VAZQUEZ: “CONSOLIDAR UN ESPACIO TOTAL DE LIBRE
COMERCIO”.
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez,
exhortó hoy al MERCOSUR a concretar “el desafío inmediato de consolidar
un espacio de libre comercio que abarque a la totalidad de sus
integrantes”.
El mandatario habló en el acto con el cual la ALADI
(Asociación Latinoamericana de Integración) celebró sus 25 años de
existencia como tal. El acto se desarrolló en la sede del organismo,
ubicado en la calle Cebollatí de la zona de Palermo.
Este espacio, dijo el Presidente, “tiene dos
vertientes, que son la desgravación arancelaria y normas de comercio en
común o por lo menos, compatibles”. Llamó a consolidar unas y otras.
Vázquez se dirigió al Comité de Representantes de la ALADI -presidido
por el embajador Leonardo Carrión- y al Secretario General del
organismo, Didier Opertti. Estuvo presente la Subsecretaria de
Relaciones Exteriores, Belela Herrera.
El acto fue abierto por el embajador Carrión, quien
resaltó la importancia de la fecha e historió la trayectoria de la
entidad que comenzara actuando como ALALC (Asociación Latinoamericana de
Libre Comercio). Le siguió en el uso de la palabra Didier Opertti, quien
también valorizó el aniversario, reafirmó la idea de la integración y
lanzó un desafío: “El gran tema no es preguntarnos si está
vigente o no. El tema es cómo hacerla vigente y cómo hacer de la
integración un proyecto cotidiano”.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN LA ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE INTEGRACIÓN (ALADI).
PRESIDENTE VAZQUEZ: Muy buenos días para todos
ustedes. Con el gusto, el placer y el honor, por cierto, de estar esta
mañana, en esta tan amable -y para mí, reitero- tan grata reunión.
Señor presidente del Comité de Representantes ante la
Asociación Latinoamericana de Integración, embajador Leonardo Carrión;
señor Secretario General de ALADI, doctor Didier Opertti, señoras y
señores representantes, señora Subsecretaria de Relaciones Exteriores de
nuestro país -no sé si decirle profesora Belela Herrera, o simplemente
Belela- amigas y amigos.
Gracias por recibirme en la casa de la Asociación
Latinoamericana de Integración. Vengo en mi condición de Presidente de
la República Oriental del Uruguay y en una de las últimas actividades
que realizo en el marco de la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR, que
ha ejercido nuestro país durante los pasados seis meses.
Y traigo el reconocimiento a una organización que,
aunque no ha sido el primer proyecto integrador de nuestra región ni
tampoco será el último; lleva recorridos -como decía el doctor Opertti-
25 años de camino con el objetivo de crear un mercado común
latinoamericano.
Tal objetivo, por cierto, no es menor, y construirlo
-ustedes lo saben muy bien- no es una tarea sencilla. Requiere
convicción, inteligencia, perseverancia y, sobre todo compromiso
político. Mucho compromiso político, porque los proyectos de integración
son -como ustedes saben muy bien- sustancialmente procesos políticos.
Proceso y compromiso político, que ha de involucrar a los gobiernos, por
supuesto; pero que también ha de involucrar a la ciudadanía, por una
razón tan sencilla -sencilla pero no siempre comprendida- como que no
hay integración sin ciudadanía, no hay integración posible sin que la
gente se sienta raíz y objetivo de esa integración.
Por eso, precisamente, los procesos de integración
desde nuestro muy modesto punto de vista, han de ser procesos entre
iguales. Ello no implica desconocer la especificidad de cada parte ni
las asimetrías que puedan existir entre ellas.
No siquiera implica desconocer que estos procesos no
están libres de matices y desacuerdos pero, señoras y señores, implica
reconocer que quienes participamos en estos procesos, somos iguales
porque somos diferentes al decir de don Leopoldo Cea, y entre iguales
podrá haber acuerdos o desacuerdos, podrá haber discusiones, pero no
puede haber desconocimientos, indefiniciones ni vaciamiento de los
espacios que nosotros mismos hemos creado para realizar juntos lo que no
pudimos, porque es simplemente imposible, hacer separados.
Amigas y amigos, como señalé anteriormente, el
objetivo del Mercado Común Latinoamericano supone, para esta asociación,
el desafío más inmediato de consolidar un espacio de libre comercio que
abarque a la totalidad de sus integrantes.
Este espacio –desde, reitero, desde nuestro muy
modesto punto de vista- tiene dos vertientes: 1) la desgravación
arancelaria y 2) las normas de comercio en común o por lo menos,
compatibles.
Los avances registrados en los procesos parciales y
subregionales, entiéndase MERCOSUR, Comunidad Andina y los muchos
acuerdos de libre comercio entre pares o grupos de países respecto a la
liberación arancelaria, determinan que sea bastante poco lo que queda
por concretar.
De todas formas, reitero, los tiempos imponen a los
gobiernos un nuevo impulso de compromiso y audacia, para terminar con
los núcleos duros de productos que los países aún protegen, así como
para intentar abreviar los plazos de desgravación, ya que hay procesos
que, dado que recién se han terminado de negociar, tienen un horizonte
de tiempo que parece no contemplar la necesidad histórica, no por el
pasado, que ya no podemos modificar, sino por el futuro, que podemos y
debemos moldear, de encarar la convergencia de cronogramas de
desgravación arancelaria.
Mayor aún es el impulso que debemos hacer en materia
de normas de comercio, área que presenta fuertes disparidades tanto
entre países como entre pares o grupos de países. Y en este impulso no
bastan el compromiso y la audacia. Es necesario también un sinceramiento
de la normativa comercial así como la eliminación de otras medidas que
finalmente obstaculizan aún más el comercio entre nuestros países.
Por cierto que el desafío inmediato que para ALADI
representa la consolidación de este espacio de libre comercio no inhibe
otras tareas pendientes y a las cuales ALADI también puede coadyuvar. Me
refiero, por ejemplo, a esta otra deuda histórica que es la integración
física continental o a la integración energética o a la integración
productiva. En fin: afortunadamente, hay mucho para hacer, y si digo
afortunadamente es porque ese cúmulo de tareas, aunque pueda parecer
agobiante o inabarcable, en realidad indica la potencialidad que los
latinoamericanos tenemos si nos unimos, no solamente en nuestros sueños
y en nuestros discursos, sino también en nuestras acciones, en nuestros
derechos y en nuestras responsabilidades.
Amigas y amigos, como ustedes saben dentro de pocas
horas comenzará la 29ª. Reunión del Consejo del Mercado Común y Cumbre
de Presidentes del MERCOSUR, una reunión a la que el gobierno uruguayo,
me atrevería a decir,
al sistema político uruguayo y a todos los uruguayos,
nos cabe asignarle la importancia que realmente tiene, que es mucha por
cierto.
Comprenderán que, por razones obvias, no es
pertinente que yo haga en este ámbito apreciaciones que corresponde
hacer en el seno del MERCOSUR. Sin embargo, y a propósito de esta Cumbre
del MERCOSUR, he hecho algún cálculo, me he formulado alguna pregunta y
he llegado a alguna conclusión que quiero compartir con todos ustedes.
Desde el 1º de marzo pasado, 1º de marzo de este año,
la Presidencia de la República Oriental del Uruguay ha participado en
siete reuniones cumbres o similares a saber:
1- Cumbre Sudamericana Países Árabes en Brasilia, en
abril de este año.
2- Cumbre del MERCOSUR en Asunción, junio de 2005.
3 - Reunión de alto nivel de la ONU, sobre los
objetivos del milenio en Nueva York, setiembre.
4 - Asamblea General de la ONU, también en Nueva York,
setiembre.
5 - Cumbre de la Comunidad Sudamericana, Brasilia,
setiembre de este año.
6 - Cumbre Iberoamericana, Salamanca, octubre.
7 - Cumbre de las Américas, Mar del Plata,
noviembre.
Con la que tendrá lugar a partir de mañana, serán
ocho las cumbres en la que hemos participado.
Ocho reuniones cumbres en diez meses. Promedialmente,
una cada treinta y siete días y medio. Me pregunto entonces si tantas
cumbres no provocaron el apunamiento de sus participantes habituales. Me
pregunto si no nos marearemos o si desde tanta altura no perderemos de
vista el llano, ese llano que al fin y al cabo es nuestra realidad, la
realidad que queremos transformar con nuestros pueblos y para beneficio
de todos nuestros habitantes.
La respuesta a esta pregunta nos parece a nosotros
que es la realidad misma. Y esa realidad depende de nosotros, si somos
capaces de traducir los resultados de estas reuniones en acciones
concretas en beneficio de la gente, porque ese es el objetivo por el
cual aquí estamos.
De lo contrario pensamos que estas cumbres no pasarán
de ser una secuencia relativamente periódica de frondosas oratorias y
sobrias fotos de familia. Nosotros, precisamente porque creemos en la
integración latinoamericana como vocación y destino, llegaremos el
viernes de mañana a la casa del MERCOSUR con el mismo entusiasmo y el
mismo compromiso con que esta mañana hemos llegado a esta casa. Con el
entusiasmo y el compromiso de un pequeño gran país, respetuoso y por
cierto respetable. Con el entusiasmo y el compromiso de representar a un
país orgulloso de llamarse Uruguay y orgulloso de ser latinoamericano.
Muchas gracias.
PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DE ALADI, DIDIER
OPERTTI
SECRETARIO OPERTTI: Señor Presidente de la República
Dr. Tabaré Vázquez, señora Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Prof.
Herrera, señores Representantes Permanentes, Representantes Alternos,
señores Delegados, señores Subsecretarios, funcionarias, funcionarios,
amigas, amigos. Esta mañana es una mañana importante para esta
organización, para esta asociación. Lo es, el señor Presidente así lo ha
referido, pero sea permitido en mi condición de oriental señalar, que la
presencia del Presidente de la República en esta Casa es el subrayado de
un compromiso que arranca desde la sede, que se proyecta en estos 25
años de vida del Tratado de Montevideo, precisamente año de ese vigésimo
quinto aniversario, y es también al mismo tiempo la reafirmación una vez
más de la vigencia de la idea de la integración.
El gran tema no es preguntarnos si está vigente, o no
está vigente, el tema es como hacerla vigente, como hacer de la
integración un proyecto cotidiano en el que cada día, alguno, o algunos
de nuestros actos vayan en la dirección de reafirmarlo, de
profundizarlo, de asentarlo, de protegerlo, porque en definitiva es un
producto de la creación imaginativa de quienes en su tiempo imaginaron
una región integrada, una suma de pueblos y de gobiernos, y una
combinación de sentimientos, de historias, y de proyectos.
Mire usted señor Presidente, y séame permitido decir
esto en nombre de la Secretaría General, en un momento muy particular
llega usted a esta Casa en momentos en que aún su gobierno no ha
transitado el primer año, y en que nosotros mismos en nuestro nivel y
escala, tampoco hemos cumplido nuestro primer año. Todos tenemos
proyectos, y todos tenemos un imaginario al servicio de esos proyectos.
El gran tema como siempre, es ver si somos capaces de trasladar de ese
terreno un tanto etéreo, un tanto abstracto, al terreno de la realidad
nuestras ideas, nuestros objetivos, nuestros destinos.
Y digo que usted llega en un momento muy oportuno y
muy específico porque esta casa hoy esta envuelta en ese proceso. Es
decir la ALADI no es que halla estado nunca marginada a ese proceso pero
hoy tiene una agenda y una guía de navegación de la que difícilmente
pueda sustraerse. De la que difícilmente pueda apartarse. Y no por un
acto de voluntad técnica, no porque un grupo de élite de pequeños -diría
yo- subgrupos o reuniones lo halla determinado. Es claro que hay una
voluntad política de que ALADI, se identifique como el referente
regional de la integración sin detrimento, sin lengua, sino con
articulación y armonía y toda la necesaria con las subregiones de la
comunidad Andina, del MERCOSUR y naturalmente con aquellos estados como
los hermanos de Chile, que sin pertenecer a la comunidad Andina y al
MERCOSUR son sí, miembros plenos de esta ALADI. Quiero decir por lo
tanto señor Presidente que bien usted en el momento de interrogantes más
que de respuestas. En un momento de búsqueda más que de hallazgo y por
lo tanto en esa búsqueda su presencia recobra un significado muy
particular porque significa saber que detrás de este trabajo a veces un
tanto asordinado, a veces un tanto silencioso existe también una mirada
exterior, a la que sigue atenta este derrotero que mira con expectativa
vigilante lo que podamos hacer, lo que podamos construir y sepa usted
señor Presidente como representante de toda la ciudadanía del País, de
toda su población que esta asociación tiene un compromiso con la
respuesta a un proceso de integración irrenunciable a una idea de
coordinación intransferible a una afirmación del regionalismo como
alternativa a la globalización que no puede admitir ni aplazamiento ni
desgano. Y desde esa perspectiva desde esa visión señor Presidente su
visita hoy, cobra para nosotros el valor del aliento, el valor de la
repercusión el valor de la significación pública y todo ello sumado y
unido a esa tarea que antes mencionaba, silenciosa al interior de
nuestra organización tendremos creo, todos en conjunto trabajando todos
sin excepción el común compromiso de alcanzar esos objetivos superiores
a los que con tanta elocuencia hacía referencia nuestro Presidente del
Consejo del Comité de Representantes. Nuevamente señor Presidente
gracias por su visita, sepa que esta Casa está a su disposición y que
toda vez que en algún recodo del camino halla que actualizar
informaciones, contactos, análisis, referencias, su representación su
digna representación aquí más la de todas las delegaciones estará
presta, con el apoyo permanente e incambiable de la Secretaria a
participar en esa empresa común. Muchas gracias por la presencia.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL COMITÉ DE REPRESENTANTES DE LA ALADI,
EMBAJADOR LEONARDO CARRIÓN
Es un altísimo honor para el Comité de Representantes
Permanentes de nuestra Asociación, y un privilegio para mi, en Calidad
de Presidente del Comité, recibir su visita en la casa de la Integración
latinoamericana.
En primer lugar, queremos darle nuestra más cálida
bienvenida. En segundo lugar quiero manifestarle que otorgamos altísima
significación a la oportunidad que esta visita suya significa, de
refrendar el compromiso de todos los gobiernos aquí representados con la
causa común, e impostergable, de la integración latinoamericana.
Su presencia en la Casa de la Integración, señor
Presidente, se produce en un momento al que otorgamos enorme
trascendencia.
Se trata de un momento que surge de la voluntad de un
conjunto de países hermanos que cuentan con un enorme bagaje de
aprendizajes compartidos. Estos aprendizajes les han llevado a persistir
aferrados a la idea de la integración latinoamericana, mas allá de las
adversidades, muy tangibles, que esa idea ha debido confrontar desde que
se gestó en el pensamiento, en el sentir, y en la visión de futuro de
nuestros libertadores .
Asumir con decisión el reto de aventurarnos, con
mayor disposición que nunca, a construir nuestro propio camino
latinoamericano, reviste, a estas alturas, una importancia cuya urgencia
está determinada por la larga postergación a la que esa construcción fue
sometida por razones históricas que, sin embargo, han significado un
notable cúmulo de aprendizajes.
Es, precisamente, ese aprendizaje compartido el que
nos coloca, hoy, en condiciones de asumir premisas comunes para
avocarnos a construir lo que podríamos llamar un "momento de impulso".
podemos avizorar este momento del proceso de integración como altamente
promisorio en la medida en que nos pone por delante la posibilidad de
iniciar una nueva etapa, altamente proactiva, en la búsqueda de caminos
concretos para plasmar la voluntad integradora de nuestros gobiernos, de
nuestros estados y de nuestra gente.
Ello, mas allá o quizás debido precisamente a la
inédita complejidad de las urgencias que nuestra región confronta.
Usted ha sido elocuente, señor Presidente, en la
carta que junto con el Presidente de la República de Venezuela
dirigiesen a sus colegas de la región, sobre el futuro de la comunidad
suramericana.
En esa carta queda claramente planteada y cito, "la
insostenible carga de la deuda social". tal como Usted y el señor
Presidente de Venezuela allí manifiestan, y cito nuevamente, "la
cancelación de esta deuda no puede seguir esperando. y una .nueva agenda
de integración que camine hacia la unidad debe estar en primerísimo
lugar si queremos ser fieles al legado de nuestros libertadores."
Su presencia, señor Presidente, nos trae, con
firmeza, un mensaje compartido. por todos nuestros Jefes de Estado, es
decir, la determinación de impulsar en nuestra región un proceso de
integración cuyos costos de postergación son cada vez mas onerosos.
En efecto. nuestra América Latina ha sido
históricamente una región abatida por su modo de inserción en la
economía del mundo.
Esa inserción, y las contradicciones internas que
conlleva, han significado un legado lascerante de fragmentación entre
nuestras naciones, y de segmentación a lo interno de nuestros Estados,
expresado en múltiples dimensiones de exclusión económica, social y
cultural.
Las asimetrías de poder propias de ese modo de
inserción, y sus inercias, han reproducido un legado perverso, que en el
mejor de los casos, ha ensordinado las iniciativas de asumir
articuladamente los retos comunes, y en el peor de los casos, ha minado
la vocación de integración, al imponernos década tras década el camino
de las soluciones coyunturales, tantas veces bajo el rostro de una
bilateralidad que ha enajenado los caminos de la multilateralidad
posible.
Sabemos que nuestros estados han debido sortear
históricamente el accionar de poderes foráneos, segmentadores de la
cooperación mutua, de las búsquedas compartidas, y de la horizontalidad
como colectivo suramericano. lo sabemos bien, porque ese es el entramado
que hemos heredado desde el inicio de nuestra emancipación del
colonialismo formal.
Desde entonces, y durante mucho tiempo, las visiones
decimonónicas heredadas de los procesos independentistas consagraron
significados restrictivos del concepto de soberanía, que han sido uno de
los principales obstáculos al proceso de integración.
Ya hemos aprendido, sin embargo, que la soberanía es
algo mucho mas grande y mas profundo, que puede, entre naciones
hermanas, construirse ,y conjugarse en plural, y que no necesariamente
se pierde, sino que, muy por el contrario, se amplia y densifica en el
marco de una integración capaz de producir réditos concretos en términos
de nuestro posicionamiento conjunto para enfrentar esos enormes retos
compartimos que se reflejan de manera dramática en la deuda social.
Hemos aprendido, además, que la noción de integración
tiene una notable. tenacidad, y una indoblegable capacidad de movilizar
lo mejor de nuestros esfuerzos y visiones de una Latinoamérica distinta,
capaz de ofrecer a su gente una habitabilidad enmarcada en parámetros
básicos de equidad y dignidad colectiva en los planos político, social,
económico y cultural.
Por tanto, a quienes los avatares de nuestro proceso
de integración les han movido al escepticismo, o a la subestlmación de
nuestra determinación como región, estamos hoy en condiciones de
decirles que cabe rendirse ante la evidencia, y a que es notable como la
idea de la integración se ha ido afincando en lo mejor de nuestra visión
de futuro. Ello, con una terquedad heroica, si tenemos en cuenta la
necesidad que esta idea ha tenido de sobrevivir en medio de fuerzas,
corrientes de pensamiento, y poderes muy concretos que han procurado y
procuran, también hoy, acorralarla y transformarla en un mero ejercicio
en futilidad.
En todo caso, la fuerza de las ideas puede sobrepasar
la facticidad de los juegos de poder que pretendan sojuzgarlas. El
itinerario de la idea de la integración desde el inicio de nuestra vida
republicana, es probablemente un ejemplo contundente de esa fuerza, y es
por esa razón que enmarcara y presidirá los esfuerzos de reflexión y de
acción que se impulsaran en la reunión Cumbre de la cual el MERCOSUR
será sede en los próximos días, en esta hermosa ciudad capital de la
Republica Oriental del Uruguay.
por lo tanto, señor Presidente, podemos atrevernos a
pensar esta Cumbre como momento de inicio de una etapa que refleja que
las crisis vividas por el proceso de integración en las últimas cuatro
décadas han quedado atrás. Como todo proceso de cambio, el camino de la
integración implica un itinerario abierto. pero también implica avances
que pueden dejar definitivamente atrás ciertos momentos de crisis que
hemos aprendido, conviene, en efecto, dejar atrás.
hace casi cuatro décadas los países andinos iniciaron
un proceso de integración que sufrió, a no dudarlo, una sucesión de
etapas desalentadoras, básicamente por el recurrente incumplimiento de
los compromisos adquiridos por sus miembros. Sin embargo, el saldo,
mirado en retrospectiva, mueve al optimismo, en tanto permite afirmar
que se ha logrado una institucionalización tangible, contándose hoy con
el marco y la estructura básica para configurar una integración
multidlmensional y completa. Por otro lado, los países del Cono Sur
iniciaron hace diez años un proceso de integración que también confrontó
momentos de crisis, quizás por las mismas razones que su contraparte de
los Andes. Y hoy, estamos desde los Andes y desde el Cono Sur abocados a
impulsar un nuevo momento en el itinerario de la integración haciendo
posible que el día de mañana se inicia una Cumbre con la presencia de
sus mandatarios en pleno. No podemos subestimar la trascendencia de este
logro, que es plenamente nuestro.
La República de Venezuela un país miembro de la
Comunidad Andina de Naciones, ha pedido su ingreso pleno al MERCOSUR,
dando inicio a un proceso de convergencia que nos puede ir conduciendo
hacia la Comunidad Sudamericana. El reto es gigantesco. Pero también es
plausible. Y su concreción futura está promisoriamente enmarcada, desde
ya, bajo el paraguas de la Comunidad Sudamericana, donde los dos grupos
regionales se encuentran y convergen con los otros tres países de la
región: Chile, Surinam y Guyana. Y esta comunidad tiene
significativamente, una meta final mucho mas ambiciosa, es decir, la
integración mas allá del subcontinente: una integración que incluya a
Centroamérica, México y del Caribe
Dentro de este esquema, y adelantando el trecho a
recorrer, el XII Consejo de Ministros de ALADI, que se reunió en
Montevideo en octubre del 2004, dispuso que el Comité de Representantes
inicie la construcción de un espacio de libre comercio en la región.
Este espacio incorpora a casi toda la comunidad suramericana, ya que no
son miembros de ALADI, Surinam y Guyana; a México, puntal del desarrollo
económico del norte de nuestra América Latina; y a la hermana Republica
de Cuba, lo cual nos permite una presencia sumamente importante en el
Caribe.
Desde que el Comité de Representantes recibió este
trascendental mandato de los gobiernos miembros, se ha abocado con
enorme esfuerzo y entusiasmo al trazado de una agenda de considerable
magnitud, para presentar ante los gobiernos las opciones y proyectos
tendientes a avanzar en el proceso de creación de ese espacio de libre
comercio. Cabe subrayar, señor Presidente, que la Asociación dispone,
hoy de una Secretaría General renovada, que cuenta con funcionarios
altamente competentes y profundamente comprometidos con el mandato de
los gobiernos miembros. La Asociación latinoamericana de integración se
encuentra, por lo tanto, en óptimas condiciones de confrontar las metas
trazadas.
Asistimos, así, de manera auspiciosa, al inicio de un
ambicioso proyecto generado por los Jefes de Estado de la región dentro
de Comunidad Suramericana y que ahora, por iniciativa suya, señor
Presidente y del señor presidente de Venezuela, en sus condición de
Presidentes del MERCOSUR y la CAN, respectivamente, tendrá un renovado
impulso con la creación de la Comisión Sur, como motor original e
innovador para dar un golpe de timón firmemente encaminado hacia el
logro de las mas altas metas propuestas.
Por todas estas razones, y para finalizar, podemos
afirmar que nuestra región Latinoamericana ha asumido con extraordinaria
determinación y visión de futuro el único camino que nos conducirá a
confrontar de manera decisiva los retos vinculados a nuestra inserción
en la economía mundial, a las brechas tecnológicas, y a la inseguridad
social en todas sus dimensiones. Sólo trabajando juntos podremos superar
además la deuda externa, que como sabemos, consume casi todos los
recursos que generamos, en desmedro de la calidad de vida de nuestras
grandes mayorías. Sólo trabajando juntos podremos confrontar la deuda
social, que
no puede sino vertebrar nuestros mejores esfuerzos de
integración latinoamericana.
gracias, nuevamente señor Presidente, por su
presencia en esta casa, que constituye un altísimo honor, una muy grata
ocasión, y un aliciente para nuestra, labor.
Muchísimas gracias por ello.
Y, ahora, me es grato ceder la palabra al Embajador
Didier Opertti, Secretario General de ALADI |