VÁZQUEZ: "SE NOS DEBE RESPETAR COMO NUESTROS PUEBLOS
MERECEN”
“El Uruguay no se resigna al MERCOSUR de la retórica
protocolar, de las fotos oficiales, de los postulados que no pasan de
eso, del “no pasa nada” o del “mejor que no pase nada”, expresó ayer
jueves el Presidente de la República, Tabaré Vázquez, ante la Unión
Industrial Paraguaya.
En el marco de su visita a Asunción para
recibir hoy viernes, en nombre de Uruguay, la Presidencia pro Tempore
del MERCOSUR –que el país desempeñará durante los próximos meses- el
mandatario reafirmó la posición uruguaya de “más y mejor MERCOSUR”,
admitió que no observa “una posición idílica” frente a esta asociación
internacional y redondeó afirmando que Uruguay y Paraguay deben
permanecer dentro de ella, lo que no impide “que reclamemos que se nos
trate con justicia y que se reconozca la importancia de nuestras
regiones y de nuestros pueblos”.
Vázquez, que fue interrumpido varias
veces por aplausos, invocó la histórica ligazón entre los dos países por
los treinta años que el general Artigas vivió en su suelo. Evocó los
últimos tramos de su trayectoria y agradeció el fraternal recibimiento
que se le dispensó en esta visita.
Más adelante destacó la comunidad de
intereses entre los dos socios menores del MERCOSUR y reiteró su reclamo
de “más y mejor MERCOSUR” a través de acciones concretas para reducir
las obvias asimetrías económicas y sociales que se dan entre los
distintos países. También se dirigió específicamente a los industriales
paraguayos y uruguayos señalándoles que el desarrollo “es un desafío
también para ellos”.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, ANTE LOS DIRIGENTES DE LA UNIÓN INDUSTRIAL
PARAGUAYA
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Señor Vicepresidente
de la querida hermana República de Paraguay, señor presidente de la
Unión Industrial Paraguaya, Licenciado Gustavo Volpe, señor ministro de
Industria y Energía de la hermana República de Paraguay, señoras y
señores integrantes de la Junta Directiva y del Consejo de la Unión
Industrial Paraguaya, señores integrantes del cuerpo diplomático, amigas
y amigos, señores integrantes de la prensa.
Créanme que para los uruguayos nunca es
trivial venir a Paraguay y estar en Asunción. Aquí, entre ustedes, nos
sentimos como en nuestra propia casa. En la casa a la que llegó José
Gervasio Artigas a principios de setiembre de 1820 tras las sucesivas y
definitivas derrotas de su ya entonces muy debilitado ejército en Las
Guachas, Las Tunas, Sauce de Lucía, Macoretá y Osamenta.
Al Jefe de los Orientales, aquel glorioso
Jefe del Pueblo Oriental, lo derrotaron militarmente y aún para ello,
sus enemigos tuvieron tiempo de apelar a la calumnia y a la traición.
Pero no pudieron vencer sus ideas ni doblegar sus principios ni
arrancarle un lamento ni empañar su ejemplo, que aún impulsa y convoca.
El padre Artigas, con su proyecto -el
sistema, como él mismo solía denominarlo- sigue vigente y es un rasgo
fundamental de la identidad de la República Oriental del Uruguay el país
del cual vengo y en cuyo nombre, en nombre del pueblo uruguayo, los
saludo, los estrecho en un fuerte abrazo y también les agradezco la
sincera cordialidad con que me han recibido.
Es para mí muy grato como presidente
-pero sobre todo como ciudadano de mi país- participar en esta sesión de
la Junta Directiva y del Consejo de la Unión Industrial Paraguaya.
Amigas y amigos, si los países fueran
pasado y tradición solamente, si fueran solamente eso los países,
Paraguay y Uruguay serían naciones muy bien definidas y consolidadas…
aunque a algunos no les gusten que el Paraguay y Uruguay estén unidos.
Al igual que otros grandes países, con
grandes economías, con grandes poblaciones, también los nuestros
–pequeños- tienen su historia hecha con lágrimas, con sangre y también
con alegrías y tristezas; tenemos nuestra cultura y nuestras grandezas.
Y es por eso que, aunque seamos pequeños, se nos debe respetar como
nuestros pueblos merecen. Pero los países no son pasado y tradición
solamente. También son futuro y son proyecto.
Las naciones son una construcción
permanente, acaso nunca perfecta pero siempre perfectible: una tarea
colectiva y sustancialmente democrática. Me interesa remarcar esto para
expresar a su vez algo que todos los aquí presentes sabemos: que aunque
el nombre de nuestros países es muy parecido, que aunque paraguayos y
uruguayos somos hermanos, incluso en tiempos de Copa América de fútbol,
Paraguay y Uruguay no son iguales -o mejor dicho- somos iguales porque
somos diferentes y fundamentalmente somos iguales porque desde nuestra
respectiva identidad tenemos muchos desafíos comunes que usted, señor
Presidente, acaba de decir notablemente bien, que pueden ser, si usted
me permite, sintetizados en un solo objetivo, crecer económicamente con
justicia social, generar más riqueza y generar más igualdad.
Eso se llama desarrollo y ese es nuestro
desafío mayor. No es una quimera, ni una ilusión, ni un recurso
publicitario. Es un objetivo concreto y posible cuya realización depende
de muchos factores, pero fundamentalmente de uno: nosotros mismos. Por
eso apruebo sus palabras, señor Presidente, y tomo las mismas como un
reto y un desafío para que los gobiernos de nuestros países, Paraguay y
Uruguay, trabajemos juntos para superar esas instancias tan
desgarradoras, pero tan reales, que tenemos que vivir en algunas
circunstancias –en detrimento de nuestros pueblos- por querer desconocer
nuestra soberanía, nuestros derechos y también nuestras
responsabilidades. Por eso cuando digo “nosotros mismos”, me refiero en
primerísimo lugar a gobiernos, que deben instrumentar políticas
públicas tangibles en materia de estabilidad y consistencia
macroeconómica, reglas claras para todos, cumplimiento de los contratos,
estímulo a la inversión productiva y a la innovación, reforma del
Estado, inserción internacional, integración regional abierta con las
flexibilidades necesarias para que nuestros países busquen en otros
mercados lo que en estos no encontramos, o que podamos superar las
dificultades que tantas veces tenemos. Y también gestión racional de los
recursos naturales, preservación del medio ambiente, inclusión y
protección social, educación para nuestra gente, empleo digno para
nuestra gente, relaciones laborales, en fin, igualdad ante la ley pero,
sobre todo, igualdad ante la vida.
Porque la principal riqueza de un país es
su gente pero el ”nosotros mismos” mencionado anteriormente refiere
también a la sociedad en su conjunto, a las distintas expresiones de la
misma y, entre ellas, a los sectores empresariales e industriales. El
gobierno, los gobiernos solos no podemos hacer mucho. Tampoco la
sociedad sin un gobierno que comprenda sus problemas puede hacer mucho.
Tenemos que trabajar juntos.
Nada más lejos de mis intenciones que
invadir competencias ajenas, pero no sería sincero si no lo dijera: el
desarrollo también es un desafío para instituciones como la Unión
Industrial Paraguaya o como para la Cámara de Industria del Uruguay. En
esta tarea, ustedes no son ni estrellas exclusivas, ni actores de
reparto: son protagonistas fundamentales, con derechos y
responsabilidades como todos los ciudadanos las tenemos, con sueños,
intereses y compromisos específicos como cualquier individuo o grupo
social los tiene, pero en la construcción de las naciones el pluralismo
no es un drama. Drama es que no lo haya o que se lo ignore o que se lo
sofoque.
Amigas y amigos, en pocas horas comenzará
una nueva reunión de jefes de Estado del MERCOSUR. Yo suscribo su
palabra señor Presidente. Así hemos estado trabajando desde que
ingresamos a la Presidencia de la República Oriental del Uruguay.
Queremos más y mejor MERCOSUR. No nos podemos ir de la región y en la
región queremos oportunidades, lo que pedimos es que se nos trate con
justicia, que se reconozca la importancia de nuestras regiones y de
nuestros pueblos y que no se pretenda, porque somos más pequeños, que
dobleguemos nuestra cabeza o que en alguna circunstancias se nos quiera
tratar con prepotencia o con fuerzas desmedidas.
Por razones obvias no es pertinente, como
ustedes comprenderán, adelantar aquí lo que corresponde expresar mañana
de mañana allí, en el seno del MERCOSUR. Agradezco me comprendan y
disculpen y en reconocimiento a esa vuestra generosidad, permítanme
reiterarles que no tengo una visión idílica del proceso de integración
regional. No la tengo pero tampoco soy fatalista, como usted lo dijo muy
bien señor Presidente respecto a ese proceso de integración.
Soy consciente de esos problemas y no me
resigno a los mismos. No me resigno. El Uruguay no se resigna al
MERCOSUR de la retórica protocolar, de las fotos oficiales, de los
postulados que no pasan de eso, del “no pasa nada” o del “mejor que no
pase nada”. Con esa convicción y con ese ánimo mañana recibiremos de
Paraguay, de nuestra hermana República de Paraguay, la presidencia pro
Tempore del MERCOSUR.
Con esa convicción, con ese ánimo y con algunas cosas que diremos
mañana durante el próximo semestre, desempeñaremos esa responsabilidad y
en esa tarea, como siempre -lo sé desde lo más profundo de mi corazón y
de mi intelecto- contamos con ustedes los hermanos paraguayos. Muchas
gracias. |