03/11/06


IBEROAMÉRICA: CONSENSO EN EL RECONOCIMIENTO A LOS DDHH
En la apertura de la XVI Cumbre Iberoamericana de Presidentes, los disertantes coincidieron en la importancia que la Comunidad tiene en el fortalecimiento de políticas tendientes al reconocimiento de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades para los migrantes.

"Si queremos construir una verdadera Comunidad Iberoamericana tenemos que basarla en los valores compartidos de nuestras culturas y de nuestro mestizaje, en los crecientes intereses económicos y sociales, en una visión compartida de la democracia y en un respeto activo por la promoción y la protección de los derechos humanos", dijo Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano, quien abriera el Acto.

Iglesias realizó un balance del primer año de gestión de la SEGIB y dijo que al asumir era conciente de la responsabilidad que requería, y aceptó el compromiso convencido de que la riqueza de la diversidad tiene la capacidad de proyectar a un futuro compartido.

Kofi Annan, por su parte, celebró la energía y la urgencia con la que los Gobiernos latinoamericanos enfrentan el desafío del desarrollo social mediante la formulación de programas que tratan de disminuir la pobreza y atacar las causas estructurales. Asimismo, reconoció la acumulación de elementos importantes en la gestión de las migraciones, sobre todo en cuanto a los efectos para las mujeres, los niños y las familias.

En ese sentido, resaltó la necesidad de proteger los derechos humanos de los migrantes y la pérdida del capital humano de los países con pequeñas economías que pierden a esa gente preparada que se va a otros países.

Por otra parte, señaló que espera que la XVI Cumbre Iberoamericana continúe trabajando para aumentar la cooperación y la comprensión, puesto que la migración internacional es uno de los problemas centrales de este siglo, donde la globalización produjo un aumento del número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros países.

El Rey Juan Carlos entiende que participar activamente en la consolidación del Espacio Iberoamericano, apoyar valores y principios de igualdad, libertad, respeto por los derechos humanos y la defensa de la democracia, así como respetar los principios de la Carta de la ONU, son los logros a concretar en esta Cumbre.

Elogió la generosa hospitalidad y la alta eficacia en la organización del evento, remarcando la belleza de la Ciudad de Montevideo y recordando que esta tierra fue en su momento "acogedora y amable" con todos los españoles.

Asimismo, dijo que tras 16 años de Cumbres en cada edición se adelanta un paso más en la composición iberoamericana, y apostó a que en el futuro el sistema de Cumbres perciba más las necesidades de los pueblos, en un marco donde cada vez se atiendan más las diferentes nacionalidades.

El tema de este Encuentro -la migración- acompaña el devenir de la humanidad, y es un elemento relevante en el proyecto de formación histórica de la misma, por ello es importante abordarlo con rigor, teniendo en cuenta las necesidades de los países de origen y de los receptores, señaló el Rey.

Finalmente, el Presidente uruguayo planteó la necesidad de construir un futuro mejor para Iberoamérica, lo que es un derecho y una responsabilidad de los Gobiernos, y la única forma de lograrlo es con conciencia, pasión, compromiso y voluntad. Vázquez instó a comprometerse con la democracia que como forma de Gobierno "no siempre será perfecta pero sí perfectible", y a trabajar con voluntad y en conjunto para resolver problemas comunes.

"La Cumbre es un momento en la vida de esta Comunidad que viene de lejos y cuyo objetivo es llegar más lejos aún, con un pasado que no elegimos, pero cuyo legado asumimos", agregó

Discurso del Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, en el Acto Inaugural de la XVI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, en el Teatro Solís

IGLESIAS: Majestad; Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno; Señor Secretario General de las Naciones Unidas; estimadas amigas y estimados amigos todos.

Hace un año y días antes de la XV Cumbre de Salamanca asumí el cargo de Secretario General Iberoamericano conciente del honor y la responsabilidad que recaía sobre mi. Acepté allí un profundo compromiso con los valores iberoamericanos plenamente convencido de que nuestras raíces comunes y la riqueza de nuestra diversidad, tienen la capacidad de proyectarnos a un futuro compartido.

Después de un año de intenso trabajo estoy aún más convencido de que existe en Iberoamérica un espacio real para una fructífera dimensión de concertación política y de cooperación que privilegie el desarrollo, la justicia social y la paz. Esto no solo es posible, es también necesario.

Los grandes desafíos actuales sobrepasan la frontera de cualquier Estado aislado: la seguridad, las migraciones, los problemas energéticos, la economía, el desarrollo sostenible.

En este país dialogante y hospitalario de cercanías e igualdades, entre tanto rostros para mi amigos y queridos, pasaré una muy rápida revista a un año de actividad iberoamericana.

En los 12 meses pasados he tenido el privilegio de visitarles y recibir orientaciones de ustedes y sus Ministros. En nuestra joven Secretaría nos hemos empleado a fondo en el apoyo a los Foros Parlamentarios, a las 13 Reuniones Ministeriales, a los Encuentros Cívicos y Empresariales.

Desde el área económica analizamos la actual bonanza económica, la expansión del crédito, las energías renovables, la promoción de inversiones.

En lo social, atendiendo sus indicaciones en los temas de lucha contra la pobreza, en cómo abordar la inseguridad ciudadana, planes de alfabetización, movilidad de estudiantes y profesores, los convenios de seguridad social con el liderazgo y apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y Cultura y la Organización Iberoamericana para la Seguridad Social.

Hemos trabajado también en la reestructuración de la cooperación iberoamericana que vio la luz con el Convenio de Bariloche.

Queremos y aspiramos a una cooperación que refuerce la identidad iberoamericana, orientada al cumplimiento de los Objetivos del Milenio y tomando en cuenta que la mayoría de los países de la región son considerados hoy países de renta media.

El tema central que nos congrega este año Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno es la relación entre migración y desarrollo. Las migraciones son un componente esencial del Espacio Iberoamericano, es parte de nuestra historia, es parte de nuestra identidad.

Como emigrante puedo comprender muy bien que emigrar forma parte del proyecto de vida de las personas que desean progresar y alcanzar sus metas como seres humanos. En nuestro acerbo iberoamericano está el respeto a la dignidad y a los derechos humanos del migrante como centro de la política migratoria, con particular atención a los grupos especialmente vulnerables de la sociedad: niños, mujeres, indígenas, personas discapacitadas.

Nuestra prioridad estratégica es la organización, el ordenamiento de los flujos entre países de origen, tránsito y destino. El tratamiento integral y el enfoque multilateral deben conducirnos a políticas de migración creíbles que contribuyan a proteger vidas humanas, a preservar la dignidad de los hoy sometidos a la trata y tráficos de personas, y crear las condiciones para que todos los actores del proceso migratorio tengan beneficios mutuos y recíprocos.

Como Comunidad de Naciones iberoamericanas, Iberoamérica configura uno de los espacios internacionales con mayor potencial y afinidad, así lo creo.

La acertada aspiración de ustedes es lograr una consideración de las migraciones como un bien común, como una organización adecuada de las mismas que hay que asociar al proceso de desarrollo y cohesión social en todos sus componentes.

De esta Ciudad de Montevideo, abanderada hoy en la lucha contra al racismo y abierta siempre a los vientos de la cultura y el progreso saldrá -y así lo espero- un compromiso iberoamericano en este ámbito que sea un ejemplo en el mundo.

La construcción de una Secretaría activa para el cumplimiento de sus mandatos está en marcha. Este primer año nos ha demostrado que debe y puede ser un instrumento útil para potenciar las Cumbres y dar sentido positivo y constructivo a los esfuerzos que ustedes vienen realizando hace ya 16 años. Nuestros pueblos deben percibir que las decisiones políticas de más alto nivel entre los Estados juegan un papel esencial en la configuración de su futuro y que contribuyen al advenimiento de cambios históricos y a la transformación de las sociedades, ustedes bien lo saben. Pero también deben saber lo que nos puede ocupar un lugar en los eventos de las Cumbres; el encuentro de Jefes de Estado y de Gobierno viene precedido por numerosas reuniones que producen acuerdos técnicos y políticos, seguido luego por los esfuerzos para desarrollarlos.

No es sólo un ámbito para funcionarios y políticos, debe interesar a toda la sociedad iberoamericana, por eso la importante labor que hemos realizado este año con el Gobierno y la colaboración muy valiosa de instituciones que nos han apoyado para proyectar a la gente a través de la cultura, la presencia del hoy iberoamericano. Particularmente mañana habrá un saludo de la Cumbre a la juventud uruguaya a través de la música.

Señoras y Señores Jefes de Estado, he aprendido a lo largo de mis largos años que en la lucha por el desarrollo lo esencial de nuestro aporte reside en la confianza en el ser humano, y la convicción de que es posible construir una sociedad mejor, más justa, más segura. También aprendí que el desarrollo verdadero afianza sus raíces en la historia y en la cultura de los pueblos, en la fuerza de la diversidad y en una sociedad que hace las pases con su propia identidad, capaz no sólo de coexistir y tolerar, capaz de compartir, de incluir, de aceptar.

Este es el gran reto: concebir sociedades integradoras, que valoren la diferencia y obtengan la mayor dignidad a que podemos aspirar, y es que todos alcancemos un nivel de igualdad en el ejercicio de nuestros derechos humanos que todos tengamos oportunidades ciertas en el acceso al desarrollo económico y social.

Si en verdad queremos construir una auténtica Comunidad Iberoamericana tenemos que basarla en los valores compartidos de nuestras culturas y de nuestro mestizaje, en los crecientes intereses económicos y sociales, en una visión compartida de la democracia y en un respeto activo por la promoción y la protección de los derechos humanos.

Que estas Cumbres mantengan lo que ha sido su gran activo, la posibilidad de diálogo franco y abierto para encontrar consensos y evaluar los disensos; que sean capaces de vencer la apatía o la incredulidad identificando proyectos compartidos de desarrollo percibido por nuestros pueblos como logros tangibles que los benefician; que proyecten conductas y solidaridades iberoamericanas en un mundo que desgraciadamente abunda la confrontación, el desamparo y las insolidaridades.

Lo iberoamericano es también un entusiasmo, debemos cultivarlo, se vive tanto mejor teniendo esperanza.

Debemos responder a la necesidad de dar sentido a nuestras sociedades con nuevas utopías y aspiraciones para una vida mejor, y cuando digo utopía hablo de algo que es diferente de la fantasía, hablo de una construcción que parte de anhelos humanos profundos que sin tener territorio donde expresarse, ofician de esperanza; la esperanza y el anhelo de un mundo más justo y más libre de temores, de iberoamericanos libres, iguales y solidarios; el mismo anhelo que guiaba a Don Quijote cuando nos dijo hace 400 años -y lo cito-: "la libertad Sancho es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida".

Nuestro trabajo en la Secretaría es contribuir con los mejores esfuerzos para hacer reales estas esperanzas. Muchas gracias.

Discurso del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en el Acto Inaugural de la XVI Cumbre Iberoamericana, en el Teatro Solís

ANNAN: Señor Presidente; Su Majestad; distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno; Secretario Regional, Enrique Iglesias; Damas y Caballeros. Estoy honrado de estar con ustedes hoy.

Déjenme empezar por agradecer a nuestro anfitrión, el Presidente Vázquez, al Gobierno y a la gente de Uruguay, por la calidad de su calidez y hospitalidad. Igualmente, permítanme agradecer a Enrique Iglesias -un buen amigo de las Naciones Unidas y mío- por tomar el mando de la Secretaría General Iberoamericana en un momento tan crítico.

El fortalecimiento de la Secretaría General Iberoamericana seguramente ayudará a crear una cooperación estrecha entre nosotros. Individualmente, muchos de sus países ya están jugando un rol crucial fortaleciendo y renovando las Naciones Unidas y el Consejo de los Derechos Humanos que participan de nuestra operación de mantener la paz en el mundo, incluyendo uno de los desafíos más grandes para las Américas.

Ahora, como organización, ustedes van a tener que enfrentar desafíos que nuestras Instituciones también tendrán que enfrentar con seriedad en el futuro. Uno de esos desafíos está implícito en la igualdad. Todos nosotros esperamos que la globalización nos acerque más. Sin embargo, en algunos aspectos nos ha apartado más.

Las corrientes de recursos financieros van a veces hacia los países ricos, en lugar de ir a los países pobres. Incluso, los países en desarrollo que están acercándose hacia las metas del PBI, lo están logrando pero a costa de sacrificios dentro de sus propios pueblos.

Aquí, en América Latina, la desigualdad y la pobreza siguen siendo problema permanente en la región que tiene un alto grado de desigualdad en términos de distribución del ingreso con 220 millones de personas que viven en la pobreza. Pero a pesar de que la región sigue mostrando un dinamismo menor que en otras partes del mundo, hay algunas señales reales de proceso.

La CEPAL predice que la región va a crecer por segunda vez con una tasa que mostrará cinco años consecutivos de crecimiento. El PBI regional muestra un aumento acumulativo de más del 17%. El crecimiento económico ha tenido un impacto favorable en los mercados de trabajo, en el empleo. Hay 18 millones de personas en la región que no tienen empleo, y la tasa de desempleo al final del año fue la más baja de toda una década.

Pero seamos claros, cuatro de diez personas de la región viven en la pobreza; el tipo de pobreza que no sólo significa una insuficiencia de ingresos para cubrir las necesidades básicas, pero también que significa exclusión social.

Yo aplaudo la energía y la urgencia con la que vuestros Gobiernos están enfrentando el desafío del desarrollo social, formulando programas que tratan de disminuir la pobreza y atacar las causas estructurales. Y los felicito por adoptar la Declaración de Montevideo en la que se comprometen a armonizar los programas de desarrollo social para mejorar la solidaridad y la protección social.

El logro del equilibrio y el desarrollo sostenible también significa atacar la desigualdad para la mayoría de los países de la región; eso no se trata solamente de ayuda sino de asistencia para del desarrollo, se trata de un problema de deudas y de flujo de capital volátiles, pero también se trata de un problema de distribuir las ganancias del comercio internacional, de estructurar los ingresos de las exportaciones de los productos básicos y la libre circulación de bienes, servicios, personas e ideas.

Aquí en el Uruguay, en la Ronda Uruguay se llegó a un acuerdo, que muchos países en desarrollo lo consideran que es injusto y esto llevó a la Ronda del Doha que trata que los países en desarrollo sean un tema central del programa.

Sin embargo, ha habido inconvenientes, algunos contratiempos y tropiezos, que han impedido que sean exitosas estas rondas, y eso no debe suceder.

La Unión Europea tiene un papel fundamental que desempeñar para salvar los resultados de la Ronda y, en ese caso, esperamos que España y Portugal contribuyan a esto.

En general, miramos la Cumbre Iberoamericana para que continúe trabajando con una labor invalorable que tiene para aumentar la cooperación y la comprensión, éste fue un tema muy pertinente para esta Cumbre.

La migración internacional es uno de los problemas centrales de este siglo; la globalización que avanza en el ámbito del transporte y las comunicaciones ha aumentado el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros países.

Hemos entrado en una nueva era de la movilidad. Es fundamental que nosotros entendamos sus estratificaciones y si el mundo está listo para un debate mundial serio.

Hace seis semanas, pudimos entrar en nuevos terrenos al lograr un nuevo diálogo internacional sobre la migración y el desarrollo, la participación en este diálogo fue abrumadora, hubo un consenso que presentó una oportunidad única para identificar formas y medios de maximizar los beneficios para el desarrollo de la migración internacional y para reducir sus efectos negativos. Los participantes estuvieron de acuerdo en que la migración puede y debería ser una fuerza positiva para el desarrollo tanto en los países de origen como en los países de destino, siempre que esté apoyada por el conjunto correcto de políticas. Reconocieron que las remesas que llegaban a los países de origen pueden tener beneficios tangibles para éstos y que la migración internacional, el desarrollo y los recursos humanos están intrínsecamente interrelacionados; y si se aprovechan todos los beneficios de la migración internacional es necesario que los países respeten los derechos y las libertades fundamentales de todos los emigrantes y que los grupos vulnerables como los niños y las mujeres emigrantes deben recibir una protección especial.

El diálogo también dejó muy en claro que les exige que complementen las estrategias nacionales con un fortalecimiento de la cooperación a nivel bilateral, regional y multilateral. Solamente mediante esta cooperación podemos promover una migración en condiciones de seguridad legales y aprovechar todos los beneficios de la migración internacional.

Ciertamente, ha habido una proliferación de procesos consultivos regionales que han llevado a la adopción de medidas prácticas sobre la migración y que prueban que la cooperación internacional es sumamente eficaz a nivel nacional. En todos estos aspectos, el mundo tiene mucho que aprender de esta región.

Enrique, como dijiste el diálogo de alto nivel es un componente esencial de la experiencia Iberoamericana, en todo el período de vuestra historia ha contribuido a la formación de vuestras sociedades y a la conformación de vuestras identidades y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.

El año pasado, solamente América Latina y el Caribe generaron un total de 26 millones de migrantes internacionales, el 13% del total mundial. Por supuesto, los Estados Unidos sigue siendo el destino de la mayoría de los migrantes de la región, que se caracterizan por los vínculos fuertes que mantienen con sus países de origen, pero al mismo tiempo, tres millones de emigrantes internacionales se han trasladado o han circulado dentro de los países de la región latinoamericana. Esto coincide con iniciativas para facilitar la movilidad dentro del CARICOM, del MERCOSUR y la Comunidad Andina de Naciones; y muchos también se dirigen a otros destinos como España que se ha convertido en el segundo país de destino para los emigrantes de esta región.

Sobre la base de vuestra rica experiencia, han surgido una serie de mejoras prácticas que pueden servir como un punto de partida de referencia importante e interesante para la Comunidad internacional.

Ustedes han acumulado elementos especializados importantes sobre la gestión de los movimientos migratorios, sobre los efectos de la migración en las mujeres, los niños y las familias, la necesidad de proteger los derechos humanos de los migrantes y la pérdida de capital humano de los países con pequeñas economías que pierden a esa gente preparada que se va a otros países.

Es necesario innovar y crear nuevas políticas prácticas para que los Ministerios del Interior, los Ministros de Trabajo, se ocupen de este tema, que esto esté ligado con el mercado de trabajo y que trabajen para reglamentar la situación de los migrantes. De esta manera, están logrando contribuir a los servicios sociales a favor de los mismos.

Señoras y Señores, sus Excelencias, sus conocimientos, su experiencia van a ser fundamentales cuando nos preparemos para el próximo Foro Internacional sobre la Migración y Desarrollo, la iniciativa que he propuesto como forma de continuar de manera prioritaria el trabajo que iniciamos con el diálogo de alto nivel.

Muchos de ustedes desempeñaron un papel fundamental al apoyar mi propuesta de celebrar este Foro y al pedirme que los ayude a prepararse para esa tarea. Yo espero que ese Foro Mundial nos ayude a avanzar en tres frentes: en primer lugar, ayudando a los Gobiernos a comprender plenamente la forma en que la migración internacional puede contribuir al logro de sus metas de desarrollo, esto se aplica tanto a los países de origen como a los de destino ya que los migrantes pueden ayudar incluso a los países desarrollados a lograr sus ambiciones culturales, económicas y sociales.

Hay que entender dónde están las oportunidades y, por lo tanto, es necesario organizarse, organizar los procedimientos y las burocracias para aprovechar esas ventajas.

En segundo lugar, los Gobiernos están analizando el tema de la migración internacional de una forma que no lo ven como un problema amenazante y yo espero que ese espíritu especial prevalezca en ese Foro.

Es claro que convertir a la migración en un tema objeto de negociaciones informales no es aceptable para la mayoría de los países, no hay un interés en hacerlo así, yo creo que la manera correcta de seguir adelante es seguir por la vía de un proceso consultivo que no sea obligatorio y que se lleve a cabo en un entorno de confianza recíproca. Espero que en eso se convierta el Foro Mundial Sobre Migración y Desarrollo.

Además, creo que el Foro nos puede ayudar a concentrar nuestra atención en forma más práctica, desarrollar los aspectos positivos de la migración internacional, por ejemplo, reduciendo las barreras para el envío de remesas o logrando alianzas y asociaciones que logren que países en desarrollo aumenten su nivel de educación; y ver de qué manera podemos conectarnos con nuestras ideas y beneficiarnos de ellas.

La lista de cuestiones constructivas y positivas es muy larga. Hay cuestiones en las que prácticamente todos los Estados pueden estar de acuerdo y que tienen mucho que ganar y poco que perder.

Me complace que el próximo Foro se celebre en Bruselas. Mi Representante especial, Peter Sutherland, así como todo el sistema de la Naciones Unidas, van a estar trabajando estrechamente con el Gobierno de Bélgica para garantizar el Foro. Yo estoy seguro que vuestros países van a hacer lo mismo. Si el Foro tiene éxito podría marcar un cambio fundamental en la voluntad de los Gobiernos, en enfrentar este problema difícil y volátil de una manera abierta y constructiva, y puede desempeñar un papel fundamental en cuanto a ayudar a la Comunidad internacional a alcanzar su meta de que la globalización nos acerque más.

Quisiera agradecer a todos y a cada uno de ustedes por la colaboración y por la alianza, y el trabajo en conjunto del que hemos gozado en los 10 años en que he sido Secretario General de las Naciones Unidas. No lo hubiera podido hacer sin el apoyo de vuestros Gobiernos y de vuestros pueblos y les deseo un éxito continuo en sus desempeños. Muchísimas gracias.

Discurso del Rey de España, Juan Carlos de Borbón, en el acto inaugural de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en el Teatro Solís

REY JUAN CARLOS: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay; Señores Jefes de Estado y de Gobierno; Señor Secretario General de Naciones Unidas; Señor Secretario General Iberoamericano; Señoras y Señores.

Comienza hoy la XVI Cumbre Iberoamericana en esta siempre querida y bella Ciudad de Montevideo. Agradecemos al Presidente y al pueblo del Uruguay su afectuosa bienvenida, su generosa hospitalidad y la alta eficacia demostrada en la organización de esta reunión.

Como Rey de España siento una inmensa satisfacción al poder encontrarme con todos ustedes en la República Oriental del Uruguay. Encrucijada de rutas de cultura, pensamiento y comercio; en el Atlántico y en América, una tierra acogedora y amable que los españoles tanto queremos.

Al inicio de nuestros trabajos quiero trasladarles un mensaje de ilusión, confianza y esperanza.

Ilusión pues tras 16 años de Cumbres, sé por experiencia propia que cada nueva edición siempre supone un paso más en la consolidación de la Comunidad Iberoamericana. Montevideo cubrirá –sin duda- un nuevo jalón en ese camino.

Confianza ya que disponemos de un alto grado de madurez en la organización de nuestras Cumbres reforzado por el buen funcionamiento de la Secretaría General Iberoamericana.

Y esperanza en el futuro, pues nuestro sistema de Cumbres atiende a la creciente necesidad de cooperación y de expresión de nuestra voz en un marco internacional en el que se perciben cada vez más el valor y los perfiles distintivos de nuestra Comunidad.

Hace poco más de un año tuve el honor y la satisfacción de recibirles en Salamanca para la XV Cumbre Iberoamericana, en donde celebramos la puesta en marcha de la Secretaría General Iberoamericana. Un órgano concebido como sólido apoyo institucional, técnico y administrativo al servicio de nuestra Comunidad.

Ha sido un paso fundamental del que podemos sentirnos plenamente satisfechos.

Tan solo un año después podemos felicitarnos por su excelente labor, por su decidido impulso a la Conferencia Iberoamericana, a la articulación interna y a la proyección exterior de la Comunidad Iberoamericana.

El lema escogido para esta XVI Cumbre ha sido el de "Migraciones y Desarrollo". El fenómeno migratorio que siempre ha acompañado el devenir de la humanidad y que se ha intensificado en nuestros días, no es ajeno a los pueblos iberoamericanos. Ha sido de hecho uno de los elementos más relevantes en el circular proceso de formación histórica de nuestra Comunidad.

Hoy nos disponemos a abordarlo serenamente con rigor, solidaridad y con la mirada puesta en el respeto y la protección de los legítimos intereses de las sociedades de origen y de acogida.

En esta nueva convocatoria, al igual que en Cumbres anteriores, debatiremos otras cuestiones de interés para Iberoamérica y para el mundo. Y dedicaremos una atención especial a la presencia internacional de la Conferencia Iberoamericana.

Señoras y Señores, sobre la base de su rica historia e identidad, nuestra Comunidad se proyecta hoy con dinamismo hacia los demás espacios geopolíticos, económicos y culturales del mundo.

Nuestra proyección exterior ha sido un objetivo presente desde el inicio mismo de las Cumbres Iberoamericanas hace 16 años.

En la primera Declaración de Guadalajara ya se reflejaba nuestra voluntad de participar de manera activa y solidaria en la Comunidad internacional, y es que lo que podemos hacer aisladamente cada uno de nosotros se multiplica claramente si lo hacemos todos de manera coordinada y conjunta. Disponemos ahora de un instrumento eficaz: la Secretaría General Iberoamericana, que ha nacido con una vocación que le otorga un especial protagonismo en este campo.

Quiero destacar que en el último año la Conferencia Iberoamericana ha obtenido el Estatuto de Observadora en la Organización de las Naciones Unidas. Asimismo la Secretaría General Iberoamericana ha participado activamente en la promoción del diálogo entre Iberoamérica y la Unión Europea.

Señoras y Señores, apoyamos valores y principios con vocación universal, ello explica nuestro compromiso con la paz a escala internacional, con la defensa de la democracia y el respeto a los derechos humanos, con las normas de derecho internacional, así como con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas; de ahí también nuestra firme voluntad de luchar contra el terrorismo, el crimen organizado, el tráfico de drogas o de seres humanos, de promover el desarrollo económico y de combatir la pobreza.

Al situar el desarrollo como eje central de su política exterior, España ha querido asumir un compromiso especial con el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y con la lucha contra la pobreza extrema, y ha reclamado una especial atención hacia los países de renta media, entre los que se encuentra una buena parte de los países iberoamericanos.

Hemos subrayado la necesidad de alcanzar una mejor comprensión del problema de la pobreza teniendo en cuenta no solo los indicadores nacionales, sino también los datos a nivel regional, que reclaman una actuación prioritaria tanto en los países menos avanzados como en determinadas regiones de Iberoamérica.

Señoras y Señores, constituimos unas de las grandes Comunidades políticas, demográficas, económicas y culturales del siglo XXI, dotada de dos de las lenguas de mayor importancia creciente presencia e indudable vitalidad en el mundo. Podemos multiplicar la eficacia de nuestros esfuerzos y utilizar la fuerza de nuestra Comunidad para la defensa y proyección puntual de nuestros valores, así como de nuestros legítimos intereses compartidos en los Foros en los que se debaten los grandes temas de nuestro tiempo.

Es mucho lo que juntos hemos recorrido en estos 16 años, pero es también mucho lo que aún podemos hacer al servicio del mayor bienestar de nuestros pueblos y ciudadanos.

Reitero mi mayor gratitud al pueblo y al Gobierno uruguayos por su cálida acogida en esta espléndida Ciudad de Montevideo y hago votos por el éxito de esta Cumbre que nuevamente aúna las esperanzas e ilusiones de las Naciones y pueblos iberoamericanos y por ello mismo la de todos nosotros.

Muchas gracias.

Discurso del Presidente de la República Oriental del Uruguay, Tabaré Vázquez, en el Acto Inaugural de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en el Teatro Solís

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Su Majestad Don Juan Carlos de Borbón -caramba si parece que fue ayer nomás la reunión de Salamanca-; Señor Secretario General de las Naciones Unidas; Señor Secretario General Iberoamericano; Señores Jefes de Estados y de Gobierno; Señora Presidenta, estimada amiga de la República de Chile; Señoras y Señores Representantes de Organismos Internacionales y Gobiernos invitados, amigas y amigos.

Bienvenidos a Uruguay. Gracias por haber llegado a este lejano suburbio de la lengua española, como lo definió Juan Carlos Onetti, cuando usted, nuestro estimado Don Juan Carlos de Borbón, le entregó formalmente el Premio Cervantes de Literatura.

Deseamos que aquí en este país y en esta Ciudad sientan que están en su casa y que respiren esa suerte de aire habitual y sereno que es la hospitalidad de los uruguayos.

Bienvenidos a la XVI Cumbre Iberoamericana. Una reunión que lejos de ser un fin en sí misma, es apenas un momento en la vida de una Comunidad que -como usted lo dijera- viene de lejos y que quiere ir más lejos. Nos unifica un pasado que no elegimos pero cuyo legado asumimos. Nos une también, y acaso más que el pasado, la necesidad y posibilidad de un futuro mejor que es nuestro derecho y nuestra responsabilidad construir desde el presente.

Tal es la tarea planteada, y la única forma de realizarla adecuadamente es abordarla con conciencia, con pasión, con compromiso y con voluntad. Conciencia de que en el mundo actual la soledad no es opción razonable ni excusa; compromiso con la democracia, porque la democracia como forma de Gobierno y estado de la sociedad nunca será perfecta, pero es la mejor forma de Gobierno y el mejor estado de la sociedad, y tiene entre otras virtudes la de ser siempre perfectible; voluntad de trabajar juntos para resolver problemas comunes.

La Reunión que hoy iniciamos es una buena oportunidad para demostrar que tal es la actitud que nos anima y al hacerlo acrecentar el potencial de esta Comunidad Iberoamericana que más que integrar somos; somos Iberoamérica y debemos actuar en consecuencia.

Amigas y amigos, "el hombre es paisaje que anda", cantaba Atahualpa Yupanqui. Paisaje es nuestra inmensa y variada geografía, pero paisaje sobre todo son los hombres y mujeres que en ella viven; paisajes son sus aspiraciones, sus necesidades, sus derechos, sus alegrías y tristezas, sus grandezas y miserias, sus luces y sombras, en fin, todo eso que hace que la vida del ser humano sea por cierto mucho más que una travesía biológica.

Y consecuentemente, también forman parte del paisaje los procesos migratorios que por cierto son bastante más que un enunciado teórico, al fin y al cabo nadie emigra alegremente o por deporte. Los uruguayos lo sabemos por experiencia propia pues muchos de nosotros somos hijos de emigrantes que llegaron a este pequeño gran país, trayendo como único equipaje sus sueños modestos y su deseo firme de hacerlos realidad, y no pocos tienen a su vez hijos que emigraron para buscar en otras tierras lo que en la suya no encontraron.

Bueno es decirlo en esta ocasión: en materia de emigración Uruguay ha ofrecido pero también ha recibido solidaridad, de ello nos sentimos tan sanamente orgullosos como profundamente agradecidos, basta mirar aquí cerca nomás, en la República Argentina, donde más de 300 mil uruguayos han recibido un respaldo invalorable del hermano pueblo argentino; y orgullosos y agradecidos además para citar quizás un caso probablemente emblemático por este uruguayo nacido en Asturias y ahora auténtico Patrimonio Iberoamericano que es usted: Don Enrique Iglesias.

Amigas y amigos, la construcción de una Comunidad Iberoamericana sobre bases firmes y duraderas exige abordar aquellos temas de importancia sustantiva para que la misma sea efectivamente una comunidad y funcione como tal. Por tal razón, en su momento acordamos dedicar esta Reunión a la temática de las migraciones y el desarrollo. No es un asunto sencillo por cierto, pero ignorarlo sería irresponsable.

La realidad es como es y de nada sirve rechazarla por principios, aceptarla por resignación o eludirla por si acaso.

En función de ello y desde esta singular condición de ser anfitrión en una casa que reitero también es de ustedes, permítanme decirles que aunque no tengo una visión bucólica de la temática considerada en esta Cumbre confío en el buen resultado de la misma.

Sé de los esfuerzos que la Secretaría Iberoamericana y la totalidad de las representaciones nacionales han realizado para encarar el problema planteado sin caer en reproche estéril o en el voluntarismo inocuo.

Reconozco la convicción y el empeño con que se ha trabajado en la articulación de un Compromiso que contemple los derechos, los deberes y la co-responsabilidad de todos. Un Compromiso que todos, tanto los países de salida como los receptores, podamos suscribir y cumplir; un Compromiso que no sólo apunte a gobernar el complejo fenómeno migratorio, sino que también coadyuve al desarrollo que -aparte de ser también tema de esta Reunión- constituye un desafío siempre vigente para todos, porque en este aún joven siglo XXI, todavía hay viejas utopías que es necesario y posible hacer realidad. Muchas gracias.

© 2006 PRESIDENCIA - República Oriental del Uruguay | Derechos Reservados