21/02/06


LULA: INDUSTRIA FORESTAL, DIFERENCIA ENTRE UNA NACIÓN Y UNA COLONIA PRODUCTORA DE MATERIA PRIMA
El Presidente Lula Da Silva recordó que “un eucalipto en nuestro clima alcanza su punto de corte a los siete años, contra 30 o 40 años de un pino en los países nórdicos”, afirmando que esta desventaja natural “no impidió que muchos de esos países desarrollasen una poderosa industria forestal, contribuyendo así a colocar a sus pueblos en la cima del desarrollo humano de nuestro planeta. Esa es una diferencia fundamental entre una Nación y una colonia productora de materia prima”, dijo.

Tales conceptos fueron pronunciados por el Presidente brasileño durante su discurso del pasado 28 de setiembre de 2005, con motivo de la ceremonia de inauguración de la nueva unidad de VERACEL Celulosa S.A. en el Sur de Bahía.

En dicha oportunidad, Lula afirmó que “es preciso invertir y conquistar mercados, como estamos haciendo, pero sobre todo es necesario que nuestros recursos naturales y económicos ganen cada vez mayor legitimidad como aval de reconciliación del mercado con el medio ambiente y la justicia social. Brasil ya dispone de instrumentos para sanear esa dinámica área de la forestación”.

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, LUIZ  INÁCIO LULA DA SILVA, EN LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN DE VERACEL CELULOSA S.A.

PRESIDENTE DA SILVA: Amigos y Amigas: No es fácil decir exactamente dónde comienza el futuro cuando somos al mismo tiempo agentes de su búsqueda. Pero, sin duda alguna, un nuevo ciclo de inversiones, como el que hoy está en marcha en la economía brasilera, y del cual forma parte el proyecto Veracel, constituye una parte de esta travesía. Ella ayuda a cambiar una etapa de la sociedad y a inaugurar un nuevo tiempo para nuestro pueblo.

En la vida de una nación, las decisiones de inversión funcionan como un puente entre dos mundos. A través de estas, una generación condiciona el horizonte que seguirá. Significa decir que un gran ciclo de inversiones como este que Brasil inicia, no genera solo mercaderías, empleos, divisas o impuestos, por sobre todo lo que estamos produciendo hoy es la sociedad del mañana, el país en el que vivirán nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos y los nietos que tendrán. Brasil no puede ser más la tierra de la desigualdad y no lo será.

Es con ese criterio que el BNDES está financiando una parte importante de esta y otras plantas industriales en atención a la actual expansión de nuestra economía.

En este caso vinculó la disponibilidad de  recursos a proyectos sociales destinados a mejorar la calidad de vida de las poblaciones de nueve municipios, con la influencia de la nueva unidad de Veracel.

Cerca de 21 millones de reales fueron destinados a obras de saneamiento básico, capacitación de profesores, reforma y ampliación de escuelas, perfeccionamiento de la infraestructura municipal y la erradicación de enfermedades. Reducir la distancia entre el Brasil de arriba y el Brasil de abajo es una cuestión esencial de nuestro proyecto de nación. Sin el, el crecimiento se pierde en la injusticia, se diluye en el abismo de la desigualdad y hace inviable una nueva fase del futuro

Por lo tanto, antes de ser una ecuación técnica, el desarrollo de un país es una gran obra política y social de su gente. No hay respuestas  automáticas, ni de los mercados, ni de la naturaleza para las tres grandes preguntas del desarrollo: desarrollo para quién, desarrollo para qué o como desarrollarse?

La principal ventaja comparativa de un país no está solo en el agua o en el sol, sino que está verdaderamente en lo compromisos compartidos que definen una forma democrática y soberana ,como una sociedad  va a explorar su potencial de riquezas y producir el bienestar para todos.

Brasil tiene recursos naturales innegables. Un eucaliptos en nuestro clima  alcanza su punto de corte a los siete años, contra treinta o cuarenta años en el caso de un pino en los países nórdicos. Sin embargo es importante recordar: esta desventaja natural no impidió que muchos de esos países desarrollasen una poderosa industria forestal, contribuyendo así a colocar a sus pueblos en la cima del desarrollo humano de nuestro planeta. Esa es una diferencia fundamental entre una  Nación y una colonia productora de materia prima

Brasil tiene ocho millones y medio de kilómetros cuadrados y apenas 2% del mercado mundial de madera y celulosa. Finlandia, cuyo territorio equivale  a la mitad del Estado de Minas Gerais, tiene el 8% de ese mercado y reúne mas de 400.000 productores forestales.

Brasil puede ampliar y mucho, su capacidad de producción, agregando valor a  nuestras riquezas forestales. Del mismo modo, tiene condiciones para ser uno de los mayores productores de combustibles renovables del siglo XXI a través del alcohol y el biodiesel.

Es preciso invertir y conquistar mercados, como estamos haciendo, pero sobretodo es necesario que nuestros recursos naturales y económicos ganen cada vez mayor legitimidad, como aval de reconciliación del mercado con el medio ambiente y la justicia social. Brasil ya dispone de instrumentos para sanear esa dinámica área de la forestación.

En el Plan Nacional de Forestación, enviado al Congreso Nacional por el Gobierno Federal, prevé simultáneamente el incentivo a la plantación, a la protección de flora nativa y la incorporación de miles de pequeños y medianos productores a la lucrativa actividad forestal

La orientación que dimos al BNDES consiste en vincular nuevos financiamientos  al sector de papel y celulosa a un compromiso empresarial como una expansión de pequeños y medianos productores de áreas forestadas. No se trata de una utopía, sino de un mercado pujante en todo el mundo.

Cuando lanzamos este programa en el año 2003, Brasil plantaba anualmente  320 mil hectáreas de madera, menos de 8% de ese total en pequeñas y medianas propiedades. Hoy superamos la meta de plantación para el 2007. Estamos agregando 520.mil hectáreas por año al stock nacional de forestación, revirtiendo así el bajo porcentaje heredado de los años 90.

Lo que es más importante, el 19% del plantío ahora se realiza en tierras de pequeños y medianos agricultores lo que nos lleva a doblar la apuesta.

Nuestro objetivo es llegar en 2007 con el 30% de oferta maderera como responsabilidad de pequeños y medianos productores. Lo que esos números muestran  es que no se puede demonizar ni endiosar previamente las ventanas abiertas por el mercado. El gran desafío, en verdad es democratizar los accesos y multiplicar las oportunidades.

Esa es la referencia que ha guiado a nuestro gobierno en el gran regreso al desarrollo nacional.

Brasil comienza a vivir en este momento uno de los más promisorios ciclos de inversión de los últimos 20 años. Todos estos aspectos tratan de una dinámica diferente de aquella observada en los años 90, cuando el país no lograba pagar sus cuentas, no generaba empleos, la productividad crecía a base de emisiones y no había aumento de las exportaciones  ni de la demanda interna.

Hoy se asiste a un aumento simultáneo tanto de producción como del nivel de empleo, que crece 12 veces más que la media mensual de los años 90. La productividad industrial mostró este año los mayores índices desde 1996. Las exportaciones crecen un 23% en la media diaria de los embarques.

El financiamiento del BNDES para la compra de máquinas y equipamientos de fabricación nacional dio un salto del 69% en el primer semestre. El crédito al consumo aumentó 36% en los últimos 12 meses. Exactamente por eso, el 59,6% de nuestras empresas van a invertir este año, 18% más en términos reales que el año pasado.

No llegamos automáticamente a esa frontera del futuro por obra y gracia. Brasil no modificó su tamaño ni el sol brilló con más intensidad en los últimos años. Lo que cambiaron fueron las prioridades y la decisión de hacer crecer el país, generando empleos, inclusión social y distribución de renta. Siempre decimos que un país en construcción como el nuestro, no puede contraponer la productividad a la justicia social, ni el crecimiento económico a la preservación del medio ambiente. Brasil necesita competir y distribuir riqueza al mismo tiempo y con igual intensidad. Este es el camino que estamos construyendo  y que ciertamente consolidaremos.

Amigos míos, directores de Veracel, directores de ARACRUZ, de STORA  ENZO, accionistas de Veracel, invitados de este evento, gobernador Paulo Hartung, Gobernador del Estado de Bahía, senadores, diputados estatales, este es un momento en que estoy optimista. Optimismo porque la inversión de un billón y 200 millones de dólares en el Sur de Bahía, para producir celulosa da la exacta dimensión del grado de confianza que inversores brasileros y extranjeros tuvieron en la conducción del país.

Este dato es extremadamente importante y encuentro que ustedes al conocer mejor Brasil, ciertamente irán a invertir más no solamente en Bahía sino en otros estados de la federación, porque está ocurriendo un fenómeno interesante en Brasil, que los brasileros deben estar siguiendo por la  prensa, pero los extranjeros no. Brasil está viviendo un ciclo  pujante en su economía. Los empresarios extranjeros pueden investigar para descubrir cuanto tiempo hacía  que no ocurría en Brasil acontecimientos de cosas tan importantes  todas al mismo tiempo. Los empresarios brasileros saben que, hace algún tiempo atrás cuando Brasil decidía exportar, concomitantemente decidía sofocar el mercado interno. Los empresarios brasileros saben que, toda vez que Brasil decidía crecer sólo crecía con inflación alta, porque esa era la visión que tenía los hombres que trabajaban en el economía brasilera.

Hace muchos años que Brasil no tenía un ciclo en que al mismo tiempo que tiene crecimiento económico, tiene crecimiento de las exportaciones, tiene crecimiento de las importaciones, tiene crecimiento del crédito, tiene crecimiento del ahorro interno, tiene crecimiento del crédito del consumidor, tiene crecimiento del superávit de cuenta corriente, tiene disminución de la divisa en relación al PBI, tiene disminución de inflación, tiene crecimiento de salarios y disminución del costo de vida. Este conjunto de factores  positivos que están sucediendo en la economía brasilera, y ciertamente el gobernador Paulo Souto y el Gobernador Paulo Hartung, como estudiosos saben que hacía mucho tiempo no sucedía en Brasil, y está sucediendo  por una única razón.

Estamos dejando de hacer en Brasil la política de corto plazo, la política pensada apenas hasta la próxima elección, la política pensada en el próximo mandato, la política pensada apenas para un partido político.

Nosotros estamos pensando, como dije en mi discurso, en un país para nuestros nietos, para nuestros hijos, para nuestros bisnietos.

Un país que entre definitivamente en el rol de los países desarrollados, en que la política económica sea cerrada en relación a la pequeñez política que, de vez en cuando, sucede en nuestro país. Que la política económica sea elaborada pensando en la nueva generación y no pensando en la próxima elección.

Hace mucho tiempo que la industria brasilera no tenía un crecimiento como el  que esta teniendo ahora. Y lo que es más importante, que algunos se asustan, es que estamos creciendo en las exportaciones y aumentando las importaciones de máquinas y bienes de capital, en una demostración de que la industria brasilera está creyendo en el futuro y está invirtiendo ahora.  Y todos se acuerdan que la economía era hecha por paquetes, asumía un ministro de ganadería y el ya quería volar......... Era el plan de fulano de tal o era el plan de sultano; era el plan con el nombre del  Presidente o sea sucede que todos ellos no tuvieron larga duración. Todos ellos o terminaron o las empresas estaban más pobres, los empleados más desempleados y la sociedad brasilera más pobre.

He dicho siempre que este país no va a dejar la oportunidad que hemos construido de dar a Brasil la chance definitiva, de salir del rol de países en desarrollo y entrar definitivamente en el rol de países desarrollados. Para eso es necesario que haya confianza como esa que han demostrado ustedes al hacer VERACEL esta inversión, aquí, en el sur de Bahía. Para esto es preciso que haya una combinación de intereses de empresarios brasileros, gobierno federal, gobierno estatal, municipales, pero sobre todo,  con el convencimiento de empresarios extranjeros para que tengan aquí en Brasil  la oportunidad de inversiones, utilizando posiblemente la clase trabajadora más creativa del planeta tierra, utilizando una clase trabajadora de alta competencia y con un aprendizaje extraordinario.

Porque Brasil no va a permitir que suceda lo que aconteció en el siglo XIX y en el siglo XX. Europa sacó provecho de unos, EEUU de otros. Nosotros no permitiremos más que Brasil atraviese un siglo siendo un eterno país en desarrollo, o país del  futuro. 

Brasil es ahora y no depende de nadie; depende de nosotros y depende de un ejemplo como este que es el que VERACEL implantó aquí en el sur de Bahía. Muchas gracias, felicidades y buena suerte.

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