Informe de FAO sobre la situación alimentaria urge a
los gobiernos a tomar medidas
El hambre y la malnutrición matan a seis millones de
niños al año, una cifra equivalente a toda la población preescolar de
Japón, alertó en Roma este martes la FAO en la presentación de su último
informe anual sobre "El estado de la inseguridad alimentaría en el
mundo" (SOFI-2005, por sus siglas en inglés).
La gran mayoría de esos niños mueren a causa de unas
pocas enfermedades infecciosas curables, como diarrea, neumonía,
paludismo (malaria) y sarampión. Habrían sobrevivido si sus cuerpos y
sus sistemas inmunitarios no estuvieran debilitados por el hambre y la
malnutrición.
Esos dos factores figuran entre las causas más
profundas de la pobreza, el analfabetismo, la enfermedad y la alta
mortalidad en los países en desarrollo, según el informe de la FAO.
Por ello, el documento subraya la enorme importancia
de erradicar el hambre, objetivo explícito fijado en la Cumbre Mundial
de la alimentación de 1996 y recogido en el primero de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM): luchar contra la pobreza y el
hambre extremas. También se señala que la lucha contra el hambre es
esencial para alcanzar el resto de los ODMs.
"El progreso hacia la reducción de la proporción de
personas hambrientas en los países en desarrollo a la mitad para el año
2015 ha sido muy lento y la comunidad internacional está lejos de
conseguir los objetivos que se había marcado y los compromisos incluidos
en los ODM y la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA)", asegura el
Director General de la FAO, Jacques Diouf, en el prefacio del informe.
" Si se mantiene el ritmo actual de la reducción de
la pobreza en las distintas regiones en desarrollo, únicamente América
del Sur y el Caribe alcanzarán la meta marcada en los ODM de reducir a
la mitad el porcentaje de personas hambrientas. Ninguna de ellas
conseguirá el objetivo, más ambicioso, de la CMA, que pretendía reducir
a la mitad la cifra de las personas hambrientas", añade Diouf.
La región de Asia y el Pacífico tiene también
posibilidades de alcanzar los ODM si se logra incrementar ligeramente el
ritmo de los avances en los próximos años. En el Cercano Oriente y
África del Norte la prevalencia del hambre es baja, pero está aumentando
en lugar de disminuir.
En África subsahariana, el índice de malnutrición ha
disminuido muy lentamente, aunque el ritmo del progreso realizado era
ligeramente mejor en la década de los años 90 de lo que es hoy. Para
poder alcanzar la meta de los ODM será necesario acelerar
considerablemente ese ritmo.
"Todavía podemos alcanzar la mayor parte de las metas
de los ODM y la CMA, incluso todas, pero sólo será posible si se
redoblan los esfuerzos y se hacen más eficaces. Para reducir el número
de hambrientos, es preciso dar prioridad a las zonas rurales y a la
agricultura como principal fuente de los medios de subsistencia
rurales", indica el Director General de la FAO.
Según las últimas estimaciones de la FAO (2004) en el
mundo existían 852 millones de personas subnutridas en el período
2000-2002. Esta cifra incluye 815 millones de personas en países de
desarrollo, 28 millones en países con economías de transición y 9
millones en las naciones industrializadas. SOFI-2005 no actualiza la
cifra de personas hambrientas, pero está prevista una nueva estimación
en la edición que se realice el próximo año.
Eliminar el hambre para conseguir los Objetivos del
Milenio.
Cerca del 75 por ciento de las personas en el mundo
víctimas de hambre y la pobreza viven en las zonas rurales con menos
recursos. En estas regiones residen la gran mayoría de los casi 11
millones de niños que mueren antes de cumplir los cinco años, de los 121
millones que no frecuentan la escuela y de las 530 000 mujeres que
fallecen durante el embarazo y el parto, y se producen los 300 millones
de casos de paludismo agudo y del millón largo de muertes por esta
enfermedad cada año.
Asegurar a los niños una alimentación adecuada es
crucial para romper el círculo vicioso del hambre y la pobreza y
alcanzar los ODM. Reducir la prevalencia de la insuficiencia ponderal
–falta de peso- en los niños en tan solo cinco puntos porcentuales
podría salvar las vidas del 30 por ciento de los niños menores de cinco
años que fallecen. Estas cifras se basan en un estudio realizado en 59
países en desarrollo. En algunos de los países en peor situación, la
prevalencia de la insuficiencia ponderal entre los niños menores de
cinco años se elevaba al 45 por ciento.
"La reducción del hambre debería convertirse en la
fuerza motora del progreso y la esperanza, toda vez que la mejora de la
nutrición se traduce en mejores condiciones de salud, hace que aumente
la tasa de asistencia a la escuela, reduce la mortalidad infantil y
materna, potencia la capacidad de acción de la mujer y disminuye la
incidencia y la tasa de mortalidad por VIH/SIDA, paludismo y
tuberculosis", concluye Diouf.
Condiciones necesarias
El estudio de la FAO indica que el crecimiento
económico, las inversiones en agricultura, el buen gobierno, la
estabilidad política y la paz interna, el imperio de la Ley, las
infraestructuras rurales, la investigación agrícola, una educación de
calidad para los niños en las áreas rurales y la mejora de la situación
de la mujer son condiciones esenciales para incrementar la producción
agrícola y reducir el hambre y la pobreza.
Sin embargo, muchos países son incapaces de
garantizar estos elementos básicos. Cuando los gobiernos no pueden
mantener la paz interna, los conflictos violentos trastornan la
producción agrícola y el acceso a los alimentos. En África, la
producción alimentaria per cápita disminuyó, por término medio, el 12,4
por ciento en periodos de conflicto.
La infraestructura rural tiende a estar menos
desarrollada en los países y regiones con los niveles más altos de
hambre, la densidad de carreteras en África a comienzos de la década de
los años 90 era menos de la sexta parte de la existente en India en el
momento de su independencia en 1950. Estudios realizados en China e
India han determinado que la construcción de carreteras es la inversión
en bienes públicos más eficaz para reducir la pobreza, y hay pruebas de
que tiene un efecto similar en la reducción del hambre.
Millones de niños no tienen la oportunidad de obtener
una educación básica. Los problemas de salud y los retrasos en el
desarrollo causados por la malnutrición suelen impedir o retrasar la
matriculación en la escuela.
Por término medio, los adultos han completado sólo
3,5 años de escuela en África subsahariana y sólo 4,5 años en Asia
meridional, dos subregiones donde mayor es la prevalencia del hambre.
Además, el bajo peso al nacer, la insuficiencia de aporte de proteínas y
calorías, la anemia y la carencia de yodo reducen la capacidad de
aprender de los niños.
Las desigualdades entre hombres y mujeres impiden a
estas últimas mejorar los medios de subsistencia de sus familias. Los
estudios confirman que las mujeres que han recibido educación tienen
familias más sanas y sus hijos están mejor nutridos y tienen menos
probabilidades de morir a corta edad y más posibilidades de frecuentar
la escuela.
Conseguir para las mujeres un mejor acceso a la
propiedad de la tierra y al crédito y promover la igualdad entre los
sexos podría contribuir más a reducir el hambre y la malnutrición que
cualquier otro de los ODM, según la FAO.
Las enfermedades se ceban en los grupos vulnerables
VIH/SIDA, paludismo y tuberculosis matan a más de
seis millones de personas al año, la mayoría en África subsahariana y
Asia meridional, las regiones con los índices mas elevados de
subnutrición y pobreza extrema, y donde se encuentran los grupos de
población más vulnerables. Millones de familias ven como sus condiciones
se deterioran a causa de la enfermedad y la muerte de quienes son el
sostén de la familia y debido a los costos de la atención a los
enfermos, los funerales de los difuntos y el hacerse cargo de los
huérfanos.
Las consecuencias del VIH/SIDA, paludismo y
tuberculosis se ven exacerbadas por el hambre y la pobreza. Detener su
propagación ahorraría millones de vidas y miles de millones de dólares.
Para conseguir los objetivos antes mencionados, el
informe sobre el hambre de la FAO indica un enfoque de doble componente:
en primer lugar, realizar inversiones a nivel nacional e internacional
para aumentar la productividad y los ingresos de las personas pobres y
que padecen hambre, en sectores como el riego a pequeña escala,
infraestructuras (carreteras, recursos hídricos, etc.) la pesca y la
silvicultura.
Al mismo tiempo, hay que proporcionar acceso directo
a los alimentos y crear redes de protección social para los pobres, con
ayuda alimentaria para madres y niños pequeños, comedores escolares,
huertos escolares y programas de "comida por trabajo". |