HACIA UN PAÍS AGRO-INTELIGENTE, CUYA
RIQUEZA SON LAS CAPACIDADES
"Nos falta cariño a la tierra para
entender la cultura de conocimiento de la tierra", dijo el Ministro
Mujica, agregando que el Estado debe otorgar fuentes de capacitación y
asesoramiento para generar un país agro-inteligente, porque "los grandes
recursos están dentro de la cabeza y son las capacidades".
Cerrando el ciclo de conferencia "Políticas
de Estado: El Agro en los tiempos", que fue organizado por SERAGRO, El
País y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura,
el Ministro de Ganadería resaltó la importancia de la unidad y la
humildad del trabajo en equipo, por ello compartió el estrado con todos
los Directores de las diferentes Unidades que componen su Gabinete.
El Director de SERAGRO, Juan Ponce de León,
destacó que el Ministro Mujica es un filósofo, pero que a pesar de los
diferentes puntos de vista que genera, todos quieren escucharlo; a lo
que durante su discurso Mujica respondió que más que datos lo que quiere
es hacer reflexionar a la gente.
Por su parte, tanto el Representante del
IIICA, Manuel Otero, como la directora del diario El País, Julia
Rodríguez Larreta, hicieron referencia a los puntos claves de las
conferencias pasadas. Otero recordó los tres grandes conceptos vertidos
por el Ministro Astori: el país está creciendo, presentó la reforma en
marcos normativos y la rigurosa política fiscal planteada; en tanto el
Ministro Lepra, en su oportunidad, resaltó la importancia de la
inserción internacional, la infraestructura energética y la política de
promoción a las PYMES.
Mujica comenzó su disertación realizando
una reseña histórica del país ganadero que nuestros antepasados forjaron
cuando a partir de 1620 fueron introducidas las primeras vacas. Señaló
que antes de ser Patria ya éramos dependientes, provocando que –como
colonia- fuéramos desde los albores tomadores de precios, condicionando
nuestro presente.
En ese sentido, siempre estuvimos expuestos
a las crisis que provocaban los cambios de escenario en los precios y en
los mercados, agregándose en esta última década las crisis por
volatilidad financiera, sentenció.
Un pueblo es consecuencia de un proceso,
que tiene un ayer, que nos debe servir no para reprochar sino para
aprender, reflexionó al tanto hacía referencia a las crisis a la de los
años 80 y la última, donde desaparecieron empresas, empleos y hubo
pérdida del poder adquisitivo. La pérdida de memoria nos crea
desencuentros, señalando que entre las gremiales de trabajadores y
empresariales se generan desencuentros porque las decisiones económicas
son tomadas por hombres.
Cada crisis repercutió en una variación en
el tipo de cambio, en la evolución de la moneda cuyas consecuencias
trajeron ventajas para los exportadores mientras los importadores
perdían, hasta que se vuelve a equilibrar la balanza comercial.
Provocando que la tasa de cambio real sea un péndulo en la historia
nacional.
Mujica también hizo referencia al esfuerzo
realizado por encontrarle una salida al endeudamiento del sector
agropecuario, considerando esto como una de las políticas medulares de
la actual gestión, recordando las negociaciones mancomunadas para que
conjuntamente con el Ministerio de Economía y el BROU se pudiera atender
los reclamos de este sector, apoyado por el Presidente de la República.
Por otra parte, en relación al tema de la
tenencia de la tierra dijo que en lo que va del año ya se han vendido
350.000 hectáreas, pero con ello no se observa un aumento de pasturas;
la suba de los precios ha sido por la confianza en este valor que no lo
da un papel, porque perdura con el tiempo. Esta confianza también se
refleja por la compra de frigoríficos por parte de extranjeros.
Resaltó la importancia en la historia
ganadera del país la presencia de la oveja, la cual se extrae la carne y
la lana y que a pesar de la industria textil china hay campo para la
explotación de la carne bovina. Mujica recibió una propuesta de un
diputado de la oposición, la cual consiste en ofrecer una zona franca a
quien ponga un frigorífico para ovejas y su faena, la cual fue analizada
y puesta a consideración a la opinión pública.
Asimismo, remarcó la importancia de generar
credibilidad y diferenciación, hecho que ha sido plasmado en la campaña
para instaurar la trazabilidad y el sistema de cajas negras. Hace 10
años era un procedimiento desconocido en nuestro país, pero que es
necesario implementarlo hoy, pensando en el capital acumulado que nos
generará en el futuro. En el corto plazo nos coloca en un status
superior que nuestros países regionales, y eso es parte de la
diferenciación.
Lo importante es tener una mente abierta y
vender poco a muchos y no mucho a pocos, porque lo peor es caer en el
abrazo del oso, reflexionó Mujica. Es inteligente tener una política
abierta y bien distribuida.
Para ello es necesario afianzarse en la
Reforma del Estado, la sociedad no solo es un conjunto de grandes
empresas, por ello es necesario reposicionar el Estado, agregó, en tanto
no puede haber empresas prósperas rodeado de miseria. No nos hemos dado
cuenta que la centralización ha provocado macrocefalia.
Actualmente hay que proyectarse y
plantearse dos escenarios: la lucha por el agua y proyectar el
agrupamiento de unidades productivas familiares dándole apoyo en el
campo del conocimiento. En esta nueva era la batalla por el
conocimiento, es el puntal diferenciador que nos hará un país próspero.
Destacó el emprendimiento impulsado por
ALUR, en Bella Unión, donde el contexto regional hoy hace el azúcar un
producto rentable.
La Directora General del Ministerio de
Ganadería, Adriana Rodríguez, recordó el estado de situación en que
partió la gestión de Mujica al frente del Ministerio y la necesidad de
realizar una profunda reforma en esa cartera. Se refirió a la
desigualdad de las retribuciones y la plantilla personal que supera los
50 años de edad, remarcando la importancia de incorporar juventud en sus
planteles. Asimismo, hizo mención a los recursos financieros que
debieron volcarse para hacer frente, entre otros aspectos, a la deuda
que se mantenía con la OIE y cuya consecuencia hubiera sido el perder el
voto dentro esta Organización internacional.
VER "EL PAÍS
PRODUCTIVO Y EL AGRO" PALABRAS DEL
MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, JOSÉ MUJICA
MINISTRO MUJICA: Muchas gracias a la gente, los
amigos. Y de entrada, a los que no les gusta la filosofía, dos platos.
Lo primero, ¿por qué? Tantos compañeros. Porque este país tiene dos
enfermedades graves: la falta de humildad una, y la falta de unidad
nacional mínima para empresas colectivas, la otra. No responsabilizo a
nadie. Me autoincluyo: soy hijo de esa cultura.
No hay ningún Ministro que pueda hacer nada,
absolutamente nada, si no tiene gente que lo apoye y que lo respalde.
Claro, hay muchas cosas de las que él no tiene ni idea.
Entrando en tema. Qué país singular el nuestro. Quise
acampar por ahí y las vacas llegaron ahí más o menos por 1620 y por
1680. Más o menos podía haber cinco millones de vacas. Precedieron al
hombre europeo, esto parece una pavada.
Pero, es un país singular porque nacimos ante de ser
patria estábamos insertados en el mercado mundial. Antes y ya éramos
vendedores de pradera transformada. Estas dos cosas para mí signan
nuestra historia hasta hoy ¿Por qué? Porque antes de ser patria ya
éramos dependientes y de esa dependencia se va a derivar que fuimos un
país esencialmente extensionista. Nos tuvimos que adaptar, nos diéramos
cuenta o no, a ser tomadores de precios, a depender de algo que nosotros
no determinábamos, y esa peripecia del costo nos sometió a un montón de
sucesivas crisis, que de hecho son hijas de esas dependencia.
No lo estoy criticando, pero es bueno, que nunca nos
olvidemos de esto. Este juego llega hasta hoy, con sus luces y con sus
sombras. Entonces, es a partir de esas dos características que quiero
señalar, que las crisis no son nuevas. Históricamente siempre tuvieron
sus grandes vertientes: o la crisis de precios o la crisis del mercado.
En las últimas décadas se suma un tercer factor, que es la volatilidad
financiera en el mundo en el que estamos, una verdadera bola de
destrucción, que con la movilidad financiera es capaz de determinar
súbitamente la prosperidad de un rincón de la tierra o su apocalipsis.
¿Las consecuencias de estas
crisis? En esa carpeta hay buenos trabajos Un esquema del profesor
Bértola en el que explica, incluso, la influencia en nuestros grandes
traumas políticos a lo largo de nuestra historia. Yo creo que hay que
insistir mucho en estas cosas, porque un pueblo es una consecuencia, es
un proceso. Es un hoy que viene de ayer. El ayer no tiene que servirnos
ni para reprochar, ni para lamentarnos, tiene que servir apenas para
aprender. Es otra historia.
Cada una de estas crisis, en lo
que toca a la agropecuaria, ¿qué significó? Destrucción del aparato
productivo. Desaparición de empresas. Desaparición de trabajadores.
Pérdida de poder adquisitivo en los hogares.
Recordemos a la carrera algunas
cifras: caída del 18 por ciento del producto agropecuario; 14 por ciento
del PBI. Recordemos la crisis de la década del 80: el 28 por ciento de
pérdida del poder adquisitivo de nuestros trabajadores.
La última: el 22 por ciento de
pérdida del poder adquisitivo en los hogares; la tasa de desocupación
que salta al 14 por ciento.
Y muchas cosas que ustedes
conocen, francamente.
¡Pero qué cosa curiosa! De todos
los animales el que tiene menos memoria es el hombre. No cabe duda,
estoy convencido.
Si algo le tengo que reprochar a
todas las gremiales -y cuando digo a las gremiales, digo a las gremiales
de patrones, digo a las gremiales de trabajadores- que razonan como si
en este país no hubiera deuda pública. Se olvidan, o parece que hacen
que se olvidan, de que somos campeones mundiales del endeudamiento junto
con Turquía.
Esta es una consecuencia. Esta es
una piedra que llevamos colgada del pescuezo. Tampoco se la estoy
reprochando a nadie, pero este es el drama que tenemos, el drama más de
fondo.
Y pienso que este asunto de
pérdida de la memoria permanentemente nos crea desencuentros por
cuestiones fútiles, porque una de las consecuencias que tienen estas
crisis -aparte de las cosas que señalé- es que del punto de vista
empresarial apuntalan la actitud especulativa y nos llenan de
una mentalidad de carácter empresarial que quiere una perspectiva de
ganancia para poder jugarse a invertir enorme, porque es como si
anduviera con un pavoroso sentido del riesgo como consecuencia del
acontecer histórico.
También las decisiones de la
economía no pueden escapar a los parámetros de nuestra conducta, de
nuestra sicología; al fin y al cabo, estamos hablando de decisiones que
toman hombres.
Entonces, en cada una de estas crisis todos hemos
vivido la penuria del cambio. Las evoluciones de la moneda son una
especie de termómetro que pautan un poco nuestra historia. Se podría
escribir 50 o 60 años de historia contemporánea a la luz de las
evoluciones de la moneda.
Apenas me quiero detener en lo siguiente: en los
momentos de crisis se produce una corrección cambiaria, abrupta, de
carácter dramático. La hemos vivido, cuyas consecuencias: significa que
los sectores exportadores de la noche a la mañana adquieren una ventaja
comparativa de carácter importante y los sectores importadores al revés.
Rápidamente, la cuenta corriente más o menos se acomoda y empezamos a
tener una cierta paridad y hasta ventaja desde el punto de vista del
equilibrio comercial, pero al poco tiempo empezamos otra vez en una
especie de rito mitológico ineludible a consumir cada vez un poquito
más. Y al principio consumimos lo que podemos vender, y estamos
equilibrados, pero después seguimos consumiendo bastante más. Terminamos
consumiendo todo lo que nos podamos endeudar, y lo más curioso que
entramos todos por el aro.
¿En qué medida acá hay problemas
de comportamiento colectivo, y otro tipo de presiones?. Yo no me puedo
extender en eso, ni soy el más indicado. Apenas apunto los
padecimientos, y me hago esta pregunta: ¿será que los gobiernos en su
instintivo afán de perpetuarse, enfermo porque quieren hacer cosas que
los realicen ante la opinión pública, no se animan a “trancar la pata”?.
Será que “trancar la pata”,
significa pechar con el horcón del medio de la opinión pública en el
corto plazo; será que para tomar este tipo de cosas hay que ser duro,
duro, en el sentido de que (….), no tengo repuesta. Pero yo no vine a
recitar números, quiero que la gente piense, no para que esté de
acuerdo.
Porque otra consecuencia de las
crisis es que nos frivolizan, achatan el debate. Además a cada cual,
cada cual se coloca en la trinchera de sus intereses sectoriales y
parciales, y ¿ahí que nos pasa?
Nos pasa que hacemos trizas lo
mínimo, la unidad colectiva del nosotros mismos, el mínimo que
necesitamos como nación. Esta tasa de cambio real, gran péndulo de
nuestra historia, gran preocupación, que nosotros aclaramos, tenemos un
tipo económico profesional, Aunque no lo parezca está en guardia
permanentemente y son economistas no son magos, pero echan el resto en
esta situación. Pero quiero señalar un hecho. Si yo fuera inteligente,
que no lo soy, y si fuera empresario exportador, que no lo soy, capaz
que me pondría a pelear en lugar de hacer los reclamos directos de mi
gremio, levantaría la bandera de que parte de la deuda pública hay que
pagarla –aunque sea los intereses- al contado.
Hay que pagarlas con ahorro
efectivo, de carácter nacional. ¿Por qué? Porque la eficiencia y la
confianza enorme que tiene nuestro equipo económico, que gana y se
desparrama en el concierto regional y en la apreciación del mundo, más
la seriedad del país, es el capital que tiene, obran de tal manera que
parecería que nuestro mercado de cambio se comporta como si fuéramos un
país que no tiene deudas, porque manejamos la deuda con tal solvencia,
que las necesidades de pago no nos ahorcan y tenemos un Estado que no
tiene necesidad de concurrir al mercado a comprar moneda.
¡Vaya la paradoja! Claro que si lo
hiciera tendríamos otros problemas. Seguro que sí, porque no hay cena
gratis. Pero éste es un fenómeno que está en el fondo de esta
cuestión. Nosotros sabemos por los trabajos de OPYPA que los sectores
agropecuarios en este momento tienen rentabilidad. Es más discutible en
la granja, la que trabaja para el mercado interno –las verdades hay que
decirlas como son- hay rentabilidad positiva como dijo quien me precedió
aquí “ah, tienen un Ministro de suerte”. Sí, sí, tienen un “Ministro de
suerte”, lo que no es poca cosa, porque no elijas a Fúlmine.
Capaz, capaz que somos chambonazos a pesar de la
capacidad del equipo y como tenemos conciencia de nuestras limitaciones,
tratamos de elegir lo mejor que podemos, aunque a veces nos queda en el
tintero, por sectarismo, gente que tendríamos que tener al lado nuestra
y no hemos podido, digamos todas las verdades, este es un reflejo
interno de las enfermedades que como nación tenemos.
A veces no podemos tener al lado gente que sería
utilísima porque las divisas nos separan. Quiero señalar, entonces,
estos fenómenos que me parece que son de fondo, pero voy a tocar un
tema, porque esto es también una rendición de cuentas, un tema
importante: el endeudamiento. Porque las crisis, entre otras cosas,
desembocan siempre en procesos de sobreendeudamiento.
Todos sabemos que el crédito es una necesidad y hay
un margen lógico y racional de un proceso económico. Pero cuando se
amontonan cuentas que no se pueden pagar y se van amontonando y
amontonando, una de dos: o hay una conversión colectiva a la maldad,
cosa que no tiene lógica, o la gente no puede pagar. Y eso es un factor
que precede y continúa luego de pasada la crisis. El sobre endeudamiento
rural: todos conocimos que en la década del ´90 este país tuvo un
despegue fantástico en los primeros años
Algunos piensan, con cierto margen de razón, que la
política de liberalización ayudó: la puerta de vaivén, varias cosas.
Otros pueden pensar que fue también un regalo como el de hoy: el mercado
mundial, puede haber una mezcla de todo. Pero también en el mundo había
una disponibilidad de dólares.
Hay un hombre por ahí sentado que escribió un librito
hace mucho tiempo que nadie lee, porque como los libros de economía son
muy pesados. Me lo tuve que morfar una vez que me metí a interpelar a
alguien que me antecedió.
Es notable cuando en el mundo rico la tasa de interés
baja y baja y baja; en el mundo central empieza aparecer platita por
todos lados, tome, lleve, lleve y entramos por el aro.
Los primeros que entran son los gobiernos, porque
tienen ganas de hacer cosas y viene plata, y lleve, lleve, tome, tome, y
ahí vamos en fila india. Son aquellos años: 60 millones de dólares en
una semana en el Prado vendido en herramientas y financiado por el Banco
de la República y etcétera.
Allí está parte del sobre endeudamiento, porque yo
reconozco que los paisanos tenemos una cultura de hacerle el amor a los
fierros, y a veces gastamos en cosas que no tiene contrafuerte. No
tenemos una conducta racionalmente empresarial, somos una mezcla.
Lo cierto es que entramos; cuando pasa la coyuntura y
cae la rentabilidad lo que parecía que se pagaba fácil se hace
imposible.
¿Cuál es el hecho sustantivo? Que heredamos parte de
esa situación. Y esto es una confección de partes, tal vez de las cosas
políticas más medulares que voy a decir hoy.
Heredamos una situación que nos tensionó, según del
lado que priorizábamos la visión en la realidad adentro del gobierno.
Logramos finalmente un acuerdo; el acuerdo más racional, más adecuado a
las circunstancias de lo que era el proceso y de las posibilidades del
país: tratar cada caso porque cada caso es un mundo de acuerdo a la
previsible posibilidad y rentabilidad que puede tener.
Ese acuerdo fue dicho al Parlamento, pero fue un
acuerdo muy trabajado. Nuestra Cartera puso el alma, puso alma en la
cancha y nos sentimos como aliviados; y fracasamos. ¿Y por qué
fracasamos?
Porque en la práctica no se pudo aplicar lo que el
Superior Gobierno le dijo al Parlamento. ¿Y por qué no se pudo? Las
perspectivas del tiempo, creo que nos equivocamos. ¿Por qué? Porque el
Banco de la República no tenía los medios desde el punto de vista físico
como para afinar tanto el paño, pero ese no era el obstáculo mayor, esto
recién lo he sabido, hace poco.
El Banco de la República no podía hacer frente, en el
frente agropecuario, a los procedimientos. Establecía de hecho el
mensaje del Ejecutivo, porque el resto de los deudores, casi 70 mil,
hubieran adquirido matemáticamente el mismo derecho y el Banco no
resistía.
Esto nos tensionó; nos tensionó enormemente; no lo
podíamos medir, nos faltó hablarnos pero mucho más faltó hablarle con
claridad a la ciudadanía.
Ahí fue cuando estuvimos por irnos. Y de esta cosa de
esta parte final recién en las últimas discusiones intelectualmente, en
lo que me es personal me quedó claro. Hoy no tengo más remedio que
utilizar esto para decir las cosas en perspectiva como se trazaron.
Quiero señalar que de esa situación. En primer
término, gracias a que el Presidente de la República se movió y presionó
por una salida a favor de los más débiles, que como estaban, estaban
condenados; y esto fue una de las cuestiones que gratificó.
Otra gente me hizo entender lo siguiente: que hay que
seguir peleando y luchando por una conciencia agropecuaria, dentro del
Gobierno y dentro de la sociedad.
Y hay que seguir peleando por tener no una visión
triunfalista, sino un cable a tierra con la propia realidad.
Tal vez, por ahora, es la lucha central de que nos
toca, pero tenemos que seguir ayudando.
¿Qué estamos haciendo? En el caso a caso tratamos de
ayudar a los gremios rurales, para afinar cada caso a caso, en todo lo
que podamos y también ayudar al Banco de la República hasta donde se
pueda.
Hay un obstáculo de naturaleza superior que ha estado
en todo este debate y es el siguiente: el que hizo sacrificios y pagó
cuando, se habla de aflojarle la cincha a alguien que no pagó, patea y
cómo patea; es como si los hombres tuviéramos mucho más hondo el sentido
de igualdad que el sentido de solidaridad; también digámoslo, esta es la
presión que siempre se siente desde el otro lado. Los propios
productores y los propios endeudados que pagaron, patean, si se les
quieren dar condiciones excesivamente solidarias a los otros; y reclaman
no solo que patean.
No estoy haciendo críticas, estas no son críticas.
Estoy pintando descarnado un cuadro como es. De todas maneras se perdió
muchísimo, se ha perdido muchísimo.
Yo creo que buena parte del Uruguay olfatea, en los
papeles que ustedes tienen por ahí, van a ver en la hojita siete. Van a
ver ustedes que del año 2000 al 2006, junio, medio año, la superficie de
hectáreas que se cambiaron de propietarios o se vendieron en este país
anda casi por tres millones y medio de hectáreas; y hace cuatro años que
andamos siempre arriba de las 600 y pico de mil de hectáreas anuales que
cambian de propiedad.
Estas cifras no las conoce la historia nacional y se
está trabajando, vamos a saber departamento por departamento, y vamos a
tener un cuadro analítico, seguramente más claro. Yo quiero señalar que
acá juegan varios factores; están anotados la evolución de los precios y
se va a notar una caída fenomenal por ahí por el año 2001, 2002, y una
suba importantísima que está operando. ¡Qué ojalá en términos generales
se mantenga! No queremos que se devalúe el patrimonio en general de
nadie.
Pero queremos señalar que en las últimas
transferencias, la suba de los últimos meses en el valor de la tierra
son enormes, son importantes.
En los primeros meses del 2006, en los primeros seis
meses, se vendieron aproximadamente 330, 350.000 hectáreas, con una suba
con respecto al año anterior muy importante según los estudios de
Colonización; muy importante.
Ahora bien, no se refleja esa suba del valor de la
tierra en un incremento, por ejemplo de la pastura; el nivel del
empraderamiento, más o menos se mantiene.
Es difícil sacar una conclusión de que hay una suba
de la tierra en función de una suba de la rentabilidad. No, pero en todo
caso hay mucho que estudiar para tener conclusiones más firmes. Y espero
que acá existe mucha gente talentosa y escribe muchos papelitos y a los
cuales nosotros frecuentemente provocamos, porque es una manera de
lograr participación. Estos fenómenos deben ser interpretados.
Ahora bien, tendrá todo los defectos que se quiera,
pero está reflejando esto: confianza. Porque nadie viene de afuera a
comprar mucha tierra o a invertir mucha plata si no tiene confianza.
Y me parece que ese hecho, como las transferencias
importantes de frigoríficos, están hablando de confianza. ¿Confianza en
qué? ¿En el Ministro? No; confianza en la ganadería nacional en el caso
de los frigoríficos; en el status sanitario y en las reglas de juego, y
en las reglas de juego. Porque yo no puedo creer que sean tan locos de
venir a gastarse 40, 50 millones de dólares en la compra de un
frigorífico, sino la ven “firmeté”. Y podrán escribir lo que quieran y
escriban lo que quieran, pero ese es un dato real.
Lo mismo que lo de la compra de tierras. Yo aceptaría
que me hicieran reproches del lado socialista de la historia. ¡Está
bien! Pero, ¿cómo? Les va fenómeno, viento en popa y patean. ¿Entonces,
cuando les vaya mal?
Quiero además señalar que estas cuestiones. Nosotros
no creemos de que el mercado sea cristalino o perfecto, porque el
mercado es humano; y lleva en sus entrañas las cosas que tenemos los
hombres cuando peleamos por intereses; y no es ni bueno ni malo, es y
hay que aceptarlo como es.
Es por el momento el mejor instrumento que hemos
encontrado para poder distribuir los recursos en una sociedad y no es
bueno andar toqueteando mercados, y no toquetee lo que anda bien. ¡Ta! Y
a esa regla nos hemos remitido.
¿Qué es lo que hemos toqueteado? Sacarle impuesto a
la carne del cordero, cuando estamos empantanado, que no se puede
vender.
Entonces, a esa regla nos vamos a remitir.
No es precisamente nuestra función; tampoco el Estado
se puede hacer “el sota”, “el bobalicón” que mira para otro lado y pase
lo que pase.
Entonces, queremos señalar, que en un juego de
mercado -bastante positivo- donde creemos que a la Industria
Frigorífica le va bien, ¡y ojalá que le vaya mejor! Pero le va bien
porque vienen de afuera y la compran; nadie viene a comprar clavos,
denle la vuelta que quieran, pónganla del revés o de canto.
Segundo, ha habido una víctima que es parcial, la
oveja, que nos hace victimario. Una parte importante de este país que
tiene 5, 6 millones de hectáreas, poco más, poco menos, de campos duros,
el basalto; escenario natural para la oveja, un animalito pródigo, duro,
formidable en la resistencia de la historia ganadera del Uruguay.
El país no fue monoproductor, tuvo el juego de dos
especies y muchas veces eso nos salvó en penosas coyunturas. Creo que la
oveja tiene porvenir y hay que luchar por ella, tal vez cabe una
discusión, que no me voy a meter como Gobierno a laudar si hay que
inclinarse para el lado de la oveja carnicera o la lana fina; no tiene
que ser un Gobierno el que le diga a la gente lo que tiene que ser. Me
asusta un poco la tendencia monopólica, monopolio de compra, que parece,
se insinúa en el mundo, por el brutal peso de la industria textil china.
Apenas lo digo como una advertencia. Pero sé qué hay
bruto terreno para la carne de oveja.
Pero en esta situación de mercado, por la resistencia
que ponen los mercados o porque de pronto al frigorífico le conviene más
faenar animales de carne, o por el juego de ambas cosas, frecuentemente
ha estado topeada la faena y la demanda de carne de cordero y de oveja.
Y este es un problema para la nación. Hemos hecho
todo lo que hemos podido, estamos indigestados de bancarnos alguna cena,
tratando; porque es muy lindo hablar “y los mercados, los tratados”. No,
viejo, los mercados se construyen, se construyen con mucha paciencia y
mucha diplomacia y las relaciones personales tienen mucho que jugar.
No el mundo no es tan abstracto como parece. El mundo
tiene números abstractos para interpretarlo pero después hay que fregar,
hay que incidir. Las relaciones personales son una forma de capital no
medible, intangible, y todos tenemos que ejercitar relaciones personales
cuando estamos en luchas de este tipo. Y nos lleva mucho tiempo perdido
aparentemente.
Entonces, pero no hemos tenido respuesta, como
hubiéramos querido. Como somos muy abiertos, porque la vida nos enseñó a
ser muy abiertos. Hay un señor diputado del Partido Nacional, que el
otro día en Las Brujas me propuso una idea, que a mi no se me había
ocurrido, y la tiro para que la critiquen o la enriquezcan, porque es la
manera de participar; uno tiene derecho a tener incertidumbre con las
decisiones que hay que tomar y le tiene que pedir a la gente que está
informada que opine. Es una manera de enriquecer nuestro balero.
Yo no sé si la democracia en esencia existe, en
profundidad lo que tengo claro que la democracia empieza en la oreja;
escuchar a mucha gente.
Entonces, ¿qué me recomienda ese diputado del Partido
Nacional? Tener el coraje de ofrecerle una zona franca a quien ponga un
gran frigorífico especializado en la faena y en la colocación de ovejas.
Pero eso puede resultar una injusticia para los otros
intereses de los frigoríficos; o podemos estar errados. Que se discuta.
Pero establezco que acá tenemos una limitante. Lo
peor de todo es que la mayor limitante es esta, no vamos a descubrir el
agujero del mate: pero la oveja necesita pastor, mucho más en las
condiciones de hoy, del Uruguay de hoy. Y allí donde hay alguien que le
dedica mucho tiempo, mimosea, lo cuida a este animal, la respuesta que
puede dar es fantástica, es fantástica.
Pero siempre y cuando haya dedicación familiar. Más
claro: es ideal para los chicos, pero esa idealidad se puede concretar
si encontramos bocas de salida estables, si no las esperanzas se
frustran, porque el producto tiene que llegar al final y realizarse y
compensar el esfuerzo humano.
Fíjense ustedes como se enreda esta madeja. Si no
resolvemos el problema de la venta de carne de oveja en forma estable,
tenemos una verdadera incertidumbre.
Y no hay derecho a embalar a la gente, a que la
gente se estrelle. Hay que luchar por eso.
Quiero señalar, además, que la lucha por
diferenciarnos, está nuestra Cartera, con el esfuerzo de todos nuestros
compañeros y en esta sala hay algunos testigos, de esos testigos que
valen porque son los que nunca nos van a votar, ni nos votaron, y por
eso son los que más valen; nosotros nos preocupamos antes de ser
Ministro, antes de asumir; el contrabando de los terneros en la frontera
con Brasil, la información que le mandábamos de frente a Estados Unidos,
porque nos parece ridículo que nosotros le pretendamos tapar algo a un
país gigantesco, que tiene los servicios.
No, no, la verdad es el mejor prestigio, y si nos
están contrabandeando terneros porque tenemos falta de conciencia
nacional del valor que significa el estatus sanitario del país, es
porque somos ordinarios y, bueno, vamos a reconocerlo no a taparlo.
Porque eso nos va a dar credibilidad, y tenemos que
tener bien claro en la conciencia para todos, que lo único que cuenta
para un país pequeño es que sea creíble y hay que cultivar la verdad
como una forma de capital de futuro. No cometer el error histórico que
cometieron otros países queriendo tapar el cielo con un arnés.
Entonces, esa diferenciación pasa por mucho. Ahí está
la lucha por la trazabilidad; la lucha por las cajas negras, un
verdadero dolor de cabeza, interminable dolor de cabeza, que esperamos
que a fin de año esté cerrado, que lleguemos a la mayoría de edad; que
le podamos mostrar un mecanismo al mundo, que pagó nuestra sociedad;
pero de la mano la trazabilidad que es un esfuerzo, objetivamente,
objetivamente a veces no ser totalmente conciente tiene ventajas. En
materia de trazabilidad nosotros éramos analfabetos, aunque creo, cuando
yo era diputado y sabía que eso empezaba hace diez años aletear en el
mundo, y un día le pregunté a alguien que cayó en la Comisión de
Agricultura, estaba como yo, pero pasaron muchas cosas.
El hecho está. El Gobierno que venga va a tener un
capital acumulado y hay que hacerlo hoy, en esta etapa hay que hacer
todo el esfuerzo y esto tiene una cantidad. Por eso digo, cuando vamos
palpando las mieles, entre comillas de la realidad y las dificultades
operativas, y los obstáculos que van surgiendo, y las cosas que tenemos
que aprender que no sabíamos; y lo que significa este país cuando usted
hace una licitación, somos impresentables; impresentables.
Se precisa un ejército de abogados. Bueno, pero allá
vamos, a meterle una caravana a cada ternero.
Fuere como fuere, y vamos a entrar en el primer mundo
de la ganadería. ¿Para qué? Para tener un status que le va a costar a
los vecinos, para explotar la pequeñez, porque yo quiero ver que Brasil
pueda hacer trazabilidad en ese contexto de territorio que tiene, es la
lucha por la diferenciación. .
Que se da también con el status sanitario, forma de
capital del país, porque una cosa es vender la carne que siempre se va a
vender, y otra cosa es tener acceso a los mercados de precio. Es una
lucha que tenemos que tener clara como nación.
Y esa diferenciación también sirve como elemento de
apertura de mercado. Ayer nos llegó la confirmación escrita de que
Uruguay puede vender carne de oveja con hueso a Rusia y ayer se estuvo
negociando con una delegación norteamericana por el mismo tema.
Y va costar y va costar; pero hay que seguirla. Y
costó cinco años la lucha para entrar en el mercado mexicano de vuelta,
y para poner un piecito en Corea; y en Argelia y en otros. Y aparte del
esfuerzo que hace la industria buscando su pesito, el Estado tiene que
hacer esfuerzo. Y lo que se acaba de hacer en Rusia creo que es un
ejemplo; poner gente especializada que pelee, que vaya y que venda.
Y habrá que hacerlo en Corea y tal vez en otras
partes, por eso suscribo también los mercados se construyen hasta cierto
punto.
Ahora bien, la diversidad de mercado es una forma de
ganar seguridad -seguro se murió en la sopa- la única seguridad que
tiene un pequeño país, es diversificar los riesgos, y al diversificar
los riesgos significa tener una mente bien abierta y cultivar
humildemente pensando venderle un poco a muchos no mucho a pocos.
Porque ya nos pasó con Brasil, lo peor que tiene un
pequeño país es caer en la trampa del abrazo del oso. Porque el día que
nos dio la espalda la quedamos, es inteligente cultivar una política de
inserción bien abierta y bien distribuida.
Me parece que es una manera de prever. Pero en esa
apertura tenemos que cultivar el precio y el precio viene de la mano de
la diferenciación y la diferenciación viene de la mano de cultivar la
calidad y el capital sanitario del país.
Quiere decir que todo esto conforma un paquete. Pero
esto significa; significa que además hay que gastar más que en las
cosas también en la gente.
Yo quiero señalar, que hemos
recogido una experiencia –y creo que se me va el tiempo-, se ha
planteado los temas del seguro, a todos nos preocupa, es difícil en el
contexto del cambio climático y creo que esa es una pelea por los menos
de carácter regional.
Pero no hay que rendirse es como la cuestión
sanitaria, pero quiero en el contexto de esto, señalar, que tenemos tres
o cuatro batallas que consideramos que son centrales por delante.
Lo que hemos llamado reforma del Estado en la Cartera
agropecuaria, tiene sus razones muy profundas, pero nosotros a partir de
entender esta realidad, existe un mundo empresarial que es fundamental
para la divisa y los recursos económicos de este país. Que tiene
naturalmente dificultades como todo el mundo que trabaja, pero que hoy
estamos en un franco momento de crecimiento y expansión. Relativamente
le va bien, pero la sociedad no es sólo un conjunto de grandes
empresas; y acá entra el papel del Estado.
Es que esas empresas no precisan del Estado, sí, sí,
sí, precisan, particularmente en el caso de nuestra Cartera, un
Ministerio que marque y que cuide el cumplimiento de las reglas, que dé
garantías en el cumplimiento sanitario; que deje jugar en la cancha; que
dé garantía, pero necesita otra discusión, tiene una discusión que es:
la evolución de la moneda; la evolución de la macro economía,
permanentemente en la defensa legítima. Nosotros no le damos, no dejamos
de darle terrible importancia, fundamentalmente de carácter económico a
este sector que compone largamente la mayoría productiva de este país y
una necesidad, lo que queremos señalar que no compartimos esa bucólica
idea, que el porvenir agropecuario del Uruguay se arregla con 100 o 120
grandes empresas que lo manejen todo y sanseacabo, porque esa es una
utopía, de las más clínicas que pueden existir. ¿Por qué? Porque el
mundo es grande, necesita reposición de la fuerza de trabajo, de la
fuerza sociológica, de la existencia de un mundo de pequeñas empresas,
de la movilidad social, no puede haber elefantes aislados sólo en el
universo porque se mueren de inacción, aunque sea tiene que haber un
benteveo que le coma las pulgas.
Los grandes camiones no eliminaron las camionetas.
Hay una categoría en el mundo que no va a desaparecer en ninguna parte
de la tierra y que viene vapuleada hace muchos años, hay una evolución
mundial de la agricultura de carácter industrialista, pero a su vez la
FAO nos dice “el que quiere cuidar la comida cuide a los campesinos”
pará un poco “qué vivan los grandes y que genere recursos”. Por eso he
utilizado alguna imagen, pero tienen que vivir los chicos y se tiene que
reproducir.
La sociedad tiene que tener movilidad, los tipos más
empeñados desde el punto de vista laboral, por humilde que tengan un
hogar tienen que tener la perspectiva que si meten paleta y tienen
conducta, progresan. No le rompamos el derecho a la utopía de vivir un
poco mejor, que es el elemento de progreso que tienen los hombres.
Entonces, el Ministerio tiene que tener actitud
activa y tiene que tener política, porque si lo dejamos descarnado por
las leyes de mercado, es muy fácil pasarlo por la trituradora.
Pero aún a mí me ha sorprendido, por qué un país tan
industrializado, tan evolucionado para bien y para mal, como Estados
Unidos, sigue teniendo en la cría ganadera una troja de productores
familiares, ¿saben por qué?, porque el trabajo en masa no puede llegar a
la clínica del ternero por ahora.
Dentro de unos años capaz que hay un laboratorio que
clone y todo lo demás y almácigo de ternero, pero por ahora las vacas
siguen como eran, y ahí vale la relación. ¿Que quiero decir con estas
imágenes un poco jocosas? que no hay que ver con un esquema burdo.
Entonces, hemos definido que nuestro Ministerio tiene que jugar la
carta a favor de sostener y ayudar al desarrollo de la agricultura
familiar, con las características que tiene este país, donde la masa más
grande de productores familiares son ganaderos, son ganaderos por lejos.
Después están recluidos en la lechería y hay unos 3
mil, 4 mil tamberos chiquitos peleando con el queso, y como pueden, y
con los intendentes porque son cruderos, y pim, pim y pam, Conaprole
patea, que la leche cruda, que esto, el estatus sanitario, pero hay un
problema pobreza. Para ser remitente precisa una cuadra más de campo,
nadie anda con una jardinera peleándola, ordeñando en los zanjones una
vaca para vender unos litros de leche, si pudiera tener la oportunidad
de tener un pedacito de tierra y una vacas más. ¿Lo va a resolver por
cuenta de él? No. Lo va a resolver si tenemos política activa, no
regalando porque no se puede regalar, y si no lo hacemos.
Ahí en la página siete hay una gráfica, la más
dramática de todas las que hay: tres líneas, el PBI, la evolución del
PBI, las exportaciones y la ocupación desde la década del ’80. El
flagelo de las economías moderna es: poder crecer, aumentar la riqueza y
no aumentar en la misma proporción el grado de ocupación, y eso
significa trabajar para desintegrar la sociedad, y esto es lo que he
querido decir.
Yo no responsabilizo a nadie de las diferencias
sociales, es nuestro compromiso –no le estoy tirando el trapo a otros-
es nuestro compromiso, lo que quiero señalar es lo siguiente: no puede
haber empresas prósperas rodeadas de un mundo de miserias y de pobreza.
Porque a la corta o a la larga o vendrá un gobierno que te estrangula, a
la prosperidad de la empresa para repartir, pero eso no hace otra cosa
que organizar la miseria, o mejor dicho organizar la lástima. Y me
parece mucho más inteligente ser viable a la gente por sí misma, y esta
es la batalla en la que tiene que comprometerse el Estado, hasta donde
pueda.
Por eso la reforma del Estado. ¿Por qué? Porque no
podemos caer como se hacía unos años, ¿aprendimos la lección? por la
derecha, por la izquierda, por el centro ¡que se yo! como se quiera: No
se puede trabajar con déficit fiscal; no se puede tirar plata, manteca
al techo, no se puede tener un Estado hiper gordo, No,
Entonces tenemos con los mismos recursos que hacer
más, para eso tenemos que organizarnos mejor, como cualquier empresa, no
es sencillo, es a esto que le llamamos descentralización, porque todos
los aparatos institucionales que tiene el Estado, -no por culpa de los
aparatos, no por culpa de los integrantes-, es que en este país todos
vienen para Montevideo y no nos damos cuenta. Y resulta que entré en
Cerro Largo pero mi nena quiere estudiar y bueno, hago trámites y me
muevo acá y termina trabajando en el centro, en Montevideo, porque me
quiero venir para Montevideo.
Ese largo proceso que sordamente se da por todas
partes determina marco acefalía de la institucionalidad que tiene que
ver también con la agropecuaria, y terminamos en el disparate de los
disparate. ¿Por qué? Porque si el escenario, el escenario de la acción
del aparato agropecuario sustantivamente está ligado a la producción
rural que está en el Interior, obviamente el gran peso de este aparato
debería de estar distribuido en el contexto del país, siempre se va a
necesitar aparatos centrales. Pero este proceso no lo puede determinar,
este cambio no lo puede determinar este Ministro, porque la gente no se
maneja como un Wolskwagen. No, no es así, tiene que ser un proceso y ese
proceso hay que hacerlo entre todos, no me gusta la política, ese
término “política de Estado”, pero tiene que ser algo así ¿para qué?
Está pronto el Proyecto de Ley, la semana que viene va ir a la
discusión pública, es esto.
Con los mismos recursos que teníamos hoy, crear
autoridad, poder local de carácter departamental con la participación de
las Intendencias, porque hablar de Poder local y tener a la Intendencia
afuera, ni soñar. ¿Con qué funciona una pequeña unidad? de que función
que tenga, que sea responsable como se baja tierra y cómo se coordina
todo lo que están haciendo los aparatos agropecuarios distinto en ese
departamento.
Porque somos un país feudal;
estamos educados en una mentalidad feudal y esa es una manera. Pero, con
dos cometidos: vamos a empezar por el norte, porque el norte es siempre
lo último que se llega, por eso queremos ir primero.
Y porque para hacer un
reconversión de este tipo que nos va a significar flores de obstáculo,
porque es fácil decirlo y ver la racionalidad que tiene, pero después
cuando la bajes a tierra te cuento.
Entonces, tenemos que tener dos
quehaceres bien claros. El uno es el agua del cual vamos a hablar, tarea
concreta, para hacer nuevo aparato hay que tener un quehacer concreto
motivante; y el otro es la tendencia al agrupamiento de los productores
familiares, llámense ganaderos criadores, llámense pequeños lecheros,
llámense granjeros. ¿Para qué? Para buscar que en esa vaca nos quede un
plus de gente y de recursos humanos para empezar de vuelta a tratar de
ayudar en el campo del conocimiento.
Yo quiero aclarar esto. La
descentralización desde el punto de vista del Ministerio es una
concreción de poder de carácter departamental; no se trata de crear
nuevos cargos ni de aumentar el Presupuesto ni nada por el estilo; menos
poner representante político. Esto lo vamos a hacer con los funcionarios
de carrera del Ministerio, lo que hay y sanseacabó, les vamos a pedir
participación.
Porque queremos que los Servicios
Ganaderos cuando tienen un problema lo decidan como lo tienen, como lo
deciden hoy. Pero se remiten a una autoridad departamental que va a ser
el responsable de cómo se cumple.
¡Y acá se nos va a armar un lío de
la gran flauta! Porque eso es contra nuestra cultura. Porque si estamos
en tal sección “¡ah!, tenemos que tener nuestro aparatito”, y el otro
también otro aparatito, y el otro y el otro también otro aparatito. Y
Colonización tiene una camioneta, vamos todos para el mismo lado y ni
nos saludamos. Pero lo que estamos ahí es despilfarrando recursos de
este país.
Y parte de los planes que tenemos
-que no me voy a detener, que están ahí- van a tener que ensamblar con
la gente que está haciendo cierto grado de difusión de conocimiento,
como la del Plan Agropecuario; que agarre la manija y multiplique la
acción de lo puede hacer.
Nosotros tenemos ciertas medidas,
pero en esto nos va la vida y gran parte del tiempo.
La segunda batalla central es por
el conocimiento en varios planos, en varios planos; que la hemos
comenzado.
Hay un organismo previsto en la
Ley de Colonización, en la Ley del INIA, que no había funcionado y que
entró a funcionar, fundamentalmente por el esfuerzo de un compañero que
está acá, pero cuya historia tiene este contenido.
El desarrollarnos y crecer y tener
capacidad de competencia, significa crecer, innovar, investigar. Hay que
unir la investigación a la producción. Unos de los grandes problemas que
tenemos es: que frecuentemente el investigador o el potencial
investigador no está ligado a las necesidades de la producción.
Tenemos que acortar esa brecha. Lo
hemos empezado, con la construcción de trece Mesas, que son un juego de
las necesidades de los productores y de la academia, y que obligó a la
academia a hacer redes de gente informada. ¿Para qué? Para que de ahí
salgan iniciativas de cosas que hay que investigar. Vamos a poner un
tema la poomozis, nos va hacer pelota la siembra del girasol, o
resolvemos el problema o no plantamos más girasol, vamos en ese camino.
¿Valdría la pena investigar eso o no? Porque no es cuestión de
investigar para publicar en una revista y que el tipo haga el lustre,
con el progreso de la Academia. De nada vale el conocimiento que no se
usa, no es un problema de tener una biblioteca, esto tiene dos patas,
investigar para las necesidades del trabajo. Entonces, hay que unir el
investigador a la necesidad que tiene la gente que está trabajando.
Y segundo hay que darle recursos, antes que se lo
lleven los gringos para afuera, porque a la larga para tenerlos “muertos
de hambre y no darle pelota” se los lleva, porque somos un país que no
hacemos recría, lo criamos a nivel de ternero después que se vayan, es
mucho mejor nos sale más barato. Y ahí salieron más de 100 propuestas
que andan por ahí, de investigación pero de investigación, creo que esta
es una actitud, pero esto vale en la medida que lo hagamos estilo
nacional.
Mañana que cambie, el que venga de Ministro el que
sea, pero tenemos que seguir en esa línea, “unir el balero al trabajo”,
pero esto tiene otra pata: las empresas, naturalmente buscan la
innovación, compran la tecnología, contratan los recursos intelectuales,
pero ¿Quién hace algo de esto con el mundo familiar? ¿Quién le dijo que
treinta y pico de mil empresas que hay en este país razonan con criterio
empresarial?, no, no razonan con criterio empresarial, razonan con la
cultura que tienen, y podemos decir lo que queramos, creo que tenemos
que darle una mano, pero no a prepo.
El Estado tiene entonces que ser, tiene que crear
instrumentos para que socialmente eso llegue. Yo no quiero caer en la
apreciación demasiado embalada, pero voy a leer muy poquito, algo que
dice un hombre que se gastó la vida por ahí haciendo extensionismo y el
hombre dice, se ve que le debe haber ido muy mal en la vida, tiene un
resentimiento con los políticos y con los Gobiernos que le sangra por
la herida, muchos de ustedes seguramente lo conocen, pero ¿en que me
quiero detener? En que este señor -no se donde están los papeles, no
importa- lo sustancial es que dice: “si volviera a empezar de nuevo como
extensionista no le pediría a los agricultores que vayan a pelear con
los Ministerio de Economía, con lo bancos que le den crédito o con el
Estado, que no le pidan eso, porque no van a lograr cambiar esto, y
que se dejen de hacer diagnósticos fatales de carácter derrotista. Que
vayan a reclamarle a las Universidades, a los Institutos de Enseñanza y
a los Institutos de Difusión, que los verdaderos recursos están adentro
de la cabeza y que los valores fundamentales a desarrollar son las
capacidades humanas y que allí está la verdadera reserva que puede dar
vuelta la taba de la pobreza, de la agricultura Latinoamericana”.
Es demasiado piadoso este viejo técnico, piadoso
porque le quiere sacar responsabilidad indirectamente, con los sistemas
políticos y con las “chambonadas” que podemos haber hecho, pero tiene
una parte enorme de verdad, siempre las verdades son relativas.
Lo que quiero acentuar es lo siguiente: tenemos que
hacer no una nueva inversión arriba del campo, yo voy a poner algunas
cosas. Hace cuarenta o cincuenta años, que sabemos cual es el estado
para que una vaca pueda entorarse, por lo menos al ojo, empíricamente.
Un amigo mucho más técnico, me decía, hace apenas
diez años que tenemos confirmación, y sí del punto de vista científico
será así, pero desde el punto de vista de la experiencia hace rato que
sabemos que una vaca entecado es un desastre ¡ta! ¿Y si lo sabemos?
porque no adoptamos, ¡ah! Lo sabemos pero no lo aplicamos. ¿Quién no
sabe que el pastoreo hay que cuidarlo? Y que el campo natural bien
pastoreado con esmero puede tener mucho más capacidades de sustentar a
la larga, un poco a la bartola, Es decir gran brecha que tiene el
Uruguay es: el tener un montón de conocimientos que no aplica.
Hemos tenido sistema de charlas, esto y lo otro, pero
convengamos que el actor principal no se siente involucrado y no lo
aplica. Una capital cualquiera trabaja, pero él quid de la cuestión es
aprender a revolvernos mejor con lo que tenemos, ese es el punto de
arranque, pero eso implica, más que gastar en las cosas gastar en los
costos.
El Estado tiene que dar una mano, tiene que hacer
esfuerzo de promoción de la gente, pero entendiendo que la gente no es
un ladrillo, no es transferencia de tecnología, que te pasa una receta,
te doy una charlita en un pizarrón, me voy a tomar un copetín y
sanseacabó. El hombre es un cuadro, una vivencia, es una circunstancia,
una familia y mucho más.
Esto, es a esto que le empezamos por llamar la
batalla del conocimiento, pero del conocimiento que se incorpora, esta
es una forma de capital que la tenemos a la vuelta de la esquina, pero
que no la utilizamos o que la utilizamos poco; y donde hay gente que la
utiliza, tenemos realidades para medir y para comparar, tenemos que
tratar de generar emulativamente un entusiasmo por aprender y por
aplicar. Los hombre viejos tenemos que ir otra vuelva aprender, tenemos
que revalorizar la Escuela Pública y la Escuela Rural, tenemos que tener
un poco de entusiasmo frente a esas cosas, pero necesitamos que esto sea
largo, de largo aliento y no de vuelo de perdiz, por eso tenemos que
cambiar el Estado.
Ahora, bien, hay otro plano de la inteligencia, yo no
voy a hablar, lo que he llamado por ahí “el país de agro inteligente”
solo dos o tres frases.
Hasta el cansancio he sentido que este país se tiene
que especializar y yo pregunto ¿en qué? ¿En qué se tiene que
especializar? Y estaré equivocado, pero hago esta propuesta: la
especialización tiene que ser en el complejo de las actividades ligadas
a la biología que está pegada a los fenómenos agropecuarios. ¿Por qué?
Porque estamos en el medio de la última reserva agrícola que le queda a
la humanidad. ¿Cuál es el mercado? El que está en la vuelta. ¿Para qué?
Para que nuestros nietos puedan vender talento. Calificar el trabajo, el
problema es no ser país de servicio, o país agropecuario, es país que
vende y genere valor; y el valor entre otras cosas se llama
inteligencia, puedo estar muy equivocado, pero si somos pequeños no
podemos plantearnos hacer de todo.
Yo planteo como gran especialización, como
especialización trascendente, para que este país más a allá de las
divisiones políticas y politiqueras que pueda tener llegue a discutir y
consuense un rumbo, porque esto significa muchas cosas. Significa
arrancar la Facultad de Veterinaria de Pocitos; juntarla con Agronomía,
crear un complejo de nuevas disciplinas biológicas, jugarse la plata,
llevarlo para el Interior, priorizar en el Presupuesto. Porque tener
política y decir especialización, es diferenciarse en un presupuesto,
hay que jugar a algo, y si no puede haber cosas mejores.
Pero eso es lo que yo le llamo la puntería del “país
agro inteligente”. Que no es para esta generación, semejante berrodo no
se soluciona, y que me razone con un criterio almacenero tiene verdades
para mañana, y tiene razón, porque los almaceneros son imprescindibles
en la vida. Pero la gente precisa también, mirar lejos, y uno de los
problemas que tenemos es que no intentamos y eso nos genera enormes
contradicciones porque no tenemos idea para donde vamos. Y una nación es
un pacto colectivo tácito o conciente de un para donde vamos.
¿Y por qué transformar el Estado? -Yo les pido que me
deje tomar agua, y que suscitamente informe de algunas cosas- , que son
de este tipo, es como el Palacio de Justicia, 42 años que tenemos el
Palacio de Justicia en el kilómetro cero para terminar, pinta el
Uruguay, nos tomamos 42 años para sazonarlo, deben de ser las paredes
más sazonadas que hay en este país. Pero vamos a ver que no es el único
problema. |