VÁZQUEZ: URUGUAY DISPUESTO A AMPLIAR MERCADOS
El Presidente Vázquez, dijo que en el 2007, el
Gobierno destinará a Salud, Educación, Infraestructura y Seguridad un
incremento de U$S 109 millones, en relación al 2006, pero con un
adicional de U$S 65 millones. Agregó que Uruguay trabajará por mayor
apertura comercial y superación de metas económicas.
Vázquez señaló que de esos U$S 65 millones, U$S 8
millones para Educación, U$S 20 millones a la Salud, U$S 20 millones a
la Seguridad Pública y U$S 17 millones a proyectos de diversos
Ministerios así como al INAU y al Poder Judicial.
El Presidente Vázquez, aseguró que el Uruguay se está
transformando en la puerta de entrada del MERCOSUR, pese a ser un país
pequeño que cuenta con 3.241.003 habitantes, de los cuales 1.500.000
viven en Montevideo, este bloque económico hay que mejorarlo ya que
tiene problemas como también los tiene la Unión Europea.
Uruguay es un país pequeño, fácil de implementar
nuevas estrategias, es un país fundamentalmente exportador, que tiene la
capacidad de poder instrumentar un entretejido social importante.
Es un país productor típico de elementos agrícolas,
ganaderos, proveedor de servicios como el turismo, forestación y realiza
esfuerzos para aumentar el conocimiento del cual ya es un fuerte
exportador.
Los desafíos, dijo el Presidente, se centran en
avanzar hacia nuevas industrias y mercados para que el átomo y los bits,
la producción y el trabajo, puedan desarrollarse basados en la
especialización, innovación y calidad.
Como médico, valoró que cuando se recibe un paciente
lo primero es establecer las funciones vitales, como el corazón y
cerebro, para luego realizar una recuperación.
En este sentido como Gobierno, dijo, la gestión se
basó en estabilizar las funciones vitales de un país en emergencia
social tras el colapso de 2002.
El pasado dos de marzo informó a la ciudadanía sobre
los 2 años de gestión del Gobierno. En esta oportunidad retomó lo que
quedó pendiente en aquella oportunidad.
En el 2006 se logró bajar el peso agobiante del ratio
deuda pública/PBI; se cancelaron créditos con organismos
internacionales. Se atendió mediante un Plan de Emergencia Social, a
300.000 uruguayos en situación de indigencia y pobreza extrema. Se
trabajó intensamente en la generación de de un clima favorable a la
inversión productiva, al trabajo de los uruguayos y a la inserción del
país en la región y en el mundo.
Además se trabajó intensamente en el desarrollo de la
institucionalidad democrática y la plena vigencia de las libertades,
derechos y responsabilidades ciudadanas.
Estas medidas están encomendadas por la ciudadanía a
través de la aprobación de un Plan de Gobierno presentado en las últimas
elecciones nacionales.
El Presidente Vázquez valoró que para el Uruguay que
deseamos tener y que podemos construir entre todos, "si bien aún falta
mucho yo creo que vamos bien", tal vez no para otro pensamiento pero
para el Gobierno sí.
Otros desafíos que se presentan son: profundizar la
recuperación económica y reflejarlo en la vida cotidiana de los uruguayos.
Para ello el Gobierno trazó como prioridad la
Educación, Salud, Infraestructura y Seguridad Interna y generar,
mediante políticas sociales, más cantidad y calidad de trabajo.
Hoy se delineó la Rendición de Cuentas para el año
2008, que se presentará fines de abril y principios de mayo al Poder
Legislativo y tiene otros números.
Este esfuerzo de todos los uruguayos aún es
insuficiente pero representa lo máximo dentro de las posibilidades en
las actuales circunstancias.
El Presidente Vázquez dijo que "magia no hacemos y
dinero nadie nos regala". Explicó que estos fondos adicionales surgen de
la más rigurosa política fiscal que se seguirá manteniendo hasta el
final del mandato.
Estos recursos se obtienen de la evolución favorable
de las variables económicas. En el 2006 el Uruguay creció por encima de
las proyecciones generando un superávit primario dentro de lo pautado y
el déficit fiscal se situó en los niveles más bajos de los últimos
tiempos, creció la tasa de empleo y disminuyó la tasa de desempleo a
valores de un digito.
Este manejo de la política económica asegura y
ratifica la vigencia del camino tomado para todo el período de Gobierno,
para el cual todavía queda bastante.
Los fondos disponibles, surgieron del ahorro en el
pago de intereses como consecuencia de la cancelación anticipada de
deuda con organismos internacionales, con dinero de los uruguayos, y de
la revisión de los acuerdos que el Uruguay mantiene con varios de éstos
organismos, además de mejorar la eficiencia de las oficinas recaudadoras
del Estado y de la confianza y el compromiso y esfuerzo de la sociedad
uruguaya en su conjunto.
Es tarea de Gobierno, prever el futuro y anticiparlo
en lo que tiene de previsible como prioridad de largo plazo en la
construcción del país mediante una estrategia de desarrollo productivo y
social. Los países son memoria pero también son proyectos, al futuro hay
que construirlo, y el Uruguay hay que construirlos entre todos.
El Uruguay del 2007 necesita un proyecto de sí mismo
en término de mediano y largo plazo. El uruguayo necesita una visión de
futuro compartido que lo convoque pero que, además, lo impulse y que lo
tome con entusiasmo.
Para construir el Proyecto de Uruguay del 2025, se
establecieron prioridades a mediano y largo plazo como el programa de
conectividad educativa de informática básica para el aprendizaje en
línea –Ceibal- para que cada escolar y maestro de escuela pública tenga
su propia computadora en el año 2009, porque la igualdad al acceso a la
información y comunicación es indispensable para la integración a la
sociedad siendo la revolución de la inteligencia.
Este proyecto de país requiere del Sistema Integrado
de Salud, porque la salud es un derecho humano fundamental para lo cual
el Estado debe responsabilizarse. Un sistema de salud nacional
integrado, público y privado, que privilegie la promoción y prevención
de salud.
Además es necesario aplicar una Reforma Tributaria la
cual comenzará el primero de julio, el cual impulsa la distribución más
equitativa de la carga tributaria, mejorar la eficiencia del sistema
tributario, estimular la inversión productiva.
Esta reforma simplifica el sistema tributario
eliminado 25 impuestos, de los cuales sólo cuatro son responsables de
recaudar el 80%.
Otro elemento es el Plan de Equidad en el cual se
promueve que la ciudadanía no solo es igual ante la Ley sino ante la
vida, otorgando equidad generacional, de género, territorial,
oportunidades y convivencia.
Para este proyecto de país se requiere una
transformación democrática del Estado, el cual consiste en mucho más que
racionalizar la estructura y gestión, sino hacerlo transparente,
eficiente y asequible en función del proyecto de país al servicio de la
ciudadanía.
Impulsar el Uruguay Productivo, el cual no es un
recurso publicitario, sino que implica generar trabajo, justicia social
y distribución de la riqueza. Es un compromiso de trabajo y una
estrategia de país.
Este proyecto se basan en cuatro pilares: otorgar un
contexto favorable a las inversiones productivas públicas, privadas,
nacionales y extranjeras con reglas de juego claras y estables. Adecuada
interacción Estado-Mercado.
Mejorar la infraestructura energética de conectividad
en la comunicación. Fomentar la inteligencia y el conocimiento mediante
la educación y la cultura porque el Uruguay requiere ciudadanos
formados.
Otra base es la política comercial y tecnológica
necesaria para la reconversión productiva apuntando a la innovación y el
conocimiento.
Nuestro país necesita mercados, con más y mejor
MERCOSUR. Nuestra economía pequeña necesita especializarse y necesita de
oportunidades, no privilegios, ni excepciones.
El Presidente abogó para que Uruguay transite hacia
el libre mercado. Que los grandes países comprendan la necesidad de los
países menores y que sus mercados se abran brindando posibilidades y
oportunidades a países como el nuestro.
La integración requiere flexibilidad y políticas
tecnológicas para apoyar empresas emprendedoras que cuentan con
proyectos innovadores.
En este sentido, Vázquez, se refirió a la creación de
la Agencia de Investigación e Innovación y la asignación a ésta de
presupuesto cercano a los U$S 120 millones para el quinquenio; estímulo
a la biotecnología; crecimiento y reconversión productiva.
PALABRAS DEL PRESIDENTE TABARE VAZQUEZ EN LA MESA
DE NEGOCIOS ORGANIZADA POR THE ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenas tardes para
todos ustedes. Muchas gracias por estar aquí presentes. Señor Martín
Pickering, analista senior para América Latina de The Economist,
autoridades nacionales, señores embajadores, invitados internacionales,
señoras y señores, amigas y amigos. Permítanme expresar nuestro
reconocimiento a The Economist por su iniciativa de realizar una mesa de
negocios con el gobierno de la República Oriental del Uruguay y de
agradecimiento a todos ustedes por participar en la misma.
Valoro la importancia de esta conferencia y, al
tiempo de compartir con ustedes mi optimismo respecto a sus resultados,
doy la más cordial bienvenida a Uruguay a todos los participantes que
llegan del exterior.
Espero que aquí entre nosotros, respirando esa
especie de aire habitual que es la sencilla pero sincera hospitalidad de
los uruguayos, se sientan como en su propia casa.
En primer lugar vamos a exponer gráficamente el
núcleo central de nuestra exposición -que brevemente haremos en algunos
minutos- para que ustedes tengan una idea primaria de los que queremos
exponer.
Ahí está ubicado el Uruguay en el mundo -por lo menos
aquí en América del Sur- con sus tres millones y monedas de habitantes.
Es un país que se está transformando fuertemente en la puerta de entrada
al proceso de integración regional denominado Mercosur, que hay que
mejorar este proceso, pero que es importante nadie lo niega, y que tiene
problemas, como vimos en los festejos de los cincuenta años de la
creación de la Unión Europea. También lo tuvo aquel proceso de
integración regional.
Uruguay es un país pequeño, fácil de implementar
nuevas estrategias. Es un país fundamentalmente exportador y que tiene
la capacidad de poner en marcha e instrumentar un entretejido social
bien importante.
Es productor típico de elementos agrícolas y
ganaderos conocidos internacionalmente. También desarrollamos
fuertemente, en este sector productivo, los servicios, turismo,
forestación, áreas o esfuerzo en aumentar el conocimiento. Uruguay es un
fuerte país exportador de conocimiento de software, y los desafíos que
tenemos es avanzar en nuevas industrias, en nuevos mercados, profundizar
la industria del conocimiento y hacer que en conjunto el átomo y los
bytes, la materia y el conocimiento, puedan desarrollarse para avanzar
en un país de producción y trabajo. Especialización, innovación y
calidad son los elementos que queremos desarrollar.
¿Cuáles son entonces las líneas de acción del
gobierno para los próximos tiempos?
Bien, amigas y amigos: según el Programa
oportunamente difundido, mi exposición estaría referida a los planes y
prioridades del gobierno. Y efectivamente estará referida a esa
temática, cuyo tratamiento -dicho sea de paso- tuve que omitir por
razones de tiempo en un informe a la ciudadanía que hice el pasado 2 de
marzo al cumplirse dos años del inicio de nuestra gestión de gobierno.
Para esta exposición retomaré lo que quedó pendiente
en aquella oportunidad. Pero no se alarmen: el pasaje suprimido no era
demasiado extenso, razón por la cual, para alivio de todos ustedes,
hablaré bastante menos de tres horas.
Amigas y amigos: ¿qué hacemos los médicos cuando
recibimos un paciente en una unidad de emergencia, en un CTI? Lo primero
que hacemos es tratar de estabilizar sus funciones vitales, que el
paciente no deje de respirar, que su corazón no deje de latir y que su
cerebro no se dañe. Esto es lo primero que intentamos hacer. Luego
vendrá lo demás, la recuperación, la evolución y el tratamiento de las
eventuales secuelas, pero lo primero es estabilizar este enfermo en sus
funciones vitales.
Y creo que salvando las diferencias, eso fue lo que
hizo nuestro gobierno durante el primer tramo de su gestión: estabilizar
las funciones vitales de un país que estaba en emergencia. Emergencia
social, sin duda, y bastante peor que el diagnóstico preliminar que
habíamos hecho de la misma. Pero también emergencia económica tras el
colapso del año 2002. Procedimos así en esta primera etapa, que se
extendió aproximadamente hasta mediados o por lo menos hasta el segundo
semestre del año 2006.
Se logró:
a) disminuir progresivamente el peso agobiante de la
deuda pública. Deuda externa que en su relación porcentual con el PBI
recibimos por encima de un 100% y hoy está algo así como 70, 70 y poco
por ciento de esa relación. Cancelamos deudas con organismos
multilaterales de crédito y reperfilamos el cronograma de vencimientos
de otras deudas. Aplanamos esos picos que tanto nos asustaban para el
cumplimiento de las obligaciones internacionales que teníamos cuando
llegamos al gobierno nacional.
b) paralelamente instrumentamos un plan de emergencia
social para atender las necesidades más acuciantes de unos 300 mil
uruguayos en situación de indigencia o pobreza extrema.
c) En estrecha relación con lo anterior, trabajamos
intensamente en la generación de un clima favorable a la inversión
productiva, al trabajo de los uruguayos y a la inserción del país en la
región y en el mundo. Todo ello y todo lo demás imposible de incluir en
esta intervención, en el marco del funcionamiento de la
institucionalidad democrática y la plena vigencia de las libertades,
derechos y responsabilidades ciudadanas.
Me interesa resaltar esto último, pues las mejoras
que comenzaron a expresarse ya como tendencia firme a mediados del año
pasado no son resultado de la acción del gobierno únicamente sino
también de la inteligencia, compromiso y voluntad de la sociedad
uruguaya en su conjunto.
El gobierno, obviamente, hizo, hace y hará lo que
tiene que hacer en el marco de sus competencias y de sus
responsabilidades, por supuesto de acuerdo a sus señas de identidad y al
mandato que la ciudadanía le encomendó cuando aprobó su programa de
gobierno en las últimas elecciones nacionales.
Pero las distintas expresiones de la sociedad
uruguaya -y ésta en su conjunto- también han sido protagonistas de este
proceso. Negarlo sería, además de ridículo y mezquino, temerario.
A dos años de haber iniciado nuestra gestión de
gobierno, podemos decir que para el Uruguay que deseamos tener; para el
Uruguay que es nuestro proyecto, para el Uruguay que se planteó este
gobierno y le planteó a la ciudadanía uruguaya y ésta lo aprobó, para
ese Uruguay que deseamos tener y que podemos construir entre todos, si
bien aún falta mucho, yo creo que vamos bien. Quizás no vayamos bien
para otro modelo de país, para otro proyecto de país, para otro
pensamiento de país. Pero para el que nosotros nos hemos propuesto yo
creo que vamos bien.
Y así como al avanzar en un camino se renuevan el
paisaje y el horizonte, en nuestro camino, el del Uruguay, el de su
gobierno, a medida que avanzamos, por cierto, como ustedes comprenderán,
se plantean nuevos desafíos.
¿Cuáles son los principales desafíos que tenemos
planteados como país y como gobierno?
Intentaré resumirlos en dos conceptos referidos, cada
uno de ellos, a una dimensión temporal. Ubiquémonos en el tiempo.
Uno, en el tiempo inmediato, profundizar la
recuperación económica y reflejarla más y mejor en la vida cotidiana de
nuestra gente. Mejorar la vida de la gente en sus aspectos más
cotidianos que son los más importantes, supone priorizar áreas tales
como educación, salud, infraestructura y seguridad interna. Y generar la
política social más importante que podemos generar, que es crear más y
mejores trabajos decentes para los uruguayos.
Y priorizar esos aspectos cotidianos de la gente, no
sólo explicitándolas -como estoy haciendo en este momento- sino también
instrumentando políticas concretas y eficientes que a su vez y entre
otros requerimientos necesitan recursos presupuestales.
Tal lo que haremos en 2007, destinando a las áreas
mencionadas los recursos establecidos en la Ley de Presupuesto Nacional
que suponen para este año un incremento de 109 millones de dólares
respecto al año 2006, pero además un adicional de aproximadamente 65
millones de dólares. A groso modo digamos que de esos 65 millones de
dólares, ocho se destinarán a la educación, 20 millones a la salud, 20
millones para seguridad pública y los restantes 17 millones se
destinarán a proyectos de diversos ministerios, así como al Instituto de
la Niñez y Adolescencia y al Poder Judicial.
Esto, reitero, para que quede bien claro para este
año 2007. Lo digo porque hoy precisamente estuvimos delineando la
Rendición de Cuentas para el año que viene y que presentaremos a fines
de abril o principios de mayo de este año al Poder Legislativo y tiene
otros números. Esto que acabo de decir es para el año 2007.
Sabemos que este esfuerzo -no del gobierno sino de
todos los uruguayos- aún es insuficiente, pero nos consta que representa
lo máximo dentro de lo posible en las actuales circunstancias. Claro
que, como dijimos antes de llegar al gobierno, magia no hacemos y dinero
nadie nos regala. Entonces, ¿de dónde salen estos fondos adicionales,
manteniendo la más rigurosa disciplina fiscal que seguiremos manteniendo
hasta el final de nuestro mandato?
Los fondos saldrán o salen:
a) de la evolución favorable de las variables
económicas por encima de las previsiones iniciales. En el año 2006, el
país creció por encima de lo que nos habíamos planteado. Creció 7% y
tuvo un superávit primario dentro de lo pautado. El déficit fiscal se ha
situado en los niveles más bajos de los últimos tiempos. Como
consecuencia de todo esto y de otros elementos, creció la tasa de empleo
y disminuyó la tasa de desempleo a valores de un digito. Reitero: en el
correr del último año.
Este manejo de la política económica lo aseguramos y
lo ratificamos para todo el período de gobierno que aún queda por llevar
adelante. Los fondos han surgido también del ahorro en el pago de
intereses como consecuencia de la cancelación anticipada de deuda con
organismos internacionales con dinero de los uruguayos. Y de la revisión
de los acuerdos que el Uruguay mantiene con varios de estos organismos.
Sé, como decíamos, del sobre-cumplimiento de las metas de superávit
primario de la mejora en la eficiencia de las oficinas recaudadoras del
Estado: DGI, BPS, Aduanas y -permítame reiterarlo- de la confianza, el
compromiso y el esfuerzo de la sociedad uruguaya en su conjunto.
Es de justicia entonces -creemos- retribuir esa
actitud. Retribuir especialmente a quienes la tuvieron y la mantienen a
pesar de ser los más postergados históricamente, los más desamparados,
los que más necesitan y que en no pocos casos ni siquiera tienen voz
para reivindicar sus derechos.
Pero como también es una tarea de gobierno prever el
futuro y anticiparlo en lo que tiene de previsible, este gobierno -y
este es el segundo concepto que intenta resumir nuestros desafíos- tiene
como prioridad de largo plazo la construcción de la Nación mediante una
estrategia de desarrollo productivo y social. Porque la Nación es lo que
nos une a todos por encima de la especificidad de cada uno. Porque los
países son memoria, es cierto, pero también son proyecto. Al futuro no
hay que esperarlo resignadamente. Al futuro hay que construirlo, y acá
en el Uruguay queremos construirlo entre todos.
Y construirlo desde el presente, porque al fin y al
cabo el presente es futuro que ya llegó.
A lo largo de su historia Uruguay tuvo varios
proyectos de país y algunos de ellos fueron francamente exitosos. No
sólo no tenemos reparos en decirlo sino que además lo decimos con
satisfacción. Otros fueron desastrosos, y eso tampoco hay que negarlo.
Pero los proyectos de país, por buenos y exitosos que sean, no son
eternos ni inmutables.
Uruguay hoy necesita un proyecto de sí mismo en
términos de mediano y largo plazo. El uruguayo, como cualquier pueblo
del mundo, necesita una visión de futuro compartido que lo convoque pero
que además lo impulse, que lo tome con entusiasmo.
Esa utopía concreta es inherente a la naturaleza
humana y es determinante para que las sociedades se organicen, funcionen
y se desarrollen democráticamente.
Un país que no sabe a dónde va no llega a ningún
lado. Un país sin objetivos es un país sin esperanza y un país sin
esperanza, sin confianza en sí mismo, es un lugar demasiado triste, pero
además demasiado peligroso.
Por eso, y aún sabiendo que definir cuantitativamente
el mediano y el largo plazo es materia opinable. El mediano y largo
plazo no son lo mismo en historia que en antropología, en medicina o
economía. Ni siquiera son lo mismo en las diversas etapas de la vida de
un mismo individuo.
Estamos pensando y trabajando para lo que llamamos
-tal vez por comodidad idiomática y sin duda alguna porque coincide con
el bicentenario de su Independencia- el Uruguay 2025.
Amigas y amigos: podría hablarles de ese Uruguay
2025, de ese proyecto, y ya lo haremos. Al fin y al cabo no falta tanto
para llegar a él. El tiempo pasa volando.
Pero teniendo en cuenta que falta bastante menos para
el 2008 y ya estamos en el 2007, me referiré brevemente a las
prioridades de gobierno nacional para el presente año. Prioridades que,
obvio es decirlo, no están divorciadas de la visión de mediano y largo
plazo mencionada anteriormente, ni de un contexto nacional, regional y
mundial multifacético y dinámico, ni son incongruentes con otras
políticas públicas en curso. Menciono entonces las prioridades para el
año 2007.
Primero, el título es muy pomposo, el concepto es muy
simple, pero es muy profundo: Programa de Conectividad Educativa de
Informática Básica para el Aprendizaje en Línea. La sigla es CEIBAL, o
más sencillamente “una laptop, un niño”. Que para el año 2009 cada
escolar uruguayo y cada maestro de escuela pública tenga su propia
computadora. Es mucho más que un esfuerzo presupuestal -que lo es sin
duda- pero que lo haremos con convicción, sin titubeos.
Es mucho más que un desafío tecnológico, que también
lo es, pero que estamos resolviendo con nuestras propias capacidades. Es
mucho más que un asunto curricular o pedagógico, que obviamente lo es.
Es mucho más que un hecho inédito en nuestra región, que también lo
será. Que cada escolar uruguayo, que cada docente, pero además su
entorno familiar, tenga una computadora, es la igualdad en el acceso a
la información y al conocimiento indispensables para integrarse a la
sociedad y para que esta funcione adecuadamente.
Llámesele como se quiera, esto es una transformación
profunda, una revolución en la inteligencia, la información y el
conocimiento. Y una revolución en la inteligencia, la información y el
conocimiento, ¡vaya si es revolución!. Es llegar hasta lo más profundo,
y si ustedes me permiten una figura un tanto alegórica, es llegar hasta
las raíces mismas de los árboles.
Segundo, prioridad para este año: Sistema Integrado
Nacional de Salud, porque la protección de la salud es un derecho humano
fundamental, para cuyo efectivo ejercicio el Estado -el Estado- debe
responsabilizarse creando condiciones para que toda la población tenga
acceso a servicios integrales de salud orientados por principios de:
equidad, continuidad, oportunidad, calidad según normas,
interdisciplinariedad y trabajo en equipo, centralización normativa y
descentralización en la ejecución, gestión democrática, eficiencia
económica, atención humanitaria y derecho del usuario a la decisión
informada sobre su situación.
Desde esta perspectiva promovemos cambios en los
modelos de atención, de gestión y del sistema de gastos y financiamiento
del sector como forma de construir un Sistema Nacional Integrado de
Salud, sistema integrado en lo público y en lo privado, con lo público,
con lo privado que el Uruguay tiene. Pero queremos un sistema de salud
nacional integrado, que privilegie la prevención y la promoción de
salud, el primer nivel de salud, lo estamos haciendo ya ahora con el
tema del sida y con el tema del dengue, que coadyuve a la mejor
coordinación de los servicios públicos y privados ya existentes, como lo
decíamos, que asegure mayor equidad, solidaridad y sustentabilidad del
sistema, mediante un fondo único administrado centralmente, el Seguro
Nacional de Salud.
Los proyectos de las leyes estructurantes de este
sistema fueron elaboradas por el Poder Ejecutivo y están actualmente a
consideración del Poder Legislativo.
Tercero: para este año -prioridad- aplicación de la
Reforma Tributaria, reforma que comienza a aplicarse el 1º de julio de
este año. Tras un extenso y complejo proceso de elaboración y propuesta
por parte del gobierno nacional y de análisis y decisión en el
parlamento nacional, el 27 de diciembre de 2006 el Poder Ejecutivo
promulgó la Ley 18.083, que introduce cambios sustanciales en el sistema
tributario uruguayo.
Con este instrumento legal buscamos: uno, promover
una distribución más equitativa que la que tenemos de la carga
tributaria, dándole mayor participación a los impuestos directos.
Dos, mejorar la eficiencia tributaria.
Tres, generar un adecuado estímulo a la inversión
productiva. Para ello, la Ley también prevé simplificar el sistema
tributario actual, que es altamente ineficiente. Hay más de 23, 24, 25
impuestos, de los cuales cuatro, aproximadamente, son los responsables
de recaudar el 80% o más de lo que se recauda por esta vía. Esto marca
claramente la ineficiencia del sistema que tenemos.
Racionalizar la base tributaria, introducir en el
Uruguay, introducir el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas,
implementar un enfoque, yo diría una fuerte cultura de responsabilidad
fiscal. No paga evadir: con este gobierno, evadir la responsabilidad
fiscal no paga.
Y esta ley, como decía, comenzará a regir el próximo
1º de julio y los organismos estatales competentes en la materia están
ajustando los detalles para que su puesta en práctica no genere ni
confusiones, ni distorsiones, ni alarmas de ningún tipo.
Confiamos en lo que desde el gobierno, en particular
desde el Ministerio de Economía y Finanzas, se está haciendo para que la
población tenga información adecuada sobre esta temática y así evitar
inconvenientes.
Confiamos también en la madurez cívica de todos
quienes de una u otra forma están involucrados en la Reforma Tributaria,
porque esto no es asunto del gobierno, no es asunto de este gobierno
solamente. Lo es del gobierno, pero también es asunto de los
contribuyentes, de empleadores y empleados, de comerciantes y clientes.
En fin: la responsabilidad fiscal es un compromiso ciudadano.
Cuarto, prioridad para 2007: Plan de Equidad. Con el
Plan de Emergencia Social, que atendió las necesidades y los derechos
básicos de casi 400 mil personas en situación de pobreza e indigencia,
la sociedad uruguaya ya demostró que es solidaria. En setiembre de este
año, como lo habíamos dicho, termina el Plan de Emergencia Social.
Ahora la sociedad uruguaya tiene que demostrar que es
igualitaria, que los uruguayos somos, no solamente iguales ante la Ley,
sino que también somos iguales ante la vida. Por eso el Plan de Equidad.
Equidad generacional, equidad de género, equidad territorial, equidad de
oportunidades.
La equidad, como valor y principio de convivencia
pero también como factor de desarrollo, como construcción ciudadana y
democrática de la Nación. Claro que una construcción de este tipo
también requiere recursos financieros que no sobran, pero que tampoco
mezquinaremos.
La equidad es un valor irrenunciable e innegociable y
el Plan de Equidad también. Este gobierno tiene un fuerte compromiso
para llevar adelante, y ya lo está haciendo con ese Plan de Equidad. Un
ejemplo, la reforma impositiva. Otro ejemplo, una laptop por niño.
Quinto, transformación democrática del Estado. Se ha
hablado mucho de la Reforma del Estado. A nosotros nos importa. Queremos
y vamos a llevar adelante una Reforma del Estado. Pero queremos ir un
poco más allá de una simple reforma administrativa del Estado. Queremos
ir a una transformación democrática del Estado. Queremos modernizar el
Estado uruguayo.
Esa transformación democrática del Estado es mucho
más que racionalizar la estructura y más que mejorar la gestión de ese
archipiélago de unidades, oficinas, departamentos, divisiones,
ministerios, entes, organismos descentralizados, que es el Estado
uruguayo. Tenemos que racionalizar esa estructura y mejorar su
funcionamiento. La transformación democrática del Estado va mucho más
allá de eso.
Por cierto, es importante racionalizar esa
estructura, hacerla más asequible, transparente y eficiente, y lo
estamos intentando. Pero no perdamos de vista lo evidente: el Estado no
es un fin en sí mismo. El Estado ha de estar en función de un proyecto
de país y al servicio de la sociedad en su conjunto.
No es posible, o por lo menos sería inocuo,
democratizar el Estado sin democratizar la sociedad. Por eso en nuestra
agenda del año 2007, si bien no soslayamos los aspectos que hacen a la
reforma administrativa del Estado y muchos aspectos, van a ir
seguramente incluidos en la próxima Rendición de Cuentas. Priorizamos la
descentralización y participación ciudadana como aspectos sustantivos de
una auténtica transformación democrática del Estado. Descentralización y
participación que requieren un adecuado andamiaje legal, pero que
también necesitan un correcto funcionamiento de las instituciones
básicas del Estado, un franco fortalecimiento de la sociedad civil y
obviamente, consensos políticos y sociales, los más amplios y profundos
posibles, que buscaremos con mucha fuerza.
Como es de público conocimiento, hace pocos días el
Consejo de Ministros analizó esta temática y adoptó una serie de
resoluciones que ya se están instrumentando.
Amigas y amigos, a las cinco prioridades mencionadas
anteriormente debe agregarse otra, la sexta, que deliberadamente he
dejado para el final: el Uruguay Productivo, el Uruguay que produce, que
genera riqueza, que genera puestos de trabajo genuinos, que distribuye
con justicia social esa riqueza.
Y aún a riesgo de resultar reiterativo -seguramente
para muchos de ustedes que ya me lo han escuchado decir- permítanme
decir que la expresión Uruguay Productivo no es una ficción, ni una
expresión de deseos, ni un recurso publicitario.
El Uruguay Productivo es una propuesta programática,
un compromiso de gobierno y una estrategia de país, estrategia que
desarrollamos sobre cuatro pilares.
Dado que los señores Ministros y el presidente del
Banco Central participarán en las sesiones de mañana, se referirán más
exhaustivamente a estos pilares. Yo me limitaré a enunciarlos.
Uno: un contexto favorable a la inversión productiva,
a la inversión privada y a la inversión pública, a la inversión privada
extranjera y a la inversión privada nacional. Un contexto favorable. El
país necesita inversiones dirigidas hacia el sector productivo.
Para que ese contexto favorable sea apreciado tenemos
que hacer lo que hemos venido haciendo en estos años, que ha demostrado
en la práctica cómo han crecido las inversiones del sector privado en el
Uruguay. Es decir: una programación macroeconómica equilibrada y
consistente, reglas de juego claras, muy claras y estables, una adecuada
interacción entre Estado y mercado, es decir, un mejor Estado y un mejor
mercado.
Dos: una infraestructura energética física de
conectividad y comunicaciones indispensables para producir más y mejor.
Veamos lo que se está trabajando sobre los puertos, sobre los
ferrocarriles, sobre las carreteras. Sobre todo teniendo en cuenta el
desarrollo de la producción forestal y de la industria forestal que la
explotará en los próximos meses con una importante acción positiva sobre
la economía uruguaya.
Tres: la inteligencia y el conocimiento, la educación
y la cultura, porque para producir más y mejor hay que disponer de la
capacidad humana necesaria para ello. La inteligencia es un don que hay
que cultivar. He ahí la educación. Pero aún así no es suficiente. Para
que un país progrese no basta con que tenga buenos técnicos, también
necesita buenos ciudadanos. He ahí la ciudadanía como hecho cultural.
Y cuatro: un sistema de política comercial,
tecnológica y de incentivos al crecimiento y a la reconversión
productiva. El Uruguay no puede producir todo, se tiene que
especializar. Y el Uruguay tiene que competir con calidad y apostar
fuerte a la innovación y al conocimiento.
¿Qué quiero decir con política comercial? Lo que
todos sabemos: que la economía uruguaya es pequeña, que por lo tanto ha
de ser especializada, que para ello debe importar bienes y servicios,
que también exporta bienes y servicios, y que necesita mercados.
Necesita mercados.
En tal sentido, y para decirlo con pocas palabras:
más y mejor Mercosur. Estamos en la región. No nos podemos ni queremos
ir de ella. Necesitamos de este proceso de integración, pero hay que
mejorarlo. Pero también queremos buenas oportunidades, más allá del
Mercosur.
Y enfatizo en la palabra “oportunidades”, pues el
Uruguay no pide privilegios ni reclama excepciones: quiere
oportunidades. Queremos realmente que transitemos hacia el libre
mercado. Queremos que los grandes países, las grandes potencias,
comprendan la necesidad que tienen los países de economías menores de
que sus mercados se abran, dando igualdad de posibilidades y de
oportunidades a países como el nuestro.
Al Uruguay se le ha dicho -y a los países del mundo
subdesarrollado- por parte de los países del mundo desarrollado, que no
hay que subsidiar, que no hay que llevar adelante políticas
proteccionistas, que hay que abrir sus mercados.
Y así lo hicimos. Hemos abierto nuestros mercados. No
subsidiamos, no llevamos adelante políticas proteccionistas.
Pero aquellos grandes países que nos piden esto, sin
embargo hoy mantienen niveles de cuota, de subsidios o de aranceles que
hacen difícil que podamos tener las oportunidades que pedimos.
Los uruguayos queremos trabajar, queremos producir y
queremos ganarnos la vida con nuestro trabajo, pero necesitamos
mercados, necesitamos oportunidades.
Y este gobierno no renuncia a su soberanía en cuanto
a decidir los caminos que seguirá para ampliar estos mercados, más allá
del proceso de integración regional. Con seriedad, con responsabilidad,
con calma, pero sabiendo que este es un objetivo real que nos hemos
planteado. Y queremos consolidarlo con hechos concretos y no con
aventuras que nos puedan llevar a que demos hoy un paso adelante para
mañana tener que dar dos hacia atrás.
Esto que acabamos de decir lo podríamos llamar de
otra manera: apostamos al regionalismo abierto, a la integración con
flexibilidad en la posibilidad de negociar por parte de países de
pequeñas economías, como son en este caso Uruguay y Paraguay.
Así lo hemos planteado, y no creemos que sea un
planteo extravagante.
¿Qué quiero decir con “política tecnológica”? Tampoco
es novedad que en esta materia, como en otras, hay que apoyar a las
empresas, a los emprendedores y a los proyectos productivos innovadores,
que hay que apoyarlas para que sean cada día mejores. Esto no es
asistencialismo, esto es desarrollo. Así lo han asumido otros países y
muchas empresas en el nuestro.
Y estamos en esa senda: la creación de una Agencia de
la Investigación y la Innovación y la asignación a ésta de un
presupuesto cercano a los 120 millones de dólares para el quinquenio, es
muestra de ello.
No es la única, por cierto. Otra, por citar una más,
son los estímulos a la biotecnología y a las tecnologías de la
información contemplados en la Reforma Tributaria antes mencionada.
Finalmente, el incentivo al crecimiento y a la
reconversión productiva. Ello significa especialización, innovación y
calidad, porque nadie es bueno en todo, y los países tampoco.
En este aspecto, uno de los desafíos que tenemos
planteados es buscar nuevas ventajas comparativas e innovar en las que
ya tenemos.
Amigas y amigos: me he extendido ya demasiado. Pero
quiero decirles que, desde mi modesto punto de vista, las cosas no
suceden porque sí. Que esta actividad se realice hoy y aquí no es
casualidad, como tampoco lo es la participación de todos ustedes en
ella.
Los aquí presentes tenemos identidades nuestras,
propias. Tenemos también responsabilidades y tenemos compromisos, que
son en buena medida intransferibles, aunque no incompatibles. Tenemos
también la oportunidad de demostrarlo.
Yo creo que Uruguay es esa oportunidad; pero además
creo en la sociedad uruguaya, porque creo en su gente, y que este
Uruguay merece esa oportunidad.
Y yo, como Presidente, pero sobre todo como ciudadano
de la República Oriental del Uruguay, estoy seguro de que esta
conferencia marcará un mojón en ese desafío. Muchas gracias. |