CULTURA PARA TODOS SIN DESMEDRO DE SU CALIDAD
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, pidió el pasado sábado
1º., en la ciudad de Salto, “una cultura que sea para todos que no
pierda, por ello, su calidad”; preguntándose luego “quién, sin faltar a
la ética, puede decir que los pobres no son sensibles a la cultura”.
Vázquez habló en oportunidad de
inaugurarse la Asamblea Nacional de la Cultura, que tuvo lugar los
pasados sábado 1º y domingo 2 en las Termas del Arapey, con la presencia
de unos 300 agentes culturales de todo el país.
Previamente, el Ministro de Educación y
Cultura, Jorge Brovetto, había destacado “el riquísimo bagaje” de
propuestas y proyectos con los que los delegados llegaban al encuentro.
La Asamblea trazó un Plan Estratégico de Cultura y coordinó mecanismos
para la composición y distribución de tareas de un Consejo Permanente
Nacional de la Cultura, con carácter honorario, donde todos los
departamentos, gremiales, asociaciones y Ministerios están
representados.
Las sesiones se cumplieron bajo la modalidad de Talleres, lo que
permitió una amplia interacción de las delegaciones presentes.
El programa contó con la participación de figuras como Clara Budnik de
Chile y Mario De Meria de Brasil además de los uruguayos Luis Stolovich,
Gerardo Caetano, Hugo Achúgar y Eduardo De León.
En la ocasión también hicieron uso de la palabra el Director de Cultura
del MEC, Luis Mardones, y el Intendente Municipal de Salto, Ramón
Fonticiella.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA INAUGURACIÓN DE LA “ASAMBLEA PERMANENTE
DE LA CULTURA” EN LA CIUDAD DE SALTO
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor Intendente
Municipal de Salto, ingeniero, amigo, don Ramón Fonticiella y en su
nombre y de su persona a todos los salteños, muchísimas gracias por
recibirnos tan hospitalariamente. Cuando estamos a punto de dejar esta
hermosa tierra de Salto, una vez más debemos decir, y lo decimos con
satisfacción, con orgullo, también con mucha modestia, que nos vamos
profundamente reconocidos a un pueblo que nos recibe siempre, en
cualquier instancia, de una manera excepciona. Así que muchas gracias a
Salto por todo lo que nos hicieron vivir en estas horas.
Señor Ministro de Educación y Cultura,
señor Director Nacional de Cultura, don Luisito Mardones, autoridades
nacionales y departamentales; amigas y amigos de todo el país, que
animan hoy acá en Salto el hermoso paisaje cultural del Uruguay, gracias
por darme la oportunidad de participar en esta sesión inaugural de la
Asamblea Permanente de la Cultura.
Lo hago con satisfacción, pero no
satisfecho. Me explico: satisfacción por estar junto a todos ustedes y
cumpliendo un compromiso de gobierno que habíamos asumido durante la
campaña electoral. Seguramente muchos recuerdan que durante un encuentro
realizado el 4 de octubre de 2004 anunciamos –textual- nuestra
disposición a convocar a una Asamblea Permanente de la Cultura como
ámbito consultivo, honorario y representativo de todos los sectores
involucrados en la materia, para diseñar juntos el mapa cultural de la
sociedad uruguaya, detectar las carencias y debilidades, reconocer las
oportunidades, potenciar las fortalezas y articular una misión
democrática, integral, dinámica, plural, totalizadora y a la vez atenta
a las especificidades.
El fin: para sentar las bases de
auténticas políticas de Estado mediante las cuales la cultura llegue a
ser, verdaderamente, sinónimo de dignidad democrática, de convivencia;
de crecimiento colectivo; de aprendizaje, de pluralidad y de
intergeneracional. Desde que dijimos estas palabras, 18 meses han
transcurrido y aquí estamos cumpliendo lo prometido.
Cómo no vamos a sentir satisfacción si por la vía de
los hechos -que es la vía mejor, aunque no la más fácil- hemos ganado el
derecho a ella. Mejor dicho, ustedes lo han ganado porque han sido
ustedes, el Ministerio de Educación y Cultura, la Dirección Nacional de
Cultura, las direcciones de cultura de los gobiernos departamentales,
los artistas, creadores y agentes culturales quienes durante meses y
desde todos los rincones del país, han dado vida a esta asamblea tan
numerosa y tan fermental. Esta es una asamblea importante.
El gobierno le da una tremenda importancia, como
seguramente se la da la mayoría, la enorme mayoría de los uruguayos; y
esta importancia es la que genera la insatisfacción mencionada
anteriormente.
En efecto, siento que si me conformara
con lo que ya hemos logrado -que no es poco, por cierto- esperaría menos
de esta asamblea de la cual espero mucho pues me consta que puede dar
mucho. Quien se conforma se resigna y quien se resigna renuncia, y yo no
renuncio a la cultura, así como construcción colectiva y permanente de
la identidad de mi pueblo, ni como lugar de encuentro democrático, ni
como especio de disenso, ni como territorio de la libertad, ni como
campo de la utopía; porque la cultura es todo eso y mucho más.
Amigas y amigos, en aquel encuentro de octubre de
2004 dije, citando a un destacado ex ministro de cultura francés, que
tal como el lo había dicho, “la cultura es todo”. La cultura es todo: lo
dije y lo reafirmo. La cultura es todo. Cultura, como dice otro
ministro, éste brasileño y en ejercicio del cargo, llamado Gilberto Gil,
que va mucho más allá del ámbito restrictivo y restringido de las
concepciones académicas o de los ritos y liturgias de una supuesta
–entre comillas- “frase artística intelectual”; cultura, como sentido de
nuestros actos y de nuestras habilidades, como todo aquello que en cada
objeto que usamos o producimos trasciende el mero valor del uso y lo
meramente técnico, cultura, como esencia de un proyecto nacional.
De ahí, entonces, señoras y señores,
estimados amigos, que esta Asamblea sea tan cercana al “Uruguay
productivo” considerado ayer en la sesión del Consejo de Ministros. Es
cercana en el tiempo, cercana en el espacio, cercana en la temática,
porque en nuestra concepción del desarrollo no solamente hay que
distribuir socialmente la riqueza. También hay que distribuir
socialmente la belleza.
Amigas y amigos, no vine a extenderme demasiado en
esta pequeña charla, ni traje recetas. Pero antes de irme quisiera
compartir con ustedes alguna breve consideración al respecto de temas
que seguramente serán planteados en el seno de esta asamblea. Uno de
ellos es la accesibilidad a la cultura y sobre ese asunto nuestra
opinión es bien sencilla. La cultura es todo y ha de ser para todos,
para todos los uruguayos y todas las uruguayas.
La cultura no es, como alguien, ya dijo una especie
de ignorancia que distingue a los estudiosos y quien sostenga lo
contrario tal vez sea estudioso pero sin duda es ignorante y casi seguro
poco inteligente. La cultura en el Uruguay tiene que ser para todos los
uruguayos.
El otro punto al que quiero referirme es
la calidad de la cultura. También en este asunto nuestra postura puede
expresarse en muy pocas palabras: el acceso a la cultura no puede ir en
detrimento de la calidad de la misma y ustedes seguramente saben de lo
que estoy hablando. Basta de lo que nos hacen digerir en horas donde la
cultura.
Este pueblo uruguayo es demasiado serio,
responsable, culto, muy culto en todos sus niveles, como para merecer
algunas manifestaciones llamadas culturales que no son más que un manejo
triste, por no decir otro término, de espacios televisivos y radiales
que deberían ser destinados a la cultura, a la enseñanza seria.
Estoy absolutamente seguro de que la
creatividad de los uruguayos, de todos ustedes permitiría elaborar
productos realmente formidables, importantes, interesante como para
poder ser expuestos y llevados adelante en este tiempo. Y tampoco se
puede, en aras de la accesibilidad, generar una cultura para ricos y
otra cultura para pobres. ¿Quién, con un mínimo de inteligencia y ética,
se anima sostener que los pobres son insensibles, o no son cultos, o no
tienen derecho a la cultura?
Por eso la cultura está tan íntimamente
ligada al Uruguay productivo. Como decíamos ayer sin educación no va
haber Uruguay productivo, y sin cultura tampoco.
Estrechamente vinculada a la
accesibilidad, y a la calidad de la cultura está la descentralización de
la misma. Soy montevideano, como ustedes saben, y fui Intendente
Municipal de Montevideo. Creo entonces tener cierta autoridad para decir
que me resisto a que la cultura sea un privilegio o una oportunidad
acotada a quienes viven, a quienes vivimos en ese departamento. Y como
Presidente de la República comprometo el esfuerzo del gobierno nacional
para que, por los canales correspondientes y en coordinación con los
gobiernos departamentales, todos los habitantes del país accedan a la
cultura y sean sujetos de la misma.
Descentralizar la cultura es, por
supuesto, transferir recursos pero también es, además de descentralizar
recursos, estimular, permitir el desarrollo autónomo e influyente de
todas las comunidades culturales para que entre todas ellas se genere un
diálogo genuino en pie de igualdad porque -dicho sea de paso- los países
democráticos serios, los países responsables como el nuestro, no
necesitan una cultura oficial.
Otro aspecto que seguramente considerará
esta asamblea es el referido a los Fondos concursables para el
desarrollo de las artes y la cultura. Se trata precisamente del
compromiso del gobierno -que ya está plasmado en la Ley de Presupuesto
Nacional- al igual que otros recursos, para el fortalecimiento de la
infraestructura cultural del interior del país y para la formación,
capacitación y animación en materia de industrias culturales y
creativas.
Sabemos, lo reconocemos, que los recursos
asignados son insuficientes, que la cultura necesita y merece mucho más
pero es lo máximo dentro de lo posible. El país está saliendo de una
situación económica y financiera muy crítica, está saliendo felizmente
bien, se está afianzando, se han reconstruido los cimientos de esta casa
que estaban profundamente resquebrajados, lo que da la solidez como para
ahora sí, desde el presente, proyectarnos hacia el futuro y hacerlo con
confianza, hacerlo con esperanza, hacerlo con seguridad. Pero este
inicio, esta proyección hacia el futuro, tiene sus limitaciones porque
todavía el Uruguay no está en una situación floreciente ni mucho menos.
En este tema de los recursos -o este
tema- nos conduce a otro también importante y que seguramente ustedes
van a considerar con mayor detenimiento y me refiero al rol del Estado
en materia cultural.
En nuestra modesta opinión no corresponde
al Estado hacer cultura, pero sí le corresponde establecer un contexto
favorable para el acceso universal a bienes y servicios culturales de
calidad.
El Estado no puede renunciar a la
responsabilidad de formular y ejecutar políticas publicas, culturales,
para generar precisamente ese ámbito favorable para el desarrollo de la
cultura. Pero no hay que esperarlo todo del Estado. No todo puede estar
siempre subsidiado. Yo sé que es duro lo que estoy diciendo; más aún en
un país que, como el nuestro, tiene una fuerte impronta estatista y en
el caso de una cultura que, como la uruguaya tanto, ha dado y tanto ha
sufrido.
Pero como lo decíamos en la campaña
electoral: “si para llegar a la Presidencia de la República teníamos
que mentirle a la gente, preferíamos no llegar a la Presidencia de la
República” y hoy desde la Presidencia de la República decimos que
siempre vamos a hablar con la verdad porque no somos capaces de
mentirles. Por tanto en esta realidad, la de un país que está
económicamente con problemas, no es todo lo que la cultura se merece
desde el punto de vista de los recursos económicos lo que podemos
atender. Pero mucho más duro sería no plantear las cosas dónde ni ante
quien hay que plantearlas.
Creo que esta es una buena oportunidad
para hacerlo -no para dramatizar los problemas que todos sabemos
existen- sino para comenzar a resolverlos juntos. Creo además, señoras y
señores y estimados amigos, que esta es una buena oportunidad para dejar
claro que una cosa es la diversidad cultural y otra la disgregación que
hay en ciertas propuestas supuestamente culturales pero que en realidad
atentan contra la libertad real de creación y de difusión.
Y es también esta asamblea una buena
oportunidad para rebelarse, aún rebelarse contra lo que acaba de decir
el Presidente de la República y exigirle al Presidente de la República y
al gobierno. Porque la cultura también es rebeldía contra aquellas
tendencias que intentan reducir la cultura al ámbito del tiempo libre
dirigido por el marketing.
Amigas y amigos, los temas que acabo de
numerar tan sólo de enumerar, señor Ministro, señor Director, dan cuenta
de los desafíos planteados en esta Asamblea y de la tarea que ustedes
tienen por delante.
Sólo me resta expresarles de corazón que
les deseo buen trabajo y que confío en el aporte de ustedes para, entre
todos, darle un nuevo impulso a la cultura uruguaya, llenarla de
ciudadanía y hacer de ella un horizonte de progreso alcanzable para
todos. Muchas gracias
PALABRAS DEL MINISTRO DE EDUCACION Y
CULTURA, JORGE BROVETTO
MINISTRO BROVETTO: Señor Intendente de
Salto, don Ramón Fonticiella, compañero, Director de Cultura del
Ministerio, Luis Mardones; autoridades nacionales, departamentales,
queridas amigas y amigos, que forman parte de esta primera Asamblea
Nacional de la Cultura.
Señor Presidente, aquí en esta hermosa
tierra salteña, que nos recibe con la calidez de sus termas -como no ha
podido ser de otra manera- aquí están presentes más de cuatrocientos
participantes y casi trescientos asambleístas, provenientes de todos los
rincones del país, pertrechados con un riquísimo bagaje, de propuestas,
de inquietudes, de ideas y de proyectos, resultante de los debates
realizados en un centenar de asambleas de carácter local, de carácter
departamental o de carácter regional. Debates entre ciudadanos, no sólo
entre artistas o críticos de arte; ciudadanos preocupados por la
cultura; por la cultura en todas las expresiones, por su destino, por su
enriquecimiento, por su difusión. Debate entre maestros y amas de casas;
entre historiadores, antropólogos y aficionados individuales y
organizados. Con los que existen en los rincones menos pensados del
país. Debates entre directores e instituciones culturales privadas o
empleados públicos; entre músicos o pintores y artistas callejeros. Sí,
me refiero a los artistas callejeros, como los que organizaron la
asamblea en Montevideo, y hoy me hicieron llegar, justamente de Artistas
Callejeros Asociados, un agradecimiento por la invitación a participar,
bienvenidos ustedes, compañeros de la cultura. Asambleas y debates en
las cuales estuvo presente en su mayoría, nuestro Ministerio recorriendo
todo el país y para ser más preciso, en 79 de ellas participó el
Director de Cultura, Luis Mardones y su equipo responsable, creativo,
entusiasta.
Y lo hizo llevando a la práctica la
política de esta administración de escuchar, de prestar atención a la
gente como fuente insustituible de inspiración, pero que nadie se
equivoque. Esto no es oscurismo cultural. Es democratización de la
cultura. Valoramos la cultura antropológica como una herramienta
conceptual válida para el análisis de nuestra identidad cultural, pero
no para el diseño de las políticas culturales ni para el impulso de la
valoración ni de la difusión de la cultura artística. Todos esto será
seguramente motivo de análisis y debate, y bienvenido sea ese debate
sobre todos estos aspectos.
Hoy aquí se hace realidad a través -y
gracias a la diversidad- ese concepto acuñado por la dirección de
cultura de nuestro ministerio, de “un solo país”. Un sólo litoral, como
se planteó en la asamblea regional, y esto se hace realidad en medios
culturales tan vastas y diversas como integradas y sinérgicas. Hoy aquí
están presentes muy variadas expresiones de la cultura y del arte. De la
cultura en su acepción más amplia.
Está presente también el legado de otros
que como Nelson Ramos y el “Corto” Buscaglia han dejado con generosidad
la obra de su talento cultural.
Señor Presidente, querido amigo Tabaré,
usted dijo el 4 de octubre del año 2004 en el teatro el Galpón que era
ineludible e impostergable promover un debate de ideas sobre la cultura
en sí, sobre los fundamentos, la sustancia y los objetivos de las
políticas culturales a diseñar e impulsar y propuso como en otras áreas
del proyecto nacional de desarrollo convocar a una asamblea de la
cultura. Su propuesta, compañero Tabaré, hoy se hace realidad en esta
asamblea, asamblea que es confluencia y punto de partida al mismo
tiempo, confluencia del trabajo de todo un año en todo el país y punto
de partida para potenciar al Uruguay como centro dinámico y pujante de
creación de cultura, arte, pensamiento y realidad, para pretender a una
efectiva accesibilidad por parte de todos los ciudadanos a los bienes de
la cultura y para convertir a la cultura en la herramienta jerarquizada
y efectiva para el fortalecimiento de la democracia, la construcción de
ciudadanía y de la cohesión social. Señor Presidente, lo invitamos a dar
por iniciada su propia propuesta. Muchas gracias.
PALABRAS DEL DIRECTOR DE CULTURA DEL MEC, LUIS
MARDONES
MARDONES: Bien, como dijimos en cada una
de las Asambleas locales que son tres objetivos estratégicos,
importantes por tanto los tres, pero que hay un objetivo en el cual
nosotros estamos poniendo un énfasis que lo destaca, por sobre los
otros, y es el que está ubicado en el número dos: si desarrollar más y
mejor cultura en el Uruguay es el primero y el segundo es avanzar en la
accesibilidad democrática a bienes y servicios culturales por parte de
todos los ciudadanos.
Este segundo objetivo, para nosotros es
un objetivo absolutamente central y prioritario. Esto es, va a ser la
gran guía -digamos- que nos va permitir discernir a la hora de tomar
decisiones en cultura siempre difíciles, siempre complejas; las famosas
y malditas tres preguntas de la bibliografía cultural de: quién
selecciona, qué selecciona y por qué selecciona lo que selecciona; que
la bibliografía dice además que no hay una respuesta universal ni
pacífica y que sea cuál sea el mecanismo que se invente, en todo caso
vamos a estar construyendo una herramienta falible, menos mala,
perfeccionable, pero nunca satisfactoria, definitivamente satisfactoria
para todos.
Ese va a ser un objetivo que va a estar
presente a la hora de tomar determinaciones, con una fuerza muy
singular.
Adelante; no leo, no veo.... A ver,
potenciar al Uruguay como centro dinámico y pujante de creación de
cultura, arte y pensamiento de calidad.
Adelante; convertir la cultura en
herramienta jerarquizada y efectiva para la fortaleza democrática, la
construcción de ciudadanía y la cohesión social.
Jerarquizar y promover la preservación y
el disfrute ciudadano del Patrimonio Cultural de la Nación.
Distinguir al Uruguay como un espacio
cultural abierto y con identidad vigorosa en la región y en el mundo.
Adelante; una breve definición de lo que
sería la misión institucional de la Dirección de Cultura en términos de
plan estratégico: promover y coordinar políticas y programas que
contribuyan a potenciar nuestra identidad cultural, alcanzando niveles
de excelencia en cada una de las manifestaciones artísticas y
propendiendo a la más amplia accesibilidad de bienes y servicios
culturales.
Ahora vamos a hacer un breve repaso, y va
a tener que ser necesariamente breve, sobre los proyectos
institucionales a ser ejecutados.
Como decía hoy, cuando decimos a ser
ejecutados quiere decir que en algún caso se comenzará y culminará en el
período; y en otros casos se tratará de dar el puntapié inicial o
disparar acciones que sucesivas generaciones, o futuros Directores de
Cultura o autoridades, puedan proseguir.
Es más algunos de ellos por definición
son proyectos que no acaban nunca, porque uno termina y tiene que volver
a iniciarlo para volver a actualizar.
El primero es la Asamblea Nacional de la
Cultura; esto que estamos desarrollando es la conclusión de un proyecto,
de un proceso muy largo que nos insumió un año de esfuerzo, que yo
evalúo muy positivamente más allá de los documentos sobre los
resultados concretos que emanen de la Asamblea el proceso ya en sí fue
un valor.
El intercambio, el contacto; que la gente
se encontrara, que se conociera, que se visitaran las localidades, que
las capitales departamentales no olvidaran a las ciudades que no son
capitales departamentales; porque es el famoso tema de que el
centralismo no es solo Montevideo - interior, sino que el centralismo se
reproduce al interior de cada uno de los departamentos.
Las iniciativas que se desprenden desde
los conocimientos en las asambleas, se genera un espacio y un ámbito de
intercambio, y luego los proyectos surgen solos.
Río Negro se comunica con Soriano;
Paysandú con Artigas; Salto con... entonces llega un momento que uno lo
que hizo fue disparar, facilitar y hay cosas que empiezan a pasar.
Creo que eso fue un plus, un valor
agregado del proceso Asamblea de la Cultura.
Adelante; lo puse como el primero de los
proyectos porque para nosotros fue un proyecto central a lo largo de
todo el año pasado, y porque estamos llegando a la culminación de una
etapa muy importante.
Dos, fondos concursables para el
desarrollo de las artes y de la cultura. El Presidente hizo alusión en
su intervención a este proyecto. Yo considero que es un proyecto
esencial.
Quiero decir dos cosas. La primera, digamos, que por
supuesto coincido con el Presidente en el sentido de que hay que
celebrar la existencia de un Fondo Nacional para el Desarrollo de la
Cultura y de las Artes en Uruguay, porque no lo había.
Porque desde que hace muchos años el
Uruguay no tiene Fondo Nacional de Cultura; y los países, las naciones
-y no hablo de Europa, no hablo de Estados Unidos, no hablo de Canadá,
hablo de la región- tienen Fondos Nacionales de Cultura.
Este es uno de los capítulos más en donde
el Uruguay está extremadamente rezagado, ¿verdad? Entonces, el Fondo se
generó en la Ley de Presupuesto, pero es mínimo; es mínimo, es
insuficiente. Hay que celebrarlo como un punto de partida y hay que
tener claro que es necesario que ese Fondo crezca y que se desarrolle,
¿verdad?
En algún momento, en el itinerario del
debate de la Ley de Presupuesto, y quiero acá hacer una mención expresa
digamos al papel que jugó la senadora Margarita Percovich, como una gran
trabajadora de la Cultura en el Parlamento; parece importante decirlo,
porque acá una de las cosas que nos queda pendiente para el año que
viene es saber, tenemos varios legisladores presentes en esta asamblea;
necesitamos más diputados y senadores a quienes logremos persuadir del
valor y de la importancia que puede llegar a tener en este país lo que
estamos intentando hacer.
El esfuerzo de Margarita fue titánico,
pero necesitamos más metidos en el tema, más convencidos, y depende de
nosotros; de nadie más que de nosotros y de cada uno de ustedes en lo
que refiere a los diputados departamentales en todo el territorio
nacional.
Hay Fondo concursable, ¡por suerte! Si no
hubiera Fondo concursable, si no hubiera un Fondo de Cultura, a mi
juicio no hay política cultural, no hay política cultural si no existe
Fondo concursable.
Porque pensemos, hasta por antagonismo,
si no hay Fondo concursable –es casi la construcción de una antítesis-
hay limosna discrecional, limosna arbitraria y un país no puede tener
política cultural con limosna arbitraria.
El tercer proyecto, muy importante para
nosotros, es un proyecto de formación, capacitación y animación cultural
en el interior del país. Esto es producto de las recorridas por el
Uruguay, de nuestras setenta y nueve visitas; una de las demandas que se
presentaba con mayor anhelo, con mayor fuerza, en cada una de las
localidades que visitábamos hacía referencia a la formación y a la
capacitación cultural.
Hay avidez, hay necesidad, y hay
desamparo y hay postergación. De modo que este es un proyecto que
nosotros consideramos crucial y estratégico; y también estamos en este
momento conformando lo que sería la puesta en funcionamiento de la
propuesta, que esperamos que pueda estar en funcionamiento en el segundo
semestre del año 2006.
Este sí es un proyecto que podemos estar,
igual que Fondos concursables, ¿verdad?; también tenemos el objetivo de
que la primera edición del Fondo Concursable se ponga en funcionamiento
hacía fines del año 2006.
PALABRAS DEL INTENDENTE DE SALTO,
RAMÓN FONTICIELLA.
INTENDENTE FONTICIELLA: Estamos a la
orden, para con ustedes ayudar a construir el futuro cultural del país.
Habremos quienes por más viejos, como ciudades o como departamentos,
quizás hayamos cosechado más; hay otros que en muy poco tiempo han hecho
unas tareas fenomenales. Pero hay muchos a los que les tiene que llegar
por lo menos una parte de ese trabajo intelectual y práctico que
desarrollan los actores culturales en todo el país.
Porque, sin duda, en la medida en que no
derrotemos algunas barreras que casi nos hacen creer que la incultura es
cultura; si no logramos ver ese mundo verdaderamente cultural; si no
logramos mostrarlo a quienes tienen mayores necesidades de él, en tanto
reciben quizás algunas andanadas de incultura; si nosotros, los que
tenemos el compromiso con la cultura de verdad, no hacemos el tránsito
para mejorar el camino para que todos lleguemos -como decía el
Presidente- hay algunos que pueden quedar, algunos queridos compatriotas
que pueden quedar quizás alejados y confundidos en un mundo consumista,
marquetinero y otras cosas más.
Por eso, a esta bienvenida que los
salteños les queremos dar a todos y desearles que ojalá se sientan por
lo menos como en su casa, le queremos agregar el ferviente deseo de que
más allá de las posiciones de cada sector; más allá de las lógicas y
plausibles intenciones de cada una de las ramas de actividad, todos
podamos tener la apertura, la entrega, la solidaridad y la fraternidad
para ayudarnos a construir ese presente y ese futuro cultural destinado,
sobre todo, a quienes tienen mayores dificultades de llegar.
Que tengan un muy buen trabajo; que a
pesar que este calor que es parte de nuestra vida, ustedes se sientan
felices de estar acá y que cuando retornen nos hayan dejado, a quienes
hoy somos anfitriones, toda la riqueza que ustedes nos traen y se lleven
aunque sea un poquito de nuestra solidaridad y de nuestra felicidad de
tenerlos hoy con nosotros. Muchas gracias por estar. |