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9 de octubre, 2007

80 años al servicio del país

Instituto Clemente Estable: pionero en la investigación científica uruguaya
El Presidente Vázquez recordó a Clemente Estable como “el sabio de nuestra tierra que hizo tanto por Uruguay, más allá de la ciencia y la investigación, por la formación del hombre y el ciudadano”. El Ministro Brovetto instó a elaborar estrategias para proyectar las actividades del IIBCE en favor del bienestar de la sociedad.

El Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, es una unidad  dependiente del  MEC, dedicada a conducir investigaciones científicas y obtener nuevos conocimientos en el área de la biología.  El acto de celebración de sus ochenta años de labor, contó  con unánime  reconocimiento a la figura de su fundador .Las autoridades nacionales presentes en el acto, junto al presidente del Consejo Directivo, Rodolfo Wettstein pusieron de manifiesto los logros de ese ámbito científico que ayudó a  formar a decenas de investigadores,  alcanzando justa fama internacional.

El Ministro de Educación y Cultura Jorge Brovetto destacó el importante papel que juega la investigación científica y el Instituto Clemente Estable  en el desarrollo del país.

Sostuvo que se deben buscar estrategias para   proyectar el futuro de estas actividades en beneficio del desarrollo del bienestar colectivo de nuestra sociedad.

Recordó  que en aquellos tiempos fundacionales,  existía en Uruguay un Consejo de Enseñanza Primaria y Normal que le  respondió a Clemente Estable y que  gracias a ello,  nació lo que hoy es el Laboratorio de Biología.

Para Brovetto, Estable logró demostrar que era posible realizar con éxito el desarrollo de la  ciencia y la investigación,  aún en un rincón del mundo como nuestro país.

Entre importantes aspectos de la  obra de Estable, señaló el impulso que supo dar a  jóvenes mujeres para emprender la fascinante tarea de la investigación científica.  

El Instituto Clemente Estable cuenta hoy en día con 60 investigadores y técnicos, con más de 100 becarios jóvenes y con 50 estudiantes de Maestría y Doctorado, según  informó el Ministro.

“Hoy 80 años después,  la ciencia y la tecnología y la innovación comienzan conformarse en un sistema nacional, con una organización y un financiamiento que responde a los requerimientos de un país que ha decidido ponerse a la altura de su tiempo como lo quiso Clemente Estable y el país tiene una comunidad científica respetable por su formación y su trabajo, pero sin embargo indicó que esto no es suficiente para el país que estamos construyendo, agregó.

Sobre este punto, el Secretario de Estado, destacó la Creación del Gabinete Ministerial de Innovación, la creación del nuevo Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología, la creación de la Agencia de la Investigación y la Innovación, y la elaboración de un Plan Estratégico Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación que encararán como tema prioritario la formación y retención en el país de jóvenes investigadores.

Brovetto explicó que el país necesita más biólogos, más físicos, mas químicos y más articulación entre la producción de conocimiento.

Por último, recordó la firme voluntad que tiene el Gobierno de apoyar los planes del Instituto para incorporar nuevas plataformas tecnológicas, que refuercen su importante y necesaria participación en el esfuerzo nacional de hacer del conocimiento de la ciencia, tecnología y la innovación,  el motor del desarrollo y  bienestar de nuestra sociedad.

Por su parte, el Rector de la Universidad, Rodrigo Arocena, subrayó  que el  aporte del IIBCE en investigación está al servicio de la nación y destacó  la favorable actitud de la ciudadanía respecto a la ciencia y la tecnología .

El IIBCE es una institución pionera y referente internacional en la introducción al país de las más novedosas tecnologías de investigación, con transferencia efectiva de sus resultados a la sociedad, con  entrenamiento calificado de recursos humanos del más alto nivel científico.

En la ceremonia de conmemoración  estuvieron presentes: el Presidente de la República, Tabaré Vázquez; el Ministro de Educación y Cultura Jorge Brovetto; el Rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena; el Presidente del Consejo Directivo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, Rodolfo Weltstein; el Presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación Almicar Dayvit; El Director del Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología, Luis Barbeito; el Representante del Banco Interamericano de Desarrollo, Juan José Taconne.

Los  objetivos del IIBCE se basan en proporcionar formación e información en matriz científica y tecnológica a nivel nacional y regional, participando a la vez en la constante formación de recursos humanos, promoviendo nuevos investigadores y técnicos en las distintas especialidades.

La tarea apunta a contribuir con el desarrollo del país en el ámbito de la ciencia y  la cultura, y en la planificación de su política científica y su innovación tecnológica.

El IIBCE está presidido por un Consejo Directivo y apoyado por una Comisión Asesora con sus respectivas áreas administrativas y de servicios técnicos. El instituto se sostiene con el trabajo de 156 trabajadores.

Su organización se compone de tres grandes áreas: Neurociencias; Biología Molecular y Genética y Ciencias Microbiológicas. En cada una de ellas funcionan diferentes programas de investigación: Neurociencia, Biotecnología Agropecuaria, Biomedicina y Salud y Ciencias Ambientales.

 El IIBCE ha generado 55 publicaciones científicas en medios internacionales especializados y  formado varias generaciones de investigadores que ocupan importantes posiciones en  instituciones nacionales y del exterior, más del 70% de sus 200 integrantes son jóvenes investigadores.

El Instituto consta de 20 unidades de investigación entre departamentos y laboratorios, creó 51 proyectos de investigación financiados, seleccionados en concursos abiertos, dicto distintos cursos internacionales con la presencia de 100 investigadores y profesores del exterior, y editó  59 trabajos de investigación original publicados en revistas arbitradas.

De su total de 160 investigadores, 63 son investigadores presupuestados, 40 estudiantes de grado realizando pasantías en el IIBCE, 39 estudiantes de postgrado realizando tesis de maestría y 18 estudiantes de postgrado haciendo tesis de doctorado.

El presidente del Consejo Directivo del IIBCE dijo que no se trabaja en una torre de marfil alejada de la sociedad, sino que tal como lo hizo el propio Estable,  se pone especial énfasis en la educación y en la investigación como parte fundamental del patrimonio  cultural y como instrumento de desarrollo del país.  Wettstein  dijo que cada vez más vivimos en una economía basada en el conocimiento y puso énfasis en la capacidad de formar nuevas generaciones de científicos.  

PALABRAS  DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARË VÁZQUEZ, EN EL ACTO DE CELEBRACIÓN DEL 80º. ANIVERSARIO DEL INSTITUTO “CLEMENTE ESTABLE

PRESIDENTE VAZQUEZ: Estimadas amigas y amigos, queridas uruguayas y uruguayos, autoridades nacionales, departamentales, legislativas, integrantes del cuerpo diplomático: hace no muchos meses, en oportunidad en la que se inauguraba oficialmente la puesta en funcionamiento del Instituto Pasteur en una enorme carpa, sobre la cabeza de cada uno de nosotros quienes allí estábamos presentes, sobrevoló un pequeño animalito, un picaflor que giró, y giró hasta que finalmente se detuvo en una cercha, mirando atentamente y parecía que hasta comprendiendo los discursos, que cada uno de nosotros íbamos desgranando en esa oportunidad.

Y ahí dijimos que en ese pequeño animal, en sus genes, se encerraba toda la historia del desarrollo de su especie, y que él ni siquiera se podía dar cuenta del tesoro que guardaba.

Hoy, además del buho como símbolo de la sabiduría que nos acompaña en este acto, sobrevuela sobre cada uno de nosotros y sobre todos nosotros el espíritu del maestro Clemente Estable, grabado profundamente, yo creo que hasta en lo más profundo de los genes de los investigadores, de los trabajadores, de ayer, de hoy y seguramente del futuro, que piensan y tienen como referencia a un sabio de nuestra tierra, que hizo mucho por el Uruguay, más allá de la ciencia, más allá de la investigación, en la formación del hombre y en la formación del ciudadano.

A quienes recogieron esas banderas mis felicitaciones, mi saludo y realmente todo nuestro apoyo desde el ejercicio del gobierno nacional.

Primero,  lo primero, entonces: las felicitaciones por este aniversario que están celebrando y gracias por permitirme compartirlo con ustedes.

Creo que no es herético afirmar, que no todas las tareas inherentes a la función presidencial son igualmente placenteras. Ello depende de las tareas, de los presidentes, de las circunstancias y de lo que se entienda por tarea placentera.

Pero ustedes tienen derecho a saber, y yo tengo el derecho a decir, que entre las tareas que más me agradan, se le comentaba al señor Rector al inicio de este acto, que la responsabilidad institucional que la ciudadanía me ha confiado, está sin duda participar en eventos como éste en el que estamos participando.

Créanme que aquí, y entre ustedes, me siento como en casa, tan como en casa, que me resulta difícil resistir la tentación de abandonar la tribuna, arrojar el saco, ponerme la túnica y pedir un lugar de trabajo en este Instituto.

Pero se supone que no debe hacerlo, porque me van a criticar más fuertemente, sobretodo la oposición. Señor senador, quédese tranquilo, voy a ejercer en totalidad mis funciones de Presidente. Se supone que no debo hacerlo, al menos por ahora, pero…

Amigas y amigos, en su discurso de ingreso a la Academia de Ciencias de España, don Santiago Ramón y Cajal, quien tanto influyó en ese otro maestro de la ciencia y de la vida que fue Clemente Estable, aconsejó a los jóvenes investigadores, conseguirse una esposa hacendosa y económica para poder ellos dedicarse plenamente a la germinación y crianza de sus queridos descubrimientos.

Este discurso dio lugar a un memorable ensayo del autor, titulado “Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos para la investigación científica”.

Bueno: 112 años y muchas cosas han transcurrido desde entonces. Algunas muy buenas, como por ejemplo que ahora no solamente hay jóvenes investigadores, sino también jóvenes investigadoras.

Otras no tanto: por ejemplo, conseguir un cónyuge económico y hacendoso sigue siendo la estrategia más segura de sobrevivencia, de quienes tienen la ocasión y la pasión de la investigación científica. Lo digo por experiencia personal. Lo digo también, por responsabilidad institucional y lo digo además desde la voluntad y con el compromiso de mejorar esta situación en la medida del máximo posible, como lo decía muy bien, el Ministro de Educación y Cultura que por cierto, y lamentablemente, no abarca todo lo deseable o necesario.

Los asuntos referidos a la estabilidad laboral, al salario y a las condiciones de trabajo son importantes también en materia de investigación científica, qué duda cabe al respecto.

Nosotros no eludimos esos importantes detalles. Los abordamos con políticas públicas y presupuesto, pues aquéllas sin éste, o éste sin aquéllas, no tienen sentido. Los resultados están a la vista. En materia de recursos para la investigación científica, aún nos falta mucho,  Ministro,  pero vamos avanzando.

Y en ese contexto están -ustedes lo saben bien- los veintidós proyectos financiados con el Fondo Clemente Estable. Reitero: no es suficiente, pero aspirar a lo imposible es una forma de hacer nada. Sin perjuicio de lo anterior y teniendo en cuenta el aniversario de esta entrañable institución, permítanme resaltar otros detalles referidos a su significación y a la labor de quienes en ella trabajan, porque, como ustedes saben muy bien, las instituciones, en primera y última instancia, son su gente.

Seguramente ustedes conocen, amigas y amigos, un artículo del físico y biólogo español Jordi Domenech sobre el papel del científico en la sociedad moderna. El mismo plantea algunos asuntos que creo están en este ambiente y que se respira en esta sala. Me refiero a: en primer lugar, la ciencia como búsqueda de conocimientos y elemento de cultura, como necesidad e intento humano de comprender al mundo y comprenderse a sí mismo. 2º. La ciencia como formadora de valores de la sociedad, que a su vez la afecta. Piénsese, por ejemplo, en el uso de animales en la investigación o en la experimentación con células madres embrionarias. 3º. La ciencia como factor de competitividad porque la tecnología derivada de la investigación científica es una potente herramienta para el desarrollo de nuevos productos o para una producción más eficiente. 4º- La ciencia como elemento de decisión política, porque cada vez más los gobernantes tenemos la necesidad de tomar decisiones en cuestiones que tienen una fuerte carga científica. Por ejemplo, el cambio climático, el consumo o la lucha contra el tabaco, la enfermedad conocida como la vaca loca, la encefalopatía espongiforme bovina y otros elementos que hacen los gobernantes de turno deban prestar especial atención a los avances del conocimiento científico.

Hacer referencia a estos aspectos es referir también a esa dimensión conflictiva inherente al oficio del científico. En primer lugar: conflicto entre la investigación libre y la investigación priorizada; en segundo lugar, conflictos entre la finalidad de la investigación y alguna de sus aplicaciones, como por ejemplo, la industria bélica. En tercer lugar, conflictos con el poder, con el poder político, con el poder económico, con el poder mediático. En cuarto lugar, conflictos entre innovación y rutina; en quinto, conflictos entre el riesgo implícito en toda innovación y la alarma, que se vende también. En sexto lugar, conflictos de intereses con otros científicos, porqué negarlo. ¿Acaso los científicos somos santos? ¿Los médicos, para no meterme en casa ajena? No somos sacerdotes con sotana blanca y estetoscopio, pero las cosas en su lugar: tampoco somos Caballeros Templarios. Y también conflictos consigo mismo, conflictos de conciencia del investigador científico ante los desafíos que le presenta la búsqueda del conocimiento. Pero sobre esto último -y termino- ya lo dijo Francois Rabelais ayer, hace muy poquito, hace casi 600 años. Y conviene reiterarlo ahora, porque es verdad siempre y en todo lugar: “La ciencia sin conciencia es la ruina del alma”.

Aquí, en este instituto de investigaciones biológicas Clemente Estable desde hace 80 años hay ciencia con conciencia y seguirá habiéndola, sumando esperanzas y compromisos en beneficio de ese todo que nos une, llamado Uruguay. Felicitaciones nuevamente y muchas gracias.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIOLÓGICAS “CLEMENTE ESTABLE”, RODOLFO WETTSTEIN, EN EL MISMO ACTO

Señor Presidente de la República, señor Ministro de Educación y Cultura, señores ministros y subsecretarios, señor Intendente Municipal de Montevideo, señor Rector de la Universidad de la República, señor Director de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, señor presidente del CONICYT, señores representantes de Organismos Internacionales, señores parlamentarios, queridos familiares de Don Clemente Estable, compañeros del Instituto, amigos y amigas, familia querida.

Sean bienvenidos y gracias por acompañarnos en este día tan especial. Esto que hoy es este pujante instituto científico nació hace 80 años por la visión de un ser excepcional -que fue el maestro Clemente Estable- y al apoyo que a su retorno de su estadía en España, junto al ya entonces Premio Nóbel, Don Santiago Ramón y Cajal, le prestara al gobierno nacional de la época, creando en el ámbito del Consejo de Enseñanza Primaria y Normal, el laboratorio de ciencias biológicas, siendo ministro, en ese momento, el Dr. Eduardo Acevedo.

Tenemos que imaginar el impacto de la personalidad de Estable en el contexto del Uruguay de 1927 y el rápido crecimiento de este grupo humano que rodeó a Estable, que fue capaz de generar numerosos trabajos originales de investigación. Tal fue ese impacto que Estable pudo organizar con el apoyo del gobierno, en el año del centenario 1930, un congreso mundial de Biología que puso a nuestro país en el centro de la atención mundial en la materia.

Estable fue un innovador nato y basado en su concepción de cómo debía ser la tarea del investigador, fue un pionero en la lucha por la profesionalización de la tarea científica. El decía: “para la ciencia todo el tiempo, todo el hombre” y por supuesto que así se comportaba. Esa actitud se concretó en el logro,  por primera vez en el país, de los cargos públicos con dedicación exclusiva, vigentes en el Instituto desde muy temprano; sistema que fue posteriormente adoptada por la Enseñanza Secundaria y varios años después, luego de profundas discusiones, por la Universidad de la República.

Estable se caracterizó a lo largo de su vida,  por su permanente preocupación por la educación, por la defensa del libre desarrollo de las vocaciones, de la libertad de investigación y de la investigación fundamental. Esa actitud pionera de Estable fue compartida por sus colaboradores y es aún vigente. Siendo así que se desarrollaron la Nicloanatomía, la Biomicroscopía, la colocación de electrodos permanentes, la Microscopía electrónica, los estudios bioquímicos y de la acción biológica de productos naturales, formándose progresivamente fuertes grupos en neurobiología, neurofisiología, biología celular, bioquímica, biofísica, genética y zoología. La producción científica de estos grupos atrajo y concitó un importante apoyo internacional, lo que ha sido de gran importancia en las etapas clave, de crecimiento progresivo como institución.

Queremos rendir aquí nuestro homenaje no sólo a Clemente Estable, sino también a quienes lo acompañaron y ya nos han dejado: Edeasto Cordeiro, Francisco Alberto Sáez, Alberto y Raúl Vaz Ferreira, María Isabel Ardao, José Roberto Sotelo, Carlos María Franc, César Galeno, Pedro Arias.

Pero también a los que hoy son nuestros ex compañeros: Horacio Laborde, Carmen Legnani, Oscar Vincent, Roberto Capocasal, Horacio Cardozo y otros y muy especialmente a nuestros queridos investigadores eméritos: Máximo Drech, Gloria Martínez y Omar Trujillo Senoz, quienes han dado su vida entera por este instituto y por la ciencia del país.

Me parece que esta es la ocasión adecuada para hacer un rápido balance de lo que le ha aportado este instituto al país.

Los investigadores de este instituto hemos generado conocimiento original en investigación biológica a niveles de aceptación internacional que han puesto al país, desde hace décadas, en el ámbito científico internacional. Hoy se publican de 50 a 60 trabajos por año en revistas internacionales arbitradas de la especialidad. Se han formado varias generaciones de investigaciones científicos de los que muchos de ellos, podemos decir con orgullo, ocupan posiciones relevantes en otras instituciones del país y del exterior.

Nuestro amigo el señor Intendente Municipal de Montevideo, aquí presente, es uno de ellos. Hemos tenido la capacidad de incorporación permanente de nuevas tecnologías de investigación y diagnóstico y de su transferencia a otras instituciones. Han estado aquí el primer microscopio electrónico dedicado a la investigación lógica de América del Sur, el primer micrótomo de América, la segunda ultra centrífuga del país, el primer cito-espectro-fotómetro, el primer termociclador para PCR , el primer estudio forense de ADN se hizo aquí, el primer citómetro de flujo, el primer microscopio láser con focal. En fin, una gran cantidad de introducciones al país, particularmente las nuevas tecnologías biológicas.

En el IIBCE se hace no solamente investigación no fundamental. Se hace investigación y desarrollo pertinentes, como se ha dado en denominar recientemente y de directa utilidad para el país. Lamentamos que la investigación fundamental sea considerada aún, por algunos sectores, y con una visión muy estrecha, como no pertinente. Aquí no trabajamos en una torre de marfil aislada de la sociedad como se pudo creer quizá tiempo atrás, por el contrario siempre y comenzando por el propio Estable nos hemos preocupado por la educación y la  importancia de la investigación científica como parte fundamental del patrimonio cultural pero también como instrumento de desarrollo material del país.

Hace ya muchos años se desarrollan en el Instituto proyectos de apoyo a los sectores productivos del país, bacterias fijadoras de nitrógenos para las praderas, patógenos de cítricos y de la apicultura, caracterización de cepas  y de levaduras para la vinificación, técnicas de diagnóstico en salud humana animal y vegetal, biorremediación de suelos y también, se han instalado servicios de tecnología de punta.

El IIBCE se ha proyectado generosamente hacia otras instituciones y en apoyo a la ciencia del país. Los investigadores de nuestro instituto, al final del período  de la dictadura, fuimos quienes con el apoyo de la oficina regional de UNESCO, de su director de entonces el doctor Gustavo Malet y el doctor Braulio Orejas Miranda iniciamos las gestiones para evaluar la factibilidad e iniciar la instalación en el país de los doctorados en ciencia que se concretaran luego en el PEDECIBA.

El seminario de evaluación de recursos con la participación de investigadores uruguayos en el país, en el exterior y algunos amigos científicos regionales, se realizó en este instituto. Hoy la mayoría de los investigadores del IIBCE con trayectoria académica somos investigadores del PEDECIBA en el área de biología y hemos estado representados en su comisión directiva desde su fundación.

El IIBCE apoyó calurosamente la creación, por la Universidad de la República, de la nueva Facultad de Ciencias. De hecho, varios de nuestros departamentos se han constituido hasta hoy en unidades asociadas a la Facultad de Ciencias en un proyecto innovador de cooperación creado con el entonces decano doctor Mario Wschebor, el país y toda la comunidad científica necesitamos una facultad de ciencias del más alto nivel posible.

El IIBCE ha apoyado también y con todo su entusiasmo la creación en nuestro medio del Instituto Pasteur, colaborando con nuestro personal especializado, tanto en la dirección de investigación, como en la integración de dos de las plataformas tecnológicas del mismo.

Este instituto es finalmente la obra resultante de un conjunto de vectores, de un científico con visión de estadista que sembró una semilla en un campo fértil apoyado por los gobernantes de entonces, de un Estado que con diferente etapas apoyó y mantuvo la institución a lo largo de sus 80 años, de la cooperación internacional que ha sido fundamental en diferentes etapas de nuestra historia, la Fundación Rockefeller, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, la cooperación sueca y por último la obra de sus investigadores, quienes al quedarnos en el país por un compromiso con la sociedad que nos permitió formamos en nuestra vocación, hemos ayudado a que tenga una ciencia propia, con sacrificio, en muchos casos, de la posibilidad de un mejor rendimiento científico y de una muy superior remuneración y reconocimiento.

La obra de influencia del Contador Enrique Iglesias al frente del Banco Interamericano de Desarrollo en la política de apoyo al desarrollo en ciencia y tecnología y los países de la región permitió a nuestro CONICYT no sólo terminar el edificio de la nueva Facultad de Ciencias, sino que significó para nuestro instituto una remodelación profunda del edificio central y la construcción de una nueva ala constituyendo un hito de gran importancia en la vida institucional. Como recién -y ahora gracias al apoyo del gobierno hemos logrado terminar estas  obras- es que queremos hacer este justo reconocimiento y homenaje, y si bien lamentablemente no nos pueda acompañar el Cr. Iglesias, está con nosotros el representante del Banco Interamericano de Desarrollo en nuestro país, el amigo Juan José Taccone.

¿Como vemos al IIBCE hoy? Luego de varias décadas de una organización de una estructura paternalista y de una amistad casi familiar, el crecimiento progresivo de una institución en las dos ultimas décadas nos ha llevado a evolucionar hacia una organización con un funcionamiento grupal, compartiendo inquietudes y responsabilidades, con un conjunto de reglamentos internos que hacen que todos sepamos cómo tratamos de funcionar y hacia qué tendemos. Creemos haber logrado un alto nivel de eficiencia. Nos lo dicen los indicadores de funcionamiento de la Administración Central del Estado, pero afortunadamente también las evaluaciones independientes efectuadas por científicos especializados del exterior. Podemos basar este juicio en algunas cifras de nuestra actualidad: la generación anual de 50 a 60 publicaciones en revistas internacionales arbitradas, la ejecución simultánea de 55 proyectos de investigación o de investigación y desarrollo, el trabajo, en nuestro laboratorio, haciendo sus tesis, de cuarenta estudiantes de Maestría y veinte del Doctorado del PEDECIBA, la presencia de un centenar de jóvenes contratados por proyectos u honorarios y organización y realización de un alto número de simposios, congresos y cursos internacionales, tres en este ultimo año y dos que están en los próximos meses.

Esto se logra con las cifras muy modestas de nuestro presupuesto y contando con una administración que siendo integrada solamente por cinco técnicos y profesionales muy valiosos, administran no solo lo pertinente a la unidad ejecutora del ministerio, sino también a los cincuenta y cinco proyectos de investigación. Queremos resaltar la importancia de estar generando un importante grupo de jóvenes investigadores que son el futuro, no sólo de la institución sino que serán, sin duda, partícipes del futuro del país, en la medida en que sepamos darles las condiciones para que no se vean obligados a emigrar para poder hacer ciencia. Creemos saber sabido acompañar la gran devolución que ha caracterizado el desarrollo de la Biología en los últimos treinta años. No sólo por el gran desarrollo de conocimientos originales generados en los avances de las neurociencias, la Biología molecular, la Genómica y la Proteómica, sino también por el creciente impacto económico y social y la aplicación del conocimiento biológico a través de las biotecnologías.

No cabe duda que hoy cada vez más vivimos en una sociedad de información y de conocimiento, pero también en una economía basada en el conocimiento. Nuestro país no puede vivir de espaldas a esta realidad mundial especialmente si tenemos en cuenta que somos todavía mayoritariamente exportadores de productos biológicos básicos o con un grado de procesamiento industrial relativamente bajo. ¿Cómo vemos el futuro del IIBCE?  En esta etapa de procesamiento de profundos cambios que encara el país vemos a nuestro instituto con un importante papel en el marco de un sistema nacional de ciencia y tecnología, innovación que esperamos integrar activamente. Para esta nueva etapa debemos confrontar dos vertientes de esfuerzo. Una es la reestructura interna que encaramos hoy, estructural y funcional en la que pretendemos organizarnos para trabajar en forma más integrada reagrupando en tres áreas las unidades de investigación. Pretendemos así lograr una mayor complementación de los recursos humanos y el equipamiento disponible.

La otra vertiente corresponde a un apoyo incremental por parte del gobierno nacional, imprescindible para poder acompañar adecuadamente la veloz evolución actual de la investigación biológica y biotecnológica. Estamos convencidos de que para cimentar el futuro no sólo alcanza con apoyar las nuevas instituciones tan necesarias para el país, pero que están hoy en una etapa de formación, sino que es también clave contribuir a consolidar las existentes, que seguimos siendo la realidad presente en plena etapa productiva y con una capacidad de formar nuevas generaciones de científicos.

Estamos solicitando el apoyo del Poder Ejecutivo para el desarrollo de lo que hoy consideramos son las nuevas áreas estratégicas de investigación biológica como son complementar nuestra plataforma de imagenología y la instalación de una plataforma de manotecnología biologica. Estamos convencidos de que no hay desarrollo integral de un país sin generación de conocimiento y sin una fuerte inversión en investigación científica y tecnológica.

La realidad mundial de los países pequeños que han alcanzado el desarrollo así nos lo ha demostrado. Durante mucho años hemos vivido en nuestro medio una separación artificial entre la ciencia y la cultura, que nuestra obligación como científicos es demostrar lo contrario: que hoy es tan grave ignorar lo son varios  escritores o pintores como ignorar que es el genoma como base del funcionamiento de la actividad intelectual.

Hoy festejamos aquí una muy fértil trayectoria institucional en sus 80 años, y deseamos que sea el inicio de una nueva etapa de desarrollo institucional que creemos será de gran importancia para el futuro del país y seguramente estará en manos de esas nuevas generaciones de científicos que están hoy en proceso de gestación en el ambiente fermental de nuestros laboratorios. Muchas gracias a todos por acompañarnos hoy y por el apoyo que nos han dado en el pasado en el presente, así como el que esperamos para el futuro de este joven instituto.

   
 
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