ADMINISTRAR RESERVAS ENERGÉTICAS ES EXPRESIÓN DE
SOBERANÍA
Tras destacar el rol de las compañías petroleras o
gasíferas estatales como mucho más que un emprendimiento económico, sino
como expresión de soberanía y estrategia de construcción nacional, el
Presidente Vázquez señaló que para que un país sea próspero no alcanza
con que su subsuelo sea rico, también necesita de democracia, igualdad y
trabajo.
Al clausurar la Reunión Ministerial Iberoamericana:
Seguridad Energética en América Latina: Energía Renovable como
Alternativa Viable, realizado en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay
(LATU), el Primer Mandatario afirmó que "para que un país sea próspero,
desde nuestro punto de vista, no alcanza con que su subsuelo sea rico,
también necesita democracia, igualdad, trabajo, productividad,
inteligencia, proyecto de sí mismo como nación y todo esto en su
conjunto no es más que ejercer el acto de llevar adelante decisiones
políticas".
"En síntesis, no solamente hay que gestionar
inteligente y responsablemente la energía, también hay que ponerla al
servicio del bienestar de la gente. Y eso no se logra de la noche a la
mañana, ni en soledad".
Al respecto, agregó que "por eso, entonces, la
importancia de pensar y actuar estratégicamente en esta materia. Y de
hacerlo también en clave de integración que es mucho más que
interconexión".
Vázquez hizo referencia a la interconexión
energética, afirmando que la mismas "es muy importante y estamos
trabajando para hacerla realidad. Pero la integración, la integración
regional es fundamental y hacia ese objetivo también estamos avanzando".
En este sentido, reconoció que si bien "no sin
dificultades, con muchos retos y desafíos", ratificó que se encaraba el
proceso de integración "con la convicción clara que el proceso de
integración regional -entre otras cosas- debe y fundamentalmente ese es
el objetivo central lograr una mejor calidad de vida para toda nuestra
gente".
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN LA CLAUSURA DE LA REUNIÓN MINISTERIAL IBEROAMERICANA
"SEGURIDAD ENERGÉTICA EN AMÉRICA LATINA: ENERGÍA RENOVABLE COMO
ALTERNATIVA VIABLE"
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenas tardes para
todos ustedes. Es realmente un gusto, un placer estar aquí
compartiendo este tiempo en un encuentro tan importante como el que
ustedes han realizado.
Como decía muy bien el contador Enrique Iglesias,
Uruguay se ha visto privilegiado en las últimas semanas por actividades
de este tipo. Hace pocas horas compartíamos en el Parlamento Nacional,
en el Palacio Legislativo, un encuentro de parlamentarios
iberoamericanos para tratar el tema de las migraciones.
Hoy estamos acá con el tema de la energía. La semana
que viene estaremos en Colonia, hay un encuentro de Ministros de Salud
Pública de la OMS y de la OPS, tratando también temas vinculados a la
salud pública.
Puedo anunciar que a fines de diciembre, la última
semana de diciembre y la primera de enero se realizará en Montevideo un
Campeonato Mundial de Optimist, donde vendrán más de tres mil jóvenes de
todo el mundo a competir, con la llegada también de prensa de todas
partes del mundo para cubrir un evento tan importante. Y en marzo se va
a realizar por primera vez aquí, en el Uruguay, en Punta del Este, un
primer congreso mundial de Medicina, en este caso Congreso Mundial de
Hematología, que traerá a nuestro país prestigiosos científicos de todas
partes del mundo.
Con esto quiero decir que nos sentimos profundamente
halagados, orgullosos, felices, de contar con la presencia de
destacadísimas personalidades que nos visitan y que realmente nos
enorgullece el poder recibirlos.
Nos sentimos, reitero, extremadamente felices de
contar con ustedes en este Uruguay que pretendemos sea la casa de
quienes llegan.
Señor Kandeh Yumkella, Director General de la
Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial; señor
Enrique Iglesias, estimadísimo amigo Secretario General Iberoamericano;
ministros y demás autoridades; señoras y señores: Se supone que las
palabras de clausura, que según el programa de esta reunión debo dirigir
a ustedes, han de ser pocas.
Pocas sí, pero suficientes para reiterarles que ha
sido un honor y un placer para el Uruguay recibirlos con motivo de esta
Reunión Ministerial Iberoamericana sobre Seguridad Energética y Energía
Renovables como Alternativa Viable en América Latina.
Esperamos que más allá de las tareas inherentes a
este seminario hayan tenido la oportunidad de asomarse a nuestro paisaje
urbano y sobre todo a nuestro paisaje humano y que aquí en Uruguay, en
Montevideo, se hayan sentido como en casa.
Las conclusiones expresadas hace un momento por los
panelistas en esta sesión final, denotan -así se nos ha hecho saber- que
el encuentro ha sido productivo, que ha abordado asuntos importantes,
que ha constatado avances, que ha planteado desafíos, que ha señalado
dificultades y que también ha reafirmado compromisos.
No es poca cosa en el contexto de una agenda mundial,
en la cual las cuestiones energéticas ya no son temario reservado a
foros académicos, sino que están presentes en la gestión cotidiana de
las relaciones internacionales, el intercambio comercial, las políticas
ambientales y socio-culturales, etcétera.
Y es especialmente importante desde nuestro muy
modesto punto de vista, en el contexto de nuestra región, pues como
agudamente señala el científico y parlamentario alemán Ralph Linkor,
probablemente no haya otra región en el planeta donde la energía y la
política, la energía y la política, estén tan estrechamente relacionados
como en América Latina.
Ciertamente, en un continente cuyas materias primas
han sido históricamente explotadas por extranjeros, que existan
compañías petroleras o gasíferas estatales es mucho más que un
emprendimiento económico, es también una expresión de soberanía, una
estrategia de construcción nacional.
Claro que no todos los países de esta región han sido
igualmente beneficiados por la naturaleza en materia de recursos
energéticos. Así, por ejemplo, argentinos, cubanos, chilenos, paraguayos
y uruguayos llegamos bastante tarde al reparto de petróleo y gas. Sin
embargo, algunos llegamos a tiempo al reparto de agua y viento.
Pero, más allá de ello, lo cierto es que nuestra
región como tal tiene cuantiosos recursos energéticos. Y enfatizo lo de
cuantiosos porque no son ilimitados.
Ello supone una primera e ineludible tarea de todos
nosotros: administrar responsablemente los recursos existentes y los
potenciales, no dilapidarlos; en fin, hacer un manejo más inteligente de
la energía.
Según un reciente estudio de la Organización
Latinoamericana de Energía (OLADE), suponiendo que el crecimiento de la
demanda actual se mantenga en la región, existen reservas de petróleo
para 31 años; de gas, para 36 años y de carbón, para 280 años; citado
esto por el propio Ralph Linkor.
Y estrechamente vinculado a la teoría anterior, es
decir de cuidar muy estrechamente los recursos que tenemos, creemos que
una segunda tarea es asegurar a la gente un abastecimiento energético
seguro, permanente, de calidad y ambientalmente sustentable.
Decir esto puede parecer innecesario, sobre todo en
un foro de estas características. Pero creemos que en realidad no lo es,
si se tiene en cuenta que en esta región tan rica en recursos naturales,
según un estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía en el
año 2002 -es decir, hace poco rato- 46 millones de latinoamericanos
carecen de acceso al suministro de electricidad.
Cuarenta y seis millones no es apenas una cifra alta.
Como ustedes saben muy bien, es gente, son seres humanos; son nuestros
semejantes.
Hoy, América Latina consume el doble de la energía
que consumía hace 25 años. Sin embargo, en ese periodo nuestra pobreza
no se ha reducido a la mitad. Seguimos siendo una región de territorio
rico y gente pobre.
¿Por qué tal contraste? ¿Hasta cuándo tanta
desigualdad?
Responder prácticamente tales interrogantes supone
integrar el factor energético a un proyecto de desarrollo, a un proyecto
de desarrollo humano.
Porque, entendámonos, no hay desarrollo productivo,
ni humano, sin recursos ni políticas energéticas.
Pero, los recursos y las políticas energéticas por sí
solos no garantizan ese desarrollo.
Hay varios casos de países con abundantes recursos
energéticos que exportan mucho y a buen precio, si lo sabremos nosotros
los uruguayos que tenemos que pagar el petróleo y gas que consumimos y a
qué precio, pero que al mismo tiempo tienen serios déficit en materia de
desarrollo humano. Y también hay varios casos de países que no tienen
mayores recursos energéticos, pero que, sin embargo, presentan altos
indicadores en materia de desarrollo.
Para que un país sea próspero, desde nuestro punto de
vista, no alcanza con que su subsuelo sea rico, también necesita
democracia, igualdad, trabajo, productividad, inteligencia, proyecto de
sí mismo como nación y todo esto en su conjunto no es más que ejercer el
acto de llevar adelante decisiones políticas.
En síntesis, no solamente hay que gestionar
inteligente y responsablemente la energía, también hay que ponerla al
servicio del bienestar de la gente. Y eso no se logra de la noche a la
mañana, ni en soledad.
Por eso, entonces, la importancia de pensar y actuar
estratégicamente en esta materia. Y de hacerlo también en clave de
integración que es mucho más que interconexión.
Por cierto que la interconexión energética es muy
importante y estamos trabajando para hacerla realidad. Pero la
integración, la integración regional es fundamental y hacia ese objetivo
también estamos avanzando.
No sin dificultades, con muchos retos y desafíos.
Pero con la convicción clara que el proceso de integración regional
-entre otras cosas- debe y fundamentalmente ese es el objetivo central
lograr una mejor calidad de vida para toda nuestra gente.
Sin tener entonces una visión idílica de ese proceso
de integración y de los desafíos que ello supone, pero sin doblegarnos
ante la dificultades implícitas en todo proceso de integración cuando el
mismo es auténtico.
Amigas y amigos, la hoy pujante unificación europea
nació entre los escombros de una guerra terrible y entorno a un difícil
pero imprescindible acuerdo sobre, precisamente, energía.
No es deseable ni necesario que los latinoamericanos
copiemos en esa historia. Lo que sí es necesario y también
imprescindible es que construyamos la nuestra. Con todo lo que la
historia tiene de presente, de futuro, de variado y multifacético.
Si este encuentro, desde la especificidad de su
temática, ha aportado algo a esa tarea habrá cumplido su cometido y
entonces podemos sí darlo por finalizado.
Y como estoy seguro que sí ha aportado a esa labor
que es en sí misma un proyecto y un proceso, permítanme cerrarlo
formalmente y decirles a todos ustedes: ¡muchas gracias y hasta pronto! |