80 años al servicio del país
Instituto Clemente Estable: pionero en la
investigación científica uruguaya
El Presidente Vázquez recordó a Clemente Estable como
“el sabio de nuestra tierra que hizo tanto por Uruguay,
más allá de la ciencia y la investigación, por la
formación del hombre y el ciudadano”. El Ministro
Brovetto instó a elaborar estrategias para proyectar
las actividades del IIBCE en favor del bienestar de la
sociedad.
El Instituto de Investigaciones
Biológicas Clemente Estable, es una unidad dependiente
del MEC, dedicada a conducir investigaciones
científicas y obtener nuevos conocimientos en el área
de la biología. El acto de celebración de sus ochenta
años de labor, contó con unánime reconocimiento a la
figura de su fundador .Las autoridades nacionales
presentes en el acto, junto al presidente del Consejo
Directivo, Rodolfo Wettstein pusieron de manifiesto los
logros de ese ámbito científico que ayudó a formar a
decenas de investigadores, alcanzando justa fama
internacional.
El Ministro de Educación y Cultura
Jorge Brovetto destacó el importante papel que juega la
investigación científica y el Instituto Clemente
Estable en el desarrollo del país.
Sostuvo que se deben buscar
estrategias para proyectar el futuro de estas
actividades en beneficio del desarrollo del bienestar
colectivo de nuestra sociedad.
Recordó que en aquellos tiempos
fundacionales, existía en Uruguay un Consejo de
Enseñanza Primaria y Normal que le respondió a
Clemente Estable y que gracias a ello, nació lo que
hoy es el Laboratorio de Biología.
Para Brovetto, Estable logró
demostrar que era posible realizar con éxito el
desarrollo de la ciencia y la investigación, aún en
un rincón del mundo como nuestro país.
Entre importantes aspectos de la
obra de Estable, señaló el impulso que supo dar a
jóvenes mujeres para emprender la fascinante tarea de
la investigación científica.
El Instituto Clemente Estable cuenta
hoy en día con 60 investigadores y técnicos, con más de
100 becarios jóvenes y con 50 estudiantes de Maestría y
Doctorado, según informó el Ministro.
“Hoy 80 años después, la ciencia y
la tecnología y la innovación comienzan conformarse en
un sistema nacional, con una organización y un
financiamiento que responde a los requerimientos de un
país que ha decidido ponerse a la altura de su tiempo
como lo quiso Clemente Estable y el país tiene una
comunidad científica respetable por su formación y su
trabajo, pero sin embargo indicó que esto no es
suficiente para el país que estamos construyendo,
agregó.
Sobre este punto, el Secretario de
Estado, destacó la Creación del Gabinete Ministerial de
Innovación, la creación del nuevo Consejo Nacional de
Innovación, Ciencia y Tecnología, la creación de la
Agencia de la Investigación y la Innovación, y la
elaboración de un Plan Estratégico Nacional en Ciencia,
Tecnología e Innovación que encararán como tema
prioritario la formación y retención en el país de
jóvenes investigadores.
Brovetto explicó que el país
necesita más biólogos, más físicos, mas químicos y más
articulación entre la producción de conocimiento.
Por último, recordó la firme
voluntad que tiene el Gobierno de apoyar los planes del
Instituto para incorporar nuevas plataformas
tecnológicas, que refuercen su importante y necesaria
participación en el esfuerzo nacional de hacer del
conocimiento de la ciencia, tecnología y la innovación,
el motor del desarrollo y bienestar de nuestra
sociedad.
Por su parte, el Rector de la
Universidad, Rodrigo Arocena, subrayó que el aporte
del IIBCE en investigación está al servicio de la
nación y destacó la favorable actitud de la ciudadanía
respecto a la ciencia y la tecnología .
El IIBCE es una institución pionera
y referente internacional en la introducción al país de
las más novedosas tecnologías de investigación, con
transferencia efectiva de sus resultados a la sociedad,
con entrenamiento calificado de recursos humanos del
más alto nivel científico.
En la ceremonia de conmemoración
estuvieron presentes: el Presidente de la República,
Tabaré Vázquez; el Ministro de Educación y Cultura
Jorge Brovetto; el Rector de la Universidad de la
República, Rodrigo Arocena; el Presidente del Consejo
Directivo del Instituto de Investigaciones Biológicas
Clemente Estable, Rodolfo Weltstein; el Presidente de
la Agencia Nacional de Investigación e Innovación
Almicar Dayvit; El Director del Consejo Nacional de
Innovación, Ciencia y Tecnología, Luis Barbeito; el
Representante del Banco Interamericano de Desarrollo,
Juan José Taconne.
Los objetivos del IIBCE se basan en
proporcionar formación e información en matriz
científica y tecnológica a nivel nacional y regional,
participando a la vez en la constante formación de
recursos humanos, promoviendo nuevos investigadores y
técnicos en las distintas especialidades.
La tarea apunta a contribuir con el
desarrollo del país en el ámbito de la ciencia y la
cultura, y en la planificación de su política
científica y su innovación tecnológica.
El IIBCE está presidido por un
Consejo Directivo y apoyado por una Comisión Asesora
con sus respectivas áreas administrativas y de
servicios técnicos. El instituto se sostiene con el
trabajo de 156 trabajadores.
Su organización se compone de tres
grandes áreas: Neurociencias; Biología Molecular y
Genética y Ciencias Microbiológicas. En cada una de
ellas funcionan diferentes programas de investigación:
Neurociencia, Biotecnología Agropecuaria, Biomedicina y
Salud y Ciencias Ambientales.
El IIBCE ha generado 55
publicaciones científicas en medios internacionales
especializados y formado varias generaciones de
investigadores que ocupan importantes posiciones en
instituciones nacionales y del exterior, más del 70%
de sus 200 integrantes son jóvenes investigadores.
El Instituto consta de 20 unidades
de investigación entre departamentos y laboratorios,
creó 51 proyectos de investigación financiados,
seleccionados en concursos abiertos, dicto distintos
cursos internacionales con la presencia de 100
investigadores y profesores del exterior, y editó 59
trabajos de investigación original publicados en
revistas arbitradas.
De su total de 160 investigadores,
63 son investigadores presupuestados, 40 estudiantes de
grado realizando pasantías en el IIBCE, 39 estudiantes
de postgrado realizando tesis de maestría y 18
estudiantes de postgrado haciendo tesis de doctorado.
El presidente del Consejo Directivo
del IIBCE dijo que no se trabaja en una torre de marfil
alejada de la sociedad, sino que tal como lo hizo el
propio Estable, se pone especial énfasis en la
educación y en la investigación como parte fundamental
del patrimonio cultural y como instrumento de
desarrollo del país. Wettstein dijo que cada vez más
vivimos en una economía basada en el conocimiento y
puso énfasis en la capacidad de formar nuevas
generaciones de científicos.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, TABARË VÁZQUEZ, EN EL ACTO DE CELEBRACIÓN
DEL 80º. ANIVERSARIO DEL INSTITUTO “CLEMENTE ESTABLE”
PRESIDENTE VAZQUEZ: Estimadas amigas
y amigos, queridas uruguayas y uruguayos, autoridades
nacionales, departamentales, legislativas, integrantes
del cuerpo diplomático: hace no muchos meses, en
oportunidad en la que se inauguraba oficialmente la
puesta en funcionamiento del Instituto Pasteur en una
enorme carpa, sobre la cabeza de cada uno de nosotros
quienes allí estábamos presentes, sobrevoló un pequeño
animalito, un picaflor que giró, y giró hasta que
finalmente se detuvo en una cercha, mirando atentamente
y parecía que hasta comprendiendo los discursos, que
cada uno de nosotros íbamos desgranando en esa
oportunidad.
Y ahí dijimos que en ese pequeño
animal, en sus genes, se encerraba toda la historia del
desarrollo de su especie, y que él ni siquiera se podía
dar cuenta del tesoro que guardaba.
Hoy, además del buho como símbolo de
la sabiduría que nos acompaña en este acto, sobrevuela
sobre cada uno de nosotros y sobre todos nosotros el
espíritu del maestro Clemente Estable, grabado
profundamente, yo creo que hasta en lo más profundo de
los genes de los investigadores, de los trabajadores,
de ayer, de hoy y seguramente del futuro, que piensan y
tienen como referencia a un sabio de nuestra tierra,
que hizo mucho por el Uruguay, más allá de la ciencia,
más allá de la investigación, en la formación del
hombre y en la formación del ciudadano.
A quienes recogieron esas banderas
mis felicitaciones, mi saludo y realmente todo nuestro
apoyo desde el ejercicio del gobierno nacional.
Primero, lo primero, entonces: las
felicitaciones por este aniversario que están
celebrando y gracias por permitirme compartirlo con
ustedes.
Creo que no es herético afirmar, que
no todas las tareas inherentes a la función
presidencial son igualmente placenteras. Ello depende
de las tareas, de los presidentes, de las
circunstancias y de lo que se entienda por tarea
placentera.
Pero ustedes tienen derecho a saber,
y yo tengo el derecho a decir, que entre las tareas que
más me agradan, se le comentaba al señor Rector al
inicio de este acto, que la responsabilidad
institucional que la ciudadanía me ha confiado, está
sin duda participar en eventos como éste en el que
estamos participando.
Créanme que aquí, y entre ustedes,
me siento como en casa, tan como en casa, que me
resulta difícil resistir la tentación de abandonar la
tribuna, arrojar el saco, ponerme la túnica y pedir un
lugar de trabajo en este Instituto.
Pero se supone que no debe hacerlo,
porque me van a criticar más fuertemente, sobretodo la
oposición. Señor senador, quédese tranquilo, voy a
ejercer en totalidad mis funciones de Presidente. Se
supone que no debo hacerlo, al menos por ahora, pero…
Amigas y amigos, en su discurso de
ingreso a la Academia de Ciencias de España, don
Santiago Ramón y Cajal, quien tanto influyó en ese otro
maestro de la ciencia y de la vida que fue Clemente
Estable, aconsejó a los jóvenes investigadores,
conseguirse una esposa hacendosa y económica para poder
ellos dedicarse plenamente a la germinación y crianza
de sus queridos descubrimientos.
Este discurso dio lugar a un
memorable ensayo del autor, titulado “Los tónicos de la
voluntad. Reglas y consejos para la investigación
científica”.
Bueno: 112 años y muchas cosas han
transcurrido desde entonces. Algunas muy buenas, como
por ejemplo que ahora no solamente hay jóvenes
investigadores, sino también jóvenes investigadoras.
Otras no tanto: por ejemplo,
conseguir un cónyuge económico y hacendoso sigue siendo
la estrategia más segura de sobrevivencia, de quienes
tienen la ocasión y la pasión de la investigación
científica. Lo digo por experiencia personal. Lo digo
también, por responsabilidad institucional y lo digo
además desde la voluntad y con el compromiso de mejorar
esta situación en la medida del máximo posible, como lo
decía muy bien, el Ministro de Educación y Cultura que
por cierto, y lamentablemente, no abarca todo lo
deseable o necesario.
Los asuntos referidos a la
estabilidad laboral, al salario y a las condiciones de
trabajo son importantes también en materia de
investigación científica, qué duda cabe al respecto.
Nosotros no eludimos esos
importantes detalles. Los abordamos con políticas
públicas y presupuesto, pues aquéllas sin éste, o éste
sin aquéllas, no tienen sentido. Los resultados están a
la vista. En materia de recursos para la investigación
científica, aún nos falta mucho, Ministro, pero vamos
avanzando.
Y en ese contexto están -ustedes lo
saben bien- los veintidós proyectos financiados con el
Fondo Clemente Estable. Reitero: no es suficiente, pero
aspirar a lo imposible es una forma de hacer nada. Sin
perjuicio de lo anterior y teniendo en cuenta el
aniversario de esta entrañable institución, permítanme
resaltar otros detalles referidos a su significación y
a la labor de quienes en ella trabajan, porque, como
ustedes saben muy bien, las instituciones, en primera y
última instancia, son su gente.
Seguramente ustedes conocen, amigas
y amigos, un artículo del físico y biólogo español
Jordi Domenech sobre el papel del científico en la
sociedad moderna. El mismo plantea algunos asuntos que
creo están en este ambiente y que se respira en esta
sala. Me refiero a: en primer lugar, la ciencia como
búsqueda de conocimientos y elemento de cultura, como
necesidad e intento humano de comprender al mundo y
comprenderse a sí mismo. 2º. La ciencia como formadora
de valores de la sociedad, que a su vez la afecta.
Piénsese, por ejemplo, en el uso de animales en la
investigación o en la experimentación con células
madres embrionarias. 3º. La ciencia como factor de
competitividad porque la tecnología derivada de la
investigación científica es una potente herramienta
para el desarrollo de nuevos productos o para una
producción más eficiente. 4º- La ciencia como elemento
de decisión política, porque cada vez más los
gobernantes tenemos la necesidad de tomar decisiones en
cuestiones que tienen una fuerte carga científica. Por
ejemplo, el cambio climático, el consumo o la lucha
contra el tabaco, la enfermedad conocida como la vaca
loca, la encefalopatía espongiforme bovina y otros
elementos que hacen los gobernantes de turno deban
prestar especial atención a los avances del
conocimiento científico.
Hacer referencia a estos aspectos es
referir también a esa dimensión conflictiva inherente
al oficio del científico. En primer lugar: conflicto
entre la investigación libre y la investigación
priorizada; en segundo lugar, conflictos entre la
finalidad de la investigación y alguna de sus
aplicaciones, como por ejemplo, la industria bélica. En
tercer lugar, conflictos con el poder, con el poder
político, con el poder económico, con el poder
mediático. En cuarto lugar, conflictos entre innovación
y rutina; en quinto, conflictos entre el riesgo
implícito en toda innovación y la alarma, que se vende
también. En sexto lugar, conflictos de intereses con
otros científicos, porqué negarlo. ¿Acaso los
científicos somos santos? ¿Los médicos, para no meterme
en casa ajena? No somos sacerdotes con sotana blanca y
estetoscopio, pero las cosas en su lugar: tampoco somos
Caballeros Templarios. Y también conflictos consigo
mismo, conflictos de conciencia del investigador
científico ante los desafíos que le presenta la
búsqueda del conocimiento. Pero sobre esto último -y
termino- ya lo dijo Francois Rabelais ayer, hace muy
poquito, hace casi 600 años. Y conviene reiterarlo
ahora, porque es verdad siempre y en todo lugar: “La
ciencia sin conciencia es la ruina del alma”.
Aquí, en este instituto de
investigaciones biológicas Clemente Estable desde hace
80 años hay ciencia con conciencia y seguirá
habiéndola, sumando esperanzas y compromisos en
beneficio de ese todo que nos une, llamado Uruguay.
Felicitaciones nuevamente y muchas gracias.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIOLÓGICAS “CLEMENTE
ESTABLE”, RODOLFO WETTSTEIN, EN EL MISMO ACTO
Señor Presidente de la República,
señor Ministro de Educación y Cultura, señores
ministros y subsecretarios, señor Intendente Municipal
de Montevideo, señor Rector de la Universidad de la
República, señor Director de la Agencia Nacional de
Investigación e Innovación, señor presidente del
CONICYT, señores representantes de Organismos
Internacionales, señores parlamentarios, queridos
familiares de Don Clemente Estable, compañeros del
Instituto, amigos y amigas, familia querida.
Sean bienvenidos y gracias por
acompañarnos en este día tan especial. Esto que hoy es
este pujante instituto científico nació hace 80 años
por la visión de un ser excepcional -que fue el maestro
Clemente Estable- y al apoyo que a su retorno de su
estadía en España, junto al ya entonces Premio Nóbel,
Don Santiago Ramón y Cajal, le prestara al gobierno
nacional de la época, creando en el ámbito del Consejo
de Enseñanza Primaria y Normal, el laboratorio de
ciencias biológicas, siendo ministro, en ese momento,
el Dr. Eduardo Acevedo.
Tenemos que imaginar el impacto de
la personalidad de Estable en el contexto del Uruguay
de 1927 y el rápido crecimiento de este grupo humano
que rodeó a Estable, que fue capaz de generar numerosos
trabajos originales de investigación. Tal fue ese
impacto que Estable pudo organizar con el apoyo del
gobierno, en el año del centenario 1930, un congreso
mundial de Biología que puso a nuestro país en el
centro de la atención mundial en la materia.
Estable fue un innovador nato y
basado en su concepción de cómo debía ser la tarea del
investigador, fue un pionero en la lucha por la
profesionalización de la tarea científica. El decía:
“para la ciencia todo el tiempo, todo el hombre” y por
supuesto que así se comportaba. Esa actitud se concretó
en el logro, por primera vez en el país, de los cargos
públicos con dedicación exclusiva, vigentes en el
Instituto desde muy temprano; sistema que fue
posteriormente adoptada por la Enseñanza Secundaria y
varios años después, luego de profundas discusiones,
por la Universidad de la República.
Estable se caracterizó a lo largo de
su vida, por su permanente preocupación por la
educación, por la defensa del libre desarrollo de las
vocaciones, de la libertad de investigación y de la
investigación fundamental. Esa actitud pionera de
Estable fue compartida por sus colaboradores y es aún
vigente. Siendo así que se desarrollaron la
Nicloanatomía, la Biomicroscopía, la colocación de
electrodos permanentes, la Microscopía electrónica, los
estudios bioquímicos y de la acción biológica de
productos naturales, formándose progresivamente fuertes
grupos en neurobiología, neurofisiología, biología
celular, bioquímica, biofísica, genética y zoología. La
producción científica de estos grupos atrajo y concitó
un importante apoyo internacional, lo que ha sido de
gran importancia en las etapas clave, de crecimiento
progresivo como institución.
Queremos rendir aquí nuestro
homenaje no sólo a Clemente Estable, sino también a
quienes lo acompañaron y ya nos han dejado: Edeasto
Cordeiro, Francisco Alberto Sáez, Alberto y Raúl Vaz
Ferreira, María Isabel Ardao, José Roberto Sotelo,
Carlos María Franc, César Galeno, Pedro Arias.
Pero también a los que hoy son
nuestros ex compañeros: Horacio Laborde, Carmen Legnani,
Oscar Vincent, Roberto Capocasal, Horacio Cardozo y
otros y muy especialmente a nuestros queridos
investigadores eméritos: Máximo Drech, Gloria Martínez
y Omar Trujillo Senoz, quienes han dado su vida entera
por este instituto y por la ciencia del país.
Me parece que esta es la ocasión
adecuada para hacer un rápido balance de lo que le ha
aportado este instituto al país.
Los investigadores de este instituto
hemos generado conocimiento original en investigación
biológica a niveles de aceptación internacional que han
puesto al país, desde hace décadas, en el ámbito
científico internacional. Hoy se publican de 50 a 60
trabajos por año en revistas internacionales arbitradas
de la especialidad. Se han formado varias generaciones
de investigaciones científicos de los que muchos de
ellos, podemos decir con orgullo, ocupan posiciones
relevantes en otras instituciones del país y del
exterior.
Nuestro amigo el señor Intendente
Municipal de Montevideo, aquí presente, es uno de
ellos. Hemos tenido la capacidad de incorporación
permanente de nuevas tecnologías de investigación y
diagnóstico y de su transferencia a otras
instituciones. Han estado aquí el primer microscopio
electrónico dedicado a la investigación lógica de
América del Sur, el primer micrótomo de América, la
segunda ultra centrífuga del país, el primer
cito-espectro-fotómetro, el primer termociclador para
PCR , el primer estudio forense de ADN se hizo aquí, el
primer citómetro de flujo, el primer microscopio láser
con focal. En fin, una gran cantidad de introducciones
al país, particularmente las nuevas tecnologías
biológicas.
En el IIBCE se hace no solamente
investigación no fundamental. Se hace investigación y
desarrollo pertinentes, como se ha dado en denominar
recientemente y de directa utilidad para el país.
Lamentamos que la investigación fundamental sea
considerada aún, por algunos sectores, y con una visión
muy estrecha, como no pertinente. Aquí no trabajamos en
una torre de marfil aislada de la sociedad como se pudo
creer quizá tiempo atrás, por el contrario siempre y
comenzando por el propio Estable nos hemos preocupado
por la educación y la importancia de la investigación
científica como parte fundamental del patrimonio
cultural pero también como instrumento de desarrollo
material del país.
Hace ya muchos años se desarrollan
en el Instituto proyectos de apoyo a los sectores
productivos del país, bacterias fijadoras de nitrógenos
para las praderas, patógenos de cítricos y de la
apicultura, caracterización de cepas y de levaduras
para la vinificación, técnicas de diagnóstico en salud
humana animal y vegetal, biorremediación de suelos y
también, se han instalado servicios de tecnología de
punta.
El IIBCE se ha proyectado
generosamente hacia otras instituciones y en apoyo a la
ciencia del país. Los investigadores de nuestro
instituto, al final del período de la dictadura,
fuimos quienes con el apoyo de la oficina regional de
UNESCO, de su director de entonces el doctor Gustavo
Malet y el doctor Braulio Orejas Miranda iniciamos las
gestiones para evaluar la factibilidad e iniciar la
instalación en el país de los doctorados en ciencia que
se concretaran luego en el PEDECIBA.
El seminario de evaluación de
recursos con la participación de investigadores
uruguayos en el país, en el exterior y algunos amigos
científicos regionales, se realizó en este instituto.
Hoy la mayoría de los investigadores del IIBCE con
trayectoria académica somos investigadores del PEDECIBA
en el área de biología y hemos estado representados en
su comisión directiva desde su fundación.
El IIBCE apoyó calurosamente la
creación, por la Universidad de la República, de la
nueva Facultad de Ciencias. De hecho, varios de
nuestros departamentos se han constituido hasta hoy en
unidades asociadas a la Facultad de Ciencias en un
proyecto innovador de cooperación creado con el
entonces decano doctor Mario Wschebor, el país y toda
la comunidad científica necesitamos una facultad de
ciencias del más alto nivel posible.
El IIBCE ha apoyado también y con
todo su entusiasmo la creación en nuestro medio del
Instituto Pasteur, colaborando con nuestro personal
especializado, tanto en la dirección de investigación,
como en la integración de dos de las plataformas
tecnológicas del mismo.
Este instituto es finalmente la obra
resultante de un conjunto de vectores, de un científico
con visión de estadista que sembró una semilla en un
campo fértil apoyado por los gobernantes de entonces,
de un Estado que con diferente etapas apoyó y mantuvo
la institución a lo largo de sus 80 años, de la
cooperación internacional que ha sido fundamental en
diferentes etapas de nuestra historia, la Fundación
Rockefeller, la Organización de Estados Americanos, la
Unión Europea, la cooperación sueca y por último la
obra de sus investigadores, quienes al quedarnos en el
país por un compromiso con la sociedad que nos permitió
formamos en nuestra vocación, hemos ayudado a que tenga
una ciencia propia, con sacrificio, en muchos casos, de
la posibilidad de un mejor rendimiento científico y de
una muy superior remuneración y reconocimiento.
La obra de influencia del Contador
Enrique Iglesias al frente del Banco Interamericano de
Desarrollo en la política de apoyo al desarrollo en
ciencia y tecnología y los países de la región permitió
a nuestro CONICYT no sólo terminar el edificio de la
nueva Facultad de Ciencias, sino que significó para
nuestro instituto una remodelación profunda del
edificio central y la construcción de una nueva ala
constituyendo un hito de gran importancia en la vida
institucional. Como recién -y ahora gracias al apoyo
del gobierno hemos logrado terminar estas obras- es
que queremos hacer este justo reconocimiento y
homenaje, y si bien lamentablemente no nos pueda
acompañar el Cr. Iglesias, está con nosotros el
representante del Banco Interamericano de Desarrollo en
nuestro país, el amigo Juan José Taccone.
¿Como vemos al IIBCE hoy? Luego de
varias décadas de una organización de una estructura
paternalista y de una amistad casi familiar, el
crecimiento progresivo de una institución en las dos
ultimas décadas nos ha llevado a evolucionar hacia una
organización con un funcionamiento grupal, compartiendo
inquietudes y responsabilidades, con un conjunto de
reglamentos internos que hacen que todos sepamos cómo
tratamos de funcionar y hacia qué tendemos. Creemos
haber logrado un alto nivel de eficiencia. Nos lo dicen
los indicadores de funcionamiento de la Administración
Central del Estado, pero afortunadamente también las
evaluaciones independientes efectuadas por científicos
especializados del exterior. Podemos basar este juicio
en algunas cifras de nuestra actualidad: la generación
anual de 50 a 60 publicaciones en revistas
internacionales arbitradas, la ejecución simultánea de
55 proyectos de investigación o de investigación y
desarrollo, el trabajo, en nuestro laboratorio,
haciendo sus tesis, de cuarenta estudiantes de Maestría
y veinte del Doctorado del PEDECIBA, la presencia de un
centenar de jóvenes contratados por proyectos u
honorarios y organización y realización de un alto
número de simposios, congresos y cursos
internacionales, tres en este ultimo año y dos que
están en los próximos meses.
Esto se logra con las cifras muy
modestas de nuestro presupuesto y contando con una
administración que siendo integrada solamente por cinco
técnicos y profesionales muy valiosos, administran no
solo lo pertinente a la unidad ejecutora del
ministerio, sino también a los cincuenta y cinco
proyectos de investigación. Queremos resaltar la
importancia de estar generando un importante grupo de
jóvenes investigadores que son el futuro, no sólo de la
institución sino que serán, sin duda, partícipes del
futuro del país, en la medida en que sepamos darles las
condiciones para que no se vean obligados a emigrar
para poder hacer ciencia. Creemos saber sabido
acompañar la gran devolución que ha caracterizado el
desarrollo de la Biología en los últimos treinta años.
No sólo por el gran desarrollo de conocimientos
originales generados en los avances de las
neurociencias, la Biología molecular, la Genómica y la
Proteómica, sino también por el creciente impacto
económico y social y la aplicación del conocimiento
biológico a través de las biotecnologías.
No cabe duda que hoy cada vez más
vivimos en una sociedad de información y de
conocimiento, pero también en una economía basada en el
conocimiento. Nuestro país no puede vivir de espaldas a
esta realidad mundial especialmente si tenemos en
cuenta que somos todavía mayoritariamente exportadores
de productos biológicos básicos o con un grado de
procesamiento industrial relativamente bajo. ¿Cómo
vemos el futuro del IIBCE? En esta etapa de
procesamiento de profundos cambios que encara el país
vemos a nuestro instituto con un importante papel en el
marco de un sistema nacional de ciencia y tecnología,
innovación que esperamos integrar activamente. Para
esta nueva etapa debemos confrontar dos vertientes de
esfuerzo. Una es la reestructura interna que encaramos
hoy, estructural y funcional en la que pretendemos
organizarnos para trabajar en forma más integrada
reagrupando en tres áreas las unidades de
investigación. Pretendemos así lograr una mayor
complementación de los recursos humanos y el
equipamiento disponible.
La otra vertiente corresponde a un
apoyo incremental por parte del gobierno nacional,
imprescindible para poder acompañar adecuadamente la
veloz evolución actual de la investigación biológica y
biotecnológica. Estamos convencidos de que para
cimentar el futuro no sólo alcanza con apoyar las
nuevas instituciones tan necesarias para el país, pero
que están hoy en una etapa de formación, sino que es
también clave contribuir a consolidar las existentes,
que seguimos siendo la realidad presente en plena etapa
productiva y con una capacidad de formar nuevas
generaciones de científicos.
Estamos solicitando el apoyo del
Poder Ejecutivo para el desarrollo de lo que hoy
consideramos son las nuevas áreas estratégicas de
investigación biológica como son complementar nuestra
plataforma de imagenología y la instalación de una
plataforma de manotecnología biologica. Estamos
convencidos de que no hay desarrollo integral de un
país sin generación de conocimiento y sin una fuerte
inversión en investigación científica y tecnológica.
La realidad mundial de los países
pequeños que han alcanzado el desarrollo así nos lo ha
demostrado. Durante mucho años hemos vivido en nuestro
medio una separación artificial entre la ciencia y la
cultura, que nuestra obligación como científicos es
demostrar lo contrario: que hoy es tan grave ignorar lo
son varios escritores o pintores como ignorar que es
el genoma como base del funcionamiento de la actividad
intelectual.
Hoy festejamos aquí una muy fértil
trayectoria institucional en sus 80 años, y deseamos
que sea el inicio de una nueva etapa de desarrollo
institucional que creemos será de gran importancia para
el futuro del país y seguramente estará en manos de
esas nuevas generaciones de científicos que están hoy
en proceso de gestación en el ambiente fermental de
nuestros laboratorios. Muchas gracias a todos por
acompañarnos hoy y por el apoyo que nos han dado en el
pasado en el presente, así como el que esperamos para
el futuro de este joven instituto. |