04/11/06


PALABRAS DEL PRESIDENTE URUGUAYO, TABARE VAZQUEZ, DURANTE LA CENA OFRECIDA EN HONOR DE LOS JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO, EN EL CABILDO DE MONTEVIDEO
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Su Majestad Don Juan Carlos de Borbón; señores Jefes de Estado y de Gobierno; señora Presidenta de Chile; señor Secretario General Iberoamericano; señor Intendente Municipal de Montevideo; señores Ministros; señoras y señores Representantes de Organismos Internacionales y Gobiernos invitados, amigas y amigos.

Permítanme decir algunas palabras, pocas, muy pocas, pero suficientes para expresarles el placer de estar compartiendo este momento con ustedes en un lugar emblemático del Uruguay.

En efecto, este edificio, este viejo y querido edificio, construido a principios del siglo XIX, fue originariamente sede del Cabildo de Montevideo.

Tras la Independencia Nacional, y hasta la inauguración del Palacio Legislativo, albergó al Parlamento Nacional; posteriormente al Consejo Nacional de Administración y luego al Ministerio de Relaciones Exteriores, hasta que a mediados del siglo pasado, regresó este edificio a la órbita municipal.

Más allá de su periplo administrativo, el Cabildo -como usualmente lo llamamos- ha sido testigo de buena parte de la historia del Uruguay, es decir, de quienes aquí llegaron, de quienes aquí nacimos, de quienes más allá de su origen e identidad y de las luces y sombras propias de la naturaleza humana, sentimos que este rincón del mundo es un buen lugar para vivir.

Amigas y amigos, si por algo nos caracterizamos los uruguayos, es por controlar nuestra autoestima. Sabemos que nuestro país no es el único buen lugar para vivir.

Iberoamérica en su conjunto es un buen lugar para vivir, mejorable, por cierto, pero sustancialmente bueno para vivir.

Entonces, y si ustedes me lo permiten, yo quiero brindar junto a ustedes por este buen lugar que es Iberoamérica, por la voluntad y el compromiso de mejorarla, que se viene manifestando en esta reunión, por los buenos resultados de las tareas que nos esperan. Y fundamentalmente, queridas amigas y amigos, por las Naciones y los pueblos que representamos.

Ellos, nuestros pueblos, al fin y al cabo son nuestra raíz y nuestro horizonte. Muchas gracias.

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