27/09/06


ADMINISTRAR RESERVAS ENERGÉTICAS ES EXPRESIÓN DE SOBERANÍA
Tras destacar el rol de las compañías petroleras o gasíferas estatales como mucho más que un emprendimiento económico, sino como expresión de soberanía y estrategia de construcción nacional, el Presidente Vázquez señaló que para que un país sea próspero no alcanza con que su subsuelo sea rico, también necesita de democracia, igualdad y trabajo.

Al clausurar la Reunión Ministerial Iberoamericana: Seguridad Energética en América Latina: Energía Renovable como Alternativa Viable, realizado en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), el Primer Mandatario afirmó que "para que un país sea próspero, desde nuestro punto de vista, no alcanza con que su subsuelo sea rico, también necesita democracia, igualdad, trabajo, productividad, inteligencia, proyecto de sí mismo como nación y todo esto en su conjunto no es más que ejercer el acto de llevar adelante decisiones políticas".

"En síntesis, no solamente hay que gestionar inteligente y responsablemente la energía, también hay que ponerla al servicio del bienestar de la gente. Y eso no se logra de la noche a la mañana, ni en soledad".

Al respecto, agregó que "por eso, entonces, la importancia de pensar y actuar estratégicamente en esta materia. Y de hacerlo también en clave de integración que es mucho más que interconexión".

Vázquez hizo referencia a la interconexión energética, afirmando que la mismas "es muy importante y estamos trabajando para hacerla realidad. Pero la integración, la integración regional es fundamental y hacia ese objetivo también estamos avanzando".

En este sentido, reconoció que si bien "no sin dificultades, con muchos retos y desafíos", ratificó que se encaraba el proceso de integración "con la convicción clara que el proceso de integración regional -entre otras cosas- debe y fundamentalmente ese es el objetivo central lograr una mejor calidad de vida para toda nuestra gente".

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA CLAUSURA DE LA REUNIÓN MINISTERIAL IBEROAMERICANA "SEGURIDAD ENERGÉTICA EN AMÉRICA LATINA: ENERGÍA RENOVABLE COMO ALTERNATIVA VIABLE"

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenas tardes para todos ustedes. Es realmente un gusto, un placer estar aquí compartiendo este tiempo en un encuentro tan importante como el que ustedes han realizado.

Como decía muy bien el contador Enrique Iglesias, Uruguay se ha visto privilegiado en las últimas semanas por actividades de este tipo. Hace pocas horas compartíamos en el Parlamento Nacional, en el Palacio Legislativo, un encuentro de parlamentarios iberoamericanos para tratar el tema de las migraciones.

Hoy estamos acá con el tema de la energía. La semana que viene estaremos en Colonia, hay un encuentro de Ministros de Salud Pública de la OMS y de la OPS, tratando también temas vinculados a la salud pública.

Puedo anunciar que a fines de diciembre, la última semana de diciembre y la primera de enero se realizará en Montevideo un Campeonato Mundial de Optimist, donde vendrán más de tres mil jóvenes de todo el mundo a competir, con la llegada también de prensa de todas partes del mundo para cubrir un evento tan importante. Y en marzo se va a realizar por primera vez aquí, en el Uruguay, en Punta del Este, un primer congreso mundial de Medicina, en este caso Congreso Mundial de Hematología, que traerá a nuestro país prestigiosos científicos de todas partes del mundo.

Con esto quiero decir que nos sentimos profundamente halagados, orgullosos, felices, de contar con la presencia de destacadísimas personalidades que nos visitan y que realmente nos enorgullece el poder recibirlos.

Nos sentimos, reitero, extremadamente felices de contar con ustedes en este Uruguay que pretendemos sea la casa de quienes llegan.

Señor Kandeh Yumkella, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial; señor Enrique Iglesias, estimadísimo amigo Secretario General Iberoamericano; ministros y demás autoridades; señoras y señores: Se supone que las palabras de clausura, que según el programa de esta reunión debo dirigir a ustedes, han de ser pocas.

Pocas sí, pero suficientes para reiterarles que ha sido un honor y un placer para el Uruguay recibirlos con motivo de esta Reunión Ministerial Iberoamericana sobre Seguridad Energética y Energía Renovables como Alternativa Viable en América Latina.

Esperamos que más allá de las tareas inherentes a este seminario hayan tenido la oportunidad de asomarse a nuestro paisaje urbano y sobre todo a nuestro paisaje humano y que aquí en Uruguay, en Montevideo, se hayan sentido como en casa.

Las conclusiones expresadas hace un momento por los panelistas en esta sesión final, denotan -así se nos ha hecho saber- que el encuentro ha sido productivo, que ha abordado asuntos importantes, que ha constatado avances, que ha planteado desafíos, que ha señalado dificultades y que también ha reafirmado compromisos.

No es poca cosa en el contexto de una agenda mundial, en la cual las cuestiones energéticas ya no son temario reservado a foros académicos, sino que están presentes en la gestión cotidiana de las relaciones internacionales, el intercambio comercial, las políticas ambientales y socio-culturales, etcétera.

Y es especialmente importante desde nuestro muy modesto punto de vista, en el contexto de nuestra región, pues como agudamente señala el científico y parlamentario alemán Ralph Linkor, probablemente no haya otra región en el planeta donde la energía y la política, la energía y la política, estén tan estrechamente relacionados como en América Latina.

Ciertamente, en un continente cuyas materias primas han sido históricamente explotadas por extranjeros, que existan compañías petroleras o gasíferas estatales es mucho más que un emprendimiento económico, es también una expresión de soberanía, una estrategia de construcción nacional.

Claro que no todos los países de esta región han sido igualmente beneficiados por la naturaleza en materia de recursos energéticos. Así, por ejemplo, argentinos, cubanos, chilenos, paraguayos y uruguayos llegamos bastante tarde al reparto de petróleo y gas. Sin embargo, algunos llegamos a tiempo al reparto de agua y viento.

Pero, más allá de ello, lo cierto es que nuestra región como tal tiene cuantiosos recursos energéticos. Y enfatizo lo de cuantiosos porque no son ilimitados.

Ello supone una primera e ineludible tarea de todos nosotros: administrar responsablemente los recursos existentes y los potenciales, no dilapidarlos; en fin, hacer un manejo más inteligente de la energía.

Según un reciente estudio de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), suponiendo que el crecimiento de la demanda actual se mantenga en la región, existen reservas de petróleo para 31 años; de gas, para 36 años y de carbón, para 280 años; citado esto por el propio Ralph Linkor.

Y estrechamente vinculado a la teoría anterior, es decir de cuidar muy estrechamente los recursos que tenemos, creemos que una segunda tarea es asegurar a la gente un abastecimiento energético seguro, permanente, de calidad y ambientalmente sustentable.

Decir esto puede parecer innecesario, sobre todo en un foro de estas características. Pero creemos que en realidad no lo es, si se tiene en cuenta que en esta región tan rica en recursos naturales, según un estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía en el año 2002 -es decir, hace poco rato- 46 millones de latinoamericanos carecen de acceso al suministro de electricidad.

Cuarenta y seis millones no es apenas una cifra alta. Como ustedes saben muy bien, es gente, son seres humanos; son nuestros semejantes.

Hoy, América Latina consume el doble de la energía que consumía hace 25 años. Sin embargo, en ese periodo nuestra pobreza no se ha reducido a la mitad. Seguimos siendo una región de territorio rico y gente pobre.

¿Por qué tal contraste? ¿Hasta cuándo tanta desigualdad?

Responder prácticamente tales interrogantes supone integrar el factor energético a un proyecto de desarrollo, a un proyecto de desarrollo humano.

Porque, entendámonos, no hay desarrollo productivo, ni humano, sin recursos ni políticas energéticas.

Pero, los recursos y las políticas energéticas por sí solos no garantizan ese desarrollo.

Hay varios casos de países con abundantes recursos energéticos que exportan mucho y a buen precio, si lo sabremos nosotros los uruguayos que tenemos que pagar el petróleo y gas que consumimos y a qué precio, pero que al mismo tiempo tienen serios déficit en materia de desarrollo humano. Y también hay varios casos de países que no tienen mayores recursos energéticos, pero que, sin embargo, presentan altos indicadores en materia de desarrollo.

Para que un país sea próspero, desde nuestro punto de vista, no alcanza con que su subsuelo sea rico, también necesita democracia, igualdad, trabajo, productividad, inteligencia, proyecto de sí mismo como nación y todo esto en su conjunto no es más que ejercer el acto de llevar adelante decisiones políticas.

En síntesis, no solamente hay que gestionar inteligente y responsablemente la energía, también hay que ponerla al servicio del bienestar de la gente. Y eso no se logra de la noche a la mañana, ni en soledad.

Por eso, entonces, la importancia de pensar y actuar estratégicamente en esta materia. Y de hacerlo también en clave de integración que es mucho más que interconexión.

Por cierto que la interconexión energética es muy importante y estamos trabajando para hacerla realidad. Pero la integración, la integración regional es fundamental y hacia ese objetivo también estamos avanzando.

No sin dificultades, con muchos retos y desafíos. Pero con la convicción clara que el proceso de integración regional -entre otras cosas- debe y fundamentalmente ese es el objetivo central lograr una mejor calidad de vida para toda nuestra gente.

Sin tener entonces una visión idílica de ese proceso de integración y de los desafíos que ello supone, pero sin doblegarnos ante la dificultades implícitas en todo proceso de integración cuando el mismo es auténtico.

Amigas y amigos, la hoy pujante unificación europea nació entre los escombros de una guerra terrible y entorno a un difícil pero imprescindible acuerdo sobre, precisamente, energía.

No es deseable ni necesario que los latinoamericanos copiemos en esa historia. Lo que sí es necesario y también imprescindible es que construyamos la nuestra. Con todo lo que la historia tiene de presente, de futuro, de variado y multifacético.

Si este encuentro, desde la especificidad de su temática, ha aportado algo a esa tarea habrá cumplido su cometido y entonces podemos sí darlo por finalizado.

Y como estoy seguro que sí ha aportado a esa labor que es en sí misma un proyecto y un proceso, permítanme cerrarlo formalmente y decirles a todos ustedes: ¡muchas gracias y hasta pronto!

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