22/11/06


MUJICA REIVINDICO LA IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO
“Ninguna cosa es más importante que la riqueza del conocimiento. Pero hablo del conocimiento pausado, el conocimiento aplicado, el que sea parte de la aventura productiva y generadora”, dijo este martes el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica.

El secretario de Estado trazó un fuerte alegato “contra la incertidumbre” en la actividad agraria y llamó a estimular a los jóvenes “a los que ahora -dijo- nadie regala nada y se tienen que abrir paso a codazos”. Mujica habló en el cierre del 4º. Congreso de Producción, Industrialización y Comercialización de Carne”, que tuvo lugar en el LATU. 

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, JOSÉ MUJICA

MINISTRO MUJICA Vamos a felicitar la gente que ha hecho todo este esfuerzo. Seguramente, de acá salen muchos pensamientos en unas cuestiones internas. Si algún día, seguramente tan lejano que yo no voy a estar vivo, se hace un congreso, en un país coherente, de esta naturaleza, el cierre tiene que ser en el Estadio Centenario.

Porque se ha hablado mucho de la cadena cárnica, pero a la cadena cárnica le faltan los eslabones principales. Los eslabones principales son nuestro pueblo, nuestra sociedad. No vamos a tener una cadena cárnica próspera en un pueblo arruinado, porque el progreso ya no es por partes. Necesita el aval de la acción de la sociedad, en el amplio sentido del término, para que sea sustentable, para que sea sostenible en el largo plazo.

Puede haber a veces coyunturas de fortuna, pero la verdadera fortuna de largo plazo es la conformación de una sociedad de este pequeño país pastor, que antes de ser país, tiene culturalmente una enorme incoherencia. En efecto, este es un problema de largo plazo y cultural que hace a la nación. La fuerza política para plantear determinadas cosas estará o no estará y en última instancia el hombre de la calle las puede entender y respaldar y si no, puede y vuelve a caer.

Es esta una de nuestras ya viejas contradicciones, pero ahí alguien dijo que hacer ciencia es medir y hacer medible lo que es difícil de medir. Tenemos seguramente a Nueva Zelanda, Australia, Inglaterra. El Estado tendría una cifra promedio de cuál es el costo visible de materia alimenticia y cuánto le cuesta a Inglaterra en términos promedio el kilo de carne o el litro de leche en Nueva Zelanda, o el kilo de arroz.

Todos sabemos que el promedio es una aproximación estilizada de la realidad y que en todo promedio lo que importa es ahora. Todos lo sabemos, pero esa es la manera que tenemos para tratar de interpretar los ejes de economía y de valor y dentro de los parámetros que se mueven de una sociedad, nosotros no los tenemos. Hace unos años yo era diputado e interpelé a un ministro de Ganadería y Agricultura y le hice esa preguntita de que sabía que en el Uruguay no la teníamos. Ahora yo soy el Ministro, tampoco las tengo. Ahora, ¿será casualidad? No, no es casualidad.

Nosotros no nos debemos desesperar, pero estos son de los problemas que tenemos que superar y no tenemos que asustarnos de conocer estas cosas, de tener estudios de rentabilidad, de costo, de valor y no preocuparnos porque algunos estén ganando mucho plata. ¿O vamos a construir una sociedad de envidiosos? Tenemos que construir una sociedad racional, que pelee con el esfuerzo, pero hay cosas que las queremos tener debajo de la mesa como si fuera un pecado, sin aceptar que la gente trabaja y lucha por su progreso material con diversos grados de sabiduría y de fortuna.

Confieso que tenemos una cultura que castiga, en cierta medida, estas cosas. No obstante la estampa portentosa de nuestra cultura, se dan cosas que también tenemos que superar. Pero también estoy convencido de una cosa en el concierto de lo que es América Latina, nuestro primer punto de referencia. Así, ¿cómo nos queremos sentir orgullosos de que en este contexto de países que comprende América Latina con todos los defectos que tenemos, tengamos que repartirnos mejor? Triste consuelo, porque estamos en el continente que reparte peor. Es algo así: los uruguayos somos campeones de cuarta, pero campeones al fin, en este continente que reparte tan mal. En este continente nosotros parecemos alemanes  por el grado de precisión que tenemos de confección de recuerdos.

Esto es un consuelo tonto, si se quiere, pero también una parte afirmativa: dejar que se crea en la ganadería uruguaya y en el porvenir del país, y de un país que yo no voy a ver. Estoy absolutamente convencido de que si le aflojamos un poco con audacia de mente a nuestros hijos, si les damos oportunidades, podemos tener un pequeño país que sobresalga en el contexto de América Latina por el optimismo, no sólo de los más jóvenes los mejores.

Estoy convencido que hay que gastar, que hay que invertir en el campo, en frigorífico, en todas partes, pero donde hay que invertir más es en la cabeza de nuestro hijos, y vamos a producir mejor si tenemos hijos más capaces y más comprometidos. Y yo afirmo que esto es de largo plazo. El largo plazo significa mayor calificación de nuestra gente. ¿Pero no alcanza? Sí, creo que no alcanza. Pero sin eso nada. Absolutamente nada.

Yo tengo que agradecer. No existe sector agropecuario, en el mundo entero, que esté nunca conforme con el gobierno que tiene. Y está bien, porque así es la naturaleza humana. Nunca tenemos que estar conformes. Acababa de hablar con un técnico argentino al que también hicieron algún reportaje en “Clarín”, por allá.

El otro día me estuve enterando. El gobierno argentino le sacó al sector cerca de dos mil millones de dólares en retenciones el año que pasó. Dos mil. Pero yo le dije: sí pero usted me cuenta sólo las verdes. No me cuenta que le están defendiendo la moneda.  Porque ese también es un dato de la realidad.

Yo sé que tenemos problemas y es natural, pero que no se desprenda de esto una crisis sino un reconocimiento de alguien que, estando en el gobierno, sabemos lo que queremos. Es así que sabemos de nuestra enfermedad: es la falta de humildad que recorre el campo intelectual, sobre todo el campo intelectual, y es enamorarnos de nuestra verdad y considerarla como algo revelado intocable. Frecuentemente eso nos lleva a confrontaciones, a veces estúpidas.

Uruguay tiene defectos en pila, pero por ahora lo mejor que tiene son los recursos y eso debe ser una orientación general y nos tenemos mover. Pero fíjense ustedes: el gobierno norteamericano acaba de determinar que en una parte del maíz se transforme en alcohol. Y eso significa intervenir en el precio del pollo, de los huevos, de todo el mundo, porque el maíz ser{a alcohol. O, por ejemplo, un nuevo rol está haciendo el trigo y el trigo, a nivel mundial, se va, se va como trompada de negro y si hacen algo es probable que dentro de poco tengamos que importar algún trigo exportado, duro como munición, que haya por ahí y pagarlo carísimo. No nos van a dar ni un poco de trigo para comer...

Bueno, pensemos que las orientaciones generales también tienen contradicciones puntuales que a veces se presentan.. Mantengámoslo. De todas maneras, amigos, hay incertidumbre. Gobernar es vivir adentro de la incertidumbre y ustedes, que deben saber vivir adentro de la incertidumbre, estudian un poco y llegan a la conclusión de que está libre de milagro. Esto no es para decir que cualquier cosa vale. Nuestro dinero es una timba, pero el factor incertidumbre es muy grande. A mí me martirizan la cabeza preguntas como esta y las tiro porque acá hay intelectuales de la agropecuaria que después escriben, razonan, critican y ayudan a pensar. Es una forma de participación. No se puede tener un campo caro produciendo poco. No es de lógica empresarial ¿verdad? Eso lo diría la teoría tradicional. Pero, ¿alentará la inversión ganadera de futuro o la frenará?. De la que usted desea. El auge de la soja está... es un terremoto lo que están produciendo las entrañas del MERCOSUR. ¿Alienta el desarrollo lechero o lo va a frenar? Yo no tengo respuesta. No tengo respuesta. No la puedo tener. Por lo tanto es una incertidumbre como cualquiera.

Todos sabemos que con inversión y trabajo intensivo, la productividad promedio se puede aumentar mucho, lo mismo que la ganancia neta en función de precios que nosotros no manejamos.

Todos sabemos que un campo puede producir el doble o triple de carne, pero, el costo por kilo, ¿adónde se me va? Sabemos que estos riesgos los tenemos, como todos sabemos que es mejor gastar el forraje que uno tiene en animales jóvenes. Eso es como el agujero del mate. Ah, sí, pero a veces tenemos que vender una vaca porque precisamos plata en el cinto.

Estas cosas son lógicas y están ahí: son verdaderas incertidumbres que tenemos que arreglar, pero un poco para cerrar y dejar la preocupación de 40 mil ganaderos, hay 20 mil que andan casi lindante con la línea de pobreza. Tal vez desde el punto de vista de los grandes números del Uruguay no sean importantes, pero del punto de vista sociológico me parece que es un desafío. Buena parte de la gente que vive siempre en la campaña pertenece a esos sectores.

No es una deuda social en el sentido de lástima, de pena, es un desprestigio del capital del país potencial, porque hay que pensar, en un proyecto de largo plazo, quiénes van a ser los trabajadores del futuro porque el capital puede sustituir a los hombres, pero hasta cierto punto. La tragedia de la oveja que tiene lugares del país donde no tienen mano de obra adecuada, donde tienen un problema de frigoríficos; de alguna manera tiene que enganchar para ayudar a carnear las ovejas y venderlas.

Esto empieza a ser la defensa de los derechos humanos de los pobres, muchos pobres trabajando bien la oveja se puede revender. Tienen un horizonte ahí en esos 3 millones y pico, 4 millones de tierras de basalto. La oveja precisa pastor contento, pero necesitamos una industria frigorífica que le dé salidas. Yo sé que quien tiene una empresa no está, tiene que luchar por su tasa de ganado, porque el mundo es cruel y si no lo hace la queda, no quien lo hace bien.

Pero esto empieza a ser un problema de coasignación. La fortaleza ganadera de este país históricamente está basada en esa ambivalencia, en ese jueguito de esos dos animales, que son parte de nuestra historia ganadera, que nos diversificó y nos ayudó a pelear con cierto margen de estabilidad. Hoy el mundo ha cambiado, la ley es casi un oligopolio de compra que no determina un horizonte comprometido para cierto tipo de lana.

No soy yo el que le voy a decir a la gente lo que tiene que hacer pero no tengo duda de que hay mucha gente chica que se puede revolver sin tener una industria, colocando la carne, pero la industria frigorífica tiene que entender porqué. Porque si no lo hacen obligan a los gobiernos a que de algún lado tengan que sacar y es mucho mejor generar. Ese problema de marcar la carne de oveja empieza a ser estratégico para este país. Yo quisiera que los frigoríficos lo consideraran como un problema de los que tiene  la razón.

Finalmente, es cosa curiosa: por eso hay incertidumbre.  Yo sentía la gente joven y yo aplaudo lo que dijo Caputto en el sentido de que a la gente joven hay que darle oportunidad. Eso es un problema, porque a los jóvenes nunca nadie las va a regalar nada y los jóvenes se abren paso a codazos rompiéndole las costillas a los viejos porque son mejores. Yo sé que estamos en sociedad de mucho viejo, lo que obliga a los jóvenes a ser doblemente brillantes y pueden, porque tienen con qué. Pero lo que piensen ustedes es relativo. Lo que quiero transmitir es que creo en los hombres de punta del Uruguay, que se animan a la producción.

Creo que estamos en un momento de inflexión en el mundo, que ninguna cosa es más importante que la riqueza del conocimiento pero el conocimiento no es como quien tiene una biblioteca en el comedor para que cuando entran las visitas miren los libros y digan “mirá”. No: conocimiento pausado, lo que quiere decir conocimiento aplicado, que sea parte de la aventura productiva y generadora, multiplicadora de hombres. Este es un problema que tenemos en Uruguay, que lo tendremos que ir resolviendo. Necesitamos creer un poco más en nosotros, pasarnos menos cuentas, ser mejor jueces inflexibles y un poquito mejores actores.

Les agradezco a los hombres que sembraron mucho conocimiento acá que nos va a servir a que seamos menos burros en algunas cosas. La sabiduría es la cosa más democrática que existe. Casi la única cosa democrática. El buen conocimiento lo podemos usar todos, lo podemos compartir todos, está escriturado.

Muchas gracias y sigan haciendo este congreso pero no se olviden que hay  muchísimos que son fundamentales y no vienen a los congresos y yo a veces, como gobernante de turno me veo en esta incertidumbre: les tiro una provocación intelectual: hay tener una política que incentive la cría, premiar el carnero, ponerle asignación, porque necesitamos aumentar las actividades de nuestros obreros mejorar los índices. No, deje que la cadena active de arriba porque eso ya lo viví. No, no, nota editorial: y yo los leo. Macanudo: por lo menos les doy para cambiar. Pero resulta que me topo con uno de los ganaderos más grandes que no da conferencias pero planta 10 mil cuadras de maíz igual, para engordar. Uno le dice, ¿cómo llegar a lo que usted ha hecho? Con certidumbre en el campo del conocimiento. Gracias.

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