10/11/05


MUJICA REIVINDICÓ EL ROL DE LA AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA
Con un fuerte alegato reivindicando la vivencia futura de la agricultura familiar campesina, el Ministro José Mujica exhortó “a volver a pensar en la tierra incluso como un refugio de una pobreza digna”, durante la apertura de la sesión del Comité Ejecutivo de la FIPA.

Mujica afirmó que la globalización significa un avance fenomenal de fuerzas productivas, de intelecto, de recursos de capital, de cambios de costumbres, por un lado; pero recordó que “también significa que la comida humana y un montón de cosas quedan decididas por núcleos muy pequeños de gente poderosa, que no necesariamente es mala ni es buena, lucha por sus intereses y que muchas veces esos intereses no necesariamente encuadran con los intereses de la mayoría de la gente”.

En este sentido, destacó el rol de los productores rurales, afirmando que “¡ay de aquellos pueblos que comentan el error de abandonar a sus campesinos, porque cometerían el error de abandonar la despensa, de abandonar la última retaguardia de los alimentos!”.

El Ministro José Mujica participó este jueves en la apertura de la sesión del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Productores Agropecuarios (FIPA), que se reunieron en el Hotel Sheraton de Montevideo, oportunidad en que se firmó un convenio entre dicha organización y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).

Durante la parte oratoria hicieron uso de la palabra los presidentes de las organizaciones anfitrionas que, con la organización de AMRU, CNFR y CAF, participaron en la sesión del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Productores Agropecuarios (FIPA), presidido por Jack Wilkinson.

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERIA, AGRICULTURA Y PESCA, JOSE MUJICA, EN EL ACTO DE APERTURA DEL COMITE EJECUTIVO DE LA FEDERACION INTERNACIONAL DE PRODUCTORES AGROPECUARIOS (FIPA)

MINISTRO MUJICA: En primer término, tengo que pedir disculpas porque llegamos un poquito tarde, con una agenda un poco complicada y  sobre todo con esa manía que tiene la prensa de llamar de mañana temprano; sobre todo los de espacios rurales. Y quiero agradecerles improvisadamente.

Yo sé que el mundo de la agricultura es familiar y enfrenta un reto de época; donde no está claro cómo vamos a salir, donde existen contradicciones de carácter planetaria, en el medio de la cual se juega la suerte de los pobres de la tierra.

La globalización significa un avance fenomenal de fuerzas productivas, de intelecto, de recursos de capital, de cambios de costumbres, por un lado; pero también significa que la comida humana y un montón de cosas quedan decididas por núcleos muy pequeños de gente poderosa, que no necesariamente es mala ni es buena, lucha por sus intereses y que muchas veces esos intereses no necesariamente encuadran con los intereses de la mayoría de la gente.

Visitando la planta el otro día, de las pocas que hay en este país, y saqué mis cuentas que ningún trabajador levantaba más de cinco kilos y eso por accidente. La productividad de tres hombres podían hacer casi un millón de kilos de leche en polvo.

¿Cuál es la respuesta laboral que le damos a la humanidad en ese marco?

Y uno tiene que volver a pensar en la tierra, incluso como un refugio de una pobreza digna.

El hombre ha desatado una capacidad industrial de producir automatizada y un tipo de civilización -y esto es opinable, pero yo no vengo para hacer buena letra al Sheraton, soy polemista- se ha desatado un tipo de civilización donde nada alcanza y donde frecuentemente tocamos los limites de la naturaleza por acá y por allá; más adelante habrá que gastar una fortuna y se está gastando tratando de remendar los desastres que estamos organizando; una especie de civilización ciega en su conjunto se parece a aquella anécdota de Chaplin, donde el botija iba rompiendo las vidrieras para que él viniera acá, ofreciendo el trabajo de remendarlas. Esto es escala planetaria.

Pero a uno le parece que, ¡ay de aquellos pueblos que comentan el error de abandonar a sus campesinos, porque cometerían el error de abandonar la despensa, de abandonar la última retaguardia de los alimentos! Y es cierto que las grandes empresas, los grandes circuitos, por su peso se van quedando con las grandes corrientes comerciales y la conducción de la oferta, y en realidad el valor de un producto de naturaleza primaria es absolutamente secundario ante la enormidad de valor que se suma a posteriori.

Lo que se ha dado en llamar “proteccionismo agrícola” -en mi humilde opinión- no es otra cosa que un fenomenal proteccionismo industrial, donde se subsidia el primer escalón de la mercadería para tener asegurado el otro gran circuito de valor, que es el que importa, de valor agregado.

En ese marco, está cuestionada la vivencia de futuro de la agricultura familiar de la agricultura campesina, de los pobres de la tierra.

Hay quienes pronostican que van a desaparecer 400, 500 millones de campesinos en los próximos años; no sería grave, lo que tendríamos que preguntarnos es, ¿cuál es la respuesta que le vamos a dar? ¿Los vamos a transformar en una categoría sub-humana de desocupados al borde de las grandes urbes? 

Pero, por otro lado, acá hay un problema filosófico: es mucho más fácil hacer un ingeniero, hacer un médico, que poder construir un campesino.

Claro está que el campesino del futuro para que exista ya no podrá ser un hombre rutinario, necesitará un acervo cultural cada vez más fuerte y más determinante.

Pero no es sólo una profesión, es una forma de vivir y de mirar al mundo; ni mejor ni peor que otra, una diferenciación que está en el seno de nuestra sociedades.

Y resulta paradójico que el mundo que se enriquece después debe de empezar a cuidarlos, a fomentarlos, a diferenciarlos e inventar todo un rosario de cosas que andan por ahí, como una forma de protegerlos.

Sencillamente, la economía del conocimiento -en la cual dicen que vamos entrando- dicen, si lo fuera del conocimiento debería de ser la economía y la sociedad de la diversidad, y entender que tal vez en la existencia de una agricultura campesina en toda su forma, existe el lograr de preservar algunos valores humanos, que son tan dignos de pelear para que sigan existiendo arriba de la tierra como es tan digna la lucha por mantener la vida de animales exóticos, que nuestra vida tiende a hacer desaparecer.

Por eso yo le tengo que agradecer a este Movimiento y a esa plata que gasta un poco del mundo rico en todo esto, en ayudar a todo esto; es como una plata que se gasta porque se tuviera conciencia subliminal de que algo anda mal y algo hay que hacer.

Y nosotros no tenemos que caer en dos visiones, la una peyorativa de que es una excentricidad del mundo rico porque el mundo rico también tiene humanas contradicciones en sus entrañas; pero debemos de cuidar que esto no se transforme en un instrumento del curro, del abuso de los sectores intelectuales que son en última instancia apenas un medio, pero no son la razón central; la razón central son muchísimos miles que no están acá y que tal vez no entenderían nuestras discusiones pero son la razón de ser de todo este esfuerzo.

Y la historia de las instituciones humanas es la historia de que surgen por una causa, pero una vez creados esos instrumentos se transforman en una razón en sí mismo de vivir; y no se tome esto ni por asomo como una crítica, es casi una historia de la humanidad; es así, tiende a ser así.

Creo que la claridad  intelectual de lo que ha pasado en un conjunto de instituciones nos puede ayudar a preservar de que este Movimiento y otros que hay parecidos sigan manteniendo la frescura de su fundación, de su gesto fundacional que siempre debe ser recordado. Y creo que esto nos puede ayudar a todos.

Por suerte la economía moderna no va a poder hacer desaparecer a los campesinos, porque es una cosa más terca que he visto arriba de la tierra: tienen una capacidad de sobre-vivencia de carácter fenomenal, resisten los desaguisados de la humanidad porque son una forma de vida.

Sin embargo, el problema está en esto, en las formas agrícolas más adelantadas del mundo contemporáneo, allí donde el capital logra el escalón más alto de la sustitución del trabajo humano, para seguir progresando, necesitan reintroducir trabajo humano porque no parece que ninguna maquinita pueda superar lo que significa la levadura del trabajo humano.

Por ello, creo que hay una larga vida -a pesar de todo- para una actitud campesina arriba de la tierra. Gracias.

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