, aprovechándonos precisamente de esa supremacía que tenemos en ambas cámaras?

No, no. A nosotros nos dieron la mayoría para que cumpliéramos con un Programa que le ofrecimos a la ciudadanía.

El Encuentro Progresista-Frente Amplio tuvo un Programa, preciso y concreto, de cuales iban a ser los principales temas que iba a abordar, los cambios que iba a llevar a adelante durante su gestión de Gobierno.

Y para eso es que nosotros nos sentimos depositarios de la soberanía popular, no para hacer lo que queramos.

Entonces, la primera característica que uno podría destacar del gobierno del Uruguay, hoy, es que en el Poder Ejecutivo están los principales líderes sectoriales -es decir, de nuestro partido- en los ministerios más importantes. De los siete líderes que hay hoy en el Uruguay dentro de nuestra fuerza política, siete corrientes, cinco están en los ministerios. El otro soy yo, que soy el Vicepresidente de la República y, por lo tanto, el Presidente de la Asamblea General y del Senado; y otro que ocupa su banca en el Senado, hijo de un recordado senador que fue asesinado durante la época de la dictadura, ustedes quizá hayan oído hablar de él, Zelmar Michelini, el hijo es Rafael Michelini.

Entonces, ahí está la garantía de que nosotros vamos a hacer aquello que tenemos como mandato hacer, y no cualquier cosa.

En el Uruguay hay un tema pendiente, muy sensible para la mayor parte de los uruguayos, por más que involucra a pocas personas, que es el tema de los detenidos desaparecidos durante la dictadura militar.

Los derechos humanos son para los uruguayos uno de los valores fundamentales en los que se ha basado el armado de nuestra sociedad.

Y sufrimos, lamentablemente, los embates de una dictadura militar que, sin ser tan grave y furiosa como en algunos otros países de América Latina, también nos hizo sentir sus consecuencias negativas.

En primer lugar, porque nos quitó la libertad a todos, que para nosotros es un valor inalienable; está intrínsecamente vinculado a la condición humana: Uruguay y libertad son casi sinónimos.

Y en segundo término, porque creyeron ver en todos aquellos que pensaban diferente un enemigo de la Patria.

Cuando el Uruguay se caracterizó, precisamente, por una sociedad con tolerancia, con comprensión para todos aquellos que tuvieran diferentes manera de encarar la vida y de pensar la política y la sociedad.

Hubo detenidos, hubo desaparecidos, hubo muertos, hubo torturados.

Y cuando el Uruguay sale a la democracia nuevamente, el gobierno promulga una Ley, o pone a votación una ley, de amnistía; la Ley de la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado.

Y esta ley, porque el Uruguay tiene además una gran condición, en el Uruguay los mecanismos de democracia directa se pueden usar muy a menudo.

¿Qué significa esto? Esto significa que cuando a un conjunto de ciudadanos una ley sancionada en el Parlamento -es decir, por sus representantes- no le satisface tienen la posibilidad de ponerla a consideración de la voluntad popular.

Para esto hay un mecanismo constitucional que establece que el 25% de los ciudadanos pueden firmar una solicitud, pidiéndole a la Corte Electoral -que es quien regula estas cosas- que ponga esa ley a consideración de la ciudadanía.

Y esa ley se la sometió a un plebiscito y la ley fue aprobada por la mayor parte de los uruguayos: 52% de los uruguayos dijeron que querían mantener esa ley y 48% decíamos que no queríamos mantener esa ley que consagraba la impunidad para todos los delitos cometidos durante la dictadura por militares.

Entonces, este gobierno que hoy está en el Uruguay, que luchó contra esa Ley de Caducidad, ¿tiene el derecho, por el hecho de tener una mayoría circunstancial en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores, de decir "vamos a cambiar la ley"?

Y, entonces, nosotros decimos que no; que no tenemos ese derecho, porque esa ley fue avalada por la población y tampoco es justo que estos hechos se pongan a consideración nuevamente de la ciudadanía, trasladándole el problema a las generaciones de hoy sobre hechos que ocurrieron hace 30 años.

Entonces, cuando nuestros detractores decían: miren que si gana la izquierda o el progresismo en el Uruguay van a cambiar la Ley de Caducidad y la van a derogar y en consecuencia va a haber una situación de caos y los militares se van a alzar; nada de eso pasó, porque nosotros teníamos claro que este era un imperativo ético y moral que no podíamos ni arrogarnos el derecho a cambiarlo, ni trasladárselo a las futuras generaciones.

Este es, en consecuencia, el mejor ejemplo por el cual nosotros decimos que la ciudadanía no nos dio el poder para hacer lo que nosotros quisiéramos.

Hoy estamos trabajando en materia derechos humanos, en el hallazgo, en la búsqueda de muchos uruguayos que fueron detenidos y están desaparecidos y presuntamente enterrados en cuarteles, en dependencias militares.

Y en estrecha colaboración con los mandos militares estamos buscando a esos desaparecidos, que también está esto mandatado por esta Ley a la que hice referencia y que nos permita sellar definitivamente esta página tan dolorosa de la historia uruguaya y poder empezar a proyectarnos hacia el futuro, para ver y abordar los desafíos -que ahora les voy a comentar- que los uruguayos tenemos.

Entonces, ¿cuáles son estos desafíos que tienen los uruguayos, que tiene el gobierno uruguayo?

En primer lugar, casi sin duda, abatir los niveles de pobreza que hay en nuestro país.

El Uruguay estuvo siempre caracterizado por tener una fuerte clase media que amortiguaba las diferencias entre los ricos y los pobres; había pocos pobres y había pocos ricos, pero había mucha clase media que tenía niveles de vida absolutamente satisfactorios, donde tenían todas sus necesidades básicas satisfechas. Esto sucedió hasta la década del 70, aproximadamente.

Y en el Uruguay hablar de un porcentaje de 30 o 32% de pobreza, comparativamente con el resto de América Latina y de América del Sur, puede ser un índice satisfactorio, sin duda, porque hay países que tienen más; bueno, América Latina tiene a la mitad de sus pobladores viviendo en condiciones de pobreza.

Y entonces hoy en el Uruguay tenemos un gran desafío por estas condiciones, porque nos queremos comparar con nosotros mismos y no con los demás para estos indicadores; tenemos un gran desafío para abatir estos niveles de pobreza, y hemos creado un Ministerio de Desarrollo Social que tiene un fortísimo programa que va a destinar para el Uruguay -que es mucho dinero- 200 millones de dólares para abatir estos niveles de pobreza.

Así que, este desafío de la pobreza es también un imperativo ético que el gobierno uruguayo tiene, que este nuevo gobierno uruguayo tiene, y lo está desarrollando. Hoy ya tenemos aproximadamente a 100 mil personas involucradas en nuevos planes de protección social.

¿Cuál es el segundo desafío que tiene el Uruguay? O mejor dicho, junto con esto antes de pasar al segundo. Esto no puede convertirse en un programa permanente; los programas sociales no pueden tener, no son fines en sí mismos, el programa social se supone que siempre está planteado para abatir una coyuntura o atacar una coyuntura determinada.

Porque si nosotros no tenemos política de crecimiento sostenido, vamos a estar siempre condenados a hacer políticas sociales; que van a haber pobres en los países, siempre van a haber pobres, el problema es cuál es el porcentaje de pobres que hay en una sociedad.

Y cuando esos porcentajes superan determinados límites, como hay en América Latina el 50%, los recursos de los países tienen que ser destinados permanentemente, casi sin solución de continuidad, a atender estos problemas.

Entonces, para no hacer políticas sociales siempre tenemos que tener políticas de desarrollo sustentables y para eso precisamos también una serie de condiciones que aparecen aquí como posibilidades de enfrentar estas situaciones.

Primero el tema comercial. El Uruguay es un país que, medido en términos relativos, es una súper potencia en materia de producción alimentaria.

Cada uruguayo consumimos 13 kilos de arroz por año, pero producimos 330 para cada uno de nosotros.

¿Y entonces que tenemos que hacer con eso? Venderlo afuera. Y cuando lo vamos a vender afuera nos encontramos con el arroz subsidiado de otros países.

Y entonces, como decía el Presidente Sanguinetti, al cual uno puede hacerle el honor de citarlo, decía: "nosotros podemos competir con la producción, ahora con lo que no podemos competir es con la Tesorería de los Estados Unidos, ni con la Tesorería de la Unión Europea".

Entonces, el acceso a los mercados se vuelve una materia del mundo. Si nosotros queremos también además tener estabilidad, tener paz, tener posibilidades de igualdad de oportunidades para los habitantes de la Tierra, los mercados tienen que cambiar su funcionamiento.

Ustedes son estudiantes de Ciencias Políticas y saben que en el mundo todos los días se ponen 1.000 millones de dólares por día para subsidiar; las vacas europeas reciben más ingresos que los pobres de América Latina, viven mejor que los pobres de América Latina.

Este es un tema que tenemos -y sobre todo en las generaciones jóvenes, en ustedes que dentro de poco van a ser muchos de ustedes líderes de algo- tenemos que meternos en la cabeza que estas cosas hay que cambiarlas, sino el mundo se nos va quién sabe a dónde.

El otro problema que tenemos en el Uruguay, específicamente, es el de la deuda externa.

El Uruguay tiene una altísima deuda, porque, claro, los gobiernos financiaban sus déficit con más deudas y entonces hoy el Uruguay en relación a su Producto debe casi la relación es uno a uno, debemos todo lo que producimos en un año; esa es nuestra realidad.

Y eso esta vinculado a lo anterior, a lo de los mercados. Si nosotros no vendemos lo que producimos no podemos pagar y si no pagamos tenemos serias dificultades y el gobierno quiere cumplir, porque el Uruguay siempre ha honrado sus deudas.

El Uruguay jamás entró en default como entraron algunos otros países de América del Sur, y no lo vamos a hacer.

Ahora, eso también nos cuesta un gran sacrificio en materia de inversiones, sobre todo sociales; ni qué hablar de otro tipo de inversiones, pero básicamente de inversiones sociales.

Y el gobierno del Uruguay está firmemente decidido a cumplir una meta que tiene establecida: bajar el nivel de endeudamiento del 100% de su Producto al 60% al finalizar los cinco años de gobierno, de este mismo gobierno.

El cuarto desafió que tiene el Uruguay es ver cómo, en un mundo que cada vez esta más globalizado y en donde todas las inversiones circulan por todo el mundo, cómo obtenemos para el Uruguay inversiones productivas.

Cuando digo inversiones productivas me refiero a eso, separándolas nítidamente de las inversiones especulativas que en general están vinculadas al sistema financiero y que son inversiones de corto plazo, y que en general no tienen para los países un impacto positivo saludable, sino que en general se benefician los actores intermedios.

Y para tener inversiones productivas en el Uruguay, nosotros precisamos -entre otras cosas también, ¿no es cierto?- un clima de estabilidad desde el punto de vista social.

Porque en general los inversores desconfían de aquellos países a los cuales van y ven que en cada esquina, en cada semáforo de cualquier ciudad del mismo, hay cuatro o cinco niños pidiendo una moneda para sobrevivir.

El Uruguay siempre ha estado abierto a las inversiones extranjeras; en realidad el Uruguay tiene además -¿a ver cómo les voy a explicar?- tiene además un tristísimo privilegio y es que no tiene descendientes de población nativa, en el Uruguay matamos -y me avergüenzo, lo digo con vergüenza- a todos los indios.

Por lo tanto, todos descendemos de extranjeros, la mitad de Italianos, la otra mitad de españoles. Entonces, no hay una xenofobia, no hay una animadversión hacia los extranjeros; por el contrario, todos nos sentimos descendientes de extranjeros y, por lo tanto, la inversión extranjera tiene allí un presupuesto básico que es la aceptación de la misma.

En quinto lugar, ustedes saben que el Uruguay está inserto en un proceso de integración regional que se llama MERCOSUR y que el MERCOSUR tiene dificultades; como buenos países latinos tenemos dificultades para entendernos y para hacer de estos mecanismos organismos que sirvan, que no se conviertan en fines en sí mismo, sino que sirvan para apuntalar y promover el desarrollo nacional.

Y ahí nosotros tenemos que buscar y perfeccionar ciertos sistemas nuevos de integración que nos permitan encontrar ese desarrollo sustentable y sostenido.

En el MERCOSUR nosotros hemos tenido avances. Hoy el Uruguay tiene la Presidencia Pro Témpore, el Presidente Tabaré Vázquez -que va a estar la semana que viene aquí, en Washington, y en Nueva York, participando de algunas actividades- es quien ejerce la Presidencia de Pro Témpore del MERCOSUR que dura seis meses. Y se han hecho avances en los últimos tiempos.

El MERCOSUR lo integran Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Entonces, hay grandes diferencias y estas diferencias tienen que necesariamente ser tenidas en cuenta y para eso hemos creado, a partir de una reunión que hubo en Brasil, en Ouro Preto, lo que se llaman los "Fondos de convergencia estructural" que son para atenuar las asimetrías en las economías más pequeñas.

En segundo lugar, hablamos mucho del perfeccionamiento de las políticas monetarias.

Tiene que haber una política monetaria común en un proceso de integración, como tiene Europa. En Europa, hoy está el euro en Italia, en Alemania, en España, hay una sola moneda.

Quiero contarles lo que pasó con el MERCOSUR ahora. La creación del Tratado del MERCOSUR establecía, bueno, en su artículo 1º la libre circulación de los factores productivos entre todos los miembros del acuerdo. Pero el Artículo 7º hablaba -el séptimo o el sexto, no me acuerdo bien- hablaba de la necesaria coordinación de las políticas económicas y monetarias.

El Tratado del MERCOSUR se firmó en marzo del ‘91, en julio del ´91 Argentina sacó una ley por la cual -la famosa Ley de convertibilidad- puso el dólar igual al peso argentino, con lo cual terminó con la coordinación monetaria.

Ahora, la coordinación de las políticas monetarias y de las políticas macroeconómicas no son la causa sino que tienen que ser la consecuencia de la aplicación de otras políticas, sobre todo como las políticas de cohesión social, que sean las que permitan también tener a la economía como un instrumento al servicio de la ciudadanía.

Porque aquí hay mucha gente, en el mundo, que se cree que la economía es un fin en sí mismo y tienen toda una visión economicista de todos los problemas de la sociedad.

Entonces, lo que da plata se hace, lo que no da plata no se hace. Ahora, yo digo, ¿para los Alcaldes barrer la calle, levantar la basura, les da plata? No, no les da plata pero hay que hacerlo, alguien lo tiene que hacer.

Esto nos va después a llevar al final a hacer una definición que a nosotros nos gusta mucho hacer sobre el rol del Estado y el rol del mercado.

Pero seguimos con estos desafíos que tenemos en materia del perfeccionamiento de los esquemas de integración que son temas además que están en el mundo. Hoy los mundos se mueven en grandes bloques y América Latina no puede estar afuera de esta estrategia.

En América del Sur, en el MERCOSUR, hemos entendido la integración más bien no como una posibilidad de oportunidades para lanzarnos al mundo, sino como una posibilidad de ver cómo hacemos para vendernos más adentro; a ver si nosotros le vendíamos más a los argentinos y los argentinos a los paraguayos y los brasileños a los uruguayos.

Y, entonces, en esa lógica, empezaron a suceder cosas que desvirtuaron absolutamente el espíritu del MECOSUR.

Nosotros vamos a vender arroz al Brasil y los productores brasileños nos ponen los camiones y nos dicen: "no pasan, porque nosotros queremos vender nuestro arroz primero".

Vamos a vender bicicletas a la Argentina y los argentinos dicen: "no pasan, porque nosotros también tenemos bicicletas y nos perjudican".

Pero, ¿y cómo? No era que decía el Artículo 1° del Tratado del MERCOSUR que se establecía la libre circulación de los factores productivos en toda la región.

Y la Argentina va y Brasil le va a vender heladeras y televisores y cocinas a los argentinos y los argentinos dicen "no, no pasan porque están atentando contra..."; y los argentinos le van a vender el trigo, para que los brasileños hagan el pan, y Brasil dice: "no, hasta que no consumamos primero el trigo brasileño no vamos a comprar trigo a los argentinos".

Entonces, ¿cómo es la cosa? Y esa lógica nos ha dejado de lado la otro lógica que tendríamos que haber aplicado en el MERCOSUR: en vez de una política de competencia, una política de complementación.

Precisamos, también, políticas de infraestructura, de integración de infraestructura.

Les voy hacer un cuento. Hace quince días, veinte días, el Presidente de la República me mandó a Perú para asistir allí al cambio de la Presidencia Pro Témpore del CAN, de la Comunidad Andina de Naciones; y en Perú, a mi me gustan mucho los caballos y yo soy criador de caballos, quería ver una raza especial de caballos que hay en Perú que se llama "la raza peruana de paso", que si tuviéramos más tiempo le contaría, es decir uno cuando va al trote en ese caballo, no va al trote así, va al trote así; no se mueve, es una cuestión genética. Entonces, yo los vi, me subí a uno, anduve y alguien me preguntó: ¿a usted le gustan los caballos? Sí, me encantan los caballos. Y me dicen: ¿usted no aceptaría un regalo de esta raza, para que usted se la lleve al Uruguay y allá la promueva? Sí, cómo no, lo acepto, lo llevo.

Entonces, me regalaron un caballo. Y lo quise traer al Uruguay y me costaba la traída del caballo 35 mil dólares y lo tenía que traer por Miami.

Y esa infraestructura es la que está faltando en América Latina, nosotros no podemos comerciar más con nosotros mismos porque no tenemos cómo llegar entre nosotros.

Entonces, precisamos infraestructura adentro de América Latina y mejorar la infraestructura de comunicaciones, de energía, con todo el problema que tenemos con los hidrocarburos y con todo esto, en el MERCOSUR hay mucha cosa para hacer.

Y después el otro desafío que tenemos, el quinto desafío diría yo, es ver si podemos establecer en este período lo que nosotros llamamos "negociación con voz única".

Es decir, que sea una sola voz la que se escuche del MERCOSUR ante los organismos de negociación internacional, la OMC, la Unión Europea, lo que sea.

Porque cada vez que vamos a hacer negociaciones, Brasil sale por un lado, nosotros salimos para otro, Argentina sale para otro y Paraguay para otro; y no puede ser, no damos una sensación de bloque, de proceso de integración; saben que pueden hablar individualmente con cada uno de nosotros y entonces nos sacan de esa estrategia común.

Y estamos firmemente decididos a llevar adelante un proceso de negociación con voz única para las negociaciones que el MERCOSUR, como tal, tenga que hacer.

Bueno, yo voy terminando, así tenemos algún espacio para las preguntas que con toda seguridad puedan haber, con algunas definiciones bien claras desde nuestro punto de vista.

Ustedes recordarán el famoso Consenso de Washington que hicieron las naciones más poderosas del mundo, donde se establecía para los países en vías de desarrollo algunas directivas, que básicamente nos terminaron perjudicando porque se hablaba de que el Estado tenía que achicarse y vender todos sus activos públicos; todo el tema de las privatizaciones, que había que liberar el mercado financiero, que había que tener austeridad fiscal y esto significaba muchas cosas, algunas de las cuales ya hemos hablado, y también había de que valorizar las monedas locales.

La liberalización de los mercados financieros, el Uruguay es una plaza o fue una plaza financiera muy importante, que se terminó en un crash, en un gran crash en el año 2002, porque era tan libre que nadie controlaba lo que entraba lo que salía, lo que se llevaban; nadie sabía nada.

Hasta que un día nos dimos cuenta que gran parte del dinero de los uruguayos se había ido para otro lado y ahí se fundieron cuatro bancos. El Estado casi tambalea, casi cae el Presidente.

Y, bueno, es un ejemplo evidente de que esa liberalización tal cual estaba dada no funcionaba para los países en vías de desarrollo.

Las privatizaciones en América Latina fueron todas un fracaso. En el Uruguay no hay condiciones para privatizar en un marco de libre y auténtica competencia, porque el Uruguay es muy pequeño para que existan varias compañías eléctricas, varias compañías de teléfono, varias compañías de gas, varias compañías de agua.

Y, entonces, ante esta alternativa lo único que queda es monopolio público o privado. A mi no me gustan los monopolios, ahora en esta alternativa prefiero el monopolio público, toda la vida, ante que los monopolios privados si no hay otras posibilidad.

Si nosotros hubiéramos privatizado las empresas en el Uruguay, durante la crisis del 2002 hubiera sido mucho más terrible porque las empresas públicas uruguayas -que funcionan en carácter monopólico, es verdad, es verdad- fueron las que sustentaron, las que atenuaron parte de la crisis a través de las remesas de dinero que pasaban al gobierno central.

Entonces, para ir terminando, nosotros, gobierno del Uruguay del doctor Tabaré Vázquez, del Encuentro Progresista-Frente Amplio; nosotros creemos que hay otra concepción para el desarrollo nacional: un Estado que regule la economía y que sea el promotor de la igualdad, que no sea indiferente a estos procesos de pauperización que hay en nuestro país.

Una situación que la definimos entonces, como lo decía creo que Willy Brandt: "tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario". Muchas gracias.

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