25/08/06


SUPERAR SISTEMA DE OPOSICIONES PARA CONSTRUIR MODELO DE PAÍS
Tras recordar el sentimiento independentista y libertario de los orientales en tiempos de la Patria Vieja, el Ministro Bonomi ratificó la necesidad de unir esfuerzos entre todos para construir un modelo de país, afirmando que llegó la hora de superar el sistema de oposiciones en que transcurrió la mayor parte del Siglo XX.

Con la presencia del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, del Vicepresidente Rodolfo Nin Novoa, ministros y jerarcas del Gobierno, así como de otras altas autoridades civiles y militares, se llevó a cabo en Florida los actos con motivo del 181 aniversario de la Independencia nacional y con la participación de miles de compatriotas que le dieron un marco realmente festivo a la jornada.

En la ocasión, el Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Bonomi, fue el único orador por parte del Poder Ejecutivo.

En un pasaje de su alocución, Bonomi afirmó que si bien el significado acordado por la investigación histórica al 25 de agosto de 1825 es objeto de discusión, "lo que nadie discute es la fuerza del sentimiento orientalista en 1811, en 1813, en 1825, en 1830 y en este presente" y agregando que "la independencia fue, es y será un proceso; y la voluntad de ser libres y soberanos necesita, a menudo, ser reafirmada".

Al respecto, añadió que "esa reafirmación es, además, un acto de independencia y debe complementarse con la elaboración de un modelo de nación; un proyecto nacional, ese proyecto nacional tenemos que construirlo hoy los orientales", porque "el que hemos construido, desde los tiempos que venimos mencionando hasta la fecha actual, se apoyó en varias visiones contrapuestas".

Bonomi recordó que esas "dos visiones históricas distintas" se encuentran representadas "en la voluntad democrática de los blancos, expresada en las Revoluciones de 1897 y 1904, enfrentada a la sensibilidad social de quienes salieron victoriosos de esas confrontaciones. Se apoyó en la oposición de la ciudad y el campo, y del agro y la industria. Se apoyó en los principios fundacionales de la izquierda, que recogía los conceptos básicos de solidaridad y cooperación entre iguales que ya estaban implícitos en algunas formulaciones de Aparicio Saravia y José Batlle y Ordóñez".

Para el Ministro de Trabajo "la mayor parte del siglo 20 transcurrió en medio de esas oposiciones y enfrentamientos", por lo que "queremos afirmar y reafirmar que ha llegado hoy la hora de superar ese sistema de oposiciones".

Bonomi sostuvo que "los orientales deberíamos asumir la responsabilidad histórica de construir nuestro modelo moderno de Nación, nuestro proyecto de país, uniendo la voluntad democrática a la sensibilidad social; integrando el campo y la ciudad, el agro y la industria; recogiendo también los valores fundacionales de la izquierda: el espíritu más avanzado de solidaridad y cooperación", aunque recordó que todo proyecto nacional requiere de un apoyo social y político que lo sustente y que le sirva de base.

En ese sentido, dijo que "el eje social de nuestro proyecto, el país productivo con justicia social, tiene que estar compuesto por los trabajadores y los productores rurales, los industriales y los comerciantes, los intelectuales y los científicos: tiene que estar compuesto por todos aquellos que son, realmente, los verdaderos titulares de la producción del país".

Por último recordó que el desarrollo del país productivo y la creación de trabajo nacional –"el Uruguay productivo como afirmó el Presidente de todos los orientales, el doctor Tabaré Vázquez, en Salto, el 31 de marzo pasado"- tiene que transformarse en un compromiso de gobierno, un proyecto de desarrollo y un modelo de Nación.

"Ese compromiso, ese proyecto y ese modelo necesita voluntades políticas atrás, mucho más allá de la voluntad del partido de gobierno", afirmó.

PALABRAS DEL MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL, EDUARDO BONOMI

MINISTRO BONOMI: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez; Intendente Municipal de Florida, maestro Juan Giachetto; Presidente de la Asamblea General, señor Rodolfo Nin Novoa; Presidente de la Cámara de Representantes, doctor Julio Cardozo; autoridades nacionales y departamentales; autoridades militares y policiales; señoras y señores:

El presente siempre puede contener muchos futuros posibles. Ello depende de lo que hagan hombres y mujeres con su tiempo, en cada momento y en cada lugar, en cada etapa de la historia.

El presente que menciono se puede referir al hoy, a la actualidad, o se puede referir al presente histórico de todas las épocas.

Se puede referir, por lo tanto, a las primeras décadas del Siglo IXX, allá por el 1800.

Significado mítico del 25 de agosto de 1825 es inequívoco desde hace más de 150 años. Alude a un aspecto clave en la configuración del sentimiento nacional y aún del relacionamiento con los países vecinos.

Alude, nada más ni nada menos, que a la voluntad de una nación en ser libres; en aquel pasado y en este presente.

Alude a nuestra independencia y a nuestra soberanía actual.

Alude, como lo hace la primera ley votada en la Sala de Representantes de la Provincia Oriental reunida en Florida el 25 de agosto de 1825, a la "Provincia Oriental del Río de la Plata, de hecho y de derecho libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador de Brasil, y de cualquier otro del Universo, y con amplio y pleno poder para darse las formas, que en uso, y ejercicio de su soberanía estime conveniente".

Y alude, también, a la segunda ley votada en la misma fecha y lugar, que declaró a la "Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los Pueblos que la componen".

Los textos son, o parecen, inequívocos. Pero su interpretación no lo es, en cuanto que los contextos vuelven inseguras las interpretaciones.

Al punto que, posteriormente, al inaugurar el Palacio Legislativo en el centenario de nuestra independencia, hubo que tratar el tema en el ámbito legislativo y en esa ocasión cada Cámara tomó una resolución diferente.

Incluso hoy, nuevamente, se propone discutir el tema en el ámbito legislativo.

Encontrar la verdad histórica puede ser asunto de los profesionales de la historia; ella no debería decretarse por actos del Estado.

Las verdades de los gobiernos y los Estados son políticas, aunque deben poseer cierta verosimilitud, pues si carecen de ella corren el riesgo de ser absurdas.

La Independencia y el sentimiento nacional fueron frutos de un proceso. La acción y el pensamiento de la primera Revolución Oriental, la llamada Patria Vieja, entre 1811 y 1820, estuvieron fundadas en la posibilidad de mantener la cohesión del antiguo Virreinato del Río de la Plata bajo formas confederativas, que garantizaran a cada región, estado o provincia -términos equivalentes en el sentir de la época- amplia autonomía.

Pero ante la resistencia de Buenos Aires a esa confederación, la Provincia Oriental se gobernó de hecho independientemente en el período artiguista, y de ahí germinó y se desarrolló un sentimiento orientalista que fue el origen del sentir independentista.

En esa Patria Vieja del Congreso de abril de 1813, significó históricamente la primera identificación precisa de lo oriental con los valores de la democracia y las libertades civiles y políticas, características de la nacionalidad uruguaya que diferencian nítidamente su historia de otras de la región.

Los orientales comenzaron a sentirse unos y distintos desde el Éxodo de 1811, y el Congreso de abril definió con nitidez su perfil democrático y libertario.

Señoras y señores, la fecha del 25 de agosto se festeja como día de la Independencia desde hace por lo menos 146 años.

Esa tradición está incorporada al sentimiento nacional y a la propia independencia.

El significado acordado por la investigación histórica al 25 de agosto de 1825 es objeto de discusión.

Pero lo que nadie discute es la fuerza del sentimiento orientalista en 1811, en 1813, en 1825, en 1830 y en este presente.

Señoras y señores, la independencia fue, es y será un proceso; y la voluntad de ser libres y soberanos necesita, a menudo, ser reafirmada.

Esa reafirmación es, además, un acto de independencia y debe complementarse con la elaboración de un modelo de nación; un proyecto nacional, ese proyecto nacional tenemos que construirlo hoy los orientales.

El que hemos construido, desde los tiempos que venimos mencionando hasta la fecha actual, se apoyó en varias visiones contrapuestas.

Se apoyó en dos visiones históricas distintas; en la voluntad democrática de los blancos, expresada en las Revoluciones de 1897 y 1904, enfrentada a la sensibilidad social de quienes salieron victoriosos de esas confrontaciones.

Se apoyó en la oposición de la ciudad y el campo, y del agro y la industria.

Se apoyó en los principios fundacionales de la izquierda, que recogía los conceptos básicos de solidaridad y cooperación entre iguales que ya estaban implícitos en algunas formulaciones de Aparicio Saravia y José Batlle y Ordóñez.

La mayor parte del siglo 20 transcurrió en medio de esas oposiciones y enfrentamientos.

Señoras y señores, queremos afirmar y reafirmar que ha llegado hoy la hora de superar ese sistema de oposiciones.

Los orientales deberíamos asumir la responsabilidad histórica de construir nuestro modelo moderno de Nación, nuestro proyecto de país, uniendo la voluntad democrática a la sensibilidad social; integrando el campo y la ciudad, el agro y la industria; recogiendo también los valores fundacionales de la izquierda: el espíritu más avanzado de solidaridad y cooperación.

Si logramos esta realidad para nuestro presente otro futuro nos espera. Es imprescindible modelar nuestro proyecto de país -productivo y solidario, integrado a la región y al mundo- sobre la base de la producción, el trabajo y el esfuerzo nacional.

No puede haber dudas al respecto.

Sin embargo, todo proyecto nacional requiere de un apoyo social y político que lo sustente y que le sirva de base.

El eje social de nuestro proyecto, el país productivo con justicia social, tiene que estar compuesto por los trabajadores y los productores rurales, los industriales y los comerciantes, los intelectuales y los científicos: tiene que estar compuesto por todos aquellos que son, realmente, los verdaderos titulares de la producción del país.

El desarrollo del país productivo y la creación de trabajo nacional, el Uruguay productivo como afirmó el presidente de todos los orientales, el doctor Tabaré Vázquez, en Salto, el 31 de marzo pasado, tiene que transformarse en un compromiso de gobierno, un proyecto de desarrollo y un modelo de Nación.

Ese compromiso, ese proyecto y ese modelo necesita voluntades políticas atrás, mucho más allá de la voluntad del partido de gobierno.

Ese proyecto necesita reeditar la fuerza con que se logró la Independencia y se forjó la Nación entre 1811 y 1830.

Señoras y señores, recoger hoy la herencia de este proceso de afirmación de nuestra soberanía y de construcción de nuestro modelo de nación, tiene que pasar por la reafirmación del compromiso de participar en la elaboración de este modelo, más allá de la pertenencia a uno u otro de los partidos políticos que existen en el país.

Si la Patria es el pasado, el presente y el futuro de los orientales; si la Nación es el país y su pueblo, nosotros queremos establecer el compromiso de ponernos al frente de los esfuerzos por defender nuestra soberanía, nuestras riquezas y nuestras empresas; el fruto del trabajo y la producción de los orientales, nuestro país y nuestro pueblo. Muchas gracias.

© 2006 PRESIDENCIA - República Oriental del Uruguay | Derechos Reservados