ONSC HIZO ENTREGA DE CERTIFICADOS DE CURSOS DE ALTA
DIRECCIÓN PÚBLICA Y DE SUPERVISIÓN DIRECTIVA
Con la presencia del Director de la Oficina Nacional
del Servicio Civil, Miguel Toma, del Subdirector de la ONSC, Humberto
Ruocco, y del Director y Subdirector de la Escuela de Funcionarios
Públicos, Sergio Villanueva y Carlos Faroppa, se entregaron los
Certificados de los Cursos de Alta Dirección Pública y de Supervisión
Directiva dictados por esta Oficina de la Presidencia de la República.
Dicho acto tuvo lugar este miércoles en el Salón de
Actos del Edificio Libertad, oportunidad en que hizo uso de la palabra
el Subdirector de ONSC, Humberto Ruocco.
PALABRAS DEL SUBDIRECTOR DE LA OFICINA NACIONAL DEL
SERVICIO CIVIL, HUMBERTO RUOCCO
RUOCCO: Amigos, la Dirección de la Oficina Nacional
del Servicio Civil y la Dirección de la Escuela, me han delegado la
responsabilidad de enviar un mensaje en el día de hoy. Voy a proceder a
ello en consecuencia.
Nosotros estamos llegando al inicio de un nuevo año,
nos preparamos para situarnos en el punto de largada para un año 2006
que deseamos que sea lleno de realizaciones, para todos ustedes en lo
personal y para esta gran familia extendida -como le gusta decir a los
antropólogos- del sistema del Servicio Civil al cual todos pertenecemos.
Y en consecuencia, en este plano, deseamos que se cumplan los deseos más
profundos de cada uno de nosotros y deseamos con mucha fuerza que el
2006 sea un año de trabajo, en donde la unidad y coherencia de nuestro
accionar se exprese en cada uno de los emprendimientos que tenemos
programados para este año.
Nuestro deseo de realizaciones para el año 2006, no
es una fórmula para no hablar del año 2005.
Siempre que se llega a estos momentos, de alguna
forma hay que hacer un breve balance. Entonces, ¿qué fue lo que hemos
hecho?
En primer lugar, me gustaría resaltar que en un grupo
de trabajo interdisciplinario integrado por representantes de la
academia, de COFE y de la Mesa Sindical Coordinadora de Entes, por
docentes y por funcionarios de la Escuela, definimos un plan
estratégico.
Acordamos que nuestra misión es poner la formación
permanente de los trabajadores públicos al servicio de la transformación
del Estado y de la dignificación del rol de los funcionarios, en tanto
ellos servidores públicos.
Y comenzamos a dar pasos en este sentido. Iniciamos
-¡y vaya solo a título de ejemplo!- el proceso de reversión del atraso
tecnológico en el que encontramos a la Escuela, incorporando
equipamiento y una red informática que se merecía de hace largo tiempo.
También nos fijamos una serie de metas, que fueron
desarrollar 81 cursos, de los cuales hicimos 119; que estimamos que iba
a haber alrededor de 2.090 participantes y participaron 3.239
funcionarios; que las horas de clase previstas fueron 2.920 y se
transformaron en 3.417 las efectivamente dictadas.
Y haber superado estas metas, ampliamente, que en un
momento nos parecieron por demás ambiciosas por los recursos
disponibles, porque recién ingresábamos, porque más allá de tener diez
meses de gobierno, esencialmente en la Escuela comenzamos a reordenarla
tan sólo hace ocho meses; y nosotros pensamos que esto solamente fue
posible como resultado de la conjunción de dos factores: uno, el interés
que ustedes demostraron en participar de las actividades que propusimos,
y el compromiso y la dedicación de los decentes y los funcionarios de la
Escuela.
Nosotros somos concientes que un balance no se agota
solamente en lo cuantitativo y que haciéndolo así podemos correr el
riesgo de hacer mucha cantidad pero no en el sentido correcto, o de
reproducir aquello que en realidad queríamos cambiar.
Entonces, dejémoslo a cuenta de inventario este
primer balance cuantitativo.
Hemos aprendido otras cosas más. Hemos aprendido que
la Escuela ya no debe solo ofertar capacitación, sino que debe trabajar
conjuntamente con los Organismos en la elaboración de la respuesta que
atienda las especificidades de cada institución; en consecuencia, sin
entrar en ejemplos, seguiremos impulsando esta línea de trabajo en el
año próximo, sin olvidar otras que como en el caso de formación de los
cargos de conducción de la Administración Pública es de nuestra
responsabilidad y que, por otra parte, consideramos estratégica.
No tenemos que fundamentar la relevancia que a este
programa le asignamos, pues, estoy plenamente convencido que ustedes
comparten con nosotros que la formación del más alto nivel jerárquico de
la Administración Pública es vital en este proceso.
En este sentido, un grupo de trabajo
interdisciplinario generado a partir del plan estratégico de la Escuela
ha elaborado los lineamientos generales de lo que habrá de ser un
Programa de Formación de la Alta Dirección de la Administración Pública.
Hemos abierto ahora un proceso de discusión de estos
lineamientos de programa, de manera que todos los involucrados -los
académicos, los docentes, los directivos de las organizaciones estatales
y representantes de COFE y la Mesa Sindical Coordinadora- puedan
enriquecerlo formulando aportes, porque en realidad queremos tener no
solamente el mejor Programa, en realidad lo que queremos es tener el
Programa que sea de todos.
Hoy decía que el hecho de desear que se posibilitaran
nuestras aspiraciones para el año 2006, no era una formula para eludir
este brevísimo balance que hicimos de 2005. Por el contrario, nosotros
pensamos que es la manera que se expresa la concatenación de los
objetivos que tiene la Dirección de la Oficina Nacional del Servicio
Civil.
Lo realizado en el 2005 tiene sentido en vista de los
objetivos del 2006; así como los del 2007, 8 y 9 explicarán las
realizaciones de los años precedentes.
Es esta visión de futuro la que nos lleva a la
programación estratégica en forma continúa. Los afanes del 2005 tienen
una justificación en este 2006 del cual estamos preparando su inicio.
En esta preparación, la Oficina Nacional del Servicio
Civil ha trabajado muy fuerte y lo hemos hecho con método, con
serenidad. Hemos aplicado una estrategia definida, que hemos tratado de
ir precisando en la medida que se avanzaba en los trabajos.
Se ha trabajado para dar cumplimiento al Plan de
Gobierno que se presentó a la ciudadanía en las últimas elecciones y
precisados en oportunidad de asumir la Presidencia de la República por
el doctor Tabaré Vázquez.
Y se llega a este acto con una satisfacción muy
grande, porque hemos recorrido un camino que nos habilita para nuevas y
más importantes realizaciones. Sólo permítanme que haga mención a
algunos de los elementos que van a enriquecer el trabajo del 2006.
Primero: se ha consolidado una línea de coherencia,
profundización y trabajo en el equipo, en el proceso de transformación
del Estado y la Administración Pública, y que tiene a la Oficina
Nacional del Servicio Civil como un protagonista dinámico.
Segundo: el proceso de participación, negociación y
diálogo con los trabajadores, del que hemos sido protagonistas
importantes, ha transitado por un camino positivo y nos encuentra
comprometidos a seguirlo con mayores niveles de profundización.
Tercero: a nivel presupuestal se han tenido niveles
de iniciativa y actuación en nuestros ámbitos de competencia, que hace
muchos años la Oficina no conocía, y se ha podido trabajar en perfecta
coordinación y armonía con todas las instituciones públicas
comprometidas en el ejercicio presupuestal.
Cuarto: en las relaciones con los Organismos del
sector público se ha actuado según principio de cooperación y servicio
público, lo que ha tenido por norte una contribución a la mayor
coherencia del gobierno en su conjunto.
Quinto: nuestro trabajo se ha extendido a los
Organismos Descentralizados y los gobiernos departamentales, en donde se
ha tratado de colaborar extremando nuestras posibilidades; la acción de
nuestros funcionarios ha sido importante y muchos Organismos nos han
trasmitido por estos días su evaluación positiva.
Sexto: en el plano científico y académico se han
establecidos Convenios de Cooperación Técnica e Investigación
Científica, con la Universidad de la República, que son fruto del
excelente y fluido relacionamiento existente, y que aspiramos a
profundizar.
Séptimo: en el ámbito internacional la Oficina
Nacional del Servicio Civil ha vuelto a asumir protagonismo y vuelve a
ser considerada y tenida en cuenta.
La cooperación técnica que se está negociando en este
momento, tanto a nivel multilateral como bilateral, es expresión de este
avance. Lo que este invierno posibilitará que se realice, por primera
vez en el Uruguay, la reunión de los Ministros de Administraciones
Públicas de los países de Iberoamérica.
Estas conquistas de estos meses están en la línea de
largada del trabajo para el año 2006, por eso, nos sentimos con fuerza
que queremos trasmitir a todos ustedes.
Por eso, es que al tiempo que iniciamos el 2006
cargados de proyectos con muchos objetivos ha alcanzar, contamos con lo
logrado para apoyarnos. Es eso lo que nos imprime la velocidad de
crucero con la que transitaremos todo el año.
Permítanme ahora hacer una reflexión sobre la
importancia que le asignamos a la Escuela, con la importancia que le
asignamos a la capacitación.
La Oficina Nacional del Servicio Civil nació con una
preocupación y una misión específica respecto a la formación de los
funcionarios públicos.
Se ha impartido capacitación desde el inicio de la
Oficina y si la Escuela lleva el nombre del doctor Aquiles Lanza, es
porque se rinde homenaje a quien tuvo claro desde el inicio que esa era
una marca indeleble que debíamos aportar en el Servicio Civil a los
funcionarios públicos.
De esa marca nos sentimos orgullosos y no concebimos
la misión de la Oficina sin la formación, sin el Servicio a los
funcionarios públicos.
Pero, claro, el gobierno está empeñado en un proceso
de transformación del Estado y la formación entonces es un elemento
estratégico fundamental del proceso de las transformaciones. Lo que
significa que la formación debe renovarse para estar a la altura de los
tiempos, para estar a la altura de los objetivos planteados.
La Escuela es un lugar donde ocurren cosas
trascendentes para los funcionarios públicos y para el proceso de
transformación.
Pensamos en que los funcionarios como personas, que
tienen deberes y derechos cuyo ejercicio va de la mano siempre con el
desarrollo personal, esto supone el ejercicio de valores trascendentes
como el medio para ser mejores servidores públicos; cultivo en el cual
estamos comprometidos todos.
Es por eso que lo que meditamos sobre la Escuela
expresa la política institucional de la capacitación; es eso lo que
impulsa a esta Dirección de la Oficina Nacional del Servicio Civil.
Algunos de los elementos que la Escuela debe
potenciar, serían: la formación que se brinde en el espacio
institucional de la Escuela y en todos sus emprendimientos debe ser de
carácter integral; lo exige la transformación del Estado, que es
integral o no es.
Así lo proclama la Carta Iberoamericana de la Función
Pública, que asumimos el compromiso de aplicar. Lo exige el desarrollo
de la persona, lo exige la modernización del proceso de gestión de la
Administración Pública en busca de mayor productividad y calidad al
servicio del ciudadano.
Debe existir un continuo campo de experimentación que
asegure la modernización de los contenidos y metodologías, para lanzar
ofertas de capacitación para cada una de las situaciones que se van
planteando en la Administración.
No hay que olvidar que el campo de la gestión pública
es el campo de trabajo específico y especializado de la Escuela, al cual
concurren varios aportes académicos de importancia superlativa.
La formación moderna exige cada vez más la libertad
de cátedra; libertad que está ligada a la investigación y la extensión
por medio de la práctica.
Debemos ser celosos custodios del espacio pedagógico
de la Escuela; abiertos en el intercambio de ideas y en la vigencia de
las más variadas propuestas; cuidadosos en la preservación de los
actores de la Escuela.
La Escuela es la casa del funcionario. Creemos que
debe potenciarse la participación de docentes, funcionarios, movimiento
sindical, etcétera.
Toda propuesta será bien recibida y debe encontrar
una canalización para su realización.
La Escuela es una comunidad en donde participan
docentes, técnicos y gestores de la formación. Todos deben participar,
para asegurar una buena productividad y una buena calidad en la
formación; es ello lo que garantiza su vocación democrática.
Es por ello que la Escuela debe ser –simultáneamente-
laboratorio, experimentación; espacio de encuentros sistemáticos de
ideas, familia en donde se gesten nuevos valores y emprendimientos;
taller y usina donde se generen potencialidades y se construyan
personalidades en la profesión de la gestión pública; campos de
desarrollo de equipos, de entrenamiento de nuevas realizaciones, y en
donde se jueguen los partidos del crecimiento personal y colectivo;
jardín donde se cultiven los nuevos retoños de la administración
colectiva; huerta de la que se deben extraer frutos y semillas de las
que surgirán los plantines de proyectos y programas para la mejora de la
Administración.
Debe ser un lugar seguro para la mayor confraternidad
y valores de solidaridad.
Todos estos elementos, que en apretada síntesis he
tratado de expresarles, hoy están presentes en este diploma que se
entrega. No es un simple papel o cartón, es la expresión de la
conjunción de vuestros anhelos y esfuerzos con los nuestros.
Por ello, la felicitación contiene un fuerte abrazo
de esperanza al futuro de realizaciones. Muchas gracias. |