23/08/06


VÁZQUEZ: LOS PAÍSES SON LA GENTE Y SU CALIDAD DE VIDA
El Presidente Tabaré Vázquez saluda a los compatriotas radicados en el exterior al celebrar la República 181 años de la Independencia, y subraya en la oportunidad que "quienes forman la querida patria peregrina" siguen siendo una parte inseparable de nuestra comunidad.

Tras decirles que "no están lejos ni solos", señala que "los países son su gente y su calidad de vida". Sobre el final de su mensaje, el Primer Mandatario valora especialmente a las uruguayas y a los uruguayos que en cumplimiento de tareas diversas "están viviendo en zonas del mundo especialmente castigadas por los desastres naturales, la pobreza terrible o la guerra".

MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, A LAS COMUNIDADES DE URUGUAYOS EMIGRANTES CON MOTIVO DE OTRO ANIVERSARIO DE LA DECLARATORIA DE LA INDEPENDENCIA

PRESIDENTE VAZQUEZ: Queridos compatriotas: varias asociaciones de uruguayos residentes en diversas partes del mundo han solicitado a la Presidencia de la República un mensaje con motivo de cumplirse -como ustedes saben- un nuevo aniversario de la independencia nacional.

Precisamente estas palabras responden a dichas solicitudes y espero que lleguen también a todos los rincones de esa patria tan querida y peregrina. Peregrina, pero patria que conforman los uruguayos que por una razón u otra hoy viven más allá de los límites geográficos de nuestro país.

A todos ustedes, donde quiera que estén, y por la razón que estén, quiero decirles que no están lejos ni solos, que ustedes cuentan; que ustedes importan; que ustedes son mucho más que un pasaporte o un dato estadístico; que son, no una ausencia sino que son presencia cotidiana en un país que está trabajando duro para ser cada día mejor. Porque los países nacen como nació el nuestro aquel 25 de agosto de 1825, pero sobretodo los países se hacen. Y en esa construcción pertinaz, colectiva, compleja, pero sin duda también hermosa, ha habido antes y después de aquella fecha puntual, muchos, muchos sueños, muchos compromisos; muchos esfuerzos, y entre ellos, no pocos sacrificios heroicos.

Quiero decirles que en cumplimiento del proyecto de país que nos identifica y de las tareas de gobierno que la ciudadanía nos confiara, el gobierno nacional -y porqué no decirlo también, los gobiernos departamentales desde sus competencias legales y respectivas identidades políticas- estamos trabajando para mejorar la economía del país, para integrarlo en sí mismo desde el punto de vista social. Porque los países son su gente y sobre todo la calidad de vida de la gente, y para integrarlo más y mejor en su contexto regional y en el mundo.

¿Que es difícil? ¿Que hay dificultades e insuficiencias? ¿Que no avanzamos tan rápido como muchos necesitan y nosotros deseamos? ¡Por supuesto!. ¿Acaso alguien medianamente razonable puede pensar que la realidad es sólo en blanco y negro y que hay recetas mágicas para solucionar los problemas y que los gobiernos son todos poderosos e infalibles? A veces, quererlo todo y quererlo ya es una excusa para lavarse las manos, para no involucrarse, para mantenerse supuestamente incontaminado. En fin: para que nada cambie.

El extremo opuesto, pero igualmente equivocado, es marearse con el aplauso; conformarse con lo hecho; resignarse a la realidad o renunciar a seguir trabajando para mejorarla en beneficio de todos, y muy especialmente de quienes han sido históricamente los menos favorecidos, los más postergados.

Ni lo uno ni lo otro. Este gobierno no se detiene pero tampoco se precipita. No atropella pero tampoco dispara.

Sabemos que gobernar es articular democráticamente ese complejo entramado que es la sociedad y acompañar a la gente a lo largo de toda su vida. A toda la gente durante toda su vida y donde quiera que esté.

Amigas y amigos, compatriotas, no es necesario que yo les explique la gravedad de la actual coyuntura internacional. Ustedes la conocen tanto o probablemente más que yo. Pero permítanme terminar este breve mensaje, expresando nuestro especial reconocimiento a las uruguayas y a los uruguayos que por diversas razones y en cumplimiento de tareas también diversas, misiones de paz; programas de asistencia humanitaria, etcétera, están viviendo en zonas del mundo especialmente castigadas por los desastres naturales, la pobreza terrible o la guerra.

A estas mujeres y a estos hombres, nuestro especial reconocimiento en este día, que, por encima del tiempo y la distancia, nos une en torno a algo que todos los hombres y mujeres de esta tierra llevamos bien cerquita de nuestro corazón: el Uruguay. Muchas gracias.

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