REALIDAD IBEROAMERICANA PUEDE Y DEBE SER MEJOR
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, hizo
referencia este domingo al cuento sobre la “Tía Miseria” -presentado
hace tiempo por el escritor mexicano Juan Rulfo en una tertulia
literaria- para señalar que Iberoamérica necesita de un esfuerzo fuerte
e integrado para superar sus carencias.
Tras la narración expresó que una
realidad aún más afligente que el panorama implícito en el cuento es
tangible en Iberoamérica y concluyó en que “nadie puede librarse de la
‘tía miseria’ en el mundo” pero la realidad puede y debe ser mejor.
Vázquez saludó al Presidente de Ecuador,
Alfredo Palacio, y al de México, Vicente Fox, quienes dejarán el cargo
este año. Dijo estar seguro, sin embargo, de que “nos encontraremos en
el camino de trabajar juntos para mejorar la calidad de vida de nuestra
gente”.
El Presidente Tabaré Vázquez manifestó
que no le resulta fácil proceder al cierre de la Cumbre porque ha sido
grato recibir y compartir estas jornadas con los pueblos que componen la
comunidad iberoamericana.
Vázquez se preguntó “qué puedo agregar” a
lo expresado en los documentos firmados en esta misma sesión o a lo
manifestado por quienes le habían precedido en el uso de la palabra.
El compromiso del Gobierno uruguayo ante
esta Comunidad es “trabajar incansablemente” para apoyar a los uruguayos
que están fuera de su país con el fin de auxiliarlos “en el legitimo
derecho” de defender sus posiciones, pero también entender que en este
marco cabe responsabilidad a los países que, ayer, hoy y mañana serán
destino de migraciones, dijo.
“Quien se va de un país no lo hace por
deporte ni por aventura. Lo hace porque existen condiciones políticas,
económicas o sociales que lo obligan a buscar en otros lugares lo que no
encuentran en sus países”, reflexionó.
En este sentido, consideró: “es
responsabilidad de los países que somos el sujeto central de las
migraciones, trabajar fuertemente para actuar sobre sus causas”.
Tras narrar íntegramente el cuento sobre
la “Tía Miseria” reflexionó que “la miseria existe: la material y la
otra, que duele más aún que la anterior. Pero es posible librarse de
ambas. No es fácil ni inmediato, pero es posible, y esta reunión- creo-
lo ha demostrado”.
“Como Comunidad seremos lo que hagamos y
no lo que nos presten desde afuera”, dijo Vázquez, quien expresó su
confianza en lo que se pueda lograr entre todos y a todos los niveles,
con una amplia participación de la gente para no quedar aislados como
Gobernantes.
Vázquez expresó que durante el tiempo que queda por delante “debemos
comprometer el esfuerzo para impulsar los propósitos expresados en esta
Cumbre” y que en la próxima ocasión –agregó- “no sólo daremos cuenta de
la consolidación y proyección de la Comunidad Iberoamericana que somos,
sino que también caminaremos juntos”.
PALABRAS DEL PRESIDENTE URUGUAYO, TABARÉ VÁZQUEZ, EN EL ACTO DE CLAUSURA
DE LA XVI CUMBRE IBEROAMERICANA, TRAS FINALIZAR LA TERCERA SESIÓN
PLENARIA, EN EL HOTEL RADISSON
PRESIDENTE VÀZQUEZ: Su Majestad Don Juan Carlos de
Borbón, -estimado amigo-; señores Jefes de Estado y de Gobierno; señora
Presidenta de Chile; señor Secretario General Iberoamericano; señor
Secretario General de la Organización de Estados Americanos; señoras y
señores Representantes de Organismos Internacionales y Gobierno
invitados, amigas y amigos.
Previo al cierre, a mis palabras de cierre de
clausura de esta XVI Cumbre Iberoamericana, quiero saludar, y
seguramente lo estoy haciendo en nombre de todos ustedes, a otro
Presidente como el Presidente de Ecuador, el Presidente Palacio que
también dejará, al igual que el Presidente Fox, dentro de algún tiempo
la Presidencia de su país pero estamos seguros que nos encontraremos en
el camino de trabajar juntos para mejorar la calidad de vida de nuestra
gente.
Amigas y amigos, llegó el momento de cerrar esta XVI
Cumbre Iberoamericana, y créanme no me resulta fácil hacerlo. Ha sido
tan grato recibirlos en Uruguay y compartir con ustedes estas jornadas
que sinceramente me cuesta la despedida.
Pero además qué puedo agregar a lo que ya ha sido
dicho en las Sesiones de ayer y hoy de mañana, qué puedo agregar a lo
expresado en los documentos que firmamos en esta misma Sesión, o a lo
manifestado hace algunos momentos por quienes me han precedido en el uso
de la palabra, en todo caso el compromiso del Gobierno uruguayo ante
esta Comunidad, de trabajar incansablemente para apoyar a los uruguayos
que están fuera de nuestro país, a auxiliarlos en el legítimo derecho de
defender sus posiciones pero también a entender que en este marco la
responsabilidad cabe también a los países que ayer, hoy y mañana serán
objeto de migración.
Quien se va de un país en estas condiciones no lo
hace ni por deporte, ni por aventura, lo hace porque condiciones
políticas, económicas o sociales le obligan a buscar en otros lugares lo
que no encuentran en sus países. Y aquí hay una responsabilidad de todos
los países que hoy somos el sujeto central de las migraciones, trabajar
fuertemente para actuar sobre las causas que ocasionan estas
migraciones. Poco más puedo agregar, pero en todo caso permítanme hacer
referencia a la "tía miseria", a la "tía miseria", una brevísima
narración oral que alguna vez hizo Juan Rulfo en una tertulia que
mantuvo con Camilo José Cela, Marta Portales y Eraclio Zepeda. En esa
ocasión Rulfo comentó que en uno de esos pueblos, donde todo es penuria
y dolor como muchos pueblos de nuestra Latinoamérica, vivía una mujer
vieja y pobre cuyo único bien terrenal era un raquítico manzano. Muchos
en el pueblo se reían de aquella mujer y robaban las manzanas de su
árbol.
Un día apareció un hombre y le pidió a la vieja algo
de comer, ella le dijo sólo tengo este pobre manzano; el hombre
conmovido le prometió a la pobre mujer como aquellos magos que surgían
de la lámpara de Aladino, cumplir tres deseos a los cuales ésta
respondió: "uno, que cuando me vaya a morir me avises un día antes. Dos,
que cuando alguien suba al árbol no pueda bajar. Tres, que sólo baje
cuando yo se lo ordene. Pasó el tiempo y un día se presentó la muerte
para avisarle a la mujer que su tiempo había concluido.
La vieja le pidió a la muerte que subiera al árbol
para cortar la última manzana que comería ante de morir. La muerte
aceptó, y cuando intento bajar del árbol no pudo, al sentirse atrapada
se angustió, amenazó, rogó pero todo en vano, la viejita sólo le
permitía bajar si le garantizaba la vida eterna.
Desquiciada la muerte clamaba a Dios: "Señor, sácame
de aquí, tengo mucho trabajo, se me están quedando muchos vivos, a pesar
de tantos tiros y puñaladas no se muere nadie porque yo estoy aquí
prisionera".
Durante muchos tiempo Dios no atendió esa suplica,
pero un día ya fastidiado le dijo a la muerte: "dile a la vieja que
aceptas su reclamo y olvídate de ella, de la "tía miseria". Así sucedió
y desde entonces nadie puede librarse de la "tía miseria" en el mundo.
Amigas y amigos, la narración de Rulfo como ficción
es excelente, pero la realidad puede y debe ser mejor.
La miseria existe, la material y la otra que duele
más aún que la anterior, pero es posible librarse de ambas, no es fácil
ni inmediato, pero es posible. Y esta reunión creo que lo ha demostrado.
Y ha demostrado también que como Comunidad Iberoamericana seremos lo que
hagamos y no lo que nos presten desde afuera. Yo confío en lo que seamos
capaces de hacer todos y a todos los niveles, a todos los niveles, con
una amplia participación de nuestra gente, de nuestro pueblo para no
quedar aislados como Gobernantes y alejados de nuestra gente.
Durante el tiempo que tenemos por delante y hasta la
organización de la próxima Cumbre Iberoamericana, debemos comprometer
nuestro mayor esfuerzo para llevar adelante los buenos propósitos que
expresamos en esta Cumbre. Y confío querida amiga, señora Presidente de
la hermana República de Chile, que en esa ocasión, cuando estemos en su
casa, no solamente daremos cuenta de la consolidación y proyección de la
Comunidad Iberoamericana que somos, sino que también caminaremos con
usted por esas alamedas que nos enseñó un gran compatriota suyo en el
último y supremo momento de su vida que no ha muerto. Muchas gracias. |