LULA: INDUSTRIA FORESTAL, DIFERENCIA ENTRE UNA
NACIÓN Y UNA COLONIA PRODUCTORA DE MATERIA PRIMA
El Presidente Lula Da Silva recordó que “un
eucalipto en nuestro clima alcanza su punto de corte a los siete años,
contra 30 o 40 años de un pino en los países nórdicos”, afirmando que
esta desventaja natural “no impidió que muchos de esos países
desarrollasen una poderosa industria forestal, contribuyendo así a
colocar a sus pueblos en la cima del desarrollo humano de nuestro
planeta. Esa es una diferencia fundamental entre una Nación y una
colonia productora de materia prima”, dijo.
Tales
conceptos fueron pronunciados por el Presidente brasileño durante su
discurso del pasado 28 de setiembre de 2005, con motivo de la ceremonia
de inauguración de la nueva unidad de VERACEL Celulosa S.A. en el Sur de
Bahía.
En
dicha oportunidad, Lula afirmó que “es preciso invertir y conquistar
mercados, como estamos haciendo, pero sobre todo es necesario que
nuestros recursos naturales y económicos ganen cada vez mayor
legitimidad como aval de reconciliación del mercado con el medio
ambiente y la justicia social. Brasil ya dispone de instrumentos para
sanear esa dinámica área de la forestación”.
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA, EN LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN
DE VERACEL CELULOSA S.A.
PRESIDENTE DA SILVA: Amigos y Amigas: No es fácil decir exactamente
dónde comienza el futuro cuando somos al mismo tiempo agentes de su
búsqueda. Pero, sin duda alguna, un nuevo ciclo de inversiones, como el
que hoy está en marcha en la economía brasilera, y del cual forma parte
el proyecto Veracel, constituye una parte de esta travesía. Ella ayuda a
cambiar una etapa de la sociedad y a inaugurar un nuevo tiempo para
nuestro pueblo.
En la
vida de una nación, las decisiones de inversión funcionan como un puente
entre dos mundos. A través de estas, una generación condiciona el
horizonte que seguirá. Significa decir que un gran ciclo de inversiones
como este que Brasil inicia, no genera solo mercaderías, empleos,
divisas o impuestos, por sobre todo lo que estamos produciendo hoy es la
sociedad del mañana, el país en el que vivirán nuestros hijos, los hijos
de nuestros hijos y los nietos que tendrán. Brasil no puede ser más la
tierra de la desigualdad y no lo será.
Es con
ese criterio que el BNDES está financiando una parte importante de esta
y otras plantas industriales en atención a la actual expansión de
nuestra economía.
En
este caso vinculó la disponibilidad de recursos a proyectos sociales
destinados a mejorar la calidad de vida de las poblaciones de nueve
municipios, con la influencia de la nueva unidad de Veracel.
Cerca
de 21 millones de reales fueron destinados a obras de saneamiento
básico, capacitación de profesores, reforma y ampliación de escuelas,
perfeccionamiento de la infraestructura municipal y la erradicación de
enfermedades. Reducir la distancia entre el Brasil de arriba y el Brasil
de abajo es una cuestión esencial de nuestro proyecto de nación. Sin el,
el crecimiento se pierde en la injusticia, se diluye en el abismo de la
desigualdad y hace inviable una nueva fase del futuro
Por lo
tanto, antes de ser una ecuación técnica, el desarrollo de un país es
una gran obra política y social de su gente. No hay respuestas
automáticas, ni de los mercados, ni de la naturaleza para las tres
grandes preguntas del desarrollo: desarrollo para quién, desarrollo para
qué o como desarrollarse?
La
principal ventaja comparativa de un país no está solo en el agua o en el
sol, sino que está verdaderamente en lo compromisos compartidos que
definen una forma democrática y soberana ,como una sociedad va a
explorar su potencial de riquezas y producir el bienestar para todos.
Brasil tiene recursos naturales
innegables. Un eucaliptos en nuestro clima alcanza su punto de corte a
los siete años, contra treinta o cuarenta años en el caso de un pino en
los países nórdicos. Sin embargo es importante recordar: esta desventaja
natural no impidió que muchos de esos países desarrollasen una poderosa
industria forestal, contribuyendo así a colocar a sus pueblos en la cima
del desarrollo humano de nuestro planeta. Esa es una diferencia
fundamental entre una Nación y una colonia productora de materia prima
Brasil tiene ocho millones y medio
de kilómetros cuadrados y apenas 2% del mercado mundial de madera y
celulosa. Finlandia, cuyo territorio equivale a la mitad del Estado de
Minas Gerais, tiene el 8% de ese mercado y reúne mas de 400.000
productores forestales.
Brasil
puede ampliar y mucho, su capacidad de producción, agregando valor a
nuestras riquezas forestales. Del mismo modo, tiene condiciones para ser
uno de los mayores productores de combustibles renovables del siglo XXI
a través del alcohol y el biodiesel.
Es
preciso invertir y conquistar mercados, como estamos haciendo, pero
sobretodo es necesario que nuestros recursos naturales y económicos
ganen cada vez mayor legitimidad, como aval de reconciliación del
mercado con el medio ambiente y la justicia social. Brasil ya dispone de
instrumentos para sanear esa dinámica área de la forestación.
En el
Plan Nacional de Forestación, enviado al Congreso Nacional por el
Gobierno Federal, prevé simultáneamente el incentivo a la plantación, a
la protección de flora nativa y la incorporación de miles de pequeños y
medianos productores a la lucrativa actividad forestal
La orientación que dimos
al BNDES consiste en vincular nuevos financiamientos al sector de papel
y celulosa a un compromiso empresarial como una expansión de pequeños y
medianos productores de áreas forestadas. No se trata de una utopía,
sino de un mercado pujante en todo el mundo.
Cuando
lanzamos este programa en el año 2003, Brasil plantaba anualmente 320
mil hectáreas de madera, menos de 8% de ese total en pequeñas y medianas
propiedades. Hoy superamos la meta de plantación para el 2007. Estamos
agregando 520.mil hectáreas por año al stock nacional de forestación,
revirtiendo así el bajo porcentaje heredado de los años 90.
Lo que
es más importante, el 19% del plantío ahora se realiza en tierras de
pequeños y medianos agricultores lo que nos lleva a doblar la apuesta.
Nuestro objetivo es llegar en 2007 con el 30% de oferta maderera como
responsabilidad de pequeños y medianos productores. Lo que esos números
muestran es que no se puede demonizar ni endiosar previamente las
ventanas abiertas por el mercado. El gran desafío, en verdad es
democratizar los accesos y multiplicar las oportunidades.
Esa es
la referencia que ha guiado a nuestro gobierno en el gran regreso al
desarrollo nacional.
Brasil
comienza a vivir en este momento uno de los más promisorios ciclos de
inversión de los últimos 20 años. Todos estos aspectos tratan de una
dinámica diferente de aquella observada en los años 90, cuando el país
no lograba pagar sus cuentas, no generaba empleos, la productividad
crecía a base de emisiones y no había aumento de las exportaciones ni
de la demanda interna.
Hoy se
asiste a un aumento simultáneo tanto de producción como del nivel de
empleo, que crece 12 veces más que la media mensual de los años 90. La
productividad industrial mostró este año los mayores índices desde 1996.
Las exportaciones crecen un 23% en la media diaria de los embarques.
El
financiamiento del BNDES para la compra de máquinas y equipamientos de
fabricación nacional dio un salto del 69% en el primer semestre. El
crédito al consumo aumentó 36% en los últimos 12 meses. Exactamente por
eso, el 59,6% de nuestras empresas van a invertir este año, 18% más en
términos reales que el año pasado.
No
llegamos automáticamente a esa frontera del futuro por obra y gracia.
Brasil no modificó su tamaño ni el sol brilló con más intensidad en los
últimos años. Lo que cambiaron fueron las prioridades y la decisión de
hacer crecer el país, generando empleos, inclusión social y distribución
de renta. Siempre decimos que un país en construcción como el nuestro,
no puede contraponer la productividad a la justicia social, ni el
crecimiento económico a la preservación del medio ambiente. Brasil
necesita competir y distribuir riqueza al mismo tiempo y con igual
intensidad. Este es el camino que estamos construyendo y que
ciertamente consolidaremos.
Amigos
míos, directores de Veracel, directores de ARACRUZ, de STORA ENZO,
accionistas de Veracel, invitados de este evento, gobernador Paulo
Hartung, Gobernador del Estado de Bahía, senadores, diputados estatales,
este es un momento en que estoy optimista. Optimismo porque la inversión
de un billón y 200 millones de dólares en el Sur de Bahía, para producir
celulosa da la exacta dimensión del grado de confianza que inversores
brasileros y extranjeros tuvieron en la conducción del país.
Este
dato es extremadamente importante y encuentro que ustedes al conocer
mejor Brasil, ciertamente irán a invertir más no solamente en Bahía sino
en otros estados de la federación, porque está ocurriendo un fenómeno
interesante en Brasil, que los brasileros deben estar siguiendo por la
prensa, pero los extranjeros no. Brasil está viviendo un ciclo pujante
en su economía. Los empresarios extranjeros pueden investigar para
descubrir cuanto tiempo hacía que no ocurría en Brasil acontecimientos
de cosas tan importantes todas al mismo tiempo. Los empresarios
brasileros saben que, hace algún tiempo atrás cuando Brasil decidía
exportar, concomitantemente decidía sofocar el mercado interno. Los
empresarios brasileros saben que, toda vez que Brasil decidía crecer
sólo crecía con inflación alta, porque esa era la visión que tenía los
hombres que trabajaban en el economía brasilera.
Hace muchos años que Brasil no
tenía un ciclo en que al mismo tiempo que tiene crecimiento económico,
tiene crecimiento de las exportaciones, tiene crecimiento de las
importaciones, tiene crecimiento del crédito, tiene crecimiento del
ahorro interno, tiene crecimiento del crédito del consumidor, tiene
crecimiento del superávit de cuenta corriente, tiene disminución de la
divisa en relación al PBI, tiene disminución de inflación, tiene
crecimiento de salarios y disminución del costo de vida. Este conjunto
de factores positivos que están sucediendo en la economía brasilera, y
ciertamente el gobernador Paulo Souto y el Gobernador Paulo Hartung,
como estudiosos saben que hacía mucho tiempo no sucedía en Brasil, y
está sucediendo por una única razón.
Estamos dejando de hacer en Brasil
la política de corto plazo, la política pensada apenas hasta la próxima
elección, la política pensada en el próximo mandato, la política pensada
apenas para un partido político.
Nosotros estamos pensando, como
dije en mi discurso, en un país para nuestros nietos, para nuestros
hijos, para nuestros bisnietos.
Un país que entre definitivamente
en el rol de los países desarrollados, en que la política económica sea
cerrada en relación a la pequeñez política que, de vez en cuando, sucede
en nuestro país. Que la política económica sea elaborada pensando en la
nueva generación y no pensando en la próxima elección.
Hace
mucho tiempo que la industria brasilera no tenía un crecimiento como el
que esta teniendo ahora. Y lo que es más importante, que algunos se
asustan, es que estamos creciendo en las exportaciones y aumentando las
importaciones de máquinas y bienes de capital, en una demostración de
que la industria brasilera está creyendo en el futuro y está invirtiendo
ahora. Y todos se acuerdan que la economía era hecha por paquetes,
asumía un ministro de ganadería y el ya quería volar......... Era el
plan de fulano de tal o era el plan de sultano; era el plan con el
nombre del Presidente o sea sucede que todos ellos no tuvieron larga
duración. Todos ellos o terminaron o las empresas estaban más pobres,
los empleados más desempleados y la sociedad brasilera más pobre.
He dicho siempre que este
país no va a dejar la oportunidad que hemos construido de dar a Brasil
la chance definitiva, de salir del rol de países en desarrollo y entrar
definitivamente en el rol de países desarrollados. Para eso es necesario
que haya confianza como esa que han demostrado ustedes al hacer VERACEL
esta inversión, aquí, en el sur de Bahía. Para esto es preciso que haya
una combinación de intereses de empresarios brasileros, gobierno
federal, gobierno estatal, municipales, pero sobre todo, con el
convencimiento de empresarios extranjeros para que tengan aquí en
Brasil la oportunidad de inversiones, utilizando posiblemente la clase
trabajadora más creativa del planeta tierra, utilizando una clase
trabajadora de alta competencia y con un aprendizaje extraordinario.
Porque Brasil no va a permitir que suceda lo que
aconteció en el siglo XIX y en el siglo XX. Europa sacó provecho de
unos, EEUU de otros. Nosotros no permitiremos más que Brasil atraviese
un siglo siendo un eterno país en desarrollo, o país del futuro.
Brasil es ahora y no depende de nadie; depende de
nosotros y depende de un ejemplo como este que es el que VERACEL
implantó aquí en el sur de Bahía. Muchas gracias, felicidades y buena
suerte. |