25/09/06


MIGRACIÓN COMO DERECHO ESENCIAL PERO SIN ALEGRÍA
El Presidente Vázquez reivindicó este lunes -en el acto inaugural del II Foro Parlamentario Iberoamericano- como “un derecho inalienable” de los pueblos el de emigrar hacia los lugares donde el entorno deje de serles “insoportablemente inhóspito”, recordando que “nadie emigra alegremente”.

El Primer Mandatario agradeció en la oportunidad la presencia de las delegaciones que representan a España, Portugal, Andorra y América Latina, al tiempo que citó en varias ocasiones al sociólogo alemán Sigmund Bauman, recordando conceptos referentes a la legitimidad de la actitud del emigrante al buscar mejores horizontes.

“La movilidad es el gran factor de diferenciación de la sociedad actual, mientras los turistas se desplazan por placer, porque el mundo les resulta atractivo mientras, así por lo menos creo yo, los ‘vagabundos’ lo hacen porque su mundo local le resulta insoportablemente inhóspito”, dijo.

Vázquez estimó que “además una cosa está clara, nadie emigra alegremente. Podrá hacerlo libremente, porque la emigración es un derecho esencial e inalienable del ser humano, pero nadie emigra alegremente”.

En otro pasaje de su discurso, señaló que “lo que la gente reclama no por reclamar sino porque lo necesita y tiene derecho a ello, es un lugar donde realizarse como individuo y vivir en sociedad, un lugar donde nacer, desarrollarse y morir dignamente”.

Para Vázquez, “las naciones no son una pieza de museo ni un milagro. Las naciones se construyen con los propios ciudadanos y los que llegan de otras partes del mundo a esa nación y se integran a los respectivos pueblos”.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN EL ACTO INAUGURAL DEL II FORO PARLAMENTARIO IBEROAMERICANO

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Buenos días para todos ustedes. Señor Vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, Presidente de la Asamblea General, señores Presidentes de los Parlamentos Iberoamericanos, señor Presidente del Senado Español, señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, señores Legisladores nacionales y extranjeros, señores Ministros de Estado, señores Embajadores, señoras y señores.

No por ser el último orador en este acto debo obviar el saludo a todos ustedes en nombre del gobierno de la República Oriental del Uruguay. Y para quienes nos visitan, nuestra bienvenida y el deseo de que aquí se sientan como en su propia casa. Esperamos que la exigente agenda de este encuentro no les impida disfrutar el paisaje urbano, el paisaje humano de Montevideo, una ciudad que antes de ser ciudad, fue guarnición militar, frontera y puerto. Y como puerto, ha sido destino de navegantes, comerciantes e inmigrantes. Digo esto pues las deliberaciones de este II Foro Iberoamericano, al igual que la reunión de Jefes de Estado que se realizará también aquí en Montevideo dentro de muy pocas semanas,  asigna una especial atención a la temática de las migraciones. Una temática que, como decían quienes me precedieron en el uso de la palabra, tiene múltiples facetas, y ante la imposibilidad de tratar aquí hoy todas ellas, voy a hacer referencia específicamente a una que contemplaba nuestro querido amigo Enrique Iglesias con su certera visión de las perspectivas y la problemática de las migraciones. Me voy a referir al derecho inalienable que tienen los seres humanos para  emigrar.

Amigas y amigos: en una removedora reflexión sobre las consecuencias humanas de la globalización, el filósofo y sociólogo Sigmund Bauman sostiene que la combinación actual de la anulación de visas de ingreso a algunos países con el mayor rigor en el control de pasaportes que esos mismos países aplican, dan cuenta no solamente de un agudo contraste del mundo en el que vivimos sino también de cierta peligrosa estratificación social que amenaza al mismo.

En efecto, mientras algunos seres humanos pueden ir sin papeles a casi cualquier lugar  a otros no se les permite ingresar o quedarse en esos mismos sitios a menos que presenten una tan cuantiosa como detallada y exigente documentación. Para decirlo con otras palabras también utilizadas  por Bauman, lo primero  son los de arriba o “globalmente móviles” -así él los llama- y lo segundo son los de abajo o como lo llama Bauman “los  localmente sujetos”.

Mientras los primeros ejercen la libertad de moverse voluntariamente como turistas, los segundos parecen condenados a  desplazarse, en el mejor de los casos, a ser –como dice también Bauman- “vagabundos”, Tal es, en no pequeña medida, la temática de este Foro, o mejor dicho, la problemática que debe abordar  o por lo menos un aspecto de la misma, porque estos eventos se justifican en la medida en que ayudan a resolver problemas y así mejorar la vida de nuestra gente. Porque -y cito nuevamente a Bauman- la movilidad es el gran factor de diferenciación  de la sociedad actual, mientras los turistas se desplazan por placer, porque el mundo les resulta atractivo mientras, así por lo menos creo yo, los vagabundos lo hacen porque su mundo local le resulta insoportablemente inhóspito.

Además una cosa está clara. Nadie emigra alegremente. Podrá hacerlo libremente porque la emigración es un derecho esencial e inalienable del ser humano, pero nadie emigra alegremente.

Los uruguayos lo sabemos por una doble experiencia propia. En primer término, al menos cronológicamente porque nuestros padres y abuelos, inmigrantes todos ellos, llegaron muy livianos de equipaje, pero cargados de sueños y también de nostalgia por la Madre Patria que habían dejado atrás. Y como reverso de esta experiencia emigratoria -lo vemos también- Uruguay ha sido en las ultimas cuatro décadas y por distintas motivaciones que no es el caso analizar ahora, un país de emigrantes. De emigrantes mayoritariamente jóvenes y capacitados que buscan en otra tierra las oportunidades a las que tienen derecho de lo que no encuentran en la suya. Se estima que entre el 10 y el 12% de los uruguayos viven fuera del país.

Es un dato que denota una realidad preocupante, por no decir desesperante o desesperanzadora. Ahora bien: de nada sirve pelearse con la realidad o quejarse de ella. Hay que tener la inteligencia suficiente para imaginarla mejor y la perseverancia para transformarla en el sentido imaginado.

En otras palabras, queridos amigos y amigas, no solamente hay que gobernar el presente, también hay que gobernar el futuro. Y en esa tarea los Parlamentos, ustedes señoras y señores parlamentarios, tienen una importante tarea en representantes auténticos de la voluntad ciudadana y además legisladores.

Señoras y señores, amigas y amigos, lo que la gente reclama no por reclamar sino porque lo necesita y tiene derecho a ello, es un lugar donde realizarse como individuo y vivir en sociedad, un lugar donde nacer, desarrollarse y morir dignamente.

Ese lugar no es apenas un espacio geográfico. Tampoco es solamente un territorio con gente encima. Ese paisaje geográfico y humano, ese entramado de pasado y futuro de intereses y compromisos, es y se llama Nación.

Las naciones no son una pieza de museo ni un milagro. Las naciones se construyen con los propios ciudadanos y los que llegan de otras partes del mundo a esa nación y se integran a los respectivos pueblos.

Las naciones entonces, todos ellos juntos, las construirán con sueños -señor presidente del Senado español- con compromiso, con esfuerzos y trabajo, con democracia, mucha democracia, política por cierto pero también económica y social, con estrategias de desarrollo sostenible -que es mucho más que una estadística de crecimiento económico- con integración social que significa respetar el principio de igualdad, porque una cosa es la diferencia y otra la desigualdad, con integración al mundo y sobre todo, queridos hermanos, con solidaridad concreta y cooperación efectiva entre nuestros países.

Si este Foro coadyuva en tal dirección creo que habrá cumplido su cometido y como estoy seguro de que así será, desde ya los felicito. Muchas gracias.

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