VÁZQUEZ: LOS PAÍSES SON LA GENTE Y SU CALIDAD DE
VIDA
El Presidente Tabaré Vázquez saluda a los
compatriotas radicados en el exterior al celebrar la República 181 años
de la Independencia, y subraya en la oportunidad que "quienes forman la
querida patria peregrina" siguen siendo una parte inseparable de nuestra
comunidad.
Tras decirles que "no están lejos ni solos", señala
que "los países son su gente y su calidad de vida". Sobre el final de su
mensaje, el Primer Mandatario valora especialmente a las uruguayas y a
los uruguayos que en cumplimiento de tareas diversas "están viviendo en
zonas del mundo especialmente castigadas por los desastres naturales, la
pobreza terrible o la guerra".
MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, A LAS COMUNIDADES DE URUGUAYOS EMIGRANTES CON MOTIVO DE OTRO
ANIVERSARIO DE LA DECLARATORIA DE LA INDEPENDENCIA
PRESIDENTE VAZQUEZ: Queridos compatriotas: varias
asociaciones de uruguayos residentes en diversas partes del mundo han
solicitado a la Presidencia de la República un mensaje con motivo de
cumplirse -como ustedes saben- un nuevo aniversario de la independencia
nacional.
Precisamente estas palabras responden a dichas
solicitudes y espero que lleguen también a todos los rincones de esa
patria tan querida y peregrina. Peregrina, pero patria que conforman los
uruguayos que por una razón u otra hoy viven más allá de los límites
geográficos de nuestro país.
A todos ustedes, donde quiera que estén, y por la
razón que estén, quiero decirles que no están lejos ni solos, que
ustedes cuentan; que ustedes importan; que ustedes son mucho más que un
pasaporte o un dato estadístico; que son, no una ausencia sino que son
presencia cotidiana en un país que está trabajando duro para ser cada
día mejor. Porque los países nacen como nació el nuestro aquel 25 de
agosto de 1825, pero sobretodo los países se hacen. Y en esa
construcción pertinaz, colectiva, compleja, pero sin duda también
hermosa, ha habido antes y después de aquella fecha puntual, muchos,
muchos sueños, muchos compromisos; muchos esfuerzos, y entre ellos, no
pocos sacrificios heroicos.
Quiero decirles que en cumplimiento del proyecto de
país que nos identifica y de las tareas de gobierno que la ciudadanía
nos confiara, el gobierno nacional -y porqué no decirlo también, los
gobiernos departamentales desde sus competencias legales y respectivas
identidades políticas- estamos trabajando para mejorar la economía del
país, para integrarlo en sí mismo desde el punto de vista social. Porque
los países son su gente y sobre todo la calidad de vida de la gente, y
para integrarlo más y mejor en su contexto regional y en el mundo.
¿Que es difícil? ¿Que hay dificultades e
insuficiencias? ¿Que no avanzamos tan rápido como muchos necesitan y
nosotros deseamos? ¡Por supuesto!. ¿Acaso alguien medianamente razonable
puede pensar que la realidad es sólo en blanco y negro y que hay recetas
mágicas para solucionar los problemas y que los gobiernos son todos
poderosos e infalibles? A veces, quererlo todo y quererlo ya es una
excusa para lavarse las manos, para no involucrarse, para mantenerse
supuestamente incontaminado. En fin: para que nada cambie.
El extremo opuesto, pero igualmente equivocado, es
marearse con el aplauso; conformarse con lo hecho; resignarse a la
realidad o renunciar a seguir trabajando para mejorarla en beneficio de
todos, y muy especialmente de quienes han sido históricamente los menos
favorecidos, los más postergados.
Ni lo uno ni lo otro. Este gobierno no se detiene
pero tampoco se precipita. No atropella pero tampoco dispara.
Sabemos que gobernar es articular democráticamente
ese complejo entramado que es la sociedad y acompañar a la gente a lo
largo de toda su vida. A toda la gente durante toda su vida y donde
quiera que esté.
Amigas y amigos, compatriotas, no es necesario que yo
les explique la gravedad de la actual coyuntura internacional. Ustedes
la conocen tanto o probablemente más que yo. Pero permítanme terminar
este breve mensaje, expresando nuestro especial reconocimiento a las
uruguayas y a los uruguayos que por diversas razones y en cumplimiento
de tareas también diversas, misiones de paz; programas de asistencia
humanitaria, etcétera, están viviendo en zonas del mundo especialmente
castigadas por los desastres naturales, la pobreza terrible o la guerra.
A estas mujeres y a estos hombres, nuestro especial
reconocimiento en este día, que, por encima del tiempo y la distancia,
nos une en torno a algo que todos los hombres y mujeres de esta tierra
llevamos bien cerquita de nuestro corazón: el Uruguay. Muchas gracias. |