09/08/06


HAY QUE COMBINAR LOS PRINCIPIOS Y EL PRAGMATISMO
El Canciller Gargano dijo que esta nueva etapa de profundización del comercio y las inversiones con Estados Unidos "se inscribe en la estrategia integral de inserción del Uruguay en la economía global", reiterando el concepto del Presidente de la República que en el comercio con otros países "hay que combinar los principios y el pragmatismo".

En el marco del seminario "Uruguay en la economía global", y tras calificar de alentador que el Consejo de las Américas haya elegido a nuestro país como uno de los primeros para reunirse fuera de los Estados Unidos, el Ministro realizó un repaso de la política exterior del país, afirmando que en el seno de la Organización Mundial de Comercio se trata de incidir para cambiar esta realidad que vuelve ilusoria la prédica del mercado libre.

Al respecto, dijo que de ahí "nuestra inserción y nuestra participación activa en el llamado Grupo de los 20, cuya próxima reunión vamos a realizar el 9 de setiembre en Río de Janeiro, para examinar incluso algunas de las cosas nuevas que han surgido; es parte de algunas responsabilidades muy importantes, por ejemplo de Estados Unidos".

Asimismo, recordó que esta realidad es la que "determina nuestra meta de consolidar, fortalecer y desarrollar nuestras relaciones bilaterales de forma equilibrada y justa que beneficie en forma concreta a todos los uruguayos".

Al establecer aspectos que deberían tenerse en cuenta en un acuerdo con Estados Unidos, afirmó que "el instrumento comercial que impulsemos con la economía más grande del mundo tiene que estar destinado a proteger también -quiero subrayar esto- tiene que estar destinado a proteger también los sectores más sensibles de nuestro sistema productivo, todo el mundo tiene sectores muy sensibles; buscar la creación de empresas más competitivas, fortalecer de manera paralela las capacidades institucionales, tanto públicas como privados, y crear las normas legales más eficientes para integrarnos al mundo".

Finalmente, Gargano sostuvo que "estamos dispuestos a impulsar, lo mencioné anteriormente sin que ello erosione nuestra participación en los mecanismos de integración de los cuales somos socios y con los que tenemos obligaciones y derechos que no pensamos bajo ninguna circunstancia menoscabar o erosionar, y me estoy refiriendo de manera particular al MERCOSUR, al que queremos -como dice nuestro Presidente- más grande y mejor".

PALABRAS DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES, REINALDO GARGANO

MINISTRO GARGANO: Yo quiero saludar antes que nada a la señora Presidente del Consejo de las Américas, señora Susana Segal; al señor Presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos, señor Horacio Vilaró; y al señor Representante Comercial de Estados Unidos que nos visita, el señor Everett Eissenstatt; Embajadores, Ministros, señoras y señores:

Es para mi un gusto hacer uso de la palabra en este Foro en el que ya estuvimos en Nueva York y Washington, en oportunidad de las visitas que el señor Presidente de la República hizo en meses pasados a los Estados Unidos.

Recuerdo ambos como eventos muy positivos para los objetivos que el Gobierno Nacional se ha planteado en relación con la generación de un buen clima de negocios, a través de dos elementos esenciales para el país en su búsqueda de impulsar el desarrollo económico y social.

Esos dos elementos son, por un lado, la captación de inversiones que se canalizan básicamente hacia el sector productivo; y por otro lado, nuestro objetivo prioritario de profundizar el comercio bilateral y la búsqueda de acceso efectivo a todos los mercados.

Aquí hago una pausa y quiero felicitar al Presidente de la Cámara Uruguay-Estados Unidos por la claridad, la transparencia y la contundencia de sus objetivos.

Y yo voy a tratar de decir las cosas también con la misma claridad, transparencia y contundencia con que él las ha dicho; pero aclarando que yo soy Canciller y, por lo tanto, tengo que recurrir a mecanismos no tan sencillos como los que se usan habitualmente.

Teniendo presente, entonces, esos dos objetivos centrales del Gobierno recibimos con mucho interés esta Conferencia organizada por estas dos instituciones que la patrocinan; también resulta particularmente alentador que el Consejo de las Américas haya elegido a nuestro país como uno de los primeros para reunirse fuera de los Estados Unidos.

Lo mencionado anteriormente se inscribe en lo acordado el día 4 de mayo pasado, entre los Presidentes de Uruguay y Estados Unidos, en cuanto a explorar vías para mejorar el comercio y la inversión entre ambas partes.

Llegado a este punto parece oportuno desarrollar cuál ha sido nuestra posición en materia de relación económica y comercial con otros países.

Y yo quiero reiterar aquí, y compartir, algo que dijo el señor Presidente de la República, quien es el que conduce la nave del Gobierno. Aquí hay que combinar los principios y el pragmatismo. Son reales a los que les hemos prometido determinados cambios, y sabemos la modalidad para hacerlos efectivos.

Llegado entonces a este punto, yo quiero decir que históricamente se ha luchado para alcanzar las líneas básicas de los principios de la libertad de comercio; libertad de comercio que para el Uruguay no existe.

Vivimos fracaso tras fracaso de la Organización Mundial de Comercio, y se persiste en no aprobar la eliminación de los subsidios a la exportación, de los subsidios domésticos, de hacer efectiva la libertad de acceso a los mercados, eliminando cuotas y bajando los aranceles prohibitivos que aún rigen.

Yo tengo en mis manos una carta que me ha entregado el señor Eissenstatt y la señora Susan Segal, donde reitera justamente su opinión de que hay que seguir buscando estos caminos, que no existen todavía.

Cabe preguntarse, ¿cómo va a cumplir Uruguay? Con la apertura de su mercado y la eliminación de subsidios. Lo ha hecho de forma tal que el arancel promedio que aplica el país es del 14%; es decir, que hay nichos que están por debajo y que los bienes de capital que importan, y sobre todo los importan de los países desarrollados, durante muchos años llegaron sin absolutamente ningún avance y ahora pagan un promedio de un 4 o 5 %, para dar un ejemplo.

El arancel más alto que hay en el país, aplicamos el 23 %, cuando habíamos dicho dentro de la Organización Mundial de Comercio de ir más arriba.

Esta apertura tuvo un precio que el país pagó y su gente, con caída del empleo y cierres de empresas; se llegó a estimar en decenas de miles de pequeñas y medianas empresas las que desaparecieron y no poco fueron las grandes las que también dejaron de existir.

Sin embargo, asistimos al fracaso sistemático de la Organización Mundial del Comercio en cuanto alcanzar el consenso necesario para aplicar el Capítulo Quinto sobre problemas agrícolas, responsabilidad esta de los países altamente desarrollados.

Qué gran discusión que han tenido la Unión Europea y los Estados Unidos, que no se han puesto de acuerdo en este tema y que no han contribuido a establecer el cumplimiento de eso que es la clave para el desarrollo de los países emergentes.

Esto se ha reiterado en todas las reuniones de la Ronda de Doha, incluida la que finalizó hace dos semanas en Ginebra.

Yo quiero hablarles de la intención del país en la región. Nuestra fuerza política alcanzó el gobierno en base a una propuesta que fue sintetizada en cinco puntos, uno de cuales se denominado Uruguay integrado.

¿Por qué Uruguay integrado? Porque entendimos y entendemos que nuestra nación no tiene destino de crecimiento sostenido si no es junto a los países sudamericanos, que poseen enorme potencialidades.

Nuestro Programa planteaba la profundización y fortalecimiento del MERCOSUR, representa la estrategia más idónea para desarrollar una inserción internacional que contribuya a potenciar el desarrollo económico y las mejoras en el bienestar de la población.

En consecuencia, Uruguay ha señalado que el proceso de integración regional -el MERCOSUR- es una opción estratégica y lo es también su ampliación. Pero esta integración no es una integración cerrada al mundo, sino abierta al mundo. Es decir, que somos partidarios -como lo ha señalado el Presidente- de un regionalismo abierto.

Por ello, hay negociaciones MERCOSUR-Unión Europea, MERCOSUR-Israel, MERCOSUR-Países del Golfo, MERCOSUR-Unión Sudafricana; y esto incluye también los tratados bilaterales que se acuerden dentro del marco del MERCOSUR y sus protocolos como el Tratado de Asunción, la Resolución 32 del año 2000, de la que es ejemplo el Tratado México-Uruguay de Libre Comercio.

Así como buscamos la inserción de Uruguay en el mundo, trabajamos también en defensa de la economía uruguaya, defensa de la economía uruguaya que es defensa de la propiedad intelectual del Uruguay tecnológico; de las innovaciones agrícolas y sanitarias.

¿Qué pasa con las inversiones? Yo quiero recordar que desde la Ley de 1974 -no debo decir la Ley, debo decir Decreto Ley porque fue un Decreto Ley de la dictadura, un Decreto de la dictadura- hasta la actual Ley de Inversiones que rige hoy se ha dado a los inversores extranjeros un tratamiento preferente si se les compara con otras legislaciones del mundo.

Sin que esto importe que estemos de acuerdo en todo, se han aprobado un sinnúmero de Tratados de Inversiones, que incluso facilitan al inversor extranjero -anótese esto porque es muy importante- posibilidades que no tiene el inversor nacional; y acá hay muchos inversores nacionales. Por ejemplo, elegir hasta el Tribunal dónde resolver las diferencias que se produzcan en el territorio nacional.

¿Cuál es nuestra política en la Organización Mundial de Comercio? Es la de incidir para cambiar esta realidad que vuelve ilusoria la prédica del mercado libre. De ahí nuestra inserción y nuestra participación activa en el llamado Grupo de los 20, cuya próxima reunión vamos a realizar el 9 de setiembre en Río de Janeiro, para examinar incluso algunas de las cosas nuevas que han surgido; de parte de algunas responsabilidades muy importantes, por ejemplo de Estados Unidos.

Es sin duda esta realidad la que determina nuestra meta de consolidar, fortalecer y desarrollar nuestras relaciones bilaterales de forma equilibrada y justa, que beneficie en forma concreta a todos los uruguayos.

Esta nueva etapa de profundización del comercio y las inversiones con Estados Unidos se inscribe en esta estrategia integral de inserción del Uruguay en la economía global; precisamente, el tema del Panel 1 de este Seminario.

Esta política impulsada por el Gobierno de Uruguay pretende estar basada en una política de Estado más global y persigue darle a nuestro país un rol más dinámico en la economía mundial y global; consolidar y abrir nuevos y mejores mercados a lo largo y ancho del mundo para nuestros productos de exportación; desarrollar en forma paralela políticas de competitividad y desarrollo de la tecnología y la innovación a nivel doméstico, a fin de situarnos en mejores condiciones para poder realizar el salto al mundo en mejores condiciones y no ser solo proveedores de bienes primarios.

Por supuesto, que todo este esfuerzo tiene como objetivo final el lograr una generación de nuevos puestos de trabajo para los uruguayos y la reducción de los índices de pobreza, claves, que nos permita avanzar hacia un desarrollo sostenido y equilibrado que brinde a todos los ciudadanos mayores oportunidades económicas y mejor nivel de vida.

El instrumento comercial que impulsemos con la economía más grande del mundo tiene que estar destinado a proteger también -quiero subrayar esto- tiene que estar destinado a proteger también los sectores más sensibles de nuestro sistema productivo.

Todo el mundo tiene sectores muy sensibles, buscar la creación de empresas más competitivas, fortalecer de manera paralela las capacidades institucionales, tanto públicas como privados, y crear las normas legales más eficientes para integrarnos al mundo.

Finalmente, y no por ello menos importante, estamos dispuestos a impulsar -lo mencioné anteriormente- sin que ello erosione nuestra participación en los mecanismos de integración de los cuales somos socios y con los que tenemos obligaciones y derechos que no pensamos bajo ninguna circunstancia menoscabar o erosionar, y me estoy refiriendo de manera particular al MERCOSUR al que queremos -como dice nuestro Presidente- más grande y mejor.

Desde que asumió este Gobierno, se ha reunido el marzo pasado la Comisión Bilateral de Comercio e Inversiones con Estados Unidos, establecida en el año 2002; que había pasado cuatro año sin funcionar; y hemos definido que los esfuerzos de profundización del comercio se realicen en ese marco.

En el mes de octubre nos reuniremos de nuevo en Montevideo, para definir con precisión las áreas en las que habremos de trabajar.

Hasta hoy cada parte ha presentado sus temas, sus formatos y objetivos, pero nada se ha negociado aún.

Uruguay, a fin de prepararse mejor para ese ejercicio, ha constituido sendos grupos de trabajo, con base interministerial y en las siguientes áreas: bienes, servicios, propiedad intelectual, contratación pública y asuntos institucionales.

En este proceso el Uruguay buscará un resultado equitativo y balanceado, que se ajuste a las diferencias de los niveles de desarrollo de ambas economías, basado en el reconocido y aceptado principio del trato especial y diferenciado para los países en desarrollo.

En síntesis, que se reconozcan las asimetrías existentes.

En términos prácticos, el objetivo de Uruguay es mejorar el acceso al mercado para sus productos, mediante rebajas de aranceles, eliminación de cuotas y no aplicación de subsidios a las exportaciones.

En particular será vital establecer mecanismos que compensen las distorsiones al comercio, provocado por los subsidios de ayudas internas que aplica, por ejemplo, Estados Unidos al sector agrícola.

También sería importante que se tenga en consideración los límites que nuestra legislación interna establece en temas de gran relevancia, lo recalco, como telecomunicaciones; propiedad intelectual y compras del sector público.

Esto es lo que prometimos cuando le planteamos al electorado uruguayo ser gobierno; lo que hemos ratificado a lo largo de estos meses y lo que vamos a cumplir.

Nuestro país reitera la voluntad de seguir trabajando para la obtención de un resultado equilibrado, con especial atención a la dimensión del desarrollo. Para alcanzar ese resultado es vital obtener avances positivos en el sector agrícola, que incluyen reducciones reales en los apoyos domésticos, la liquidación total de los subsidios a la exportación y la apertura significativa de los mercados, no sujeto esto a flexibilidades que en la práctica anulan las oportunidades de acceso.

Les agradezco mucho la atención que me han prestado y espero que los próximos expositores de los paneles que sigan nos puedan iluminar, como lo hace ese foco que tengo frente a los ojos desde hace un rato. Muchas gracias.

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