BONOMI EXPUSO ANTE LA OIT POLÍTICA DEL GOBIERNO
URUGUAYO
"Hace un año apostamos al diálogo social para
emprender otra forma de distribución; ahora seguiremos apostando al
diálogo social para emprender el desarrollo productivo y social de
nuestro país", dijo en Ginebra el Ministro Bonomi durante su
intervención en la Conferencia Anual de la OIT, donde exhibió los logros
alcanzados por el actual gobierno.
En este sentido, el titular de Trabajo y Seguridad
Social explicó que "el año pasado afirmábamos que, a tres meses de haber
asumido el gobierno, ya habíamos convocado a la Negociación Colectiva de
los empleados públicos, a los Consejos de Salarios, tripartitos, de la
actividad privada y, por primera vez en la historia del Uruguay, los
Consejos de Salarios de los trabajadores rurales".
Al respecto, agregó que en los primeros seis meses se
produjo un aumento del salario real promedio del 4,7 por ciento, y en
los meses que están corriendo durante el 2006 se está produciendo otro
aumento que no será menor al 3 por ciento.
Bonomi señaló que estos aumentos del salario real
promedio se verificaron como consecuencia de haber alcanzado 176
convenios sectoriales, en la totalidad de las ramas laborales. De estos
convenios, 164 se celebraron por consenso, y solamente en 12 hubo que
votar para alcanzar una mayoría que hicieran posible los acuerdos.
Recordó que desde el primer momento "convocamos a la
negociación colectiva y al diálogo social tripartito como una condición
necesaria para encarar una nueva forma de distribución, agregando que se
trata como una forma de subrayar que, si hay crecimiento económico, este
no lleva por sí solo a una mejora de la distribución, sino que requiere
que se acompañe, expresamente, por políticas redistributivas,
entendiendo por ellas a aquellas políticas que llevan al aumento del
empleo y al aumento de los salarios, especialmente los más sumergidos.
"Pero también convocamos al diálogo social tripartito
como condición necesaria para emprender el desarrollo productivo y
social de nuestro país: el crecimiento con aumento del trabajo nacional
y aumento del ingreso de las familias uruguayas",dijo.
PALABRAS DEL MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL,
EDUARDO BONOMI, EN LA CONFERENCIA ANUAL DE LA OIT EN GINEBRA
MINISTRO BONOMI: Señor Presidente, Señor Director
General, Señoras ministras y señores ministros, Señores delegados y
señoras delegadas:
Yo querría, en esta intervención, relacionar los
temas de nuestra agenda con los procesos que estamos llevando adelante
en Uruguay.
El año pasado afirmábamos que, a tres meses de haber
asumido el gobierno, ya habíamos convocado a la Negociación Colectiva de
los empleados públicos, a los Consejos de Salarios, tripartitos, de la
actividad privada y, por primera vez en la historia del Uruguay, los
Consejos de Salarios de los trabajadores rurales.
En los primeros 6 meses se produjo un aumento del
salario real promedio del 4,7 por ciento, y en los meses que están
corriendo se está produciendo otro aumento que no será menor al 3 por
ciento.
Estos aumentos del salario real promedio se
verificaron como consecuencia de haber alcanzado 176 convenios
sectoriales, en la totalidad de las ramas laborales. De estos convenios,
164 se celebraron por consenso, y solamente en 12 hubo que votar para
alcanzar una mayoría que hicieran posible los acuerdos.
Mientras funcionaban los Consejos de Salarios, se
debatió y se aprobó una Ley de Fueros Sindicales, en la que se
estableció la posibilidad de reinstalar en su lugar de trabajo a los
despedidos por razones sindicales. Esta reinstalación tiene que ser
resuelta por la vía judicial, y se prevé una vía rápida, para los
dirigentes de primera línea, y una vía más lenta para el conjunto de los
afiliados a los sindicatos. Pero en ambos casos, de producirse la
reinstalación, tendrán que pagarse los salarios caídos mientras se
solventaba el juicio laboral.
Durante la discusión de esta ley hubo un debate entre
empleadores, trabajadores y gobierno, entre oposición política y
legisladores del gobierno.
En medio de la discusión, como forma de apoyar los
argumentos en contra de la aprobación, se sostenía que los fueros
-extendidos a todos los militantes sindicales- iban a ser causa de un
aumento del desempleo aun mayor del que existía en ese momento: 12, 9
por ciento.
A 6 ó 7 meses, el desempleo bajó al 12 por ciento, y
el mayor aumento del empleo, en la actividad privada, se produjo en las
ramas de trabajo en que hubo mayor aumento salarial. Ello no quiere
decir que aumento de salarios y disminución del desempleo tengan una
relación vinculante. Pero sí quiere decir que ni la aprobación de los
fueros ni el aumento del salario obstaculizaron el aumento del empleo.
El aumento del empleo, el empleo decente, no puede
estar vinculado a la rebaja salarial, al deterioro de las condiciones
laborales ni a dejar de lado los derechos y las libertades sindicales.
En segundo lugar, querría establecer que desde el
primer momento convocamos a la negociación colectiva y al diálogo social
tripartito como una condición necesaria para encarar una nueva forma de
distribución. Como una forma de subrayar que, si hay crecimiento
económico, este no lleva por sí solo a una mejora de la distribución.
Requiere que se acompañe, expresamente, por políticas redistributivas,
entendiendo por ellas a aquellas políticas que llevan al aumento del
empleo y al aumento de los salarios, especialmente los más sumergidos.
Pero también convocamos al diálogo social tripartito
como condición necesaria para emprender el desarrollo productivo y
social de nuestro país: el crecimiento con aumento del trabajo nacional
y aumento del ingreso de las familias uruguayas.
Entendemos el tripartismo como una forma de encausar
las contradicciones laborales y sociales. Ni el gobierno progresista ni
el tripartismo garantizan ausencias de conflictos: sólo pueden ayudar a
establecer nuevas formas de resolverlos. La negociación, en ese marco,
no es idílica ni demasiado cómoda, pero a la larga es la mejor forma de
darle a la contradicción y el conflicto un cauce positivo y en línea con
el desarrollo productivo del país.
Hace pocos meses, nuestro gobierno presentó ante
empresarios y trabajadores, cooperativistas y microempresarios, un plan
de desarrollo productivo y social del Uruguay. Lo llamamos Uruguay
Productivo y, luego de la presentación, se le encomendó al Ministerio de
Economía y Finanzas y el Ministerio de Trabajo, juntos, la convocatoria
al Compromiso Nacional por el Empleo, los Ingresos y las
Responsabilidades, integrado por distintos sectores sociales de nuestro
país, junto a las Universidades pública y privadas, a los efectos de
discutir el plan y rehacerlo de acuerdo a las iniciativas y propuestas
presentadas por los trabajadores y los empresarios.
Al MTSS se le encomendó elaborar propuestas
tendientes a:
1- recuperación de activos ociosos
2- fortalecer las relaciones de trabajo y mejorar la
calidad del empleo
3- desarrollar la formación y capacitación para el
trabajo
El Uruguay productivo se apoya en la idea de que
crecimiento tiene que ser acompañado, desde el principio y al mismo
tiempo, por políticas redistributivas que vinculen la producción con el
desarrollo del empleo, la industrialización con la calidad del trabajo,
el aumento del empleo con la formalización del mismo.
En 2004, último año del gobierno anterior, en Uruguay
hubo un crecimiento del PBI del 12, 3 por ciento. Tuvo la virtud de
evitar que, en cinco años, el PBI cayera a menos de la mitad. En efecto:
en el año 2000, el PBI estaba en 23 mil millones de dólares,
aproximadamente; en 2004, a pesar del crecimiento mencionado, el PBI
cayó a 12 mil 500 millones.
En esas condiciones, con una deuda externa que era el
110 por ciento del PBI, nos tocó gobernar.
El crecimiento de 2004 fue acompañado por un
crecimiento del empleo en la actividad privada del 6,5 por ciento. Cada
punto de PBI significó un crecimiento del empleo de 0, 52 por ciento.
En 2005, primer año de nuestro gobierno, el PBI
creció 6, 6 por ciento, y el empleo, en la actividad privada, 5, 5 por
ciento. Cada punto de PBI, acompañado de otras medidas distributivas,
produjo un 0,83 por ciento de crecimiento del empleo.
En un país con 3 millones de habitantes y una
población económicamente activa de alrededor de 1 millon 300 mil
personas, la afiliación a la Seguridad Social, en un año, fue superior a
160 mil personas, alcanzándose 1 millon 130 mil afiliados a la seguridad
social.
Lo tenemos que entender como un aumento de la
formalidad del trabajo: un aumento del trabajo decente.
El empleo sólo creció algo más del 2 por ciento. Pero
la afiliación a la seguridad social, la formalización del trabajo,
mejoró más del 13 por ciento.
Para terminar, quiero decir que nosotros vamos a
seguir trabajando para el desarrollo productivo y social de nuestro
país, vamos a seguir usando el instrumento democrático que significa el
diálogo social, la negociación colectiva y la ampliación de la
participación de distintos sectores sociales de nuestro país. Pero no
quiero dejar pasar esta ocasión sin presentar una de las dificultades
que tenemos, y que creo que deben tener los países que soportaron la
crisis de principios del año 2000. Esa crisis que significó el cierre de
empresas industriales y comerciales, el abandono de la tierra y la
pérdida de innumerables puestos y fuentes de trabajo.
La crisis dejó sus secuelas y hoy, para tratar de
comenzar el desarrollo productivo, nos encontramos que, de acuerdo a las
normas de Basilea 2, instrumentadas por nuestro Banco Central, la mayor
parte de los que tienen planes y propuestas adecuadas para el
crecimiento y el desarrollo –empresarios, cooperativistas,
microempresarios y productores agropecuarios- no son considerados
sujetos de crédito y no acceden a la financiación necesaria para
producir y crear trabajo nacional.
Hoy se considera que las políticas económicas
impulsadas, sugeridas o recomendadas por distintos organismos
internacionales no fueron adecuadas. Fracasó la teoría del derrame y
ahora se recomienda otra cosa. Pero los organismos que pautan la
actividad financiera establecen criterios que dejan sin asunto a los que
padecieron la crisis provocada por las políticas económicas que se
llevaron adelante.
Finalmente, hace un año apostamos al diálogo social
para emprender otra forma de distribución. Ahora vamos a seguir
apostando al diálogo social para emprender el desarrollo productivo y
social de nuestro país.
Muchas gracias. |