NIN: “NO HAY DESARROLLO ECONÓMICO SIN EXPRESIÓN
SOCIAL”
Tras sostener que no hay desarrollo económico sin
expresión social, el Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa,
afirmó que “hoy nuestro Gobierno trata de tener una visión de desarrollo
que integre las soluciones a mediano y largo plazo, a partir del corto
plazo, con las reformas planteadas y la atención a la emergencia
social”.
Durante su exposición en el Edificio MERCOSUR, en la
inauguración de la Primera Jornada Nacional sobre Desarrollo –
“Planificación, gestión y efectividad para el desarrollo”, Nin Novoa
afirmó que “el Gobierno aspira a ejercer una función de dirección
política, orientada a transformar aspectos del sistema económico y el
escenario de articulación de intereses que están en su base”, agregando
que “a partir de esa premisa básica la identidad de la izquierda se hace
manifiesta en posturas transformadoras respecto a cuestiones de la
agenda política, tales como: el rol del Estado en la sociedad
contemporánea y su relación con lo privado; la relación con el poder
político y el vínculo entre política y economía; la relación de Estado
con la sociedad civil; el pluralismo o la diversidad de condiciones y
situaciones sociales y en consecuencia el perfil de las políticas
públicas consecuente para alcanzar estos propósitos”.
Esta Primera Jornada, que comenzó este jueves y
culminará mañana viernes, tiene por cometido ser una instancia de
trabajo que el Gobierno uruguayo propuso para promover el debate y el
intercambio, así como la elaboración, de políticas públicas en el marco
del modelo estratégico ya definido de Uruguay Productivo.
En esta oportunidad, participaron del acto de
apertura el Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa; el
Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Carlos Viera; el
Representante Residente del PNUD, Pablo Mandeville; el Secretario
General Iberoamericano, Enrique Iglesias; y el Ministro de Economía y
Finanzas, Danilo Astori, entre otros expositores.
Nin explicó que la articulación entre mercado,
sociedad y Estado, deben encontrar formas efectivas de rediseñarse, no
sólo en el ámbito fiscal, económico y productivo, sino también
fundamentalmente en el ámbito de la distribución la corresponsabilidad
social. “Para ello es necesario, en primer lugar, establecer cuáles son
las etapas que se deben cumplir para la elaboración, el diseño, la
discusión y la decisión, de un proceso complejo que abarca diversos
planos”, djio, añadiendo que “por lo tanto, el primer punto que queremos
poner sobre la mesa, es la necesidad de continuar el debate que este
Gobierno ha iniciado en relación con la sociedad y en diversas áreas de
la actividad del Estado, hacia la visión de largo plazo y la estrategia
de desarrollo”.
Al respecto, destacó la producción innovadora,
organización social y educación para la innovación, como los tres
pilares fundamentales sobre los que se erigirá la estrategia de
desarrollo que implementa la actual Administración.
Por lo tanto, dijo, “es muy importante que tengamos
buenos resultados en el corto plazo”, aunque explicó que “contra los
malos augurios que provenían desde diversos ámbitos, el Gobierno ha
demostrado cómo es posible definir con claridad sus prioridades sociales
y, a la vez, administrar y gestionar las cuentas públicas con extrema
responsabilidad y con éxito”.
Nin se refirió en otro pasaje de sus palabras sostuvo
que es una tarea urgente la de reformar el Estado uruguayo, llevándolo
hacia uno que sea eficaz y eficiente para el desarrollo integral.
“Debemos avanzar hacia la creación de un Estado capaz de ejecutar un
programa desarrollista moderno y creemos que nos encontramos
precisamente en una etapa de transición hacia eso”.
En tal sentido, sostuvo que “este Estado debe
recuperar la capacidad de planificación, de pensar en el largo plazo,
función que ha sido desmantelada en los últimos años, pero la reforma
del Estado debe tener como uno de sus ejes principales mejorar la
calidad de la gestión pública”.
PALABRAS DEL VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA,
RODOLFO NIN NOVOA
VICEPRESIDENTE NIN: Bueno, muy buenos días para
todos; representantes, señores Ministros, señores parlamentarios;
representantes del Poder Judicial, directores de Entes; representantes
de partidos políticos; representantes de Universidades, empresarios,
sindicatos, cooperativas, organizaciones no gubernamentales; ciudadanía
en general; expositores y comentaristas: nuestro agradecimiento, también
por el apoyo del BID y PNUD en esta iniciativa que ha sido convocada
para recibir opinión de nuestros ilustres invitados, académicos y
actores de primera línea en el contexto internacional, intercambiar
ideas con ellos, así como con los comentaristas nacionales, acerca de un
conjunto de temas que tienen que ver con el concepto de desarrollo para
un país como Uruguay y la estrategia nacional para alcanzarlo.
Sin pretender entrar en el análisis de los
especialistas, quisiéramos enmarcar nuestra intervención en algunos
conceptos que nos parecen, no fundamentales, pero por lo menos
importantes.
Las crisis sociales y económicas agudizaron procesos
de exclusión mostrando cambios que están siendo abordados en su
complejidad con propuestas que den las bases a una nueva forma de
integración social.
Nuevas subjetividades y condiciones socioeconómicas
dan cuenta de la fragmentación social, a la vez que expresan quiebres y
emergencias de nuevos temas y demandas de derechos.
Las formas sociales de lo público y lo político
desafían a pensar local, regional y globalmente nuevas estrategias,
nuevos abordajes, para una democracia social, económica y política con
una nueva visión sobre el desarrollo que nos posicione como un pequeño
país en el siglo XXI.
En primer lugar, consideramos que se debe partir de
un concepto de desarrollo integral en el que la satisfacción de las
necesidades sociales provendrá de una eficaz actuación del Estado, con
una economía activa y en crecimiento, en conjunción con la sociedad
civil como el primer paso de un proyecto alternativo.
En segundo lugar, aspiramos a que las sociedades
cambien hacia niveles de satisfacción de las necesidades humanas
básicas, de tal forma que el crecimiento económico redunde en bienestar.
No hay desarrollo económico sin expresión social.
Hoy nuestro gobierno trata de tener una visión de
desarrollo que integre las soluciones a mediano y largo plazo, a partir
del corto plazo, con las reformas planteadas y la atención a la
emergencia social.
En tercer lugar, crecimiento económico con equidad es
el desafío contemporáneo. A partir de la evidencia del aumento de las
desigualdades en el mundo y en particular en América Latina, y de la
persistencia de índices de pobreza que ponen en riesgo la
sustentabilidad de cualquier modelo económico de desarrollo, la cuestión
de la equidad aparece en la agenda pública ya como una cuestión
exclusivamente ética, como es la búsqueda de la justicia, sino como una
condición indispensable de desarrollo económico.
En ese sentido, el Gobierno aspira a ejercer una
función de dirección política, orientada a transformar aspectos del
sistema económico y el escenario de articulación de intereses que están
en su base.
A partir de esta premisa básica, la identidad de la
izquierda se hace manifiesta en posturas transformadoras respecto a
cuestiones de la agenda política, tales como: el rol del Estado en la
sociedad contemporánea y su relación con lo privado; la relación con el
poder político y el vínculo entre política y economía; la relación de
Estado con la sociedad civil; el pluralismo o la diversidad de
condiciones y situaciones sociales y en consecuencia el perfil de las
políticas públicas consecuente para alcanzar estos propósitos.
La articulación entre mercado, sociedad y Estado,
debe encontrar formas efectivas de rediseñarse, no sólo en el ámbito
fiscal, económico y productivo, sino también fundamentalmente en el
ámbito de la distribución y la corresponsabilidad social.
Para ello es necesario, en primer lugar, establecer
cuáles son las etapas que se deben cumplir para la elaboración, el
diseño, la discusión y la decisión, de un proceso complejo que abarca
diversos planos.
Por lo tanto, el primer punto que queremos poner
sobre la mesa es la necesidad de continuar el debate que este Gobierno
ha iniciado en relación con la sociedad, y en diversas áreas de la
actividad del Estado, hacia la visión de largo plazo y la estrategia de
desarrollo.
Durante años las orientaciones de largo plazo de los
sucesivos gobiernos han sido impuestas a la sociedad sin que este debate
fuera abierto.
Queremos recuperar el proceso político de decisión y
rescatar la política en la definición de las estrategias de largo
plazo.
Este es un evento en consonancia con las acciones del
nuevo gobierno con el objetivo de involucramiento de toda la sociedad en
un proceso que tendrá etapas y diversos niveles de participación.
Queremos convocar a la sociedad no solamente porque
consideramos que es un requisito ético, convocamos a la participación
porque no puede haber proceso de desarrollo sin movilización social, y
los agentes sociales -esto es los empresarios, los trabajadores, los
vecinos- no se moverán y mucho menos apoyarán si no se involucran en la
toma de decisiones; si no participan, si no se comprometen con esos
procesos.
Debemos, por la tanto, empezar por elaborar nuestra
visión de país en el largo plazo; es decir, definir cuál es la visión,
la imagen objetiva de la sociedad a la que aspiramos.
Ello supone, en primer lugar, imaginar como debe ser
la estructura productiva que haga posible que nuestro país rompa con el
pasado de largo plazo; con la paupérrima tasa de crecimiento que ha
caracterizado el siglo XX, y que el proceso de apertura que se vivió en
las últimas décadas no ha logrado alterar significativamente.
Crecer sostenidamente a tasas superiores, como hoy
más cercanas a la de los países dinámicos del mundo, requiere no
solamente aumentar nuestra tasa de inversión, que se está logrando, sino
también mejorar la calidad de la inversión diversificando nuestros
productos, en especial nuestra estructura exportadora.
Imaginar la estructura productiva no implica
necesariamente la opción por algunos sectores o ramas, como ganadores.
Lo que debe preocuparnos es el contenido innovador de nuestra
producción, su capacidad de reproducción a partir del uso de nuestra
inteligencia.
Nosotros escuchamos muchas veces decir “la vaca les
gana”; la vaca les gana si hay inteligencia al lado de ella, encima de
ella y con ella, y con la gente que la trabaja.
Debemos buscar un modelo de producir y trabajar en el
que todos podamos vivir mejor; no solamente porque dispondremos de
mayores ingresos y podremos consumir más y mejores bienes y servicios,
sino porque estaremos produciendo creativamente, creando satisfacción
mediante nuestro trabajo, poniendo más empeño para cumplir con nuestras
tareas, lo que en definitiva creo que nos hará a todos más felices.
Pensar cuál es la estructura de producción deseable
implica imaginar cómo se organiza la sociedad para poder llevar adelante
esas tareas. En particular, cómo recuperamos los niveles de integración
social que hemos perdido; o cómo creamos nuevas formas de integración
social que contribuyan a la satisfacción de las necesidades básicas, así
como los derechos humanos, sociales y económicos de los sectores más
pobres de nuestra población.
Nuestro modo de organización social debe ser capaz de
abrir espacios de movilidad social ascendente, brindando oportunidades y
acceso a la educación de nuestros niños pobres que hoy son la mayoría de
nuestra niñez.
Producción innovadora, organización social y
educación para la innovación resultan tres pilares fundamentales sobre
los que se erigirá nuestra estrategia de desarrollo.
Pero estos contenidos generales sobre los que
fácilmente todos podríamos estar de acuerdo y alcanzar grandes
consensos, deben transformarse en acuerdos sociales explícitos en una
visión general de la que se deriven objetivos estratégicos nacionales e
instrumentos para alcanzar estos objetivos.
Este conjunto de definiciones constituyen la
estrategia de desarrollo nacional a la que aspiramos.
El proceso de elaboración y discusión de tal
estrategia deberá recorrer, por lo menos, tres planos concluyentes. La
definición de la estrategia nacional agregada o global del país que debe
ser complementada por estrategias regionales asentadas en los problemas
locales, así como por estrategias sectoriales de largo plazo.
Nuestras empresas públicas y los ministerios
sectoriales están formulando planes que van más allá de este período de
gobierno; debemos avanzar en cómo estos y otros planes se vuelvan
consistentes con estrategias regionales avanzando en un proceso de
descentralización y regionalización para la elaboración de estrategias
de desarrollo.
Una nueva regionalización fortalecerá la acción
municipal, generando masa crítica y escala para promover más
eficazmente el desarrollo.
Decíamos que producción, organización social y
educación para la innovación resultan tres pilares fundamentales sobre
los que se erigirá nuestra estrategia de desarrollo.
¿Cómo combinamos estos elementos? ¿Cómo los
administramos? ¿Dónde ubicamos las prioridades? ¿Qué vamos a subsidiar
en razón de que su rentabilidad social o su contribución a la estrategia
sean notablemente superiores a su rentabilidad privada?
Son todas decisiones que deben tomarse mucho más
explícitas de cómo han funcionado hasta ahora. Debemos ir delineando
caminos y trayectorias que avancen más allá de las generalidades en las
que estas opciones fundamentales resulten cada vez más transparentes,
consistentes y, por lo tanto, creíbles; creíbles, además, porque deben
resultar de un proceso en el que se expresen las grandes mayorías
nacionales.
Con esos requisitos podremos cimentar vigorosamente
el camino del cambio profundo, cuanto más transparente y comprensible
sea ese camino, más ciudadanos se irán comprometiendo para transitarlos.
¿Por qué no pensar que es posible recuperar uruguayos que no encontraron
en el país oportunidades para su realización personal?
Por lo tanto, es muy importante que tengamos buenos
resultados en el corto plazo. Contra los malos augurios que provenían
desde diversos ámbitos, el Gobierno ha demostrado cómo es posible
definir con claridad sus prioridades sociales y, a la vez, administrar y
gestionar las cuentas públicas con extrema responsabilidad y con éxito.
Pero debemos ser consistentes en el enunciado de
nuestros objetivos de mediano y largo plazo, y en los instrumentos que
ya empezamos a utilizar para alcanzar dichos objetivos.
Reformar este Estado hacia uno que sea eficaz y
eficiente para el desarrollo integral es una tarea urgente. Debemos
avanzar hacia la creación de un Estado capaz de ejecutar un programa
desarrollista moderno y creemos que nos encontramos precisamente en una
etapa de transición hacia eso.
Este Estado debe recuperar la capacidad de
planificación, de pensar en el largo plazo, función que ha sido
desmantelada en los últimos años, pero la reforma del Estado debe tener
como uno de sus ejes principales mejorar la calidad de la gestión
pública.
Creo sinceramente que el Uruguay tiene en este
aspecto un problema de carácter gerencial. En una gran medida la calidad
de las políticas depende de la capacidad para gestionarlas; para ello es
necesario no solamente dotar al Estado de capacidades gerenciales e
instrumentos modernos para el diseño de políticas, sino también para el
seguimiento y la evaluación de esas políticas.
El componente fundamental provendrá de la excelencia
en los recursos humanos, en la profesionalización de la gestión, en la
creación de carreras funcionales donde los méritos y las capacidades
importen más que la antigüedad.
Desde ese Estado preocupado por el desarrollo y con
capacidad de gestión en permanente diálogo con la sociedad, es que
debemos elevar nuestra imaginación hacia la utopía futura que mueva
nuestros pasos actuales.
Pero esa imaginación
y esa discusión debe alcanzar resultados concretos, transitando a la vez
por tres espacios: el del Poder Ejecutivo con sus Ministerios y la
Comisión de OPP, coordinando desde la Presidencia de la República; el de
la consulta social, por ejemplo a través de la convocatoria al Consejo
de Economía Nacional cuya Ley ya fue sancionada y promulgada y ya ha
sido reglamentado su funcionamiento, a través de un Decreto
presidencial; y también por el Parlamento en el que radica y radicará
siempre la representación de toda la ciudadanía. Muchas gracias.
PALABRAS DEL COORDINADOR DEL PRODEV-BID, ROBERTO GARCÍA LÓPEZ
GARCÍA LÓPEZ: Buenos días a todos; señor
Vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa; señor Carlos Viera,
Director de la OPP; señor Ministro de Economía, Danilo Astori; señor
Representante Residente de las Naciones Unidas, Pablo Mandeville; señor
Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano; señoras y señores:
Me toca a mí hacer una breve presentación de este
instrumento, que es relativamente joven, que tenemos en el Banco
Interamericano de Desarrollo nacido a pedido de los países y por demanda
de los países para mejorar la gestión por resultados y la efectividad
del desarrollo.
Como ustedes ven en esta primera línea el nombre del
PRODEV en realidad es como estas personas que se llaman Federico
Ignacio, José López García Pérez y es más bien conocido como "pepe" y
esto se debe a que el origen del programa como ustedes ven tiene un
nombre que es el programa de implementación del pilar externo del plan
de acción de mediano plazo de efectividad de desarrollo. Esto es un
programa que fue lanzado hace unos 15 meses y cuyo objetivo principal es
el de fortalecer la capacidad de gestión para resultados en los países a
fin de mejorar la efectividad del desarrollo, tema que nos convoca en
estas jornadas.
Para esto permítanme también gastar un par de minutos
en dos breves definiciones porque cuando entramos en el campo de qué es
la efectividad del desarrollo, qué es la gestión por resultados en los
países a fin de mejorar la efectividad del desarrollo, tema que nos
convoca en estas jornadas. Para ello permítanme gastar un par de minutos
en dos breves definiciones porque cuando entramos en el campo de qué es
la efectividad del desarrollo qué es la gestión por resultados según con
quienes y cómo hablamos tenemos distintos conceptos; pero para
simplificar esto precisamente diríamos que los países sean capaces de al
menos lograr resultados colectivos y sostenibles de desarrollo en
función de objetivos predefinidos. Es decir, básicamente los resultados
colectivos se entienden, como fue señalado por el Vicepresidente de la
República donde todos ganan y no hay perdedores, y sostenibles porque
tenemos que hacer procesos que sean sostenibles en el tiempo.
Y por último disponer herramientas porque si tenemos
objetivos predefinidos quiere decir que sabemos adonde vamos, pero si no
tenemos herramientas para medir esos resultados no sabemos si alcanzamos
o no esos resultados. Qué son la gestión o qué entendemos por la gestión
para resultados por desarrollo, básicamente es una gestión centrada en
el desempeño del desarrollo, como ya fue señalado claramente por el
Director de OPP, y básicamente buscamos la implementación de ciertos
instrumentos, para esa gestión, como también lo señalara el
Vicepresidente, lo que buscamos es una gestión eficaz y eficiente del
desarrollo y para eso tenemos que contar con ciertas herramientas o
instrumentos como son la planificación estratégica, la programación
presupuestaria, el análisis y gestión de riesgos, entendiendo riesgos
del alcance de los riesgos políticos, de los riesgos fiscales, los
riesgos de las inversiones y por último el monitoreo y evaluación, de
esos resultados para utilizarlos en la realimentación de la toma
decisiones.
Para esto básicamente, pensamos que hay que apoyarse
en dos o tres pilares básicos, uno de ellos es la gobernabilidad y las
instituciones. No se puede hablar, hoy, de gestión por resultados sino
contamos con un sistema más o menos institucionalizados, de
instituciones fuertes y niveles de gobernabilidad aceptables.
Esta no es un área de actuación del PRODEV pero sí es
un área o una precondición necesaria para que podamos impulsar la
gestión por resultados.
El otro pilar, en esa línea son los sistemas de
estadística e información, debemos contar con sistemas de estadísticas e
información por lo menos, modernos y que nos permitan construir
indicadores de gestión, sobre estos dos pilares se apoyan, lo que
definimos como las cuatro P del (proverbio), la definición de
prioridades estratégicas nacionales o los planes de desarrollo, las
políticas publicas del presupuesto y los programas y proyectos, y en la
convergencia de estas áreas es donde podemos decir que se da la gestión
por resultados.
Ahora bien, no alcanza con eso, sino que además estas
cuatro funciones, como también fue señalado por el Vicepresidente,
tienen que estar integradas, tienen que estar comunicadas y tienen que
realimentarse unas a otras.
Y también, no solo tenemos que manejar el concepto de
integración entre la planificación, el corto plazo y el mediano plazo,
sino también es necesario que eso lo hagamos en todas las etapas de la
gestión, en el diseño, en la ejecución, en el monitoreo y también la
evaluación. Permítanme aquí hacer un comentario sobre algo que también
señalo el Vicepresidente, la necesidades de involucrar en este proceso a
todos los actores principales. Como ustedes ven en nuestros países de
América Latina contamos con regimenes fundamentalmente presidencialistas
por lo tanto hay es donde se genera esta toma de decisiones en general
la planificación y las estrategias de gobierno. Pero para eso dentro del
Ejecutivo, se acompañan con los ministerios Centrales como los de
calificación o el Ministerio de Finanzas e Economía. Pero también están
los ministerios sectoriales, que en ultima instancia van hacer los
generadores de bienes y servicios o del valor agregado del valor
público. También los sindicatos tienen un rol importante, me refiero a
este caso también los sindicatos del sector público en un segundo
circulo también tenemos el congreso que ya fue señalado, el Poder
Judicial y los sistemas de contraloría y auditoria que también tienen
que incorporarse al sistema de gestión por resultados. Y en un tercer
círculo, veríamos la partición de la ciudadanía a través del sector
privado de las ONG y también en los medios de prensa y comunicación. Es
decir estos son los actores principales que tenemos que involucrar en
este proceso de gestión por resultados para lograr consensos y avanzar
en la efectividad de desarrollo.
Sin embargo, tenemos un problema en América Latina y
ese problema reside en que la población en general tiene una persecución
de estos actores en términos de su confianza un poco devaluadas. Una
reciente evaluación que se hizo de cuál es la percepción de la
ciudadanía y los que les voy a mostrar es a nivel agregado de América
Latina, no es exclusivamente para el caso uruguayo, sino que es el
promedio de América Latina.
La pregunta que se hizo a los ciudadanos fue de todas
estas instituciones que se develen los actores que participan el proceso
en gestión en cuáles usted confía más, en cuáles usted deposita su
confianza y los resultados de la gestión. Bueno, algunos de ustedes
deben estar pensando en distintos ranking y con distintos actores, pero
creo va a ser un poco sorprendente porque, como ustedes ven, la
población en quien más confía es en los bomberos y después de los
bomberos tiene instituciones como la Iglesia, los medios de
comunicación, etcétera; y vemos que las instituciones públicas, como en
la Presidencia, incluso el Congreso, tienen menor confianza.
Entonces, acá cabe la pregunta, ¿y esto por qué
ocurre en América latina? Y esto ocurre en América Latina precisamente
porque los gestores del sector público no están dando los resultados que
espera la población y la ciudadanía; es decir, es la falta de
resultados.
El programa ya ha avanzado en el diagnóstico y en los
planes de acción de más de 15 países de la región, y simplemente les
quiero traer acá rápidamente un resultado agregado de que es lo que
estamos viendo que ocurre y cuáles son los problemas principales que
afecta la efectividad de la gestión por resultados al menos en esto
quince países de América Latina.
Como ustedes ven, el primer problema es la alta
volatilidad político institucional de la región, y en consecuencia en
las reformas. Simplemente un dato que por si solo es contundente,
también de la misma fuente: en la última década 1995- 2005 nueve
presidentes constitucionales no terminaron su mandato constitucional;
estamos hablando de nueve presidentes sobre 26 países que tiene la
región.
Obviamente, esto afecta a es proceso de las reformas
constitucionales, y también afecta las formas económicas, y las reformas
del Estado, debido escasa coordinación entre la programación de mediano,
a largo plazo y el Presupuesto anual.
Esto es un tema que hemos visto en varios países de
Latinoamérica, son pocos los países que han logrado avanzar en una muy
buena coordinación entre el análisis del mediano y del largo plazo, con
el Presupuesto anual.
Falta o escaso coordinación entre políticas públicas,
esto se ve en la mayoría de los países de América Latina existen diseños
buenos de políticas, en la implementación tenemos problemas, y las
iniciativas –si existen - de que den buen resultado están muy dispersas.
Los presupuestos de gastos y recursos con cobertura
incompleta, este es otro problema que aparece mucho en los países de la
región, en algunos de ellos hasta el 30 y 40% del presupuesto, mejor
dicho, del gasto público, no está incorporado en el presupuesto.
Otro de los problemas, necesidad de capacitación a
los funcionarios en la gestión para resultados, que también fue
mencionado la necesidad por el Vicepresidente de contar con recursos
calificados para avanzar en las reformas.
Sistema de adquisiciones y auditorías con capacidades
limitadas, fuerte debilidad, especialmente en los procesos de auditoría
y gestión.
Programas y proyectos que operan sin sistemas de
medición y desempeño. Esto se verifica en la mayoría de los países, y
como señaló el Director de la OPP, se está avanzando dentro del Programa
de cómo fortalecer el sistema de inversión pública, a fin de mejorar la
calidad y la eficiencia de los programas y proyectos.
Debilidad en los sistemas de monitoreo y evaluación.
En algunos casos podemos constatar la inexistencia en varios países de
la región de los sistemas de monitoreos.
Pobre o inexistente rendición de cuentas, a la
legislatura y a los congresos. Esto se da en una doble vía, en algunos
casos en los países no hacen rendición de cuentas de ningún tipo o muy
pobre a los congresos, en otros casos se hacen las rendiciones de
cuentas a los congresos, pero los congresos no tienen capacidad técnica
para evaluar y analizar estas rendiciones de cuentas.
Y por último, también la cultura de la gestión por
resultados está insuficientemente interiorizada en el sector privado,
las ONGs y la ciudadanía. Y como también fue señalado para que ella se
constituya en las demandantes de la mejor gestión pública, es necesario
que entiendan el proceso y el rol que tienen que seguir.
Ante estos problemas el programa ya avanzado de todos
estos países, atendiendo básicamente todos o la mayoría de estos
problemas, como ustedes ven los más populares o los que más se repiten
en los países, son el fortalecimiento del sistema de monitoreo;
fortalecimiento de los sistemas presupuestarios, de la coordinación de
la gestión de corto y mediano plazo.
Para concluir, el Programa considera nuevos
comentarios finales, hemos avanzado estos quince meses y creemos que
existen condiciones muy favorables para avanzar en la
institucionalización de la gestión para resultados del desarrollo en
América Latina y el Caribe.
Esto lo podemos afirmar a partir de que este es un
Programa voluntario, en menos de doce meses los veintiséis países del
Caribe, se adhirieron a través de cartas-acuerdos; cartas-convenios,
para recibir y participar de los fondos no reembolsables que dota el
Programa a los países que participamos.
Por último, se debe avanzar paralelamente en los dos
planos: en el de las Instituciones y de la gobernabilidad, así como en
el instrumental que es el que les he presentado, en términos de mejorar
la gestión presupuestaria; la gestión de la planificación estratégica.
Pero también es importante el tema de la gobernabilidad y las
Instituciones.
Por último, como hemos visto en estos últimos años,
revisando los casos de América Latina, no existe un modelo único. El
mejor modelo para Uruguay, es el modelo que desarrollan los uruguayos a
partir de otras experiencias, pero siempre partiendo de las realidades
propias. Muchas gracias.
PALABRAS DEL DIRECTOR DE LA OPP, CARLOS VIERA
DIRECTOR VIERA: Buenos días a todos. Señor
Vicepresidente de la República; autoridades nacionales y
departamentales; señores representantes de Instituciones
internacionales; señores representantes de gremiales y trabajadores;
Cámaras empresariales de identidades cooperativa; de Instituciones de
enseñanza, ilustres visitantes, señoras, señores:
Estamos convencidos que en el ejercicio del Gobierno,
como en cualquier otra actividad humana, debe haber un balance de la
acción y la regresión. Esta Primera Jornada Nacional sobre Desarrollo,
que congrega al Gobierno de cara a la sociedad, quiere ser un alto en el
camino de la acción para tener una instancia de reflexión sobre el
futuro del país que esperamos que sea fecunda y serena.
Quiere ser un punto de encuentro para construir una
visión de país, en esa búsqueda de un modelo de desarrollo que nos
permita superar los problemas del presente y con ello permita a los
uruguayos y uruguayas vivir cada vez mejor en un país que sepa lo que
quiere. Y que sea capaz de transitar firmemente por la senda del
crecimiento sostenido, genuino, armónico y con justicia social.
Desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y en
particular desde la Comisión de la Oficina de Planeamiento y
Presupuesto, integrada además por los Ministros vinculados al
desarrollo, como sabiamente dispuso la Constitución de la República,
hemos organizado este evento, en el cual, junto a elencos ministeriales
parlamentarios, directores de empresas estatales,
intendentes municipales, asesores de distintas esferas del Gobierno,
participan trabajadores, empresarios, cooperativistas y diversos
factores de la sociedad civil.
Seguro estoy de que todos concurrimos a este
encuentro con mente abierta y con la sana expectativa de hallar espacios
comunes, esas ideas, esos proyectos, esos modelos en pos de los cuales
nos sintamos mancomunados y consustanciados.
Hoy más que nunca necesitamos creer en el Uruguay del
futuro, productivo socialmente integrado, democrático, inteligente, e
inserto en la región y en el mundo.
Nos complace enormemente recibir el aporte de
prestigiosos expertos en los temas que nos convocan. Desde ya nuestro
más sentido agradecimiento y la confianza de que el intercambio que
mantengamos en esta jornada y en la de mañana, será fructífero para
todos.
Pero nuestro agradecimiento va más allá, porque
valoramos enormemente que con vuestros talentos hayan seguido
profundizado los temas del desarrollo y la planificación.
Desgraciadamente algo olvidados en la última década y
más aún los hayan enriquecido con ponencias, con libros, con tratados
los hayan actualizado, incorporando aportes de distintas corrientes de
opinión.
En un marco más general, como país, nos sentimos
integrados a la comunidad internacional que nos hace participes de
compromiso social a largo plazo.
Nos referimos a las metas del milenio.
Considerando nuestra posición relativa en el mundo,
advertimos que algunos objetivos y metas están -para nosotros- en
avanzado grado de cumplimiento.
Pero sentimos que otros nos comprenden plenamente y
requerirán de un buen proceso de esfuerzo y de trabajo y sobre todo de
transformaciones para poder alcanzarlos.
A nuestro entender todo país tiene el derecho y el
deber de construir destino y los ciudadanos el de participar en nuestra
tarea, y en tanto la hacen crean ciudadanía.
La idealización del modelo de país suele ser
concomitante con el accionar de las políticas porque las sociedades no
se paralizan para pensar su futuro.
Este gobierno tiene entre sus planes varios proyectos
y los está implementando. El Presupuesto da cuenta el aspecto del
mediano plazo, el Plan de Emergencia Social de temprano lanzamiento y en
ejecución que va madurando es otro pilar. Ciertamente fue ardua la tarea
entre marzo y diciembre del 2005 para poder dar pasos firmes en el
reordenamiento macro económico de un país endeudado; y estamos hablando
de una relación deuda-producto que era cercana al 100 %.
Y poner un freno al deterioro social y estamos
hablando de un país donde el 56% de los niños nacen en hogares pobres.
Pero eso no fue óbice para que hacia fines del año
desde el Poder Ejecutivo se lanzara un plan de desarrollo productivo, y
se convocara a los actores sociales al Compromiso Nacional por el
Empleo, los Ingresos y las Responsabilidades.
Asimismo, está en plena etapa de diseño y discusión
reformas en el área tributaria y en la salud, también estamos desde la
OPP diseñando un sistema nacional para la inversión pública y privada.
Sabemos que estamos transitando, pero que no basta,
que la tarea es permanente; que hay reformas pendientes y que es
necesario una persistencia en la elaboración, una enorme tarea de
articulación y un adecuado encuadre en un plan nacional de desarrollo.
Desde Naciones Unidas se nos insta a planificar,
porque si no de qué otra forma habremos de cumplir con los compromisos
adquiridos; y además cómo los haremos compatibles con las metas que
hemos comprometido con los organismos financieros internacionales.
Debemos entonces planificar, porque salvo que el
presente nos complazca plenamente, habrá siempre nuevos objetivos y a
sus servicios se diseñarán nuevas estrategias para lograrlos de la mejor
y más temprana forma posible.
Planificar para no andar a la deriva como país en
medio un mundo además que es dinámico, cambiante, pero aceleradas
transformaciones tecnológicas.
Y cuando hablamos de desarrollo estamos pensando en
desarrollo humano, porque en el futuro desenvolvimiento del país
dependerá en última instancia el desarrollo del ser humano, protagonista
central de un proceso en el cual no hay espacios para la prescindencia
ciudadana, ni para el renunciamiento estatal ni para la improvisación.
En tanto toda estrategia vincula una situación del
presente con una visión del país para el futuro, es preciso construirnos
tres imágenes: primero, el diagnóstico que desnude el problema del
presente, las insatisfacciones de hoy, la rigidez en las estructuras,
pero que también marque la potencialidades y las oportunidades. Segundo,
la idealización de ese nuevo modelo de país, donde los cambios en las
estructuras productivas estén correlacionados con cambios en las
estructuras sociales y donde el desarrollo global se conjugue con el
desarrollo sectorial y local.
Tercero, las políticas que son los vehículos que los
gobiernos deciden utilizar para transportarnos de esta situación de
insatisfacción a ese país proyectado.
Mucho podemos discutir sobre el alcance y contenido
de estas últimas; vale la pena detenernos en ellas; constatamos un
avance ya nadie en su sano juicio revindica la mano invisible y modelos
que conduzcan a la autarquía.
La idea que la mejor política estatal de fomento es
la que no se hace, pasó a engrosar el glosario de lo que el viento se
llevó.
Ya no es concebible un Estado prescindente. Entonces,
lo nuestro es la búsqueda de un modelo de desarrollo integral y de las
políticas activas que sean funcionales y consistentes para aproximarnos
a ese ideal.
Consecuente con ello pensamos que tener una
estrategia supone la implantación de tales políticas y su monitoreo
permanente.
En esa búsqueda estamos y esta Jornada pretende ser
un mojón en el camino repasando lo que queda del día en términos de
teorías, tomando la expresión de Cristian Dimers en su excelente trabajo
de reciente publicación titulado "Fomentar la coordinación de las
políticas económicas de América Latina", diremos en apretada síntesis
que la región ha transitado por variados caminos, pero todos ellos
resultaron truncos o insuficientes, o rotundos fracasos.
Desde las políticas exploratorias de
industrialización, pasando por la sustitución de importaciones,
siguiendo por el modelo de apertura y desregulación pautado por el
consenso de Washington, y últimamente desde el enfoque pragmático de
estrategia competitiva y articulación productiva.
A su vez, el escenario internacional tiene cambios
vertiginosos que por sí solo nos interpelan. Eso define un escenario
poco satisfactorio en cuanto al aporte de las construcciones teóricas
recientes.
En los últimos 50 años, la tasa promedio de
crecimiento del Producto Bruto en Uruguay fue modesta, menor al 1,8 %; y
ella se obtuvo con períodos largos de estancamiento pero también con
fluctuaciones tan notables como perjudiciales, ya que en algunos
períodos de auge, altas tasas de crecimiento económico no derivaron en
los beneficios esperados en los niveles de empleo ni en los salarios y
terminaron siendo insustentables conduciendo a críticos desplomes en los
económico y lo social.
En este contexto histórico no es de extrañar que
destaquemos algunos datos, sostengamos algunas premisas y formulemos
muchas preguntas con necesaria dilucidación.
A modo de datos: estamos, nos sabemos en un país
particularmente pequeño ubicado entre dos grandes, y que estamos dotados
de diversos recursos naturales, pero que no tenemos el recurso
energético básico, el petróleo.
A modo de premisas: nos plantamos que el crecimiento
económico no es sinónimo de desarrollo pero es condición necesaria para
el mismo, luego que no hay crecimiento sin inversión adecuada en
cantidad y en calidad.
Diremos que nuestra inserción internacional es clave
y ya nadie discute que la competitividad es la llave para el éxito de
nuestra posición exportadora, pero sí nos interrogamos, sí discutimos
sobre si ponemos el énfasis en agregar valor a nuestras materias primas
o si lo ponemos en generar capacidades para competir en diversos
sectores.
Asimismo, nos preguntamos si a falta de economías de
escala dependemos de la diferenciación y, por lo tanto, de una fuerte
apuesta a la innovación o bien dichas economías de escala las podremos
suplir en el mercado regional ampliado en tanto existan condiciones para
la integración de cadenas productivas o se aprovechen nichos de mercado.
Debemos estar alerta a las falsas dicotomías. Pero en
suma no sólo aspiramos a más comercio, sino a mejorar la calidad de
nuestro comercio internacional.
Otro factor de preocupación es que nuestro nivel
educativo, otrora potente, viene decayendo; justo cuando en el mundo la
innovación tecnológica avanza a pasos agigantados y si cuando pensamos
en el largo plazo no nos detenemos en observar la debilidad del mercado
de capitales de nuestro país, que en este momento vive además una
escasísima actividad en su mercado bancario luego de la aguda crisis del
2002.
Entre el conjunto de temas insoslayables al momento
de pensar en una estrategia de país, sobresale la problemática
energética y es allí donde más nítidamente divisamos la potencialidad de
la integración regional.
Pero no todos son interrogantes, también tenemos
convicciones. Creemos firmemente que el Estado además de transformarse
debe ser eficiente y eficaz; debe convertirse en el gran articulador de
este proceso; y que debe fomentar y coordinar, tanto la inversión
extranjera directa como lo que se apoya en el capital nacional. Más aún,
la primera debe contarse sin lugar a dudas con el atractivo de un país
amigable, con buen clima de negocios, con ordenamientos macroeconómicos
y jurídicos estables.
Pero importa particularmente la segunda, vista en
relación de complementación y no en relación de contraposición con la de
procedencia externa. No queremos enclaves en nuestro país.
Pero para ello es sabido que los actores locales más
cercanos a los recursos productivos, más cercanos a los emprendimientos
de las pequeñas empresas, necesitan particularmente un apoyo tanto en
financiamiento como en asistencia técnica y en acciones de articulación
productiva y comercial, que muchas veces por sí solos no pueden encarar.
En esta tarea nos encontramos, recogiendo proyectos
productivos, evaluándolos, canalizándolos. Es allí donde la tarea de
articular el desarrollo local con la obra pública en la infraestructura
y con los planes de desarrollo global, se presenta en toda su dimensión.
Concluyendo, amigos, amigas, hoy los invitamos a un
intercambio de ideas, pero para que no quede en ello, queremos que deje
un producto en el que podamos apoyarnos para seguir avanzando en el
proceso de cambio que puso en marcha el nuevo Gobierno.
Este tuvo que enfrentar la emergencia social,
mediante medidas para reducir la pobreza y la indigencia, pero al mismo
tiempo se gestaron transformaciones institucionales, porque hoy el MIDES
es una realidad.
Tuvo que enfrentar la emergencia financiera pese a
las restricciones determinadas por el agobiante nivel del endeudamiento
externo del sector público.
El Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez,
convocó a los sectores sociales al Compromiso Nacional por Empleos y los
Ingresos y las Responsabilidades; identificó las primeras acciones
necesarias para hacer realidad el "Uruguay Productivo".
Desde el Poder Ejecutivo se definieron los
lineamientos de una Reforma Tributaria y la Reforma en la Salud, y ahora
comienza a definirse los correspondientes a la Reforma del Estado.
Por este camino podemos continuar transitando en la
implementación de la estrategia de desarrollo.
La contribución de la Oficina de Planeamiento y
Presupuesto, definida desde la entrañable CIDE, aquella del amigo
Enrique Iglesias, como un instrumento al servicio de la planificación
del desarrollo, será en primer término promover la articulación de las
políticas activas del Poder Ejecutivo.
En segundo término, promover la compatibilización de
las acciones de corto plazo con una perspectiva de mediano y largo
plazo. El tercer aporte consistirá en ensanchar los canales de
participación ciudadana en esa construcción promoviendo el
funcionamiento de las comisiones sectoriales, verdaderos cables a tierra
previstos en la Constitución de la República.
Y por último, avanzar en una metodología para plasmar
acciones y propuestas en un documento de consenso. Muchas Gracias. |