REFORMA DEL ESTADO ASEGURA PRODUCCIÓN Y JUSTICIA
SOCIAL
El Presidente Vázquez anunció que la Reforma del
Estado tendrá como objetivos: el compromiso con la inclusión social; la
promoción de la convivencia democrática, y la regulación de las
actividades estratégicas del Estado, a través del incentivo, la
innovación y la dinamización de la población, apostando a la calidad y a
la generación de empleo.
"Para construir un Uruguay con desarrollo productivo
y justicia social necesitamos un Estado y Empresas Públicas que nos
ayuden a hacerlo", dijo. El Primer Mandatario abogó "un Estado para los
ciudadanos y para el país, y consecuentemente Empresas Públicas al
servicio de sus dueños".
Vázquez realizó estas puntualizaciones en el marco
del acto de cierre del Encuentro de Directores de Empresas Públicas que
se efectuara en una de las 20 salas virtuales con las que cuenta el
país, ubicada en Ramón Masini 3014.
El Presidente aseguró que "el Estado que hoy tenemos
no sirve como herramienta de trabajo para impulsar el país productivo
que buscamos, por tanto tendremos que reformar el Estado que tenemos, no
partimos de cero por cierto, hay cosas rescatables, pero tenemos que
reformar el Estado para que sirva como herramienta real para impulsar y
llevar adelante el país productivo, generador de riqueza, de puestos de
trabajo genuino, y un Estado que nos ayude a llevar políticas de
justicia social, y de igualdad de oportunidades para todos los
uruguayos".
La actividad, realizada por segunda vez, tuvo el
objetivo de reunir a estos Directores, y que ellos se comunicaran con
los medios de comunicación a través del sistema de videoconferencia,
utilizando las salas virtuales de ANTEL. En la oportunidad estaban
presentes en la sala capitalina: la Presidenta de ANTEL, María Simón; el
Director de Radiodifusión Nacional, Sergio Sacomani; el Presidente del
Congreso de Intendentes, Julio Pintos, y autoridades nacionales,
mientras que los demás representantes de las Empresas Públicas
participaron desde el interior del país.
Los Titulares de estas Organismos realizaron un
balance de los logros alcanzados, los desafíos y perspectivas futuras en
materia de gestión para el 2007.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ
VÁZQUEZ, EN EL CIERRE DEL ENCUENTRO DE DIRECTORES DE EMPRESAS PÚBLICAS
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenos días para todos
ustedes, quienes están acá en este local, para mi amiga María Simón,
para mi querido amigo Saccomani, para el Presidente del Congreso de
Intendentes, autoridades nacionales y departamentales, señores
periodistas aquí presentes, pero también todos quienes desde todo el
territorio nacional nos están viendo.
Debo decir que es para mi muy grato realmente muy
grato acompañarlos aunque sea en este tramo final de este trabajo del
día de hoy que me parece muy pensante, muy positivo, muy justo y muy
necesario para la población, para que todos tengan un mejor conocimiento
con total transparencia de lo que se está haciendo a nivel de nuestras
Empresas Publicas.
Sé que desde hace tres horas y desde distintos puntos
del país, ustedes han mantenido un interesante diálogo sobre el Estado,
la gestión y las perspectivas de las Empresas Públicas. Todo esto en el
contesto de una acción del Gobierno Nacional que en tanto tal no solo
debe atender los asuntos del presente, sino que además debemos
proyectarnos hacía el futuro. Finalmente es bueno resolver los asuntos
del presente. Pero es muy importante y creo que es fundamental que nos
proyectemos hacía el futuro. Al fin y al cabo eso es gobernar y esta es
entonces nuestra obligación.
Lo otro, limitarse al presente es en el mejor de los
casos administrar bien, lo cual es necesario, pero sin duda que no es
suficiente.
Amigas y amigos, no es fácil agregar algo breve y
novedoso con relación a lo mucho e interesante que seguramente se ha
expresado en el transcurso de esta reunión, pero ya que tienen la
generosidad de recibirme permítame compartir con ustedes algunas
consideraciones: la primera es más bien una referencia a Albert Nock un
ensayista Estadounidense que en el año de 1935 publicó un trabajo
titulado nada más ni nada menos "Nuestro enemigo el Estado". Y en un
pasaje de su ensayo el autor sostiene que "el Estado -y estoy leyendo
textual lo que él sostenía- no es la entidad adecuada para el bienestar
humano".
No pretendo hacer un análisis de pensamiento y la
propuesta del autor reflejadas en esta cita, pero sí quiero decirles que
Albert Nock no aró en el agua, fue escuchado. Sus ideas fueron tomadas y
profundizadas por otros teóricos entre ellos Hayek, Popper y el
recientemente fallecido Friedman, y aplicadas en muchos países. Y el
nuestro no fue del todo ajeno a esa ola mundial y los resultados por
cierto están a la vista, en un lado y en otro. Y si las consecuencias de
esa ola en Uruguay no fueron tan devastadoras, como sí lo fueron en
otros países, ello se debe -recordémoslo porque la memoria es buena
cosa- a que la ciudadanía uruguaya defendió al Estado Uruguayo, defendió
a sus empresas por encima de banderías políticas, como debe ser, porque
el Estado y sus empresas son -como decía la ingeniera Simón- de todos
los uruguayos y para todos los uruguayos.
La segunda consideración que quisiera compartir con
ustedes está estrechamente vinculada a esta anterior -a la que acabo de
mencionar- y refiere al por qué de tal defensa, por qué defendimos
empecinadamente al Estado. Se podrá decir por tradición, y yo digo que
sí, por tradición. Una de las características del Uruguay del siglo XX
es la marcada intervención del Estado en la economía y en la sociedad,
nadie lo puede negar, hay toda una tradición. Pero además de esto,
también lo hicimos por convicción.
Los uruguayos sabemos que la sociedad no es un
mercado, que a la sociedad no la hacen los consumidores, sino los
ciudadanos -todos nosotros- y que el Estado es un actor que opera en
distintos ámbitos articulando el conjunto de la sociedad para garantizar
una base consistente de ciudadanía, promover -como debe ser- la igualdad
de oportunidades, prevenir y eliminar la desigualdad social y económica,
y ofrecer servicios públicos según criterio de eficacia y eficiencia.
Eficacia, que en este caso, en el caso de las
Empresas Públicas es sinónimo de universalidad, calidad, y oportunidad.
Y eficiencia, que significa eficacia al menor costo posible de acuerdo
con la tecnología disponible.
Amigas y amigos, hay también una tercera razón por la
cual los uruguayos defendimos nuestras empresas públicas, y es o son: la
voluntad de cambio y la confianza en el futuro.
Muchas veces dijimos que defender las Empresas
Públicas no significaba hacer la vista gorda ante sus insuficiencias, ni
declararle la guerra al mercado, porque las Empresas Públicas tenían y
tienen insuficiencias. Tienen patologías que hay que corregir, no nos
podemos hacer trampas al solitario, aún hoy las tienen, y eso hay que
mejorarlo. Tampoco podemos hacernos trampas al solitario, diciendo que
por Decreto solo funciona el Estado, y el mercado no sirve, o por el
contrario decirle que hay un mercado y le declaramos la guerra.
Lo hemos dicho hasta el cansancio: queremos un mejor
Estado y mejor mercado, cada uno cumpliendo las funciones para lo que
está. No lo escuchó quien no quiso escucharlo, pero dijimos muchas veces
y estamos actuando en consecuencia.
Esta jornada da cuanta de ello, de las intervenciones
de los Presidentes de Empresas Públicas debe surgir claramente que
estamos promoviendo cambios en esas empresas para que sus servicios sean
más eficaces, y eficientes. ¿Que aún queda un largo camino por recorrer?
Sí es cierto, somos los primeros en reconocerlo pero estamos en marcha.
¿Que algunas cosas van lentas, o salen mal? También es cierto; metemos
la parta como cualquiera, pero solo la pata, nada más que eso.
¿Que nada es fácil, ni gratis? También es cierto;
pero no hay resignarse a las dificultades, ni descargar los costos sobre
las tarifas.
Esta progresiva mejora en la eficacia, y la
eficiencia de los servicios públicos se enmarca en un proceso también
evolutivo de Reforma del Estado que a su vez está al servicio de un
proyecto de país; proyecto de país que conocemos como País Productivo. Y
el Estado que tenemos que llevar adelante tiene que estar adaptado a ese
país productivo.
El Estado que hoy tenemos no sirve como herramienta
de trabajo para impulsar el país productivo que buscamos, por tanto
tendremos que adaptar, tendremos que reformar el Estado que tenemos, no
partimos de cero por cierto, hay cosas rescatables, pero tenemos que
reformar el Estado para que sirva como herramienta real para impulsar y
llevar adelante el país productivo, generador de riqueza, generador de
puestos de trabajo genuino, y un Estado que nos ayude a llevar políticas
de justicia social, y de igualdad de oportunidades para todos los
uruguayos.
Y esto lo decimos porque el Estado no es un fin en sí
mismo, y porque este Gobierno asumió con un mandato preciso de la
ciudadanía uruguaya, trabajar entonces, por un Uruguay con desarrollo
productivo, como decíamos, y con justicia social.
Para construir ese Uruguay con desarrollo productivo
y justicia social necesitamos un Estado y Empresas Públicas que nos
ayuden a hacerlo. Necesitamos un Estado comprometido con la inclusión
social, un Estado que incluya aquellos sectores que hoy se encuentran
marginados en nuestra sociedad, un Estado que promueva la convivencia
democrática, pacifica, de diálogo, de encuentro entre todos los
uruguayos. Un Estado que regule las actividades estratégicas, un Estado
que incentive la innovación, y que dinamice la producción, y la apuesta
al trabajo.
En síntesis, uruguayas y uruguayos: un Estado para
los ciudadanos y para el país, un estado para las uruguayas y para los
uruguayos, y consecuentemente con esto, Empresas Públicas al servicio de
sus dueños, que somos todos nosotros sin distinción alguna.
Porque como decíamos anteriormente, la sociedad no es
un mercado; en los mercados hay quienes consumen más y quienes consumen
menos, pero en el Estado todos somos ciudadanos y todos valemos lo
mismo, y todos debemos ser iguales no solo ante la Ley sino
fundamentalmente iguales ante la vida.
Amigas y amigos, siento que no puedo cerrar mi
intervención sin hacer dos o tres referencias puntuales, una es a
ustedes Señoras y Señores, integrantes de los Directorios de las
Empresas Públicas, quiero reiterar aquí públicamente lo que les dije
días atrás durante una reunión de trabajo del Equipo de Gobierno, que
valoro y agradezco el entusiasmo y el esfuerzo y la inteligencia que
están poniendo en el desempeño de sus tareas, los frutos ya los estamos
viendo.
Reconocimiento que también hago extensivo a los
funcionarios, a todos los funcionarios de esas empresas públicas, por
ser hijo de un funcionario de ANCAP, porque lo ví en mi padre y lo viví
en mi casa, sé de los reclamos pero también del compromiso de los
funcionarios públicos; sé de las justezas y de las razones por las
cuales muchas veces los funcionarios públicos reclaman con justicia
determinados logros y sé también de los compromisos que muchos, la
enorme mayoría de los funcionarios públicos tienen para cumplir con sus
funciones y para cumplir con la sociedad uruguaya en su conjunto.
Me duele en el alma cuando a veces ante un mal
funcionario público -porque lo tenemos- se generaliza el concepto que
todos funcionarios públicos no quieren trabajar, que no tienen
compromiso, no es así. Y yo lo digo no sólo por lo que viví en mi muy
modesto hogar paterno, sino por lo que ví después en el desarrollo de
mis actividades en el sector público, en el Instituto de Oncología, en
el Hospital de Clínicas, cuando fui Intendente de Montevideo, ví como
muchos funcionarios de estos Institutos con la camiseta puesta
realmente, la camiseta celeste, la camiseta de todos los uruguayos, con
ahínco, con dedicación, con seriedad, con responsabilidad trabajaban
porque sentían el honor de ser funcionarios públicos. Ví de los otros
también y nos tomamos buen cuidado de llevar adelante las medidas que
hay que llevar en esos casos.
Pero no hay que generalizar y gracias también a los
funcionarios públicos que han hecho posible que sigamos avanzando en
estos cambios que pretendemos llevar adelante.
Otra mención que deseo hacer está referida a los
representantes de la prensa local que participan en esta
videoconferencia aquí y en todos los lugares del territorio nacional. A
ellos, a ustedes, a los trabajadores de los medios de comunicación
nuestro reconocimiento por la labor que cumplen. Yo sé, a veces más allá
de las diferencias, pero yo sé que no es fácil la profesión de
periodista, sin dudas. Y esto que voy a decir ahora entre paréntesis
debe ser tomado porque lo vamos a decir con mucho cariño, con mucho
afecto: si será difícil esta profesión de periodismo que nada menos que
Honorato de Balzac -que seguramente ustedes conocen el novelista francés
autor de esa obra monumental que es La Comedia Humana- reaccionaba ante
las críticas negativas a sus novelas que en la época le hacían los
medios de comunicación, los periodistas, él se enojaba porque lo
criticaban, después la historia se encargó de mostrar la grandeza de
este novelista francés, y se enojaba diciendo -él lo decía no yo, entre
comillas, voy a leer lo que él decía- "que la prensa es tan importante
que si no existiera no habría que inventarla", yo no lo digo, lo decía
Honorato de Balzac. Es difícil, tiene cierto origen canalla y un
pedigree regio, como suele decir el periodista español –no lo digo yo
tampoco- Juan Luis Cebrián, pero es imprescindible sin duda –y esto sí
lo digo yo- es imprescindible para el profundo y correcto funcionamiento
democrático de la sociedad. Por eso también agradecemos a la prensa, a
los trabajadores de los medios de comunicación su trabajo y el apoyo
permanente de llevar a la ciudadanía la información correspondiente,
como debe ser.
Por eso, apelando a ustedes como periodistas y
ciudadanos, expreso también mi reconocimiento a la ciudadanía del país,
y mi confianza en que juntos y paso a paso seguiremos avanzando.
Muchas gracias. |