Cumbre Iberoamericana
Presidente Vázquez: Impulsar acciones para avanzar
en la construcción de nuestras naciones
Vázquez, señaló la necesidad de
lograr cohesión social entre los pueblos
Iberoamericanos. Instó a revertir alarmantes cifras de
pobreza, indigencia y diferencias en la distribución de
ingresos. Se dirigió con especial afecto, al Presidente
Kirchner y expresó su aspiración para un encuentro de
ambas naciones hermanas.
En ocasión de la inauguración de la
XVII Cumbre Iberoamericana de Presidentes, el
Presidente uruguayo Tabaré Vázquez marcó la necesidad
de alcanzar la cohesión social entre los pueblos
Iberoamericanos. Instó a revertir la realidad actual,
que indica que existen 200 millones de pobres y 79
millones de indigentes, además de abismales
diferencias en la distribución de ingresos. Subrayó el
mandatario, que la principal preocupación de la gente,
se sitúa en la precariedad laboral. Advirtió que
existe en nuestros pueblos una percepción positiva de
la institucionalidad democrática, pero no siempre, de
sus derechos y deberes como ciudadanos. Sostuvo que
ello es una exigencia para un cambio, que mejore
esta realidad condicionada por tantas fragilidades.
Señaló su consideración de que la
próxima reunión será la culminación de un extenso,
intenso y fructífero proceso de trabajo efectivamente
realizado por la comunidad Iberoamericana. Expresó
que ese proceso, no será el final de la historia en
materia de cohesión social para el desarrollo, pero que
sí será, un importante aporte para que los gobernantes
participantes en la Cumbre, sean capaces de cumplir
acuerdos, compromisos y lineamientos de la declaración
final ..
Reiteró, que hay que diseñar,
coordinar e impulsar acciones concretas para avanzar en
la construcción de nuestras naciones. Dijo que hay que
incluir a los excluidos, abatir
desigualdades y que esto, deberá hacerse con valores y
principios. Si bien afirmó no esperar milagros, dijo
que no hay que renunciar a esos objetivos, con firmeza
y con promoción de la dignidad humana, que
identificó como clave en la vida de todos.
En otro orden, el
Presidente dijo que la democracia no es un adorno del
desarrollo, sino que es núcleo del mismo. Consideró
que la responsabilidad de los gobernantes, implica no
sólo incluir a los que están desamparados, porque nada
tienen, sino también incluir a quienes, por tener
mucho, se creen inmunes e impunes. Agregó, que el
consumismo, la frivolidad y la opulencia, también son
factores de exclusión social y que para progresar, se
debe mejorar, sin creer que será mejor quien más tenga.
El mandatario insistió en que el gran desafío, es
alcanzar el desarrollo.entre todos.
Finalmente, el
jefe de Estado se dirigió con muestras de especial
calidez al Presidente argentino, Néstor Kirchner. De
ese modo, Vázquez expresó su aspiración de que el río
que corre entre ambos países, sirva de unión y logre
conducirlos hacia un abrazo fraterno y prolongado.
Palabras del Presidente de la
República, Tabaré Vázquez.
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Su Majestad
Real, Don Juan Carlos de Borbón, señora Presidenta de
Chile, entrañable colega y amiga Michelle Bachelet,
señores Jefes de Estado y de Gobierno, señor Secretario
General Iberoamericano, señora Presidenta electa y
señor Presidente electo, señoras y señores
representantes de organismos internacionales y de
gobiernos invitados, señoras y señores, amigas y
amigos. Debo confesarles que estoy tentado de reiterar
en esta sesión, algunas consideraciones que hice al
cerrar la XVI Cumbre Iberoamericana realizada hace un
año en la ciudad de Montevideo. Dije en aquella
oportunidad, señora Presidenta de Chile, que vendríamos
a Santiago a dar cuenta de la consolidación y
proyección de la comunidad que somos y a caminar con
usted por las Alamedas, que nos enseñó un compatriota
suyo en el último y supremo momento de su vida que por
cierto, no ha muerto. Y aquí estamos, señora
Presidenta, hice referencia también -probablemente
alguno de ustedes lo recuerden- a la Tía Miserias una
brevísima narración oral de Juan Rulfo, sobre la
pobreza material y la otra pobreza, la que duele aún
más y ambas nos siguen doliendo. Amigas y amigos, la
temática de esta Cumbre refiere en cierta forma a
aquella Tía vieja descrita por Rulfo. Porque, cohesión
social con 200 millones de pobres y 79 millones de
indigentes y con las diferencias abismales en la
distribución del ingreso existentes en América Latina,
no es muy cohesión que digamos. Y hablar de cohesión
social, con gente cuya su principal preocupación, por
no decir obsesión, es la precariedad laboral o que
tiene una percepción positiva, pero endeble de la
institucionalidad democrática y de sus propios derechos
y deberes como ciudadano es diagnosticar otra vez una
realidad que hay que cambiar.
Nuestra reunión, nuestra próxima
reunión, es la culminación de un extenso, intenso y
fructífero procesos de trabajo que coordinado por la
Secretaría general ha realizado la comunidad
Iberoamericana. Ni ese proceso, ni este encuentro son
el invento de la rueda, ni el final de la historia en
materia de cohesión social para el desarrollo. Pero
serán, sin dudas, un importante aporte si quienes
ahora estamos en este recinto somos capaces de cumplir
los acuerdos, compromisos y lineamientos que contenga
la declaración final de nuestra reunión. Soy médico por
vocación y compasión, pero no voy a disecar el
proyecto de esa declaración. Sin embargo, permítanme
hacer algunas reflexiones a partir de algo que quienes
trabajamos en el campo de las ciencias, aprendimos de
Francois Rabelais, quien hace apenas cinco siglos
afirmaba que “la ciencia sin conciencia, es la ruina
del alma”. Es verdad, la ciencia sin conciencia es la
ruina del alma y la vida sin dignidad también lo es.
Hay que diseñar, coordinar e impulsar acciones
concretas para avanzar en la construcción de nuestras
naciones, incluyendo a los excluidos
y abatiendo desigualdades, porque una cosa es la
diferencia y otra la desigualdad. Debemos hacerlo,
desde mi muy modesto punto de vista, sin verdades
reveladas pero con valores y con principios, sin
esperar milagros, pero sin renunciar a objetivos tan
necesarios como posibles, sin iracundia, pero con
firmeza en la defensa y promoción de la dignidad humana
que es la clave de la vida de todos y la razón de
quienes hemos recibido de nuestros semejantes, la
responsabilidad de gobernar. Y sobre todo con
democracia, porque la democracia no es un adorno del
desarrollo, es el núcleo del mismo. Democracia en toda
su extensión imaginable, como solía decir José
Artigas, el padre de la Nación que hoy es el Uruguay.
Democracia, para vivirla, porque para qué queremos la
democracia si no nos atrevemos a vivir en ella. No
pretendo convertir esta reunión en un ateneo, pero hay
otro principio que usamos los médicos, usted puede
ayudarme Señora Presidenta, que también es válido creo,
en materia de política sociales, el principio
precautorio. Es decir, así como la prudencia ha de
acompañar al progreso científico, la responsabilidad,
ha de acompañar a la política. En tal contexto y sobre
ese tema especifico, nuestra responsabilidad como
gobernantes implica no sólo incluir a los que están
desamparados porque nada tienen, sino también incluir a
quienes por tener mucho, se creen inmunes e impunes.
Así como la obesidad es causa de muerte, el consumismo,
la frivolidad y la opulencia también son factor de
exclusión social. Para progresar, hay que ser mejores
y no es mejor quien más tiene.
Señora Presidenta
de Chile, señoras y señores, amigas y amigos, finalizo
mi exposición, expresando el agradecimiento de quienes
integramos la delegación de Uruguay a esta reunión. Por
el afecto con que usted, su Gobierno y su país nos han
recibido.
Afecto que no es
nuevo, pero que se renueva día a día y que es
recíproco. Si la fraternidad vale, también lo que se
ha sufrido por ella, chilenos y uruguayos tenemos
muchas razones para ser hermanos.
Su Majestad,
señores Jefes de Estado y Gobierno; señor Secretario
General, amigas y amigos, imposibilitado de hablar,
poco antes de morir, Juan José Castelli, escribió al
médico que lo asistía: “si ves al futuro dile que por
favor no venga”. No es este el momento, ni tengo yo
autoridad para emitir juicio de valor sobre quien fue
integrante destacado de aquella primera Junta de
Gobierno, surgida como consecuencia de la Revolución de
Mayo de 1810, en la ciudad de Buenos Aires.
Tampoco
corresponde repasar los 195 años transcurridos desde la
muerte de Castelli a nuestros días. Aunque nadie vivió
esa historia íntegramente, todos sin embargo, somos
sus hijos. Pero si vemos el futuro, por favor, no le
digamos que no venga. Digásmole que venga, y no le
esperemos. Vayamos a buscarlo, es decir, construyámoslo
desde el presente, que al fin y al cabo, el futuro,
ya llegó. Y construyámoslo entre todos, asumiendo que
nada, nada absolutamente nada, puede separarnos. Y
aquí, por favor, les pido me permitan una reflexión muy
particular, con todo mi cariño, con todo mi amor: …
señor Presidente de la querida hermana República
Argentina, ese río que nos recorre de Norte a Sur y
uniendo Este y Oeste, nos atraiga a un abrazo fraterno
y prolongado entre nuestros dos pueblos. Muchas
gracias. |