18/07/06


HOY SE REAFIRMA LA FUERZA DE LA RAZÓN FRENTE A LA RAZÓN DE LA FUERZA
El Ministro Arana subrayó que hay que reiterar lo que la democracia uruguaya ha sustentado siempre y hoy reafirma "que es la Fuerza de la Razón frente a la Razón de la Fuerza, apostando a la negociación y al diálogo respetuoso y sereno, capaz de obtener objetivos concluyentes".

Con la presencia del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, el Ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Mariano Arana, en representación del Poder Ejecutivo hizo uso de la palabra en el acto conmemorativo del 176º aniversario de la Jura de la Constitución.

En el acto se hicieron presentes, autoridades nacionales, departamentales, autoridades del Cuerpo Diplomático y religiosos.

PALABRAS DEL MINISTRO DE VIVIENDA, ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y MEDIO AMBIENTE, MARIANA ARANA.

MINISTRO ARANA: Señor Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez; autoridades nacionales; departamentales; militares; policiales y religiosos. Señores miembros del Cuerpo Diplomático. Compatriotas.

Año a año, gobernantes y ciudadanos nos reunimos en este día y en este sitio emblemático, no para cumplir tan sólo con la formalidad de un ritual, sino para interpelarnos individual y colectivamente sobre el sentido esencial de la fecha que hoy y aquí nos convoca.

Ha sido nuestra voluntad permanente, tender puentes entre la actualidad y el pasado.

Entre memoria y presente.

De seguro, en algún momento, todos nosotros hemos tratado de imaginar qué habrán sentido aquellos hombres, mujeres y niños, que se reunieron para jurar fidelidad a la primera Carta Magna del país y dar nacimiento así a algo nuevo, inequívocamente nuevo.

¿Habrán tenido cabal conciencia del hecho del que fueron protagonistas?

¿Habrán sospechado siquiera que 176 años más tarde estaríamos convocados para recordarlos y rendirles el agradecido homenaje de la nación, por haber expresado una clara voluntad de soberanía y de afirmación republicana, que ciertamente selló nuestro destino compartido?

La vocación de reconstituir simbólicamente, ciertos sucesos relevantes del pasado, materializando en una sola imagen el tiempo individual y el tiempo histórico de la colectividad, es la que inspiró a Blanes Viale, el gran pintor uruguayo, al realizar su monumental "Jura de la Constitución".

Invención creadora que nos remite a ese acontecimiento trascendente de nuestra gesta nacional.

A través del arte, aquél pasado distante y de imposible recreación, matrizó en el inconsciente colectivo, la formalización perdurable de tan relevante fecha.

Pero más allá de aquella voluntad de tender puentes entre la actualidad y el ayer y subrayar la desafiante dimensión ética de la memoria, el conocimiento y la comprensión profunda de la historia nos importa, por sobre todo, en tanto reto para enfrentar responsablemente el presente y nuestro inmediato futuro.

A pesar de sus errores, de sus vacíos, de su carácter conservador, -consignaba Pablo Blanco Acevedo hacia 1939 - "aquellos gestores de 1829 y 1830 dieron forma escrita al derecho, a los principios de gobierno, consagrando libertades indiscutibles e inconmovibles, en la conciencia de los hombres"

17 años más tarde, el profesor Juan Pivel Devoto, señalaba que el primer texto constitucional "podrá no haber reflejado enteramente nuestra realidad, pero sin duda, revistió para los orientales, las características de un símbolo. Los Constituyentes – sostenía todavía Pivel – supieron rodear la obra de 1830, de un sentimiento casi místico que convirtió aquella Carta en algo sagrado a los ojos de los pueblos".

A pesar de las sucesivas modificaciones democráticamente adoptadas y de los quebrantos institucionales provocados por el oscurantismo autoritario, se mantuvieron sin embargo inconmovibles algunos principios básicos, hondamente arraigados en la colectividad nacional.

Hoy, debe ser compromiso de todos encarnar en los hechos, lo que las normas legales en vigencia y el texto constitucional consignan:

El derecho a la vida.

El derecho a la educación, al trabajo, a la vivienda digna y a un medio ambiente saludable.

El derecho a la libertad de pensamiento.

El derecho a la soberanía y la autodeterminación.

El derecho compatriotas, a la libre circulación dentro y fuera de fronteras –derecho que como es sabido, debemos reivindicar día a día.

Y también:

El respeto a las normas del Derecho Internacional.

La defensa de la diversidad, rechazando toda forma de exclusión y discriminación por raza, nacionalidad, creencias o las más variadas opciones personales; rechazando igualmente toda forma de xenofobia, de intolerancia, de irracionalidad y de violencia oficial o encubierta.

Al respecto, no puedo soslayar compatriotas, que hace 12 años en una mañana gélida en este mismo enclave urbano de nuestra Ciudad Vieja y en ocasión de la misma celebración que hoy nos reúne, supimos entre incrédulos e indignados, del infame atentado a la AMIA, perpetrado en la hermana República Argentina.

No puedo soslayar además a los cientos de víctimas inocentes de confrontaciones que en este mismo instante, hieren la conciencia democrática del planeta.

Y tampoco puedo soslayar la brutal agresión contra ciudadanos indefensos que apenas hace una semana atrás, enlutó al pueblo y al gobierno de la India, como producto, un nuevo producto del fanatismo terrorista.

Este, nuestro gobierno, rechaza enfáticamente los "asesinatos selectivos" y las "guerras preventivas", síntoma de intransigencia y de barbarie y afirma, si acaso, la "Paz Preventiva", señal de amplitud, de pluralidad y de esperanza.

El Gobierno de la República ha hecho público un llamado al cese inmediato de las hostilidades en el Medio Oriente, cuyas víctimas son fundamentalmente civiles y a la negociación de la paz bajo el control de las Naciones Unidas.

Reiterémoslo compatriotas: la democracia uruguaya ha sustentado siempre y hoy reafirma la Fuerza de la Razón frente a la Razón de la Fuerza, apostando al diálogo respetuoso y sereno, capaz de obtener objetivos confluyentes.

En ésta nuestra democracia recuperada, convocamos a todos, absolutamente a todos sin exclusión alguna, a reafirmar el mandato constitucional y el ideario artiguista de una patria libre, próspera y soberana, deseosa de priorizar al más desvalido y avanzar en el desafío siempre vigente de una integración regional de pueblos y de naciones, en procura de una sociedad cada vez más integrada y cada vez más justa y solidaria.

Gracias

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