06/10/06


HACIA UN PAÍS AGRO-INTELIGENTE, CUYA RIQUEZA SON LAS CAPACIDADES
"Nos falta cariño a la tierra para entender la cultura de conocimiento de la tierra", dijo el Ministro Mujica, agregando que el Estado debe otorgar fuentes de capacitación y asesoramiento para generar un país agro-inteligente, porque "los grandes recursos están dentro de la cabeza y son las capacidades".

Cerrando el ciclo de conferencia "Políticas de Estado: El Agro en los tiempos", que fue organizado por SERAGRO, El País y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, el Ministro de Ganadería resaltó la importancia de la unidad y la humildad del trabajo en equipo, por ello compartió el estrado con todos los Directores de las diferentes Unidades que componen su Gabinete.

El Director de SERAGRO, Juan Ponce de León, destacó que el Ministro Mujica es un filósofo, pero que a pesar de los diferentes puntos de vista que genera, todos quieren escucharlo; a lo que durante su discurso Mujica respondió que más que datos lo que quiere es hacer reflexionar a la gente.

Por su parte, tanto el Representante del IIICA, Manuel Otero, como la directora del diario El País, Julia Rodríguez Larreta, hicieron referencia a los puntos claves de las conferencias pasadas. Otero recordó los tres grandes conceptos vertidos por el Ministro Astori: el país está creciendo, presentó la reforma en marcos normativos y la rigurosa política fiscal planteada; en tanto el Ministro Lepra, en su oportunidad, resaltó la importancia de la inserción internacional, la infraestructura energética y la política de promoción a las PYMES.

Mujica comenzó su disertación realizando una reseña histórica del país ganadero que nuestros antepasados forjaron cuando a partir de 1620 fueron introducidas las primeras vacas. Señaló que antes de ser Patria ya éramos dependientes, provocando que –como colonia- fuéramos desde los albores tomadores de precios, condicionando nuestro presente.

En ese sentido, siempre estuvimos expuestos a las crisis que provocaban los cambios de escenario en los precios y en los mercados, agregándose en esta última década las crisis por volatilidad financiera, sentenció.

Un pueblo es consecuencia de un proceso, que tiene un ayer, que nos debe servir no para reprochar sino para aprender, reflexionó al tanto hacía referencia a las crisis a la de los años 80 y la última, donde desaparecieron empresas, empleos y hubo pérdida del poder adquisitivo. La pérdida de memoria nos crea desencuentros, señalando que entre las gremiales de trabajadores y empresariales se generan desencuentros porque las decisiones económicas son tomadas por hombres.

Cada crisis repercutió en una variación en el tipo de cambio, en la evolución de la moneda cuyas consecuencias trajeron ventajas para los exportadores mientras los importadores perdían, hasta que se vuelve a equilibrar la balanza comercial. Provocando que la tasa de cambio real sea un péndulo en la historia nacional.

Mujica también hizo referencia al esfuerzo realizado por encontrarle una salida al endeudamiento del sector agropecuario, considerando esto como una de las políticas medulares de la actual gestión, recordando las negociaciones mancomunadas para que conjuntamente con el Ministerio de Economía y el BROU se pudiera atender los reclamos de este sector, apoyado por el Presidente de la República.

Por otra parte, en relación al tema de la tenencia de la tierra dijo que en lo que va del año ya se han vendido 350.000 hectáreas, pero con ello no se observa un aumento de pasturas; la suba de los precios ha sido por la confianza en este valor que no lo da un papel, porque perdura con el tiempo. Esta confianza también se refleja por la compra de frigoríficos por parte de extranjeros.

Resaltó la importancia en la historia ganadera del país la presencia de la oveja, la cual se extrae la carne y la lana y que a pesar de la industria textil china hay campo para la explotación de la carne bovina. Mujica recibió una propuesta de un diputado de la oposición, la cual consiste en ofrecer una zona franca a quien ponga un frigorífico para ovejas y su faena, la cual fue analizada y puesta a consideración a la opinión pública.

Asimismo, remarcó la importancia de generar credibilidad y diferenciación, hecho que ha sido plasmado en la campaña para instaurar la trazabilidad y el sistema de cajas negras. Hace 10 años era un procedimiento desconocido en nuestro país, pero que es necesario implementarlo hoy, pensando en el capital acumulado que nos generará en el futuro. En el corto plazo nos coloca en un status superior que nuestros países regionales, y eso es parte de la diferenciación.

Lo importante es tener una mente abierta y vender poco a muchos y no mucho a pocos, porque lo peor es caer en el abrazo del oso, reflexionó Mujica. Es inteligente tener una política abierta y bien distribuida.

Para ello es necesario afianzarse en la Reforma del Estado, la sociedad no solo es un conjunto de grandes empresas, por ello es necesario reposicionar el Estado, agregó, en tanto no puede haber empresas prósperas rodeado de miseria. No nos hemos dado cuenta que la centralización ha provocado macrocefalia.

Actualmente hay que proyectarse y plantearse dos escenarios: la lucha por el agua y proyectar el agrupamiento de unidades productivas familiares dándole apoyo en el campo del conocimiento. En esta nueva era la batalla por el conocimiento, es el puntal diferenciador que nos hará un país próspero.

Destacó el emprendimiento impulsado por ALUR, en Bella Unión, donde el contexto regional hoy hace el azúcar un producto rentable.

La Directora General del Ministerio de Ganadería, Adriana Rodríguez, recordó el estado de situación en que partió la gestión de Mujica al frente del Ministerio y la necesidad de realizar una profunda reforma en esa cartera. Se refirió a la desigualdad de las retribuciones y la plantilla personal que supera los 50 años de edad, remarcando la importancia de incorporar juventud en sus planteles. Asimismo, hizo mención a los recursos financieros que debieron volcarse para hacer frente, entre otros aspectos, a la deuda que se mantenía con la OIE y cuya consecuencia hubiera sido el perder el voto dentro esta Organización internacional.

VER "EL PAÍS PRODUCTIVO Y EL AGRO"

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, JOSÉ MUJICA

MINISTRO MUJICA: Muchas gracias a la gente,  los amigos. Y de entrada, a los que no les gusta la filosofía, dos platos. Lo primero, ¿por qué? Tantos compañeros. Porque este país tiene dos enfermedades graves: la falta de humildad una, y la falta de unidad nacional mínima para empresas colectivas, la otra. No responsabilizo a nadie. Me autoincluyo: soy hijo de esa cultura.

No hay ningún Ministro que pueda hacer nada, absolutamente nada, si no tiene gente que lo apoye y que lo respalde. Claro, hay muchas cosas de las que él no tiene ni idea.

Entrando en tema. Qué país singular el nuestro. Quise acampar por ahí y las vacas llegaron ahí más o menos por 1620 y por 1680. Más o menos podía haber cinco millones de vacas. Precedieron al hombre europeo, esto parece una pavada.

Pero, es un país singular porque nacimos ante de ser patria estábamos insertados en el mercado mundial. Antes y ya éramos vendedores de pradera transformada. Estas dos cosas para mí signan nuestra historia hasta hoy ¿Por qué? Porque antes de ser patria ya éramos dependientes y de esa dependencia se va a derivar que fuimos un país esencialmente extensionista. Nos tuvimos que adaptar, nos diéramos cuenta o no, a ser tomadores de precios, a depender de algo que nosotros no determinábamos, y esa peripecia del costo nos sometió a un montón de sucesivas crisis, que de hecho son hijas de esas dependencia.

No lo estoy criticando, pero es bueno, que nunca nos olvidemos de esto. Este juego llega hasta hoy, con sus luces y con sus sombras. Entonces, es a partir de esas dos características que quiero señalar, que las crisis no son nuevas. Históricamente siempre tuvieron sus grandes vertientes: o la crisis de precios o la crisis del mercado. En las últimas décadas se suma un tercer factor, que es la volatilidad financiera en el mundo en el que estamos, una verdadera bola de destrucción, que con la movilidad financiera es capaz de determinar súbitamente la prosperidad de un rincón de la tierra o su apocalipsis.

¿Las consecuencias de estas crisis? En esa carpeta hay buenos trabajos Un esquema del profesor Bértola en el que explica, incluso, la influencia en nuestros grandes traumas políticos a lo largo de nuestra historia. Yo creo que hay que insistir mucho en estas cosas, porque un pueblo es una consecuencia, es un proceso. Es un hoy que viene de ayer. El ayer no tiene que servirnos ni para reprochar, ni para lamentarnos, tiene que servir apenas para aprender. Es otra historia.

Cada una de estas crisis, en lo que toca a la agropecuaria, ¿qué significó? Destrucción del aparato productivo. Desaparición de empresas. Desaparición de trabajadores. Pérdida de poder adquisitivo en los hogares.

Recordemos a la carrera algunas cifras: caída del 18 por ciento del producto agropecuario; 14 por ciento del PBI.  Recordemos la crisis de la década del 80: el 28 por ciento de pérdida del poder adquisitivo de nuestros trabajadores.

La última: el 22 por ciento de pérdida del poder adquisitivo en los hogares; la tasa de desocupación que salta al 14 por ciento.

Y muchas cosas que ustedes conocen, francamente.

¡Pero qué cosa curiosa! De todos los animales el que tiene menos memoria es el hombre. No cabe duda, estoy convencido.

Si algo le tengo que reprochar a todas las gremiales -y cuando digo a las gremiales, digo a las gremiales de patrones, digo a las gremiales de trabajadores- que razonan como si en este país no hubiera deuda pública. Se olvidan, o parece que hacen que se olvidan, de que somos campeones mundiales del endeudamiento junto con Turquía.

Esta es una consecuencia. Esta es una piedra que llevamos colgada del pescuezo. Tampoco se la estoy reprochando a nadie, pero este es el drama que tenemos, el drama más de fondo.

Y pienso que este asunto de pérdida de la memoria permanentemente nos crea desencuentros por cuestiones fútiles, porque una de las consecuencias que tienen estas crisis -aparte de las cosas que señalé- es que del punto de vista empresarial  apuntalan la actitud especulativa y nos llenan de una mentalidad de carácter empresarial que quiere una perspectiva de ganancia para poder jugarse a invertir enorme, porque es como si anduviera con un pavoroso sentido del riesgo como consecuencia del acontecer histórico.

También las decisiones de la economía no pueden escapar a los parámetros de nuestra conducta, de nuestra sicología; al fin y al cabo, estamos hablando de decisiones que toman hombres.

Entonces, en cada una de estas crisis todos hemos vivido la penuria del cambio. Las evoluciones de la moneda son una especie de termómetro que pautan un poco nuestra historia. Se podría escribir 50 o 60 años de historia contemporánea a la luz de las evoluciones de la moneda.

Apenas me quiero detener en lo siguiente: en los momentos de crisis se produce una corrección cambiaria, abrupta, de carácter dramático. La hemos vivido, cuyas consecuencias: significa que los sectores exportadores de la noche a la mañana adquieren una ventaja comparativa de carácter importante y los sectores importadores al revés. Rápidamente, la cuenta corriente más o menos se acomoda y empezamos a tener una cierta paridad y hasta ventaja desde el punto de vista del equilibrio comercial, pero al poco tiempo empezamos otra vez en una especie de rito mitológico ineludible a consumir cada vez un poquito más. Y al principio consumimos lo que podemos vender, y estamos equilibrados, pero después seguimos consumiendo bastante más. Terminamos consumiendo todo lo que nos podamos endeudar, y lo más curioso que entramos todos por el aro.

¿En qué medida acá hay problemas de comportamiento colectivo, y otro tipo de presiones?. Yo no me puedo extender en eso, ni soy el más indicado. Apenas apunto los padecimientos, y me hago esta pregunta: ¿será que los gobiernos en su instintivo afán de perpetuarse, enfermo porque quieren hacer cosas que los realicen ante la opinión pública, no se animan a “trancar la pata”?.

Será que “trancar la pata”, significa pechar con el horcón del medio de la opinión pública en el corto plazo; será que para tomar este tipo de cosas hay que ser duro, duro, en el sentido de que (….), no tengo repuesta. Pero yo no vine a recitar números, quiero que la gente  piense, no para que esté de acuerdo.

Porque otra consecuencia de las crisis es que nos frivolizan, achatan el debate. Además a cada cual, cada cual se coloca en la trinchera de sus intereses sectoriales y parciales, y  ¿ahí que nos pasa?

Nos pasa que hacemos trizas lo mínimo, la unidad colectiva del nosotros mismos, el mínimo que necesitamos como nación. Esta tasa de cambio real, gran péndulo de nuestra historia, gran preocupación, que nosotros aclaramos, tenemos un tipo económico profesional, Aunque no lo parezca está en guardia permanentemente y son economistas no son magos, pero echan el resto en esta situación. Pero quiero señalar un hecho. Si yo fuera inteligente, que no lo soy, y si fuera empresario exportador, que no lo soy, capaz que me pondría a pelear en lugar de hacer los reclamos directos de mi gremio, levantaría la bandera de que parte de la deuda pública hay que pagarla –aunque sea los intereses- al contado.

Hay que pagarlas con ahorro efectivo, de carácter nacional. ¿Por qué? Porque la eficiencia y la confianza enorme que tiene nuestro equipo económico, que gana y se desparrama en el concierto regional y en la apreciación del mundo, más la seriedad del país, es el capital que tiene, obran de tal manera que parecería que  nuestro mercado de cambio se comporta como si fuéramos un país que no tiene deudas, porque manejamos la deuda con tal solvencia, que las necesidades de pago no nos ahorcan y tenemos un Estado que no tiene necesidad de concurrir al mercado a comprar moneda.

¡Vaya la paradoja! Claro que si lo hiciera tendríamos otros problemas. Seguro que sí, porque no hay cena gratis. Pero éste es un fenómeno que está en el fondo de esta cuestión. Nosotros sabemos por los trabajos de OPYPA que los sectores agropecuarios en este momento tienen rentabilidad. Es más discutible en la granja, la que trabaja para el mercado interno –las verdades hay que decirlas como son- hay rentabilidad positiva como dijo quien me precedió aquí “ah, tienen un Ministro de suerte”. Sí, sí, tienen un “Ministro de suerte”, lo que no es poca cosa, porque no elijas a Fúlmine.

Capaz, capaz que somos chambonazos a pesar de la capacidad del equipo y como tenemos conciencia de nuestras limitaciones, tratamos de elegir lo mejor que podemos, aunque a veces nos queda en el tintero, por sectarismo, gente que tendríamos que tener al lado nuestra y no hemos podido, digamos todas las  verdades, este es un reflejo interno de las enfermedades que como nación tenemos.

A veces no podemos tener al lado gente que sería utilísima porque las divisas nos separan. Quiero señalar, entonces, estos fenómenos que me parece que son de fondo, pero voy a tocar un tema, porque esto es también una rendición de cuentas, un tema importante: el endeudamiento. Porque las crisis, entre otras cosas, desembocan siempre en procesos de sobreendeudamiento.

Todos sabemos que el crédito es una necesidad y hay un margen lógico y racional de un proceso económico. Pero cuando se amontonan cuentas que no se pueden pagar y se van amontonando y amontonando, una de dos: o hay una conversión colectiva a la maldad, cosa que no tiene lógica, o la gente no puede pagar. Y eso es un factor que precede y continúa luego de pasada la crisis. El sobre endeudamiento rural: todos conocimos que en la década del ´90 este país tuvo un despegue fantástico en los primeros años

Algunos piensan, con cierto margen de razón, que la política de liberalización ayudó: la puerta de vaivén, varias cosas. Otros pueden pensar que fue también un regalo como el de hoy: el mercado mundial, puede haber una mezcla de todo. Pero también en el mundo había una disponibilidad de dólares.

Hay un hombre por ahí sentado que escribió un librito hace mucho tiempo que nadie lee, porque como los libros de economía son muy pesados. Me lo tuve que morfar una vez que me metí a interpelar a alguien que me antecedió.

Es notable cuando en el mundo rico la tasa de interés baja y baja y baja; en el mundo central empieza aparecer platita por todos lados, tome, lleve, lleve y entramos por el aro.

Los primeros que entran son los gobiernos, porque tienen ganas de hacer cosas y viene plata, y lleve, lleve, tome, tome, y ahí vamos en fila india. Son aquellos años: 60 millones de dólares en una semana en el Prado vendido en herramientas y financiado por el Banco de la República y etcétera.

Allí está parte del sobre endeudamiento, porque yo reconozco que los paisanos tenemos una cultura de hacerle el amor a los fierros, y a veces gastamos en cosas que no tiene contrafuerte. No tenemos una conducta racionalmente empresarial, somos una mezcla.

Lo cierto es que entramos; cuando pasa la coyuntura y cae la rentabilidad lo que parecía que se pagaba fácil se hace imposible.           

¿Cuál es el hecho sustantivo? Que heredamos parte de esa situación. Y esto es una confección de partes, tal vez de las cosas políticas más medulares que voy a decir hoy.

Heredamos una situación que nos tensionó, según del lado que priorizábamos la visión en la realidad adentro del gobierno. Logramos finalmente un acuerdo; el acuerdo más racional, más adecuado a las circunstancias de lo que era el proceso y de las posibilidades del país: tratar cada caso porque cada caso es un mundo de acuerdo a la previsible posibilidad y rentabilidad que puede tener.

Ese acuerdo fue dicho al Parlamento, pero fue un acuerdo muy trabajado. Nuestra Cartera puso el alma, puso alma en la cancha y nos sentimos como aliviados; y fracasamos. ¿Y por qué fracasamos?

Porque en la práctica no se pudo aplicar lo que el Superior Gobierno le dijo al Parlamento. ¿Y por qué no se pudo? Las perspectivas del tiempo, creo que nos equivocamos. ¿Por qué? Porque el Banco de la República no tenía los medios desde el punto de vista físico como para afinar tanto el paño, pero ese no era el obstáculo mayor, esto recién lo he sabido, hace poco.

El Banco de la República no podía hacer frente, en el frente agropecuario, a los procedimientos. Establecía de hecho el mensaje del Ejecutivo, porque el resto de los deudores, casi 70 mil, hubieran adquirido matemáticamente el mismo derecho y el Banco no resistía.

Esto nos tensionó; nos tensionó enormemente; no lo podíamos medir, nos faltó hablarnos pero mucho más faltó hablarle con claridad a la ciudadanía.

Ahí fue cuando estuvimos por irnos. Y de esta cosa de esta parte final recién en las últimas discusiones intelectualmente, en lo que me es personal me quedó claro. Hoy no tengo más remedio que utilizar esto para decir las cosas en perspectiva como se trazaron.

Quiero señalar que de esa situación. En primer término, gracias a que el Presidente de la República se movió y presionó por una salida a favor de los más débiles, que como estaban, estaban condenados; y esto fue una de las cuestiones que gratificó.

Otra gente me hizo entender lo siguiente: que hay que seguir peleando y luchando por una conciencia agropecuaria, dentro del Gobierno y dentro de la sociedad.

Y hay que seguir peleando por tener no una visión triunfalista, sino un cable a tierra con la propia realidad.

Tal vez, por ahora, es la lucha central de que nos toca, pero tenemos que seguir ayudando.

¿Qué estamos haciendo? En el caso a caso tratamos de ayudar a los gremios rurales, para afinar cada caso a caso, en todo lo que podamos y también ayudar al Banco de la República hasta donde se pueda.

Hay un obstáculo de naturaleza superior que ha estado en todo este debate y es el siguiente: el que hizo sacrificios y pagó cuando, se habla de aflojarle la cincha a alguien que no pagó, patea y cómo patea; es como si los hombres tuviéramos mucho más hondo el sentido de igualdad que el sentido de solidaridad; también digámoslo, esta es la presión que siempre se siente desde el otro lado. Los propios productores y los propios endeudados que pagaron, patean, si se les quieren dar condiciones excesivamente solidarias a los otros; y reclaman no solo que patean.

No estoy haciendo críticas, estas no son críticas. Estoy pintando descarnado un cuadro como es. De todas maneras se perdió muchísimo, se ha perdido muchísimo.

Yo creo que buena parte del Uruguay olfatea, en los papeles que ustedes tienen por ahí, van a ver en la hojita siete. Van a ver ustedes que del año 2000 al 2006, junio, medio año, la superficie de hectáreas que se cambiaron de propietarios o se vendieron en este país anda casi por tres millones y medio de hectáreas; y hace cuatro años que andamos siempre arriba de las 600 y pico de mil de hectáreas anuales que cambian de propiedad.

Estas cifras no las conoce la historia nacional y se está trabajando, vamos a saber departamento por departamento, y vamos a tener un cuadro analítico, seguramente más claro. Yo quiero señalar que acá juegan varios factores; están anotados la evolución de los precios y se va a notar una caída fenomenal por ahí por el año 2001, 2002, y una suba importantísima que está operando. ¡Qué ojalá en términos generales se mantenga! No queremos que se devalúe el patrimonio en general de nadie.

Pero queremos señalar que en las últimas transferencias, la suba de los últimos meses en el valor de la tierra son enormes, son importantes.

En los primeros meses del 2006, en los primeros seis meses, se vendieron aproximadamente 330, 350.000 hectáreas, con una suba con respecto al año anterior muy importante según los estudios de Colonización; muy importante.

Ahora bien, no se refleja esa suba del valor de la tierra en un incremento, por ejemplo de la pastura; el nivel del empraderamiento, más o menos se mantiene.

Es difícil sacar una conclusión de que hay una suba de la tierra en función de una suba de la rentabilidad. No, pero en todo caso hay mucho que estudiar para tener conclusiones más firmes. Y espero que acá existe mucha gente talentosa y escribe muchos papelitos y a los cuales nosotros frecuentemente provocamos, porque es una manera de lograr participación. Estos fenómenos deben ser interpretados.

Ahora bien, tendrá todo los defectos que se quiera, pero está reflejando esto: confianza. Porque nadie viene de afuera a comprar mucha tierra o a invertir mucha plata si no tiene confianza.

Y me parece que ese hecho, como las transferencias importantes de frigoríficos, están hablando de confianza. ¿Confianza en qué? ¿En el Ministro? No; confianza en la ganadería nacional en el caso de los frigoríficos; en el status sanitario y en las reglas de juego, y en las reglas de juego. Porque yo no puedo creer que sean tan locos de venir a gastarse 40, 50 millones de dólares en la compra de un frigorífico, sino la ven “firmeté”. Y podrán escribir lo que quieran y escriban lo que quieran, pero ese es un dato real.

Lo mismo que lo de la compra de tierras. Yo aceptaría que me hicieran reproches del lado socialista de la historia. ¡Está bien! Pero, ¿cómo? Les va fenómeno, viento en popa y patean. ¿Entonces, cuando les vaya mal?

Quiero además señalar que estas cuestiones. Nosotros no creemos de que el mercado sea cristalino o perfecto, porque el mercado es humano; y lleva en sus entrañas las cosas que tenemos los hombres cuando peleamos por intereses; y no es ni bueno ni malo, es y hay que aceptarlo como es.

Es por el momento el mejor instrumento que hemos encontrado para poder distribuir los recursos en una sociedad y no es bueno andar toqueteando mercados, y no toquetee lo que anda bien. ¡Ta! Y a esa regla nos hemos remitido.

¿Qué es lo que hemos toqueteado? Sacarle impuesto a la carne del cordero, cuando estamos empantanado, que no se puede vender.

Entonces, a esa regla nos vamos a remitir.   

No es precisamente nuestra función; tampoco el Estado se puede hacer “el sota”, “el bobalicón” que mira para otro lado y pase lo que pase.

Entonces, queremos señalar, que en un juego de mercado -bastante positivo- donde  creemos que a la Industria Frigorífica le va bien, ¡y ojalá que le vaya mejor! Pero le va bien porque vienen de afuera y la compran; nadie viene a comprar clavos, denle la vuelta que quieran, pónganla del revés o de canto.

Segundo, ha habido una víctima que es parcial, la oveja, que nos hace victimario. Una parte importante de este país que tiene 5, 6 millones de hectáreas, poco más, poco menos, de campos duros, el basalto; escenario natural para la oveja, un animalito pródigo, duro, formidable en la resistencia de la historia ganadera del Uruguay.

El país no fue monoproductor, tuvo el juego de dos especies y muchas veces eso nos salvó en penosas coyunturas. Creo que la oveja tiene porvenir y hay que luchar por ella, tal vez cabe una discusión, que no me voy a meter como Gobierno a laudar si  hay que inclinarse para el lado de la oveja carnicera o la lana fina; no tiene que ser un Gobierno el que le diga a la gente lo que tiene que ser. Me asusta un poco la tendencia monopólica, monopolio de compra, que parece, se insinúa en el mundo, por el brutal peso de la industria textil china.

Apenas lo digo como una advertencia. Pero sé qué hay bruto terreno para la carne de oveja.

Pero en esta situación de mercado, por la resistencia que ponen los mercados o porque de pronto al frigorífico le conviene más faenar animales de carne, o por el juego de ambas cosas, frecuentemente ha estado topeada la faena y la demanda de carne de cordero y de oveja.

Y este es un problema para la nación. Hemos hecho todo lo que hemos podido, estamos indigestados de bancarnos alguna cena, tratando; porque es muy lindo hablar “y los mercados, los tratados”. No, viejo, los mercados se construyen, se construyen con mucha paciencia y mucha diplomacia y las relaciones personales tienen mucho que jugar.

No el mundo no es tan abstracto como parece. El mundo tiene números abstractos para interpretarlo pero después hay que fregar, hay que incidir. Las relaciones personales son una forma de capital no medible, intangible, y todos tenemos que ejercitar relaciones personales cuando estamos en luchas de este tipo. Y nos lleva mucho tiempo perdido aparentemente.

Entonces, pero no hemos tenido respuesta, como hubiéramos querido. Como somos muy abiertos, porque la vida nos enseñó a ser muy abiertos. Hay un señor diputado del Partido Nacional, que el otro día en Las Brujas me propuso una idea, que a mi no se me había ocurrido, y la tiro para que la critiquen o la enriquezcan, porque es la manera de participar; uno tiene derecho a tener incertidumbre con las decisiones que hay que tomar y le tiene que pedir a la gente que está informada que opine. Es una manera de enriquecer nuestro balero.

Yo no sé si la democracia en esencia existe, en profundidad lo que tengo claro  que la democracia empieza en la oreja; escuchar a mucha gente.

Entonces, ¿qué me recomienda ese diputado del Partido Nacional? Tener el coraje de ofrecerle una zona franca a quien ponga un gran frigorífico especializado en la faena y en la colocación de ovejas.

Pero eso puede resultar una injusticia para los otros intereses de los frigoríficos; o podemos estar errados. Que se discuta.

Pero establezco que acá tenemos una limitante. Lo peor de todo es que la mayor limitante es esta, no vamos a descubrir el agujero del mate: pero la oveja necesita pastor, mucho más en las condiciones de hoy, del Uruguay de hoy. Y allí donde hay alguien que le dedica mucho tiempo, mimosea, lo cuida a este animal, la respuesta que puede dar es fantástica, es fantástica.

Pero siempre y cuando haya dedicación familiar. Más claro: es ideal para los chicos, pero esa idealidad se puede concretar si encontramos bocas de salida estables, si no las esperanzas se frustran, porque el producto tiene que llegar al final y realizarse y compensar el esfuerzo humano.

Fíjense ustedes como se enreda esta madeja. Si no resolvemos el problema de la venta de carne de oveja en forma estable, tenemos una verdadera incertidumbre.

Y no hay derecho a  embalar a la gente, a que la gente se estrelle. Hay que luchar por eso.

Quiero señalar, además, que la lucha por diferenciarnos, está nuestra Cartera, con el esfuerzo de todos nuestros compañeros y en esta sala hay algunos testigos, de  esos testigos que valen porque son los que nunca nos van a votar, ni nos votaron, y por eso son los que más valen; nosotros nos preocupamos antes de ser Ministro, antes de asumir; el contrabando de los terneros en la frontera con Brasil, la información que le mandábamos de frente a Estados Unidos, porque nos parece ridículo que nosotros le pretendamos tapar algo a un país gigantesco, que tiene los servicios.

No, no, la verdad es el mejor prestigio, y si nos están contrabandeando terneros porque tenemos falta de conciencia nacional del valor que significa el estatus sanitario del país, es porque somos ordinarios y, bueno, vamos a reconocerlo no a taparlo.

Porque eso nos va a dar credibilidad, y tenemos que tener bien claro en la conciencia para todos, que lo único que cuenta para un país pequeño es que sea creíble y hay que cultivar la verdad como una forma de capital de futuro. No cometer el error histórico que cometieron otros países queriendo tapar el cielo con un arnés.

Entonces, esa diferenciación pasa por mucho. Ahí está la lucha por la trazabilidad; la lucha por las cajas negras, un verdadero dolor de cabeza, interminable dolor de cabeza, que esperamos que a fin de año esté cerrado, que lleguemos a la mayoría de edad; que le podamos mostrar un mecanismo al mundo, que pagó nuestra sociedad; pero de la mano la trazabilidad que es un esfuerzo, objetivamente, objetivamente a veces no ser totalmente conciente tiene ventajas. En materia de trazabilidad nosotros éramos analfabetos, aunque creo, cuando yo era diputado y sabía que eso empezaba hace diez años aletear en el mundo, y un día le pregunté a alguien que cayó en la Comisión de Agricultura, estaba como yo, pero pasaron muchas cosas.

El hecho está. El Gobierno que venga va a tener un capital acumulado y hay que hacerlo hoy, en esta etapa hay que hacer todo el esfuerzo y esto tiene una cantidad. Por eso digo, cuando vamos palpando las mieles, entre comillas de la realidad y las dificultades operativas, y los obstáculos que van surgiendo, y las cosas que tenemos que aprender que no sabíamos; y lo que significa este país cuando usted hace una licitación, somos impresentables; impresentables.

Se precisa un ejército de abogados. Bueno, pero allá vamos, a meterle una caravana a cada ternero.

Fuere como fuere, y vamos a entrar en el primer mundo de la ganadería. ¿Para qué? Para tener un status que le va a costar a los vecinos, para explotar la pequeñez, porque yo quiero ver que Brasil pueda hacer trazabilidad en ese contexto de territorio que tiene, es la lucha por la diferenciación. .

Que se da también con el status sanitario, forma de capital del país, porque una cosa es vender la carne que siempre se va a vender, y otra cosa es tener acceso a los mercados de precio. Es una lucha que tenemos que tener clara como nación.

Y esa diferenciación también sirve como elemento de apertura de mercado. Ayer nos llegó la confirmación escrita de que Uruguay puede vender carne de oveja con hueso a Rusia y ayer se estuvo negociando con una delegación norteamericana por el mismo tema.

Y va costar y va costar; pero hay que seguirla. Y costó cinco años la lucha para entrar en el mercado mexicano de vuelta, y para poner un piecito en Corea; y en Argelia y en otros. Y aparte del esfuerzo que hace la industria buscando su pesito, el Estado tiene que hacer esfuerzo. Y lo que se acaba de hacer en Rusia creo que es un ejemplo; poner gente especializada que pelee, que vaya y que venda.

Y habrá que hacerlo en Corea y tal vez en otras partes, por eso suscribo también los mercados se construyen hasta cierto punto.

Ahora bien, la diversidad de mercado es una forma de ganar seguridad -seguro se murió en la sopa- la única seguridad que tiene un pequeño país, es diversificar los riesgos, y al diversificar los riesgos significa tener una mente bien abierta y cultivar humildemente pensando venderle un poco a muchos no mucho a pocos.

Porque ya nos pasó con Brasil, lo peor que tiene un pequeño país es caer en la trampa del abrazo del oso. Porque el día que nos dio la espalda la quedamos, es inteligente cultivar una política de inserción bien abierta y bien distribuida.

Me parece que es una manera de prever. Pero en esa apertura tenemos que cultivar el precio y el precio viene de la mano de la diferenciación y la diferenciación viene de la mano de cultivar la calidad y el capital sanitario del país.

Quiere decir que todo esto conforma un paquete. Pero esto significa; significa que además hay que  gastar más que en las cosas también en la gente.

Yo quiero señalar, que hemos recogido una experiencia –y creo que se me va el tiempo-, se ha planteado los temas del seguro, a todos nos preocupa, es difícil en el contexto del cambio climático y creo que esa es una pelea por los menos de carácter regional.

Pero no hay que rendirse es como la cuestión sanitaria, pero quiero en el contexto de esto, señalar, que tenemos tres o cuatro batallas que consideramos  que son centrales por delante.

Lo que hemos llamado reforma del Estado en la Cartera agropecuaria, tiene sus razones muy profundas, pero nosotros a partir de entender esta realidad, existe un mundo empresarial que es fundamental para la divisa y los recursos económicos de este país. Que tiene naturalmente dificultades como todo el mundo que trabaja, pero que hoy estamos en un franco momento de crecimiento y expansión. Relativamente le va bien, pero la sociedad no es sólo un conjunto de grandes empresas;  y  acá entra el papel del Estado.

Es que esas empresas no precisan del Estado, sí, sí, sí, precisan, particularmente en el caso de nuestra Cartera, un Ministerio que marque y que cuide el cumplimiento de las reglas, que dé garantías en el cumplimiento sanitario; que deje jugar en la cancha; que dé garantía, pero necesita otra discusión, tiene una discusión que es: la evolución de la moneda; la evolución de la macro economía, permanentemente en la defensa legítima. Nosotros no le damos, no dejamos de darle terrible importancia, fundamentalmente de carácter económico a este sector que compone largamente la mayoría productiva de este país y una necesidad, lo que queremos señalar que no compartimos esa bucólica idea, que el porvenir agropecuario del Uruguay se arregla con 100 o 120 grandes empresas que lo manejen todo y sanseacabo, porque esa es una utopía, de las más clínicas que pueden existir. ¿Por qué? Porque el mundo es grande, necesita reposición de la fuerza de trabajo, de la fuerza sociológica, de la existencia de un mundo de pequeñas empresas, de la movilidad social, no puede haber elefantes aislados sólo en el universo porque se mueren de inacción, aunque sea tiene que haber un benteveo que le coma las pulgas.

Los grandes camiones no eliminaron las camionetas. Hay una categoría en el mundo que no va a desaparecer en ninguna parte de la tierra y que viene vapuleada hace muchos años, hay una evolución mundial de la agricultura de carácter industrialista, pero a su vez la FAO nos dice “el que quiere cuidar la comida cuide a los campesinos” pará un poco “qué vivan los grandes y que genere recursos”. Por eso he utilizado alguna imagen, pero tienen que vivir los chicos y se tiene que reproducir.  

La sociedad tiene que tener movilidad, los tipos más empeñados desde el punto de vista laboral, por humilde que tengan un hogar tienen que tener la perspectiva que si meten paleta y tienen conducta, progresan. No le rompamos el derecho a la utopía de vivir un poco mejor, que es el elemento de progreso que tienen los hombres.

 Entonces, el Ministerio tiene que tener actitud activa y tiene que tener política, porque si lo dejamos descarnado por las leyes de mercado, es muy fácil pasarlo por la trituradora.

Pero aún a mí me ha sorprendido, por qué un país tan industrializado, tan evolucionado para bien y para mal, como Estados Unidos, sigue teniendo en la cría ganadera una troja de productores familiares, ¿saben por qué?, porque el trabajo en masa no puede llegar a la clínica del ternero por ahora.

Dentro de unos años capaz que hay un laboratorio que clone y todo lo demás y almácigo de ternero, pero por ahora las vacas siguen como eran, y ahí vale la relación. ¿Que quiero decir con estas imágenes un poco jocosas? que no hay que ver con un esquema burdo. Entonces,  hemos definido que nuestro Ministerio tiene que jugar la carta a favor de sostener y ayudar al desarrollo de la agricultura familiar, con las características que tiene este país, donde la masa más grande de productores familiares son ganaderos, son ganaderos por lejos.

Después están recluidos en la lechería y hay unos 3 mil, 4 mil tamberos chiquitos peleando con el queso, y como pueden, y con los intendentes porque son cruderos, y pim, pim y pam, Conaprole patea, que la leche cruda, que esto, el estatus sanitario, pero hay un problema pobreza. Para ser remitente precisa una cuadra más de campo, nadie anda con una jardinera peleándola, ordeñando en los zanjones una vaca para vender unos litros de leche, si pudiera tener la oportunidad de tener un pedacito de tierra y una vacas más. ¿Lo va a resolver por cuenta de él? No. Lo va a resolver si tenemos política activa, no regalando porque no se puede regalar, y si no lo hacemos.

Ahí en la página siete hay una gráfica, la más dramática de todas las que hay: tres líneas, el PBI, la evolución del PBI, las exportaciones y la ocupación desde la década del ’80. El flagelo de las economías moderna es: poder crecer, aumentar la riqueza y no aumentar en la misma proporción el grado de ocupación, y eso significa trabajar para desintegrar la sociedad, y esto es lo que he querido decir.

Yo no responsabilizo a nadie de las diferencias sociales, es nuestro compromiso –no le estoy tirando el trapo a otros- es nuestro compromiso, lo que quiero señalar es lo siguiente: no puede haber empresas prósperas rodeadas de un mundo de miserias y de pobreza. Porque a la corta o a la larga o vendrá un gobierno que te estrangula, a la prosperidad de la empresa para repartir, pero eso no hace otra cosa que organizar la miseria, o mejor dicho organizar la lástima. Y me parece mucho más inteligente ser viable a la gente por sí misma, y esta es la batalla en la que tiene que comprometerse el Estado, hasta donde pueda.

Por eso la reforma del Estado. ¿Por qué? Porque no podemos caer como se hacía unos años, ¿aprendimos la lección? por la derecha, por la izquierda, por el centro ¡que se yo! como se quiera: No se puede trabajar con déficit fiscal; no se puede tirar plata, manteca al techo, no se puede tener un Estado hiper gordo, No,               

Entonces tenemos con los mismos recursos que hacer más, para eso tenemos que organizarnos mejor, como cualquier empresa, no es sencillo, es a esto que le llamamos descentralización, porque todos los aparatos institucionales que tiene el Estado, -no por culpa de los aparatos, no por culpa de los integrantes-, es que en este país todos vienen para Montevideo y no nos damos cuenta. Y resulta que entré en Cerro Largo pero mi nena quiere estudiar y bueno, hago trámites y me muevo acá y termina trabajando en el centro, en Montevideo, porque me quiero venir para Montevideo.

Ese largo proceso que sordamente se da por todas partes determina marco acefalía de la institucionalidad que tiene que ver también con la agropecuaria, y terminamos en el disparate de los disparate. ¿Por qué? Porque si el escenario, el escenario de la acción del aparato agropecuario sustantivamente está ligado a la producción rural que está en el Interior, obviamente el gran peso de este aparato debería de estar distribuido en el contexto del país, siempre se va a necesitar aparatos centrales. Pero este proceso no lo puede determinar, este cambio no lo puede determinar este Ministro, porque la gente no se maneja como un Wolskwagen. No, no es así, tiene que ser un proceso y ese proceso hay que hacerlo entre todos, no me gusta la política, ese término “política de Estado”, pero tiene que ser algo así ¿para qué? Está pronto el Proyecto de Ley, la semana que viene va ir  a la discusión pública, es esto.

Con los mismos recursos que teníamos hoy, crear autoridad, poder local de carácter departamental con la participación de las Intendencias, porque hablar de Poder local y tener a la Intendencia afuera, ni soñar. ¿Con qué funciona una pequeña unidad? de que función que tenga, que sea responsable como se baja tierra y cómo se coordina todo lo que están haciendo los aparatos agropecuarios distinto en ese departamento.

Porque somos un país feudal; estamos educados en una mentalidad feudal y esa es una manera. Pero, con dos cometidos: vamos a empezar por el norte, porque el norte es siempre lo último que se llega, por eso queremos ir primero.       

Y porque para hacer un reconversión de este tipo que nos va a significar flores de obstáculo, porque es fácil decirlo y ver la racionalidad que tiene, pero después cuando la bajes a tierra te cuento.

Entonces, tenemos que tener dos quehaceres bien claros. El uno es el agua del cual vamos a hablar, tarea concreta, para hacer nuevo aparato hay que tener un quehacer concreto motivante; y el otro es la tendencia al agrupamiento de los productores familiares, llámense ganaderos criadores, llámense pequeños lecheros, llámense granjeros. ¿Para qué? Para buscar que en esa vaca nos quede un plus de gente y de recursos humanos para empezar de vuelta a tratar de ayudar en el campo del conocimiento.

Yo quiero aclarar esto. La descentralización desde el punto de vista del Ministerio es una concreción de poder de carácter departamental; no se trata de crear nuevos cargos ni de aumentar el Presupuesto ni nada por el estilo; menos poner representante político. Esto lo vamos a hacer con los funcionarios de carrera del Ministerio, lo que hay y sanseacabó, les vamos a pedir participación.

Porque queremos que los Servicios Ganaderos cuando tienen un problema lo decidan como lo tienen, como lo deciden hoy. Pero se remiten a una autoridad departamental que va a ser el responsable de cómo se cumple.

¡Y acá se nos va a armar un lío de la gran flauta! Porque eso es contra nuestra cultura. Porque si estamos en tal sección “¡ah!, tenemos que tener nuestro aparatito”, y el otro también otro aparatito, y el otro y el otro también otro aparatito. Y Colonización tiene una camioneta, vamos todos para el mismo lado y ni nos saludamos. Pero lo que estamos ahí es despilfarrando recursos de este país.

Y parte de los planes que tenemos -que no me voy a detener, que están ahí- van a tener que ensamblar con la gente que está haciendo cierto grado de difusión de conocimiento, como la del Plan Agropecuario; que agarre la manija y multiplique la acción de lo puede hacer.

Nosotros tenemos ciertas medidas, pero en esto nos va la vida y gran parte del tiempo.

La segunda batalla central es por el conocimiento en varios planos, en varios planos; que la hemos comenzado.

Hay un organismo previsto en la Ley de Colonización, en la Ley del INIA, que no había funcionado y que entró a funcionar, fundamentalmente por el esfuerzo de un compañero que está acá, pero cuya historia tiene este contenido.   

El desarrollarnos y crecer y tener capacidad de competencia, significa crecer, innovar, investigar. Hay que unir la investigación a la producción. Unos de los grandes problemas que tenemos es: que frecuentemente el investigador o el potencial investigador no está ligado a las necesidades de la producción.

Tenemos que acortar esa brecha. Lo hemos empezado, con la construcción de trece Mesas, que son un juego de las necesidades de los productores y de la academia, y que obligó a la academia a hacer redes de gente informada. ¿Para qué? Para que de ahí salgan iniciativas de cosas que hay que investigar. Vamos a poner un tema la poomozis, nos va hacer pelota la siembra del girasol, o resolvemos el problema o no plantamos más girasol, vamos en ese camino. ¿Valdría la pena investigar eso o no?  Porque no es cuestión de investigar para publicar en una revista y que el tipo haga el lustre, con el progreso de la Academia. De nada vale el conocimiento que no se usa,  no es un problema de tener una biblioteca, esto tiene dos patas, investigar para las necesidades del trabajo. Entonces, hay que unir el investigador a la necesidad que tiene la gente que está trabajando.

Y segundo hay que darle recursos, antes que  se lo lleven los gringos para afuera, porque a la larga para tenerlos “muertos de hambre y no darle pelota” se los lleva, porque somos un país que no hacemos recría, lo criamos a nivel de ternero después que se vayan, es mucho mejor nos sale más barato. Y ahí salieron más de 100 propuestas que andan por ahí, de investigación pero de investigación, creo que esta es una actitud, pero esto vale en la medida que lo hagamos estilo nacional.

Mañana que cambie, el que venga de Ministro el que sea, pero tenemos que seguir en esa línea, “unir el balero al trabajo”, pero esto tiene otra pata: las empresas, naturalmente buscan la innovación, compran la tecnología, contratan los recursos intelectuales, pero ¿Quién hace algo de esto con el mundo familiar? ¿Quién  le dijo que treinta y pico de mil empresas que hay en este país razonan con criterio empresarial?, no, no razonan con criterio empresarial, razonan con la cultura  que tienen, y podemos decir lo que queramos, creo que  tenemos que darle una mano, pero no a prepo.

El Estado tiene entonces que ser, tiene que crear instrumentos para que socialmente eso llegue. Yo no quiero caer en la apreciación demasiado embalada, pero voy a leer muy poquito, algo que dice  un hombre que se gastó la vida por ahí haciendo extensionismo y el hombre dice, se ve que le debe haber ido muy mal en la vida, tiene un resentimiento con los políticos y con los  Gobiernos que le sangra por la herida, muchos de ustedes seguramente lo conocen, pero ¿en que me quiero detener? En que este señor -no se donde están los papeles, no importa- lo sustancial es que dice: “si volviera a empezar de nuevo como extensionista no  le pediría a los agricultores que vayan a pelear con los Ministerio de Economía, con lo bancos que le den crédito o con  el Estado, que no le pidan eso, porque  no van a lograr cambiar esto, y  que se dejen de hacer diagnósticos fatales de carácter derrotista. Que vayan a reclamarle a las Universidades, a los Institutos  de Enseñanza y a los Institutos de Difusión, que los verdaderos recursos están adentro de la cabeza y que los valores fundamentales a desarrollar son las capacidades humanas y que allí está la verdadera reserva que  puede dar vuelta  la taba de la pobreza, de la agricultura Latinoamericana”.

Es  demasiado piadoso este viejo técnico, piadoso porque le quiere sacar responsabilidad indirectamente, con los sistemas políticos y con las “chambonadas” que podemos haber hecho, pero tiene una parte enorme de verdad, siempre las verdades son relativas.

Lo que quiero acentuar es lo siguiente: tenemos que hacer no una nueva inversión arriba del campo, yo voy a poner algunas cosas. Hace cuarenta o cincuenta años, que sabemos cual es el estado para que una vaca pueda entorarse, por lo menos al ojo, empíricamente.

Un amigo mucho más técnico, me decía, hace apenas diez años que tenemos confirmación, y sí del punto de vista científico será así, pero desde el punto de vista de la experiencia hace rato que sabemos que una vaca entecado es un desastre ¡ta! ¿Y si lo sabemos? porque no adoptamos, ¡ah!  Lo sabemos pero no lo aplicamos. ¿Quién no sabe que el pastoreo hay que cuidarlo? Y que el campo natural bien pastoreado con esmero puede tener mucho más capacidades de sustentar a la larga, un poco a la bartola, Es decir gran brecha que tiene el Uruguay es: el tener un montón de conocimientos que no aplica.

Hemos tenido sistema de charlas, esto y lo otro, pero convengamos que el actor principal no se siente involucrado y no lo aplica. Una capital cualquiera trabaja, pero él quid de la cuestión es aprender a revolvernos mejor con lo que tenemos, ese es el punto de arranque, pero eso implica, más que gastar en las cosas gastar en los costos.

El Estado tiene que dar una mano, tiene que hacer esfuerzo de promoción de la gente, pero entendiendo que la gente no es un ladrillo, no es transferencia de tecnología, que te pasa una receta, te doy una charlita en un pizarrón, me voy a tomar un copetín y sanseacabó. El hombre es un cuadro, una vivencia, es una circunstancia, una familia y mucho más.

Esto, es a esto que le empezamos por llamar la batalla del conocimiento, pero del conocimiento que se incorpora, esta es una forma de capital que la tenemos a la vuelta de la esquina, pero que no la utilizamos o que la utilizamos poco; y donde hay gente que la utiliza, tenemos realidades para medir y para comparar, tenemos que tratar de generar emulativamente un entusiasmo por aprender y por aplicar. Los hombre viejos tenemos que ir otra vuelva aprender, tenemos que revalorizar la Escuela Pública y la Escuela Rural, tenemos que tener un poco de entusiasmo frente a esas cosas, pero necesitamos que esto sea largo, de largo aliento y no de vuelo de perdiz,  por eso tenemos que cambiar el Estado.

Ahora, bien, hay otro plano de la inteligencia, yo no voy a hablar, lo que he llamado por ahí “el país de agro inteligente” solo dos o tres frases.

Hasta el cansancio he sentido que este país se tiene que especializar y yo pregunto ¿en qué? ¿En qué se tiene que especializar? Y estaré equivocado, pero hago esta propuesta: la especialización tiene que ser en el complejo de las actividades ligadas a la biología que está pegada a los fenómenos agropecuarios. ¿Por qué? Porque estamos en el medio de la última reserva agrícola que le queda a la humanidad. ¿Cuál es el mercado? El que está en la vuelta. ¿Para qué? Para que nuestros nietos puedan vender talento. Calificar el trabajo, el problema es no ser país de servicio, o país agropecuario, es país que vende y genere valor; y el valor entre otras cosas se llama inteligencia, puedo estar muy equivocado, pero si somos pequeños no podemos plantearnos hacer de todo.

Yo planteo como gran especialización, como especialización trascendente, para que este país más a allá de las divisiones políticas y politiqueras que pueda tener llegue a discutir y consuense un rumbo, porque esto significa muchas cosas. Significa arrancar la Facultad de Veterinaria de Pocitos; juntarla con Agronomía, crear un complejo de nuevas disciplinas biológicas, jugarse la plata, llevarlo para el Interior, priorizar en el Presupuesto. Porque tener política y decir especialización, es diferenciarse en un presupuesto, hay que jugar a algo, y si no  puede haber cosas mejores.

Pero eso es lo que yo le llamo la puntería del “país agro inteligente”. Que no es para esta generación, semejante berrodo no se soluciona, y que me razone con un criterio almacenero tiene verdades para mañana, y tiene razón, porque los almaceneros son imprescindibles en la vida. Pero la gente precisa también, mirar lejos, y uno de los problemas que tenemos es que no intentamos y eso nos genera enormes contradicciones porque no tenemos idea para donde vamos. Y una nación es un pacto colectivo tácito o conciente de un para donde vamos.

¿Y por qué transformar el Estado? -Yo les pido que me deje tomar agua, y que suscitamente informe de algunas cosas- , que son de este tipo, es como el Palacio de Justicia, 42 años que tenemos el Palacio de Justicia en el kilómetro cero para terminar, pinta el Uruguay, nos tomamos 42 años para sazonarlo, deben de ser las paredes más sazonadas que hay en este país. Pero vamos a ver que no es el único problema.

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