11/04/07


VÁZQUEZ: EN EL MUNDO ACTUAL, NADA JUSTIFICA EL AISLAMIENTO
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, preconizó ayer la integración ante el senado chileno al expresar que “en el mundo actual, nada justifica el aislamiento o la lejanía”. Agradeció distinciones recibidas y apuntó que “el que las merece más que nadie es el pueblo uruguayo”.

PALABRAS DEL PRESIDENTE TABARE VAZQUEZ EN EL PARLAMENTO DE LA REPUBLICA DE CHILE

PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor Presidente del Senado, Ingeniero Eduardo Frei Ruiz Tagle, señor Presidente de la Cámara de Diputados, doctor Patricio Walker, señoras y señores legisladores, autoridades de ambos países aquí presentes, señores embajadores, amigas y amigos, queridos hermanos del pueblo chileno.

Mis palabras van a resultar realmente muy opacas al lado de las brillantes expresiones de quienes tan ilustremente me han precedido en el uso de la palabra.

En sus últimas palabras, señor Presidente, recordaba las expresiones de nuestro prócer, el general José Gervasio Artigas, un profundo republicano, federalista, que soñaba con la “patria grande, latinoamericana”, pero no del imperio latinoamericano, sino de la Federación de Naciones Latinoamericanas cuando decía: “nada podemos esperar que no sea de nosotros mismos”.

Y usted lo expresó brillantemente,  señor Presidente del Senado, don Eduardo Frei. Y sé que también mis palabras van a quedar opacas, no sólo por las brillantes expresiones de ustedes, sino porque… y ustedes me permitirán en este momento expresarme más como un médico que como un político, un médico que ha transitado casi 40 años caminando por ese pretil que separa la vida de la muerte por nuestra especialidad, expresarme como un profundo enamorado de la vida; profundo enamorado de la vida y de todos estos dones que hemos recibido.

Y mis palabras van a quedar opacas ante tanta belleza natural que nos rodea, yo no sé si ustedes son…, yo creo que sí que son conscientes y además capaces de captar la enorme belleza natural que nos está rodeando en este momento. Esas sierras, estos montes y ese mar que nos rodea, tiene una expresividad tal que sólo se opaca por la calidad humana del pueblo chileno, que nos ha recibido en estos días y que yo agradezco profundamente.

Pero de cualquier manera quiero decir unas pocas palabras, pero creo suficiente para reiterarles que ha sido muy emotivo para mí visitar el Congreso de Chile. Para quienes somos apasionados además de la vida, somos apasionados de la libertad, creemos en la democracia, no como un sistema político sino como un modo de vida, como un estado de la sociedad y confiamos en la sociedad, siempre es emotivo visitar esta Institución que expresa la voluntad ciudadana.

Y es especialmente emotivo para quienes padecimos gobiernos que clausuraron parlamentos y persiguieron parlamentarios. Chilenos y uruguayos tenemos experiencia en esa materia, experiencia que nunca más queremos vivir. Un nunca más para el cual la institución parlamentaria es un pilar fundamental.

Ha sido emotiva, sin duda, esta visita. Pero también ha sido muy grato ser recibido por los presidentes de ambas Cámaras y compartir este almuerzo con todos ustedes, y es un honor, un gran honor, recibir la distinción que ustedes tan generosamente me han entregado. Se los agradezco en lo que me es personal, pero se los agradezco también y fundamentalmente, en nombre de la República que presido por mandato ciudadano. Se los agradezco en nombre del pueblo uruguayo que es quien realmente -créanme- se merece recibir esta distinción que ustedes me han otorgado. Porque al fin y al cabo, los mandatarios, contrariamente al sentido que a menudo se le asigna a la palabra no mandamos, sino que cumplimos el mandato de la gente que en el marco del funcionamiento democrático de la sociedad, expresa soberanamente su voluntad. Por encima de los mandatarios están los mandantes y a ellos nos debemos.

Amigas y amigos, esta es la última intervención que hago en el marco de la visita de Estado que está terminando, ya que en pocos minutos emprenderé el regreso a mi país, pero no quiero despedirme de ustedes sin decirles que retornamos a Uruguay agradecidos, enriquecidos y cargados. Permítanme usar la primera persona del plural pues deseo también expresar el sentimiento de todos los integrantes de la delegación de Uruguay en esta visita de Estado. Agradecidos, por la sincera hospitalidad con que nos han recibido. Enriquecidos, por el cálido afecto que nos han demostrado. Y cargados, pero no me refiero a las tan importantes distinciones y condecoraciones recibidas. Me refiero a que volvemos a Uruguay cargados de confianza en la posibilidad  de un futuro mejor para nuestros países, cargados de ideas y compromisos para, desde nuestras respectivas identidades, construir juntos ese futuro común.

Volvemos, para recibirlos en Uruguay, con la misma hospitalidad y el mismo afecto con que ustedes nos han recibido aquí. Volvemos, pero seguramente como ya varias veces lo hemos hecho, regresaremos. La cordillera sencillamente es impresionante como expresión de la naturaleza, pero no puede separarnos. En el mundo actual no hay razón que justifique el aislamiento o la lejanía. En nuestra identidad no hay lugar para la indiferencia y la resignación. Nada puede impedir que Uruguay y Chile sean países hermanos ni puede ser un obstáculo en el inalienable derecho de nuestros pueblos a la prosperidad y a una vida digna para toda nuestra gente. Muchas gracias y hasta pronto.

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