LA VIOLENCIA CONTRA LA INFANCIA ES AMPLIA Y A GRAN
ESCALA
Este jueves 16 de noviembre, en la ciudad de Panamá,
se realizará el lanzamiento regional para América Latina y el Caribe del
Estudio del Secretario General de Naciones Unidas sobre la Violencia
contra los Niños, Niñas y Adolescentes.
La mayoría de los actos
violentos perpetrados contra la infancia permanecen ocultos y son a
menudo tolerados por la sociedad, según el Estudio sobre la Violencia
contra los Niños del Secretario General de las Naciones Unidas,
presentado ante la Asamblea General. Por primera vez, un solo documento
ofrece un panorama completo sobre la amplitud y la escala de la
violencia contra la infancia en el mundo.
La violencia contra la
infancia incluye la violencia física, la violencia psicológica, la
discriminación, el abandono y los malos tratos. Abarca desde el abuso
sexual en el hogar hasta los castigos corporales y humillantes en las
escuelas; desde el uso de restricciones físicas contra niños y niñas en
sus hogares hasta la brutalidad perpetrada por las autoridades
encargadas de hacer cumplir las leyes; desde el abuso y el abandono que
se produce en las instituciones hasta las guerras entre bandas en las
calles donde los niños y niñas juegan o trabajan; desde el infanticidio
hasta los llamados asesinatos por “honor”.
“La mejor manera de
abordar la violencia contra la infancia es impedirla antes de que
ocurra”, dice el Profesor Paulo Sérgio Pinheiro, el experto
independiente nombrado por el Secretario General para dirigir el
Estudio. “Todo el mundo tiene una función que desempeñar en esta tarea,
pero los Estados deben asumir la responsabilidad principal. Esto
significa prohibir todo tipo de violencia contra la infancia allí donde
ocurra y quienquiera que sea el que la ejerza, e invertir en programas
de prevención para abordar sus causas subyacentes. Es preciso que los
individuos respondan por sus actos, pero un marco jurídico fuerte no
debe referirse únicamente a las sanciones, sino que también debe enviar
una señal firme e inequívoca de que la sociedad simplemente rechaza la
violencia contra la infancia”.
El Estudio, que combina
perspectivas de derechos humanos, de salud pública y de protección de la
infancia, se centra en cinco “entornos” en los que se produce la
violencia: el hogar y la familia, las escuelas y los entornos
educativos, las instituciones (de atención y judiciales), el lugar de
trabajo y la comunidad.
Aunque la violencia
extrema contra la infancia puede ocupar los titulares de las noticias,
el Estudio llega a la conclusión de que para muchos niños y niñas la
violencia forma parte de una rutina y es una realidad cotidiana.
A pesar que hay
numerosos casos de violencia que siguen estando ocultos o no se
denuncian −y por tanto las cifras subestiman a menudo la escala del
problema− las estadísticas presentadas en el informe revelan un panorama
alarmante, por ejemplo:
*La Organización
Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2002 alrededor de 53.000 niños
y niñas de 0 a 17 años murieron como resultado de homicidios.
*Según los últimos
cálculos de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), 5,7 millones de
niños y niñas realizaban trabajos forzosos o en condiciones de
servidumbre en el año 2000, 1,8 millones estaban atrapados en la
prostitución y la pornografía, y 1,2 millones fueron víctimas de la
trata.
*En 16 países en
desarrollo analizados en una Encuesta Mundial sobre la Salud que se
realizó en las escuelas, el porcentaje de niños y niñas en edad escolar
que informaron haber sufrido abusos verbales o físicos en la escuela
durante los 30 días precedentes oscilaba desde un 20% en algunos países
hasta un 65% en otros.
*Según el Estudio, los
niños y niñas que se encuentran en centros de detención son sometidos
con frecuencia a actos de violencia por parte del personal, a veces como
forma de control o de castigo, y por lo general por infracciones
menores. En 77 países, los castigos corporales y otro tipo de castigos
violentos se aceptan como medidas disciplinarias legales en las
instituciones penales.
Aunque las
consecuencias pueden variar según sea la naturaleza y la gravedad de la
violencia infligida, las repercusiones a corto y largo plazo para los
niños y niñas suelen ser graves y perjudiciales. Las secuelas físicas,
emocionales y psicológicas de la violencia pueden tener graves
repercusiones sobre el desarrollo, la salud y la capacidad de
aprendizaje de los niños y niñas. Diversos estudios han revelado que el
hecho de haber sufrido actos de violencia en la infancia está firmemente
relacionado con comportamientos peligrosos para la salud en el futuro,
como fumar, consumir alcohol y abusar de las drogas, así como la
inactividad física y otros hábitos que conducen a la obesidad. A su vez,
estos comportamientos contribuyen a algunas de las principales causas de
enfermedades y de muerte, entre ellas el cáncer, la depresión, el
suicidio y los trastornos cardiovasculares.
“No importa si ocurre
en la familia, en la escuela, en la comunidad, en una institución o en
el ámbito laboral, los trabajadores de la salud se encuentran en primera
línea de la respuesta a la violencia contra la infancia”, dice el Dr.
Anders Nordström, Director General Interino de la OMS. “En primer lugar,
tenemos que contribuir a evitar que este tipo de violencia ocurra, y que
cuando ocurra, los niños y niñas reciban los mejores servicios posibles
para reducir sus efectos perjudiciales. Los estados deben llevar a cabo
políticas y programas basados en pruebas empíricas que aborden los
factores que conducen al surgimiento de esta violencia, y asegurar que
se asignen los recursos necesarios para atacar sus causas subyacentes y
supervisar la respuesta a estos esfuerzos”.
“La violencia contra
los niños y niñas es una violación de sus derechos humanos, una realidad
perturbadora en nuestras sociedades”, dice Louise Arbour, Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. “Nunca
puede estar justificada, ya sea por razones disciplinarias o debido a
las tradiciones culturales. No es posible aceptar el concepto de un
nivel ‘razonable’ de violencia. El peligro que conlleva la violencia
legalizada contra la infancia en un contexto es que se produzca una
tolerancia a la violencia contra la infancia en general”.
“La violencia tiene un
efecto duradero no solamente sobre los niños y niñas y sus familias,
sino también sobre las comunidades y los países”, dice la Directora
Ejecutiva de UNICEF, Ann M. Veneman. “Damos la bienvenida a este amplio
estudio acerca de las repercusiones de la violencia sobre la infancia”.
El informe de la
Asamblea General pide que se tomen varias medidas para evitar la
violencia contra la infancia y responder a ella en todos los entornos
donde se produzca. Sus 12 recomendaciones generales abordan esferas como
las estrategias y los sistemas nacionales, la recopilación de datos y la
necesidad de garantizar que todos los implicados asuman sus
responsabilidades.
A nivel internacional,
el informe pide el nombramiento de un Representante Especial sobre la
Violencia contra la Infancia, con un mandato inicial de cuatro años,
para actuar como defensor mundial de alto nivel en la promoción de la
prevención y eliminación de todo tipo de violencia contra la infancia y
para fomentar la cooperación y el seguimiento.
Acerca del Estudio del
Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los
Niños, en 2001, la Asamblea General solicitó al Secretario General que
efectuara “un estudio a fondo de la cuestión de la violencia contra los
niños”. El Profesor Paulo Sérgio Pinheiro fue nombrado después Experto
Independiente para dirigir el Estudio, en colaboración con la Oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH),
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para obtener más
información, sírvase dirigirse a: June Kane, Oficial Principal de
Comunicación, Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas
sobre la Violencia contra los Niños: 1-917-640-0184. Después del 14 de
octubre: +41 79 695 64 88.
OHCHR: José Díaz,
Portavoz (Ginebra), +41 22 917 9242; Renata Sivacolundhu, Oficial de
Información, Sede de las Naciones Unidas, +1 212 963 2932.
UNICEF: Karen Dukess
(Nueva York); 1-212-303-7910.
kdukess@unicef.org.
OMS: Laura Sminkey,
Oficial Técnica, Promoción y Comunicaciones: +41 79 249 3520
URL y acceso a vídeos:
descargar en
www.thenewsmarket.com/unicef.
Para más información,
por favor contacte: Robert Cohen, Oficina Regional de UNICEF para las
Américas y el Caribe,
rcohen@unicef.org, (+507) 301 7484Michael Klaus, UNICEF México,
mklaus@unicef.org, (+52) 55 52 84 95 55 Isabel Benlloch, Oficina
Regional de UNICEF para las Américas y el Caribe,
ibenlloch@unicef.org, (+507) 301 7483. |