COMPROMISO CON LA REGIÓN NO EXCLUYE OTROS PROCESOS
DE INTEGRACIÓN
Tras ratificar la vocación mercosureña de Uruguay,
Vázquez dijo que "el irrenunciable compromiso con la región no es
excluyente de un amplio esquema de interacción del MERCOSUR -todo el
bloque- con otros procesos de integración ni de las relaciones
bilaterales de las naciones soberanas que lo integran, porque el
MERCOSUR, tal como lo concebimos, no es ni una jaula de oro ni un club
con socios clase de primera y segunda categoría".
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez,
realizó una disertación ante los miembros del Consejo Empresarial
Mexicano de Comercio Exterior, donde afirmó que las inversiones y
comercio son, precisamente, factores centrales en la estrategia de
desarrollo productivo sostenible que impulsa el gobierno de la República
que presido".
Luego de señalar que en el mundo actual producir
implica innovar e integrar inteligencia, Vázquez sostuvo que "el
desarrollo ha de ser armónico en términos sociales y ambientales; por
eso es que hablamos de "desarrollo productivo sostenible", el cual
"asumimos no sólo como compromiso de gobierno, sino también como
estrategia de construcción nacional.
En este sentido, agregó que "las naciones son, por
cierto, tradición pero también son proyecto y su construcción es una
tarea de todos los días, es una tarea permanente, colectiva y
democrática".
Tras señalar que "a los uruguayos no nos gusta la
palabra "extranjero", porque "somos un país de inmigrantes pero también
de emigrantes; sabemos lo que es la hospitalidad pues la hemos dado y
también recibido, y en lo que a México refiere somos hermanos y nadie es
extranjero en la casa de su hermano", Vázquez enumeró "nueve elementos
de lo que podríamos denominar el contexto favorable que Uruguay ofrece a
la inversión mexicana", destacando la transparencia y las
transformaciones en que el país se encuentra embarcado, tales como la
reforma impositiva, la reforma del Estado, la reforma del sistema de
salud pública, etcétera.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN EL CONSEJO EMPRESARIAL MEXICANO DE COMERCIO EXTERIOR
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Estimadísimos amigas y amigos
hermanos mexicanos, agradezco al Consejo Empresarial Mexicano de
Comercio Exterior la convocatoria a este encuentro; agradezco también a
todos ustedes la participación en el mismo.
Me acompañan, como ya ha sido marcado, los señores
Ministros de Relaciones Exteriores, don Reinaldo Gargano; de Economía y
Finanzas, contador Danilo Astori; de Industria, Energía y Minería, señor
Jorge Lepra; así como el señor Embajador de la República Oriental del
Uruguay en México, doctor José Ignacio Korzeniak.
Una sola aclaración al principio. Este gobierno, el
actual gobierno de la República Oriental del Uruguay, conciente del
crecimiento del conocimiento, de las ideas, de las propuestas, de los
desafíos que existen en distintas líneas de trabajo para cualquier
gobierno de cualquier país del mundo, trabaja en equipo; es imposible
que una sola persona, una persona, pueda abarcar la totalidad de los
conocimientos aún de una sola disciplina. Valga de ejemplo, más allá de
mi condición que representa para mi un altísimo honor que me otorgaran
los uruguayos de ser Presidente de la República, como médico puedo decir
que es imposible abarcar el conocimiento exhaustivo de todas las
especialidades en esa materia.
Y aún más: en mi propia especialidad la oncología, es
prácticamente imposible abarcar todo el conocimiento en estas ramas de
la medicina moderna.
Si esto es así en un área pequeña comprenderán
ustedes que en un gobierno, que un Presidente pretenda conocer todo,
saber todo, dar respuestas a todas las preguntas que se le presentan
sería de una soberbia ya limitante con una irresponsabilidad.
Por tanto, es que todas estas giras que hace el
gobierno uruguayo, el Presidente de la República va acompañado de los
ministros del ramo al que seguramente se referirán las distintas
preguntas que tengamos en los distintos países.
Hago esta aclaración porque, seguramente, ustedes
tendrán preguntas para plantearnos y , por ejemplo, sería una
irreverencia de mi parte que en temas de economía respondiera quien está
hablando y no lo hiciera el contador Danilo Astori que es quien maneja
la política económica del país.
Pero, a los efectos de estimular un diálogo fluido
durante esta reunión, mi intervención tendrá el carácter de una
introducción que pretendo sea breve y panorámica, sobre algunos asuntos
que estimo de interés considerar en este ámbito.
Amigas y amigos, el Consejo Empresarial Mexicano de
Comercio Exterior tiene, entre otros cometidos, el de promover las
inversiones y el comercio de sus asociados en el contexto internacional.
Inversiones y comercio son, precisamente, factores
centrales en la estrategia de desarrollo productivo sostenible que
impulsa el gobierno de la República que presido.
"¿Por qué razón una estrategia de desarrollo
productivo?", se preguntarán ustedes. Nuestra razón es la siguiente.
En primer lugar, porque el desarrollo es un derecho
de los países y de su gente, que al fin y al cabo son la razón de ser de
los gobiernos.
En segundo lugar, porque, desde nuestro muy modesto
punto de vista, no hay auténtico desarrollo sin producción. Otras
estrategias de desarrollo, al menos en nuestro país, en el Uruguay, han
fracasado y el costo de tal fracaso ha sido altísimo y quienes más han
pagado este fracaso han sido los más humildes.
En tercer lugar, porque en el mundo actual producir
implica innovar e integrar inteligencia. Asimismo, el desarrollo ha de
ser armónico en términos sociales y ambientales. Por eso es que hablamos
de "desarrollo productivo sostenible"
Un desarrollo productivo sostenible que asumimos no
sólo como compromiso de gobierno, sino también como estrategia de
construcción nacional.
Porque las naciones son, por cierto, tradición pero
también son proyecto y su construcción es una tarea de todos los días,
es una tarea permanente, colectiva y democrática.
También se preguntarán ustedes sobre las
características de esta estrategia de desarrollo productivo sostenible.
Muy esquemáticamente enunciadas, son las siguientes:
Uno, Integral, en la medida que interactúa con
otros aspectos; institucional, que obliga a una mejora de la gestión del
Estado; políticos, sociales, culturales, etcétera, de nuestro proyecto
de país.
En segundo lugar, Especializada, porque ningún
país puede producir todo.
En tercer lugar, Calificada e innovadora,
porque en el mundo actual el principal valor de cualquier producto es la
inteligencia incorporada al mismo.
En cuarto lugar, Integradora de grandes, de
medianos y de pequeños emprendimientos.
Quinto, una propuesta con políticas coherentes y
consistentes de inversiones, crédito y endeudamiento interno.
Sexto, que en el corto plazo aproveche al
máximo la capacidad ya instalada en el país, y que en muchos casos está
ociosa o subutilizada.
En séptimo lugar, acompasada a una
redefinición y transformación del Estado, tarea en la que nos
encontramos involucrados en este momento con varias reformas
estructurales y profundas, que el gobierno de la República Oriental del
Uruguay pretende llevar adelante como la reforma impositiva, la reforma
del Estado, la reforma de la Salud Pública, etcétera.
Octavo, que implique la revalorización y
reestructura de los recursos, infraestructura y servicios ya
existentes, y de aquellos que necesariamente habrá que incorporar para
mejorar la competitividad.
Noveno, un proyecto territorialmente equilibrado y
ambientalmente sostenible. El Uruguay ocupa, de acuerdo a los
registros internacionales, el tercer lugar en país que más protege su
medioambiente.
En décimo lugar, Integrador de los distintos
sectores de la sociedad uruguaya.
Y en undécimo lugar, al mismo tiempo integrado a
la región y no solo a la región, sino también integrado al
mundo.
Amigas y amigos, esta estrategia de desarrollo
productivo sostenible que, reitero, también es un proyecto deseable, por
cierto, pero además posible de país, requiere de inversión extranjera.
Ahora bien; "¿qué nos ofrecen?", se preguntarán
ustedes. ¿Qué ofrece el Uruguay al inversor mexicano? Bien. Quiero hacer
una precisión previa a la respuesta a esta pregunta.
A los uruguayos no nos gusta la palabra "extranjero".
Somos un país de inmigrantes pero también de emigrantes; sabemos lo que
es la hospitalidad pues la hemos dado y también recibido. Y en lo que a
México refiere, somos hermanos y nadie es extranjero en la casa de su
hermano.
Hecha esta precisión, enumeraré nueve elementos de lo
que podríamos denominar el contexto favorable que Uruguay ofrece a la
inversión mexicana.
En primer lugar, una muy fuerte y consolidada
estabilidad democrática; fundamental pues nadie hace negocios en un
clima de incertidumbre o arbitrariedad.
Estabilidad democrática que se expresa también en la
cultura de la gente, en los uruguayos, en sus valores y principios de
vida y convivencia.
Y que se expresa además en algo difícil de definir
con palabras, pero no obstante ello, permítanme decirlo así: en Uruguay
los empresarios no necesitan custodias ni vehículos blindados; para
hacer negocios con el Estado uruguayo no hay que apelar a métodos
espurios.
Nadie está libre de corrupción, tampoco nosotros lo
estamos. Pero tratamos de evitarla y cuando no lo logramos, la
combatimos implacablemente.
Si algún inversor mexicano, en algún momento en el
Uruguay , al intentar llevar adelante su empresa, su negocio, su
inversión, encuentra alguna situación irregular del tipo que estamos
hablando no duden en hacérnoslo saber inmediatamente al gobierno que
actuará en consecuencia.
Hay un dicho que utilizamos mucho allá en Uruguay,
que no es muy académico pero creo que grafica medianamente con precisión
lo que queremos decir: en el gobierno actual de la República Oriental
del Uruguay podremos meter la pata, es decir nos podremos equivocar,
pero nadie va a meter la mano en la "lata" y si alguien la mete se la
cortaremos.
En segundo lugar, el Uruguay respeta sus contratos
y cumple sus obligaciones.
Nunca, ni aún en las más difíciles circunstancias,
algunas de ellas actuales, del ahora, de este momento, nuestro país ha
dejado de honrar sus compromisos y este gobierno mantiene esa conducta
histórica del Uruguay.
En tercer lugar, en el Uruguay no hay discriminación
entre inversores uruguayos y no uruguayos. La legislación de nuestro
país garantiza igualdad de tratamiento a las inversiones y existe
también libre repatriación de utilidades.
Cuarto, el Gobierno de la República ha definido y
desarrolla una programación equilibrada y consistente.
En materia de política monetaria ofrecemos
previsibilidad al valor de la moneda por la vía de procurar equilibrar
la creación del dinero con la demanda, controlando la expansión de la
base monetaria, a los efectos de alcanzar un nivel determinado de
inflación. Esta ecuación aplicada en el primer año de gobierno ha tenido
claros resultados que, seguramente, el contado Danilo Astori podrá
ampliar si ustedes lo desean.
En materia de política fiscal nos orientamos a operar
tanto sobre la estructura de los ingresos, como de los gastos del sector
público, a los efectos de garantizar una estructura impositiva más
eficiente y equitativa, y un gasto público más sesgado hacia la
inversión y atención de programas sociales, para nosotros, absolutamente
prioritarios.
En materia de política cambiaria respetamos su razón
de ser, esto es, disminuir la incertidumbre asociada a la evolución del
tipo de cambio.
Los lineamientos de política fiscal y monetaria ya
enunciados son consistentes con un régimen cambiario con mercado de
libre acceso y con un tipo de cambio flotante.
Quinto, Uruguay ofrece regímenes promocionales
en distintas áreas de la actividad productiva que conceden beneficios al
inversor. Básicamente, se trata de exoneraciones fiscales y exenciones
arancelarias para la importación de bienes asociados al proyecto de
inversión.
Hay también oportunidades de asociación entre
empresas públicas y capitales privados para modernizar y dotar de mayor
competitividad a las empresas ya existentes.
Sexto, en el contexto de la estrategia de desarrollo
productivo antes mencionada, el Gobierno de la República desarrolla
políticas dirigidas a sectores productivos específicos, seleccionados
por su importancia para la economía del país; a saber: sistema
agroindustrial; biotecnología; industria del software;
industrias culturales y creativas; industrias turísticas.
A su vez, en cada uno de estos sectores se
identifican áreas también específicas. Por ejemplo, y para citar algunas
comprendidas en el sistema agroindustrial: carne vacuna; lácteos; arroz;
citrus; oleaginosos y aceites; fitoterápicos; forestal/celulosa/madera;
lana/textil/vestimenta; y agro-energía, esta última para nosotros de
vital importancia, y seguramente con una potencialidad enorme de
crecimiento en el futuro.
En séptimo lugar, ofrecemos un Estado en proceso
de transformación para estar más acorde con un proyecto de país en
el cual no es omnipresente, pero tampoco el Estado está ausente.
El Estado para nosotros no es incompatible con el
mercado, y por eso mismo ha de asumir aquellas competencias y
responsabilidades que son intransferibles, aquellas que el mercado por
su propia esencia no puede abordar ni resolver.
En octavo lugar, Uruguay tiene una política
internacional basada en valores y principios, por cierto, pero
también -como cualquier otro país comprometido consigo mismo- en sus
proyectos, derechos e intereses.
Nuestro irrenunciable compromiso con la integración
regional implica "más y mejor MERCOSUR" en términos de fortalecimiento
institucional del mismo; integración energética y de infraestructura;
complementación productiva; unión aduanera; proyección a otros mercados,
etcétera.
Pero ese irrenunciable compromiso con la región no es
excluyente de un amplio esquema de interacción del MERCOSUR -todo el
MERCOSUR- con otros procesos de integración, ni de las relaciones
bilaterales propias de las naciones soberanas que lo integran.
Porque el MERCOSUR, tal como nosotros lo concebimos,
no es ni una jaula de oro. ni un club con socios clase de primera y
segunda categoría.
Como ven, Uruguay ofrece a ustedes, empresarios e
inversores mexicanos, un marco específico adecuado.
Me refiero al Acuerdo Bilateral entre México y
Uruguay para la promoción y protección de inversiones. Acabamos de
aprobar en el Uruguay también un Tratado de Protección Bilateral de
Inversiones entre Uruguay y los Estados Unidos de Norteamérica que,
seguramente, el Congreso americano lo está tratando y que va a estar en
estos días, con el visto bueno del Poder Ejecutivo de los Estados
Unidos.
Pero también con México hay Tratado de Libre
Comercio entre nuestros países vigente desde julio de 2004.
Son formidables instrumentos que, valga la
redundancia, hay que usar pues para eso fueron creados.
Por supuesto que estos acuerdos son corolarios de
largos procesos y de complejas negociaciones, pero más que un punto
de llegada deberían ser un punto de partida.
A tales efectos, y como forma de coadyuvar a la
inversión y al comercio, a nivel del Gobierno uruguayo hemos creado la
Comisión Interministerial para Asuntos de Comercio Exterior integrada
-entre otros- por los tres señores Ministros que me acompañan.
Bien, dichos estos pensamientos generales, quedando a
vuestra disposición para profundizar los mismos y ampliar la discusión
si ustedes lo consideran pertinente, agradezco la benevolencia con que
me han escuchado y, reitero, con los señores Ministros quedamos a
disposición de ustedes para escuchar sus opiniones, responder sus
preguntas, profundizar algunos de los puntos tratados, o abordar otros
que ustedes consideren de interés. Muchas gracias. |