17/03/06


NIN EN EL 93° ANIVERSARIO DE LA AVIACIÓN MILITAR Y DÍA DE LA FAU
Con la presencia del Vicepresidente de la República en Ejercicio de la Presidencia, Rodolfo Nin, y de autoridades civiles y militares, se realizó este viernes el acto conmemorativo del 93° Aniversario de la Aviación Militar y Día de la Fuerza Aérea Uruguaya, donde hizo uso de la palabra el Comandante en Jefe del Arma, Brig. Gral. (AV) Enrique Bonelli.

PALABRAS DEL COMANDANTE EN JEFE DE LA FUERZA AÉREA, ENRIQUE BONELLI

BONELLI: Señor Presidente de la República en Ejercicio, Don Rodolfo Nin Novoa; Señor Vicepresidente de la República en Ejercicio, senador Eleuterio Fernández Huidobro; Señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Hipólito Rodríguez; señor Ministro Interino de Defensa Nacional, doctor don José Bayardi; señor ex Presidente de la República, doctor don Luis Alberto Lacalle; señor Comandante en Jefe del Ejército Nacional, Teniente General don Carlos Díaz; señor Comandante en Jefe de la Armada Nacional, Vicealmirante don Juan Fernández Maggio; señores Ministros de Estado; señor Presidente de la Cámara de Representantes, diputado don Julio Cardozo; señor Secretario de la Presidencia de la República, doctor Gonzalo Fernández; señores integrantes de la Comisión de Defensa de las Cámaras de Senadores y Diputados; señores Ministros de la Suprema Corte de Justicia; señores Legisladores; señores Subsecretarios de Estado; señor Presidente del Supremo Tribunal Militar; señores Intendentes Municipales; autoridades nacionales y departamentales; señores Representantes Diplomáticos de países amigos; señores Oficiales Generales y Almirantes de las Fuerzas Armadas en actividad y retiro; señores Agregados Aeronáuticos Militares y Navales acreditados ante nuestro país; señores Oficiales Superiores, Oficiales Jefes y Oficiales Subalternos de las Fuerzas Armadas y del Instituto Policial; .Personal Subalterno y Civil de la Fuerza Aérea Uruguaya; señores invitados especiales; señores representantes de instituciones aéreas; familiares y amigos; representantes de los medios de comunicación y distinguidos asistentes.

La Fuerza Aérea Uruguaya tiene más de medio siglo de historia, de ella nos sentimos orgullosos y a ella hemos entregado nuestra vida y vocación.

En el correr del último año, la Fuerza Aérea ha acompañado con su mayor esfuerzo la decisión del señor Presidente de la República de recorrer el camino que conduce a esclarecer los difíciles momentos que vivió nuestro país hace ya más de tres decenio.

Entendemos haber dado respuesta al pedido de nuestra sociedad, que ha sentido la necesidad de conocer lo acontecido en nuestro país y de superar los pasados desencuentros. Hoy debemos enfrentar serenamente estos hechos del pasado que involucraron a la sociedad en su conjunto, y comprenderlos en su real dimensión como forma de estar seguros de que no vuelvan a suceder.

Es mi más profundo deseo que nuestro esfuerzo sirva para lograr el reencuentro de todos los Orientales; y expresar y reafirmar a las generaciones actuales y futuras de la Fuerza Aérea el compromiso institucional de la misma con la libertad y el Estado de Derecho para que estos hechos no ocurran nunca más.

Es en el futuro en el que queremos y debemos poner nuestra mirada y analizar desde la perspectiva del presente cuáles deben ser los roles de las Fuerzas Armadas y especialmente de la Fuerza Aérea de nuestro país.

El mundo ha cambiado sustancialmente desde el fin de la denominada "Guerra Fría".

Quizás hemos permanecido demasiado tiempo en el enunciado abstracto y no profundizamos acerca de la naturaleza y característica de estos cambios.

Tal vez no hemos percibido que, más que el cambio, lo impactante es la velocidad de los mismos y las consecuencias que tienen para las Fuerzas Armadas en general, y para la Fuerza Aérea en particular.

La controversia fundamental, que siempre surge cuando se plantea la necesidad de transformaciones en las instituciones y en la cultura militar, es conocer qué es lo que se necesita ser transformado.

Buena parte del debate debe centrar en la transformación de las capacidades militares. La complejidad de las amenazas modernas hacen también relevantes, para el mejor empleo de las Fuerzas Armadas, una mejor coordinación con otros elementos del poder nacional, político, diplomático, económico y psicosocial.

Es que la seguridad no es una tarea patrimonio de las Fuerzas Armadas, requiere de todos estos elementos funcionando concertadamente en aras del bien común.

Todos esos componentes, y la Fuerza Aérea como parte de ellos, deben estar preparados para responder a cuestiones tan variadas como: incidentes que afecten las comunicaciones, el transporte y la infraestructura crítica del país; desastres naturales; la eventualidad de pandemias; de ataques terroristas; el tráfico aéreo ilegal de drogas, armas o personas; los efectos de armas biológicas o de destrucción masiva; o de accidentes bioquímicos; la participación en misiones de paz o de carácter humanitario.

Es necesario, por lo tanto, un profundo desarrollo de las relaciones cívico - militares enfocadas a atender esas necesidades y desafíos de la sociedad uruguaya en su conjunto.

La realidad actual hace que la visión de una Fuerza Aérea y unas Fuerzas Armadas preparadas solo para la guerra convencional o no convencional aparezca obsoleta, fuera de sintonía con las realidades actuales del país y del mundo.

Se requiere entonces replantear una nueva y flexible definición de defensa adecuada a la realidad geo-política y a su vez doctrinas de empleo; y en consecuencias nuevos programas y objetivos para poder enfrentar esos nuevos desafíos.

Necesitamos revaluar la misión de la Fuerza Aérea; nuevas estrategias, una nueva estructura de fuerza y fundamentalmente adecuar los recursos humanos y económicos para el cumplimiento de aquellos.

Necesitamos repensarnos a nosotros mismos; asumir que las operaciones combinadas son hoy una necesidad ineludible.

Debemos analizar la estructuración de mandos combinados en un proceso que asuma la integración operacional horizontal a todos los niveles, a fin de estar preparados para enfrentar adecuadamente las amenazas antes expuestas.

El eje de nuestra capacitación profesional debe ser el desarrollo de nuestra habilidad para enfrentar conjuntamente dichas amenazas, lo que implica un cambio cultural muy grande.

Las Fuerzas Armadas, Ejército, Marina y Fuerza Aérea deben coordinar y comenzar a hablar el mismo lenguaje en lo que respeta a Presupuestos, expectativas y metas.

Recientes experiencias demuestran que aún los países más desarrollados y con mayores recursos han tenido graves problemas de coordinación para afrontar catástrofes, tanto naturales como otras provocadas por el hombre.

Los recursos dedicados a la preparación, ante esas potenciales amenazas, no deben ser considerados como un gasto, sino una inversión necesaria para el bienestar de nuestra sociedad, que previene o mitiga males mayores, ya que generalmente terminan castigando en mayor grado a los sectores más vulnerables de la misma.

La seguridad tiene hoy facetas multidimensionales y se ha convertido en un insumo, un componente de cualquier proceso de desarrollo sustentable.

Eso hace, por ejemplo, que el país debe necesariamente encarar reformas en sus aeropuertos a efectos de cumplir con los requisitos establecidos en la Convención de Chicago y sus anexos; y con los estándares internacionales de seguridad en la aviación, cada vez más exigentes, requeridos por la Organización de Aviación Civil Internacional para poder mantener la categoría.

Por su parte, el control de nuestro espacio aéreo y el ejercicio de policía aérea, y por tanto de una efectiva soberanía, mediante adecuados sistemas de radares de vigilancia, es hoy una necesidad imperiosa en función de las realidades del tráfico aéreo ilegal de drogas u otros, que eventualmente puedan representar un problema, no solo nacional, sino internacional.

En una época donde los roles del Estado están siendo debatidos, donde su efectividad y eficiencia están siendo cuestionados, existe, sin embargo, un casi generalizado consenso en que la seguridad y defensa nacional hacen a la esencia y existencia del Estado mismo.

Esa esencialidad debería hacernos reflexionar acerca de la enorme relevancia institucional y práctica que tiene el adecuado cumplimiento por parte del Estado de esas funciones, que muchas veces son postergadas en base a un sentido de prioridades, que en el largo plazo conducen a su debilitamiento y descreimiento en él por parte de la sociedad.

La participación en misiones de mantenimiento de paz es para la Fuerza Aérea un desafío profesional e institucional. Estas operaciones no son de guerra en el sentido convencional del término, si bien a veces pueden involucrar situaciones de combate.

La historia de dichas operaciones muestra la complejidad de las mismas y el impacto que tiene en áreas tan variadas como el marco del derecho internacional en el que se desarrollan, la doctrina de empleo, los requerimientos culturales, sociológicos y psicológicos, de la relación e interacción entre los efectivos desplegados y las poblaciones autóctonas.

Las misiones de mantenimiento de paz tienen su propia sinergia, con características rápidamente cambiantes.

En ella interactúan una gran variedad de instituciones y los esfuerzos de coordinación son complejos.

El Estado asume una gran responsabilidad que requiere un adecuado entrenamiento del personal militar que participa en ella.

La diversidad de tareas, a veces imprevistas en medio de culturas diferentes, muestra que la educación militar clásica no es suficiente para enfrentar las eventualidades de estas misiones.

Nuestros Oficiales y Personal deben frecuentemente hacer frente a situaciones en las cuales deberán recurrir a los valores y conocimientos inculcados, a través de su educación y habilidades de negociación más que a procedimientos o tácticas estudiadas en manuales militares.

Se hace necesario, entonces, repensar qué se debe enseñar. Necesitamos nuevas definiciones de la educación profesional militar, una educación que debe formar mentes abiertas y brindar a cada Oficial la capacidad de pensamiento crítico para analizar y tomar las mejores decisiones posibles en situaciones complejas, dinámicas e impredecibles.

La incertidumbre reinante en el mundo de hoy nos muestra que la cualidad más importante y necesaria para el personal militar será la capacidad de desarrollar, a través del proceso educativo, las habilidades para pensar críticamente los problemas.

Ello nos permitirá, a través de una amplia gama de experiencias, abordar los más diferentes escenarios y requerimientos estratégicos o tácticos que las cambiantes situaciones nos deparen.

Esos contenidos no pueden ser determinados solo primordialmente desde la perspectiva de experiencias locales de hace más de 30 o 40 años, sino a partir de los desafíos y amenazas que el mundo de siglo XXI depara para la Fuerza Aérea, las Fuerzas Armadas, el país como un todo.

El ser humano, parafraseando a Ortega y Gasset, vive absorbido por su futuro; actúa en función de las expectativas que de él se hace.

El Cuerpo de Oficiales y Personal de la Fuerza Aérea no escapa a esa realidad, que es la de todos los uruguayos.

Tenemos las mismas necesidades, los mismos sueños y anhelos que los demás uruguayos. Construir un porvenir mejor para nuestras familias, nuestros conciudadanos y las nuevas generaciones; y bajo el imperio de la ley y el derecho ver crecer a nuestros hijos en paz y libertad. Muchas gracias.

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