No hacerse los distraídos
Vázquez: no hay ciencia sin conciencia ni
sociedades prósperas con pobreza y desigualdad
El Presidente Tabaré Vázquez, dijo al recibir la
medalla de oro con la cual fue distinguido por la
Asociación Latinoamericana de Terapia Radiante
Oncológica que abrazó su profesión médica, por el amor
a la vida, la pasión por la libertad, el respeto al
semejante, el compromiso con la dignidad de todos y
cada uno de nosotros.
Vázquez, reconoció que le era muy
difícil hablar en un Congreso Médico, como Presidente
de la República, pero que fue ese conjunto de
compromisos adquiridos en la vida, lo que lo llevó a la
medicina y que luego lo trajo a la responsabilidad
institucional que hoy desempeña por mandato ciudadano.
Recordó que el camino implicó muchos
años de esfuerzo y de trabajo, ya que egresó de la
Facultad de Medicina en 1969 y asumió su cargo como
Presidente en marzo de 2005, pero que la distancia
entre la medicina y la política no es tan larga.
Dijo que la medicina como la
política, la ciencia y la política, juegan un rol
especialmente importante en la sociedad moderna. En el
caso de la ciencia, Vázquez dijo, que como camino para
la búsqueda del conocimiento, es un elemento cardinal
de cultura y valores, es un factor esencial para la
construcción de la democracia, un factor de
competitividad y un elemento de decisión política.
En el caso de la política en tanto
proyecto y procedimiento en la construcción de los
países y de la comunidad internacional sobre valores
humanistas y principios democráticos, resultan factores
claves para los países que no son un entelequia y son
bastante más que sus símbolos, los países son la
dignidad de la sociedad, las condiciones y la calidad
de vida de todos y cada uno de sus integrantes.
Vázquez, remarcó que estos conceptos
implican tener en cuenta que así como no hay ciencia
sin conciencia, tampoco existen sociedades prósperas
con pobreza y desigualdad.
Agregó que la ciencia, la medicina y
la política, son tan importantes en el mundo actual y
en el porvenir, porque ni los científicos ni los
políticos se pueden hacer los distraídos, pero añadió,
que tampoco es posible que en cualquiera de estos
campos quienes por ellos transitan puedan convertirse
en adustos fiscales del universo, en rehenes del no se
puede o en inocuos opinologos.
Destacó que vale la pena tener
utopías si se puede mejorar la calidad de vida de la
gente, pensando y haciendo lo que se dice, porque es el
derecho y la responsabilidad del científico, del
medico, del político y como gobernante, pero sobre todo
como ciudadano.
Dijo que en tiempos de congresos y
globalización de conocimientos, somos una región
oncológicamente subdesarrollada teniendo en cuenta
parámetros como la prevención o diagnostico precoz del
cáncer, la cantidad de enfermos curados y la relación
entre el costo de los tratamientos y los resultados
obtenidos.
Por ello llamó a superar esta
situación, accediendo al desarrollo oncológico que
también es un derecho y una responsabilidad de todos.
El Presidente Vázquez participó en
la ceremonia de apertura del primer Congreso
Latinoamericano de la Asociación Latinoamericana de
Terapia Radiante Oncológica (ALATRO), el Jefe de
Estado, fue galardonado con la medalla de oro de esta
Asociación.
Palabras del Presidente de la
República, Tabaré Vázquez, en el Primer Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Terapia Radiante
Oncológica.
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenas
tardes para todos ustedes. Señor Presidente del
Congreso de la Asociación Latinoamericana de Terapia
Radiante Oncológica; señora Ministra de Salud Pública;
señores legisladores presentes; autoridades nacionales,
departamentales; autoridades e integrantes de ALATRO;
colegas participantes en este Congreso, de nuestro país
y quienes nos visitan; señoras y señores; amigas y
amigos:
Primero -como decimos siempre-
primero lo primero, y lo primero es decir gracias.
Gracias a la Asociación Latinoamericana de Terapia
Radiante Oncológica por distinguir al Uruguay
realizando su primer congreso en este país. Gracias a
ustedes por estar aquí. Gracias y además, bienvenidos.
Gracias por invitarme a participar en la apertura de
este Congreso. Gracias por el afecto con que me han
recibido. Y gracias, muchas gracias, por esta medalla,
por este reconocimiento con el que me han distinguido.
Recibirlo es un honor que me
trasciende pues más allá de mi condición profesional o
de mi labor en el área de la radioterapia oncológica,
esta distinción que hoy recibo es un reconocimiento al
país en que nací y que tanto me ha dado; al sistema
educativo en el cual me formé: la escuela, el liceo y
la universidad del Estado; a los maestros que me
enseñaron este oficio. Son muchos, y ante la
imposibilidad de nombrarlos a todos, menciono algunos,
porque son tantos: Maurice Tubiana, Edmond Mulet,
Carlos Pérez, Helmut Kasdorf, Nathan Trainin y tantos,
tantos otros a los que recuerdo con mucho cariño.
Es un reconocimiento, también, a mis
compañeros de trabajo en la Universidad de la
República, en el Instituto de Oncología y en las
instituciones en las cuales aún -en la medida de mis
posibilidades- ejerzo hoy mi profesión.
Es un reconocimiento a mis
colaboradores, amigos y familiares, que conocen mi
pasión por la medicina y que además de conocerla la
sobrellevan.
Queridos colegas; amigas y amigos:
Créanme que no me resulta sencillo
hablar como Presidente de la República en un congreso
médico: "se me cruzan los cables, se me entrevera",
como se dice usualmente.
Sin embargo, hay un "cable" que me
recorre sin cruzarse, que es el amor a la vida, la
pasión por la libertad, el respeto al semejante, el
compromiso con la dignidad de todos y cada uno de
nosotros.
Ese "cable", esos elementos, fueron
los que me llevaron a la medicina y que me trajeron
también a la responsabilidad institucional que hoy
desempeño por mandato ciudadano.
Debo admitir que aunque el recorrido
llevó unos cuantos años (egresé de la Facultad de
Medicina en diciembre -dentro de dos días- el 6 de
diciembre de 1969, dentro de dos días van a hacer 38
que egresé de la Facultad de Medicina. Entre ese tiempo
y el que asumí la Presidencia de la República, aquí
mismo en este edificio, en marzo de 2005, la distancia
entre la medicina y la política no es tan larga, como
esa distancia de años transcurridos.
No solamente porque el edificio de
nuestra querida Facultad de Medicina está a doscientos
metros de este salón, sino también -y principalmente-
porque la medicina y la política, la ciencia y la
política -y estoy hablando de política con mayúscula-
juegan un papel especialmente importante en las
sociedades modernas.
Importante, en el caso de la
ciencia, como búsqueda del conocimiento, elemento
cardinal de cultura y valores, factor esencial, la
ciencia, en la construcción de la democracia, factor de
competitividad y sin duda, cada vez más, elemento de
decisión política.
Importante, en el caso de la
política, en tanto proyecto y procedimiento en la
construcción de los países y de la comunidad
internacional sobre los mismos valores que tiene la
ciencia: valores humanistas y además, principios
democráticos.
Pero los países no son una
entelequia y son bastante más que sus símbolos; los
países son la dignidad de su sociedad, las condiciones
y la calidad de vida de todos y cada uno de sus
integrantes.
Remarco esto pues así como no hay
ciencia sin conciencia, tampoco hay sociedades
prósperas con pobreza y desigualdad. No hay que
confundir la riqueza o la opulencia de algunos con la
prosperidad de todos.
Ahora bien, si la ciencia, la
medicina en particular y la política son tan
importantes en el mundo actual y en el porvenir, ni los
científicos ni los políticos podemos "hacernos los
distraídos".
Tampoco podemos convertirnos en
adustos fiscales del universo, en rehenes del "no se
puede", "no vale la pena" o en inocuos "opinologos".
Yo creo que para los científicos, los médicos y los
políticos sí vale la pena tener utopías, sí se puede
mejorar la vida de la gente, sí hay que decir lo que se
piensa y hacer lo que se dice.
Es nuestro derecho y es nuestra
responsabilidad como científicos, como médicos, como
políticos, como gobernantes, pero sobre todo, como
ciudadanos.
En cierta forma, ALATRO y este
Congreso así, señor Presidente, lo demuestran.
Colegas, amigas y amigos:
En tiempos de tantas cumbres, de
tantos congresos, seminarios, publicaciones, siglas,
observatorios y hasta "conversatorios" sobre la
globalización y los procesos de integración regional,
la Asociación Latinoamericana de Terapia Radiante
Oncológica es integración concreta, práctica y de la
que no se queda en los papeles y en las fotos, sino de
la que incide directamente en la vida de la gente. Como
ustedes lo están haciendo, trabajando día a día, junto
a vuestros enfermos.
Es fundamental que así sea si se
tiene en cuenta que hay una relación directa -y cada
vez más- entre calidad de vida y enfermedad, que la
pobreza, la pobreza es el factor de riesgo más
importante para enfermar y morir de cáncer y que en
Latinoamérica hay 200 millones de pobres y 79 millones
de indigentes.
La Unión Internacional Contra el
Cáncer dio las cifras del número de cánceres que hubo
en el año 2002: diez millones de casos nuevos. El 50%
de ellos fueron en países del mundo desarrollado; el
otro 50% fueron en países del mundo subdesarrollado.
Pero la Unión Internacional Contra
el Cáncer dio las cifras probables del número de
cánceres nuevos que tendrá el mundo en el año, no 2002,
sino en el año 2020: no serán diez millones de casos
nuevos, serán dieciséis millones de casos nuevos; y no
serán el 50% en el mundo desarrollado y el 50% en el
mundo subdesarrollado. Doce millones de esos dieciséis
serán casos en el mundo de los países subdesarrollados,
porque la pobreza -que va ligada a tantas cosas, entre
otras, a una mala dieta, a infecciones o por ejemplo,
al consumo de tabaco- es un factor etiológico de primer
nivel en el riesgo de contraer y morir de cáncer. ¡Vaya
si los científicos, los médicos y los políticos
tendremos que trabajar juntos para superar esta
instancia que se nos presenta en el horizonte!
Colegas, amigas y amigos:
Si este acto fuera de entrega de
premios "Oscar" o "Grammy", esta intervención hubiera
sido extensa e insoportable; y ustedes, además, tienen
muchas cosas que hacer. Por si acaso, entonces, aquí
finalizo.
Pero antes, permítanme -una vez más-
agradecer y felicitar a los organizadores y
participantes de este Congreso, así como a los de la
Cumbre de Sociedades de Radioterapia Oncológica y del
Curso de Física para la Radioterapia Clínica realizados
previamente.
A todos, a todos ustedes, mi
reconocimiento, mi afecto y mis deseos de buena estadía
y buen trabajo en Uruguay. Bienvenidos y muchas
gracias. |