VÁZQUEZ: SIN CAMBIOS NI ADAPTACIÓN, LA VIDA NO SERÍA POSIBLE
El presidente de la República, Tabaré Vázquez,
elogió el trabajo de las comunidades salesianas a favor de los sectores
menos favorecidos de la sociedad y señaló que “sin cambios ni adaptación
la vida no sería posible”, al evocar los tiempos de su adolescencia en
la zona de La Teja.
El mandatario concurrió ayer martes al acto con el que el colegio
Maturana celebró sus cien años de trayectoria.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
EN EL ACTO DEL CENTENARIO DEL COLEGIO Y LICEO MATURANA
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor director del Colegio
Maturana, señores sacerdotes salesianos, docentes, personal
administrativo de esta casa, padres de alumnos, alumnos, ex alumnos,
amigas y amigos. Voy a ser extremadamente breve porque la estrella de la
noche es el festejo, la conmemoración de los 100 años de esta casa, de
Maturana, de esta casa querida de Maturana.
Sin embargo, aún haciendo honor a esa brevedad, no
resisto la tentación de expresar algunos sentimientos.
Al inicio de mi carrera de medicina, uno de los
hechos que más me impresionó fue cuando se nos enseñaba el fenómeno de
adaptación de series, que nos demostraba que en la vida es cambio y
adaptación y que sin cambio y adaptación la vida no sería posible.
Cuando escuchaba las expresiones del padre director,
en cuanto a esa explosión de vida que vimos en estos niños, que vimos en
esa foto, que son el prólogo del futuro, recordaba esta enseñanza que
recibí en mis primeros años de la carrera médica y cuando veía pasar los
años me parecía mentira ver lo que hoy vimos, con tan hermosas niñas
bailando en este escenario, alumnas de este colegio y lo que nosotros
vivimos cuando no éramos alumnos del colegio “La Divina Providencia” de
La Teja, porque fuimos a la escuela pública de la zona, pero sí nos
sentimos, porque así nos enseñaron ex alumnos salesianos, porque
concurríamos al oratorio festivo de los salesianos de La Teja, donde era
el único lugar que podíamos jugar al fútbol con una pelota de cuero y
donde nos hicieron también sentir que quienes íbamos al oratorio festivo
teníamos los mismos derechos, las mismas obligaciones y recibimos la
misma educación que quienes sí iban al colegio salesiano de esa época.
Y en ese colegio salesiano de La Teja conocí a un
sacerdote que yo creo que fue vanguardista en esto que estuvimos viendo
hoy, en estos cambios, en esta adaptación que ha sufrido la educación en
un colegio salesiano y creo hablarlo con propiedad.
Fue quizás el primero que esbozó -por lo menos en
aquel colegio- la posibilidad de trabajar juntos niñas y niños, jóvenes
mujeres y jóvenes hombres, adolescentes niñas y adolescentes varones,
que también creo fue docente de este colegio. Me refiero a ese hombre
que vistió esa vestimenta talar, también con esa túnica negra, unas
alpargatas negras y una pobreza enorme, pero un corazón muy grande que
se llamó padre Eduardo Berruti que creo que ustedes también conocen.
Y bien: hoy me siento profundamente agradecido por
esta enorme distinción que ustedes me han hecho al invitarme a esta
fiesta, por entregarme este obsequio tan valioso al que tanto aprecio y
valoro, felicitarlos por estos 100 años y desearles realmente que sean
muchísimos años más la labor salesiana, no sólo aquí en Maturana. Sí en
Maturana, pero también en todo el país y sobre todo en los barrios más
pobres y más humildes de nuestro país. |