TANTO EL TERRORISMO COMO LA DESIGUALDAD SON
INTOLERABLES
El Presidente Tabaré Vázquez afirmó en Washington,
ante el Consejo Judío Americano, que "tanto el terrorismo como la
desigualdad son intolerables", por lo que "hay que ser implacables con
sus consecuencias y con los responsables de las mismas; pero también hay
que ser implacables con sus causas y asumir responsabilidades ante
ellas".
Al pronunciar un discurso en la reunión anual del
Consejo Judío Americano, cuyo encuentro tuvo lugar este miércoles en el
Hotel Capital Hilton, el Primer Mandatario uruguayo destacó la necesidad
de hablar del futuro, ya que "al hacerlo también es necesario hablar de
sueños, de derechos y de tolerancia", agregando que "sin tolerancia no
hay derechos, sin derechos no hay utopías y sin utopías no hay futuro
pues la vida es apenas la antesala de la muerte".
En este sentido, Vázquez señaló que "esta Conferencia
es una buena ocasión para hacerlo, porque el pueblo judío tiene una
larga historia y tiene también -como todos los pueblos- derecho al
futuro".
"Sé que es difícil reivindicar la utopía cuando están
tan de moda el pesimismo y la irresponsabilidad de conceptos tales como
el fin de la historia", dijo, "pero es necesario hacerlo pues así como
va la humanidad no llegará muy lejos y de esa frustración no se salvará
nadie; en ella no habrá vencedores, todos seremos víctimas".
Vázquez recordó que también es difícil reivindicar la
tolerancia en un contexto mundial castigado por el terrorismo y signado
por la desigualdad.
"En realidad, permítanme decirlo enfáticamente, tanto
el terrorismo como la desigualdad son intolerables. Hay que ser
implacables con sus consecuencias y con los responsables de las mismas.
Pero también hay que ser implacables con sus causas y asumir
responsabilidades ante ellas", dijo.
Tras destacar el valor de la tolerancia como el
reconocimiento al otro, porque es también un mecanismo de ser
reconocidos, el Primer Mandatario sostuvo que "es obvio que quien es
incapaz de tolerar difícilmente resulte tolerado", señalando a la
tolerancia como comprensión del pluralismo y como factor de inclusión
social, de ciudadanía y de democracia.
En estrecha relación con lo anterior, Vázquez se
refirió a los derechos y responsabilidades, y dentro de los derechos,
los derechos humanos.
En este sentido, dijo que "es innecesario resaltar en
este ámbito la importancia de los derechos humanos", porque "pocos
pueblos como el pueblo judío han sufrido tanto y durante tan largo
tiempo el desconocimiento de los mismos", pero enfatizando en la
necesidad que "todos trabajemos en la profundización del campo de los
derechos humanos, basado en el principio de que son universales,
interdependientes, indivisibles e inalienables".
Vázquez sostuvo que si bien la humanidad tiene muchos
y muy graves problemas, "el más grave, el más grave tal vez, es el
problema de quienes se niegan a la palabra, de quienes pretenden
imponerse por la fuerza, de quienes sólo creen en el poder, de quienes
esgrimen la bandera de destrucción de pueblos hermanos".
Para finalizar, Vázquez expresó que aún queda por
realizar una de las tareas más importante: "una tarea que implica
construir la paz como forma de convivencia; la democracia como forma de
gobierno y estado de la sociedad; y la justicia como igualdad no solo
ante la ley, sino también ante la vida. Una tarea con la cual, estoy
seguro, todos los aquí presentes estamos comprometidos".
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN LA REUNIÓN ANUAL DEL CONSEJO JUDÍO AMERICANO, EN EE.UU.
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Amigas y amigos, agradezco
al Comité Judío Americano la oportunidad que me brinda de participar en
su centésima Conferencia Anual que coincide, también, con el centenario
de la fundación del Comité.
En términos históricos un siglo no es demasiado
tiempo, pero es tiempo suficiente para hacer historia. Y desde 1906, el
Comité Judío Americano está participando en la historia no sólo de la
colectividad judía estadounidense, sino también en la historia de este
país, en la historia del pueblo judío y en el devenir de la comunidad
internacional.
Traigo a esta Conferencia el saludo del gobierno y
del pueblo de la República Oriental del Uruguay; un país joven, pequeño
en territorio y población pero grande en valores, en principios y en
cultura.
Grandeza a la cual aportaron miles de judíos
perseguidos por la intolerancia que llegaron a nuestro país y allí
encontraron un lugar donde vivir en paz y hacer realidad sus sueños y
sus derechos.
Amigas y amigos, hace un instante hablé del pasado e
hice referencia a sueños, a derechos y a tolerancia.
Es necesario hablar del futuro y al hacerlo también
es necesario hablar de sueños, de derechos y de tolerancia. Porque sin
tolerancia no hay derechos, sin derechos no hay utopías y sin utopías no
hay futuro pues la vida es apenas la antesala de la muerte.
Creo que esta conferencia es una buena ocasión para
hacerlo, porque el pueblo judío tiene una larga historia y tiene también
-como todos los pueblos- derecho al futuro.
Amigas y amigos, sé que es difícil reivindicar la
utopía cuando están tan de moda el pesimismo y la irresponsabilidad de
conceptos tales como el fin de la historia.
Pero es necesario hacerlo pues así como va la
humanidad no llegará muy lejos. Y de esa frustración no se salvará
nadie; en ella no habrá vencedores, todos seremos víctimas .
Sé además que también es difícil reivindicar la
tolerancia en un contexto mundial castigado por el terrorismo y signado
por la desigualdad.
En realidad, permítanme decirlo enfáticamente, tanto
el terrorismo como la desigualdad son intolerables.
Hay que ser implacables con sus consecuencias y con
los responsables de las mismas.
Pero también hay que ser implacables con sus causas y
asumir responsabilidades ante ellas.
Las sociedades y la comunidad internacional son
sistemas dinámicos. Y en tanto tales, y al igual que el organismo humano
para cumplir sus funciones vitales, necesitan cierto equilibrio
homeostático para funcionar adecuadamente.
Una de las claves de ese equilibrio radica en la
tolerancia.
La tolerancia como reconocimiento al otro, que es
también un mecanismo de ser reconocidos. Es obvio que quien es incapaz
de tolerar difícilmente resulte tolerado.
La tolerancia como comprensión del pluralismo y como
factor de inclusión social, de ciudadanía y de democracia.
En estrecha relación con la anterior, otra de las
claves de ese imprescindible equilibrio homeostático son los derechos,
que son un sistema en sí mismos, un sistema de derechos -valga la
redundancia- y de responsabilidades. Y dentro de los derechos, los
derechos humanos.
Es innecesario resaltar en este ámbito la importancia
de los derechos humanos.
Pocos pueblos como el pueblo judío han sufrido tanto
y durante tan largo tiempo el desconocimiento de los mismos
Lo necesario es que todos trabajemos en la
profundización del campo de los derechos humanos, basado en el principio
de que son universales, interdependientes, indivisibles e inalienables.
Amigas y amigos, la humanidad tiene muchos y muy
graves problemas. Pero el más grave, el más grave tal vez, es el
problema de quienes se niegan a la palabra, de quienes pretenden
imponerse por la fuerza, de quienes sólo creen en el poder, de quienes
esgrimen la bandera de destrucción de pueblos hermanos.
No es un problema nuevo. Nosotros lo conocemos a lo
largo de nuestra vida, en otras oportunidades. Pero también está
presente en "Gorgias", aquel diálogo platónico entre Sócrates y Calicles.
En ese diálogo, Sócrates sostiene que es mejor
padecer una injusticia que cometerla, mientras que Calicles -una especie
de nazi antes de época- sostiene lo contrario y afirma que lo único
bueno y legítimo es la voluntad del fuerte.
A lo largo del diálogo los argumentos de Sócrates
comienzan a convencer a Calicles. Pero éste, cuando se da cuenta de
ello, se niega a seguir dialogando.
Aquel viejo problema aún subsiste y a menudo priva a
la humanidad no solamente de ser racional, sino también de ser
razonables. Es decir, no solamente de adoptar los mejores medios para
obtener los mejores fines, eso al fin y al cabo es la racionalidad, sino
también de considerar al otro como un semejante porque eso es ser
razonables.
Y los resultados de esa auto-privación están a la
vista, y lamentablemente muy marcado en estos últimos días.
Pero, ¿tenemos que resignarnos a ello? No, yo creo
que no.
¿Por qué resignarnos a no ser racionales ni
razonables? ¿Por qué resignarnos a guardar silencio cuando tenemos que
hablar? ¿Qué argumentos racionales y razonables pueden justificar la
intolerancia y la violencia?
Contestar estas preguntas es la tarea que todos
tenemos planteada.
Una tarea que implica construir la paz como forma de
convivencia; la democracia como forma de gobierno y estado de la
sociedad; y la justicia como igualdad no solo ante la ley, sino también
ante la vida.
Una tarea con la cual, estoy seguro, todos los aquí
presentes estamos comprometidos.
Por eso, estoy también seguro que esta centésima
Conferencia Anual del Congreso Judío Americano será un sustantivo aporte
a esa tarea permanente, colectiva, difícil como pocas, pero al mismo
tiempo hermosa como ninguna. Shalom, muchas gracias. |