31/08/06


NIN: “NO HAY DESARROLLO ECONÓMICO SIN EXPRESIÓN SOCIAL”
Tras sostener que no hay desarrollo económico sin expresión social, el Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa, afirmó que “hoy nuestro Gobierno trata de tener una visión de desarrollo que integre las soluciones a mediano y largo plazo, a partir del corto plazo, con las reformas planteadas y la atención a la emergencia social”.

Durante su exposición en el Edificio MERCOSUR, en la inauguración de la Primera Jornada Nacional sobre Desarrollo – “Planificación, gestión y efectividad para el desarrollo”, Nin Novoa afirmó que “el Gobierno aspira a ejercer una función de dirección política, orientada a transformar aspectos del sistema económico y el escenario de articulación de intereses que están en su base”, agregando que “a partir de esa premisa básica la identidad de la izquierda se hace manifiesta en posturas transformadoras respecto a cuestiones de la agenda política, tales como: el rol del Estado en la sociedad contemporánea y su relación con lo privado; la relación con el poder político y el vínculo entre política y economía; la relación de Estado con la sociedad civil; el pluralismo o la diversidad de condiciones y situaciones sociales y en consecuencia el perfil de las políticas públicas consecuente para alcanzar estos propósitos”.

Esta Primera Jornada, que comenzó este jueves y culminará mañana viernes, tiene por cometido ser una instancia de trabajo que el Gobierno uruguayo propuso para promover el debate y el intercambio, así como la elaboración, de políticas públicas en el marco del modelo estratégico ya definido de Uruguay Productivo.

En esta oportunidad, participaron del acto de apertura el Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa; el Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Carlos Viera; el Representante Residente del PNUD, Pablo Mandeville; el Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias; y el Ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, entre otros expositores. 

Nin explicó que la articulación entre mercado, sociedad y Estado, deben encontrar formas efectivas de rediseñarse, no sólo en el ámbito fiscal, económico y productivo, sino también fundamentalmente en el ámbito de la distribución la corresponsabilidad social. “Para ello es necesario, en primer lugar, establecer cuáles son las etapas que se deben  cumplir para la elaboración, el diseño, la discusión y la decisión, de un proceso complejo que abarca diversos planos”, djio, añadiendo que “por lo tanto, el primer punto que queremos poner sobre la mesa, es la necesidad de continuar el debate que este Gobierno ha iniciado en relación con la sociedad y en diversas áreas de la actividad del Estado, hacia la visión de largo plazo y la estrategia de desarrollo”.

Al respecto, destacó la producción innovadora, organización social y educación para la innovación, como los tres pilares fundamentales sobre los que se erigirá la estrategia de desarrollo que implementa la actual Administración.

Por lo tanto, dijo, “es muy importante que tengamos buenos resultados en el corto plazo”, aunque explicó que “contra los malos augurios que provenían desde diversos ámbitos, el Gobierno ha demostrado cómo es posible definir con claridad sus prioridades sociales y, a la vez, administrar y gestionar las cuentas públicas con extrema responsabilidad y con éxito”.

Nin se refirió en otro pasaje de sus palabras sostuvo que es una tarea urgente la de reformar el Estado uruguayo, llevándolo hacia uno que sea eficaz y eficiente para el desarrollo integral. “Debemos avanzar hacia la creación de un Estado capaz de ejecutar un programa desarrollista moderno y creemos que nos encontramos precisamente en una etapa de transición hacia eso”.

En tal sentido, sostuvo que “este Estado debe recuperar la capacidad de planificación, de pensar en el largo plazo, función que ha sido desmantelada en los últimos años, pero la reforma del Estado debe tener como uno de sus ejes principales mejorar la calidad de la gestión pública”.

PALABRAS DEL VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, RODOLFO NIN NOVOA

VICEPRESIDENTE NIN: Bueno, muy buenos días para todos; representantes, señores Ministros, señores parlamentarios; representantes del Poder Judicial, directores de Entes; representantes de partidos políticos; representantes de Universidades, empresarios, sindicatos, cooperativas, organizaciones no gubernamentales; ciudadanía en general; expositores y comentaristas: nuestro agradecimiento, también por el apoyo del BID y PNUD en esta iniciativa que ha sido convocada para recibir opinión de nuestros ilustres invitados, académicos y actores de primera línea en el contexto internacional, intercambiar ideas con ellos, así como con los comentaristas nacionales, acerca de un conjunto de temas que tienen que ver con el concepto de desarrollo para un país como Uruguay y la estrategia nacional para alcanzarlo.

Sin pretender entrar en el análisis de los especialistas, quisiéramos enmarcar nuestra intervención en algunos conceptos que nos parecen, no fundamentales, pero por lo menos importantes.

Las crisis sociales y económicas agudizaron procesos de exclusión mostrando cambios que están siendo abordados en su complejidad con propuestas que den las bases a una nueva forma de integración social.

Nuevas subjetividades y condiciones socioeconómicas dan cuenta de la fragmentación social, a la vez que expresan quiebres y emergencias de nuevos temas y demandas de derechos.

Las formas sociales de lo público y lo político desafían a pensar local, regional y globalmente nuevas estrategias, nuevos abordajes, para una democracia social, económica y política con una nueva visión sobre el desarrollo que nos posicione como un pequeño país en el siglo XXI.

En primer lugar, consideramos que se debe partir de un concepto de desarrollo integral en el que la satisfacción de las necesidades sociales provendrá de una eficaz actuación del Estado, con una economía activa y en crecimiento, en conjunción con la sociedad civil como el primer paso de un proyecto alternativo.

En segundo lugar, aspiramos a que las sociedades cambien hacia niveles de satisfacción de las necesidades humanas básicas, de tal forma que el crecimiento económico redunde en bienestar. No hay desarrollo económico sin expresión social.

Hoy nuestro gobierno trata de tener una visión de desarrollo que integre las soluciones a mediano y largo plazo, a partir del corto plazo, con las reformas planteadas y la atención a la emergencia social.

En tercer lugar, crecimiento económico con equidad es el desafío contemporáneo. A partir de la evidencia del aumento de las desigualdades en el mundo y en particular en América Latina, y de la persistencia de índices de pobreza que ponen en riesgo la sustentabilidad de cualquier modelo económico de desarrollo, la cuestión de la equidad aparece en la agenda pública ya como una cuestión exclusivamente ética, como es la búsqueda de la justicia, sino como una condición indispensable de desarrollo económico.

En ese sentido, el Gobierno aspira a ejercer una función de dirección política, orientada a transformar aspectos del sistema económico y el escenario de articulación de intereses que están en su base.

A partir de esta premisa básica, la identidad de la izquierda se hace manifiesta en posturas transformadoras respecto a cuestiones de la agenda política, tales como: el rol del Estado en la sociedad contemporánea y su relación con lo privado; la relación con el poder político y el vínculo entre política y economía; la relación de Estado con la sociedad civil; el pluralismo o la diversidad de condiciones y situaciones sociales y en consecuencia el perfil de las políticas públicas consecuente para alcanzar estos propósitos.

La articulación entre mercado, sociedad y Estado, debe encontrar formas efectivas de rediseñarse, no sólo en el ámbito fiscal, económico y productivo, sino también fundamentalmente en el ámbito de la distribución y la corresponsabilidad social.

Para ello es necesario, en primer lugar, establecer cuáles son las etapas que se deben cumplir para la elaboración, el diseño, la discusión y la decisión, de un proceso complejo que abarca diversos planos.

Por lo tanto, el primer punto que queremos poner sobre la mesa es la necesidad de continuar el debate que este Gobierno ha iniciado en relación con la sociedad, y en diversas áreas de la actividad del Estado, hacia la visión de largo plazo y la estrategia de desarrollo.

Durante años las orientaciones de largo plazo de los sucesivos gobiernos han sido impuestas a la sociedad sin que este debate fuera abierto.

Queremos recuperar el proceso político de decisión y rescatar la política en la definición de las estrategias de largo plazo.           

Este es un evento en consonancia con las acciones del nuevo gobierno con el objetivo de involucramiento de toda la sociedad en un proceso que tendrá etapas y diversos niveles de participación.

Queremos convocar a la sociedad no solamente porque consideramos que es un requisito ético, convocamos a la participación porque no puede haber proceso de desarrollo sin movilización social, y los agentes sociales -esto es los empresarios, los trabajadores, los vecinos- no se moverán y mucho menos apoyarán si no se involucran en la toma de decisiones; si no participan, si no se comprometen con esos procesos.

Debemos, por la tanto, empezar por elaborar nuestra visión de país en el largo plazo; es decir, definir cuál es la visión, la imagen objetiva de la sociedad a la que aspiramos.

Ello supone, en primer lugar, imaginar como debe ser la estructura productiva que haga posible que nuestro país rompa con el pasado de largo plazo; con la paupérrima tasa de crecimiento que ha caracterizado el siglo XX, y que el proceso de apertura que se vivió en las últimas décadas no ha logrado alterar significativamente.

Crecer sostenidamente a tasas superiores, como hoy más cercanas a la de los países dinámicos del mundo, requiere no solamente aumentar nuestra tasa de inversión, que se está logrando, sino también mejorar la calidad de la inversión diversificando nuestros productos, en especial nuestra estructura exportadora.

Imaginar la estructura productiva no implica necesariamente la opción por algunos sectores o ramas, como ganadores. Lo que debe preocuparnos es el contenido innovador de nuestra producción, su capacidad de reproducción a partir del uso de nuestra inteligencia.

Nosotros escuchamos muchas veces decir “la vaca les gana”; la vaca les gana si hay inteligencia al lado de ella, encima de ella y con ella, y con la gente que la trabaja.

Debemos buscar un modelo de producir y trabajar en el que todos podamos vivir mejor; no solamente porque dispondremos de mayores ingresos y podremos consumir más y mejores bienes y servicios, sino porque estaremos produciendo creativamente, creando satisfacción mediante nuestro trabajo, poniendo más empeño para cumplir con nuestras tareas, lo que en definitiva creo que nos hará a todos más felices.

Pensar cuál es la estructura de producción deseable implica imaginar cómo se organiza la sociedad para poder llevar adelante esas tareas. En particular, cómo recuperamos los niveles de integración social que hemos perdido; o cómo creamos nuevas formas de integración social que contribuyan a la satisfacción de las necesidades básicas, así como los derechos humanos, sociales y económicos de los sectores más pobres de nuestra población.

Nuestro modo de organización social debe ser capaz de abrir espacios de movilidad social ascendente, brindando oportunidades y acceso a la educación de nuestros niños pobres que hoy son la mayoría de nuestra niñez.

Producción innovadora, organización social y educación para la innovación resultan tres pilares fundamentales sobre los que se erigirá nuestra estrategia de desarrollo.

Pero estos contenidos generales sobre los que fácilmente todos podríamos estar de acuerdo y alcanzar grandes consensos, deben transformarse en acuerdos sociales explícitos en una visión general de la que se deriven objetivos estratégicos nacionales e instrumentos para alcanzar estos objetivos.

Este conjunto de definiciones constituyen la estrategia de desarrollo nacional a la que aspiramos.

El proceso de elaboración y discusión de tal estrategia deberá recorrer, por lo menos, tres planos concluyentes. La definición de la estrategia nacional agregada o global del país que debe ser complementada por estrategias regionales asentadas en los problemas locales, así como por estrategias sectoriales de largo plazo.

Nuestras empresas públicas y los ministerios sectoriales están formulando planes que van más allá de este período de gobierno; debemos avanzar en cómo estos y otros planes se vuelvan consistentes con estrategias regionales avanzando en un proceso de descentralización y regionalización para la elaboración de estrategias de desarrollo.

Una nueva regionalización fortalecerá la acción municipal, generando masa crítica y escala  para promover más eficazmente el desarrollo.

Decíamos que producción, organización social y educación para la innovación resultan tres pilares fundamentales sobre los que se erigirá nuestra estrategia de desarrollo.

¿Cómo combinamos estos elementos? ¿Cómo los administramos? ¿Dónde ubicamos las prioridades? ¿Qué vamos a subsidiar en razón de que su rentabilidad social o su contribución a la estrategia sean notablemente superiores a su rentabilidad privada?

Son todas decisiones que deben tomarse mucho más explícitas de cómo han  funcionado hasta ahora. Debemos ir delineando caminos y trayectorias que avancen más allá de las generalidades en las que estas opciones fundamentales resulten cada vez más transparentes, consistentes y, por lo tanto, creíbles; creíbles, además, porque deben resultar de un proceso en el que se expresen las grandes mayorías nacionales.

Con esos requisitos podremos cimentar vigorosamente el camino del cambio profundo, cuanto más transparente y comprensible sea ese camino, más ciudadanos se irán comprometiendo para transitarlos. ¿Por qué no pensar que es posible recuperar uruguayos que no encontraron en el país oportunidades para su realización personal?

Por lo tanto, es muy importante que tengamos buenos resultados en el corto plazo. Contra los malos augurios que provenían desde diversos ámbitos, el Gobierno ha demostrado cómo es posible definir con claridad sus prioridades sociales y, a la vez, administrar y gestionar las cuentas públicas con extrema responsabilidad y con éxito.

Pero debemos ser consistentes en el enunciado de nuestros objetivos de mediano y largo plazo, y en los instrumentos que ya empezamos a utilizar para alcanzar dichos objetivos.

Reformar este Estado hacia uno que sea eficaz y eficiente para el desarrollo integral es una tarea urgente. Debemos avanzar hacia la creación de un Estado capaz de ejecutar un programa desarrollista moderno y creemos que nos encontramos precisamente en una etapa de transición hacia eso.

Este Estado debe recuperar la capacidad de planificación, de pensar en el largo plazo, función que ha sido desmantelada en los últimos años, pero la reforma del Estado debe tener como uno de sus ejes principales mejorar la calidad de la gestión pública.

Creo sinceramente que el Uruguay tiene en este aspecto un problema de carácter gerencial. En una gran medida la calidad de las políticas depende de la capacidad para gestionarlas; para ello es necesario no solamente dotar al Estado de capacidades gerenciales e instrumentos modernos para el diseño de políticas, sino también para el seguimiento y la evaluación de esas políticas.

El componente fundamental provendrá de la excelencia en los recursos humanos, en la profesionalización de la gestión, en la creación de carreras funcionales donde los méritos y las capacidades importen más que la antigüedad.

Desde ese Estado preocupado por el desarrollo y con capacidad de gestión en permanente diálogo con la sociedad, es que debemos elevar nuestra imaginación hacia la utopía futura que mueva nuestros pasos actuales.

Pero esa imaginación y esa discusión debe alcanzar resultados concretos, transitando a la vez por tres espacios: el del Poder Ejecutivo con sus Ministerios y la Comisión de OPP, coordinando desde la Presidencia de la República; el de la consulta social, por ejemplo a través de la convocatoria al Consejo de Economía Nacional cuya Ley ya fue sancionada y promulgada y ya ha sido reglamentado su funcionamiento, a través de un Decreto presidencial; y también por el Parlamento en el que radica y radicará siempre la representación de toda la ciudadanía. Muchas gracias.

 

PALABRAS DEL COORDINADOR DEL PRODEV-BID, ROBERTO GARCÍA LÓPEZ

GARCÍA LÓPEZ: Buenos días a todos; señor Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa; señor Carlos Viera, Director de la OPP; señor Ministro de Economía, Danilo Astori; señor Representante Residente de las Naciones Unidas, Pablo Mandeville; señor Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano; señoras y señores:

Me toca a mí hacer una breve presentación de este instrumento, que es relativamente joven, que tenemos en el Banco Interamericano de Desarrollo nacido a pedido de los países y por demanda de los países para mejorar la gestión por resultados y la efectividad del desarrollo.

Como ustedes ven en esta primera línea el nombre del PRODEV en realidad es como estas personas que se llaman Federico Ignacio, José López García Pérez y es más bien conocido como "pepe" y esto se debe a que el origen del programa como ustedes ven tiene un nombre que es el programa de implementación del pilar externo del plan de acción de mediano plazo de efectividad de desarrollo. Esto es un programa que fue lanzado hace unos 15 meses y cuyo objetivo principal es el de fortalecer la capacidad de gestión para resultados en los países a fin de mejorar la efectividad del desarrollo, tema que nos convoca en estas jornadas.

Para esto permítanme también gastar un par de minutos en dos breves definiciones porque cuando entramos en el campo de qué es la efectividad del desarrollo, qué es la gestión por resultados en los países a fin de mejorar la efectividad del desarrollo, tema que nos convoca en estas jornadas. Para ello permítanme gastar un par de minutos en dos breves definiciones porque cuando entramos en el campo de qué es la efectividad del desarrollo qué es la gestión por resultados según con quienes y cómo hablamos tenemos distintos conceptos; pero para simplificar esto precisamente diríamos que los países sean capaces de al menos lograr resultados colectivos y sostenibles de desarrollo en función de objetivos predefinidos. Es decir, básicamente los resultados colectivos se entienden, como fue señalado por el Vicepresidente de la República donde todos ganan y no hay perdedores, y sostenibles porque tenemos que hacer procesos que sean sostenibles en el tiempo.

Y por último disponer herramientas porque si tenemos objetivos predefinidos quiere decir que sabemos adonde vamos, pero si no tenemos herramientas para medir esos resultados no sabemos si alcanzamos o no esos resultados. Qué son la gestión o qué entendemos por la gestión para resultados por desarrollo, básicamente es una gestión centrada en el desempeño del desarrollo, como ya fue señalado claramente por el Director de OPP, y básicamente buscamos la implementación de ciertos instrumentos, para esa gestión, como también lo señalara el Vicepresidente, lo que buscamos es una gestión eficaz y eficiente del desarrollo y para eso tenemos que contar con ciertas herramientas o instrumentos como son la planificación estratégica, la programación presupuestaria, el análisis y gestión de riesgos, entendiendo riesgos del alcance de los riesgos políticos, de los riesgos fiscales, los riesgos de las inversiones y por último el monitoreo y evaluación, de esos resultados para utilizarlos en la realimentación de la toma decisiones.

Para esto básicamente, pensamos que hay que apoyarse en dos o tres pilares básicos, uno de ellos es la gobernabilidad y las instituciones. No se puede hablar, hoy, de gestión por resultados sino contamos con un sistema más o menos institucionalizados, de instituciones fuertes y niveles de gobernabilidad aceptables.

Esta no es un área de actuación del PRODEV pero sí es un área o una precondición necesaria para que podamos impulsar la gestión por resultados.

El otro pilar, en esa línea son los sistemas de estadística e información, debemos contar con sistemas de estadísticas e información por lo menos, modernos y que nos permitan construir indicadores de gestión, sobre estos dos pilares se apoyan, lo que definimos como las cuatro P del (proverbio), la definición de prioridades estratégicas nacionales o los planes de desarrollo, las políticas publicas del presupuesto y los programas y proyectos, y en la convergencia de estas áreas es donde podemos decir que se da la gestión por resultados.

Ahora bien, no alcanza con eso, sino que además estas cuatro funciones, como también fue señalado por el Vicepresidente, tienen que estar integradas, tienen que estar comunicadas y tienen que realimentarse unas a otras.

Y también, no solo tenemos que manejar el concepto de integración entre la planificación, el corto plazo y el mediano plazo, sino también es necesario que eso lo hagamos en todas las etapas de la gestión, en el diseño, en la ejecución, en el monitoreo y también la evaluación. Permítanme aquí hacer un comentario sobre algo que también señalo el Vicepresidente, la necesidades de involucrar en este proceso a todos los actores principales. Como ustedes ven en nuestros países de América Latina contamos con regimenes fundamentalmente presidencialistas por lo tanto hay es donde se genera esta toma de decisiones en general la planificación y las estrategias de gobierno. Pero para eso dentro del Ejecutivo, se acompañan con los ministerios Centrales como los de calificación o el Ministerio de Finanzas e Economía. Pero también están los ministerios sectoriales, que en ultima instancia van hacer los generadores de bienes y servicios o del valor agregado del valor público. También los sindicatos tienen un rol importante, me refiero a este caso también los sindicatos del sector público en un segundo circulo también tenemos el congreso que ya fue señalado, el Poder Judicial y los sistemas de contraloría y auditoria que también tienen que incorporarse al sistema de gestión por resultados. Y en un tercer círculo, veríamos la partición de la ciudadanía a través del sector privado de las ONG y también en los medios de prensa y comunicación. Es decir estos son los actores principales que tenemos que involucrar en este proceso de gestión por resultados para lograr consensos y avanzar en la efectividad de desarrollo.

Sin embargo, tenemos un problema en América Latina y ese problema reside en que la población en general tiene una persecución de estos actores en términos de su confianza un poco devaluadas. Una reciente evaluación que se hizo de cuál es la percepción de la ciudadanía y los que les voy a mostrar es a nivel agregado de América Latina, no es exclusivamente para el caso uruguayo, sino que es el promedio de América Latina.

La pregunta que se hizo a los ciudadanos fue de todas estas instituciones que se develen los actores que participan el proceso en gestión en cuáles usted confía más, en cuáles usted deposita su confianza y los resultados de la gestión. Bueno, algunos de ustedes deben estar pensando en distintos ranking y con distintos actores, pero creo va a ser un poco sorprendente porque, como ustedes ven, la población en quien más confía es en los bomberos y después de los bomberos tiene instituciones como la Iglesia, los medios de comunicación, etcétera; y vemos que las instituciones públicas, como en la Presidencia, incluso el Congreso, tienen menor confianza.

Entonces, acá cabe la pregunta, ¿y esto por qué ocurre en América latina? Y esto ocurre en América Latina precisamente porque los gestores del sector público no están dando los resultados que espera la población y la ciudadanía; es decir, es la falta de resultados.

El programa ya ha avanzado en el diagnóstico y en los planes de acción de más de 15 países de la región, y simplemente les quiero traer acá rápidamente un resultado agregado de que es lo que estamos viendo que ocurre y cuáles son los problemas principales que afecta la efectividad de la gestión por resultados al menos en esto quince países de América Latina.

Como ustedes ven, el primer problema es la alta volatilidad político institucional de la región, y en consecuencia en las reformas. Simplemente un dato que por si solo es contundente, también de la misma fuente: en la última década 1995- 2005 nueve presidentes constitucionales no terminaron su mandato constitucional; estamos hablando de nueve presidentes sobre 26 países que tiene la región.

Obviamente, esto afecta a es proceso de las reformas constitucionales, y también afecta las formas económicas, y las reformas del Estado, debido escasa coordinación entre la programación de mediano, a largo plazo y el Presupuesto anual.

Esto es un tema que hemos visto en varios países de Latinoamérica, son pocos los países que han logrado avanzar en una muy buena coordinación entre el análisis del mediano y del largo plazo, con el Presupuesto anual.

Falta o escaso coordinación entre políticas públicas, esto se ve en la mayoría de los países de América Latina existen diseños buenos de políticas, en la implementación tenemos problemas, y las iniciativas –si existen - de que den buen resultado están muy dispersas.

Los presupuestos de gastos y recursos con cobertura incompleta, este es otro problema que aparece mucho en los países de la región, en algunos de ellos hasta el 30 y 40% del presupuesto, mejor dicho, del gasto público, no está incorporado en el presupuesto.

Otro de los problemas, necesidad de capacitación a los funcionarios en la gestión para resultados, que también fue mencionado la necesidad por el Vicepresidente de contar con recursos calificados para avanzar en las reformas.

Sistema de adquisiciones y auditorías con capacidades limitadas, fuerte debilidad, especialmente en los procesos de auditoría y gestión.

Programas y proyectos que operan sin sistemas de medición y desempeño. Esto se verifica en la mayoría de los países, y como señaló el Director de la OPP, se está avanzando dentro del Programa de cómo fortalecer el sistema de inversión pública, a fin de mejorar la calidad y la eficiencia de los programas y proyectos.

Debilidad en los sistemas de monitoreo y evaluación. En algunos casos podemos constatar la inexistencia en varios países de la región de los sistemas de monitoreos.

Pobre o inexistente rendición de cuentas, a la legislatura y a los congresos. Esto se da en una doble vía, en algunos casos en los países no hacen rendición de cuentas de ningún tipo o muy pobre a los congresos, en otros casos se hacen las rendiciones de cuentas a los congresos, pero los congresos no tienen capacidad técnica para evaluar y analizar estas rendiciones de cuentas.

Y por último, también la cultura de la gestión por resultados está insuficientemente interiorizada en el sector privado, las ONGs y la ciudadanía. Y como también fue señalado para que ella se constituya en las demandantes de la mejor gestión pública, es necesario que entiendan el proceso y el rol que tienen que seguir.

Ante estos problemas el programa ya avanzado de todos estos países, atendiendo básicamente todos o la mayoría de estos problemas, como ustedes ven los más populares o los que más se repiten en los países, son el fortalecimiento del sistema de monitoreo; fortalecimiento de los sistemas presupuestarios, de la coordinación de la gestión de corto y mediano plazo.

Para concluir, el Programa considera nuevos comentarios finales, hemos avanzado estos quince meses y creemos que existen condiciones muy favorables para avanzar en la institucionalización de la gestión para resultados del desarrollo en América Latina y el Caribe.

Esto lo podemos afirmar a partir de que este es un Programa voluntario, en menos de doce meses los veintiséis países del Caribe, se adhirieron a través de cartas-acuerdos; cartas-convenios, para recibir y participar de los fondos no reembolsables que dota el Programa a los países que participamos.

Por último, se debe avanzar paralelamente en los dos planos: en el de las Instituciones y de la gobernabilidad, así como en el instrumental que es el que les he presentado, en términos de mejorar la gestión presupuestaria; la gestión de la planificación estratégica. Pero también es importante el tema de la gobernabilidad y las Instituciones.

Por último, como hemos visto en estos últimos años, revisando los casos de América Latina, no existe un modelo único. El mejor modelo para Uruguay, es el modelo que desarrollan los uruguayos a partir de otras experiencias, pero siempre partiendo de las realidades propias. Muchas gracias.

PALABRAS DEL DIRECTOR DE LA OPP, CARLOS VIERA

DIRECTOR VIERA: Buenos días a todos. Señor Vicepresidente de la República; autoridades nacionales y departamentales; señores representantes de Instituciones internacionales; señores representantes de gremiales y trabajadores; Cámaras empresariales de identidades cooperativa; de Instituciones de enseñanza, ilustres visitantes, señoras, señores:

Estamos convencidos que en el ejercicio del Gobierno, como en cualquier otra actividad humana, debe haber un balance de la acción y la regresión. Esta Primera Jornada Nacional sobre Desarrollo, que congrega al Gobierno de cara a la sociedad, quiere ser un alto en el camino de la acción para tener una instancia de reflexión sobre el futuro del país que esperamos que sea fecunda y serena.

Quiere ser un punto de encuentro para construir una visión de país, en esa búsqueda de un modelo de desarrollo que nos permita superar los problemas del presente y con ello permita a los uruguayos y uruguayas vivir cada vez mejor en un país que sepa lo que quiere. Y que sea capaz de transitar firmemente por la senda del crecimiento sostenido, genuino, armónico y con justicia social.

Desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y en particular desde la Comisión de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, integrada además por los Ministros vinculados al desarrollo, como sabiamente dispuso la Constitución de la República, hemos organizado este evento, en el cual, junto a elencos ministeriales

parlamentarios, directores de empresas estatales, intendentes municipales, asesores de distintas esferas del Gobierno, participan trabajadores, empresarios, cooperativistas y diversos factores de la sociedad civil.

Seguro estoy de que todos concurrimos a este encuentro con mente abierta y con la sana expectativa de hallar espacios comunes, esas ideas, esos proyectos, esos modelos en pos de los cuales nos sintamos mancomunados y consustanciados.

Hoy más que nunca necesitamos creer en el Uruguay del futuro, productivo socialmente integrado, democrático, inteligente, e inserto en la región y en el mundo.

Nos complace enormemente recibir el aporte de prestigiosos expertos en los temas que nos convocan. Desde ya nuestro más sentido agradecimiento y la confianza de que el intercambio que mantengamos en esta jornada y en la de mañana, será fructífero para todos.

Pero nuestro agradecimiento va más allá, porque valoramos enormemente que con vuestros talentos hayan seguido profundizado los temas del desarrollo y la planificación.

Desgraciadamente algo olvidados en la última década y más aún los hayan enriquecido con ponencias, con libros, con tratados los hayan actualizado, incorporando aportes de distintas corrientes de opinión.

En un marco más general, como país, nos sentimos integrados a la comunidad internacional que nos hace participes de compromiso social a largo plazo.

Nos referimos a las metas del milenio.

Considerando nuestra posición relativa en el mundo, advertimos que algunos objetivos y metas están -para nosotros- en avanzado grado de cumplimiento.

Pero sentimos que otros nos comprenden plenamente y requerirán de un buen proceso de esfuerzo y de trabajo y sobre todo de transformaciones para poder alcanzarlos.

A nuestro entender todo país tiene el derecho y el deber de construir destino y los ciudadanos el de participar en nuestra tarea, y en tanto la hacen crean ciudadanía.

La idealización del modelo de país suele ser concomitante con el accionar de las políticas porque las sociedades no se paralizan para pensar su futuro.

Este gobierno tiene entre sus planes varios proyectos y los está implementando. El Presupuesto da cuenta el aspecto del mediano plazo, el Plan de Emergencia Social de temprano lanzamiento y en ejecución que va madurando es otro pilar. Ciertamente fue ardua la tarea entre marzo y diciembre del 2005 para poder dar pasos firmes en el reordenamiento macro económico de un país endeudado; y estamos hablando de una relación deuda-producto que era cercana al 100 %.

Y poner un freno al deterioro social y estamos hablando de un país donde el 56% de los niños nacen en hogares pobres.

Pero eso no fue óbice para que hacia fines del año desde el Poder Ejecutivo se lanzara un plan de desarrollo productivo, y se convocara a los actores sociales al Compromiso Nacional por el Empleo, los Ingresos y las Responsabilidades.

Asimismo, está en plena etapa de diseño y discusión reformas en el área tributaria y en la salud, también estamos desde la OPP diseñando un sistema nacional para la inversión pública y privada.

Sabemos que estamos transitando, pero que no basta, que la tarea es permanente; que hay reformas pendientes y que es necesario una persistencia en la elaboración, una enorme tarea de articulación y un adecuado encuadre en un plan nacional de desarrollo.

Desde Naciones Unidas se nos insta a planificar, porque si no de qué otra forma habremos de cumplir con los compromisos adquiridos; y además cómo los haremos compatibles con las metas que hemos comprometido con los organismos financieros internacionales.

Debemos entonces planificar, porque salvo que el presente nos complazca plenamente, habrá siempre nuevos objetivos y a sus servicios se diseñarán nuevas estrategias para lograrlos de la mejor y más temprana forma posible.

Planificar para no andar a la deriva como país en medio un mundo además que es dinámico, cambiante, pero aceleradas transformaciones tecnológicas.

Y cuando hablamos de desarrollo estamos pensando en desarrollo humano, porque en el futuro desenvolvimiento del país dependerá en última instancia el desarrollo del ser humano, protagonista central de un proceso en el cual no hay espacios para la prescindencia ciudadana, ni para el renunciamiento estatal ni para la improvisación.

En tanto toda estrategia vincula una situación del presente con una visión del país para el futuro, es preciso construirnos tres imágenes: primero, el diagnóstico que desnude el problema del presente, las insatisfacciones de hoy, la rigidez en las estructuras, pero que también marque la potencialidades y las oportunidades. Segundo, la idealización de ese nuevo modelo de país, donde los cambios en las estructuras productivas estén correlacionados con cambios en las estructuras sociales y donde el desarrollo global se conjugue con el desarrollo sectorial y local.

Tercero, las políticas que son los vehículos que los gobiernos deciden utilizar para transportarnos de esta situación de insatisfacción a ese país proyectado.

Mucho podemos discutir sobre el alcance y contenido de estas últimas; vale la pena detenernos en ellas; constatamos un avance ya nadie en su sano juicio revindica la mano invisible y modelos que conduzcan a la autarquía.

La idea que la mejor política estatal de fomento es la que no se hace, pasó a engrosar el glosario de lo que el viento se llevó.

Ya no es concebible un Estado prescindente. Entonces, lo nuestro es la búsqueda de un modelo de desarrollo integral y de las políticas activas que sean funcionales y consistentes para aproximarnos a ese ideal.

Consecuente con ello pensamos que tener una estrategia supone la implantación de tales políticas y su monitoreo permanente.

En esa búsqueda estamos y esta Jornada pretende ser un mojón en el camino repasando lo que queda del día en términos de teorías, tomando la expresión de Cristian Dimers en su excelente trabajo de reciente publicación titulado "Fomentar la coordinación de las políticas económicas de América Latina", diremos en apretada síntesis que la región ha transitado por variados caminos, pero todos ellos resultaron truncos o insuficientes, o rotundos fracasos.

Desde las políticas exploratorias de industrialización, pasando por la sustitución de importaciones, siguiendo por el modelo de apertura y desregulación pautado por el consenso de Washington, y últimamente desde el enfoque pragmático de estrategia competitiva y articulación productiva.

A su vez, el escenario internacional tiene cambios vertiginosos que por sí solo nos interpelan. Eso define un escenario poco satisfactorio en cuanto al aporte de las construcciones teóricas recientes.

En los últimos 50 años, la tasa promedio de crecimiento del Producto Bruto en Uruguay fue modesta, menor al 1,8 %; y ella se obtuvo con períodos largos de estancamiento pero también con fluctuaciones tan notables como perjudiciales, ya que en algunos períodos de auge, altas tasas de crecimiento económico no derivaron en los beneficios esperados en los niveles de empleo ni en los salarios y terminaron siendo insustentables conduciendo a críticos desplomes en los económico y lo social.

En este contexto histórico no es de extrañar que destaquemos algunos datos, sostengamos algunas premisas y formulemos muchas preguntas con necesaria dilucidación.

A modo de datos: estamos, nos sabemos en un país particularmente pequeño ubicado entre dos grandes, y que estamos dotados de diversos recursos naturales, pero que no tenemos el recurso energético básico, el petróleo.

A modo de premisas: nos plantamos que el crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo pero es condición necesaria para el mismo, luego que no hay crecimiento sin inversión adecuada en cantidad y en calidad.

Diremos que nuestra inserción internacional es clave y ya nadie discute que la competitividad es la llave para el éxito de nuestra posición exportadora, pero sí nos interrogamos, sí discutimos sobre si ponemos el énfasis en agregar valor a nuestras materias primas o si lo ponemos en generar capacidades para competir en diversos sectores.

Asimismo, nos preguntamos si a falta de economías de escala dependemos de la diferenciación y, por lo tanto, de una fuerte apuesta a la innovación o bien dichas economías de escala las podremos suplir en el mercado regional ampliado en tanto existan condiciones para la integración de cadenas productivas o se aprovechen nichos de mercado.

Debemos estar alerta a las falsas dicotomías. Pero en suma no sólo aspiramos a más comercio, sino a mejorar la calidad de nuestro comercio internacional.

Otro factor de preocupación es que nuestro nivel educativo, otrora potente, viene decayendo; justo cuando en el mundo la innovación tecnológica avanza a pasos agigantados y si cuando pensamos en el largo plazo no nos detenemos en observar la debilidad del mercado de capitales de nuestro país, que en este momento vive además una escasísima actividad en su mercado bancario luego de la aguda crisis del 2002.

Entre el conjunto de temas insoslayables al momento de pensar en una estrategia de país, sobresale la problemática energética y es allí donde más nítidamente divisamos la potencialidad de la integración regional.

Pero no todos son interrogantes, también tenemos convicciones. Creemos firmemente que el Estado además de transformarse debe ser eficiente y eficaz; debe convertirse en el gran articulador de este proceso; y que debe fomentar y coordinar, tanto la inversión extranjera directa como lo que se apoya en el capital nacional. Más aún, la primera debe contarse sin lugar a dudas con el atractivo de un país amigable, con buen clima de negocios, con ordenamientos macroeconómicos y jurídicos estables.

Pero importa particularmente la segunda, vista en relación de complementación y no en relación de contraposición con la de procedencia externa. No queremos enclaves en nuestro país.

Pero para ello es sabido que los actores locales más cercanos a los recursos productivos, más cercanos a los emprendimientos de las pequeñas empresas, necesitan particularmente un apoyo tanto en financiamiento como en asistencia técnica y en acciones de articulación productiva y comercial, que muchas veces por sí solos no pueden encarar.

En esta tarea nos encontramos, recogiendo proyectos productivos, evaluándolos, canalizándolos. Es allí donde la tarea de articular el desarrollo local con la obra pública en la infraestructura y con los planes de desarrollo global, se presenta en toda su dimensión.

Concluyendo, amigos, amigas, hoy los invitamos a un intercambio de ideas, pero para que no quede en ello, queremos que deje un producto en el que podamos apoyarnos para seguir avanzando en el proceso de cambio que puso en marcha el nuevo Gobierno.

Este tuvo que enfrentar la emergencia social, mediante medidas para reducir la pobreza y la indigencia, pero al mismo tiempo se gestaron transformaciones institucionales, porque hoy el MIDES es una realidad.

Tuvo que enfrentar la emergencia financiera pese a las restricciones determinadas por el agobiante nivel del endeudamiento externo del sector público.

El Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, convocó a los sectores sociales al Compromiso Nacional por Empleos y los Ingresos y las Responsabilidades; identificó las primeras acciones necesarias para hacer realidad el "Uruguay Productivo".

Desde el Poder Ejecutivo se definieron los lineamientos de una Reforma Tributaria y la Reforma en la Salud, y ahora comienza a definirse los correspondientes a la Reforma del Estado.

Por este camino podemos continuar transitando en la implementación de la estrategia de desarrollo.

La contribución de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, definida desde la entrañable CIDE, aquella del amigo Enrique Iglesias, como un instrumento al servicio de la planificación del desarrollo, será en primer término promover la articulación de las políticas activas del Poder Ejecutivo.

En segundo término, promover la compatibilización de las acciones de corto plazo con una perspectiva de mediano y largo plazo. El tercer aporte consistirá en ensanchar los canales de participación ciudadana en esa construcción promoviendo el funcionamiento de las comisiones sectoriales, verdaderos cables a tierra previstos en la Constitución de la República.

Y por último, avanzar en una metodología para plasmar acciones y propuestas en un documento de consenso. Muchas Gracias.

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