21/11/05


VÁZQUEZ: “SIN JUSTICIA NO HAY DEMOCRACIA”
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, reivindicó hoy la importancia de “una justicia ágil e independiente” al declarar inaugurada la Reunión Anual Internacional de Magistrados, señalando que “sin justicia no hay democracia, y los derechos de los ciudadanos están vacíos de contenido”.

El encuentro, foro técnico que se desarrolla en el hotel Radisson, contó con la presencia de altas autoridades judiciales y del Poder Ejecutivo, así como del Presidente de la Unión Internacional de Magistrados, que a su turno hicieron uso de la palabra encomiando las perspectivas de la reunión y las actualizaciones que en su seno serán debatidas.    

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA REUNIÓN ANUAL INTERNACIONAL DE MAGISTRADOS, EN EL RADISSON HOTEL. 

PRESIDENTE VAZQUEZ: Señor Ministro de la Suprema Corte de Justicia, doctor Leslie Van Rompaey, señor presidente de la Unión Internacional de Magistrados, Doctor Sidney Benetti, señora Presidenta de la Asociación de Magistrados del Uruguay, doctora Cristina Crespo; señoras y señores magistrados; señor Subsecretario del Ministerio de Educación y Cultura, doctor Felipe Michelini; señores legisladores, señoras y señores.

En nombre del gobierno uruguayo y, en nombre de la ciudadanía uruguaya, quiero dar la más cordial de las bienvenidas a los ilustres visitantes que han llegado a nuestro país y a su ciudad capital, Montevideo, para participar en este encuentro.

Deseamos que tengan una estadía muy feliz y que -como seguramente va a ser- el éxito corone esta tarea que ustedes están emprendiendo. El éxito que ustedes obtengan redundará en beneficio de una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos. Queremos que realmente se sientan como en su propia casa.

En segundo lugar, y por si ustedes quieren un tinte de orgullo, nuestra felicitaciones a los organizadores de este encuentro, que en muy poco tiempo,  dos meses y medio, lograron llevar adelante el mismo y obtener una importantísima y masiva presencia como lo está atestiguando esta sala.

Evidentemente han trabajado con enorme dedicación, con un gran amor por la profesión y por lo que están haciendo, y, reitero, como uruguayo nos sentimos muy orgullosos de ver este fruto, este resultado, de esa entrega, de ese trabajo, de esa dedicación.

En tercer lugar, y, como un ciudadano que no tiene la distinción de integrar esta tan noble profesión, quiero explicar la importancia que vemos en un encuentro de estas características.

Porque, para nosotros, la justicia es un elemento sustantivo de la democracia. Si hay justicia hay democracia; sin justicia los derechos y libertades de los ciudadanos están vacíos de contenido y el Poder activa el imprescindible control para un correcto funcionamiento de la democracia.

Para nosotros el Poder Judicial es más que el poder del Estado. Es un sistema diríamos vital, de servicios jurídicos para la ciudadanía. Vital, imprescindible. Y como sistema creemos que tiene que contar con algunos elementos de un cambio nacional.  (Por cierto, voy rápidamente porque no tengo tiempo, ni participación para extenderme en la oratoria).

Como sistema creemos que debe ser ágil. No para ser eficaz y eficiente la justicia debe ser lenta. También se puede equivocar con los recursos económicos y humanos adecuados; el gobierno de nuestro país, que está trabajando en la medida de sus posibilidades y de las posibilidades económicas del país para caminar en esa dirección, un sistema ágil, un sistema eficiente, transparente, un sistema de calidad, no sólo por la capacidad de sus integrantes sino también por la responsabilidad profesional y por el reconocimiento institucional que logre el sistema judicial uruguayo, un sistema responsable, independiente por su actitud libre e independiente pero fuertemente comprometido con la institucionalidad democrática y republicana, profundamente humana como podemos decir felizmente los uruguayos de nuestro sistema judicial.

Le damos una singular importancia a los resultados de este encuentro histórico. Sabemos, como lo decíamos al principio, que el éxito que corone -que seguramente va a coronar- este encuentro, y redundará sin duda en beneficio de una mejor calidad de vida de todos nuestros ciudadanos.

Por todas estas razones quiero expresar que para mí constituye, en todo sentido, un verdadero honor dejar inaugurado este encuentro, este congreso de magistrados del Uruguay en Montevideo. Muchísimas gracias. 

PALABRAS DEL MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA, DOCTOR LESLIE VAN ROMPAEY

MINISTRO ROMPAEY: Señor Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez; señor presidente de la Unión Internacional de Magistrados, Sydney Benetti; señora presidenta de la Asociación de Magistrados del Uruguay, doctora Cristina Crespo; distinguidos integrantes de este panel:

Es un alto honor para el Poder Judicial uruguayo y para la Suprema Corte, que represento en este acto, darle la bienvenida a los distinguidos colegas magistrados de todo el mundo, deseándoles que el éxito les acompañe en este evento, éxito que seguramente valoraremos cuando tomemos conocimiento de las conclusiones a que se arribe en áreas temáticas que nos son comunes a todos los jueces del orbe.

Cuando se me designara para hacer uso de la palabra en este acto inaugural, no pude sino recordar con emoción no exenta de legítimo orgullo, la trayectoria asociacionista de la magistratura uruguaya, que cuenta, entre sus asociados a la Asociación de Magistrados del Uruguay, como recordara la doctora Crespo, a la casi totalidad de quienes ejercen la función jurisdiccional en el país.

Han quedado en la historia los tiempos no muy lejanos en que los jueces de Uruguay se agremiaban en dos asociaciones, una de ellas integrada fundamentalmente por los jueces de carrera, con vocación nacional; y otra que alineaba preferentemente a los jueces radicados en el interior del país y que daba amplia acogida a los jueces legos, esto es, aquellos magistrados sin título profesional de abogado o de escribano que ejercen la magistratura en pequeños pueblos o villas del interior.

Es que todos ellos, jueces legos o de carrera, de paz o letrados, de primera o de ulteriores instancias, son titulares del Poder Judicial en el ámbito de sus respectivas competencias y las ejercen con total independencia y responsabilidad.

También han quedado en el olvido enfrentamientos internos, que más allá de las diferencias de enfoque en relación a la concreción de las finalidades o metas de la Asociación, en algunos casos magnificados, coincidían en lo medular, esencial, en lo definitorio o la propia razón de ser de la Asociación de Magistrados que radica en la preservación y defensa integral de la independencia y la dignidad institucional de la magistratura uruguaya, así como en la constante preocupación por la mayor eficacia del Servicio de Justicia.

Fundada en 1862, la Asociación de Magistrados del Uruguay vio interrumpida su vida institucional al ser disuelta por la dictadura militar que padeció nuestro país entre 1973 y 1985. Frescos en mi memoria permanecen los días en que, a fines del año 1984, un grupo de magistrados nos reuníamos con el firme propósito de reconstituir la Asociación de Magistrados del Uruguay, apenas las circunstancias políticas nos lo permitieran, en tiempos en que el país sentía y palpitaba la cercana caída del régimen militar y la reinstitucionalización de la democracia uruguaya.

En aquellos momentos, solo aspirábamos a servir en el legado que nos habían dejado los grandes jueces uruguayos que fundaron la Asociación. Y de entre ellos, que son tantos, quiero señalar sólo el nombre del doctor Eduardo Brito del Pino, nuestro primer presidente en la segunda época, quien nos convocara a abrazar y a afianzar nuestra vocación asociacionista y a reiniciar la marcha que el ominoso embate de la dictadura había interrumpido.

Nos separan veinte años desde la refundación de la Asociación de Magistrados y el día de hoy, día que para la magistratura uruguaya es una verdadera fiesta.

Durante este largo periodo integré la directiva de la Asociación, milité activamente en la actividad gremial y en la defensa de los postulados fundamentales recogidos en nuestros estatutos.

Hoy, desde el cargo de Ministro de la Suprema Corte, integrando el órgano rector del Poder Judicial, me sigo sintiendo plenamente consustanciado con los principios asociacionistas y como uno más entre mis pares, a quienes siempre brindaré mi apoyo solidario.

Y en esta jornada de apertura, en nombre del Poder Judicial y de los magistrados uruguayos, extiendo a los jueces de todo el mundo que nos honran con su visita un abrazo fraternal, junto con el deseo de mayor éxito en las jornadas de trabajo que ya se van desarrollando y una feliz estadía en nuestro país. Muchas gracias.

 

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