MUJICA REIVINDICO LA IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO
“Ninguna cosa es más importante que la riqueza del
conocimiento. Pero hablo del conocimiento pausado, el conocimiento
aplicado, el que sea parte de la aventura productiva y generadora”, dijo
este martes el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica.
El secretario de Estado trazó un fuerte
alegato “contra la incertidumbre” en la actividad agraria y llamó a
estimular a los jóvenes “a los que ahora -dijo- nadie regala nada y se
tienen que abrir paso a codazos”. Mujica habló en el cierre del 4º.
Congreso de Producción, Industrialización y Comercialización de Carne”,
que tuvo lugar en el LATU.
PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y
PESCA, JOSÉ MUJICA
MINISTRO MUJICA Vamos a felicitar la
gente que ha hecho todo este esfuerzo. Seguramente, de acá salen muchos
pensamientos en unas cuestiones internas. Si algún día, seguramente tan
lejano que yo no voy a estar vivo, se hace un congreso, en un país
coherente, de esta naturaleza, el cierre tiene que ser en el Estadio
Centenario.
Porque se ha hablado mucho de la cadena
cárnica, pero a la cadena cárnica le faltan los eslabones principales.
Los eslabones principales son nuestro pueblo, nuestra sociedad. No vamos
a tener una cadena cárnica próspera en un pueblo arruinado, porque el
progreso ya no es por partes. Necesita el aval de la acción de la
sociedad, en el amplio sentido del término, para que sea sustentable,
para que sea sostenible en el largo plazo.
Puede haber a veces coyunturas de
fortuna, pero la verdadera fortuna de largo plazo es la conformación de
una sociedad de este pequeño país pastor, que antes de ser país, tiene
culturalmente una enorme incoherencia. En efecto, este es un problema de
largo plazo y cultural que hace a la nación. La fuerza política para
plantear determinadas cosas estará o no estará y en última instancia el
hombre de la calle las puede entender y respaldar y si no, puede y
vuelve a caer.
Es esta una de nuestras ya viejas
contradicciones, pero ahí alguien dijo que hacer ciencia es medir y
hacer medible lo que es difícil de medir. Tenemos seguramente a Nueva
Zelanda, Australia, Inglaterra. El Estado tendría una cifra promedio de
cuál es el costo visible de materia alimenticia y cuánto le cuesta a
Inglaterra en términos promedio el kilo de carne o el litro de leche en
Nueva Zelanda, o el kilo de arroz.
Todos sabemos que el promedio es una
aproximación estilizada de la realidad y que en todo promedio lo que
importa es ahora. Todos lo sabemos, pero esa es la manera que tenemos
para tratar de interpretar los ejes de economía y de valor y dentro de
los parámetros que se mueven de una sociedad, nosotros no los tenemos.
Hace unos años yo era diputado e interpelé a un ministro de Ganadería y
Agricultura y le hice esa preguntita de que sabía que en el Uruguay no
la teníamos. Ahora yo soy el Ministro, tampoco las tengo. Ahora, ¿será
casualidad? No, no es casualidad.
Nosotros no nos
debemos desesperar, pero estos son de los problemas que tenemos que
superar y no tenemos que asustarnos de conocer estas cosas, de tener
estudios de rentabilidad, de costo, de valor y no preocuparnos porque
algunos estén ganando mucho plata. ¿O vamos a construir una sociedad de
envidiosos? Tenemos que construir una sociedad racional, que pelee con
el esfuerzo, pero hay cosas que las queremos tener debajo de la mesa
como si fuera un pecado, sin aceptar que la gente trabaja y lucha por su
progreso material con diversos grados de sabiduría y de fortuna.
Confieso que tenemos una cultura que castiga, en
cierta medida, estas cosas. No obstante la estampa portentosa de nuestra
cultura, se dan cosas que también tenemos que superar. Pero también
estoy convencido de una cosa en el concierto de lo que es América
Latina, nuestro primer punto de referencia. Así, ¿cómo nos queremos
sentir orgullosos de que en este contexto de países que comprende
América Latina con todos los defectos que tenemos, tengamos que
repartirnos mejor? Triste consuelo, porque estamos en el continente que
reparte peor. Es algo así: los uruguayos somos campeones de cuarta, pero
campeones al fin, en este continente que reparte tan mal. En este
continente nosotros parecemos alemanes por el grado de precisión que
tenemos de confección de recuerdos.
Esto es un consuelo tonto, si se quiere, pero también
una parte afirmativa: dejar que se crea en la ganadería uruguaya y en el
porvenir del país, y de un país que yo no voy a ver. Estoy absolutamente
convencido de que si le aflojamos un poco con audacia de mente a
nuestros hijos, si les damos oportunidades, podemos tener un pequeño
país que sobresalga en el contexto de América Latina por el optimismo,
no sólo de los más jóvenes los mejores.
Estoy convencido que hay que gastar, que hay que
invertir en el campo, en frigorífico, en todas partes, pero donde hay
que invertir más es en la cabeza de nuestro hijos, y vamos a producir
mejor si tenemos hijos más capaces y más comprometidos. Y yo afirmo que
esto es de largo plazo. El largo plazo significa mayor calificación de
nuestra gente. ¿Pero no alcanza? Sí, creo que no alcanza. Pero sin eso
nada. Absolutamente nada.
Yo tengo que agradecer. No existe sector
agropecuario, en el mundo entero, que esté nunca conforme con el
gobierno que tiene. Y está bien, porque así es la naturaleza humana.
Nunca tenemos que estar conformes. Acababa de hablar con un técnico
argentino al que también hicieron algún reportaje en “Clarín”, por allá.
El otro día me estuve enterando. El
gobierno argentino le sacó al sector cerca de dos mil millones de
dólares en retenciones el año que pasó. Dos mil. Pero yo le dije: sí
pero usted me cuenta sólo las verdes. No me cuenta que le están
defendiendo la moneda. Porque ese también es un dato de la realidad.
Yo sé que tenemos problemas y es natural,
pero que no se desprenda de esto una crisis sino un reconocimiento de
alguien que, estando en el gobierno, sabemos lo que queremos. Es así que
sabemos de nuestra enfermedad: es la falta de humildad que recorre el
campo intelectual, sobre todo el campo intelectual, y es enamorarnos de
nuestra verdad y considerarla como algo revelado intocable.
Frecuentemente eso nos lleva a confrontaciones, a veces estúpidas.
Uruguay tiene defectos en pila, pero por
ahora lo mejor que tiene son los recursos y eso debe ser una orientación
general y nos tenemos mover. Pero fíjense ustedes: el gobierno
norteamericano acaba de determinar que en una parte del maíz se
transforme en alcohol. Y eso significa intervenir en el precio del
pollo, de los huevos, de todo el mundo, porque el maíz ser{a alcohol. O,
por ejemplo, un nuevo rol está haciendo el trigo y el trigo, a nivel
mundial, se va, se va como trompada de negro y si hacen algo es probable
que dentro de poco tengamos que importar algún trigo exportado, duro
como munición, que haya por ahí y pagarlo carísimo. No nos van a dar ni
un poco de trigo para comer...
Bueno, pensemos que las orientaciones
generales también tienen contradicciones puntuales que a veces se
presentan.. Mantengámoslo. De todas maneras, amigos, hay incertidumbre.
Gobernar es vivir adentro de la incertidumbre y ustedes, que deben saber
vivir adentro de la incertidumbre, estudian un poco y llegan a la
conclusión de que está libre de milagro. Esto no es para decir que
cualquier cosa vale. Nuestro dinero es una timba, pero el factor
incertidumbre es muy grande. A mí me martirizan la cabeza preguntas como
esta y las tiro porque acá hay intelectuales de la agropecuaria que
después escriben, razonan, critican y ayudan a pensar. Es una forma de
participación. No se puede tener un campo caro produciendo poco. No es
de lógica empresarial ¿verdad? Eso lo diría la teoría tradicional. Pero,
¿alentará la inversión ganadera de futuro o la frenará?. De la que usted
desea. El auge de la soja está... es un terremoto lo que están
produciendo las entrañas del MERCOSUR. ¿Alienta el desarrollo lechero o
lo va a frenar? Yo no tengo respuesta. No tengo respuesta. No la puedo
tener. Por lo tanto es una incertidumbre como cualquiera.
Todos sabemos que con inversión y trabajo
intensivo, la productividad promedio se puede aumentar mucho, lo mismo
que la ganancia neta en función de precios que nosotros no manejamos.
Todos sabemos que un campo puede producir
el doble o triple de carne, pero, el costo por kilo, ¿adónde se me va?
Sabemos que estos riesgos los tenemos, como todos sabemos que es mejor
gastar el forraje que uno tiene en animales jóvenes. Eso es como el
agujero del mate. Ah, sí, pero a veces tenemos que vender una vaca
porque precisamos plata en el cinto.
Estas cosas son lógicas y están ahí: son
verdaderas incertidumbres que tenemos que arreglar, pero un poco para
cerrar y dejar la preocupación de 40 mil ganaderos, hay 20 mil que andan
casi lindante con la línea de pobreza. Tal vez desde el punto de vista
de los grandes números del Uruguay no sean importantes, pero del punto
de vista sociológico me parece que es un desafío. Buena parte de la
gente que vive siempre en la campaña pertenece a esos sectores.
No es una deuda social en el sentido de
lástima, de pena, es un desprestigio del capital del país potencial,
porque hay que pensar, en un proyecto de largo plazo, quiénes van a ser
los trabajadores del futuro porque el capital puede sustituir a los
hombres, pero hasta cierto punto. La tragedia de la oveja que tiene
lugares del país donde no tienen mano de obra adecuada, donde tienen un
problema de frigoríficos; de alguna manera tiene que enganchar para
ayudar a carnear las ovejas y venderlas.
Esto empieza a ser la defensa de los
derechos humanos de los pobres, muchos pobres trabajando bien la oveja
se puede revender. Tienen un horizonte ahí en esos 3 millones y pico, 4
millones de tierras de basalto. La oveja precisa pastor contento, pero
necesitamos una industria frigorífica que le dé salidas. Yo sé que quien
tiene una empresa no está, tiene que luchar por su tasa de ganado,
porque el mundo es cruel y si no lo hace la queda, no quien lo hace
bien.
Pero esto empieza a ser un problema de
coasignación. La fortaleza ganadera de este país históricamente está
basada en esa ambivalencia, en ese jueguito de esos dos animales, que
son parte de nuestra historia ganadera, que nos diversificó y nos ayudó
a pelear con cierto margen de estabilidad. Hoy el mundo ha cambiado, la
ley es casi un oligopolio de compra que no determina un horizonte
comprometido para cierto tipo de lana.
No soy yo el que le voy a decir a la
gente lo que tiene que hacer pero no tengo duda de que hay mucha gente
chica que se puede revolver sin tener una industria, colocando la carne,
pero la industria frigorífica tiene que entender porqué. Porque si no lo
hacen obligan a los gobiernos a que de algún lado tengan que sacar y es
mucho mejor generar. Ese problema de marcar la carne de oveja empieza a
ser estratégico para este país. Yo quisiera que los frigoríficos lo
consideraran como un problema de los que tiene la razón.
Finalmente, es cosa curiosa: por eso hay
incertidumbre. Yo sentía la gente joven y yo aplaudo lo que dijo
Caputto en el sentido de que a la gente joven hay que darle oportunidad.
Eso es un problema, porque a los jóvenes nunca nadie las va a regalar
nada y los jóvenes se abren paso a codazos rompiéndole las costillas a
los viejos porque son mejores. Yo sé que estamos en sociedad de mucho
viejo, lo que obliga a los jóvenes a ser doblemente brillantes y pueden,
porque tienen con qué. Pero lo que piensen ustedes es relativo. Lo que
quiero transmitir es que creo en los hombres de punta del Uruguay, que
se animan a la producción.
Creo que estamos en un momento de
inflexión en el mundo, que ninguna cosa es más importante que la riqueza
del conocimiento pero el conocimiento no es como quien tiene una
biblioteca en el comedor para que cuando entran las visitas miren los
libros y digan “mirá”. No: conocimiento pausado, lo que quiere decir
conocimiento aplicado, que sea parte de la aventura productiva y
generadora, multiplicadora de hombres. Este es un problema que tenemos
en Uruguay, que lo tendremos que ir resolviendo. Necesitamos creer un
poco más en nosotros, pasarnos menos cuentas, ser mejor jueces
inflexibles y un poquito mejores actores.
Les agradezco a los hombres que sembraron
mucho conocimiento acá que nos va a servir a que seamos menos burros en
algunas cosas. La sabiduría es la cosa más democrática que existe. Casi
la única cosa democrática. El buen conocimiento lo podemos usar todos,
lo podemos compartir todos, está escriturado.
Muchas gracias y sigan haciendo este
congreso pero no se olviden que hay muchísimos que son fundamentales y
no vienen a los congresos y yo a veces, como gobernante de turno me veo
en esta incertidumbre: les tiro una provocación intelectual: hay tener
una política que incentive la cría, premiar el carnero, ponerle
asignación, porque necesitamos aumentar las actividades de nuestros
obreros mejorar los índices. No, deje que la cadena active de arriba
porque eso ya lo viví. No, no, nota editorial: y yo los leo. Macanudo:
por lo menos les doy para cambiar. Pero resulta que me topo con uno de
los ganaderos más grandes que no da conferencias pero planta 10 mil
cuadras de maíz igual, para engordar. Uno le dice, ¿cómo llegar a lo que
usted ha hecho? Con certidumbre en el campo del conocimiento. Gracias. |