GOBIERNO DEBATE Y PROYECTA LA REFORMA DE LA
SEGURIDAD SOCIAL
La conferencia "Reflexiones luego de dos décadas de
reformas de la región" dio comienzo al "Diálogo Nacional sobre Seguridad
Social", del que participarán representantes iberoamericanos que
compartirán experiencias obtenidas con las reformas en seguridad social
implementadas en sus países, durante las últimas dos décadas.
En el marco del Diálogo Nacional sobre Seguridad
Social, inaugurado por el Presidente Tabaré Vázquez, la semana pasada,
se realizó hoy la conferencia denominada "Reflexiones luego de dos
décadas de reformas en la región", organizada por la Comisión Sectorial
de Seguridad Social y la UDELAR, con el apoyo del Sistema de las
Naciones Unidas en Uruguay y la Agencia Española de Cooperación
Internacional (AECI).
La apertura estuvo a cargo del Sub Director de la
Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Conrado Ramos, quien excusó la
ausencia del Director de la Oficina, Enrique Rubio, por motivos de
salud. Inició su exposición recordando las palabras del Presidente
Vázquez, cuando expresó la necesidad de crear un Sistema de Seguridad
Social.
Ramos reflexionó sobre la importancia que tiene este
tipo de encuentros, donde la comparación de estudios y de experiencias
es básica para pensar en posibles cambios. Agregó que los procesos de
reforma de la seguridad social no deben ser pensados desde esquemas
ideales, sino que tienen que tener en cuenta las historias dependientes
y las matrices históricas de los Estados, por eso, es bueno trabajar
sobre otras experiencias. Cuando el gobierno, en consulta con los
actores de la sociedad civil, diseña políticas de reforma, deben ser
pensadas sobre esquemas realistas de políticas, donde es fundamental
cuáles son los actores y los intereses involucrados con los que deberá
negociar, para proponer una matriz de política determinada.
En este sentido, expresó su agrado por el inicio de
este análisis que permitirá seguir avanzando hacia una agenda de futuro,
donde se deberá pensar cómo articular y asistir a una cobertura de
riesgo que ya dejó de ser tradicional, porque las vulnerabilidades se
fueron deslizando, evitando, al mismo tiempo, las dicotomías entre las
políticas asistenciales y las universales. Asimismo, aseguró que la
estrategia de reforma del sistema de protección social deberá ser
pensada desde esta matriz de pensamiento.
El Coordinador Residente de las Naciones Unidas y
Representante Residente de PNUD en Uruguay, Pablo Mandeville, se refirió
a los principales problemas y desafíos en la seguridad social existentes
en América Latina: baja cobertura; inadecuada definición de prioridades;
financiamiento insuficiente inestable y procíclico; deficiente desempeño
institucional y altas desigualdades e inequidades, especialmente en
materia de género y de categorías ocupacionales. En este sentido, centró
sus apreciaciones en los desafíos en cobertura, financiamiento y
desigualdades.
Explicó que la baja cobertura, se debe mayormente al
proceso de informatización y precarización del mercado de trabajo,
porque según las cifras existentes al respecto, la población asalariada
formal es cada día menor y el crecimiento económico que experimenta la
región no contribuye a un incremento significativo del empleo
asalariado. En cuanto al financiamiento, dijo que es producto del
envejecimiento de la población y de las limitaciones del régimen
contributivo, en el marco de la precarización del mercado de trabajo.
Mandeville indicó que con el objetivo de superar
estos problemas, varios países latinoamericanos introdujeron a partir de
1981, reformas estructurales en sus sistemas de seguridad social, dentro
de las cuales se incluyeron cambios en cuanto al régimen de
financiamiento con participación total o parcial de cotizaciones de
capitalización y con la administración privada de los fondos de
pensiones, modificaciones a los parámetros regulatorios como la edad de
retiro o las tasas de cotización. Destacó que estos sistemas reformados,
obtuvieron básicamente una naturaleza mixta.
Por otra parte, dijo que las fuentes de
financiamiento de la seguridad social basadas en criterios contributivos
son limitadas y debido a las restricciones para afrontar todos los
gastos con recursos de contribuciones, estos sistemas incorporan cada
vez más el financiamiento a partir de impuestos generales.
Una de las principales justificaciones utilizadas
para realizar las reformas de los años 80, fue la necesidad de
introducir un vínculo más estrecho entre cotizaciones y beneficios,
logrando que las cuentas individuales dieran origen a una creciente
cobertura, porque las personas experimentarían mayor responsabilidad e
incentivos para aportar al sistema con continuidad. Pero, luego de años
de haber implementado estas reformas, se concluyó que los sistemas
reformados no trajeron el aumento esperado de la cobertura y una de las
principales razones fue, que el haber supuesto que los trabajadores
tendrían empleos largos y estables y que su proceso de jubilación sería
normal, no fue acertado, ya que el segmento informal del mercado de
trabajo emplea actualmente alrededor de la mitad de la fuerza laboral de
la región con contratos precarios.
Las reformas promovidas durante la década del 90 se
caracterizaron por centrarse en dos importantes pilares, el sistema
público de reparto y el individual de capitalización. En el régimen
público, se establecen tasas de retribuciones sujetas a contribuciones
previas al retiro, y en este sentido, las diferencias de las
prestaciones entre hombres y mujeres surgen por las distintas edades de
retiro o por las diferencias experimentadas en la trayectoria individual
de cada trabajador. Esto se traduce en que las mujeres se veían
beneficiadas debido a la mayor expectativa de vida que los hombres. Lo
contrario ocurre con los sistemas de capitalización individual, porque
al dividir el ahorro generado, entre los años supuestos de vida, una vez
jubiladas las mujeres, reciben pensiones más bajas que los hombres,
debido a su mayor esperanza de vida.
En este sentido, Mandeville propone considerar este
punto en estas instancias de debate que comienzan hoy sobre la seguridad
social.
Finalmente, el jerarca concluyó que los problemas
centrales de los sistemas de seguridad no giran entorno a la modalidad
de la administración de los fondos de pensiones y jubilaciones, sino que
al igual que 25 años atrás, sigue siendo necesario centrarse en cómo
aumentar la cobertura del sistema de pensiones en un contexto de
progresiva precarización e informalización del mercado de trabajo y en
cómo financiar el sistema dada esta precarización y el envejecimiento de
la población, así como también estudiar cómo eliminar las actuales
desigualdades, en especial en materia de género.
El Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del
Reino de España en Uruguay, Fernando Valderrama y de Pareja, hizo uso de
la palabra recordando la fecha del 15 de junio como la recuperación de
la democracia en España, tras una larga dictadura de 36 años.
A continuación, destacó la contribución española en
este proyecto, en el marco del apoyo que brinda la Agencia Española de
Cooperación Internacional para la gobernabilidad en América Latina, que
refleja la apuesta de la cooperación española en Iberoamérica y la
reforma del sistema de Naciones Unidas en Uruguay, considerado país
piloto en América Latina para esa reforma.
En este sentido, Valderrama dijo que existen otros
tres proyectos aprobados para Uruguay, destacando el aporte de 528
millones de euros, realizado por España en año pasado al Sistema de
Naciones Unidas, para el cual se están elaborando y concretando otros
proyectos. Subrayó que es con el objetivo de promover el diálogo, que la
Agencia Española de Cooperación Internacional promueve y participa en
este Diálogo Nacional sobre Seguridad Social.
Cerrando la apertura, el Rector de la Universidad de
la República, Rodrigo Arocena, hizo uso de la palabra enfatizando en la
importancia que tiene esta actividad para la Universidad y destacó que
Uruguay vive una ocasión única de avanzar hacia un nuevo desarrollo, que
en sus 50 años de vida jamás presenció.
Señaló que la Universidad espera colaborar con este
proceso de diálogo, porque este nuevo desarrollo por el que atraviesa
Uruguay, se basa naturalmente en una comprensión afinada de lo hecho
bien y mal y de las largas discusiones latinoamericanas en cuanto al
papel del Estado y del mercado. En este sentido, Arocena aseguró que el
nuevo proceso de desarrollo se da desde la suma de los actores;
reflexionó en cómo incorporar a los sectores pasivos como actores del
desarrollo, desde una contribución ciudadana, desde lo que han aprendido
y pueden enseñar. En este contexto, destacó que la Universidad apoya los
grandes diálogos que ha protagonizado Uruguay, sobre temas como la
educación, la defensa y ahora la seguridad social, entre otros. Agregó
que el diálogo, a pesar de ser una perspectiva de conflictos generada
por intereses, experiencias y visiones distintas no es problema para la
democracia. Asimismo, el rector dijo que el problema no es el conflicto
en sí, sino los bloqueos y todavía en el país existen bloqueos que,
impulsando diálogos como este, tal vez se puedan eliminar. |