07/12/05


VAZQUEZ: “CONSOLIDAR UN ESPACIO TOTAL DE LIBRE COMERCIO”.
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, exhortó hoy al MERCOSUR a concretar “el desafío inmediato de consolidar un espacio de libre comercio que abarque a la totalidad de sus integrantes”.

El mandatario habló en el acto con el cual la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración) celebró sus 25 años de existencia como tal. El acto se desarrolló en la sede del organismo, ubicado en la calle Cebollatí de la zona de Palermo.  

Este espacio, dijo el Presidente, “tiene dos vertientes, que son la desgravación arancelaria y  normas de comercio en común o por lo menos, compatibles”. Llamó a consolidar unas y otras. Vázquez se dirigió al Comité de Representantes de la ALADI  -presidido por el embajador Leonardo Carrión- y al Secretario General del organismo, Didier Opertti. Estuvo presente la Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Belela Herrera.

El acto fue abierto por el embajador Carrión, quien resaltó la importancia de la fecha e historió la trayectoria de la entidad que comenzara actuando como ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio). Le siguió en el uso de la palabra Didier Opertti, quien también valorizó el aniversario, reafirmó la idea de la integración y lanzó un desafío: El gran tema no es preguntarnos si está vigente o no. El tema es cómo hacerla vigente y cómo hacer de la integración un proyecto cotidiano”.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE INTEGRACIÓN (ALADI).

PRESIDENTE VAZQUEZ: Muy buenos días para todos ustedes. Con el gusto, el placer y el honor, por cierto, de estar esta mañana, en esta tan amable -y para mí, reitero- tan grata reunión.

Señor presidente del Comité de Representantes ante la Asociación Latinoamericana de Integración, embajador Leonardo Carrión; señor Secretario General de ALADI, doctor Didier Opertti, señoras y señores representantes, señora Subsecretaria de Relaciones Exteriores de nuestro país -no sé si decirle profesora Belela Herrera, o simplemente Belela- amigas y amigos.

Gracias por recibirme en la casa de la Asociación Latinoamericana de Integración. Vengo en mi condición de Presidente de la República Oriental del Uruguay y en una de las últimas actividades que realizo en el marco de la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR, que ha ejercido nuestro país durante los pasados seis meses.

Y traigo el reconocimiento a una organización que, aunque no ha sido el primer proyecto integrador de nuestra región ni tampoco será el último; lleva recorridos -como decía el doctor Opertti- 25 años de camino con el objetivo de crear un mercado común latinoamericano.

Tal objetivo, por cierto, no es menor, y construirlo -ustedes lo saben muy bien- no es una tarea sencilla. Requiere convicción, inteligencia, perseverancia y, sobre todo compromiso político. Mucho compromiso político, porque los proyectos de integración son -como ustedes saben muy bien- sustancialmente procesos políticos. Proceso y compromiso político, que ha de involucrar a los gobiernos, por supuesto; pero que también ha de involucrar a la ciudadanía, por una razón tan sencilla -sencilla pero no siempre comprendida- como que no hay integración sin ciudadanía, no hay integración posible sin que la gente se sienta raíz y objetivo de esa integración.           

Por eso, precisamente, los procesos de integración desde nuestro muy modesto punto de vista, han de ser procesos entre iguales. Ello no implica desconocer la especificidad de cada parte ni las asimetrías que puedan existir entre ellas.

No siquiera implica desconocer que estos procesos no están libres de matices y desacuerdos pero, señoras y señores, implica reconocer que quienes participamos en estos procesos, somos iguales porque somos diferentes al decir de don Leopoldo Cea, y entre iguales podrá haber acuerdos o desacuerdos, podrá haber discusiones, pero no puede haber desconocimientos, indefiniciones ni vaciamiento de los espacios que nosotros mismos hemos creado para realizar juntos lo que no pudimos, porque es simplemente imposible, hacer separados.

Amigas y amigos, como señalé anteriormente, el objetivo del Mercado Común Latinoamericano supone, para esta asociación, el desafío más inmediato de consolidar un espacio de libre comercio que abarque a la totalidad de sus integrantes.

Este espacio –desde, reitero, desde nuestro muy modesto punto de vista- tiene dos vertientes: 1) la desgravación arancelaria y 2) las normas de comercio en común o por lo menos, compatibles.

Los avances registrados en los procesos parciales y subregionales, entiéndase MERCOSUR, Comunidad Andina y los muchos acuerdos de libre comercio entre pares o grupos de países respecto a la liberación arancelaria, determinan que sea bastante poco lo que queda por concretar.

De todas formas, reitero, los tiempos imponen a los gobiernos un nuevo impulso de compromiso y audacia, para terminar con los núcleos duros de productos que los países aún protegen, así como para intentar abreviar los plazos de desgravación, ya que hay procesos que, dado que recién se han terminado de negociar, tienen un horizonte de tiempo que parece no contemplar la necesidad histórica, no por el pasado, que ya no podemos modificar, sino por el futuro, que podemos y debemos moldear, de encarar la convergencia de cronogramas de desgravación arancelaria.

Mayor aún es el impulso que debemos hacer en materia de normas de comercio, área que presenta fuertes disparidades tanto entre países como entre pares o grupos de países. Y en este impulso no bastan el compromiso y la audacia. Es necesario también un sinceramiento de la normativa comercial así como la eliminación de otras medidas que finalmente obstaculizan aún más el comercio entre nuestros países.

Por cierto que el desafío inmediato que para ALADI representa la consolidación de este espacio de libre comercio no inhibe otras tareas pendientes y a las cuales ALADI también puede coadyuvar. Me refiero, por ejemplo, a esta otra deuda histórica que es la integración física continental o a la integración energética o a la integración productiva. En fin: afortunadamente, hay mucho para hacer, y si digo afortunadamente es porque ese cúmulo de tareas, aunque pueda parecer agobiante o inabarcable, en realidad indica la potencialidad que los latinoamericanos tenemos si nos unimos, no solamente en nuestros sueños y en nuestros discursos, sino también en nuestras acciones, en nuestros derechos y en nuestras responsabilidades.

Amigas y amigos, como ustedes saben dentro de pocas horas comenzará la 29ª. Reunión del Consejo del Mercado Común y Cumbre de Presidentes del MERCOSUR, una reunión a la que el gobierno uruguayo, me atrevería a decir, 

al sistema político uruguayo y a todos los uruguayos, nos cabe asignarle la importancia que realmente tiene, que es mucha por cierto.

Comprenderán que, por razones obvias, no es pertinente que yo haga en este ámbito apreciaciones que corresponde hacer en el seno del MERCOSUR. Sin embargo, y a propósito de esta Cumbre del MERCOSUR, he hecho algún cálculo, me he formulado alguna pregunta y he llegado a alguna conclusión que quiero compartir con todos ustedes.

Desde el 1º de marzo pasado, 1º de marzo de este año, la Presidencia de la República Oriental del Uruguay ha participado en siete reuniones cumbres o similares a saber:

1- Cumbre Sudamericana Países Árabes en Brasilia, en abril de este año.

2- Cumbre del MERCOSUR en Asunción, junio de 2005.

3 - Reunión de alto nivel de la ONU, sobre los objetivos del milenio en Nueva York, setiembre.

4 - Asamblea General de la ONU, también en Nueva York, setiembre.

5 - Cumbre de la Comunidad Sudamericana, Brasilia, setiembre de este año.

6 - Cumbre Iberoamericana, Salamanca, octubre.

7 - Cumbre de las Américas, Mar del Plata, noviembre. 

Con la que tendrá lugar a partir de mañana, serán ocho las cumbres en la que hemos participado.

Ocho reuniones cumbres en diez meses. Promedialmente, una cada treinta y siete días y medio. Me pregunto entonces si tantas cumbres no provocaron el apunamiento de sus participantes habituales. Me pregunto si no nos marearemos o si desde tanta altura no perderemos de vista el llano, ese llano que al fin y al cabo es nuestra realidad, la realidad que queremos transformar con nuestros pueblos y para beneficio de todos nuestros habitantes.

La respuesta a esta pregunta nos parece a nosotros que es la realidad misma. Y esa realidad depende de nosotros, si somos capaces de traducir los resultados de estas reuniones en acciones concretas en beneficio de la gente, porque ese es el objetivo por el cual aquí estamos.

De lo contrario pensamos que estas cumbres no pasarán de ser una secuencia relativamente periódica de frondosas oratorias y sobrias fotos de familia. Nosotros, precisamente porque creemos en la integración latinoamericana como vocación y destino, llegaremos el viernes de mañana a la casa del MERCOSUR con el mismo entusiasmo y el mismo compromiso con que esta mañana hemos llegado a esta casa. Con el entusiasmo y el compromiso de un pequeño gran país, respetuoso y por cierto respetable. Con el entusiasmo y el compromiso de representar a un país orgulloso de llamarse Uruguay y orgulloso de ser latinoamericano. Muchas gracias.

PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DE ALADI, DIDIER OPERTTI

SECRETARIO OPERTTI: Señor Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez, señora Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Prof. Herrera, señores Representantes Permanentes, Representantes Alternos, señores Delegados, señores Subsecretarios, funcionarias, funcionarios, amigas, amigos. Esta mañana  es una mañana importante para esta organización, para esta asociación. Lo es, el señor Presidente así lo ha referido, pero sea permitido en mi condición de oriental señalar, que la presencia del Presidente de la República en esta Casa es el subrayado de un compromiso que arranca desde la sede, que se proyecta en estos 25 años de vida del Tratado de Montevideo, precisamente año de ese vigésimo quinto aniversario, y es también al mismo tiempo la reafirmación una vez más de la vigencia de la idea de la integración.

El gran tema no es preguntarnos si está vigente, o no está vigente, el tema es como hacerla vigente, como hacer de la integración un proyecto cotidiano en el que cada día, alguno, o algunos de nuestros actos vayan en la dirección de reafirmarlo, de profundizarlo, de asentarlo, de protegerlo, porque en definitiva es un producto de la creación imaginativa de quienes en su tiempo imaginaron una región integrada, una suma de pueblos y de gobiernos, y una combinación de sentimientos, de historias, y de proyectos.

Mire usted señor Presidente, y séame permitido decir esto en nombre de la Secretaría General, en un momento muy particular llega usted a esta Casa en momentos en que aún su gobierno no ha transitado el primer año, y en que nosotros mismos en nuestro nivel y escala, tampoco hemos cumplido nuestro primer año. Todos tenemos proyectos, y todos tenemos un imaginario al servicio de esos proyectos. El gran tema como siempre,  es ver si somos capaces de trasladar de ese terreno un tanto etéreo, un tanto abstracto, al terreno de la realidad nuestras ideas, nuestros objetivos, nuestros destinos.

Y digo que usted llega en un momento muy oportuno y muy específico porque esta casa hoy esta envuelta en ese proceso. Es decir la ALADI no es que halla estado nunca marginada a ese proceso pero hoy tiene una agenda y una guía de navegación de la que difícilmente pueda sustraerse. De la que difícilmente pueda apartarse. Y no por un acto de voluntad técnica, no porque un grupo de élite de pequeños -diría yo- subgrupos o reuniones lo halla determinado. Es claro que hay una voluntad política de que ALADI, se identifique como el referente regional de la integración sin detrimento, sin lengua, sino con articulación y armonía y toda la necesaria con las subregiones de la comunidad Andina, del MERCOSUR y naturalmente con aquellos estados como los hermanos de Chile, que sin pertenecer a la  comunidad Andina y al MERCOSUR son sí, miembros plenos de esta ALADI. Quiero decir por lo tanto señor Presidente que bien usted en el momento de interrogantes más que de respuestas. En un momento de búsqueda más que de hallazgo y por lo tanto en esa búsqueda su presencia recobra un significado muy particular porque significa saber que detrás de este trabajo a veces un tanto asordinado, a veces un tanto silencioso existe también una mirada exterior, a la que sigue atenta este derrotero que mira con expectativa vigilante lo que podamos hacer, lo que podamos construir y sepa usted señor Presidente como representante de toda la ciudadanía del País, de toda su población que esta asociación tiene un compromiso con la respuesta a un proceso de integración irrenunciable a una idea de coordinación intransferible a una afirmación del regionalismo como alternativa a la globalización que no puede admitir ni aplazamiento ni desgano. Y desde esa perspectiva desde esa visión señor Presidente su visita hoy, cobra para nosotros el valor del aliento, el valor de la repercusión el valor de la significación pública y todo ello sumado y unido a esa tarea que antes mencionaba, silenciosa al interior de nuestra organización tendremos creo, todos en conjunto trabajando todos sin excepción el común compromiso de alcanzar esos objetivos superiores a los que con tanta elocuencia hacía referencia nuestro Presidente del Consejo del Comité de Representantes. Nuevamente señor Presidente gracias por su visita, sepa que esta Casa está a su disposición y que toda vez que en algún recodo del camino halla que actualizar informaciones, contactos, análisis, referencias, su representación su digna representación aquí más la de todas las delegaciones estará presta, con el apoyo permanente e incambiable de la Secretaria a participar en esa empresa común. Muchas gracias por la presencia.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL COMITÉ DE REPRESENTANTES DE LA ALADI, EMBAJADOR LEONARDO CARRIÓN

Es un altísimo honor para el Comité de Representantes Permanentes de nuestra Asociación, y un privilegio para mi, en Calidad de Presidente del Comité, recibir su visita en la casa de la Integración latinoamericana.

En primer lugar, queremos darle nuestra más cálida bienvenida. En segundo lugar quiero manifestarle que otorgamos altísima significación a la oportunidad que esta visita suya significa, de refrendar el compromiso de todos los gobiernos aquí representados con la causa común, e impostergable, de la integración latinoamericana.

Su presencia en la Casa de la Integración, señor Presidente, se produce en un momento al que otorgamos enorme trascendencia.

Se trata de un momento que surge de la voluntad de un conjunto de países hermanos que cuentan con un enorme bagaje de aprendizajes compartidos. Estos aprendizajes les han llevado a persistir aferrados a la idea de la integración latinoamericana, mas allá de las adversidades, muy tangibles, que esa idea ha debido confrontar desde que se gestó en el pensamiento, en el sentir, y en la visión de futuro de nuestros libertadores .

Asumir con decisión el reto de aventurarnos, con mayor disposición que nunca, a construir nuestro propio camino latinoamericano, reviste, a estas alturas, una importancia cuya urgencia está determinada por la larga postergación a la que esa construcción fue sometida por razones históricas que, sin embargo, han significado un notable cúmulo de aprendizajes.

Es, precisamente, ese aprendizaje compartido el que nos coloca, hoy, en condiciones de asumir premisas comunes para avocarnos a construir lo que podríamos llamar un "momento de impulso". podemos avizorar este momento del proceso de integración como altamente promisorio en la medida en que nos pone por delante la posibilidad de iniciar una nueva etapa, altamente proactiva, en la búsqueda de caminos concretos para plasmar la voluntad integradora de nuestros gobiernos, de nuestros estados y de nuestra gente.

Ello, mas allá o quizás debido precisamente a la inédita complejidad de las urgencias que nuestra región confronta.

Usted ha sido elocuente, señor Presidente, en la carta que junto con el Presidente de la República de Venezuela dirigiesen a sus colegas de la región, sobre el futuro de la comunidad suramericana.

En esa carta queda claramente planteada y cito, "la insostenible carga de la deuda social". tal como Usted y el señor Presidente de Venezuela allí manifiestan, y cito nuevamente, "la cancelación de esta deuda no puede seguir esperando. y una .nueva agenda de integración que camine hacia la unidad debe estar en primerísimo lugar si queremos ser fieles al legado de nuestros libertadores."

Su presencia, señor Presidente, nos trae, con firmeza, un mensaje compartido. por todos nuestros Jefes de Estado, es decir, la determinación de impulsar en nuestra región un proceso de integración cuyos costos de postergación son cada vez mas onerosos.

En efecto. nuestra América Latina ha sido históricamente una región abatida por su modo de inserción en la economía del mundo.

Esa inserción, y las contradicciones internas que conlleva, han significado un legado lascerante de fragmentación entre nuestras naciones, y de segmentación a lo interno de nuestros Estados, expresado en múltiples dimensiones de exclusión económica, social y cultural.

Las asimetrías de poder propias de ese modo de inserción, y sus inercias, han reproducido un legado perverso, que en el mejor de los casos, ha ensordinado las iniciativas de asumir articuladamente los retos comunes, y en el peor de los casos, ha minado la vocación de integración, al imponernos década tras década el camino de las soluciones coyunturales, tantas veces bajo el rostro de una bilateralidad que ha enajenado los caminos de la multilateralidad posible.

Sabemos que nuestros estados han debido sortear históricamente el accionar de poderes foráneos, segmentadores de la cooperación mutua, de las búsquedas compartidas, y de la horizontalidad como colectivo suramericano. lo sabemos bien, porque ese es el entramado que hemos heredado desde el inicio de nuestra emancipación del colonialismo formal.

Desde entonces, y durante mucho tiempo, las visiones decimonónicas heredadas de los procesos independentistas consagraron significados restrictivos del concepto de soberanía, que han sido uno de los principales obstáculos al proceso de integración.

Ya hemos aprendido, sin embargo, que la soberanía es algo mucho mas grande y mas profundo, que puede, entre naciones hermanas, construirse ,y conjugarse en plural, y que no necesariamente se pierde, sino que, muy por el contrario, se amplia y densifica en el marco de una integración capaz de producir réditos concretos en términos de nuestro posicionamiento conjunto para enfrentar esos enormes retos compartimos que se reflejan de manera dramática en la deuda social.

Hemos aprendido, además, que la noción de integración tiene una notable. tenacidad, y una indoblegable capacidad de movilizar lo mejor de nuestros esfuerzos y visiones de una Latinoamérica distinta, capaz de ofrecer a su gente una habitabilidad enmarcada en parámetros básicos de equidad y dignidad colectiva en los planos político, social, económico y cultural.

Por tanto, a quienes los avatares de nuestro proceso de integración les han movido al escepticismo, o a la subestlmación de nuestra determinación como región, estamos hoy en condiciones de decirles que cabe rendirse ante la evidencia, y a que es notable como la idea de la integración se ha ido afincando en lo mejor de nuestra visión de futuro. Ello, con una terquedad heroica, si tenemos en cuenta la necesidad que esta idea ha tenido de sobrevivir en medio de fuerzas, corrientes de pensamiento, y poderes muy concretos que han procurado y procuran, también hoy, acorralarla y transformarla en un mero ejercicio en futilidad.

En todo caso, la fuerza de las ideas puede sobrepasar la facticidad de los juegos de poder que pretendan sojuzgarlas. El itinerario de la idea de la integración desde el inicio de nuestra vida republicana, es probablemente un ejemplo contundente de esa fuerza, y es por esa razón que enmarcara y presidirá los esfuerzos de reflexión y de acción que se impulsaran en la reunión Cumbre de la cual el MERCOSUR será sede en los próximos días, en esta hermosa ciudad capital de la Republica Oriental del Uruguay.

por lo tanto, señor Presidente, podemos atrevernos a pensar esta Cumbre como momento de inicio de una etapa que refleja que las crisis vividas por el proceso de integración en las últimas cuatro décadas han quedado atrás. Como todo proceso de cambio, el camino de la integración implica un itinerario abierto. pero también implica avances que pueden dejar definitivamente atrás ciertos momentos de crisis que hemos aprendido, conviene, en efecto, dejar atrás.

hace casi cuatro décadas los países andinos iniciaron un proceso de integración que sufrió, a no dudarlo, una sucesión de etapas desalentadoras, básicamente por el recurrente incumplimiento de los compromisos adquiridos por sus miembros. Sin embargo, el saldo, mirado en retrospectiva, mueve al optimismo, en tanto permite afirmar que se ha logrado una institucionalización tangible, contándose hoy con el marco y la estructura básica para configurar una integración multidlmensional y completa. Por otro lado, los países del Cono Sur iniciaron hace diez años un proceso de integración que también confrontó momentos de crisis, quizás por las mismas razones que su contraparte de los Andes. Y hoy, estamos desde los Andes y desde el Cono Sur abocados a impulsar un nuevo momento en el itinerario de la integración haciendo posible que el día de mañana se inicia una Cumbre con la presencia de sus mandatarios en pleno. No podemos subestimar la trascendencia de este logro, que es plenamente nuestro.

La República de Venezuela un país miembro de la Comunidad Andina de Naciones, ha pedido su ingreso pleno al MERCOSUR, dando inicio a un proceso de convergencia que nos puede ir conduciendo hacia la Comunidad Sudamericana. El reto es gigantesco. Pero también es plausible. Y su concreción futura está promisoriamente enmarcada, desde ya, bajo el paraguas de la Comunidad Sudamericana, donde los dos grupos regionales se encuentran y convergen con los otros tres países de la región: Chile, Surinam y Guyana. Y esta comunidad tiene significativamente, una meta final mucho mas ambiciosa, es decir, la integración mas allá del subcontinente: una integración que incluya a Centroamérica, México y del Caribe

Dentro de este esquema, y adelantando el trecho a recorrer, el XII Consejo de Ministros de ALADI, que se reunió en Montevideo en octubre del 2004, dispuso que el Comité de Representantes inicie la construcción de un espacio de libre comercio en la región. Este espacio incorpora a casi toda la comunidad suramericana, ya que no son miembros de ALADI, Surinam y Guyana; a México, puntal del desarrollo económico del norte de nuestra América Latina; y a la hermana Republica de Cuba, lo cual nos permite una presencia sumamente importante en el Caribe.

Desde que el Comité de Representantes recibió este trascendental mandato de los gobiernos miembros, se ha abocado con enorme esfuerzo y entusiasmo al trazado de una agenda de considerable magnitud, para presentar ante los gobiernos las opciones y proyectos tendientes a avanzar en el proceso de creación de ese espacio de libre comercio. Cabe subrayar, señor Presidente, que la Asociación dispone, hoy de una Secretaría General renovada, que cuenta con funcionarios altamente competentes y profundamente comprometidos con el mandato de los gobiernos miembros. La Asociación latinoamericana de integración se encuentra, por lo tanto, en óptimas condiciones de confrontar las metas trazadas.

Asistimos, así, de manera auspiciosa, al inicio de un ambicioso proyecto generado por los Jefes de Estado de la región dentro de Comunidad Suramericana y que ahora, por iniciativa suya, señor Presidente y del señor presidente de Venezuela, en sus condición de Presidentes del MERCOSUR y la CAN, respectivamente, tendrá un renovado impulso con la creación de la Comisión Sur, como motor original e innovador para dar un golpe de timón firmemente encaminado hacia el logro de las mas altas metas propuestas.

Por todas estas razones, y para finalizar, podemos afirmar que nuestra región Latinoamericana ha asumido con extraordinaria determinación y visión de futuro el único camino que nos conducirá a confrontar de manera decisiva los retos vinculados a nuestra inserción en la economía mundial, a las brechas tecnológicas, y a la inseguridad social en todas sus dimensiones. Sólo trabajando juntos podremos superar además la deuda externa, que como sabemos, consume casi todos los recursos que generamos, en desmedro de la calidad de vida de nuestras grandes mayorías. Sólo trabajando juntos podremos confrontar la deuda social, que

no puede sino vertebrar nuestros mejores esfuerzos de integración latinoamericana.

gracias, nuevamente señor Presidente, por su presencia en esta casa, que constituye un altísimo honor, una muy grata ocasión, y un aliciente para nuestra, labor.

Muchísimas gracias por ello.

Y, ahora, me es grato ceder la palabra al Embajador Didier Opertti, Secretario General de ALADI

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