12/12/06


LA FUNCIÓN POLICIAL DEBE SER SIEMPRE DE ALTA CALIDAD
“El cumplimiento de la misión asignada a la Policía se da como una función de naturaleza social y exige necesariamente brindar un servicio de la más alta calidad a su demandante, en este caso la comunidad”, dijo este martes el Director de la Escuela Nacional de Policía, Raúl Perdomo Rijo.

El jerarca habló en la ceremonia de egreso de la promoción “Saber, honor y saber” de Oficiales Subayudantes de la Policía, que con la presencia del Presidente de la República tuvo lugar en la sede del instituto, ubicada en el Camino Maldonado.

El acto se complementó con la irradiación del Himno Nacional, el relevo de banderas y escoltas, la entrega de premios, títulos, espadas y despachos, la toma del juramento de honor y un desfile del cuerpo de cadetes en honor a los oficiales egresados.

PALABRAS DEL DIRECTOR DE LA ESCUELA NACIONAL DE POLICIA, RAUL PERDOMO RIJO

DIRECTOR PERDOMO: Señor Presidente de la República, señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Hipólito Rodríguez Caorsi, señor Ministro del Interior, Dr. José Díaz, señores subsecretarios, señoras y señores legisladores, señor Prosecretario de la Presidencia de la República, señoras y señores embajadores, representantes diplomáticos ante nuestra República, señor Director General de Secretaría del Ministerio del Interior, señor Director de la Policía Nacional, señores Comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, autoridades nacionales, y departamental, señoras y señores directores nacionales, jefes y jefas de policía departamentales, señores oficiales superiores, jefes y subalternos de la Policía Nacional y de  las Fuerzas Armadas en actividad y retiro, señoras y señores profesores de la Escuela Nacional de Policía, familiares de cadetes de esta casa de estudios, damas y caballeros cadetes, personal de la Escuela Nacional de Policía, señoras y señores representantes de los medios de comunicación, amigas, amigos.

Estamos conmemorando hoy la culminación del curso de formación de oficiales subayudantes denominada “Saber, honor y deber”, y a la vez la finalización de la licenciatura en Seguridad Pública con la entrega de títulos. El cumplimiento de la misión asignada a la Policía se da como una función de naturaleza social y exige necesariamente brindar un servicio de la más alta calidad a su demandante, en este caso la comunidad.

La citada situación genera, entre otras acciones, que la visión de cada caso policial sea única. Por tanto no puede haber una acción operativa policial que sea atendida dentro de una rutina establecida. Por lo contrario demanda una atención especial y puntual para resolverla. Es conveniente señalar que la acción policial no sólo se produce después del hecho delictivo, sino aún con más énfasis, antes de éste, por lo que obliga a la opción de medidas activas y pasivas que se anticipen a la comisión de un delito, falta o trasgresión. Por lo tanto esta tarea demanda un esfuerzo e incluye aspectos de conducción  educación cívica ciudadana en el hábito policial.

Para lograr lo señalado anteriormente es necesario discernir que las personas seleccionadas para la función policial o funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, deben ser captados en función de sus cualidades humanas y a su vez deben ser convenientemente capacitados y formados para cumplir de manera inobjetable sus funciones, y que en ellas prevalezca más que nada el trato digno y humano para,  de esta manera, poder conseguir  el equilibrio entre la defensa, promoción y protección de los Derechos Humanos o fundamentales y la represión de las conductas antisociales.

La actuación profesional policial en la sociedad presenta un grado de desafío a quienes dedican su vida a la seguridad pública.

La dinámica de la vida en el ejercicio de la compleja profesión policial requiere entonces de una formación integral que configure en el cadete de Policía el carácter y la voluntad que lo haga capaz de emplearse con éxito en el desafío que le espera. Y estas capacidades se fundamentan en un código de valores que es necesario en quien desee ser oficial de Policía.

La disciplina personal, la lealtad, el valor, el entusiasmo, la verdad y la abnegación son sólo algunas de las virtudes con que, diaria y persistentemente, se va delineando la personalidad del futuro oficial y sus hábitos de vida, haciéndole comprender que la responsabilidad de sus actos y su perfeccionamiento -tanto académico, como espiritual y físico- son los elementos indispensables con los que podrá dar ejemplo a sus subordinados y ejercer correctamente el mando.

En el ámbito profesional, el cadete efectúa prácticas de comisaría, visitas profesionales a unidades y reparticiones policiales, realización de servicios diversos, como el operativo “Verano azul” en la temporada estival o el que recientemente terminó  con motivo de la Cumbre Iberoamericana y que fuera reconocido por las autoridades como un servicio de subido valor.

En otro orden la Escuela Nacional de Policía desarrolló en el presente ejercicio un programa de conferencias y seminarios de participación abierta, a representantes públicos y privados y estudiantes universitarios. Los objetivos de los encuentros fueron generar un espacio propicio para el aporte de conocimientos, intercambio de opiniones a la vez de motivar la elaboración de propuestas adecuadas a la realidad del ámbito en que cada uno desempeña sus actividades.

Entre los eventos destacados mencionamos el tema de la trazabilidad ganadera por su relevante actualidad, la necesidad de que la Policía Nacional tome conocimiento de la evolución e implementación de esta nueva estrategia y también por la importancia que tiene para el país todo y su repercusión en el ámbito rural policial.

El seminario denominado “Drogas: desafío y compromiso”, fue un desafío -en el sentido de reto- de dar batalla a las drogas ilegales y en el sentido de enfrentarnos a las dificultades con decisión, compromiso en el sentido de una obligación que contraemos todos en el sentido de la palabra dada y la fe empeñada, independientemente del rol que tengamos en la sociedad.

El viernes pasado finalizó en nuestra Escuela el primer curso desarrollado en el país, en el marco del convenio realizado entre el PNUD y el Ministerio del Interior, coordinado por el Centro Regional de Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (UNDIREC) y la Escuela Nacional de Policía en el que participaron representantes del Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Aduanas, Dirección de Recursos Naturales Renovables y Oficiales de la Policía Nacional.

Hemos recibido mucho de la comunidad internacional policial y de otras agencias gubernamentales y de otra índole en materia de capacitación nacional. Pero también las recibimos desde la Escuela Nacional de Policía. En ese sentido, y a través de un programa de extensión internacional participaron este año policías de Argentina, Brasil, Bolivia, Panamá, Paraguay y Perú en los cursos de comando y estrategia e instructores policiales.

En cuanto a las mejoras de infraestructura, deseamos señalar que el pasado viernes se inauguró la primera etapa de la obra destinada al alojamiento de participantes en los países de la región en los cursos que se impartan en temas vinculados al tránsito y tráfico ilegal de armas componentes y municiones, la construcción, a partir de febrero próximo, de la Escuela Nacional de formación del personal subalterno y cursos de pasaje de grado para el personal subalterno del área metropolitana.

Esta obra se financia con aportes que surgen del convenio realizado entre los gobiernos de España y nuestro país y que abarcan otras áreas de cooperación que se gestionan entre el Ministerio del Interior y la agencia española de cooperación internacional AS: la ejecución del complejo de polígonos y gimnasio con recursos provenientes de la Ley de Presupuesto. Disponer de esta infraestructura permitirá mejorar la calidad de la enseñanza policial y compartir con los policías de las diferentes categorías, jerarquías, escalafones y países que pasan por esta Escuela cuando la obra concluya en el orden de 2.500 participantes anuales.

En cuanto a las mejoras de las capacidades de la enseñanza policial, queremos destacar: mejora sustantiva en el diseño curricular de la Licenciatura en Seguridad Pública, al incorporarse en su cuarto año la dedicación total con el objetivo de orientar esta enseñanza a la adquisición de competencias profesionales entendidas como un conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y aptitudes; activa participación con los cadetes en la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos que desarrolla el programa de  la Facultad de Derecho denominado “Vivir en clave de DDHH”; integración a la red de entidades de enseñanza y organismos del Estado y cooperación con técnicos para el perfeccionamiento de los programas de cursos del personal superior a través de la Oficina Nacional del Servicio Civil y la Escuela de Funcionarios Públicos.

Para quienes egresan como profesionales de Seguridad Pública quiero compartir al Catedrático de Ética y Sociología  (Massimo) Teodori, quien define “profesión” como una actividad humana  habitualmente dirigida a un quehacer  concreto, útil y exigido por lo que el individuo, debidamente preparado, colabora al bien  común de la sociedad en que vive, al propio tiempo que encuentra en ella los medios de subsistencia adecuados, siempre bajo el control de la ley y/o controles propios de su trabajo específico.

Esta definición, muy completa, contempla todos los puntos clave que distinguen a una profesión, es decir, ser una actividad útil que exige preparación, técnica, que colabora al bien común, que ofrece un sustento al que la ejerce y que está controlada por la misma sociedad. Toda actuación profesional debe basar sus actuaciones y conducta en una serie de reglas éticas y principios morales básicos. Cada profesión tendrá su deontología. Por lo tanto, la deontología policial será el conjunto de deberes de los policías y sus normas morales o el  conjunto de reglas éticas que regulan el comportamiento profesional del policía.

El acceso al ejercicio de cargos  de oficiales o ayudantes que egresan de esta Escuela requiere en nuestro ordenamiento, de acuerdo a lo establecido por una larga tradición -y antes de posesionarse del primer destino- que el acto solemne de acatamiento a la Constitución y las leyes se lleve a  cabo con una fórmula ritual, simple, inequívoca e igual para todos.

Este juramento o promesa representa quizás uno de los momentos que como recuerdo perdurará por siempre en ustedes y que marca el fin de una etapa de formación y el comienzo de otra de actuación y crecimiento  profesional. Quiero agradecer el apoyo recibido de la Junta Nacional de Drogas, de la Oficina Nacional del Servicio Civil y su Escuela de Funcionarios Públicos, a la Universidad de la República y en particular a su Facultad de Derecho, así como las  Jefaturas de Policía y Direcciones Nacionales, que ayudaron con el cuarto año de la Licenciatura en el desarrollo de las pasantías.

Por último mi reconocimiento a las familias de los cadetes y de los oficiales que egresan, por ese permanente apoyo para quienes tienen que dar los mejores años de su juventud en el esfuerzo largo e intenso de su formación. Y que esta definida profesión les permita crecer como persona y contribuir con vuestro aporte a la construcción de una sociedad más humana, de justicia y prosperidad. Muchas gracias.

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