DESINTEGRACIÓN FRENA COMERCIO LATINOAMERICANO
Latinoamérica no está integrada en transporte,
energía y telecomunicaciones, según lo analizado por ALADI en los
Talleres sobre Actualización del Proceso de Integración, pero el
organismo trabaja en la implementación de un modelo metodológico
portuario y en la digitalización de documentación de acuerdo a los
requerimientos internacionales.
También, a través de la implementación de nuevas
formas virtuales de trabajo se logró superar las limitantes de
relacionamiento entre los países desde el punto de vista financiero.
La identificación de realidades y objetivos en cuanto
a integración en materia de transporte, energía y telecomunicaciones
realizada por la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALADI)
permite tramitar nuevas herramientas de gestión y posibilita el comercio
sobre base digital en el marco institucional actual.
Desde el mes de abril y hasta el 31 de agosto, ALADI
imparte talleres a cargo de técnicos especialistas sobre la
Actualización del Proceso de Integración de Latinoamérica.
El Programa incluye talleres sobre La Evolución de la
integración regional en el marco de la ALADI; Soluciones de
controversias; Propiedad Intelectual; Inversiones y Compras del Sector
Público; Logística y Facilitación Aduanera; Integración digital:
comercio electrónico y TICs; El Tratamiento de las asimetrías en los
procesos de integración; certificación de origen digital, entre otros.
En ese marco, el Jefe del Sector Comercio de
Servicios del Departamento de Integración Física y Digital de la ALADI,
Néstor Luraschi, disertó sobre las actuales infraestructuras de
comunicación en el continente y sus obstáculos para la integración; la
evolución de los modelos energéticos; las telecomunicaciones, el
transporte marítimo, aéreo, terrestre y los controles aduaneros.
ALADI sostiene que la integración es un proceso de
interconexión de redes de transporte, telecomunicaciones y energía que
se producen en el marco de políticas y estrategias comunes.
De esta manera es necesaria una planificación
racional en un marco normativo organizado y una infraestructura adecuada
que permita y facilite una correcta circulación de bienes y personas
dentro de un espacio de integración.
Este concepto en la práctica no se aplica a los
países subdesarrollados de la región en los cuales la integración es
parcelada, situación que atenta contra la productividad de los países
porque el actual comportamiento de la infraestructura de comunicación
física no es adecuado. Esta situación no favorece los procesos de redes
de transportes e incide en forma incorrecta en la circulación de bienes,
personas y servicios.
La región carece de un sistema de transporte, energía
y telecomunicaciones organizado en forma regular y armónica, si bien
existen conexiones de prestaciones de servicios, no hay un marco
normativo que sustente y favorezca la creación de redes que faciliten la
optimización de recursos comunes disponibles, lo cual es un obstáculo a
la integración.
Tampoco, existe una prestación de servicios correcta
en materia de transporte, energía y telecomunicaciones, la cual es
ineficiente, situación que altera la competitividad de la región en el
mercado internacional.
En este escenario los mejores servicios son prestados
por los sistemas portuarios y las peores prestaciones son dadas por los
servicios aduaneros, elemento que no favorece la integración regional
como debería.
Para contribuir a una infraestructura adecuada se
creó en el año 1990, por parte de la ALADI, la Conferencia de Transporte
de Ministros de América del Sur, organización que realizó un inventario
priorizado de proyectos de infraestructuras en materia de integración
física: transporte, energía y telecomunicaciones.
En el año 2000, Brasil organiza el proyecto y convoca
a una reunión de Presidentes Latinoamericanos y de ahí surge la
iniciativa para la Infraestructura Regional Sudamericana (IRSA) y por
primera vez en la historia los organismos de financiamiento de la región
se ponen de acuerdo y trabajan coordinamente para llevar adelante
emprendimientos.
Actualmente, en la región en materia energética
coexiste una evaluación de beneficios equilibrada con beneficios
compartidos en igual forma por parte de los actores políticos junto a
una importante ejecución de obras por parte de privados.
En ese sentido, para avanzar en la temática
energética y dejar atrás la inequidades es necesario impulsar un
regionalismo abierto, diseñar mecanismos de cooperación e incrementar la
institucionalidad, además de regular sistemas no solamente en gas y
electricidad, como hasta ahora.
En materia de telecomunicaciones, existe una alta
heterogeneidad en todos los países de la región, continúan las brechas
digitales en cuanto al acceso a las tecnologías y se percibe un escaso
nivel de utilización de herramientas tecnológicas en la estructura
productiva. A pesar de ello, el sector telecomunicaciones es el más
integrado físicamente en la región, con pocos obstáculos burocráticos
para el comercio internacional.
En Latinoamérica, el transporte terrestre por
carretera y por ferrocarril; acuático: marítimo y fluvial; y el aéreo,
son servicios horizontales que impactan y atraviesan todos los
estamentos de la sociedad y como consecuencia benefician o perjudican al
conjunto de la economía en lo relativo a bienes y servicios.
En la zona prevalece una superposición en materia de
transporte marítimo; el sistema ferroviario internacional prácticamente
no existe ya que funcionan solamente 5 conexiones internacionales y solo
dos son utilizadas ya que el 75% de las exportaciones de la región se
traslada en el territorio de los países por ferrocarril.
El transporte aéreo tiene un bajo grado de
desarrollo, una gran descapitalización de las compañías aéreas, alta
inversión, baja rentabilidad, los costos operativos son excesivamente
altos, con pesada carga tributaria directa e indirecta.
No se detecta una cooperación entre los
transportistas de los diferentes rubros, ni complementación en la
región, la cual mantiene un bajo nivel de capacitación y difusión de
actividades en torno a sus cometidos específicos.
Por su parte, en controles aduaneros la
infraestructura física de las áreas de inspección fronteriza son
inadecuadas, además de reducidos los niveles de seguridad, los servicios
complementarios son de baja calidad o inexistentes con una supremacía
del factor humano que es quien decide que objetos pasan y cuales no.
El gran desafío de ALADI es consolidar una
organización eficiente que contribuya a ampliar y profundizar la
integración de América Latina para que la misma sea capaz de adaptarse
permanentemente a la dinámica regional e internacional. |