17/09/05


VÁZQUEZ DESTACO VALORES DE LA PAZ Y LA DEMOCRACIA, Y FUSTIGÓ LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD
En un discurso comprometido en la defensa del derecho internacional y de los derechos humanos, el Presidente Vázquez exhortó a las naciones del mundo a no resignarse a que el futuro sea la prolongación de la inercia del presente; agregando que no hay paz en la intolerancia y el terrorismo; ni libertad en la pobreza; ni democracia en la desigualdad.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY, DR. TABARÉ VÁZQUEZ, EN EL DEBATE GENERAL DEL 60° PERÍODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN NUEVA YORK

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor Presidente, señoras y señores Jefes de Estado y de Gobierno; señores delegados: Quiero expresar en nombre de mi pueblo y del gobierno de la República Oriental del Uruguay, nuestras más sentidas condolencias por las víctimas del huracán Katrina, así como por todos los ciudadanos del mundo, hombres y mujeres, viejos y niños, víctimas de desastres naturales, de la furia de la naturaleza, que nos está advirtiendo que no está dispuesta a dejarse lastimar impunemente por el hombre.

Señoras y señores, vengo de Uruguay, un pequeño país de América del Sur, cuya mayor riqueza es la vocación pacífica, el impulso libertario y el compromiso democrático que su gente ha forjado generación tras generación.

Traigo el saludo del pueblo y del gobierno de la República Oriental del Uruguay a este foro que es el más amplio, representativo e importante del mundo actual.

Se tata de un saludo exigente, comprometido y esperanzado.

Exigente, porque vivimos un momento especialísimo de la historia de la Humanidad.

En efecto, pocas veces en la historia de se han presentado coyunturas tan ricas en paradojas y tan pobres en paradigmas como la actual.

Nunca antes el ser humano dispuso de tantos avances científicos y tecnológicos y de un acervo cultural tan importante para garantizar su vida en condiciones de dignidad; sin embargo, nunca antes como ahora la especie humana ha padecido tanta desigualdad, intolerancia e incertidumbre.

Sabemos que hasta aquí hemos llegado, pero no sabemos hacia donde vamos. No podemos ser testigos pasivos de esta situación; nadie puede desentenderse de sus problemas ni de los problemas aparentemente ajenos; no podemos resignarnos a que el futuro sea la prolongación inercial del presente, no hay razón alguna para renunciar a una utopía sin la cual la oscuridad puede ser nuestro destino.

Nuestro saludo es comprometido, pues todos tenemos la inexcusable responsabilidad de ser protagonistas de nuestras propias vidas y constructores de nuestro propio porvenir.

Esta tarea es un camino cuyo recorrido no admite privilegios ni condenas; todos somos igualmente caminantes.

Tampoco admite atajos: la historia no es una galería de próceres ni un calendario de hechos sobresalientes: la historia la hacen los pueblos día a día.

En ese contexto, quienes desempeñamos las tareas de gobierno que la ciudadanía nos ha encomendado, tenemos una responsabilidad especialmente exigente.

Porque gobernar es gestionar con eficiencia y transparencia el presente, articular democráticamente ese complejo y rico entramado que es la sociedad; pero gobernar es, también, proyectar el futuro y convocar a la gente para construirlo entre todos y para todos.

Nuestro saludo es esperanzado pues si bien no ignoramos los riesgos, las dificultades y las limitaciones existentes en el concierto internacional, regional y nacional, creemos en el ser humano; creemos en la sociedad; creemos en la democracia como forma de gobierno, pero también como impulso humano y estado de la sociedad.

Señor Presidente, señoras y señores delegados, aunque ya lo expresé durante nuestra intervención en el Plenario de Alto Nivel celebrado aquí mismo hace pocas horas, quiero reiterar ante esta Asamblea que la República Oriental del Uruguay reafirma los principios que han caracterizado su política exterior. Es decir:

1) El decidido compromiso con la paz, la soberanía, la democracia y la solidaridad. Y cuando hablo de paz, de democracia, de solidaridad y de libertad, quisiera recordar -si usted me permite señor Presidente- que hoy hace 32 años y seis días, un hombre entregaba su vida defendiendo la paz, la democracia y la libertad; quiero homenajear en estas palabras a Salvador Allende.

2) El firme rechazo a todo tipo de terrorismo, violencia y discriminación.

3) El inalienable derecho de los países a tener fronteras estables y seguras y a ejercer en forma libérrima su soberanía y autodeterminación.

4) El respeto al Derecho Internacional, porque éste constituye la mejor garantía para la soberanía de los pueblos y su convivencia pacífica.

5) El no alineamiento y la no intervención en los asuntos que son de jurisdicción interna de los Estados.

6) La reafirmación del multilateralismo como forma de fortalecer el Derecho Internacional, jerarquizando el papel de las Naciones Unidas.

7) El reconocimiento a la indivisibilidad de todos los derechos humanos, sean políticos, sociales, económicos, civiles o culturales; incluidos los derechos de titularidad colectiva tales como el derecho al desarrollo y al medio ambiente.

Consecuentemente con ello, el Uruguay:

A) Considera necesario avanzar en las reformas de las Naciones Unidas, que permitan a esta organización cumplir cabalmente sus cometidos.

Siendo estas reformas un proceso complejo, han de abordarse con sentido histórico y voluntad política, y sin ninguna intencionalidad hegemónica.

B) El Uruguay renueva su compromiso con los Objetivos del Milenio, que en nuestro país significa el diseño e instrumentación de un sistema de políticas sociales integrales y universales, que atiendan la situación de pobreza e indigencia que padecen casi un millón de uruguayos y que, al mismo tiempo, procese una estrategia de cambios y desarrollos.

C) Reitera su voluntad de seguir participando en las Operaciones del Mantenimiento de la Paz y sumará sus esfuerzos para mejorar las condiciones de servicio y seguridad de dichas misiones.

Asimismo, expresamos nuestro apoyo a la iniciativa del Secretario General para la creación de una Comisión Para la Paz a la cual, creemos, la República Oriental del Uruguay puede aportar, continuando su aporte a las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, la experiencia acumulada en la reconstrucción de países devastados.

Señor Presidente, señoras y señores delegados, no hay paz en la intolerancia y el terrorismo; ni libertad en la pobreza; ni democracia en la desigualdad.

Es necesario rechazar toda manifestación de violencia. Pero antes que rechazarla hay que evitarla atacando sus causas.

Y ello por algo tan elemental como que el ser humano, simplemente por serlo, tiene derecho a vivir dignamente. No son prósperas las sociedades donde la opulencia de unos pocos contrasta con el desamparo de la mayoría; no tienen futuro las sociedades donde nacer es un problema, ser joven es sospechoso, educarse y trabajar es un privilegio, y envejecer es una condena.

Así lo entendemos en Uruguay. Así lo aprendimos de las generaciones que nos precedieron en la construcción de un país que aunque presenta singularidades propias, no es atípico en el contexto latinoamericano y menos aún ajeno al mismo.

Es cierto que la primera mitad del siglo pasado fue un tiempo de bonanza para el Uruguay. Es cierto también que los últimos cincuenta años han sido, como resultado de una combinación de circunstancias externas y fragilidades estructurales internas, un período de deterioro de la economía, empobrecimiento de la población y hasta de una ruptura institucional en 1973.

Los uruguayos recuperamos la democracia en 1985 y el actual gobierno, que asumió funciones hace hoy exactamente 200 días, realiza esfuerzos por cerrar las heridas que la dictadura causó en materia de violaciones a los derechos humanos.

No somos rehenes del pasado, pero la sociedad uruguaya necesita saber la verdad sobre lo que sucedió, para que nunca más, nunca más vuelva a suceder.

Sin perjuicio de lo anterior y en cumplimiento del compromiso asumido ante la ciudadanía uruguaya, cuya voluntad es para nosotros un mandato, el gobierno que presido está promoviendo cambios.

Cambios necesarios

Cambios posibles.

Cambios responsables.

Cambios progresivos.

Cambios con sustento político y social.

Cambios que no ignoran la realidad, pero que tampoco renuncian a la utopía concreta de un Uruguay con desarrollo humano, con crecimiento económico productivo, con medioambiente saludable, plenamente integrado a su región y activamente inserto en el escenario internacional.

No partimos de cero, pero tenemos mucho por hacer rumbo a esta utopía que nos convoca e impulsa como nación.

Eso es, precisamente, lo que para terminar quiero trasmitirle en nombre del gobierno y del pueblo de la República Oriental del Uruguay: que allá, muy en el Sur, ese Sur olvidado, en el Sur de América del Sur hay un país que no resigna a las dificultades, que está construyendo su destino y que desde su propia construcción quiere también, fiel a su tradición, sumar su esfuerzo para un mundo mejor y trabajar junto a todos ustedes, queridos hermanos y ciudadanos del mundo. Muchas gracias.

© 2005 PRESIDENCIA - República Oriental del Uruguay | Derechos Reservados