15/10/05


VÁZQUEZ: NO PERDER DE VISTA AL LLANO Y APRECIAR EL HORIZONTE
Tras señalar que la historia se construye más en las calles que en los salones o en los campos de batalla, el Presidente Vázquez reconoció la importancia de las reuniones cumbres cuando éstas "no pierden de vista al llano, aprecian el horizonte en toda su dimensión y asumen el compromiso de trabajar para alcanzarlo".

En su discurso pronunciado este sábado con motivo de la clausura de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno, el Presidente de la República, Tabaré Vázquez, calificó de "extremadamente productiva" el encuentro en Salamanca, afirmando que "soy de los que creen que la historia es mucho más que una cronología de hechos destacados y una galería de retratos de personajes ilustres", al tiempo que manifestó que "confío en la sociedad y estoy convencido de que la historia se construye más en la calles que en los salones o en los campos de batalla".

No obstante, "tal convicción no es incompatible con reconocer la importancia de las reuniones cumbres cuando éstas son productivas, es decir, cuando no pierden de vista al llano, aprecian el horizonte en toda su dimensión y asumen el compromiso de trabajar para alcanzarlo", dijo.

En su pasaje final, el Primer Mandatario planteo su invitación a todos los asistentes a la Cumbre para que tendrá lugar en nuestro país, afirmando que ya se está trabajando para "una Cumbre que asuma el pasado, que sea rigurosa con el presente y confiada en el futuro. Una Cumbre con el desarrollo como utopía concreta, con la democracia como idioma común y con la ciudadanía como raíz y horizonte".

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA CLAUSURA DE LA XV CUMBRE IBEROAMERICANA

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Sus Majestades; señores Jefes de Estado y de Gobierno; señor Secretario General Iberoamericano; señoras y señores: En uno de los pasajes tal vez más conmovedores de esa excelente obra, mezcla de novela y crónica histórica, titulada "Los años con Laura Díaz", el escritor mexicano Carlos Fuentes expresa: ".... Nada se posee totalmente. Ni la verdad, ni el error, ni el conocimiento, ni el recuerdo, porque descendemos de amores incompletos aunque intensos.

Y no podemos heredar sino lo mismo que nuestros antepasados nos legaron; la comunidad del pasado y la voluntad del porvenir; unidos en el presente por la memoria, por el deseo y la sabiduría de que todo acto de amor cumple hoy, al fin, el acto de amor iniciado ayer...".

He querido compartir con ustedes este párrafo, pues creo que el mismo, aunque escrito hace ya varios años, refleja el espíritu de la reunión que estamos cerrando.

En efecto, aún reconociendo que el encuentro entre lo que hoy es la comunidad iberoamericana no fue necesariamente un acto de amor, hemos de asumir que desde entonces, más allá de verdades y errores, estamos unidos por una larga memoria, cierta sabiduría, muchos deseos, y un porvenir que en realidad no está por venir, sino que ya llegó.

Porque no hay presente sin futuro. Ni siquiera hay historia sin futuro.

Pero también, porque el futuro no se espera, sino que se construye entre todos, como decía su Majestad en el día de ayer, y todos los días.

Señoras y señores: Soy de los que creen que la historia es mucho más que una cronología de hechos destacados y una galería de retratos de personajes ilustres. Confío en la sociedad y estoy convencido de que la historia se construye más en las calles que en los salones o en los campos de batalla.

Pero tal convicción no es incompatible con reconocer la importancia de las reuniones cumbres cuando éstas son productivas, es decir, cuando no pierden de vista al llano, aprecian el horizonte en toda su dimensión y asumen el compromiso de trabajar para alcanzarlo.

En tal sentido, creo que esta reunión ha sido extremadamente productiva.

Aquí, en el marco de esta hermosa ciudad y de la hospitalidad nuestros anfitriones, hemos considerado temas que hacen a la comunidad iberoamericana como tal.

No todos, por supuesto, pero varios e importantes tales como los referidos a la calidad de la democracia; la lucha contra la desigualdad y la pobreza; los fenómenos migratorios y la proyección hacia el futuro de este encuentro.

De las conclusiones y acuerdos alcanzados da cuenta la Declaración Final de la Cumbre.

Una declaración formalmente final, pero sustancialmente inicial por cuatro razones estrechamente vinculadas entre sí y que en realidad tienen un mismo sentido:

Primero, es cierto que la agenda de problemas con que nos vamos de Salamanca no difiere de la que traíamos al llegar a esta ciudad, pero, ¿acaso podemos esperar que las cosas alguna vez cambien si siempre hacemos lo mismo?

Los nuevos tiempos, aunque planteen viejas interrogantes, exigen también nuevas respuestas.

Segundo, inicial de una nueva etapa en la estructura institucional de la Comunidad Iberoamericana, con una Secretaría General radicada en Madrid que, reitero, ha de asumirse la primera etapa en un proceso evolutivo de fortalecimiento de nuestra identidad y de nuestra acción.

Tercero, Inicial de nuestra acción en esta nueva etapa, porque de poco sirven las agendas y las estructuras si no hay convicción y voluntad política de darles vida. Es decir, de trabajar para dignificar la vida de la gente en claves de integración social , de protagonismo ciudadano y de construcción nacional.

Convicción y voluntad política que no es exclusiva de nadie, que no puede terminar aquí, pero que debe empezar aquí.

Somos nosotros, Jefes de Estado y de Gobierno de los países integrantes de la Comunidad Iberoamericana, quienes debemos convocarnos e involucrarnos para, entonces sí, convocar e involucrar a nuestra gente.

No se trata de renunciar a lo que se es; se trata de no renunciar a lo que hay que hacer , porque, al fin y al cabo, se es lo que se hace.

Cuarto, inicial de la próxima Cumbre, la décimo sexta, que tendrá lugar en el país del cual vengo y cuyas esperanzas y compromisos he traído a esta reunión.

Sus Majestades; señoras y señores; amigas y amigos: Como Presidente de la República Oriental del Uruguay quiero compartir con ustedes nuestra enorme alegría por ser anfitriones de la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Permítanme decirles que gobierno y sociedad uruguaya ya estamos trabajando en los aspectos organizativos de la misma, pues queremos que todos quienes a ella concurran se sientan como en su propia casa.

Así nos hemos sentido en Salamanca y así deseamos que nuestros visitantes se sientan en Uruguay y en Montevideo, nuestra ciudad capital que será sede de la Cumbre.

Permítanme decirles también que en coordinación con Secretaria General Iberoamericana y a través de ésta con los referentes correspondientes de cada país miembro de la Comunidad, definiremos el contenido de ese encuentro que deseamos sea, como éste, otra productiva reunión de trabajo.

Una Cumbre que asuma el pasado, que sea rigurosa con el presente y confiada en el futuro.

Una Cumbre con el desarrollo como utopía concreta, con la democracia como idioma común y con la ciudadanía como raíz y horizonte.

Queridos amigos y hermanos, Uruguay y Montevideo los esperan. Muchas gracias.

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