24/05/06


REIVINDICAN VALOR DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
El Director General de la Administración Nacional de Enseñanza Pública, Luis Yarzábal, denunció hoy “el escaso interés” de los estudiantes universitarios por la ciencia y la tecnología, y propuso una revisión radical de las formas bajo las cuales se imparte en un gran número de centros docentes.

También reivindicó el conocimiento científico como el gran motor de las soluciones que deben llevar al hombre a un combate eficaz contra los severos problemas ambientals que afligen al mundo.

Yarzábal habló en el  acto de inauguración del encuentro "La Reunión Regional de Ciencias y Tecnología, Sociedad y Ciudadanía y Papel de la Educación Científica", que se cumplió en la sede del CODICEN ubicada en la avenida Libertador.

Le acompañaron la Consejera del CODICEN Lilián D’Elía y la representante de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de UNESCO con sede en Santiago, Beatriz Macedo, organismo que coparticipa con las máximas autoridades de la educación pública uruguaya en la organización del seminario.

De este encuentro participan, además, representantes de seis países de América Latina, que analizarán estrategias para viabilizar acceso masivo al conocimiento científico y tecnológico.

La Reunión Regional de Ciencias y Tecnología, Sociedad y Ciudadanía y Papel de la Educación Científica", se extenderá hasta este jueves 25 con la participación de técnicos y educadores de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Perú y Cuba. También se debaten estrategias destinadas a la construcción de programas que posibiliten el masivo acceso de los educandos al conocimiento científico y su inserción en el mundo contemporáneo.

Al dar comienzo al acto de apertura, la Consejera D’Elía señaló que “ofrecer una educación científica a nuestros niños y niñas, a nuestros jóvenes, implica que todos tengan la misma oportunidad de acceder y a aprender las habilidades vinculadas con las formas del trabajo y el pensamiento de la ciencia”.

“Nos empeñaremos en que todos los docentes tengan la formación y el estímulo adecuados para situarse en las exigencias del siglo XXI”, agregó la integrante del CODICEN.

La especialista regional representante de OREALC/UNESCO, Beatriz Macedo, valoró “esta gran oportunidad para continuar con valiosos debates sobre cómo asegurar una ciencia de calidad para todos” y agradeció a las autoridades docentes uruguayas “por permitirnos ser parte de esta instancia de cambio”.

PALABRAS DEL DIRECTOR NACIONAL DE EDUCACIÓN PÚBLICA, LUIS YARZABAL, EN “LA REUNIÓN REGIONAL DE CIENCIAS Y TECNOLOGÍA, SOCIEDAD Y CIUDADANÍA, PAPEL DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA”

YARZÁBAL: Muy buenos días para todos. Quiero decirles que estoy particularmente contento por participar con ustedes en la inauguración de este encuentro, de esta reunión regional. Y lo estoy fundamentalmente porque ocurre en un momento muy especial de la sociedad uruguaya, que es el año en el cual hemos decidido abrir las puertas para discutir entre todos las políticas educativas que debemos llevar adelante en el país.

Es un escenario en el cual la sociedad uruguaya ha sido convocada a manifestarse sobre qué educación quiere para el futuro, sobre para qué educarse, sobre cómo educar y sobre de qué manera educarse.

Este debate es un debate que queremos que tenga un tiempo social que sea el más importante de estos tiempos, un tiempo social en que toda ciudadana y todo ciudadano que quiera participar del debate tenga la posibilidad de hacerlo, y queremos que sea, además de participativo y amplio, democrático. Y además de participativo, amplio y democrático, extendido por todo el territorio nacional, pero que al estar extendido por todo el territorio nacional, se afirme en ese territorio para mirar hacia afuera y para recibir de afuera el viento fresco que le permita continuar andando con las velas hinchadas, en un mar bravío, que sólo se atraviesa con la solidaridad de todos.

Entonces es particularmente estimulante estar aquí rodeado de amigos latinoamericanos. Es particularmente emocionante poderles decir que tenemos con nosotros a Nora Bahamonde, a Bárbara Briscioli y a Héctor Pedrón de Argentina. Que tenemos nosotros a Eduardo Mortimer de Brasil, a Alberto Labarrere de Cuba, a Mario Quintanilla de Chile, a Teresa Salinas del Perú.

Los voy a conocer a todos personalmente, aunque me quede sentado aquí ante mí. Pero es muy lindo que los tengamos para que nos traigan ese viento fresco que viene de sus esfuerzos en cada uno de sus países y de sus comunidades para llevar adelante una de las misiones fundamentales del educador del siglo XXI, que es la de contribuir a la enseñanza de las ciencias. Y no puede haber un cambio, una transformación educativa sin que, a la vez, abordemos un cambio en la manera de enseñar las ciencias.

Yo he tenido poco tiempo para elaborar algunas reflexiones para discutir con ustedes y me preocupa que puedan no ser reflexiones de enjundia, porque resulta que estando aquí llamados por la actividad administrativa de todos los días, el tiempo que nos queda para ser educadores, el tiempo que nos queda para volver a ser investigadores y el tiempo que nos queda para ser comunicadores es muy reducido, pero de todas maneras lo que sí quiero hacer es pronunciar un diálogo con ustedes sobre cosas que me preocupan y que me gustaría que me discutieran en el seminario y que me gustaría que terminaran en recomendaciones para que nosotros podamos incluirlas en el Debate Educativo y en la transformación del modelo educativo que vamos a llevar adelante en el país.

A mí me parece interesante que por lo menos se analice en el transcurso del seminario, la enseñanza de las ciencias desde la perspectiva “Ciencia, Tecnología y Sociedad”  o “Proyecto CTS” que sea incubado y desarrollado en los dos continentes -el americano y el europeo- que en el americano tenía un enfoque más pragmático y político y que en el europeo ha tenido un enfoque más académico, pero que en todo caso nos ayuda con previsiones y aspiraciones sobre cuál es el papel que la Ciencia y la Tecnología deben tener en la sociedad y sobre cuál es el papel de la enseñanza de las ciencias para que se facilite el encuentro entre los elementos positivos, científicos y tecnológicos y el desarrollo humano sostenible.

Yo creo que no podemos concebir el papel de las interacciones entre la ciencia, y la tecnología y la sociedad sin partir de un enfoque global, un enfoque global y globalizante, que nos lleve a reflexionar al principio que una cosa, como decía Hudson, es aprender ciencias, es decir, adquirir el conocimiento conceptual y teórico, otra es aprender acerca de la ciencia, es decir, desarrollar cierta comprensión de la naturaleza de la ciencia y sus métodos y sus complejas interacciones con la sociedad y otra cosa es hacer ciencia, es decir, implicarse en tareas de indagación científica adquiriendo dominio en el tratamiento de los problemas.

Me parece que esto es fundamental para comenzar a debatir sobre la enseñanza de las ciencias, porque si no, entramaos en un terreno confuso en el cual no logramos avances significativos..

Ahora el futuro de la dimensión “ciencia, tecnología y sociedad”, que es el proyecto que se está llevando adelante a nivel curricular en muchos ámbitos educativos de América y de Europa, tiene que ser analizado en la perspectiva de la alfabetización científico - tecnológica de nuestras sociedades.

Una alfabetización científico - tecnológica que a mi juicio debe ser multidimensional y que debe recoger esa aspiración que señalaba Lilián de Elía  cuando comenzó su exposición en el sentido de que se vuelva esencial para la educación de todas y todos los ciudadanos. Pero que también -y esto me parece muy importante- se vuelva esencial para la formación de los futuros científicos. Que los futuros científicos se afirmen en el conocimiento de las interacciones ente ciencia, tecnología y sociedad, cuando comienzan a despegar con sus investigaciones y sus actividades diarias.

Me costó bastante encontrar una definición para proponerles de lo que pudiera ser la alfabetización científica  que buscamos. Me parece que la más cercana que tuve, en estos pocos minutos en los cuales revisé la bibliografía, es la que articuló Balbi en 1997 y que se dirige a desarrollar perspectivas de la ciencia y la tecnología que incluyan la historia de las ideas científicas, la naturaleza de la ciencia y la tecnología y el papel de ambas en la vida personal y social.

Eso es, a mi juicio, un aporte muy multidimensional de la alfabetización científica. Y esa alfabetización científica, para mí, debe implicar el compromiso y la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones en torno a los problemas de interacción, ciencia, tecnología y sociedad.

Todo esto desde una apreciación global de la ciencia, y todo esto afirmado en una transformación de la imagen pública sobre la ciencia y la tecnología, un asunto que me parece particularmente importante en nuestro papel de educadores.

No tenemos solamente que quejarnos de la mala imagen pública de la ciencia y la tecnología. Tenemos que contribuir a transformarla; este es nuestro rol. Es difícil lograr la alfabetización científica de nuestras muchachas y de nuestros muchachos si no despertamos en ellos interés. Cuando nosotros leemos la distribución de la matrícula en la Universidad de la República -la única universidad pública que hay en el país- nos damos cuenta de que el interés por las áreas científicas y tecnológicas es muy escaso. Hay desinterés, hay en realidad una cierta “huída” desde las áreas científicas y tecnológicas hacia las humanidades y las letras: digámoslo así por ahora, para comenzar el diálogo. Hay un escaso interés de los estudiantes hacia la ciencia además de que hay una imagen crecientemente negativa de la ciencia en la sociedad. Es difícil determinar cuáles son las causas de ese desinterés. A mí me parece que debemos pensar en uno que nos interpela directamente, que es la manera cómo los docentes enseñamos las ciencias y las tecnologías. A mí me parece que los jóvenes lo ven como algo abstracto y puramente formal, como algo aburrido y poco interesante. Me parece -es una hipótesis de trabajo- estoy seguro de que entre ustedes hay quienes podrán examinar esta hipótesis y ver si es así o si está equivocada. Además creo que la ciencia se enseña descontextualizándola, sacándola de su entorno y al sacarla de su entorno naturalmente se vuelve menos interesante. También hay un problema de escasos recursos, de escasos recursos pedagógicos, escasos recursos didácticos, escasos recursos para la experimentación, escasos recursos para la diversión. Eso tiene que ser corregido y tenemos que encontrar la manera más ingeniosa y eficiente de corregirlo.

Ahora, lo que me preocupa sobre todo de este desinterés es que estos ciudadanos y ciudadanas que se están educando con nosotros son los que van a formar la opinión pública. No tan mañana, sino tal vez hoy mismo al llegar a sus casas e interactuar con sus padres, al llegar a sus comunidades e interactuar con sus amigos y entonces, al ir perdiendo interés, al ir valorando negativamente las ciencias y las tecnologías, se van acercando los fundamentalismos, se van acercando los dogmatismos, van constituyendo sectas y van aumentando el contingente marginado de nuestra sociedad.

Es cierto que tenemos que luchar contra la imagen neutra de la ciencia. Es cierto que la neutralidad puede interpretarse como sometimiento a intereses particulares. Es cierto que esto puede provocar desbalances, desequilibrios en el medio ambiente, en el entorno de las personas y en ellas mismas. Pero es cierto, también, que difícilmente hubiéramos descubierto el agujero de ozono si no hubiéramos aplicado conocimientos científicos para analizar el problema.

Las nuevas tecnologías son agresivas. Las nuevas tecnologías son destructoras, pero las nuevas tecnologías, por ejemplo, en el ámbito de la computación, reducen notablemente el gasto de energía y reducen considerablemente el impacto de las acciones humanas sobre el medio ambiente. Y este es nada más que un ejemplo de los muchos, de los muchísimos que puedan ustedes agregar para destacar el valor social de la ciencia.

Además a mí me parece que hay que insistir bastante en que son sólo científicos y tecnológicos los problemas que provocan deterioro en el medio ambiente y en las sociedades. ¿No tiene que ver con ello el consumismo? ¿No tiene que ver con ello el modelo de desarrollo que estamos construyendo? Me parece que tenemos que preguntarnos en qué mundo queremos vivir, qué mundo queremos dejar a nuestros descendientes y también, cómo debemos comportarnos en tanto consumidores y que esto también tiene impactos deletéreos.

Creo que en la enseñanza de las ciencias debe propenderse a la atención de los problemas del futuro. Los organismos de las Naciones Unidas a partir de conferencias internacionales, de encuentros, de reuniones múltiples, han hecho llamamientos -que aún persisten- para que los educadores de todas las materias y de todos los niveles contribuyamos a que los ciudadanos y ciudadanas adquieran una correcta percepción de los problemas y desafíos a lo que se enfrenta la vida en nuestro planeta.

Hasta la segunda mitad del siglo XX nuestro planeta parecía inmenso, prácticamente sin límites y los efectos de las actividades humanas quedaban compartimentados.

Pero esos compartimientos se están rompiendo, se están diluyendo, se están disolviendo y el efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, etcétera, han adquirido un carácter global que está convirtiendo la situación del mundo en centro de preocupación. El programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y una organización como World Watch nos están proporcionando, día a día, una visión bastante sombría pero que yo creo que está bien fundada, del estado del mundo, en la conferencia de Río que culminó en la adopción de la Agenda XXI. Se reclamó explícitamente a todos los educadores, cualquiera fuera su campo específico de trabajo, que contribuyeran a hacer posible la participación ciudadana en la búsqueda de soluciones a estos problemas. A pesar de tantos llamamientos, a pesar de tantas resoluciones, a pesar de tantas agendas, la atención que se le presta desde los sistemas educativos a los problemas del mundo sigue siendo escasa si la medimos por la investigación en didáctica de las ciencia y si las medimos por la formación de los docentes en la enseñanza de las ciencias.

Una serie de autores se ha puesto de acuerdo para presentar un panorama resumido en cuatro puntos, que creo que es la enseñanza de la ciencia debe abordar. Primero, poner fin a un crecimiento agresivo con el medio ambiente. Segundo, considerar las causas del crecimiento no sostenible. Tercero, adoptar medidas positivas en los ámbitos tecnológico, educativo y político que apunten a poner fin a los actuales problemas y a sentar las bases de un desarrollo verdaderamente sostenible. Y cuarto –y me parece esto particularmente importante y la ANEP lo tomó así- universalizar y ampliar los derechos humanos porque es a través de la universalización, la ampliación y el ejercicio permanente de todos los derechos humanos, de todas las generaciones presentes y las que vendrán, que esto podrá entre todos llevarse adelante.

Los problemas ambientales y de desarrollo no son debidos exclusivamente a factores físicos e ideológicos -decía Daniela Tillbury,  y yo creo que con mucha precisión- que hay que comprender además, y sobre todo, el papel jugado por los factores estéticos, sociales, económicos, políticos, históricos y culturales en el agravamiento de estos problemas que en general son atribuidos a la ciencia y a la tecnología solamente.

La educación científica no formal puede ayudarnos y de hecho creo que nos está ayudando. Ha habido una corriente orientada a abrir la escuela hacia el exterior, a organizar visitas a museos, a exposiciones temporales, centros en los que se ofrecen prácticas científicas, centros de investigación y nosotros en este momento estamos en la semana en la cual esta apertura se está concretando y es muy valioso lo que se está haciendo.

Está participando también, a su manera, la televisión y también a su manera el cine. Ahora: me parece que desgraciadamente las imágenes que se usan tanto en las exposiciones, en los museos, en la televisión y en el cine no aportan mucho a la alfabetización de las sociedades. Me parece que algo pasa que hay que  detectar y modificar. El papel de la educación no formal debiera dedicarse, a mi juicio, o destinarse a despertar interés por la ciencia. Por ahora, eso no está pasando.

De todos modos, creo que hay que insistir en los dos ámbitos educativos: el ámbito formal y el ámbito informal y creo que apuntan ya a esfuerzos de interacción entre la sociedad y sus museos como el del Parque de L’Adilette, en París, cuando organizó el jardín planetario bajo la consigna de reconciliar al hombre y la naturaleza. Hay por allí un sendero a recorrer.

Quiero finalizar, porque ya he usado bastante el tiempo de ustedes, pero antes de hacerlo quiero señalar que a mi juicio es importante vincular la dimensión Ciencia, Tecnología y Sociedad con la historia de la ciencia. De la historia creo que se pueden extraer los problemas más significativos y poner al alumnado en situación de abordarlos, mostrar la existencia de grandes crisis en el desarrollo de las ciencias, resaltar el carácter hipotético, tentativo de la ciencia y las imitaciones de las teorías, los problemas de frontera y los pendientes de solución.

Presentando a los alumnos, maestros que tenemos enfrente, porque estamos en un proceso de enseñanza - aprendizaje y cada vez los niños y los jóvenes tienen más para enseñarnos a nosotros, mostrándoles a ellos y a nosotros la aventura de la creación científica, que si es presentada como aventura despierta el interés y si despierta el interés pasa a ser de los otros, que es lo que a mi juicio me parece más importante: que el conocimiento de la ciencia y la tecnología no sea tanto de los docentes, como los otros; que no sea tanto y solamente de los científicos como de los otros. Así contribuiremos a formar ciudadanía democrática y responsable. Así lo pienso yo.

Les deseo mucho éxito, deseo que trabajen de la manera más cómoda posible y si no lo hacen que nos avisen para que tratemos de corregir la situación. Que este seminario se transforme en una aventura. 

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