Con lealtad y respeto
Vázquez a industriales: es necesario formular
acuerdos internos
El Presidente Vázquez, en el 109º
Aniversario de la Cámara de Industrias, dijo que
establecer tanto acuerdos internos como externos es
fundamental para dar sostenibilidad al país, además el
Gobierno tiene señas bien definidas y cuestionó si
existe competitividad sin innovación y educación,
desarrollo productivo sin trabajo y protección social;
y prosperidad de un país sobre la pobreza y desigualdad
de la gente.
El Presidente de la República,
Tabaré Vázquez, dijo que no pretende, ni pretende el
Gobierno apoyos unánimes, pero reclama respeto, lealtad
y responsabilidad aún en la discrepancia.
Nación y democracia no son palabras
para adornar discursos, son construcciones colectivas y
cotidianas en las que todos tenemos derechos y
responsabilidades, agregó.
Vázquez expresó que los países no
son casinos, porque con la democracia no se juega y hay
que respetar la inteligencia y la dignidad de la gente.
Quien no entiende esto no entiende
nada, agregó, quien no lo asume es un irresponsable y
quien solamente quiere ganar como sea, al final termina
perdiendo todo, es el presagio de la realidad de la
experiencia histórica mundial, sentenció.
El Primer Mandatario manifestó que
poco a poco las sociedades evolucionan hacia forma de
Gobierno que se basan más en las leyes que en las
individualidades. Está bien que así sea, dijo, y en esa
materia los uruguayos marchamos bien, aquí los
Presidentes no son eternos ni infalibles y desde esa
perspectiva, pero teniendo en cuenta la responsabilidad
institucional que la ciudadanía le encomendó ejercer,
renueva el compromiso de trabajo en un proyecto de país
que conjugue crecimiento económico con justicia social,
eso al fin y al cabo es el desarrollo.
En este sentido el Presidente de la
República renovó su convocatoria de continuar con la
tarea de seguir construyendo el Uruguay entre todos.
El Presidente declaró que el día de
la Industria, como el día de los Trabajadores ó el día
de la Independencia Nacional, nos comprende a todos,
porque no existe la industria sin empresarios, sin
trabajadores, y a su vez sin sistema educativo, sin
protección social, sin avances tecnológicos y sin
Estado que asuma sus competencias ó sin democracia.
Además el Presidente Vázquez resaltó
la importancia de la participación de los empresarios
en las misiones oficiales para expandir y profundizar
las relaciones democráticas y comerciales, como las
realizadas en: Chile, Emiratos Árabes, Qatar, Dubai,
Ecuador, Bélgica, Portugal, Nueva Zelanda, Malasia y
Vietnam.
El Presidente reiteró el
reconocimiento del Gobierno a las autoridades y socios
de la Cámara de Industria por su participación en las
misiones cuyo principales beneficiarios el Uruguay y
los uruguayos.
Las misiones oficiales, dijo,
abrieron espacios que se deben llenar, porque no basta
con firmar acuerdos, se debe implementar los documentos
firmados para convertirlas en realidad. Ello requiere
acciones completas, sistemáticas con metas y objetivos
de corto y mediano plazo.
Por su parte del Presidente de la
Cámara de Industria, Diego Balestra, manifestó el
compromiso del sector industrial de apoyar el país sin
distinción política en todas las acciones que éste y
los futuros Gobiernos instrumenten a favor del
desarrollo nacional.
Resaltó la necesidad de impulsar el
deseo emprendedor de los uruguayos para que se
conviertan en empresarios porque el éxito de un país
depende la capacidad de su capital humano para realizar
trabajo con valor agregado producto del esfuerzo y la
inteligencia.
Balestra dijo que el Gobierno,
partidos políticos, trabajadores y empresarios deben
dialogar para juntar esfuerzos para diseñar un futuro
común que asegure la generación de riqueza y empleo
para que el país crezca.
En otro orden, el Ministro de
Industria, Jorge Lepra, declaró que la industria es un
sector de la actividad económica relevante porque está
presente en toda cadena de producción en la que se
genera el valor de los productos nacionales.
Agregó que no todo depende del
Gobierno, un país, una comunidad requiere de la
participación activa de toda la sociedad. El país
necesita de empresarios innovadores, que asuman el
riesgo de lo que implica construir un país más
próspero, más inteligente, más integrado socialmente.
Lepra dijo que la política económica
del Gobierno tuvo como objetivo la mejora del conjunto
de la economía con la atención a la problemática
social.
El Secretario de Estado explicó las
consecuencias de la profunda crisis económica y cómo el
Gobierno logró reducir el peso del ratio deuda PBI y la
independencia con los organismos internacionales de
crédito.
Analizó que los factores que
influyen en el valor del dólar, no son exclusivos del
país, porque además lo sufren otros países que de la
economía mundial. Las estrategias que adoptaron otros
países para mantener el precio del dólar generan
efectos macroeconómicos negativos cuya tendencia futura
todavía es difícil de percibir.
Lepra destacó que esto no repercutió
en nuestro desempeño exterior, porque las exportaciones
alcanzan cada año cifras récord con mercados
diversificados, esto indica mayor actividad de la
industria.
El Ministro dijo que se logró un
crecimiento sostenido en la economía, con tasa de
empleo récord y por otra parte la tasa de desempleo se
redujo de manera importante.
Además disminuyó la pobreza y la
indigencia y se cumplió la premisa que los programas de
ingreso sociales fueran a término y actualmente la
política social se reorienta en contraprestaciones
donde se priorizan las opciones laborales.
El Secretario de Estado comunicó que
el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR,
asignó al Ministerio de Industria U$S 1:275 que se
complementaran con asignaciones presupuestales hasta
alcanzar U$S 1:500 para promover los sectores software,
electrónica y biotecnología.
Informó además de las diferentes
iniciativas desde el Ministerio de Industria para
apoyar el desarrollo tecnológico y empresarial.
Se pone a disposición el discurso
textual realizado por el Presidente de la Cámara de
Industria, Diego Balestra y del Ministro de Industria,
Jorge Lepra. En próximas horas estará disponible el
discurso del Presidente de la República, Tabaré
Vázquez.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA, TABARE VAZQUEZ, EN LOS 109 AÑOS DE LA CAMARA
DE INDUSTRIAS
PRESIDENTE VAZQUEZ: Señor presidente
de la Cámara de Industrias del Uruguay, ingeniero Diego
Balestra, señoras y señores asociados a esta
Institución, autoridades nacionales, departamentales,
señoras y señores invitados, amigas y amigos.
Gracias, por invitarme a esta
ceremonia, en la cual, no sólo como vemos hay mucha
gente, sino que también hay mucho pasado; mucho futuro
y sobre todo hay mucho trabajo. En efecto, aún en un
país relativamente joven como el nuestro, que una
Institución tenga 109 años de trayectoria da cuenta de
un largo recorrido que, como todos los recorridos de
este tipo no siempre son rectilíneos o fáciles. Pero
así es la existencia humana y la construcción de las
sociedades. Por lo tanto, felicitaciones a la Cámara de
Industrias del Uruguay por sus 109 años de vida.
Felicitaciones también por el día de la Industria, que
esta Cámara vive de manera especial pero no exclusiva.
El día de la Industria, como el día
de los Trabajadores o el día de la Independencia
Nacional nos comprende a todos. Lo cierto es que no hay
industria sin industriales, empresarios y sector
privado –como muy bien lo expresara el señor presidente
– pero tampoco hay industrias sin trabajadores, sin
sistema educativo; sin protección social; sin avances
tecnológicos, sin Estado que asuma sus competencias o
sin democracia –como usted decía señor presidente – que
funcione cabalmente.
Sin temor a equivocaciones o
exageraciones, puede decirse que todo tiene que ver con
todo. Pero, no se alarmen, yo no voy hablar de todo, ni
siquiera me detendré en algunos aspectos puntuales o
coyunturales propios de este ámbito y de esta ocasión.
A ellos ya se refirió el señor Ministro de Industria,
Energía y Minería, don Jorge Lepra.
Señoras y señores, amigas y amigos,
permítanme en todo caso hacer muy brevemente tres
consideraciones.
La primera de ellas. Tiene que ver
con la participación de la Cámara de Industrias del
Uruguay, a través de su presidente y/o de empresarios
asociados a la misma, en las visitas oficiales que
estamos llevando a cabo y que hemos hecho a Chile,
Emiratos Árabes, Qatar, Dubai, Ecuador, Bélgica,
España, Portugal, Nueva Zelanda, Malasia y Vietnam. No
fueron visitas turísticas o simplemente protocolares,
fueron misiones de trabajo para expandir y profundizar
relaciones diplomáticas, comerciales, de intercambio y
de cooperación con dichos países. Aunque ya lo he
manifestado anteriormente, quiero reiterar, el
reconocimiento del Gobierno Nacional en su conjunto y
de la Presidencia de la República en particular, a las
autoridades y socios de la Cámara de Industrias, por su
participación en estas misiones, cuyo principal
beneficiario es ni más ni menos que el Uruguay y los
uruguayos.
Claro, también, que los beneficios
no están predeterminados ni son inexorables.
Y esta es la segunda consideración
que deseo compartir con todos ustedes.
Las misiones. Las que hicimos. Las
que haremos próximamente, han abierto espacios que
ahora hay que llenar. No basta con firmar documentos,
hay que implementar los documentos firmados, ello
requiere acciones concretas, sistemáticas, con metas y
objetivos de corto, mediano y largo plazo. Todo tiene
que ver con todo, decíamos hace unos instantes.
Y podemos agregar, pocas cosas son
casuales y en materia de producción y comercio,
ninguna. Las misiones han abierto auspiciosas
posibilidades para todos, pero también han planteado el
desafío de transformarlas en realidad.
Yo confío en que entre todos lo
vamos hacer. Cada quien según sus responsabilidades y
competencias, sin renunciar a su identidad pero sin
perder de vista ese todo que nos une y que se llama,
Uruguay.
El Gobierno –tengan la seguridad –
hará lo que tenga que hacer, pero no es el único que
tiene competencias y responsabilidades.
La tercera consideración de la cual
estoy convencido y estimo pertinente plantear en esta
ocasión, es si se quiere ver así, de carácter más
doméstico.
Y para decirlo en pocas palabras,
tan importante como establecer acuerdos externos es
establecer acuerdos internos.
Estos son fundamentales, porque dan
sostenibilidad a los otros.
¿Acaso un país puede integrarse
adecuadamente al mundo sino está integrado en si
mismo?, ¿Acaso Estado y mercado son incompatibles?
Nosotros estamos de acuerdo, por
supuesto que estamos de acuerdo con bajar el costo del
Estado ¡por favor!, como expresan algunos cartelitos
adhesivos que llevan algunos automóviles. De hecho, lo
estamos haciendo, pero no estamos dispuestos a hacerlo
a cualquier costo.
¿Acaso el público y el privado son
sectores incompatibles, y autosuficientes?
Miremos al mundo, ¿Acaso, hay
competitividad sin innovación? ¿Acaso, hay innovación
sin educación? ¿Acaso, hay desarrollo productivo sin
protección social? ¿Acaso hay buen trabajo sin
relaciones laborales adecuadas?
¿Acaso es posible la prosperidad de
un país, sobre la pobreza o la desigualdad de su gente?
Estas y otras interrogantes como las
que formuló también el Señor Presidente de la Cámara de
Industrias, que por cierto, no son un mero ejercicio
teórico, no pueden taparse con un manto de silencio e
inacción.
Tampoco pueden responderse con
verdades supuestamente reveladas, ni a gritos, ni a
susurros. Gritos y susurros, precisamente es una obra
de Bergman, que a veces la vida es mucho más compleja,
aunque parezca mentira, que las películas de Bergman.
Estas interrogantes hay que
responderlas prácticamente, con sentido de nación y en
clave democrática. Nación y democracia no son palabras
para adornar discursos, son construcciones colectivas y
cotidianas, en las que todos tenemos derechos y
responsabilidades.
En tal sentido, digámoslo
claramente, pues hablando la gente se entiende.
Nuestro Gobierno tiene señas de
identidad bien definidas, pero es el Gobierno de todos
los uruguayos. No pretendo, ni pretende el Gobierno ni
exige apoyos unánimes, pero reclama respeto, lealtad y
responsabilidad, aún en la discrepancia. Porque los
países no son casinos, porque con la democracia -como
usted decía señor Presidente- no se juega y porque hay
que respetar la inteligencia y la dignidad de la gente.
Quién no entiende esto no entiende nada, quien no lo
asume es por lo menos, un irresponsable, y quién
solamente quiere ganar como sea, al final termina
perdiendo todo.
No es un presagio, es la realidad de
una experiencia histórica mundial.
Señor Presiente de la Cámara de
Industrias del Uruguay, señoras y señores asociados,
autoridades nacionales, departamentales, señoras y
señores invitados, compatriotas; poco a poco y no sin
dificultades y a veces con mucho sufrimiento, las
sociedades evolucionan hacia formas de gobierno que se
basan más en las leyes ¡por suerte! que la
individualidades. Esta bien que así sea. Y en esa
materia como en otras, los uruguayos marchamos bien,
aquí los presidentes no son eternos ni infalibles.
Y desde esa perspectiva, pero
teniendo en cuenta la responsabilidad institucional que
la ciudadanía me encomendó ejercer, renuevo mi
compromiso de trabajo en un proyecto de país que
conjugue, crecimiento económico con Justicia social.
Eso al fin y al cabo, es el desarrollo. Y renuevo mi
convocatoria a ustedes a continuar en esta tarea que
nos involucra a todos y que se llama Uruguay, país que
tenemos que seguir construyendo todos juntos.
Una vez más, felicitaciones a todos
ustedes y muchas gracias.
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA
CÁMARA DE INDUSTRIAS DEL URUGUAY, DIEGO BALESTRA, EN EL
109º ANIVERSARIO DE LA INSTITUCIÓN.
BALESTRA: Presidente de la
República, Dr. Tabaré Vázquez, Ministro de Industria,
Energía y Minería, Jorge Lepra, Ministros y
Subsecretarios, Intendentes Departamentales, Senadores
y Diputados, Presidente y Directores del Banco de la
República, Directores de Empresas Públicas y demás
autoridades nacionales, Representantes del Cuerpo
Diplomático, Presidentes de Cámaras Empresariales
amigas, Industriales, Empresarios, Señoras y Señores.
Muchas gracias a todos por haber
venido. Para la Cámara de Industrias del Uruguay, es un
honor que se hayan hecho tiempo para celebrar con
nosotros el Día de la Industria y los 109 años de la
fundación de nuestra Institución.
Tenemos el privilegio de estar
acompañados por el Sr. Presidente de la República, a
quien agradezco muy sinceramente su gentileza con la
Cámara y sus socios, viniendo a nuestra casa para esta
conmemoración.
También agradezco al Sr. Ministro
Lepra su presencia en esta jornada tan especial para la
industria uruguaya.
Por lo general, en ocasiones como
esta, hacemos un balance sobre el desempeño de la
industria durante el año.
Esta vez no abundaré en detalles, ya
que continuamente estamos difundiendo informes que
muestran como evolucionan todas las ramas de actividad
de la industria, la inversión, las exportaciones, el
empleo, los costos de producción, las tarifas públicas,
el nivel de competitividad del país, las expectativas
de los empresarios, etc.
La Cámara de Industrias del Uruguay
es un generador altamente calificado de buena
información, que regularmente llega a nuestros socios,
al Gobierno, a las Universidades, a los investigadores,
a la prensa, a otras organizaciones empresariales y a
todos quienes se interesan por la actividad industrial.
Quienes visiten nuestra página web
podrán ver toda esa información de la que hablo.
También encontrarán una de las mejores ofertas de
asistencia técnica para micro, pequeñas y medianas
industrias, cuya calidad nos coloca a la vanguardia
-incluso a nivel regional- en la prestación de
servicios de desarrollo empresarial.
Cómo seguramente todos saben, el
sector industrial continuó creciendo durante el 2007,
como lo hace desde el 2003. Aumentó el empleo, al igual
que la producción en unidades físicas y las ventas,
tanto aquí como en el exterior.
Al igual que en años anteriores ha
crecido la productividad, medida como la relación entre
la producción física y las horas trabajadas, aunque en
los últimos trimestres ha crecido menos que las
remuneraciones.
También aumentó la inversión en
maquinarias y equipos, especialmente en el sector
privado, a pesar de lo cual la relación con el PBI
sigue estando por debajo de lo que se considera
adecuado.
Año tras año, desde hace décadas,
los uruguayos constatamos invariablemente que el nivel
de inversión en el país es bajo.
Si bien hubo años mejores que otros,
en general, es un hecho que la inversión en Uruguay
sigue siendo menor a la necesaria para lograr un nivel
sostenido de crecimiento en el largo plazo.
Si estamos de acuerdo en que la
inversión que se hace es aún insuficiente, debemos
formularnos algunas preguntas orientadoras para
encontrar una solución al problema: ¿por qué no se
invierte más dinero en el país? ¿Qué es lo que nos
detiene a los uruguayos a la hora de invertir? ¿Hacemos
todo lo posible para que la inversión crezca?
Días atrás, un periodista me
preguntaba si compartimos la visión del Gobierno sobre
el estado actual del clima de negocios en el país. En
resumen, contesté que efectivamente compartimos que
Uruguay es una de las economías de la región más
adecuadas para hacer negocios, por un conjunto de
razones que nos posicionan mejor que a muchos de
nuestros vecinos.
Coincidiendo con esto, la semana
pasada se difundió un ranking sobre la calidad del
clima de negocios elaborado por la Universidad de
Munich y la Fundación Getulio Vargas, en el cual
aparecemos a la cabeza de un grupo de países
latinoamericanos.
A pesar de lo anterior, parece ser
que no todos se entusiasman con esas noticias. Si
hubiera más uruguayos convencidos de que este es un
país adecuado para invertir y hacer negocios rentables,
hace tiempo que hubiéramos dado ese salto hacia niveles
de inversión mucho mayores que los actuales.
Cuando uno hace este tipo de
comentarios, corre el riesgo de no mencionar alguna de
las causas que los uruguayos tenemos para explicar este
fenómeno, lo cual alguien podría utilizar para restarle
validez al análisis.
Corriendo ese riesgo, algo que los
empresarios estamos acostumbrados a hacer, me animo a
decir que una de las razones que explican la
reiteración de ese bajo nivel de inversión, es el poco
interés que la discusión seria del tema despierta en
nuestra sociedad, como si fuera un asunto menor que se
resuelve solo.
Si como ciudadanos no le exigimos a
las organizaciones que nos representan -ya sean las
Cámaras, los sindicatos o el Parlamento- que la
inversión, el apoyo para la creación de empresas y el
empleo sean prioritarios en la agenda, difícilmente
obtendremos mejores resultados que los históricos.
Si estos temas no son relevantes
para la sociedad, los gobernantes no se orientarán a
elaborar leyes que estimulen la inversión y que
alienten a la gente a jugarse su capital, para ganar
más dinero, producir más riqueza y generar, entre otras
cosas, empleo para quienes no lo tienen.
Tal vez esto pase porque -como se
constata en una reciente investigación- la mayoría de
los uruguayos está convencida de que hay riqueza
suficiente y que solamente hace falta repartirla mejor.
Y esto me lleva hacia otra razón
relacionada con el bajo nivel de inversión que me
parece relevante mencionar: la sociedad y sus
representantes parecen no perciben claramente la
importancia que tienen las empresas, los empresarios y
el clima de negocios en cualquier estrategia de
desarrollo de una comunidad.
De otra encuesta, de la empresa
CIFRA, surge que la gran mayoría de los uruguayos
prefiere tener un empleo seguro hoy, que correr el
riesgo de convertirse en empresario y lograr un mayor
nivel de riqueza en el futuro. Pero difícilmente
evalúen que ese empleo seguro, si no lo consiguen en el
Estado, lo conseguirán en una empresa que otro uruguayo
ha creado.
Datos como estos no hablan ni bien
ni mal de los ciudadanos o del Gobierno, pero, al menos
desde mi punto de vista, nos permiten entender un poco
mejor porqué no se invierte más en el país.
En más de una ocasión me he
planteado que debemos hacer para compatibilizar dos
hechos que me resultan contradictorios: tenemos un buen
ambiente para hacer negocios, pero el mismo no resulta
lo suficientemente atractivo para que más gente quiera
ser empresario e invierta.
Porque los que invierten, son los
empresarios. Y sin más estímulos para que haya más
uruguayos que quieran ser empresarios, la historia no
cambiará demasiado.
Como no creo ser el único que piensa
esto, me gustaría dejar planteado mi interés de que se
genere un debate serio, en relación a qué hace falta
para que haya un número creciente de empresarios y para
que los uruguayos inviertan más en el país.
La principal función de la empresa
es la creación de riqueza, por la generación
sustentable de beneficios en el mediano y largo plazo.
A lo largo de ese proceso invierte en capital físico y
humano, crea empleo, innova, acumula conocimiento,
crece, se desarrolla, paga impuestos para que el Estado
lo use en lo que debe, crea oportunidades para otros
ciudadanos, colabora con la sociedad, etc.
Esto es, en definitiva, lo que
deberíamos entender como nuestra principal
Responsabilidad Social. ¿No es esto suficientemente
importante?
El empresario no pretende que se le
de más relevancia que a otros agentes sociales por lo
que hace, pero tampoco menos. Todos somos parte
esencial en la construcción del futuro económico y
social del país y nos vemos a nosotros mismos luchando
en la primera línea para conseguirlo.
Lamentablemente, desde nuestro punto
de vista, son cada vez mayores las exigencias hacia las
empresas, pidiéndoles que solucionen problemas que no
han generado y que no tienen la posibilidad de
solucionar.
En la reciente reunión de
Presidentes de Organizaciones Empresariales
Iberoamericanas, que tuvo lugar en Santiago de Chile,
este tema y cómo lograr una mayor cohesión social en
Latinoamérica, fueron dos de los puntos más debatidos.
Una de las conclusiones de la
reunión, es que los reclamos desmedidos que algunos
agentes sociales hacen en relación a la responsabilidad
del empresariado por la situación económica, política y
social de los países, están generando una confusión
sobre cual es la real contribución al desarrollo que le
corresponde hacer a las empresas.
En la clausura conjunta del
Encuentro Empresarial y del Encuentro Cívico
organizados por la Secretaría General Iberoamericana,
previo a la Cumbre de Jefes de Estado de Santiago, eso
quedó en evidencia.
En dicha oportunidad, el discurso de
uno de los mandatarios latinoamericanos presentes
estuvo cargado de juicios muy duros y negativos hacia
el sector empresarial, responsabilizándonos de muchos
de los males que suceden en nuestros países, lo cual
fue aplaudido de pie por los representantes de las
Organizaciones que participaron del llamado Encuentro
Cívico, mostrando que para lograr cohesión social en
América Latina tendremos que trabajar duro y por mucho
tiempo.
La generalización de este tipo de
mensajes, expone a las empresas a críticas
injustificadas por no cumplir con esas expectativas
muchas veces irrealizables, posicionándolas como entes
despersonalizados que tratan de beneficiarse a costa
del Estado y sus conciudadanos.
Lo que pocos parecen percibir, es
que esta desfiguración de la imagen del sector
empresarial, no ayuda en nada a que haya más jóvenes
que se sientan atraídos a convertirse en empresarios.
¿Quién va a optar por dedicar su
vida a ser empresario, si se induce a gran parte de la
sociedad a censurar lo que el empresario hace?
¿Quién va a arriesgar su patrimonio
y su futuro en la
creación de riqueza, generando
beneficios, cumpliendo con la normativa vigente,
creando empleo y oportunidades para otros, si su
esfuerzo no es valorado?
No perdamos de vista que no habrá
desarrollo, si no tenemos empresas que puedan llevar
adelante sus proyectos en forma sostenible.
Justamente, en la última reunión de
la OIT en Ginebra, a la cual concurren representantes
del Gobierno, empresarios y trabajadores, se aprobaron
un conjunto de conclusiones relativas a la Promoción de
las empresas sostenibles.
La Cámara, al igual que el resto de
nuestros colegas Iberoamericanos que formamos parte de
la Organización Internacional de Empleadores, apoyamos
esa declaración y, como complemento, elaboramos un
documento que contiene lo que llamamos los nueve
pilares en los que debe basarse el desarrollo
sostenible de las empresas:
1) La propiedad privada es la piedra
angular del desarrollo económico y social.
2) El desarrollo de empresas
sostenibles requiere de un clima político, social y
económico favorable a la inversión.
3) La estabilidad política y la
estabilidad macroeconómica en el área fiscal, cambiaría
y monetaria, son condiciones indispensables para la
existencia de empresas sostenibles.
4) El respeto al Estado de derecho,
a los principios éticos y a los valores democráticos,
es indispensable para el desarrollo de la empresa.
5) El desarrollo de la empresa
requiere de un manejo transparente y comprometido de
las instituciones públicas.
6) La creación de empleos de calidad
exige una colaboración estrecha entre la empresa y el
Gobierno en el diseño de políticas educativas.
7) El diálogo social entre
empresarios, trabajadores y Gobiernos es una
herramienta importante para el desarrollo de la
sociedad.
8) El respeto por los principios
fundamentales consagrados en la Declaración de la OIT,
es básico para la creación de trabajos dignos y
empresas sostenibles.
9) La responsabilidad social, tanto
de las empresas como de los demás actores sociales, es
una contribución positiva al desarrollo.
Sobre alguno de estos temas me
extenderé brevemente.
Como se menciona en el primer punto,
la propiedad privada sigue siendo la piedra angular del
desarrollo económico y social. Por ello, sostenemos que
es indispensable su pleno respeto, efectivo
reconocimiento y defensa por parte del Gobierno, sin
titubeos.
Igual que el modelo de la libre
iniciativa. Este solamente puede existir en un marco de
libertad, respeto y democracia.
No hay empleo sin empresas privadas
sostenibles y no hay empresas privadas sostenibles sin
el respeto por la libertad y los valores democráticos.
Y sin ello la gente tendrá menos posibilidades de
prosperar y lograr una vida mejor.
Para tener un sector empresarial
dinámico, deben existir y aplicarse normas jurídicas
claras y estables, que formen parte de una
institucionalidad previsible que de seguridad a quienes
invierten y hacen negocios.
No hace falta mirar muy lejos para
ver que en países donde no se da esta situación, se
produce inmediatamente una desaceleración del
desarrollo, un deterioro de la credibilidad en las
instituciones, pérdida de confianza y desaliento en la
sociedad.
Pero tan mala como la inestabilidad
jurídica -que en algunos países de la región está
dañando su credibilidad y limitando seriamente las
posibilidades de expansión de sus economías- lo es la
inestabilidad macroeconómica, la cual genera
incertidumbre sobre el retorno de la inversión y la
hace desaparecer, provocando efectos traumáticos que se
extienden al resto de la sociedad.
Como se destaca en la declaración,
el desarrollo de empresas sostenibles requiere de un
clima político, social y económico favorable a la
inversión privada y al desarrollo empresarial.
Seamos cuidadosos y preservemos lo
que hemos logrado con tanto esfuerzo. No forcemos las
cosas, para lograr la solución a todos los problemas de
nuestra sociedad en un plazo que resultaría imposible,
sin afectar la estabilidad macroeconómica que hemos
alcanzado con tanto sacrificio.
Mantengamos el presupuesto público
equilibrado, ajustado a las necesidades y posibilidades
del país, y trabajemos para que los gastos que se
realizan puedan ser, por su calidad, asimilables a una
inversión. No olvidemos que tenemos un endeudamiento
muy importante que atender, lo cual nos exige aún mayor
responsabilidad.
Entre todos, démosle al manejo de
los asuntos públicos la relevancia que se merece.
Enfrentemos con imparcialidad el hecho de que tenemos
que mejorar a nuestro Estado y que tenemos grandes
reformas que hacer.
Vemos con buenos ojos algunas
iniciativas del Gobierno que apuntan en ese sentido,
como lo relacionado a la defensa de la competencia, la
unidad de apoyo a la inversión, las mejoras en el
sistema de compras públicas, la independencia del Banco
Central o la creación de la Agencia Nacional de
Investigación e Innovación.
Pero no es suficiente. Es
imprescindible seguir adelante, ya que una sociedad que
no es capaz de hacer las reformas estructurales que
necesita, termina por debilitarse.
Pensemos, por ejemplo, en la
educación, que es la base de la ciudadanía, de la
igualdad de oportunidades y del desarrollo. Ya no
ostentamos los estándares que nos hicieron un país
modelo en el pasado, tal vez porque las políticas
educativas y de formación profesional, hace ya bastante
tiempo que no responden en la forma que deberían
hacerlo a las expectativas de la sociedad y a las
necesidades de quienes crean los empleos.
Tengamos presente en su diseño
conceptos como la formación para el empleo y el fomento
del espíritu empresarial. El éxito de un país depende
de la capacidad de su capital humano para hacer cosas
diferentes, con más valor agregado producto de la
aplicación de la inteligencia y del esfuerzo.
La velocidad a la que cambia el
entorno internacional, nos exige aumentar la velocidad
a la que deben hacerse esas reformas, si no queremos
alejarnos del objetivo de ser un país con futuro.
Estamos en una situación óptima para
encarar esos asuntos. Debe promoverse desde el Gobierno
que las diferentes fuerzas políticas, los empresarios,
los trabajadores y el resto de la sociedad civil,
conjuguen sus esfuerzos detrás de una estrategia común.
El sector industrial uruguayo
reafirma su compromiso con el país y apoyará
decididamente y sin distinciones políticas, como
siempre lo ha hecho, todas las acciones que éste y los
futuros Gobiernos instrumenten a favor del desarrollo
nacional.
Terminemos con las divisiones por
temas irrelevantes, que no hacen más que impedir que se
avance. Hagamos foco en los temas importantes, con
visión constructiva. La gente mantiene viva la
esperanza de que es posible. De que en Uruguay, se
puede.
Estimado Presidente, estimados
amigos:
Los uruguayos recorremos el mundo
desde hace años, buscando ejemplos de cambios exitosos,
para tomar lo mejor de ellos y diseñar nuestra
estrategia de desarrollo.
Los sucesivos Gobiernos democráticos
y el sector privado conocemos muy bien lo que ha hecho
Nueva Zelanda, país con el cual tenemos además el sano
hábito de compararnos. Nuestra reciente visita a ese
país junto al Sr. Presidente, resultó muy ilustrativa
de las enormes posibilidades que tenemos.
También nos hemos identificado con
el modelo chileno y su habilidad para lograr una
inserción internacional envidiable.
Todos hemos escuchado como hizo
Irlanda para pasar de ser un país casi pastoril a uno
de los más ricos de Europa.
Nos sorprendemos cada vez que
analizamos el caso de Finlandia, que en menos de 20
años se convirtió en un paradigma de desarrollo
económico y social.
Igualmente conocemos los casos de
Noruega, Suecia e Israel. Y producto de esta reciente
misión oficial, compartimos con el Sr. Presidente que
tenemos mucho para aprender de la experiencia
vietnamita.
¿Cuáles son los elementos comunes a
todos esos cambios?: la Educación, la empresarialidad,
reglas claras y permanentes para la inversión, certeza
jurídica y respeto del derecho de propiedad, buen
ambiente para hacer negocios, oportunidades de
inversión en infraestructura, Estados eficientes en la
aplicación del gasto, apoyo a la innovación, mejora en
las condiciones de acceso a mercados externos, etc.
¿Por qué no podemos definir
políticas de Estado que nos
satisfagan a todos y llevarlas
adelante, independientemente de cuál sea el color
político del Gobierno?
¿Por qué tenemos que estar
reinventando la rueda cada cinco años y creer que
nuestra forma de pensar, es la única correcta?
¿Cómo podemos salir de esta
situación?
La única forma es dialogar para
sacar conclusiones, transformarlas en objetivos y
comprometernos a alcanzarlos.
Para hacer frente a los desafíos que
el futuro nos pone por delante, es necesario fomentar
la cultura del diálogo basado en la colaboración y no
en la confrontación. El
Gobierno, Partidos Políticos,
empresarios y trabajadores, debemos sumar esfuerzos
para diseñar un futuro común, que nos asegure la
generación de riqueza y empleo como para que el país
crezca y nuestros hijos no se sigan yendo.
Sr. Presidente, amigos:
Para que ese diálogo sea posible y
efectivo, es indispensable la existencia de
organizaciones empresariales y sindicales fuertes,
representativas e independientes, que se reconozcan
recíprocamente como interlocutores en un marco de
respeto y confianza.
También se precisa que el Gobierno y
los Partidos Políticos reconozcan la importancia del
consenso entre los interlocutores sociales, valorizando
los ámbitos de negociación y permitiendo que la
legislación deje espacios para el libre acuerdo entre
las partes.
Tomemos el tiempo que sea necesario
y no lo encaremos como una competencia, en la que cada
uno trata de imponer su posición para sentirse
triunfador. De nada servirá el esfuerzo, si debemos
enfrentarnos a plazos perentorios para redactar leyes
que no contemplan los intereses colectivos y solo
contribuyen a generar más desconfianza entre las
partes.
Dejemos de lado preconceptos,
intereses personales, ideologías o rencores.
Dialoguemos con sinceridad y dediquemos nuestro
esfuerzo a crear consensos que aseguren, no solamente
la paz social, sino también el desarrollo sostenible
para todos.
Muchas gracias.
DISCURSO DEL MINISTRO DE
INDUSTRIA, ENERGÍA Y MINERÍA, JORGE LEPRA EN LA
CONMEMORACIÓN DEL 109º ANIVERSARIO DE LA CÁMARA DE
INDUSTRIAS.
MINISTRO LEPRA: Señor Presidente de
la República, Tabaré Vázquez. Autoridades nacionales y
departamentales, Señores integrantes del Cuerpo
Diplomático, Señores Presidentes de Cámaras
Empresariales, Señores empresarios, Señoras y Señores.
Quiero en primer lugar saludarlos en
un nuevo aniversario de vuestro día y de la Cámara de
Industrias.
Normalmente aprovechamos el fin de
un año para hacer un balance de lo realizado, de lo que
nos hemos propuesto y lo que hemos logrado. Y que
objetivos tenemos pendientes.
La industria es un sector de la
actividad económica, de importancia relevante, porque
en las cadenas de producción, en las que se genera el
valor de los productos nacionales, es difícil que no
haya algún eslabón industrial.
Menciono este hecho, porque sería
muy parcial analizar el sector en forma aislada al
conjunto de la economía.
Si la economía nacional no funciona
no lo hará la industria.
Las decisiones que adoptó el
gobierno, incluida la política económica, tuvieron como
objetivo la mejora del conjunto de la economía, con
atención a la problemática social.
Todos sufrimos la profunda crisis
que, en algunos aspectos comenzó en 1999 y se
profundizó en el 2002, una de las mayores, si no la más
profunda de nuestra historia. En cuanto al nivel de
actividad económica, luego de una importante caída,
desde fines del 2003 y en el año 2004 hubo síntomas de
recuperación.
Estos aspectos positivos no
eliminaron problemas muy profundos. Cuando asumimos el
gobierno, el país enfrentaba un muy elevado
endeudamiento, que superaba el producto nacional de
todo un año y un profundo deterioro social, pues
durante la crisis la pobreza y la indigencia tuvieron
un gran crecimiento.
El elevado endeudamiento implicaba
una carga muy pesada sobre toda la población, en
términos de pago de intereses y amortizaciones, que
necesariamente debían provenir del esfuerzo productivo
nacional.
Y el segundo problema, la crisis
social, nos planteaba un problema ético: no queremos
vivir en un país de bienestar para pocos, queremos
generar condiciones para que la sociedad este
integrada, donde todos los habitantes del país tengan
oportunidad de acceder a un trabajo del que vivir.
Las prioridades para la primera
etapa del gobierno fueron lograr equilibrio
macroeconómico, con sostenibilidad de la economía ante
el elevado endeudamiento y atención de la problemática
social.
Entendíamos que el logro de estos
objetivos nos permitiría consolidar un crecimiento
sostenido con integración social.
Transcurrido la mitad de nuestro
gobierno, nadie puede dudar de los resultados logrados.
La deuda se redujo al 72% del producto y la estimación
es que en el 2009 sea el 52% del mismo, es decir, la
mitad de cuando asumimos. Al mismo tiempo, hubo un
cambio significativo en la composición de la deuda,
pues el endeudamiento condicionado fue sustituido en
gran medida por deuda sin condiciones, lo que significa
para el país mayor independencia en la determinación de
su política económica. Después de décadas, el país es
autónomo de los organismos internacionales de crédito.
Estos resultados se logran en el
marco de un orden fiscal y una política monetaria y
cambiaría coherentes. Algunos de ustedes preferirían
que el dólar tuviera un valor superior. Para algunos
sectores, ello sería muy conveniente, pero deberán
reconocer, primero que los factores que influyen en el
valor del dólar, no son exclusivos de nuestro país,
sino que los sufren otros países, porque están
relacionados al funcionamiento de la economía mundial.
Y, al igual que nosotros, también tienen dificultades
para enfrentarlas.
Asimismo, es claro que algunas
estrategias que otros países adoptaron para sostener el
valor del dólar, generaron efectos macroeconómicos
negativos, cuya tendencia futura todavía es difícil de
percibir.
Por otro lado, ello no ha implicado
un deterioro de nuestro desempeño externo, pues
nuestras exportaciones alcanzan cada año cifras record
y no ha significado una caída en la actividad
industrial, pues el crecimiento de las exportaciones
indica, también mayor actividad de la industria.
Indudablemente existen problemas en algunos sectores, a
los que estamos dando un tratamiento especial.
Los resultados son contundentes:
Hemos logrado tener un crecimiento
sostenido conjunto de la economía, contradiciendo
anuncios pesimistas, la industria ha crecido más que el
conjunto,
Cada año tenemos un nuevo record de
exportaciones, con diversificación de los destinos,
Hay record de inversiones, sin tomar
en cuenta la inversión de Botnia.
La tasa de empleo también tiene
niveles record y el desempleo se redujo en forma
importante. Esto se logró. Hay importantes logros
sociales con reducción de la pobreza y la indigencia. Y
quiero destacar un hecho de gran importancia, porque
existían muchas dudas que pudiéramos lograrlo:
Hemos cumplido con la promesa de que
los programas de ingreso ciudadano eran a término, algo
poco frecuente en la experiencia internacional.
Actualmente la política social se
reorienta hacia programas con contraprestación, donde
se priorizan las opciones laborales.
Como he dicho otras veces, no
mencionamos estos logros con conformismo, solo es un
análisis realista de lo que ocurre en nuestro país.
Consideramos que este orden
macroeconómico, su sostenibilidad externa y el
equilibrio social son condiciones básicas en la que
fundamentar un modelo de desarrollo. Justamente, en la
conformación de este modelo, la industria tiene un
lugar insustituible.
No es posible un crecimiento
sostenido de nuestra economía, sin mejorar la inserción
de nuestra producción en los mercados mundiales.
Nuestro presidente, varios ministros e integrantes de
las cámaras empresariales, hemos desarrollado una
intensa actividad en el exterior, para hacer conocer
nuestro país y para lograr nuevas inversiones y más
exportaciones.
En las negociaciones con otros
países, nuestro objetivo es lograr acuerdos que mejoren
nuestro lugar en la economía mundial.
Los mercados tienen tendencias muy
diferentes, por eso debemos determinar, qué país
queremos, con qué estructura productiva.
Nuestro objetivo es aumentar el
valor agregado y el conocimiento de nuestra producción,
porque son éstos los mercados con precios mejores y
menos inestables. Queremos promover esta orientación en
el crecimiento de nuestra producción. Esto requiere
políticas activas, de carácter horizontal y también
verticales, dirigidas a sectores específicos.
Para elaborar estas políticas se
requiere un estudio de cada sector, de su problemática,
de sus necesidades y de sus alternativas de
crecimiento. Esto lo estamos haciendo.
Las políticas que necesita cada
sector son diferentes. Algunos requerirán estímulos a
su reconversión para retomar la competitividad. Debemos
tener claro que nuestros recursos fiscales no nos
permitirán sino promoción general e intervenciones
sectoriales específicas.
Esta orientación estratégica de
implementar políticas activas, la anunciamos y la
estamos aplicando. Solo mencionaré algunos de los
programas que ya están desarrollándose.
En primer lugar quiero destacar la
importancia del Gabinete de la Innovación y la puesta
en marcha, este año, de la Agencia Nacional de
Investigación e Innovación, con una importante
asignación de recursos para promover la innovación en
toda la economía.
El involucramiento de las empresas
en el proceso de innovación es imprescindible. Damos
una gran importancia a este hecho, porque está alineado
con el logro de un país más inteligente, con productos
de mayor calidad y valor agregado.
En segundo lugar estamos
implementando dos programas de apoyo a la formación de
clusters o conglomerados. Programas similares que
buscan promover la asociación empresarial, para mejorar
la competitividad del conjunto, sin eliminar la
competencia.
Se aplican en todo el mundo desde
hace tiempo con excelentes resultados, en nuestro país
involucran a un importante grupo de sectores, de los
que solo mencionaré como ejemplos, el complejo forestal
maderero, el sector de logística y trasporte, un
conjunto de actividades que se denominaron ciencias de
la vida, el sector calzado y vestimenta, la quesería
artesanal, el software, el sector vitivinícola, las
piedras preciosas en Artigas.
Estas actividades se desarrollan en
varios departamentos, porque es un objetivo del actual
gobierno el impulso de actividades locales, promoviendo
actividades en todo el país, para que la población no
esté obligada a trasladarse a la capital para encontrar
un trabajo.
En tercer lugar, en el presupuesto
de este año se asignaron recursos para contribuir a la
mejora del complejo lanero, textil, vestimenta, que en
nuestro país tiene problemas serios, como en muchos
otros países del mundo.
Estos programas de apoyo se
implementarán en el año 2008 y son indicativos de que
cuando un sector tiene problemas especiales, se le da
una atención especial. Sin duda no es el único sector
en dificultades. Analizaremos cada uno específicamente.
En cuarto lugar, hemos logrado que
el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM)
asigne a nuestro Ministerio más de 1 millón 275 mil
dólares, que se complementarán con asignaciones
presupuéstales, hasta alcanzar el millón y medio para
promover a tres sectores: software, electrónica y
biotecnología.
En quinto lugar, el Ministerio, con
fondos presupuéstales, apoyó a proyectos de
especialización productiva, de desarrollo tecnológico,
de gestión ambiental, que hemos implementado mediante
llamados públicos, para asegurar transparencia
absoluta.
He mencionado algunos programas
dirigidos a sectores específicos. La lista podría
continuar con otros como el trabajo que estamos
haciendo con el sector autopartista y de terminales
automotrices, el farmacéutico, y varios otros, para
promover su crecimiento y mejorar su inserción
internacional.
En varios casos negociando
bilateralmente con Brasil, donde hemos tenido algunos
logros, a pesar del mal momento por el que atraviesa el
MERCOSUR.
El crecimiento sostenido es una
necesidad para mejorar el trabajo y el nivel de vida de
la población, pero también genera problemas. La
infraestructura carretera, la portuaria, la generación
de energía se hacen insuficientes, ante las nuevas
exigencias de un país que crece.
Por eso las importantes inversiones
previstas para los próximos años en infraestructura.
Nuestro ministerio también hace una contribución en
esta área. Se está implementando la interconexión
eléctrica San Carlos Candiota, se ha promovido la
generación de energía de fuentes renovables, asignando
proyectos en biomasa y energía cólica. Se participa
activamente en el proyecto sucroalcolero en Artigas y
construiremos una planta de regasificación, que no solo
significa una nueva gran inversión sino que implica un
importante aumento y diversificación en fuentes de
energía.
Sin duda que el país tiene buenas
condiciones externas y es indudable que estas
contribuyen al lograr dinamismo económico. Pero no
puede desconocerse que las políticas aplicadas no solo
han contribuido al crecimiento y la estabilidad, sino
que apuntan a conformar un modelo de desarrollo
económico social.
Queremos construir un país donde no
sea necesario emigrar para tener un nivel de vida
digno. Este es nuestro proyecto.
Querría terminar con una exhortación
que tampoco es nueva: no todo depende del gobierno. Un
país, una comunidad, requiere de la participación
activa de toda la sociedad. El país necesita
empresarios innovadores, que asuman el riesgo que
implica construir un país mas prospero más inteligente,
más integrado socialmente. El gobierno puede promover,
pero lo que haga el industrial, el empresario en
general, así como el trabajador tiene una gran
importancia en la construcción del capital social que
necesitamos. Es una exhortación y una invitación a
trabajar juntos.
Muchas gracias. |