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9 de noviembre, 2007

Cumbre Iberoamericana

Presidente Vázquez: Impulsar acciones para avanzar en la construcción de nuestras naciones
Vázquez, señaló la necesidad de lograr cohesión social entre los pueblos Iberoamericanos. Instó a revertir alarmantes cifras de pobreza, indigencia y diferencias en la distribución de ingresos. Se dirigió con especial afecto, al Presidente Kirchner y expresó su aspiración para un encuentro de ambas naciones hermanas.

En ocasión de la inauguración de la XVII Cumbre Iberoamericana de Presidentes, el Presidente uruguayo Tabaré Vázquez marcó la necesidad de alcanzar la cohesión social entre los pueblos Iberoamericanos. Instó a revertir la realidad actual,  que indica que existen 200 millones de pobres y 79 millones de indigentes,  además de abismales diferencias en la distribución de ingresos. Subrayó el mandatario,  que la principal preocupación de la gente,  se sitúa en  la precariedad laboral. Advirtió que existe en nuestros pueblos una percepción positiva de la institucionalidad democrática, pero no siempre, de sus derechos y deberes como ciudadanos. Sostuvo que ello  es una exigencia para  un cambio,  que mejore esta realidad condicionada por tantas fragilidades.

Señaló su consideración de  que la próxima reunión será la culminación de un extenso, intenso y fructífero proceso de trabajo efectivamente realizado por la comunidad Iberoamericana.  Expresó  que ese proceso,  no será el final de la historia en materia de cohesión social para el desarrollo, pero que sí será,  un importante aporte para que los gobernantes participantes en la Cumbre,  sean capaces de cumplir acuerdos, compromisos y lineamientos  de la declaración final ..

Reiteró,  que hay que diseñar, coordinar e impulsar acciones concretas para avanzar en la construcción de nuestras naciones. Dijo que hay que  incluir  a los excluidos,  abatir desigualdades y que esto,  deberá hacerse con valores y principios.  Si bien  afirmó no esperar milagros, dijo que no hay que renunciar a esos objetivos,  con firmeza  y con promoción de la dignidad humana, que  identificó  como  clave en la vida de todos.

En otro orden, el Presidente dijo que la democracia no es un adorno del desarrollo, sino que  es  núcleo del mismo. Consideró que la responsabilidad de los gobernantes,  implica no sólo incluir a los que están desamparados,  porque nada tienen, sino también incluir a quienes,  por tener mucho,  se creen inmunes e impunes. Agregó,  que el consumismo, la frivolidad y la opulencia,  también son factores de exclusión social y que para progresar,  se debe mejorar, sin creer que será mejor quien más tenga. El mandatario insistió en que el gran   desafío,  es alcanzar el desarrollo.entre todos.

Finalmente, el jefe de Estado se dirigió con muestras de especial calidez  al Presidente argentino,  Néstor Kirchner. De ese modo, Vázquez  expresó su  aspiración de que el río que corre entre  ambos países,  sirva de unión y logre conducirlos  hacia un abrazo fraterno y prolongado.

Palabras del Presidente de la República, Tabaré Vázquez.

PRESIDENTE VÁZQUEZ:  Su Majestad Real, Don Juan Carlos de Borbón, señora Presidenta de Chile, entrañable colega y amiga Michelle Bachelet, señores Jefes de Estado y de Gobierno, señor Secretario General Iberoamericano, señora Presidenta electa y señor Presidente electo, señoras y señores representantes de organismos internacionales y de gobiernos invitados, señoras y señores, amigas y amigos. Debo confesarles que estoy tentado de reiterar en esta sesión,  algunas consideraciones que hice al cerrar la XVI Cumbre Iberoamericana realizada hace un año en la ciudad de Montevideo. Dije en aquella oportunidad, señora Presidenta de Chile, que vendríamos a Santiago a dar cuenta de la consolidación y proyección de la comunidad que somos y a caminar con usted por las Alamedas, que nos enseñó un compatriota suyo en el último y supremo momento de su vida que por cierto, no ha muerto. Y aquí estamos,  señora Presidenta, hice referencia también -probablemente alguno de ustedes lo recuerden- a la Tía Miserias una brevísima narración oral de Juan Rulfo,  sobre la pobreza material y la otra pobreza, la que duele aún más y ambas nos siguen doliendo. Amigas y amigos, la temática de esta Cumbre refiere en cierta forma a aquella Tía vieja descrita por Rulfo. Porque,  cohesión social con 200 millones de pobres y 79 millones de indigentes y con las diferencias abismales en la distribución del ingreso existentes en América Latina,  no es muy cohesión que digamos. Y hablar de cohesión social,  con gente cuya su principal preocupación, por no decir obsesión, es la precariedad laboral o que tiene una percepción positiva, pero endeble de la institucionalidad democrática y de sus propios derechos y deberes como ciudadano es diagnosticar otra vez una realidad que hay que cambiar.

Nuestra reunión, nuestra próxima reunión, es la culminación de un extenso, intenso y fructífero procesos de trabajo que coordinado por la Secretaría general ha realizado la comunidad Iberoamericana. Ni ese proceso, ni este encuentro son el invento de la rueda, ni el final de la historia en materia de cohesión social para el desarrollo. Pero serán,  sin dudas,  un importante aporte si quienes ahora estamos en este recinto somos capaces de cumplir los acuerdos, compromisos y lineamientos que contenga la declaración final de nuestra reunión. Soy médico por vocación y compasión,  pero no voy a disecar el proyecto de esa declaración. Sin embargo,  permítanme hacer algunas reflexiones a partir de algo que quienes trabajamos en el campo de las ciencias,  aprendimos de Francois Rabelais,  quien hace apenas cinco siglos afirmaba que “la ciencia sin conciencia, es la ruina del alma”. Es verdad, la ciencia sin conciencia es la ruina del alma y la vida sin dignidad también lo es. Hay que diseñar, coordinar e impulsar acciones concretas para avanzar en la construcción de nuestras naciones, incluyendo a los excluidos y abatiendo desigualdades, porque una cosa es la diferencia y otra la desigualdad. Debemos hacerlo,  desde mi muy modesto punto de vista, sin verdades reveladas pero con valores y con principios, sin esperar milagros,  pero sin renunciar a objetivos tan necesarios como posibles, sin iracundia,  pero con firmeza en la defensa y promoción de la dignidad humana que es la clave de la vida de todos y la razón de quienes hemos recibido de nuestros semejantes, la responsabilidad de gobernar. Y sobre todo con democracia, porque la democracia no es un adorno del desarrollo, es el núcleo del mismo. Democracia en toda su extensión imaginable,  como solía decir José Artigas,  el padre de la Nación que hoy es el Uruguay. Democracia,  para vivirla,  porque para qué queremos la democracia si no nos atrevemos a vivir en ella. No pretendo convertir esta reunión en un ateneo,  pero hay otro principio que usamos los médicos, usted puede ayudarme Señora Presidenta, que también es válido creo, en materia de política sociales, el principio precautorio. Es decir,  así como la prudencia ha de acompañar al progreso científico,  la responsabilidad,  ha de acompañar a la política. En tal contexto y sobre ese tema especifico,  nuestra responsabilidad como gobernantes implica no sólo incluir a los que están desamparados porque nada tienen, sino también incluir a quienes por tener mucho,  se creen inmunes e impunes. Así como la obesidad es causa de muerte, el consumismo, la frivolidad y la opulencia también son factor de exclusión social. Para progresar,  hay que ser mejores y no es mejor quien más tiene.

Señora Presidenta de Chile, señoras y señores, amigas y amigos, finalizo mi exposición, expresando el agradecimiento de quienes integramos la delegación de Uruguay a esta reunión. Por el afecto con que usted, su Gobierno y su país nos han recibido.

Afecto que no es nuevo, pero que se renueva día a día y que es recíproco. Si la fraternidad vale,  también lo que se ha sufrido por ella, chilenos y uruguayos tenemos muchas razones para ser hermanos.

Su Majestad, señores Jefes de Estado y Gobierno; señor Secretario General, amigas y amigos, imposibilitado de hablar, poco antes de morir, Juan José Castelli, escribió al médico que lo asistía:  “si ves al futuro dile que por favor no venga”. No es este el momento,  ni tengo yo autoridad para emitir juicio de valor sobre quien fue integrante destacado de aquella primera Junta de Gobierno, surgida como consecuencia de la Revolución de Mayo de 1810,  en la ciudad de Buenos Aires.

Tampoco corresponde repasar los 195 años transcurridos desde la muerte de Castelli a nuestros días. Aunque nadie vivió esa historia íntegramente, todos sin embargo,  somos sus hijos. Pero si vemos el  futuro, por favor, no le digamos que no venga. Digásmole que venga,  y no le esperemos. Vayamos a buscarlo, es decir, construyámoslo desde el presente,  que al fin y al cabo,  el futuro,  ya llegó. Y construyámoslo entre todos, asumiendo que nada,  nada absolutamente nada, puede separarnos. Y aquí, por favor, les pido me permitan una reflexión muy particular, con todo mi cariño, con todo mi amor: … señor Presidente de la querida hermana República Argentina, ese río que nos recorre de Norte a Sur y uniendo Este y Oeste, nos atraiga a un abrazo fraterno y prolongado entre nuestros dos pueblos. Muchas gracias.

   
 
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