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29 de noviembre, 2007

Con lealtad y respeto

Vázquez a industriales: es necesario formular acuerdos internos
El Presidente Vázquez, en el 109º Aniversario de la Cámara de Industrias, dijo que establecer tanto acuerdos internos como externos es fundamental para dar sostenibilidad al país, además el Gobierno tiene señas bien definidas y cuestionó si existe competitividad sin innovación y educación, desarrollo productivo sin trabajo y protección social; y prosperidad de un país sobre la pobreza y desigualdad de la gente.

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, dijo que no pretende, ni pretende el Gobierno apoyos unánimes, pero reclama respeto, lealtad y responsabilidad aún en la discrepancia.

Nación y democracia no son palabras para adornar discursos, son construcciones colectivas y cotidianas en las que todos tenemos derechos y responsabilidades, agregó.

Vázquez expresó que los países no son casinos, porque con la democracia no se juega y hay que respetar la inteligencia y la dignidad de la gente.

Quien no entiende esto no entiende nada, agregó, quien no lo asume es un irresponsable y quien solamente quiere ganar como sea, al final termina perdiendo todo, es el presagio de la realidad de la experiencia histórica mundial, sentenció.

El Primer Mandatario manifestó que poco a poco las sociedades evolucionan hacia forma de Gobierno que se basan más en las leyes que en las individualidades. Está bien que así sea, dijo, y en esa materia los uruguayos marchamos bien, aquí los Presidentes no son eternos ni infalibles y desde esa perspectiva, pero teniendo en cuenta la responsabilidad institucional que la ciudadanía le encomendó ejercer, renueva el compromiso de trabajo en un proyecto de país que conjugue crecimiento económico con justicia social, eso al fin y al cabo es el desarrollo.

En este sentido el Presidente de la República renovó su convocatoria de continuar con la tarea de seguir construyendo el Uruguay entre todos.

El Presidente declaró que el día de la Industria, como el día de los Trabajadores ó el día de la Independencia Nacional, nos comprende a todos, porque no existe la industria sin empresarios, sin trabajadores, y a su vez sin sistema educativo, sin protección social, sin avances tecnológicos y sin Estado que asuma sus competencias ó sin democracia.

Además el Presidente Vázquez resaltó la importancia de la participación de los empresarios en las misiones oficiales para expandir y profundizar las relaciones democráticas y comerciales, como las realizadas en: Chile, Emiratos Árabes, Qatar, Dubai, Ecuador, Bélgica, Portugal, Nueva Zelanda, Malasia y Vietnam.

El Presidente reiteró el reconocimiento del Gobierno a las autoridades y socios de la Cámara de Industria por su participación en las misiones cuyo principales beneficiarios el Uruguay y los uruguayos.

Las misiones oficiales, dijo, abrieron espacios que se deben llenar, porque no basta con firmar acuerdos, se debe implementar los documentos firmados para convertirlas en realidad. Ello requiere acciones completas, sistemáticas con metas y objetivos de corto y mediano plazo.

Por su parte del Presidente de la Cámara de Industria, Diego Balestra, manifestó el compromiso del sector industrial de apoyar el país sin distinción política en todas las acciones que éste y los futuros Gobiernos instrumenten a favor del desarrollo nacional.

Resaltó la necesidad de impulsar el deseo emprendedor de los uruguayos para que se conviertan en empresarios porque el éxito de un país depende la capacidad de su capital humano para realizar trabajo con valor agregado producto del esfuerzo y la inteligencia.

Balestra dijo que el Gobierno, partidos políticos, trabajadores y empresarios deben dialogar para juntar esfuerzos para diseñar un futuro común que asegure la generación de riqueza y empleo para que el país crezca.

En otro orden, el Ministro de Industria, Jorge Lepra, declaró que la industria es un sector de la actividad económica relevante porque está presente en toda cadena de producción en la que se genera el valor de los productos nacionales.

Agregó que no todo depende del Gobierno, un país, una comunidad requiere de la participación activa de toda la sociedad. El país necesita de empresarios innovadores, que asuman el riesgo de lo que implica construir un país más próspero, más inteligente, más integrado socialmente.

Lepra dijo que la política económica del Gobierno tuvo como objetivo la mejora del conjunto de la economía con la atención a la problemática social.

El Secretario de Estado explicó las consecuencias de la profunda crisis económica y cómo el Gobierno logró reducir el peso del ratio deuda PBI y la independencia con los organismos internacionales de crédito.

Analizó que los factores que influyen en el valor del dólar, no son exclusivos del país, porque además lo sufren otros países que de la economía mundial. Las estrategias que adoptaron otros países para mantener el precio del dólar generan efectos macroeconómicos negativos cuya tendencia futura todavía es difícil de percibir.

Lepra destacó que esto no repercutió en nuestro desempeño exterior, porque las exportaciones alcanzan cada año cifras récord con mercados diversificados, esto indica mayor actividad de la industria.

El Ministro dijo que se logró un crecimiento sostenido en la economía, con tasa de empleo récord y por otra parte la tasa de desempleo se redujo de manera importante.

Además disminuyó la pobreza y la indigencia y se cumplió la premisa que los programas de ingreso sociales fueran a término y actualmente la política social se reorienta en contraprestaciones donde se priorizan las opciones laborales.

El Secretario de Estado comunicó que el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR, asignó al Ministerio de Industria U$S 1:275 que se complementaran con asignaciones presupuestales hasta alcanzar U$S 1:500 para promover los sectores software, electrónica y biotecnología.

Informó además de las diferentes iniciativas desde el Ministerio de Industria para apoyar el desarrollo tecnológico y empresarial.

Se pone a disposición el discurso textual realizado por el Presidente de la Cámara de Industria, Diego Balestra y del Ministro de Industria, Jorge Lepra. En próximas horas estará disponible el discurso del Presidente de la República, Tabaré Vázquez.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, TABARE VAZQUEZ, EN LOS 109 AÑOS DE LA CAMARA DE INDUSTRIAS

PRESIDENTE VAZQUEZ: Señor presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, ingeniero Diego Balestra, señoras y señores asociados a esta Institución, autoridades nacionales, departamentales, señoras y señores invitados, amigas y amigos.

Gracias, por invitarme a esta ceremonia, en la cual, no sólo como vemos hay mucha gente, sino que también hay mucho pasado; mucho futuro y sobre todo hay mucho trabajo. En efecto, aún en un país relativamente joven como el nuestro, que una Institución tenga 109 años de trayectoria da cuenta de un largo recorrido que, como todos los recorridos de este tipo no siempre son rectilíneos o fáciles. Pero así es la existencia humana y la construcción de las sociedades. Por lo tanto, felicitaciones a la Cámara de Industrias del Uruguay por sus 109 años de vida. Felicitaciones también por el día de la Industria, que esta Cámara vive de manera especial pero no exclusiva.

El día de la Industria, como el día de los Trabajadores o el día de la Independencia Nacional nos comprende a todos. Lo cierto es que no hay industria sin industriales, empresarios y sector privado –como muy bien lo expresara el señor presidente – pero tampoco hay industrias sin trabajadores, sin sistema educativo; sin protección social; sin avances tecnológicos, sin Estado que asuma sus competencias o sin democracia –como usted decía señor presidente – que funcione cabalmente.

Sin temor a equivocaciones o exageraciones, puede decirse que todo tiene que ver con todo. Pero, no se alarmen, yo no voy hablar de todo, ni siquiera me detendré en algunos aspectos puntuales o coyunturales propios de este ámbito y de esta ocasión. A ellos ya se refirió el señor Ministro de Industria, Energía y Minería, don Jorge Lepra.

Señoras y señores, amigas y amigos, permítanme en todo caso hacer muy brevemente tres consideraciones.

La primera de ellas. Tiene que ver con la participación de la Cámara de Industrias del Uruguay, a través de su presidente y/o de empresarios asociados a la misma, en las visitas oficiales que estamos llevando a cabo y que hemos hecho a Chile, Emiratos Árabes, Qatar, Dubai, Ecuador, Bélgica, España, Portugal, Nueva Zelanda, Malasia y Vietnam. No fueron visitas turísticas o simplemente protocolares, fueron misiones de trabajo para expandir y profundizar relaciones diplomáticas, comerciales, de intercambio y de cooperación con dichos países. Aunque ya lo he manifestado anteriormente, quiero reiterar, el reconocimiento del Gobierno Nacional en su conjunto y de la Presidencia de la República en particular, a las autoridades y socios de la Cámara de Industrias, por su participación en estas misiones, cuyo principal beneficiario es ni más ni menos que el Uruguay y los uruguayos.

Claro, también, que los beneficios no están predeterminados ni son inexorables.

Y esta es la segunda consideración que deseo compartir con todos ustedes.

Las misiones. Las que hicimos. Las que haremos próximamente, han abierto espacios que ahora hay que llenar. No basta con firmar documentos, hay que implementar los documentos firmados, ello requiere acciones concretas, sistemáticas, con metas y objetivos de corto, mediano y largo plazo. Todo tiene que ver con todo, decíamos hace unos instantes.                

 Y podemos agregar, pocas cosas son casuales y en materia de producción y comercio, ninguna. Las misiones han abierto auspiciosas posibilidades para todos, pero también han planteado el desafío de transformarlas en realidad.

Yo confío en que entre todos lo vamos hacer. Cada quien según sus responsabilidades y competencias, sin renunciar a su identidad pero sin perder de vista ese todo que nos une y que se llama, Uruguay.

El Gobierno –tengan la seguridad – hará lo que tenga que hacer, pero no es el único que tiene competencias y responsabilidades.

La tercera consideración de la cual estoy convencido y estimo pertinente plantear en esta ocasión, es si se quiere ver así, de carácter más doméstico. 

Y para decirlo en pocas palabras, tan importante como establecer acuerdos externos es establecer acuerdos internos.

Estos son fundamentales, porque dan sostenibilidad a los otros.

¿Acaso un país puede integrarse adecuadamente al mundo sino está integrado en si mismo?, ¿Acaso Estado y mercado son incompatibles?

Nosotros estamos de acuerdo, por supuesto que estamos de acuerdo con bajar el costo del Estado ¡por favor!, como expresan algunos cartelitos adhesivos que llevan algunos automóviles. De hecho, lo estamos haciendo, pero no estamos dispuestos a hacerlo a cualquier costo.

¿Acaso el público y el privado son sectores incompatibles, y autosuficientes?

Miremos al mundo, ¿Acaso, hay competitividad sin innovación? ¿Acaso, hay innovación sin educación? ¿Acaso, hay desarrollo productivo sin protección social? ¿Acaso hay buen trabajo sin relaciones laborales adecuadas?

¿Acaso es posible la prosperidad de un país, sobre la pobreza o la desigualdad de su gente?

Estas y otras interrogantes como las que formuló también el Señor Presidente de la Cámara de Industrias, que por cierto, no son un mero ejercicio teórico, no pueden taparse con un manto de silencio e inacción.

Tampoco pueden responderse con verdades supuestamente reveladas, ni a gritos, ni a susurros. Gritos y susurros, precisamente es una obra de Bergman, que a veces la vida es mucho más compleja, aunque parezca mentira, que las películas de Bergman.

Estas interrogantes hay que responderlas prácticamente, con sentido de nación y en clave democrática. Nación y democracia no son palabras para adornar discursos, son construcciones colectivas y cotidianas, en las que todos tenemos derechos y responsabilidades.

En tal sentido, digámoslo claramente, pues hablando la gente se entiende.

Nuestro Gobierno tiene señas de identidad bien definidas, pero es el Gobierno de todos los uruguayos. No pretendo, ni pretende el Gobierno ni exige apoyos unánimes, pero reclama respeto, lealtad y responsabilidad, aún en la discrepancia. Porque los países no son casinos, porque con la democracia -como usted decía señor Presidente- no se juega y porque hay que respetar la inteligencia y la dignidad de la gente. Quién no entiende esto no entiende nada, quien no lo asume es  por lo menos, un irresponsable, y quién solamente quiere ganar como sea, al final termina perdiendo todo.

No es un presagio, es la realidad de una experiencia histórica mundial.

Señor Presiente de la Cámara de Industrias del Uruguay, señoras y señores asociados, autoridades nacionales, departamentales, señoras y señores invitados, compatriotas; poco a poco y no sin dificultades y a veces con mucho sufrimiento, las sociedades evolucionan hacia formas de gobierno que se basan más en las leyes ¡por suerte! que la individualidades. Esta bien que así sea. Y en esa materia como en otras, los uruguayos marchamos bien, aquí los presidentes no son eternos ni infalibles.

Y desde esa perspectiva, pero teniendo en cuenta la responsabilidad institucional que la ciudadanía me encomendó ejercer, renuevo mi compromiso de trabajo en un proyecto de país que conjugue, crecimiento económico con Justicia social. Eso al fin y al cabo, es el desarrollo. Y renuevo mi convocatoria a ustedes a continuar en esta tarea que nos involucra a todos y que se llama Uruguay, país que tenemos que seguir construyendo todos juntos.

Una vez más, felicitaciones a todos ustedes y muchas gracias.

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE INDUSTRIAS DEL URUGUAY, DIEGO BALESTRA, EN EL 109º ANIVERSARIO DE LA INSTITUCIÓN.

BALESTRA: Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, Ministro de Industria, Energía y Minería, Jorge Lepra, Ministros y Subsecretarios, Intendentes Departamentales, Senadores y Diputados, Presidente y Directores del Banco de la República, Directores de Empresas Públicas y demás autoridades nacionales, Representantes del Cuerpo Diplomático, Presidentes de Cámaras Empresariales amigas, Industriales, Empresarios, Señoras y Señores.

Muchas gracias a todos por haber venido. Para la Cámara de Industrias del Uruguay, es un honor que se hayan hecho tiempo para celebrar con nosotros el Día de la Industria y los 109 años de la fundación de nuestra Institución.

Tenemos el privilegio de estar acompañados por el Sr. Presidente de la República, a quien agradezco muy sinceramente su gentileza con la Cámara y sus socios, viniendo a nuestra casa para esta conmemoración.

También agradezco al Sr. Ministro Lepra su presencia en esta jornada tan especial para la industria uruguaya.

Por lo general, en ocasiones como esta, hacemos un balance sobre el desempeño de la industria durante el año.

Esta vez no abundaré en detalles, ya que continuamente estamos difundiendo informes que muestran como evolucionan todas las ramas de actividad de la industria, la inversión, las exportaciones, el empleo, los costos de producción, las tarifas públicas, el nivel de competitividad del país, las expectativas de los empresarios, etc.

La Cámara de Industrias del Uruguay es un generador altamente calificado de buena información, que regularmente llega a nuestros socios, al Gobierno, a las Universidades, a los investigadores, a la prensa, a otras organizaciones empresariales y a todos quienes se interesan por la actividad industrial.

Quienes visiten nuestra página web podrán ver toda esa información de la que hablo. También encontrarán una de las mejores ofertas de asistencia técnica para micro, pequeñas y medianas industrias, cuya calidad nos coloca a la vanguardia -incluso a nivel regional- en la prestación de servicios de desarrollo empresarial.

Cómo seguramente todos saben, el sector industrial continuó creciendo durante el 2007, como lo hace desde el 2003. Aumentó el empleo, al igual que la producción en unidades físicas y las ventas, tanto aquí como en el exterior.

Al igual que en años anteriores ha crecido la productividad, medida como la relación entre la producción física y las horas trabajadas, aunque en los últimos trimestres ha crecido menos que las remuneraciones.

También aumentó la inversión en maquinarias y equipos, especialmente en el sector privado, a pesar de lo cual la relación con el PBI sigue estando por debajo de lo que se considera adecuado.

Año tras año, desde hace décadas, los uruguayos constatamos invariablemente que el nivel de inversión en el país es bajo.

Si bien hubo años mejores que otros, en general, es un hecho que la inversión en Uruguay sigue siendo menor a la necesaria para lograr un nivel sostenido de crecimiento en el largo plazo.

Si estamos de acuerdo en que la inversión que se hace es aún insuficiente, debemos formularnos algunas preguntas orientadoras para encontrar una solución al problema: ¿por qué no se invierte más dinero en el país? ¿Qué es lo que nos detiene a los uruguayos a la hora de invertir? ¿Hacemos todo lo posible para que la inversión crezca?

Días atrás, un periodista me preguntaba si compartimos la visión del Gobierno sobre el estado actual del clima de negocios en el país. En resumen, contesté que efectivamente compartimos que Uruguay es una de las economías de la región más adecuadas para hacer negocios, por un conjunto de razones que nos posicionan mejor que a muchos de nuestros vecinos.

Coincidiendo con esto, la semana pasada se difundió un ranking sobre la calidad del clima de negocios elaborado por la Universidad de Munich y la Fundación Getulio Vargas, en el cual aparecemos a la cabeza de un grupo de países latinoamericanos.

A pesar de lo anterior, parece ser que no todos se entusiasman con esas noticias. Si hubiera más uruguayos convencidos de que este es un país adecuado para invertir y hacer negocios rentables, hace tiempo que hubiéramos dado ese salto hacia niveles de inversión mucho mayores que los actuales.

Cuando uno hace este tipo de comentarios, corre el riesgo de no mencionar alguna de las causas que los uruguayos tenemos para explicar este fenómeno, lo cual alguien podría utilizar para restarle validez al análisis.

Corriendo ese riesgo, algo que los empresarios estamos acostumbrados a hacer, me animo a decir que una de las razones que explican la reiteración de ese bajo nivel de inversión, es el poco interés que la discusión seria del tema despierta en nuestra sociedad, como si fuera un asunto menor que se resuelve solo.

Si como ciudadanos no le exigimos a las organizaciones que nos representan -ya sean las Cámaras, los sindicatos o el Parlamento- que la inversión, el apoyo para la creación de empresas y el empleo sean prioritarios en la agenda, difícilmente obtendremos mejores resultados que los históricos.

Si estos temas no son relevantes para la sociedad, los gobernantes no se orientarán a elaborar leyes que estimulen la inversión y que alienten a la gente a jugarse su capital, para ganar más dinero, producir más riqueza y generar, entre otras cosas, empleo para quienes no lo tienen.

Tal vez esto pase porque -como se constata en una reciente investigación- la mayoría de los uruguayos está convencida de que hay riqueza suficiente y que solamente hace falta repartirla mejor.

Y esto me lleva hacia otra razón relacionada con el bajo nivel de inversión que me parece relevante mencionar: la sociedad y sus representantes parecen no perciben claramente la importancia que tienen las empresas, los empresarios y el clima de negocios en cualquier estrategia de desarrollo de una comunidad.

De otra encuesta, de la empresa CIFRA, surge que la gran mayoría de los uruguayos prefiere tener un empleo seguro hoy, que correr el riesgo de convertirse en empresario y lograr un mayor nivel de riqueza en el futuro. Pero difícilmente evalúen que ese empleo seguro, si no lo consiguen en el Estado, lo conseguirán en una empresa que otro uruguayo ha creado.

Datos como estos no hablan ni bien ni mal de los ciudadanos o del Gobierno, pero, al menos desde mi punto de vista, nos permiten entender un poco mejor porqué no se invierte más en el país.

En más de una ocasión me he planteado que debemos hacer para compatibilizar dos hechos que me resultan contradictorios: tenemos un buen ambiente para hacer negocios, pero el mismo no resulta lo suficientemente atractivo para que más gente quiera ser empresario e invierta.

Porque los que invierten, son los empresarios. Y sin más estímulos para que haya más uruguayos que quieran ser empresarios, la historia no cambiará demasiado.

Como no creo ser el único que piensa esto, me gustaría dejar planteado mi interés de que se genere un debate serio, en relación a qué hace falta para que haya un número creciente de empresarios y para que los uruguayos inviertan más en el país.

La principal función de la empresa es la creación de riqueza, por la generación sustentable de beneficios en el mediano y largo plazo. A lo largo de ese proceso invierte en capital físico y humano, crea empleo, innova, acumula conocimiento, crece, se desarrolla, paga impuestos para que el Estado lo use en lo que debe, crea oportunidades para otros ciudadanos, colabora con la sociedad, etc.

Esto es, en definitiva, lo que deberíamos entender como nuestra principal Responsabilidad Social. ¿No es esto suficientemente importante?

El empresario no pretende que se le de más relevancia que a otros agentes sociales por lo que hace, pero tampoco menos. Todos somos parte esencial en la construcción del futuro económico y social del país y nos vemos a nosotros mismos luchando en la primera línea para conseguirlo.

Lamentablemente, desde nuestro punto de vista, son cada vez mayores las exigencias hacia las empresas, pidiéndoles que solucionen problemas que no han generado y que no tienen la posibilidad de solucionar.

En la reciente reunión de Presidentes de Organizaciones Empresariales Iberoamericanas, que tuvo lugar en Santiago de Chile, este tema y cómo lograr una mayor cohesión social en Latinoamérica, fueron dos de los puntos más debatidos.

Una de las conclusiones de la reunión, es que los reclamos desmedidos que algunos agentes sociales hacen en relación a la responsabilidad del empresariado por la situación económica, política y social de los países, están generando una confusión sobre cual es la real contribución al desarrollo que le corresponde hacer a las empresas.

En la clausura conjunta del Encuentro Empresarial y del Encuentro Cívico organizados por la Secretaría General Iberoamericana, previo a la Cumbre de Jefes de Estado de Santiago, eso quedó en evidencia.

En dicha oportunidad, el discurso de uno de los mandatarios latinoamericanos presentes estuvo cargado de juicios muy duros y negativos hacia el sector empresarial, responsabilizándonos de muchos de los males que suceden en nuestros países, lo cual fue aplaudido de pie por los representantes de las Organizaciones que participaron del llamado Encuentro Cívico, mostrando que para lograr cohesión social en América Latina tendremos que trabajar duro y por mucho tiempo.

La generalización de este tipo de mensajes, expone a las empresas a críticas injustificadas por no cumplir con esas expectativas muchas veces irrealizables, posicionándolas como entes despersonalizados que tratan de beneficiarse a costa del Estado y sus conciudadanos.

Lo que pocos parecen percibir, es que esta desfiguración de la imagen del sector empresarial, no ayuda en nada a que haya más jóvenes que se sientan atraídos a convertirse en empresarios.

¿Quién va a optar por dedicar su vida a ser empresario, si se induce a gran parte de la sociedad a censurar lo que el empresario hace?

¿Quién va a arriesgar su patrimonio y su futuro en la

creación de riqueza, generando beneficios, cumpliendo con la normativa vigente, creando empleo y oportunidades para otros, si su esfuerzo no es valorado?

No perdamos de vista que no habrá desarrollo, si no tenemos empresas que puedan llevar adelante sus proyectos en forma sostenible.

Justamente, en la última reunión de la OIT en Ginebra, a la cual concurren representantes del Gobierno, empresarios y trabajadores, se aprobaron un conjunto de conclusiones relativas a la Promoción de las empresas sostenibles.

La Cámara, al igual que el resto de nuestros colegas Iberoamericanos que formamos parte de la Organización Internacional de Empleadores, apoyamos esa declaración y, como complemento, elaboramos un documento que contiene lo que llamamos los nueve pilares en los que debe basarse el desarrollo sostenible de las empresas:

1) La propiedad privada es la piedra angular del desarrollo económico y social.

2) El desarrollo de empresas sostenibles requiere de un clima político, social y económico favorable a la inversión.

3) La estabilidad política y la estabilidad macroeconómica en el área fiscal, cambiaría y monetaria, son condiciones indispensables para la existencia de empresas sostenibles.

4) El respeto al Estado de derecho, a los principios éticos y a los valores democráticos, es indispensable para el desarrollo de la empresa.

5) El desarrollo de la empresa requiere de un manejo transparente y comprometido de las instituciones públicas.

6) La creación de empleos de calidad exige una colaboración estrecha entre la empresa y el Gobierno en el diseño de políticas educativas.

7) El diálogo social entre empresarios, trabajadores y Gobiernos es una herramienta importante para el desarrollo de la sociedad.

8) El respeto por los principios fundamentales consagrados en la Declaración de la OIT, es básico para la creación de trabajos dignos y empresas sostenibles.

9) La responsabilidad social, tanto de las empresas como de los demás actores sociales, es una contribución positiva al desarrollo.

Sobre alguno de estos temas me extenderé brevemente.

Como se menciona en el primer punto, la propiedad privada sigue siendo la piedra angular del desarrollo económico y social. Por ello, sostenemos que es indispensable su pleno respeto, efectivo reconocimiento y defensa por parte del Gobierno, sin titubeos.

Igual que el modelo de la libre iniciativa. Este solamente puede existir en un marco de libertad, respeto y democracia.

No hay empleo sin empresas privadas sostenibles y no hay empresas privadas sostenibles sin el respeto por la libertad y los valores democráticos. Y sin ello la gente tendrá menos posibilidades de prosperar y lograr una vida mejor.

Para tener un sector empresarial dinámico, deben existir y aplicarse normas jurídicas claras y estables, que formen parte de una institucionalidad previsible que de seguridad a quienes invierten y hacen negocios.

No hace falta mirar muy lejos para ver que en países donde no se da esta situación, se produce inmediatamente una desaceleración del desarrollo, un deterioro de la credibilidad en las instituciones, pérdida de confianza y desaliento en la sociedad.

Pero tan mala como la inestabilidad jurídica -que en algunos países de la región está dañando su credibilidad y limitando seriamente las posibilidades de expansión de sus economías- lo es la inestabilidad macroeconómica, la cual genera incertidumbre sobre el retorno de la inversión y la hace desaparecer, provocando efectos traumáticos que se extienden al resto de la sociedad.

Como se destaca en la declaración, el desarrollo de empresas sostenibles requiere de un clima político, social y económico favorable a la inversión privada y al desarrollo empresarial.

Seamos cuidadosos y preservemos lo que hemos logrado con tanto esfuerzo. No forcemos las cosas, para lograr la solución a todos los problemas de nuestra sociedad en un plazo que resultaría imposible, sin afectar la estabilidad macroeconómica que hemos alcanzado con tanto sacrificio.

Mantengamos el presupuesto público equilibrado, ajustado a las necesidades y posibilidades del país, y trabajemos para que los gastos que se realizan puedan ser, por su calidad, asimilables a una inversión. No olvidemos que tenemos un endeudamiento muy importante que atender, lo cual nos exige aún mayor responsabilidad.

Entre todos, démosle al manejo de los asuntos públicos la relevancia que se merece. Enfrentemos con imparcialidad el hecho de que tenemos que mejorar a nuestro Estado y que tenemos grandes reformas que hacer.

Vemos con buenos ojos algunas iniciativas del Gobierno que apuntan en ese sentido, como lo relacionado a la defensa de la competencia, la unidad de apoyo a la inversión, las mejoras en el sistema de compras públicas, la independencia del Banco Central o la creación de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.

Pero no es suficiente. Es imprescindible seguir adelante, ya que una sociedad que no es capaz de hacer las reformas estructurales que necesita, termina por debilitarse.

Pensemos, por ejemplo, en la educación, que es la base de la ciudadanía, de la igualdad de oportunidades y del desarrollo. Ya no ostentamos los estándares que nos hicieron un país modelo en el pasado, tal vez porque las políticas educativas y de formación profesional, hace ya bastante tiempo que no responden en la forma que deberían hacerlo a las expectativas de la sociedad y a las necesidades de quienes crean los empleos.

Tengamos presente en su diseño conceptos como la formación para el empleo y el fomento del espíritu empresarial. El éxito de un país depende de la capacidad de su capital humano para hacer cosas diferentes, con más valor agregado producto de la aplicación de la inteligencia y del esfuerzo.

La velocidad a la que cambia el entorno internacional, nos exige aumentar la velocidad a la que deben hacerse esas reformas, si no queremos alejarnos del objetivo de ser un país con futuro.

Estamos en una situación óptima para encarar esos asuntos. Debe promoverse desde el Gobierno que las diferentes fuerzas políticas, los empresarios, los trabajadores y el resto de la sociedad civil, conjuguen sus esfuerzos detrás de una estrategia común.

El sector industrial uruguayo reafirma su compromiso con el país y apoyará decididamente y sin distinciones políticas, como siempre lo ha hecho, todas las acciones que éste y los futuros Gobiernos instrumenten a favor del desarrollo nacional.

Terminemos con las divisiones por temas irrelevantes, que no hacen más que impedir que se avance. Hagamos foco en los temas importantes, con visión constructiva. La gente mantiene viva la esperanza de que es posible. De que en Uruguay, se puede.

Estimado Presidente, estimados amigos:

Los uruguayos recorremos el mundo desde hace años, buscando ejemplos de cambios exitosos, para tomar lo mejor de ellos y diseñar nuestra estrategia de desarrollo.

Los sucesivos Gobiernos democráticos y el sector privado conocemos muy bien lo que ha hecho Nueva Zelanda, país con el cual tenemos además el sano hábito de compararnos. Nuestra reciente visita a ese país junto al Sr. Presidente, resultó muy ilustrativa de las enormes posibilidades que tenemos.

También nos hemos identificado con el modelo chileno y su habilidad para lograr una inserción internacional envidiable.

Todos hemos escuchado como hizo Irlanda para pasar de ser un país casi pastoril a uno de los más ricos de Europa.

Nos sorprendemos cada vez que analizamos el caso de Finlandia, que en menos de 20 años se convirtió en un paradigma de desarrollo económico y social.

Igualmente conocemos los casos de Noruega, Suecia e Israel. Y producto de esta reciente misión oficial, compartimos con el Sr. Presidente que tenemos mucho para aprender de la experiencia vietnamita.

¿Cuáles son los elementos comunes a todos esos cambios?: la Educación, la empresarialidad, reglas claras y permanentes para la inversión, certeza jurídica y respeto del derecho de propiedad, buen ambiente para hacer negocios, oportunidades de inversión en infraestructura, Estados eficientes en la aplicación del gasto, apoyo a la innovación, mejora en las condiciones de acceso a mercados externos, etc.

¿Por qué no podemos definir políticas de Estado que nos

satisfagan a todos y llevarlas adelante, independientemente de cuál sea el color político del Gobierno?

¿Por qué tenemos que estar reinventando la rueda cada cinco años y creer que nuestra forma de pensar, es la única correcta?

¿Cómo podemos salir de esta situación?

La única forma es dialogar para sacar conclusiones, transformarlas en objetivos y comprometernos a alcanzarlos.

Para hacer frente a los desafíos que el futuro nos pone por delante, es necesario fomentar la cultura del diálogo basado en la colaboración y no en la confrontación. El

Gobierno, Partidos Políticos, empresarios y trabajadores, debemos sumar esfuerzos para diseñar un futuro común, que nos asegure la generación de riqueza y empleo como para que el país crezca y nuestros hijos no se sigan yendo.

Sr. Presidente, amigos:

Para que ese diálogo sea posible y efectivo, es indispensable la existencia de organizaciones empresariales y sindicales fuertes, representativas e independientes, que se reconozcan recíprocamente como interlocutores en un marco de respeto y confianza.

También se precisa que el Gobierno y los Partidos Políticos reconozcan la importancia del consenso entre los interlocutores sociales, valorizando los ámbitos de negociación y permitiendo que la legislación deje espacios para el libre acuerdo entre las partes.

Tomemos el tiempo que sea necesario y no lo encaremos como una competencia, en la que cada uno trata de imponer su posición para sentirse triunfador. De nada servirá el esfuerzo, si debemos enfrentarnos a plazos perentorios para redactar leyes que no contemplan los intereses colectivos y solo contribuyen a generar más desconfianza entre las partes.

Dejemos de lado preconceptos, intereses personales, ideologías o rencores. Dialoguemos con sinceridad y dediquemos nuestro esfuerzo a crear consensos que aseguren, no solamente la paz social, sino también el desarrollo sostenible para todos.

Muchas gracias.

DISCURSO DEL MINISTRO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y MINERÍA, JORGE LEPRA EN LA CONMEMORACIÓN DEL 109º ANIVERSARIO DE LA CÁMARA DE INDUSTRIAS.

MINISTRO LEPRA: Señor Presidente de la República, Tabaré Vázquez. Autoridades nacionales y departamentales, Señores integrantes del Cuerpo Diplomático, Señores Presidentes de Cámaras Empresariales, Señores empresarios, Señoras y Señores.

Quiero en primer lugar saludarlos en un nuevo aniversario de vuestro día y de la Cámara de Industrias.

Normalmente aprovechamos el fin de un año para hacer un balance de lo realizado, de lo que nos hemos propuesto y lo que hemos logrado. Y que objetivos tenemos pendientes.

La industria es un sector de la actividad económica, de importancia relevante, porque en las cadenas de producción, en las que se genera el valor de los productos nacionales, es difícil que no haya algún eslabón industrial.

Menciono este hecho, porque sería muy parcial analizar el sector en forma aislada al conjunto de la economía.

Si la economía nacional no funciona no lo hará la industria.

Las decisiones que adoptó el gobierno, incluida la política económica, tuvieron como objetivo la mejora del conjunto de la economía, con atención a la problemática social.

Todos sufrimos la profunda crisis que, en algunos aspectos comenzó en 1999 y se profundizó en el 2002, una de las mayores, si no la más profunda de nuestra historia. En cuanto al nivel de actividad económica, luego de una importante caída, desde fines del 2003 y en el año 2004 hubo síntomas de recuperación.

Estos aspectos positivos no eliminaron problemas muy profundos. Cuando asumimos el gobierno, el país enfrentaba un muy elevado endeudamiento, que superaba el producto nacional de todo un año y un profundo deterioro social, pues durante la crisis la pobreza y la indigencia tuvieron un gran crecimiento.

El elevado endeudamiento implicaba una carga muy pesada sobre toda la población, en términos de pago de intereses y amortizaciones, que necesariamente debían provenir del esfuerzo productivo nacional.

Y el segundo problema, la crisis social, nos planteaba un problema ético: no queremos vivir en un país de bienestar para pocos, queremos generar condiciones para que la sociedad este integrada, donde todos los habitantes del país tengan oportunidad de acceder a un trabajo del que vivir.

Las prioridades para la primera etapa del gobierno fueron lograr equilibrio macroeconómico, con sostenibilidad de la economía ante el elevado endeudamiento y atención de la problemática social.

Entendíamos que el logro de estos objetivos nos permitiría consolidar un crecimiento sostenido con integración social.

Transcurrido la mitad de nuestro gobierno, nadie puede dudar de los resultados logrados. La deuda se redujo al 72% del producto y la estimación es que en el 2009 sea el 52% del mismo, es decir, la mitad de cuando asumimos. Al mismo tiempo, hubo un cambio significativo en la composición de la deuda, pues el endeudamiento condicionado fue sustituido en gran medida por deuda sin condiciones, lo que significa para el país mayor independencia en la determinación de su política económica. Después de décadas, el país es autónomo de los organismos internacionales de crédito.

Estos resultados se logran en el marco de un orden fiscal y una política monetaria y cambiaría coherentes. Algunos de ustedes preferirían que el dólar tuviera un valor superior. Para algunos sectores, ello sería muy conveniente, pero deberán reconocer, primero que los factores que influyen en el valor del dólar, no son exclusivos de nuestro país, sino que los sufren otros países, porque están relacionados al funcionamiento de la economía mundial. Y, al igual que nosotros, también tienen dificultades para enfrentarlas.

Asimismo, es claro que algunas estrategias que otros países adoptaron para sostener el valor del dólar, generaron efectos macroeconómicos negativos, cuya tendencia futura todavía es difícil de percibir.

Por otro lado, ello no ha implicado un deterioro de nuestro desempeño externo, pues nuestras exportaciones alcanzan cada año cifras record y no ha significado una caída en la actividad industrial, pues el crecimiento de las exportaciones indica, también mayor actividad de la industria. Indudablemente existen problemas en algunos sectores, a los que estamos dando un tratamiento especial.

Los resultados son contundentes:

Hemos logrado tener un crecimiento sostenido conjunto de la economía, contradiciendo anuncios pesimistas, la industria ha crecido más que el conjunto,

Cada año tenemos un nuevo record de exportaciones, con diversificación de los destinos,

Hay record de inversiones, sin tomar en cuenta la inversión de Botnia.

La tasa de empleo también tiene niveles record y el desempleo se redujo en forma importante. Esto se logró. Hay importantes logros sociales con reducción de la pobreza y la indigencia. Y quiero destacar un hecho de gran importancia, porque existían muchas dudas que pudiéramos lograrlo:

Hemos cumplido con la promesa de que los programas de ingreso ciudadano eran a término, algo poco frecuente en la experiencia internacional.

Actualmente la política social se reorienta hacia programas con contraprestación, donde se priorizan las opciones laborales.

Como he dicho otras veces, no mencionamos estos logros con conformismo, solo es un análisis realista de lo que ocurre en nuestro país.

Consideramos que este orden macroeconómico, su sostenibilidad externa y el equilibrio social son condiciones básicas en la que fundamentar un modelo de desarrollo. Justamente, en la conformación de este modelo, la industria tiene un lugar insustituible.

No es posible un crecimiento sostenido de nuestra economía, sin mejorar la inserción de nuestra producción en los mercados mundiales. Nuestro presidente, varios ministros e integrantes de las cámaras empresariales, hemos desarrollado una intensa actividad en el exterior, para hacer conocer nuestro país y para lograr nuevas inversiones y más exportaciones.

En las negociaciones con otros países, nuestro objetivo es lograr acuerdos que mejoren nuestro lugar en la economía mundial.

Los mercados tienen tendencias muy diferentes, por eso debemos determinar, qué país queremos, con qué estructura productiva.

Nuestro objetivo es aumentar el valor agregado y el conocimiento de nuestra producción, porque son éstos los mercados con precios mejores y menos inestables. Queremos promover esta orientación en el crecimiento de nuestra producción. Esto requiere políticas activas, de carácter horizontal y también verticales, dirigidas a sectores específicos.

Para elaborar estas políticas se requiere un estudio de cada sector, de su problemática, de sus necesidades y de sus alternativas de crecimiento. Esto lo estamos haciendo.

Las políticas que necesita cada sector son diferentes. Algunos requerirán estímulos a su reconversión para retomar la competitividad. Debemos tener claro que nuestros recursos fiscales no nos permitirán sino promoción general e intervenciones sectoriales específicas.

Esta orientación estratégica de implementar políticas activas, la anunciamos y la estamos aplicando. Solo mencionaré algunos de los programas que ya están desarrollándose.

En primer lugar quiero destacar la importancia del Gabinete de la Innovación y la puesta en marcha, este año, de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, con una importante asignación de recursos para promover la innovación en toda la economía.

El involucramiento de las empresas en el proceso de innovación es imprescindible. Damos una gran importancia a este hecho, porque está alineado con el logro de un país más inteligente, con productos de mayor calidad y valor agregado.

En segundo lugar estamos implementando dos programas de apoyo a la formación de clusters o conglomerados. Programas similares que buscan promover la asociación empresarial, para mejorar la competitividad del conjunto, sin eliminar la competencia.

Se aplican en todo el mundo desde hace tiempo con excelentes resultados, en nuestro país involucran a un importante grupo de sectores, de los que solo mencionaré como ejemplos, el complejo forestal maderero, el sector de logística y trasporte, un conjunto de actividades que se denominaron ciencias de la vida, el sector calzado y vestimenta, la quesería artesanal, el software, el sector vitivinícola, las piedras preciosas en Artigas.

Estas actividades se desarrollan en varios departamentos, porque es un objetivo del actual gobierno el impulso de actividades locales, promoviendo actividades en todo el país, para que la población no esté obligada a trasladarse a la capital para encontrar un trabajo.

En tercer lugar, en el presupuesto de este año se asignaron recursos para contribuir a la mejora del complejo lanero, textil, vestimenta, que en nuestro país tiene problemas serios, como en muchos otros países del mundo.

Estos programas de apoyo se implementarán en el año 2008 y son indicativos de que cuando un sector tiene problemas especiales, se le da una atención especial. Sin duda no es el único sector en dificultades. Analizaremos cada uno específicamente.

En cuarto lugar, hemos logrado que el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM) asigne a nuestro Ministerio más de 1 millón 275 mil dólares, que se complementarán con asignaciones presupuéstales, hasta alcanzar el millón y medio para promover a tres sectores: software, electrónica y biotecnología.

En quinto lugar, el Ministerio, con fondos presupuéstales, apoyó a proyectos de especialización productiva, de desarrollo tecnológico, de gestión ambiental, que hemos implementado mediante llamados públicos, para asegurar transparencia absoluta.

He mencionado algunos programas dirigidos a sectores específicos. La lista podría continuar con otros como el trabajo que estamos haciendo con el sector autopartista y de terminales automotrices, el farmacéutico, y varios otros, para promover su crecimiento y mejorar su inserción internacional.

En varios casos negociando bilateralmente con Brasil, donde hemos tenido algunos logros, a pesar del mal momento por el que atraviesa el MERCOSUR.

El crecimiento sostenido es una necesidad para mejorar el trabajo y el nivel de vida de la población, pero también genera problemas. La infraestructura carretera, la portuaria, la generación de energía se hacen insuficientes, ante las nuevas exigencias de un país que crece.

Por eso las importantes inversiones previstas para los próximos años en infraestructura. Nuestro ministerio también hace una contribución en esta área. Se está implementando la interconexión eléctrica San Carlos Candiota, se ha promovido la generación de energía de fuentes renovables, asignando proyectos en biomasa y energía cólica. Se participa activamente en el proyecto sucroalcolero en Artigas y construiremos una planta de regasificación, que no solo significa una nueva gran inversión sino que implica un importante aumento y diversificación en fuentes de energía.

Sin duda que el país tiene buenas condiciones externas y es indudable que estas contribuyen al lograr dinamismo económico. Pero no puede desconocerse que las políticas aplicadas no solo han contribuido al crecimiento y la estabilidad, sino que apuntan a conformar un modelo de desarrollo económico social.

Queremos construir un país donde no sea necesario emigrar para tener un nivel de vida digno. Este es nuestro proyecto.

Querría terminar con una exhortación que tampoco es nueva: no todo depende del gobierno. Un país, una comunidad, requiere de la participación activa de toda la sociedad. El país necesita empresarios innovadores, que asuman el riesgo que implica construir un país mas prospero más inteligente, más integrado socialmente. El gobierno puede promover, pero lo que haga el industrial, el empresario en general, así como el trabajador tiene una gran importancia en la construcción del capital social que necesitamos. Es una exhortación y una invitación a trabajar juntos.

Muchas gracias.

   
 
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