HAY QUE COMBINAR LOS PRINCIPIOS Y EL PRAGMATISMO
El Canciller Gargano dijo que esta nueva etapa
de profundización del comercio y las inversiones con Estados Unidos
"se inscribe en la estrategia integral de inserción del Uruguay en
la economía global", reiterando el concepto del Presidente de la
República que en el comercio con otros países "hay que combinar los
principios y el pragmatismo".
En el marco del seminario "Uruguay en la economía
global", y tras calificar de alentador que el Consejo de las
Américas haya elegido a nuestro país como uno de los primeros para
reunirse fuera de los Estados Unidos, el Ministro realizó un repaso
de la política exterior del país, afirmando que en el seno de la
Organización Mundial de Comercio se trata de incidir para cambiar
esta realidad que vuelve ilusoria la prédica del mercado libre.
Al respecto, dijo que de ahí "nuestra inserción y
nuestra participación activa en el llamado Grupo de los 20, cuya
próxima reunión vamos a realizar el 9 de setiembre en Río de
Janeiro, para examinar incluso algunas de las cosas nuevas que han
surgido; es parte de algunas responsabilidades muy importantes, por
ejemplo de Estados Unidos".
Asimismo, recordó que esta realidad es la que
"determina nuestra meta de consolidar, fortalecer y desarrollar
nuestras relaciones bilaterales de forma equilibrada y justa que
beneficie en forma concreta a todos los uruguayos".
Al establecer aspectos que deberían tenerse en cuenta en un acuerdo
con Estados Unidos, afirmó que "el instrumento comercial que
impulsemos con la economía más grande del mundo tiene que estar
destinado a proteger también -quiero subrayar esto- tiene que estar
destinado a proteger también los sectores más sensibles de nuestro
sistema productivo, todo el mundo tiene sectores muy sensibles;
buscar la creación de empresas más competitivas, fortalecer de
manera paralela las capacidades institucionales, tanto públicas como
privados, y crear las normas legales más eficientes para integrarnos
al mundo".
Finalmente, Gargano sostuvo que "estamos
dispuestos a impulsar, lo mencioné anteriormente sin que ello
erosione nuestra participación en los mecanismos de integración de
los cuales somos socios y con los que tenemos obligaciones y
derechos que no pensamos bajo ninguna circunstancia menoscabar o
erosionar, y me estoy refiriendo de manera particular al MERCOSUR,
al que queremos -como dice nuestro Presidente- más grande y mejor".
PALABRAS DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES,
REINALDO GARGANO
MINISTRO GARGANO: Yo quiero saludar antes que
nada a la señora Presidente del Consejo de las Américas, señora
Susana Segal; al señor Presidente de la Cámara de Comercio
Uruguay-Estados Unidos, señor Horacio Vilaró; y al señor
Representante Comercial de Estados Unidos que nos visita, el señor
Everett Eissenstatt; Embajadores, Ministros, señoras y señores:
Es para mi un gusto hacer uso de la palabra en
este Foro en el que ya estuvimos en Nueva York y Washington, en
oportunidad de las visitas que el señor Presidente de la República
hizo en meses pasados a los Estados Unidos.
Recuerdo ambos como eventos muy positivos para
los objetivos que el Gobierno Nacional se ha planteado en relación
con la generación de un buen clima de negocios, a través de dos
elementos esenciales para el país en su búsqueda de impulsar el
desarrollo económico y social.
Esos dos elementos son, por un lado, la captación
de inversiones que se canalizan básicamente hacia el sector
productivo; y por otro lado, nuestro objetivo prioritario de
profundizar el comercio bilateral y la búsqueda de acceso efectivo a
todos los mercados.
Aquí hago una pausa y quiero felicitar al
Presidente de la Cámara Uruguay-Estados Unidos por la claridad, la
transparencia y la contundencia de sus objetivos.
Y yo voy a tratar de decir las cosas también con
la misma claridad, transparencia y contundencia con que él las ha
dicho; pero aclarando que yo soy Canciller y, por lo tanto, tengo
que recurrir a mecanismos no tan sencillos como los que se usan
habitualmente.
Teniendo presente, entonces, esos dos objetivos
centrales del Gobierno recibimos con mucho interés esta Conferencia
organizada por estas dos instituciones que la patrocinan; también
resulta particularmente alentador que el Consejo de las Américas
haya elegido a nuestro país como uno de los primeros para reunirse
fuera de los Estados Unidos.
Lo mencionado anteriormente se inscribe en lo
acordado el día 4 de mayo pasado, entre los Presidentes de Uruguay y
Estados Unidos, en cuanto a explorar vías para mejorar el comercio y
la inversión entre ambas partes.
Llegado a este punto parece oportuno desarrollar
cuál ha sido nuestra posición en materia de relación económica y
comercial con otros países.
Y yo quiero reiterar aquí, y compartir, algo que
dijo el señor Presidente de la República, quien es el que conduce la
nave del Gobierno. Aquí hay que combinar los principios y el
pragmatismo. Son reales a los que les hemos prometido determinados
cambios, y sabemos la modalidad para hacerlos efectivos.
Llegado entonces a este punto, yo quiero decir
que históricamente se ha luchado para alcanzar las líneas básicas de
los principios de la libertad de comercio; libertad de comercio que
para el Uruguay no existe.
Vivimos fracaso tras fracaso de la Organización
Mundial de Comercio, y se persiste en no aprobar la eliminación de
los subsidios a la exportación, de los subsidios domésticos, de
hacer efectiva la libertad de acceso a los mercados, eliminando
cuotas y bajando los aranceles prohibitivos que aún rigen.
Yo tengo en mis manos una carta que me ha
entregado el señor Eissenstatt y la señora Susan Segal, donde
reitera justamente su opinión de que hay que seguir buscando estos
caminos, que no existen todavía.
Cabe preguntarse, ¿cómo va a cumplir Uruguay? Con
la apertura de su mercado y la eliminación de subsidios. Lo ha hecho
de forma tal que el arancel promedio que aplica el país es del 14%;
es decir, que hay nichos que están por debajo y que los bienes de
capital que importan, y sobre todo los importan de los países
desarrollados, durante muchos años llegaron sin absolutamente ningún
avance y ahora pagan un promedio de un 4 o 5 %, para dar un ejemplo.
El arancel más alto que hay en el país, aplicamos
el 23 %, cuando habíamos dicho dentro de la Organización Mundial de
Comercio de ir más arriba.
Esta apertura tuvo un precio que el país pagó y
su gente, con caída del empleo y cierres de empresas; se llegó a
estimar en decenas de miles de pequeñas y medianas empresas las que
desaparecieron y no poco fueron las grandes las que también dejaron
de existir.
Sin embargo, asistimos al fracaso sistemático de
la Organización Mundial del Comercio en cuanto alcanzar el consenso
necesario para aplicar el Capítulo Quinto sobre problemas agrícolas,
responsabilidad esta de los países altamente desarrollados.
Qué gran discusión que han tenido la Unión
Europea y los Estados Unidos, que no se han puesto de acuerdo en
este tema y que no han contribuido a establecer el cumplimiento de
eso que es la clave para el desarrollo de los países emergentes.
Esto se ha reiterado en todas las reuniones de la
Ronda de Doha, incluida la que finalizó hace dos semanas en Ginebra.
Yo quiero hablarles de la intención del país en
la región. Nuestra fuerza política alcanzó el gobierno en base a una
propuesta que fue sintetizada en cinco puntos, uno de cuales se
denominado Uruguay integrado.
¿Por qué Uruguay integrado? Porque entendimos y
entendemos que nuestra nación no tiene destino de crecimiento
sostenido si no es junto a los países sudamericanos, que poseen
enorme potencialidades.
Nuestro Programa planteaba la profundización y
fortalecimiento del MERCOSUR, representa la estrategia más idónea
para desarrollar una inserción internacional que contribuya a
potenciar el desarrollo económico y las mejoras en el bienestar de
la población.
En consecuencia, Uruguay ha señalado que el
proceso de integración regional -el MERCOSUR- es una opción
estratégica y lo es también su ampliación. Pero esta integración no
es una integración cerrada al mundo, sino abierta al mundo. Es
decir, que somos partidarios -como lo ha señalado el Presidente- de
un regionalismo abierto.
Por ello, hay negociaciones MERCOSUR-Unión
Europea, MERCOSUR-Israel, MERCOSUR-Países del Golfo, MERCOSUR-Unión
Sudafricana; y esto incluye también los tratados bilaterales que se
acuerden dentro del marco del MERCOSUR y sus protocolos como el
Tratado de Asunción, la Resolución 32 del año 2000, de la que es
ejemplo el Tratado México-Uruguay de Libre Comercio.
Así como buscamos la inserción de Uruguay en el
mundo, trabajamos también en defensa de la economía uruguaya,
defensa de la economía uruguaya que es defensa de la propiedad
intelectual del Uruguay tecnológico; de las innovaciones agrícolas y
sanitarias.
¿Qué pasa con las inversiones? Yo quiero recordar
que desde la Ley de 1974 -no debo decir la Ley, debo decir Decreto
Ley porque fue un Decreto Ley de la dictadura, un Decreto de la
dictadura- hasta la actual Ley de Inversiones que rige hoy se ha
dado a los inversores extranjeros un tratamiento preferente si se
les compara con otras legislaciones del mundo.
Sin que esto importe que estemos de acuerdo en
todo, se han aprobado un sinnúmero de Tratados de Inversiones, que
incluso facilitan al inversor extranjero -anótese esto porque es muy
importante- posibilidades que no tiene el inversor nacional; y acá
hay muchos inversores nacionales. Por ejemplo, elegir hasta el
Tribunal dónde resolver las diferencias que se produzcan en el
territorio nacional.
¿Cuál es nuestra política en la Organización
Mundial de Comercio? Es la de incidir para cambiar esta realidad que
vuelve ilusoria la prédica del mercado libre. De ahí nuestra
inserción y nuestra participación activa en el llamado Grupo de los
20, cuya próxima reunión vamos a realizar el 9 de setiembre en Río
de Janeiro, para examinar incluso algunas de las cosas nuevas que
han surgido; de parte de algunas responsabilidades muy importantes,
por ejemplo de Estados Unidos.
Es sin duda esta realidad la que determina
nuestra meta de consolidar, fortalecer y desarrollar nuestras
relaciones bilaterales de forma equilibrada y justa, que beneficie
en forma concreta a todos los uruguayos.
Esta nueva etapa de profundización del comercio y
las inversiones con Estados Unidos se inscribe en esta estrategia
integral de inserción del Uruguay en la economía global;
precisamente, el tema del Panel 1 de este Seminario.
Esta política impulsada por el Gobierno de
Uruguay pretende estar basada en una política de Estado más global y
persigue darle a nuestro país un rol más dinámico en la economía
mundial y global; consolidar y abrir nuevos y mejores mercados a lo
largo y ancho del mundo para nuestros productos de exportación;
desarrollar en forma paralela políticas de competitividad y
desarrollo de la tecnología y la innovación a nivel doméstico, a fin
de situarnos en mejores condiciones para poder realizar el salto al
mundo en mejores condiciones y no ser solo proveedores de bienes
primarios.
Por supuesto, que todo este esfuerzo tiene como
objetivo final el lograr una generación de nuevos puestos de trabajo
para los uruguayos y la reducción de los índices de pobreza, claves,
que nos permita avanzar hacia un desarrollo sostenido y equilibrado
que brinde a todos los ciudadanos mayores oportunidades económicas y
mejor nivel de vida.
El instrumento comercial que impulsemos con la
economía más grande del mundo tiene que estar destinado a proteger
también -quiero subrayar esto- tiene que estar destinado a proteger
también los sectores más sensibles de nuestro sistema productivo.
Todo el mundo tiene sectores muy sensibles,
buscar la creación de empresas más competitivas, fortalecer de
manera paralela las capacidades institucionales, tanto públicas como
privados, y crear las normas legales más eficientes para integrarnos
al mundo.
Finalmente, y no por ello menos importante,
estamos dispuestos a impulsar -lo mencioné anteriormente- sin que
ello erosione nuestra participación en los mecanismos de integración
de los cuales somos socios y con los que tenemos obligaciones y
derechos que no pensamos bajo ninguna circunstancia menoscabar o
erosionar, y me estoy refiriendo de manera particular al MERCOSUR al
que queremos -como dice nuestro Presidente- más grande y mejor.
Desde que asumió este Gobierno, se ha reunido el
marzo pasado la Comisión Bilateral de Comercio e Inversiones con
Estados Unidos, establecida en el año 2002; que había pasado cuatro
año sin funcionar; y hemos definido que los esfuerzos de
profundización del comercio se realicen en ese marco.
En el mes de octubre nos reuniremos de nuevo en
Montevideo, para definir con precisión las áreas en las que habremos
de trabajar.
Hasta hoy cada parte ha presentado sus temas, sus
formatos y objetivos, pero nada se ha negociado aún.
Uruguay, a fin de prepararse mejor para ese
ejercicio, ha constituido sendos grupos de trabajo, con base
interministerial y en las siguientes áreas: bienes, servicios,
propiedad intelectual, contratación pública y asuntos
institucionales.
En este proceso el Uruguay buscará un resultado
equitativo y balanceado, que se ajuste a las diferencias de los
niveles de desarrollo de ambas economías, basado en el reconocido y
aceptado principio del trato especial y diferenciado para los países
en desarrollo.
En síntesis, que se reconozcan las asimetrías
existentes.
En términos prácticos, el objetivo de Uruguay es
mejorar el acceso al mercado para sus productos, mediante rebajas de
aranceles, eliminación de cuotas y no aplicación de subsidios a las
exportaciones.
En particular será vital establecer mecanismos
que compensen las distorsiones al comercio, provocado por los
subsidios de ayudas internas que aplica, por ejemplo, Estados Unidos
al sector agrícola.
También sería importante que se tenga en
consideración los límites que nuestra legislación interna establece
en temas de gran relevancia, lo recalco, como telecomunicaciones;
propiedad intelectual y compras del sector público.
Esto es lo que prometimos cuando le planteamos al
electorado uruguayo ser gobierno; lo que hemos ratificado a lo largo
de estos meses y lo que vamos a cumplir.
Nuestro país reitera la voluntad de seguir
trabajando para la obtención de un resultado equilibrado, con
especial atención a la dimensión del desarrollo. Para alcanzar ese
resultado es vital obtener avances positivos en el sector agrícola,
que incluyen reducciones reales en los apoyos domésticos, la
liquidación total de los subsidios a la exportación y la apertura
significativa de los mercados, no sujeto esto a flexibilidades que
en la práctica anulan las oportunidades de acceso.
Les agradezco mucho la atención que me han
prestado y espero que los próximos expositores de los paneles que
sigan nos puedan iluminar, como lo hace ese foco que tengo frente a
los ojos desde hace un rato. Muchas gracias. |