DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, JOSÉ LUIS
RODRÍGUEZ ZAPATERO, EN LA
INAUGURACIÓN DE LA XV CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y
GOBIERNO EN SALAMANCA
Majestad,
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Señor Secretario General Iberoamericano,
Señoras y Señores Ministros,
Señores invitados especiales,
Queridos amigos:
Me dirijo a ustedes como Presidente del Gobierno
español, en esta sesión inaugural de la Decimoquinta Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, y es para mí tanto un
honor como una inmensa alegría, pues lo hago convencido de que vamos a
trabajar en común por un futuro cargado de esperanza.
En un lugar como Salamanca, se hace obligado recurrir
a los clásicos, para quienes la pertenencia a la ciudad no se conseguía
sólo por nacimiento sino por méritos. Tales méritos se adquirían en el
ejercicio constante por lograr un espacio de convivencia, donde dar
cabida a lo distinto era motivo de amistosa y fructífera unión y no de
disputa.
Nuestra Comunidad está integrada por veintidós
Estados con seiscientos millones de ciudadanos. Vivimos y nos expresamos
en dos lenguas próximas, lo que nos hace compartir un tiempo histórico
cuyas raíces comunes fortalecen la posibilidad de un sinfín de
diferentes modos de habitar el mundo. Porque la Cultura no es sólo del
país o de la tradición que la genera, sino de todos los seres humanos,
formar parte de una Comunidad transcontinental de tal riqueza se
convierte en un privilegio pero, sobre todo, en una responsabilidad.
Por eso, el trabajo que hagamos hoy y mañana debe
fundamentarse en el rigor intelectual, y en una actitud moral que nos
permita que el futuro sea cuanto antes presente porque hayamos sido
capaces, entre todos, de consolidar un espacio de libertad y de plenitud
democrática, donde la marginación y la pobreza hayan dado, al fin, paso
a la paz, a la prosperidad y a la justicia.
La democracia es un proceso incluyente en continua
revisión, como la propia vida de los hombres y de las mujeres que la
construyen y que han de beneficiarse de ella. Debe aportar bienestar y
felicidad a todos los ciudadanos sin excepción. Así, hemos de trabajar
tanto por los individuos como por la convivencia, ampliando al máximo
las formas de expresión para que nadie se sienta excluido por pertenecer
a una minoría, sea esta de la índole que sea. Pero también por el mundo,
para que la historia cuente con el ejemplo de Iberoamérica. Esa es la
herencia que estamos obligados a dejar.
Y hemos de hacerlo, hemos de seguir desarrollando
nuevas y fecundas formas de consolidar la democracia, porque la razón de
ser de nuestra Comunidad Iberoamericana es alcanzar sociedades de
ciudadanas y ciudadanos formados, participativos, solidarios. Sociedades
donde la riqueza se reparta con justicia y equidad; respetuosas con el
medio ambiente; donde la esperanza lo sea para todos porque haya
oportunidades para todos. Encontrar caminos capaces de alcanzar esta
noble meta es el objetivo de la Cumbre.
El éxito de nuestro Sistema de Cumbres debe fundarse
en la confianza. Nos entendemos, pensamos y sentimos en lenguas muy
cercanas, que nos permiten compartir valores y visiones del mundo.
Iberoamérica es, en definitiva, una polifonía de pueblos que quiere
romper perspectivas centralistas, e imaginar en común el diseño del
espacio iberoamericano. Hablo de la defensa de la actitud democrática,
de la paz; de la legalidad internacional, del diálogo multilateral, del
papel de Naciones Unidas, de la resolución pacífica de conflictos.
Por eso hemos apoyado propuestas concretas como la
“Declaración de Nueva York”, elaborada en el marco de la Alianza contra
el Hambre y la Pobreza, o la “Alianza de Civilizaciones”, asumida
unánimemente en la pasada Cumbre de San José de Costa Rica. Porque la
dignidad humana sólo es posible cuando se abandona el egoísmo y el miedo
al otro, esos torpes comportamientos que brotan del miedo y del
desconocimiento.
Dice Octavio Paz que ciertos instantes nos rescatan
de nuestra condición de caídos en el tiempo. A este instante quiero
“consagrar”, siguiendo al escritor, mis palabras. Hay razones para ser
optimistas ya que nuestras ideas van tomando forma en las propuestas de
un Espacio Iberoamericano de Cooperación Judicial, una Carta Cultural,
un espacio común de conocimiento, el canje de deuda por educación, una
agenda de cooperación iberoamericana y colaboración para la prevención,
gestión y solución de crisis, donde ya contamos con alguna experiencia
innovadora.
Porque el espacio iberoamericano debe trascender el
ámbito intergubernamental para que la sociedad civil lo sienta también
como propio, hemos querido que en Salamanca esté presente una amplia
muestra de los hombres y de las mujeres de Iberoamérica. Por primera
vez, se ha celebrado un Encuentro Empresarial y un Foro Civil en los que
han participado empresarios, agentes sociales y plataformas
representativas de la sociedad iberoamericana. Igualmente, se ha
celebrado en Bilbao el I Foro Parlamentario Iberoamericano.
Señoras y Señores:
Durante las reuniones de hoy y de mañana hablaremos
de la realidad social y económica de Iberoamérica, de los esfuerzos para
cohesionar y modernizar nuestras sociedades.
Del futuro que preparamos para nuestros niños y
jóvenes de hoy, de su formación y de su papel activo en ese futuro, de
la necesidad de ampliar sus esperanzas. Del cambio cualitativo que
significa la incorporación de las mujeres al crecimiento de nuestras
sociedades, de su acción ejemplar en la búsqueda de nuevos modos de
desarrollo económico y de nuevas propuestas de convivencia, y de la
obligación que tenemos, como Jefes de Estado y de Gobierno, de potenciar
este cambio para indudable beneficio de todos.
Debatiremos sobre migración, esa corriente de ida y
vuelta tan dura para millones de seres humanos. Debemos ser capaces de
establecer, desde los más profundos criterios de humanidad, hospitalidad
y solidaridad, un modelo iberoamericano para la gestión de las
migraciones. Sin olvidar que nunca es fácil marcharse y que al dolor que
suele acompañar la decisión de hacerlo, el emigrante enfrenta la
esperanza de hallar un futuro mejor para él y para los suyos.
Finalmente, debatiremos sobre la proyección de
Iberoamérica en el mundo. Hoy es más que nunca necesario que se vinculen
proyectos integradores como la Unión Europea y la Comunidad
Iberoamericana. En este sentido, es claro el papel de Portugal y España
como puente entre ambas regiones.
Son muchas, pues, las oportunidades que confluyen
para que la Cumbre tenga el éxito que merecen los ciudadanos. Y confío
en que podamos presentarles conclusiones que incidan en el día a día de
nuestras sociedades.
Nos encontramos, además, en el inicio de un nuevo
periodo de reforzamiento institucional, impulsado por la puesta en
funcionamiento de la Secretaría General Iberoamericana, que está, sin
duda, en las mejores manos.
Por todo ello, es el momento de que la Comunidad
iberoamericana sea ejemplo y referente capaz de aportar alternativas
modernas, profundas y sostenibles, plurales y generosas, fieles
herederas de toda una historia compartida, de cuyos errores hemos de
aprender con humildad para no repetirlos, pero cuyos logros hemos de
rescatar, sin complejos, de un posible olvido.
Hace ya unos cientos de años que Fernando Gallego
pintó, para la posteridad, el Cielo de Salamanca, donde las
constelaciones estelares querían ser espejo de la grandeza de los
hombres. Acaso los creadores, los artistas, como aquel visionario al que
Cervantes llamó Don Quijote, vienen a recordarnos que todo lo excelso es
difícil de alcanzar. Pero que las posibilidades de éxito siempre
dependen de la magnitud de nuestros sueños.
Lo que todos soñamos para Iberoamérica es, sin duda,
muy grande. Pero tan hermoso y necesario que nos ha traído hasta aquí,
para que trabajemos juntos por su logro. Aprovechemos, pues, el dorado
otoño de esta ciudad, y hagámonos merecedores de su cielo.