07/12/06


REFORMA DEL ESTADO ASEGURA PRODUCCIÓN Y JUSTICIA SOCIAL
El Presidente Vázquez anunció que la Reforma del Estado tendrá como objetivos: el compromiso con la inclusión social; la promoción de la convivencia democrática, y la regulación de las actividades estratégicas del Estado, a través del incentivo, la innovación y la dinamización de la población, apostando a la calidad y a la generación de empleo.

"Para construir un Uruguay con desarrollo productivo y justicia social necesitamos un Estado y Empresas Públicas que nos ayuden a hacerlo", dijo. El Primer Mandatario abogó "un Estado para los ciudadanos y para el país, y consecuentemente Empresas Públicas al servicio de sus dueños".

Vázquez realizó estas puntualizaciones en el marco del acto de cierre del Encuentro de Directores de Empresas Públicas que se efectuara en una de las 20 salas virtuales con las que cuenta el país, ubicada en Ramón Masini 3014.

El Presidente aseguró que "el Estado que hoy tenemos no sirve como herramienta de trabajo para impulsar el país productivo que buscamos, por tanto tendremos que reformar el Estado que tenemos, no partimos de cero por cierto, hay cosas rescatables, pero tenemos que reformar el Estado para que sirva como herramienta real para impulsar y llevar adelante el país productivo, generador de riqueza, de puestos de trabajo genuino, y un Estado que nos ayude a llevar políticas de justicia social, y de igualdad de oportunidades para todos los uruguayos".

La actividad, realizada por segunda vez, tuvo el objetivo de reunir a estos Directores, y que ellos se comunicaran con los medios de comunicación a través del sistema de videoconferencia, utilizando las salas virtuales de ANTEL. En la oportunidad estaban presentes en la sala capitalina: la Presidenta de ANTEL, María Simón; el Director de Radiodifusión Nacional, Sergio Sacomani; el Presidente del Congreso de Intendentes, Julio Pintos, y autoridades nacionales, mientras que los demás representantes de las Empresas Públicas participaron desde el interior del país.

Los Titulares de estas Organismos realizaron un balance de los logros alcanzados, los desafíos y perspectivas futuras en materia de gestión para el 2007.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN EL CIERRE DEL ENCUENTRO DE DIRECTORES DE EMPRESAS PÚBLICAS

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenos días para todos ustedes, quienes están acá en este local, para mi amiga María Simón, para mi querido amigo Saccomani, para el Presidente del Congreso de Intendentes, autoridades nacionales y departamentales, señores periodistas aquí presentes, pero también todos quienes desde todo el territorio nacional nos están viendo.

Debo decir que es para mi muy grato realmente muy grato acompañarlos aunque sea en este tramo final de este trabajo del día de hoy que me parece muy pensante, muy positivo, muy justo y muy necesario para la población, para que todos tengan un mejor conocimiento con total transparencia de lo que se está haciendo a nivel de nuestras Empresas Publicas.

Sé que desde hace tres horas y desde distintos puntos del país, ustedes han mantenido un interesante diálogo sobre el Estado, la gestión y las perspectivas de las Empresas Públicas. Todo esto en el contesto de una acción del Gobierno Nacional que en tanto tal no solo debe atender los asuntos del presente, sino que además debemos proyectarnos hacía el futuro. Finalmente es bueno resolver los asuntos del presente. Pero es muy importante y creo que es fundamental que nos proyectemos hacía el futuro. Al fin y al cabo eso es gobernar y esta es entonces nuestra obligación.

Lo otro, limitarse al presente es en el mejor de los casos administrar bien, lo cual es necesario, pero sin duda que no es suficiente.

Amigas y amigos, no es fácil agregar algo breve y novedoso con relación a lo mucho e interesante que seguramente se ha expresado en el transcurso de esta reunión, pero ya que tienen la generosidad de recibirme permítame compartir con ustedes algunas consideraciones: la primera es más bien una referencia a Albert Nock un ensayista Estadounidense que en el año de 1935 publicó un trabajo titulado nada más ni nada menos "Nuestro enemigo el Estado". Y en un pasaje de su ensayo el autor sostiene que "el Estado -y estoy leyendo textual lo que él sostenía- no es la entidad adecuada para el bienestar humano".

No pretendo hacer un análisis de pensamiento y la propuesta del autor reflejadas en esta cita, pero sí quiero decirles que Albert Nock no aró en el agua, fue escuchado. Sus ideas fueron tomadas y profundizadas por otros teóricos entre ellos Hayek, Popper y el recientemente fallecido Friedman, y aplicadas en muchos países. Y el nuestro no fue del todo ajeno a esa ola mundial y los resultados por cierto están a la vista, en un lado y en otro. Y si las consecuencias de esa ola en Uruguay no fueron tan devastadoras, como sí lo fueron en otros países, ello se debe -recordémoslo porque la memoria es buena cosa- a que la ciudadanía uruguaya defendió al Estado Uruguayo, defendió a sus empresas por encima de banderías políticas, como debe ser, porque el Estado y sus empresas son -como decía la ingeniera Simón- de todos los uruguayos y para todos los uruguayos.

La segunda consideración que quisiera compartir con ustedes está estrechamente vinculada a esta anterior -a la que acabo de mencionar- y refiere al por qué de tal defensa, por qué defendimos empecinadamente al Estado. Se podrá decir por tradición, y yo digo que sí, por tradición. Una de las características del Uruguay del siglo XX es la marcada intervención del Estado en la economía y en la sociedad, nadie lo puede negar, hay toda una tradición. Pero además de esto, también lo hicimos por convicción.

Los uruguayos sabemos que la sociedad no es un mercado, que a la sociedad no la hacen los consumidores, sino los ciudadanos -todos nosotros- y que el Estado es un actor que opera en distintos ámbitos articulando el conjunto de la sociedad para garantizar una base consistente de ciudadanía, promover -como debe ser- la igualdad de oportunidades, prevenir y eliminar la desigualdad social y económica, y ofrecer servicios públicos según criterio de eficacia y eficiencia.

Eficacia, que en este caso, en el caso de las Empresas Públicas es sinónimo de universalidad, calidad, y oportunidad. Y eficiencia, que significa eficacia al menor costo posible de acuerdo con la tecnología disponible.

Amigas y amigos, hay también una tercera razón por la cual los uruguayos defendimos nuestras empresas públicas, y es o son: la voluntad de cambio y la confianza en el futuro.

Muchas veces dijimos que defender las Empresas Públicas no significaba hacer la vista gorda ante sus insuficiencias, ni declararle la guerra al mercado, porque las Empresas Públicas tenían y tienen insuficiencias. Tienen patologías que hay que corregir, no nos podemos hacer trampas al solitario, aún hoy las tienen, y eso hay que mejorarlo. Tampoco podemos hacernos trampas al solitario, diciendo que por Decreto solo funciona el Estado, y el mercado no sirve, o por el contrario decirle que hay un mercado y le declaramos la guerra.

Lo hemos dicho hasta el cansancio: queremos un mejor Estado y mejor mercado, cada uno cumpliendo las funciones para lo que está. No lo escuchó quien no quiso escucharlo, pero dijimos muchas veces y estamos actuando en consecuencia.

Esta jornada da cuanta de ello, de las intervenciones de los Presidentes de Empresas Públicas debe surgir claramente que estamos promoviendo cambios en esas empresas para que sus servicios sean más eficaces, y eficientes. ¿Que aún queda un largo camino por recorrer? Sí es cierto, somos los primeros en reconocerlo pero estamos en marcha. ¿Que algunas cosas van lentas, o salen mal? También es cierto; metemos la parta como cualquiera, pero solo la pata, nada más que eso.

¿Que nada es fácil, ni gratis? También es cierto; pero no hay resignarse a las dificultades, ni descargar los costos sobre las tarifas.

Esta progresiva mejora en la eficacia, y la eficiencia de los servicios públicos se enmarca en un proceso también evolutivo de Reforma del Estado que a su vez está al servicio de un proyecto de país; proyecto de país que conocemos como País Productivo. Y el Estado que tenemos que llevar adelante tiene que estar adaptado a ese país productivo.

El Estado que hoy tenemos no sirve como herramienta de trabajo para impulsar el país productivo que buscamos, por tanto tendremos que adaptar, tendremos que reformar el Estado que tenemos, no partimos de cero por cierto, hay cosas rescatables, pero tenemos que reformar el Estado para que sirva como herramienta real para impulsar y llevar adelante el país productivo, generador de riqueza, generador de puestos de trabajo genuino, y un Estado que nos ayude a llevar políticas de justicia social, y de igualdad de oportunidades para todos los uruguayos.

Y esto lo decimos porque el Estado no es un fin en sí mismo, y porque este Gobierno asumió con un mandato preciso de la ciudadanía uruguaya, trabajar entonces, por un Uruguay con desarrollo productivo, como decíamos, y con justicia social.

Para construir ese Uruguay con desarrollo productivo y justicia social necesitamos un Estado y Empresas Públicas que nos ayuden a hacerlo. Necesitamos un Estado comprometido con la inclusión social, un Estado que incluya aquellos sectores que hoy se encuentran marginados en nuestra sociedad, un Estado que promueva la convivencia democrática, pacifica, de diálogo, de encuentro entre todos los uruguayos. Un Estado que regule las actividades estratégicas, un Estado que incentive la innovación, y que dinamice la producción, y la apuesta al trabajo.

En síntesis, uruguayas y uruguayos: un Estado para los ciudadanos y para el país, un estado para las uruguayas y para los uruguayos, y consecuentemente con esto, Empresas Públicas al servicio de sus dueños, que somos todos nosotros sin distinción alguna.

Porque como decíamos anteriormente, la sociedad no es un mercado; en los mercados hay quienes consumen más y quienes consumen menos, pero en el Estado todos somos ciudadanos y todos valemos lo mismo, y todos debemos ser iguales no solo ante la Ley sino fundamentalmente iguales ante la vida.

Amigas y amigos, siento que no puedo cerrar mi intervención sin hacer dos o tres referencias puntuales, una es a ustedes Señoras y Señores, integrantes de los Directorios de las Empresas Públicas, quiero reiterar aquí públicamente lo que les dije días atrás durante una reunión de trabajo del Equipo de Gobierno, que valoro y agradezco el entusiasmo y el esfuerzo y la inteligencia que están poniendo en el desempeño de sus tareas, los frutos ya los estamos viendo.

Reconocimiento que también hago extensivo a los funcionarios, a todos los funcionarios de esas empresas públicas, por ser hijo de un funcionario de ANCAP, porque lo ví en mi padre y lo viví en mi casa, sé de los reclamos pero también del compromiso de los funcionarios públicos; sé de las justezas y de las razones por las cuales muchas veces los funcionarios públicos reclaman con justicia determinados logros y sé también de los compromisos que muchos, la enorme mayoría de los funcionarios públicos tienen para cumplir con sus funciones y para cumplir con la sociedad uruguaya en su conjunto.

Me duele en el alma cuando a veces ante un mal funcionario público -porque lo tenemos- se generaliza el concepto que todos funcionarios públicos no quieren trabajar, que no tienen compromiso, no es así. Y yo lo digo no sólo por lo que viví en mi muy modesto hogar paterno, sino por lo que ví después en el desarrollo de mis actividades en el sector público, en el Instituto de Oncología, en el Hospital de Clínicas, cuando fui Intendente de Montevideo, ví como muchos funcionarios de estos Institutos con la camiseta puesta realmente, la camiseta celeste, la camiseta de todos los uruguayos, con ahínco, con dedicación, con seriedad, con responsabilidad trabajaban porque sentían el honor de ser funcionarios públicos. Ví de los otros también y nos tomamos buen cuidado de llevar adelante las medidas que hay que llevar en esos casos.

Pero no hay que generalizar y gracias también a los funcionarios públicos que han hecho posible que sigamos avanzando en estos cambios que pretendemos llevar adelante.

Otra mención que deseo hacer está referida a los representantes de la prensa local que participan en esta videoconferencia aquí y en todos los lugares del territorio nacional. A ellos, a ustedes, a los trabajadores de los medios de comunicación nuestro reconocimiento por la labor que cumplen. Yo sé, a veces más allá de las diferencias, pero yo sé que no es fácil la profesión de periodista, sin dudas. Y esto que voy a decir ahora entre paréntesis debe ser tomado porque lo vamos a decir con mucho cariño, con mucho afecto: si será difícil esta profesión de periodismo que nada menos que Honorato de Balzac -que seguramente ustedes conocen el novelista francés autor de esa obra monumental que es La Comedia Humana- reaccionaba ante las críticas negativas a sus novelas que en la época le hacían los medios de comunicación, los periodistas, él se enojaba porque lo criticaban, después la historia se encargó de mostrar la grandeza de este novelista francés, y se enojaba diciendo -él lo decía no yo, entre comillas, voy a leer lo que él decía- "que la prensa es tan importante que si no existiera no habría que inventarla", yo no lo digo, lo decía Honorato de Balzac. Es difícil, tiene cierto origen canalla y un pedigree regio, como suele decir el periodista español –no lo digo yo tampoco- Juan Luis Cebrián, pero es imprescindible sin duda –y esto sí lo digo yo- es imprescindible para el profundo y correcto funcionamiento democrático de la sociedad. Por eso también agradecemos a la prensa, a los trabajadores de los medios de comunicación su trabajo y el apoyo permanente de llevar a la ciudadanía la información correspondiente, como debe ser.

Por eso, apelando a ustedes como periodistas y ciudadanos, expreso también mi reconocimiento a la ciudadanía del país, y mi confianza en que juntos y paso a paso seguiremos avanzando.

Muchas gracias.

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