27/07/06


VÁZQUEZ CONVOCÓ A DEBATE SOBRE LOS MEDIOS EN DEMOCRACIA
"El compromiso del periodismo con la independencia, la verdad y la ciudadanía son insustituibles debido a la estrecha relación que existe entre la política, la democracia, los medios de comunicación y los periodistas con estos postulados", dijo Vázquez, en el Círculo de la Prensa del Uruguay.

En ese sentido, expresó que "este camino permite la construcción de una relación, difícil, compleja pero que no debe estar signada por la dramatización".

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, expresó que "el oficio del periodista es sustancial para la democracia".

Vázquez sostuvo que la independencia no es neutralidad sino conciencia de la función social de los medios y la responsabilidad de los comunicadores, precisando que "la verdad no debe ser confundida con verdades oficiales, reveladas, infalibles, ni quedar prisionera de la sacralización de una primicia por encima de todo y a cualquier precio".

Como ejemplo, el Presidente citó el "caso Watergate", que terminó con la renuncia de Richard Nixon, caso emblemático de investigación periodística y del Washington POST, por su papel en el correcto manejo de las fuentes para conocer la verdad, el apoyo brindado a sus periodistas y la forma en la que resistió como empresa los intereses menores y las presiones mayores.

El Mandatario instó a respetar y tomar en cuenta a los ciudadanos y a no etiquetarlos "como el individuo que no se interesa en los asuntos públicos" y evitar así, que las noticias caigan en la categoría de "reality show".

Durante su alocución, el Presidente, recordó que la prensa es un ámbito donde debe regir la libertad de pensamiento, de expresión y el derecho a la información, pero al mismo tiempo alertó sobre ciertas tendencias proclives a las desviaciones cuando existen prácticas autoritarias cuyo empeño es mentir sobre la realidad o caer en un bombardeo propagandístico.

Por último, Vázquez dijo que aceptando que la información "sea un buen negocio y nada más", hay que asumir que los buenos negocios no tienen por qué "ser turbios, ni mentirosos, ni verdaderos a medias, ni democráticos a desgano, ni culturalmente decadentes" y resaltó que el papel a cumplir por los medios de comunicación, los periodistas y el Gobierno es contribuir a la paz, a la libertad, a la tolerancia, y a la democracia en el desarrollo y la solidaridad.

En este marco el Presidente de la República fue distinguido con el título de Presidente Honorario del Círculo de Periodistas, en el marco de la entrega anual de los Premios Nacionales de Periodismo José Enrique Rodó.

En esta jornada el Circulo de la Prensa del Uruguay firmó dos importantes convenios: uno de Cooperación Académica y Profesional con la Universidad Argentina John F. Kennedy, y otro de Cooperación de la Organización de los Estados Americanos-Grupo de Becarios de las Américas, con el objetivo de otorgar becas para seminarios de perfeccionamiento profesional para periodistas uruguayos.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN EL CÍRCULO DE LA PRENSA DEL URUGUAY

Señor Intendente Municipal de Montevideo, doctor Ricardo Ehrlich; señor Presidente del Círculo de la Prensa del Uruguay, licenciado Edmundo Sosa Saravia; Autoridades y socios de esta prestigiosa y casi centenaria Institución; señor Secretario General de ALADI, doctor Didier Opertti; Autoridades nacionales y departamentales; señores Legisladores; señoras y señores periodistas aquí presentes; amigas y amigos:

Gracias por invitarme a participar en este acto con el cual anualmente el Círculo de Periodistas del Uruguay evoca el aniversario del nacimiento de su fundador, don José Enrique Rodó, y reconoce a quienes han cumplido o cumplen una labor destacada en el periodismo nacional.

Felicitaciones a los medios de comunicación, a los comunicadores y otras personalidades que en este mismo acto recibirán distinciones y premios que expresan un reconocimiento al que adhiero y, en el caso de Andrés Lerena, Fernando Baccaro y Horacio Scheck, un recuerdo al cual me sumo.

Naturalmente; también agradezco el título de Presidente de Honor con el cual el Círculo de Periodistas me ha honrado.

Otra vez y desde la razón y el corazón: muchas gracias.

Por la jerarquía de esta casa, por la importancia que tiene esta institución, por los valores que encierra, por el respeto que me merece creo además que esta puede ser una circunstancia adecuada para comenzar a reflexionar juntos sobre un tema tan importante y apasionante como es la relación entre política, democracia, medios de comunicación y comunicadores.

Una relación fundamental en el mundo actual y en la construcción de los proyectos nacionales, que dicho sea de paso, no son piezas de museo ni son incompatibles con el futuro.

Esta relación a lo que hacíamos referencia, sin duda, es una relación difícil, compleja, pero que no debe ser dramatizada.

No digo esto por ingenuidad o irresponsabilidad. Todo lo contrario: lo digo porque soy consciente que la dramatización de los asuntos que hacen a la democracia, dramatizar estos temas propios de la vida en democracia terminan tarde o temprano, pero generalmente más temprano que tarde erosionando, cuando no derrumbando a la democracia.

Y mi responsabilidad, la que me dieron los uruguayos como Presidente de la República y ciudadano de este país no es solamente que ello no suceda, sino también ayudar a que la democracia uruguaya sea cada día mejor.

Ese es el compromiso de Gobierno que asumí ante la ciudadanía uruguaya. Y mi tarea en el desempeño de la Presidencia de la República no es recoger aplausos, sino cumplir con ese compromiso.

Amigas y amigos: En un momento tan desgarrador como el que vivía Francia durante la Segunda Guerra Mundial, Albert Camus afirmó que un país vale lo que vale su prensa. (1)

Y tenía razón desde mi modesto punto de vista, Camus, creo que sigue teniéndola aún hoy y aquí en el Uruguay.

Valor y precio, como ustedes saben, no es lo mismo. El Uruguay y su gente no tienen precio. Pero el Uruguay también vale lo que vale su prensa y ustedes, hombres y mujeres vinculados al periodismo, también valen lo que hacen en ese terreno.

Ustedes no conforman un cuarto poder ni un poder de cuarta.

Ustedes tienen un oficio respetable como cualquier otro oficio en este país.

Y como según expresó alguien que de esto sabe y a quien todos conocemos, Gabriel García Márquez. (2)

Gabriel García Márquez decía que el oficio de comunicador es un oficio incomprensible y voraz pero aún así el mejor oficio del mundo.

Un oficio de origen canalla y pedigrí regio según Juan Luis Cebrián, quien recuerda que ya en el siglo XVII en Venecia se vendían "gazzettas", es decir, hojillas manuscritas y en París "canards", que quiere decir "panfleto" en el argot de las imprentas francesas de entonces que contaban, narraban con singular promiscuidad hechos verdaderos o inventados de los que se hablaba en los bajo fondos de aquellas ciudades.

En muchos casos, los hechos narrados eran sencillamente increíbles, pero como la gente se mostraba dispuesta a admitirlos con naturalidad y hasta a pagar por aquellas "gazzettas" y "canards", pronto los Gobiernos descubrieron la utilidad propagandística de los mismos, y los reyes se dedicaron a prestigiarlos otorgando a determinados súbditos el privilegio de su publicación e institucionalizando su función. (3)

Un oficio que si bien consiste –vuelvo a Camus- en definir todos los días, ante la actualidad, las exigencias del sentido común y de la simple honestidad de espíritu, dista apenas un paso de la jactancia y de la tontería. (4)

Pero es un oficio sustancial a la democracia por lo que la misma implica en términos de libertad de pensamiento y de expresión y de derecho a la información pero al mismo tiempo no totalmente inmune a ciertas lamentables desviaciones si se tiene en cuenta la obsesión del autoritarismo por mentirle a la realidad, por el bombardeo propagandístico, entre otros bombardeos, y por las verdades oficiales, que muchas veces no son ni tan verdades ni tan oficiales.

Un oficio que tal vez como ningún otro, está siendo sacudido por el viento de la revolución tecnológica. No es malo que sople ese viento; lo malo sería que al soplar derribara ciertos principios que el periodismo ha ido acumulando con esfuerzo, con generosidad y con entrega, desde aquellos tiempos de las "gazzettas" y los "canards".

Y así como en la medicina –por citar un oficio que conozco- ningún aparato, por sofisticado que sea, puede suplantar al diálogo mano a mano entre médico y paciente, creo que en periodismo el compromiso con la independencia, la verdad y la ciudadanía son insustituibles.

La independencia, que no quiere decir neutralidad, sino conciencia de la función social de los medios de comunicación y de la responsabilidad social que tienen los comunicadores.

La verdad, que no quiere decir "verdad revelada", ni "verdad oficial", ni infalibilidad, ni sacralización de la "primicia" por encima de todo y a cualquier precio. Porque como bien dice García Márquez, no siempre la mejor noticia es la que se da primero, sino que muchas veces es la que se da mejor. (5)

El escándalo Watergate que terminó con la renuncia de un Presidente de los Estados Unidos, caso emblemático de investigación periodística y "sueño dorado" de tantos medios de comunicación y periodistas de todo el mundo, es un buen ejemplo de ello. El gran mérito de aquellos jóvenes reporteros del "Washington Post" fue el correcto manejo de sus fuentes para conocer la verdad y para decirla. Y el mérito del "Washington Post" como empresa periodística fue respaldarlos rechazando intereses menores y presiones mayores, que por cierto tuvieron que vivir en aquel acontecimiento.

Y si bien son insustituibles la independencia y la verdad, también son insustituibles los ciudadanos, a quienes por una cuestión de elemental respeto no hay que condenar a la categoría de espectadores de "reality shows", consumidores de noticias o simples veedores, sin razón, ni crítica, en el sentido etimológico de la palabra podríamos decir idiotas, es decir un individuo que no se interesa en los asuntos públicos, y así esta definido este término por la Real Academia Española.

Amigas y amigos: Me he permitido citar con deliberada insistencia a Albert Camus y a Gabriel García Márquez, dos figuras sobresalientes de la literatura universal del siglo XX que también supieron ejercer –y en el caso del colombiano, emerger desde ahí- el oficio de periodistas.

No me gustan las comparaciones y por lo tanto no las hago.

No me lamento ni hago reproches porque ningún periodista uruguayo haya obtenido el Premio Nobel de Literatura, aunque debo confesarles que me gustaría que ello sucediese y creo posible que suceda, para ello tenemos que trabajar.

Si he mencionado a Camus y a García Márquez –como también mencioné a esa personalidad relevante del periodismo de nuestros días como es Juan Luis Cebrián- es para compartir con ustedes algunas sensibilidades y reflexiones sobre un asunto que no es de hoy y que no es exclusivamente nuestro.

Ello, por supuesto, no significa desentendernos del mismo o pretender resolverlo copiando experiencias ajenas o gritando entre nosotros.

Creo, sinceramente creo, que nuestra sociedad en su conjunto se debe un diálogo sereno, amplio y profundo sobre los medios de comunicación y los comunicadores en esa casa común de los uruguayos que es la democracia.

Porque aunque todos estamos de acuerdo en que los medios de comunicación y los periodistas desempeñan un papel importantísimo en la misma, en esa casa democrática del Uruguay, debemos reconocer que ni el sistema político, ni el mundo académico, ni los empresarios de la comunicación ni los profesionales de ésta, ni los ciudadanos como sujetos del derecho a la información, hemos avanzado mucho más allá de tal enunciado.

Hay intenciones de avanzar, sin duda en este tema, y de hecho hay algunos avances, pero las primeras las intenciones aún son bastante dispersas y los avances, los segundos un tanto tenues.

Creo modestamente que podemos ir más rápido y lejos sin necesidad de atropellar ni precipitarnos. Creo sería bueno para todos, y sobre todo para el país.

En ese sentido hoy en esta casa de tanta jerarquía y a la que tanto respetamos, en nombre del Gobierno Nacional está dispuesto a propiciar ese diálogo, a participar en el mismo, a brindar las garantías necesarias para que todos puedan hacerlo sin que nadie deba renunciar a ser lo que es, y a atender las conclusiones, sugerencias y propuestas que surjan del mismo.

Pero, con nuestra disposición no alcanza, no basta. También tienen que estar dispuestos, y creo no equivocarme si afirmo que lo están, los demás actores o agentes de este fenómeno que en realidad nos involucra a todos.

Este fenómeno que implica una relación muy estrecha entre la política, el Gobierno, los medios de comunicación, los trabajadores comunicadores y la sociedad en su conjunto como sujeto de derecho toda la información que se presente. Yo creo que el Uruguay y su democracia bien valen esa tarea a la cual también, por cierto, ustedes pueden aportar mucho.

Amigas y amigos: Ustedes, por vocación y ocupación, cotidianamente leen periódicos, escuchan informativos, ven la CNN o la BBC.

Ante hechos internacionales tales como la crisis en Medio Oriente o el fracaso de la Ronda de Doha, ¿no tienen la sensación que estamos viviendo en un mundo que más bien parece un manicomio administrado por sus pacientes?

¿Hasta cuándo la guerra como negocio y la muerte como espectáculo? Qué desgarrador es ver niños destrozados por bombas o niños muertos llorados por sus padres. ¿Hasta cuando la guerra como negocio y como espectáculo?

¿Por qué en materia de comercio internacional, por ejemplo, los hasta ahora menos favorecidos –los hasta ahora menos favorecidos- entre los que nos contamos de aquí en más tenemos que seguir siendo los menos favorecidos? ¿Por qué la mezquindad de los ricos la tienen que pagar los pobres?

Por cierto, y es bien cierto y aquí lo decimos porque estamos convencidos de ello, que ni los medios de comunicación ni los periodistas son los responsables de esta situación. En todo caso dan cuenta de la misma. Y en muchos casos a su manera, porque también la información puede ser una forma exitosa de hacer negocios, como señaló hace algunos años la entonces Vicepresidenta primera de la cadena CNN, Gail Evans. (6)

Pero aún siendo así, incluso aceptando que la información sea un buen negocio y nada más, también hay que reconocer y asumir que los buenos negocios no tienen porqué ser turbios, ni mentirosos, ni verdaderos a medias, ni democráticos a desgano, ni culturalmente decadentes.

En tal sentido, los medios de comunicación, los periodistas y, más allá de ellos, todos nosotros, todos, podemos y debemos ayudar a la paz, a la libertad, a la tolerancia, a la democracia, al desarrollo y a la solidaridad.

De lo contrario -queridos amigos- algún día nos daremos cuenta que la humanidad como tal fracasó y que la especie humana ya no tiene futuro. Y entonces, en ese momento, ni siquiera tendremos la oportunidad de ubicarlo en las primeras planas de la prensa.

Pero tengo confianza en que no llegaremos a ese extremo definitivo y final. Tal vez porque mi profesión me permite conocer los caminos de la muerte, valoro tanto la aventura de la vida.

No tengo por cierto veleidades ecuménicas, pero creo firmemente en que si todos hacemos bien lo que a cada uno nos corresponde hacer, las cosas irán mejor en el mundo y en nuestro querido Uruguay.

Y creo también que en esa tarea no tenemos derecho a esperar.

Tenemos derecho a la esperanza, pero no tenemos derecho a esperar.

Por eso estoy aquí esta noche, señor Presidente, para comprometerme ante ustedes y con ustedes a trabajar para profundizar todo lo que concierne a la democratización profunda, arraigar aún más esta débil democracia que el país tiene y a trabajar en todos los niveles para profundizarla, para alargarla, para ensancharla, para extenderla.

Estoy aquí también para agradecerles la distinción que me han otorgado, para felicitar personalmente a quienes también han sido galardonados por esta institución emblemática del periodismo nacional, y para invitarlos a seguir trabajando juntos por algo muy importante que todos, todos tenemos en común y que cada uno de nosotros lleva pegadito al corazón y que se dice solo con nueve letras, llevamos pegaditos al corazón al Uruguay.

Muchas gracias.

 

(1) Artículo publicado  en “Combat” el 31.08.1944.  Integra una antología de escritos periodísticos de Camus publicado por Ed. Losada de Buenos Aires en 1978 (pág. 23)

(2) Gabriel García Márquez: Discurso pronunciado ante la  52ª Asamblea Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa. Los Angeles,  07 de octubre de 1996.

(3) “Pasado y futuro del periodismo”. Conferencia de Juan Luis Cebrián en la Universidad de Chile. Noviembre 05, 2001.

(4) Albert Camus: “Autocrítica”. Artículo publicado en “Combat” el 22.11.1944. Ob. cit.

(5) Gabriel García Márquez: ob. cit.

(6) Gail Evans: conferencia dictada el 08.03.1994 en Barcelona. Citada por Margarita Riviére en “La década de la decencia”. Barcelona, Ed. Anagrama, 1995. Pág. 145.

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